lunes, 10 de febrero de 2025

MUJERES DE LA GENERACIÓN DEL 27.


Se llama la “Generación del 27” se refiere a un conjunto de escritores y poetas españoles del siglo XX que se dio a conocer en el panorama cultural alrededor de 1927, con motivo del homenaje a Luis de Góngora organizado aquel año en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte del autor del Siglo de Oro, y como relevo de la generación del 98 y el novecentismo.
Coincidieron con una generación de grandes poetas y escritores y también  con una época de cambios revolucionarios. El reconocimiento no fue por igual, pero no es cuestión de buscar culpables, la época en que vivieron era la que era. Ellas tienen el mérito de que siendo mujeres supieron abrirse paso y haber roto moldes en una época muy difícil
Solo una pequeña semblanza de estas personalidades.

MARÍA ZAMBRANO ALARCÓN

Málaga, 22 de abril de 1904, murió en Madrid, en febrero de 1991.  Filósofa y ensayista fue  discípula de Xavier Zubiri y colega de José Ortega y Gasset. Su extensa obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX, tras un largo exilio. Recibió los galardones literarios, el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Cervantes en 1988.






CONCHA MÉNDEZ 

Nació en Madrid en 1898. Amiga de Luis Buñuel,  de García Lorca y Rafael Alberti, frecuentó reuniones, lecturas poéticas y exposiciones con la joven generación artística de los años treinta. En 1926 publicó su primer libro, "Inquietudes". En 1932 se casa con el también poeta Manuel Altolaguirre, en cuyos proyectos intervendría.

MARÍA TERESA LEÓN 


Fue compañera y amiga durante más de cuarenta años del poeta Rafael Alberti. Ella fue una gran escritora, novelista, ensayista, dramaturga y traductora. Escribió libros tan emotivos como su libro de memorias, Memoria de la melancolía.











ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN 


Fue la mujer de otro poeta Juan José Domenchina secretario durante la guerra de Manuel Azaña.
Gerardo Diego sufrió presiones para no incluirla en la obra antológica “Poesía española contemporánea”. Pero él la incluyó como miembro de su propia generación










ZENOBIA CAMPRUBÍ AYMAR 

Una catalana que se casó con , que  no es un poeta considerado de la generación del 27, sí tuvo mucha influencia en esa generación en sus inicios. Ella se  convirtió desde el primer  momento y hasta su fallecimiento, 40 años más tarde, en compañera inseparable y decisiva colaboradora del poeta.
Ya de joven escribía cuentos en castellano y en inglés, y a desarrollar sus dotes literarias.  Interesada por la obra del poeta y pensador indio Rabindranath Tagore, lo  traduce al castellano partiendo de las prosificaciones en inglés que de su obra hiciera el propio Tagore.






ROSA CHACEL 

Nació el 3 de junio de 1898 en Valladolid. En 1915 se matricula en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando para estudiar escultura, materia que abandona en 1918.
Comienza a frecuentar el café Granja del Henar y el Ateneo, donde dará su primera conferencia polémica sobre "La mujer y sus posibilidades". En abril de 1921 se casa con el pintor Timoteo Pérez Rubio. En 1922 se trasladan a vivir a Italia.
En 1930 publica su primera novela, Estación. Ida y vuelta. Tres años después viaja a Berlín por seis meses. En estos años formativos recibe la influencia de Proust y del Joyce de Retrato de un artista adolescente, pero también de Freud y Nietzsche. Entra en el círculo de Ortega y Gasset. Publica en la Revista de Occidente dos relatos, y también en La Gaceta Literaria. Con la llegada de la Guerra Civil  Pérez Rubio se alista y Chacel firma el Manifiesto de los intelectuales antifascistas. En febrero de 1937 se trasladan a París hasta que en marzo 1939 se mudan a Sudamérica a vivir entre Río de Janeiro y Buenos Aires.

Era hija del XVII Duque del Infantado, Joaquín de Arteaga y Echagüe Silva y Méndez de Vigo
Nació en Zarauz, Guipúzcoa, en septiembre de 1902. A los 24 años era doctora en Ciencias Históricas. Escribió poesías, libros y artículos de temas históricos y religiosos. Entró en el Monasterio de la Concepción Jerónima de Madrid en 1934, donde profesó en 1936. Fue una gran historiadora y entre otras obras escribió la biografía de su familia “La Casa del Infantado" así como "Una mitra sobre dos mundos"  la del Venerable Don Juan de Palafox y Mendoza. La obra ocupó toda la vida de Sor Cristina de la Cruz Orteaga: desde los 15 años, en que descubrió en su propia casa los legajos inéditos del archivo personal del Venerable, lejano pariente suyo; a la tesis doctoral de 1925, premio extraordinario de la Universidad Central de Madrid.

MARUJA MALLO 
 
Gallega de nacimiento nació en 1902 y murió en 1995. Fue una pintura surrealista muy comprometida con la República. Considerada de vanguardia interior española.
En la década de los 20 trabaja para varias publicaciones como La Gaceta Literaria, El Almanaque Literario o la Revista de Occidente y realiza portadas de varios libros. Frecuenta a Ortega y Gasset. Colaboró con Alberti, conoció a Miguel Hernández.
Colaboró intensamente con Alberti hasta 1931, quedando constancia de este trabajo conjunto los decorados del drama "Santa Casilda"
Al estallar el conflicto bélico del 36, Maruja Mallo huye a Portugal, donde la recibe Gabriela Mistral, quien en aquel momento era embajadora de Chile en Portugal. Gabriela Mistral, le ayudó a trasladarse a Buenos Aires, recibiendo una invitación de la Asociación de Amigos del Arte, a dar una serie de conferencias sobre la temática popular en la plástica española, "Proceso histórico de la forma en las artes plásticas", en Montevideo y luego en Buenos Aires,  iniciando así su exilio en Argentina que desde 1937, duraría 25 años. Allí siguió pintando, dando clases y cultivando amistades, entre ellas, Pablo Neruda.

MARGARITA GIL ROËSSET 

Nació en Madrid en 1908 y murió en 1932  Fue  escultora, ilustradora, poetisa española, fue una niña prodigio. A los siete años ya mostraba una extraordinaria capacidad para el dibujo.
Gracias a su escultura, Marga Gil, quien se instruyó por sus propios medios, fue aceptada en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1930 y de 1932. Su mejor escultura fue el busto de la esposa de Juan Ramón Jiménez, Zenobia Camprubí. En el ámbito de la ilustración, combinaba modernismo y simbolismo e ilustraba  los cuentos que escribió Consuelo Gil Roësset de Franco, su hermana. Es probablemente uno de los ejemplos más duros y singulares del expresionismo español.
Margarita era admiradora de Zenobia Camprubí, conocida por ser traductora del poeta bengalí Rabindranath Tagore y esposa de Juan Ramón Jiménez. En 1932, en un recital de ópera Margarita y el matrimonio fueron presentados. La escultora quedó enamorada de él. Marga decidió de inmediato hacer un busto de Zenobia. Como era imposible el amor con un hombre casado y Margarita era muy religiosa, decidió suicidarse.

MARGARITA MANSO

Después de morir su padres cuando aún ella era muy joven, su familia se instaló poco después en Madrid. Acudió a la Academia San Fernando, donde Julio Romero de Torres fue su profesor más destacado.
En dicho recinto educativo la pintora hizo enorme amistad con Maruja Mallo y Alfonso Ponce León (con quien se casó en 1933), sirviendo de fuente inspiradora constante en sus pinturas destacadas. Él era un falangista militante que fue secuestrado en la puerta de su domicilio por los franquistas. Durante 1936, la dictadura le quitó todo a Margarita Manso. Su esposo apareció muerto en una cuneta. La musa de la Generación del 27 comenzó a desaparecer. A tal punto, que sus hijos desconocieron las vivencias de su madre adolescente. El sangriento conflicto armado desatado en el año 1933 significó la desaparición pública de las obras de Margarita Manso. 

Quedó así conformada la Generación del 27. El relato de la visita del grupo de amigos al monasterio de Santo Domingo de Silos es muy famoso: como el ingreso era exclusivo para hombres, Maruja Mallo y Margarita Manso decidieron disfrazarse de hombres y así pudieron visitar el cenobio.
“Las Sin Sombrero”. Este ensayo “surrealista” lo ejecutaron Dalí, García Lorca, Manso y Mallo como forma de plantarse ante ciertas normas absurdas. En esa época era impensable acudir a espacios públicos con la cabeza descubierta, pero eso fue exactamente lo ocurrido en La Puerta del Sol de Madrid a principios de 1920. 

domingo, 9 de febrero de 2025

INVASIÓN MUSULMANA SIGLO X - (Parte 5)

Estamos en el siglo IX. Hemos narrado una parte de la invasión vikinga en Hispania en época de al-Andalus.
El emir decidió encomendar a Al-Ghazal, diplomático la misión de remontar el Atlántico y acordar la paz. Este partió con una carta de Abd al-Rahmán II y con regalos para los escandinavos. Su destino fue Irlanda. Otros historiadores creen que debió ser Dinamarca. Pero de lo que sí que ha quedado constancia es de la impresión que causaron los musulmanes entre los nórdicos una vez llegaron a su destino. La reunión entre el embajador musulmán y el rey transcurrió con total normalidad. Comenzaron leyendo la carta del emir, y después pasaron a entregarse obsequios. En lugar de volverse inmediatamente a Al-Ándalus, al-Ghazal aceptó la invitación extendida por los nórdicos para pasar un tiempo entre ellos.
Mientras Abderramán II crea una flota con varias atarazanas (arsenales) uno de ellos en Sevilla. Dotándose así de una marina no solamente para detener a los normandos sino también era asegurar la supremacía en el Mediterráneo Occidental. También construyó fortalezas en las desembocaduras de los ríos (rábidas en romance).
Navarra y los Banu Qasi. En lo que hoy conocemos como Navarra, el norte de la comunidad permaneció poco tiempo bajo dominio musulmán y pronto se organizó en un núcleo cristiano, de fugaz sometimiento al Imperio carolingio y con centro en la ciudad de Pamplona, población fundada en época romana por Pompeyo sobre un asentamiento vascón preexistente denominado “Iruña”. Su primer soberano en el norte fue Íñigo Arista, hacia el 810, cabeza conocida de la primera dinastía navarra. De este modo se conformó el Reino de Pamplona. Íñigo Arista, señor de Pamplona, se le considera como el fundador del reino y patriarca de la dinastía.

Musa ib Musa 
era el gobernador de Tudela en el 842 y sintiéndose postergado por el emir decidió rebelarse. Sufrió un primera derrota y buscó ayuda en Íñigo Arista, rey de Navarra con quien estaba emparentado. Era en realidad un reino latente, aún débil. Fueron derrotados los aliados en el 843. No obstante se firmó un tratado de paz entre el emir y los navarros, en el que se les reconocía su independencia mediante un tributo anual. También la dinastía Iñiga sufrió un secuestro por parte de los normandos y hubo de pagar un rescate muy fuerte que costó un tiempo reunir. Esto deja a las claras que las posibilidades del reino eran escasas. Apenas se hallaban organizadas las rutas de peregrinación a Santiago, que se convertirían en una importante fuente de ingreso a su paso por Roncesvalles. El emir fue generoso y dejó a Musa seguir siendo el gobernador de Tudela después de que jurase fidelidad. Pero a los pocos años el muladí volvió a sublevarse. En los años siguientes amplió su poder adueñándose de casi toda la Marca Superior y dominando además de Tudela, también Zaragoza y Huesca. Se titulaba a sí mismo “Tercer rey de España”. Fueron temibles su aceifas (razias o ataques sorpresa), contra la Marca Hispánica, expugnando Tárrega y asolando Barcelona en el 856.
Recordemos que Abderramán II muere en el 852 y le sucede su hijo Mohamed I, (852 al 886).
Los Banj Qasi de Zaragoza se rebelaron al morir el emir en el 852. Toledo y Navarra también se rebelaron con el apoyo de Ordoño I de Asturias. Fueron derrotados y aunque Toledo volvió a rebelarse en el 871, Mohamed los venció y ordenó levantar unas fortalezas en la frontera de la Marca Media, (digamos la actual Madrid y parte de Castilla la Mancha). Entre ellas la de Maŷrit (Madrid), con el propósito de vigilar la sierra de Guadarrama y proteger Toledo de los reinos cristianos del norte y de asentar la autoridad de Córdoba en esta región. 

Muralla árabe en Madrid. Detrás la catedral 
Todavía hoy podemos observar parte de la muralla. Esta fundación es el embrión de la actual ciudad.
En el 880 Omar ben Hafsún, un andalusí de antepasados visigodos, se rebeló contra el emirato de Mohamed I. Hasta el 19 de enero de 928, cuando, tras haber resistido más de 50 años los ataques cordobeses, Bobastro fue tomado por los hombres de Abd al-Rahman III. (emir desde el 912 al 929. Hasta que fueron sometidos los territorios de Zaragoza, Toledo y Badajoz permanecieron independientes de la autoridad de emir de Córdoba.
Mezquita de Córdoba 
Califato De Córdoba (929-1031. Durante la fase del  nuevo “Emirato independiente” que duró cerca de dos siglos, desde el 756 al 912, se había  consolidado el poder del islam de Hispania. Sólo escapaban al control de los emires musulmanes las comarcas montañosas del norte de la península Ibérica, en donde a duras penas subsistían las gentes allí establecidas, ya fueran miembros de los pueblos prerromanos de aquel territorio (galaicos, astures, cántabros, vascones, etc.) o godos refugiados. Pero el emirato fue dividiéndose en territorios independientes dado la existencia de una sociedad formada por la indígena y la árabe-bereber, apenas relacionadas. Fue la concesión de “Señoríos”, en zonas fronterizas llamadas Marcas, incluso con el apoyo de los reyes cristianos.
Como señalamos en el 928, cuando, tras haber resistido más de 50 años los ataques cordobeses, Bobastro fue tomado por los hombres de Abd al-Rahman III. Hasta que fueron sometidos los territorios de Zaragoza, Toledo y Badajoz permanecieron independientes de la autoridad de emir de Córdoba.
Abd al-Rahman III.
Esta y otras victorias hicieron que el emir controlara todo al-Andalus pudiera proclamar su califato (929), medida simbólica que significaba la superioridad dentro y fuera de Al-Andalus.
Mientras los cristianos van extendiendo sus territorios a costa de los musulmanes.
Todo esto fue creando una tierra de nadie peligrosa, despoblada, que se extendía hasta el valle del Duero, en la que las familias de colonos cristianos pobres se instalaban poblando por su cuenta y riesgo, echándole valor. Se unían para defenderse con fortificaciones y a su manera empezaron una reconquista sin imaginar lo importante que era aquello.
Abderramán III ve con recelo el poder pujante de los reinos cristianos de León y Navarra, Los venció en la batalla de Valdejunquera en el 920 y posteriormente en el 924.
La política  expansiva del califato se frena como consecuencia de que Ramiro II de León vence en Simancas en el año 939, y conquistó la fortaleza omeya de Margerit, (Madrid) y parece que la mantuvo un año (932), Osma (933) y aunque fue cercado en esta misma ciudad y devastados la plaza o ciudad de Burgos y el monasterio de Cardeña por los musulmanes, pudo reemprender nuevas expediciones victoriosas contra Zaragoza (937) y Pamplona (939).
En el año 951 muere Ramiro de León, hombre determinante para las luchas cristianas de la época. Los musulmanes se reorganizan y controlan la práctica totalidad de la península por primera vez de forma efectiva.
Los largos gobiernos de Abd al-Ramán III y de su hijo Al-Hakan II (961-976)supone el apogeo del Califato cordobés. El control político, la supremacía religiosa y el productivo comercio y la fiscalidad, hicieron los mejores años del Califato. Pero se supo mantener un poderoso ejército y la burocratización, todo en control del califa.
Córdoba fue casi la capital del mundo. Exportaba cultura y un lugar desde donde se dominaba otras culturas y pueblos. La Córdoba de Abderramán III contó con una economía fuerte, basada en el comercio y alimentada por una incipiente industria artesana, a la que se sumaban también unos recursos agrícolas más avanzadas que el resto de las civilizaciones de su tiempo. La moneda de oro cordobesa era básica en sus relaciones comerciales y se convirtió en la referencia de la época.
El Califato de Córdoba que existirá desde el 912 al 1009, llevando al Califato a ser la primera economía conocida tras la caída del imperio romano.
CALIFATO DE CÓRDOBA (año 1000)
Nadie duda de que la época del Califato de Córdoba fue la época del máximo esplendor político, cultural y comercial de al-Ándalus. Abderramán III fue el octavo soberano Omeya de España y el primero que asumió el título de Califa. El monarca siempre tuvo una obsesión: Hacer de Córdoba la principal ciudad de Europa, compitió durante décadas con Bagdad y Constantinopla, que respectivamente eran las capitales del Califato Abasí y el Imperio bizantino.
Los historiadores discrepan sobre el número de habitantes que Córdoba podía tener, algunas fuentes apuntan a que llegó a superar el millón de habitantes, con importantes ciudades secundarias en su entorno como Zaragoza, Granada o Almería.

viernes, 7 de febrero de 2025

LAS LAGRIMAS DEL REY BOABDIL DE GRANADA

El monarca de Granada había luchado nueve años y permanecieron junto a su esposa con el sufrimiento de tener secuestrados por los reyes cristianos a sus hijos a cambio de su libertad y otras condiciones. El rey chico, como era conocido Boabdil, dejaba a su amada, Morayma, su esposa, que le había dado dos hijos y que había sufrido junto a él por el asedio de la ciudad por los Reyes Católicos, en Mondújar, un pueblo de Granada.

En enero de 1492, cuando Boabdil se rindió, ellos pensaron que les serían devueltos los hijos.  Los cristianos no entregaron a los niños, por precaución, aunque algunos nobles intercedieron ante los monarcas. Finalmente, después de un año devolvieron al hijo menor. El mayor había muerto años atrás. Ahmed vio a su madre, enferma y postrada, pero ni la reconoció. El marido trato de calmar a su esposa explicándole que había sido educados en la fe católica y ese mismo desdén lo había tenido con él. Pero la pena de Morayma no la pudo soportar sumida sin consuelo, la reina Morayma fallecía en Laujar de Andarax en 1493, sobre finales de agosto, en el camino hacia Fez, hacia donde se dirigía con su familia. Su cuerpo fue trasladado a la mezquita de Mondújar, que Boabdil había construido para que los restos de los nazaríes descansaran allí, siendo enterrada según el rito musulmán, pues la reina profesaba una inmensa religiosidad. El rey Nazarí había llorado la pérdida de Granada y ya solo pensaba ahora en marchar a África pero guardó la compostura.

Cuando terminaron las exequias, fueron todos hacia el cementerio, donde a la entrada estarían Munkar y Nankir, los responsables de juzgar la vida llevada por los fallecidos. Se depositó el cuerpo en la tumba, mirando a la Meca. Terminado esto la comitiva marchó a dar el pésame a Boabdil y al resto de la familia. Pocos meses después, en octubre, Boabdil, junto con 6.000 personas más, abandonarían para siempre el reino de Granada.

Mientras que un vencido Boabdil salía camino del exilio en compañía de su madre, la vengativa Aixa. Al coronar uno de los cerros que anticipan la sierra, Boabdil descendió del caballo, se giró y, mientras contemplaba compungido el perfil de Granada al atardecer, con sus palacios y torres reflejando la delicada luz dorada que baña la ciudad los días de invierno, se echó a llorar. Es entonces cuando dicen las lenguas de doble filo que Aixa pronunció: "Llora, llora como mujer lo que no supiste defender como hombre". Pero esto último no es cierto. La frase la escribió por primera vez, tres siglos después, el padre Echevarría en una obra titulada “Los paseos de Granada”. De ser cierta, sería una gran injusticia. Boabdil luchó por Granada, no fue un buen guerrero, no fue hábil negociador, pero se dejó llevar por los consejos de su madre, pues fue ella quien hizo que su hijo traicionara a su padre y se aliara con los poderosos y pérfidos clan de los Abencerrajes.

De ahí que sea conocido como Boabdil el Desdichado. Sus lágrimas siguen hoy inspirando a poetas, y el lugar donde las derramó se llama desde entonces Puerto del Suspiro del Moro.
Poco tiempo después, cuando se echó a navegar, sin mirar hacia tierra, dobló la rodilla hundido por la tristeza, sin reino ni reina y profundamente abatido. Buscó algo donde asirse para no caer, hasta que una mano infantil rozó el cuerpo de Boabdil. 
Se volvió y en los ojos de su hijo encontró el brillo de los ojos de su amada. Maryam bint Ibrahim al-atar, (Morayma)

 

jueves, 6 de febrero de 2025

INVASIÓN MUSULMANA SIGLO IX - (Parte 4)

La región controlada por los reyes francos (Carolingios), llegó hasta la zona entre los pirineos y el mar. De ahí salieron los cinco condados de Barcelona, Ampurias, Gerona Rosellón y Urgel-Cerdaña, que nunca fue una unidad administrativa. Al principio vinculados al reino de Aquitania, dentro del marquesado de Tolosa,  y en el año 817 se reorganiza el Imperio Carolingio y estos condados fueron el Marquesado de Gothia, cuyo primer marqués fue el conde Bera de Barcelona. Para aclarar en pocas palabras digamos que el territorio ganado a los musulmanes por el Imperio Carolingio  se configuró como la Marca Hispánica, que iba desde Pamplona hasta Barcelona. 


Los condados más importantes fueron los de Pamplona, constituido en el primer cuarto del siglo IX en reino; Aragón, constituido en condado independiente en 809; Urgel, importante sede episcopal y condado con dinastía propia desde 815; y el condado de Barcelona, que con el tiempo se convirtió en hegemónico sobre sus vecinos, los de Ausona y Gerona.
En Mérida la capital de la “Marca Inferior”, fue centro de la oposición bereber a la que se sumaron muladíes y mozárabes.
Casi ocho años de luchas costó dominar la zona al emir, del 805 al 813.  El hecho es que la aplicación de la fuerza y un poder despótico sin límites logró pacificar al-Andalus.
Y mientras tanto en Asturias que iba desde Galicia hasta Vizcaya, vive en ese momento años de esplendor. La amenaza musulmana sigue vigente, pero ha sido controlada. El reino goza de un periodo poco frecuente de paz.
Por otro lado cuando Carlomagno envía a su hijo Ludovico Pío para tomar el control de Pamplona, con el conocimiento de Alfonso II de Asturias, esto inquieta sobremanera al emirato de Córdoba. El emir responderá con una fuerte ofensiva en 816; su punto culminante será la batalla del río Orón, una de las más tremendas de este primer siglo de la Reconquista.
El Emirato de Córdoba tenía razones para sentirse amenazada; aquello ya no era un pequeño reducto rebelde.

ALHAKAN II 
Alhakán organizó un ejército formidable. Señaló un claro objetivo: una vez más, el punto de unión de asturianos y navarros, en el sureste de Álava. Los musulmanes en algún momento de su camino, se toparon con una cuantiosa fuerza cristiana: pamploneses, guerreros de Alfonso II,  incluso huestes vasconas. Parece probable que el propio Alfonso II estuviera allí.
Abd al-Karim ordenó a sus tropas detenerse hasta el alba del 26 de mayo del 816. El ataque musulmán se estrelló contra las defensas cristianas. Viendo a los musulmanes en apuros, los cristianos optaron por pasar a la ofensiva pero todo parecía perdido para la coalición cristianas Los cristianos que pudieron escapar a la matanza escalaron hacia las alturas y, desde allí, sometieron a los sarracenos a una inclemente lluvia de rocas.
Pasaron hasta trece jornadas consecutivas. Una fuerte lluvia de varios días hizo que los moros levantaran el campo. En ambos bandos habían caído muchos hombres. Así que, aun a costa de enormes sacrificios, los cristianos habían conseguido detener la gran ofensiva.
Y después de la batalla de río Orón las cosas  cambiarían, ante todo, para Navarra y el Imperio carolingio. Y también cambiarían mucho las cosas para Alhakán, el emir de Córdoba, que había fallado nuevamente en su intento de cimentar su autoridad sobre una gran victoria. Inmediatamente se recrudecerían los trastornos internos en Al Andalus. Quien mejor parado salió  fue Alfonso II. Ante el rey de Asturias se abría ahora un periodo de relativa paz: el emirato tardaría varios años en volver a atacar las fronteras del reino cristiano del norte.

ABDERAMMÁN II 
Con el pacífico reinado de Abderramán II  (822-852), nos encontramos en un periodo clave de la historia musulmana en la península. El emir sentó las bases político-administrativas, económicas y culturales. Es a partir de aquí cuando podemos hablar de una completa islamización de al-Andalus. Lo importante de ese periodo es el levantamiento de los mozárabes cordobeses que habría de prolongarse durante años. Los mozárabes gozaban de autonomía, eran numerosos en Córdoba, Mérida, Toledo y Zaragoza. Estaban regidos por un conde y con fuero propio de la época visigoda. Y con un juez propio. Conservaban sus diócesis, sus iglesias y monasterios y practicaban su rito mozárabe. Pero hablaban y escribían en árabe. Las razones que provocaron los levantamientos no están del todo claras pero si se puede asegurar que la cuestión impositiva era una de ellas y otra la islamización de la corte. Se quejaban de que no podían ejercer su religión con libertad. Un hombre luchador, San Eulogio, impulsó la recuperación de la doctrina cristiana verdadera y el rechazo a las costumbres islámicas. Esto hizo que muchos mozárabes blasfemaran contra el Islam, lo que se castigaba con la muerte. La represión fue cruel y esto empujó a que algunos mozárabes se islamizaran y otros huyeran a regiones cristianas, donde la cultura mozárabe continuó viva.
Se produjo una ola de martirios voluntarios a partir del 850. Abderramán II a pesar de controlar una época de avances tuvo también que sofocar una rebelión en Orihuela y fundó Murcia sobre un asentamiento romano en el 831. Un miembro de la familia de los Banu Qasi hizo de la frontera superior (Navarra), un foco de continuas revueltas hasta el comienzo del califato, lo que permitió la consolidación del reino de Navarra y la creciente autonomía de los condes aragoneses. Abderramán II muere en el 852 y le sucede su hijo Mohamed I (852 al 886).

INVASIÓN VIKINGA 
Está claro que todos estos problemas facilitaron la marcha de lo mozárabes a los núcleos cristianos del norte, en particular a Asturias. Más adelante Al-Hakam era el emir (961 al 976) que subió los tributos y Luis el Piadoso prometió ayuda a los mozárabes.
Para colmo de males aparece la primera expedición vikinga en las costas asturianas en el año 844. Arribaron varias veces a la Península. Está demostrado que llegaron a pisar tierra en Galicia, Vasconia y Al-Ándalus. Al menos, eso dicen las crónicas de la época. Fueron divisados por primera vez en Gijón. Luego se dirigieron a las costas gallegas y a continuación siguieron por el litoral Atlántico Peninsular de norte a sur, de manera que, pasando por Lisboa, llegaron a Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, hasta llegar a Sevilla remontando el río Guadalquivir, la cual saquearon en septiembre de ese mismo 844. Destruyeron la mezquita de la ciudad, acabaron con la vida de muchos de sus habitantes y también hicieron esclavos. Desde aquí atacaron ciudades del entorno como Coria, Morón de la Frontera, Medina-Sidonia y Niebla. En todos los lugares causaron cuantiosos daños, tanto materiales como en vidas humanas. Tras saquear Sevilla durante una semana, los vikingos siguieron internándose. Fue entonces cuando el emir, Abd al-Rahman II, organizó un ejército para defender la ciudad. Según las crónicas musulmanas, la victoria árabe fue aplastante en la  batalla de Tablada (Aljarafe, provincia de Sevilla), el 11 de noviembre de 844, que enfrentó al emirato de Córdoba con las huestes de vikingos.
Fue la primera incursión vikinga importante en la península, terminó provocando el envío de una embajada omeya al encuentro de los nórdicos. A pesar de que esta primera llegada de los vikingos fue causa del azar. Sin duda alguna ya habían oído hablar sobre las riquezas y la majestuosidad de Al-Ándalus. “En sus correrías, los vikingos debían haber escuchado muchas historias sobre la riqueza y el esplendor de Al-Ándalus, la brillante corte de los Omeyas en Córdoba, el reino que en la Europa del siglo IX podía mostrar la mayor concentración de opulencia y esplendor”, sostiene Eduardo Morales, autor de uno de los capítulos del libro “Los vikingos en la Península Ibérica”.
Poco más de un mes después del saqueo de Sevilla fueron derrotados en batalla en el mismo lugar en el que, hoy en día, se encuentra el aeropuerto. Después de esto, los supervivientes llevaron a cabo alguna que otra correría y no se supo nada más de ellos hasta el año siguiente, y para entonces ya se encontraban en Aquitania.
Parece ser que algunos de los vikingos optaron por rendirse a Abd al-Rahmán II, quien se tomó bastante en serio el ataque vikingo a sus costas. También recibió una visita de un embajador enviado por el “rey de los vikingos”.
 

LOS MOZÁRABES

A los cristianos que viven bajo el poder musulmán que invade España desde el 711 se les llama “mozárabes”. Desde el siglo IX están en minorí...