viernes, 7 de febrero de 2025

LAS LAGRIMAS DEL REY BOABDIL DE GRANADA

El monarca de Granada había luchado nueve años y permanecieron junto a su esposa con el sufrimiento de tener secuestrados por los reyes cristianos a sus hijos a cambio de su libertad y otras condiciones. El rey chico, como era conocido Boabdil, dejaba a su amada, Morayma, su esposa, que le había dado dos hijos y que había sufrido junto a él por el asedio de la ciudad por los Reyes Católicos, en Mondújar, un pueblo de Granada.

En enero de 1492, cuando Boabdil se rindió, ellos pensaron que les serían devueltos los hijos.  Los cristianos no entregaron a los niños, por precaución, aunque algunos nobles intercedieron ante los monarcas. Finalmente, después de un año devolvieron al hijo menor. El mayor había muerto años atrás. Ahmed vio a su madre, enferma y postrada, pero ni la reconoció. El marido trato de calmar a su esposa explicándole que había sido educados en la fe católica y ese mismo desdén lo había tenido con él. Pero la pena de Morayma no la pudo soportar sumida sin consuelo, la reina Morayma fallecía en Laujar de Andarax en 1493, sobre finales de agosto, en el camino hacia Fez, hacia donde se dirigía con su familia. Su cuerpo fue trasladado a la mezquita de Mondújar, que Boabdil había construido para que los restos de los nazaríes descansaran allí, siendo enterrada según el rito musulmán, pues la reina profesaba una inmensa religiosidad. El rey Nazarí había llorado la pérdida de Granada y ya solo pensaba ahora en marchar a África pero guardó la compostura.

Cuando terminaron las exequias, fueron todos hacia el cementerio, donde a la entrada estarían Munkar y Nankir, los responsables de juzgar la vida llevada por los fallecidos. Se depositó el cuerpo en la tumba, mirando a la Meca. Terminado esto la comitiva marchó a dar el pésame a Boabdil y al resto de la familia. Pocos meses después, en octubre, Boabdil, junto con 6.000 personas más, abandonarían para siempre el reino de Granada.

Mientras que un vencido Boabdil salía camino del exilio en compañía de su madre, la vengativa Aixa. Al coronar uno de los cerros que anticipan la sierra, Boabdil descendió del caballo, se giró y, mientras contemplaba compungido el perfil de Granada al atardecer, con sus palacios y torres reflejando la delicada luz dorada que baña la ciudad los días de invierno, se echó a llorar. Es entonces cuando dicen las lenguas de doble filo que Aixa pronunció: "Llora, llora como mujer lo que no supiste defender como hombre". Pero esto último no es cierto. La frase la escribió por primera vez, tres siglos después, el padre Echevarría en una obra titulada “Los paseos de Granada”. De ser cierta, sería una gran injusticia. Boabdil luchó por Granada, no fue un buen guerrero, no fue hábil negociador, pero se dejó llevar por los consejos de su madre, pues fue ella quien hizo que su hijo traicionara a su padre y se aliara con los poderosos y pérfidos clan de los Abencerrajes.

De ahí que sea conocido como Boabdil el Desdichado. Sus lágrimas siguen hoy inspirando a poetas, y el lugar donde las derramó se llama desde entonces Puerto del Suspiro del Moro.
Poco tiempo después, cuando se echó a navegar, sin mirar hacia tierra, dobló la rodilla hundido por la tristeza, sin reino ni reina y profundamente abatido. Buscó algo donde asirse para no caer, hasta que una mano infantil rozó el cuerpo de Boabdil. 
Se volvió y en los ojos de su hijo encontró el brillo de los ojos de su amada. Maryam bint Ibrahim al-atar, (Morayma)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL CARDENAL RICHELIEU Y SU INFLUENCIA EN CATALUÑA

El famoso cardenal Richelieu será siempre recordado como el malo de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. Pero los españoles deberíamos r...