sábado, 27 de diciembre de 2025

REINO DE NAVARRA (segunda parte)

 

Muerto Sancho III en el 1035, el reino de Navarra se desmembró. Como dejó entre sus hijos la herencia repartida. A García le correspondió Navarra, Castilla fue para Fernando, que desde entonces fue con la categoría de reino, y Aragón, también como reino a Ramiro. Los condados de Sobrarbe y Ribagorza fueron para Gonzalo. El último rey de Nájera, Sancho Garcés IV es asesinado por su hermano, con lo cual ya no existen los reyes de Nájera. Se divide el reino y la parte navarra quedó anexionada al Reino de Aragón, poniendo fin al "Reino de Nájera", pasando a denominarse Señorío de Nájera y Ducado de Nájera. Del reino de Pamplona surge, tras unos primeros años de expansión y la posterior merma territorial a manos de Castilla y Aragón, el Reino de Navarra que se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra, al sur de los Pirineos y la Baja Navarra o Navarra Continental, al norte de la cordillera pirenaica, (actual Francia). Se fundan Vitoria y San Sebastián, hacia el 1200 con una labor repobladora. Pero Castilla después de un largo sitio se hizo con Guipúzcoa y Álava. Pese a todo Navarra participará en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que destacó el monarca navarro Sancho VII el Fuerte. La muerte sin descendencia de Sancho VII, supone la entronización en Navarra durante casi dos siglos de dinastías francesas, la de Champaña, la Capeta y la de Évreux. 


BANDERA DE NAVARRA. (siglo XIV)

En la ciudad de Pamplona es arrasado el barrio de la Navarrería por tropas francesas en 1276 y extendiéndose la confrontación por toda Navarra, venciendo éstos a los aliados castellanos e implantando el acercamiento de Navarra a Francia. Se produce la instauración de la Casa de Trastámara en Aragón a mediados del siglo XV con Fernando de Antequera. Con los años se llevaría a una guerra civil en 1441, cuando Juan II de Aragón (rey consorte de Navarra, Trastámara)) se quedó para sí el trono, en vez cederlo a su hijo Carlos, Príncipe de Viana, al que le correspondía. La guerra civil persistió tras la muerte de Carlos, Príncipe de Viana en 1461 y a la de Juan II en 1479. A finales del siglo XV el rey de Aragón Fernando el Católico realizaba continuas injerencias en la guerra civil de Navarra en apoyo a los Beamonteses, (partidarios del antiguo bando nobiliario de los Beaumont). Éstos eran contrarios a los agramonteses (partidarios del antiguo bando nobiliario de los Agramont). En 1512 el rey de Navarra se vio obligado a firmar el Tratado de Blois, por el cual conseguía apoyo del reino de Francia ante una posible agresión. Esto fue considerado por Castilla y Aragón como una beligerancia, ya que Francisco I de Francia estaba enfrentado al aragonés Fernando. Hemos de saber que la llamada Baja Navarra es una actual región del País Vasco Francés. Fernando el Católico, que era hijo de Juan II y su primer matrimonio con la reina Blanca de Navarra, inició la invasión, y entonces una ciudad de 8.000 almas y mal fortificada, firmó la rendición. En 1513, las Cortes de Navarra, convocadas en Pamplona por el virrey castellano y sólo con la asistencia de beamonteses, nombraron a Fernando el Católico rey de Navarra. El 7 de julio de 1515 las Cortes de Castilla en Burgos, anexionan el Reino de Navarra al de Castilla. 
El nuevo rey se comprometió a respetar los fueros del reino. La conquista de la Alta Navarra no finalizó aquí, ya que Catalina de Foix y Juan III de Albret, y posteriormente Enrique II, apoyados por los monarcas franceses, hicieron hasta tres intentos militares de recobrar el reino. En 1516, aprovechando la muerte de Fernando el Católico realizaron uno de los intentos. 


 JUAN II DE ARAGÓN 
El ejército fue derrotado en el Roncal. Sin éxito la vía militar, se intentó la diplomática-ca. Así tuvieron lugar dos encuentros entre las partes que no arrojaron ningún éxito, por lo que los reyes navarros, apoyados por Francia, realizaron un último intento bélico. En 1521, aprovechando la Guerra de las Comunidades que asolaba Castilla, deseosos de debilitar a toda costa al rey (ya entonces Carlos I), tuvo lugar un alzamiento generalizado en toda Navarra que después de tres años de batallas hubieron de rendirse obteniendo un perdón. En 1530, el rey de Navarra Enrique II, mantuvo la independencia del reino de la baja Navarra. Los reyes posteriores continuaron jurando las leyes propias navarras. En esta parte del reino de Navarra continuó la dinastía Albret-Foix que entroncaría con la de Borbón, quienes llegaron a reinar en Francia y estos territorios navarros les conferían la dignidad real, y muy celosamente sus sucesores la conservaron separada, aún después de acceder al trono de Francia llevaron la titulación de reyes de Francia y Navarra. Luis XIII aceptó una reconciliación en 1611. En 1620 publicó el edicto de incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Francia, conservando a sus habitantes en sus fueros, franquezas, libertades y derechos. Durante la Guerra de Sucesión Española, (1701) Navarra (a pesar del fiero sentimiento antifrancés del pueblo) se posicionará a favor del duque de Anjou (futuro Felipe V) en lugar de por el archiduque Carlos de Austria. Es por ello por lo que tanto Tudela como Sangüesa fueron ocupadas por las tropas austracistas. A la finalización del conflicto, Navarra, al igual que las provincias vascas, conservaron sus fueros a diferencia de la Corona de Aragón

viernes, 26 de diciembre de 2025

NAVARRA - REINO (primera parte)


Los vascones, antiguo pueblo autóctono, posiblemente una de las tribus íberas, ocupaban la actual Navarra y parte de Aragón. Con la llegada de los romanos el territorio formó parte de la provincia romana Tarraconensis. Luego a la caída de los romanos los vascones fueron sometidos por los visigodos pero se sublevaron en tiempos de Leovigildo, en el 581, invadiendo y conquistando la Aquitania, que por ello se llamó Gascigne, (Gascuña), en el 587. Hubo entonces una Vasconia francesa (Aquitania), y otra propia o española. Frente a ambos se alzaban los pueblos Visigodos al sur y los Francos al norte. Con la invasión de los árabes en el 711, la época musulmana para los vascones fue una continuación de las luchas para defender su independencia de cualquier invasor, ya fuesen romanos, visigodos o musulmanes. No obstante, con los musulmanes, su aristocracia se convirtió y respetaron las posesiones y ascendencia social.

La Península durante el reinado de Sancho III 
Destacó una estirpe la de los Banu Qasi, convertidos al Islam. Y se aliaron a la familia de los Arista de Pamplona cuyo representante Ínigo Arista fue elegido rey. La dinastía de los Arista gobernó Navarra, sujetos a los emires cordobeses hasta comienzos del siglo X. De este linaje surgió Ben Muza, que fue el valí de Zaragoza. Al desaparecer los reinos visigodos, Vasconia quedó sometida a la influencia franca por un lado y por el otro al poder de las monarquías asturleonesa primero y al Condado de Castilla más adelante. Aunque los musulmanes consiguieron penetrar en los Pirineos occidentales, nunca la ocuparon por mucho tiempo, dejando zonas aisladas, entre ellas Navarra, lo que impidió asimismo que se convirtiera en parte de la Marca Hispánica de Carlomagno, quien aprovechando la rebelión del gobernador de Zaragoza para intervenir en la Península, atravesó en el año 778, con un ejército franco el territorio vascón y destruyó y redujo a ruinas a Pamplona, capital de los vascones que eran aliados. Abandonó el proyecto de tomar Zaragoza dada su dificultad. Pero, en agosto de 778 con un poderoso ejército se dirigió al norte, por Roncesvalles. Allí fueron objeto de una hábil emboscada por los vascones (o árabes, posiblemente), que ocasionaron una gran pérdida en la retaguardia del ejército de Carlomagno que estaba dirigida por un familiar, Roldán, Se hizo famosa, incluso hoy en día se conoce La Chanson de Roland, que inmortalizó el evento. En lo que hoy conocemos como Navarra, el norte de la comunidad permaneció poco tiempo bajo dominio musulmán y pronto se organizó en un núcleo cristiano de fugaz sometimiento al Imperio carolingio y con centro en la ciudad de Pamplona, población fundada en época romana por Pompeyo sobre un asentamiento vascón preexistente denominado “Iruña”. 

ESTATUA DE ÍÑIGO ARISTA EN MADRID

Su primer soberano como dijimos fue Íñigo Arista, hacia el 810, cabeza conocida de la primera dinastía navarra. De este modo se conformó el Reino de Pamplona. Íñigo Arista, señor de Pamplona, se le considera como el fundador del reino y patriarca de la dinastía. En el año 923 el rey pamplonés Sancho Garcés I junto a Ordoño II de León recuperan Nájera y La Rioja del dominio musulmán. Estos territorios quedan en manos de García Sánchez, hijo del anterior, denominándose Reino de Nájera. También se convierte en rey de Pamplona, estableciéndose en Nájera, con lo cual el reino pasa a llamarse Reino de Nájera-Pamplona. La desaparición del Califato de Córdoba liberó a los navarros de enemigos por el flanco sur, lo que permitió a su rey Sancho III el mayor, (1000-1035), concentrarse en sus ambiciones expansivas. El rey Sancho III el mayor, impulsó el reino, lo amplió, fomentó el camino de Santiago, acuñó moneda y celebró Cortes, originando una legislación. Estaba casado con la hermana del conde de Castilla, García Sánchez, y al morir éste asesinado, Sancho el mayor incorporó a su reino el condado castellano como protectorado y también otros condados como el de Gascuña y el de Barcelona que le rindieron vasallaje. Al casarse su hermana Urraca con el rey leonés Alfonso V, el rey navarro pretendió afianzar la unión de los reinos, pero al morir el leonés se avivaron las diferencias entre los reinos. Vermudo III rey de León, se casó con una hija de Sancho, Jimena, lo que animó a defender la causa de Vermudo contra los levantiscos nobles asturianos. Sancho III el mayor fue el primer monarca moderno, el que siguió las prácticas europeas de feudalismo. Guarda para sí el título de Emperador hasta entonces reservado a los reyes de León. Facilitó la entrada de la orden del Cluny y abrió la ruta hacia Santiago a los peregrinos europeos. Muerto Sancho III el reino se desmembró. Como dejó entre sus hijos la herencia repartida. A García le correspondió Navarra, Castilla fue para Fernando, que desde entonces fue con la categoría de reino, y Aragón, también como reino a Ramiro. Los condados de Sobrarbe y Ribagorza fueron para Gonzalo. Estamos en el año 1035.

jueves, 25 de diciembre de 2025

ASTURIAS - PRIMER REINO CRISTIANO

El primer núcleo de resistencia cristiana se formó en la actual Asturias y tuvo como protagonista a Pelayo, un noble visigodo. La batalla de Covadonga (722), dirigida por don Pelayo fue decisiva porque a raíz de esta, los musulmanes abandonaron aquellas tierras y nunca más volvieron. Lo de Covadonga pudo ser solo una escaramuza, pero a los apaleados godos les devolvió el orgullo y la confianza perdidos. La presencia de nobles que se habían refugiado en la zona contribuyó a darle un carácter institucional a las empresas de resistir al empuje musulmán. 

DON PELAYO 
El caso de don Pelayo, según algunos historiadores, parece ser que en realidad fue una simple emboscada para consolidar la posición. Y su valor era meramente simbólico. Lo cierto es que para los reducidos reinos cristianos posteriores, don Pelayo fue la encarnación de la resistencia contra Al-Andalus, y el punto de unión entre la Hispania visigoda y los nuevos reinos cristianos que fueron formándose. Hay numerosas narraciones por parte de los cristianos que exageran desmesuradamente, incluso con ayudas de la divinidad, pero si es cierto que la victoria supuso la muerte del caudillo musulmán Al-Kama. Llamamos a ese periodo Reino Astur, y de hecho los primeros gobernantes no se auto titulaban reyes, sino “Prínceps”.
Alrededor del 714 los moros habían aparecido en el valle del Ebro y dos años después toman Pamplona. El territorio fue campo de batalla entre musulmanes, francos y vascones. El Imperio carolingio trató de proteger la zona con apoyo de los núcleos de resistencia cristianos y en su afán de dominio del territorio, alcanzó alianzas con las familias más poderosas de aquellas tierras. Los vascones siempre intentaron deshacerse tanto del yugo musulmán como del franco, como lo demuestra la batalla de Roncesvalles en el 778 contra el ejército de Carlomagno, y su política díscola con el emir de Córdoba. El avance musulmán se detuvo en la cordillera Cantábrica y en los Pirineos. Los habitantes de estas zonas crearon sus propios núcleos primigenios de reinos cristianos. La zona de los Pirineos estaba tomada por el Imperio Carolingio ante el avance musulmán, y tuvo una fuerte influencia gala. En su parte occidental se creó el Reino de Pamplona, en la oriental el Imperio Carolingio dominaba la Marca Hispánica que había establecido para detener el avance musulmán, y entre ambas, el Condado de Aragón. No obstante los hispano-romanos y visigodos que componían la población de la península, todos cristianos, a la vez que se desarrolló al-Andalus fueron creando núcleos de resistencia a los musulmanes, primero en el norte y luego irán avanzando y creando lugar a los reinos cristianos medievales, que son los que se encargarán de hacer frente al musulmán, recuperar territorio al cristianismo o someterlos de alguna forma. En la franja norte de la península, desde Galicia a Cataluña, grupos armados combatían a los musulmanes. Operaban sobre todo en la zona cantábrica y eran insumisos a cualquier gobierno desde la época romana, estaban apenas controlados por los visigodos. Aunque se presentan estos hechos como el principio de la Reconquista, más bien parece una continuación de la actitud habitual de los montañeses. Si bien los reinos cristianos no existían entes de la invasión musulmana fueron resistiendo los ataques musulmanes y pudieron destruir guarniciones y atraer a la población visigoda y fundar el hecho y derecho del reino Astur en la persona de Alfonso I, con la corte de Cangas de Onís en el 739. Pensemos que los visigodos llevaban en la península desde el reino visigodo con capital en Toledo desde el 507 y gobernaron hasta la llegado de los musulmanes en el 711. Doscientos años de convivencia con los hispano-romanos, con la mezcla de la población y la unidad lingüística, (los visigodos hablaban el gótico, una lengua germánica extinta, hablada por el pueblo visigodo. Actualmente no existen lenguas derivadas de ella), fueron hablando el latín de los hispanos aunque algunos términos góticos permanecieron y el acceso a la cultura vendría por sí solo con el tiempo. Para finales del siglo VI, escasa o no, la cultura abarcaría a ambas poblaciones. Lo que quiero decir que aquellos visigodos del principio, ya no existían, y eran tan hispanos como los demás, ya que compartían lengua y religión. Volviendo al reino Astur, la presencia de nobles visigodos, refugiados en la zona cantábrica, contribuyó a iniciar de una forma institucional la empresa de constituir un reino. Don Pelayo, descendiente del rey Chindasvinto y fugitivo de la batalla de Guadalete, aclamado como jefe venció a los musulmanes en Covadonga. Los musulmanes despreciaron la zona porque en ese tipo de terreno no estaban habituados a combatir.

Cueva de Covadonga donde se atribuye ser el escenario de la batalla
Tras aquella batalla de Covadonga comienza a organizarse la monarquía. Alfonso I aprovechó las revueltas musulmanas para hacer incursiones en el valle del Duero y atravesando el Ebro llegar a La Rioja. Pero cuando se fundó el Emirato de Córdoba se hicieron fuertes en el norte dejando una zona desierta entre ellos y el emirato recién fundado. Cesaron los avances cristianos y durante las siguientes monarquías el reino Astur fue vasallo del cordobés pagando los correspondientes tributos. Estaba claro que se oponían a estos pagos y dejaron de hacerlo con Alfonso II. Los musulmanes saquearon Oviedo y al volver fueron vencidos en el 794. Es con Alfonso II (791-842) con quien la monarquía se afianza gracias al triunfo de las tesis hereditarias de acceso al trono. Entre los siglos VIII y X el reino astur se expande por las despobladas tierras del valle del Duero y se traslada la capital de Oviedo a León, denominándose desde entonces Reino de León. Será Alfonso II quien conciba el proyecto de la Reconquista y protagonice la primera peregrinación del camino de Santiago al ser descubierta la tumba del apóstol bajo su reinado. Con Alfonso III (866-910) se extenderá la frontera hasta la línea del río Duero, repoblando la zona. A mitad del siglo IX se liberó León del asedio islámico y se venció al ejército musulmán. Los islámicos no pudieron tomar Galicia por mar y a finales del siglo se resistió en Zamora al asedio árabe. El reino Astur llegó a tomar Lisboa, y se contó con el respaldo incondicional de la población mozárabe, que eran cristianos que vivían en zonas árabes, impregnados de la mentalidad visigoda. Esto fundamentó el encadenamiento entre la monarquía y la sociedad visigoda y la astur. El elemento simbólico fundamental de la lucha contra el emirato fue el descubrimiento de unos restos que se atribuyeron al apóstol Santiago y así Compostela comenzó a ser la etapa final de una peregrinación que unió a todos los reinos cristianos peninsulares y de media Europa, impulsada además por el propio Carlomagno. 


En el año 1031 desaparece el Califato de Córdoba y se forman los pequeños reinos Taifas. Poco a poco irán siendo tomados por los reinos cristianos y siendo entonces vasallos de esos reinos y pagando un impuesto por ello.
Los reinos cristianos realmente se sentían herederos del reino visigodo, y debían encargarse juntamente con la defensa, de ocuparse de la expansión de la religión cristiana, aunque no se ajustaban a fronteras naturales. El mayor enemigo de la integración peninsular fue el concepto patrimonial de los reinos, es decir, que no buscaban la unidad como lo consiguieron los visigodos, sino que los reyes se sentían propietarios de las tierras conquistadas y las dejaban en herencia. Los reinos cristianos se van formando desde el siglo VIII al XI. Van extendiendo sus territorios a costa de los musulmanes.

miércoles, 24 de diciembre de 2025

ENRIQUE IV E ISABEL - CONFLICTOS (1454-1467)

Enrique era hijo de Juan II de Castilla y de su primera mujer, María de Aragón. Nació en 1425. Era débil de carácter, abúlico y retraído.
Entre los compañeros de su juventud se contaba Juan Pacheco, que sería su hombre de confianza. Dominado por Juan Pacheco, un noble castellano que consiguió dominar la voluntad del rey, hombre intrigante e interesado sin escrúpulos. Enrique convirtió la corte castellana en un prostíbulo feminoide. El rey se dedicaba a la caza, a la danza y la música y también a prácticas deshonestas sin ningún recato, aficionado a las costumbres musulmanas en el vestir y comer, y tenía una guardia moro generosamente pagada.

JUAN II DE CASTILLA Y LEÓN
En 1440 se celebró el matrimonio del príncipe Enrique con la infanta Blanca de Navarra, hija de la reina Blanca I de Navarra y de Juan II de Aragón y Navarra. En mayo de 1453 se declaró nulo el matrimonio de Enrique y Blanca. Se pensaba una impotencia sexual de Enrique debida a un maleficio. Enrique alegó que había sido incapaz de consumar el matrimonio, a pesar de haberlo intentado durante más de tres años, periodo mínimo exigido por la Iglesia, llevaban trece años de matrimonio. 
En el pueblo de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, nació Isabel de Trastámara el 22 de abril de 1451. Hija de Juan II de Castilla y de su segunda esposa Isabel de Portugal. Al nacer era infanta de Castilla, ya que el heredero y por lo tanto Príncipe de Asturias era su hermano de padre Enrique, (futuro Enrique IV),  hijo de Juan II del primer matrimonio con su prima María de Aragón. Dos años después de Isabel nació Alfonso en noviembre de 1453, En Tordesillas nació Alfonso de Castilla, hijo de Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal, por lo que su hermana Isabel pasaría a quedar en tercer lugar en la sucesión a la corona.
El rey de Castilla Juan II murió en julio de 1454, por lo que Isabel que tenía tres años no se podría acordar siquiera de su padre. La reina viuda, Isabel de Portugal, seguía siendo la administradora de los bienes, pero con el control de varios religiosos, lo que hace sospechar que ya el marido pensaba en que la reina sufría algún desequilibrio mental, lo que se corroboró, pues a la muerte de su marido ella entró en una profunda depresión, lo mismo que le pasaría a su nieta Juana con Felipe “el hermoso”, años después.
Enrique IV ya rey de Castilla se alió con el reino de Portugal y se materializó en 1455 casándose en segundas nupcias con Juana de Portugal. La boda se celebró sin acta notarial ni una bula papal, ya  que eran primos segundos.

ENRIQUE IV DE CASTILLA Y LEÓN 
Enrique IV envió a sus hermanos, Isabel y Alfonso, con su madre a Arévalo lejos de la corte y cerca de Medina del Campo. Isabel recibió una esmerada educación de acuerdo con lo que se esperaba que aprendiera una princesa del momento. El pueblo de Arévalo está asociado a la niñez de Isabel. Allí es donde se crea su vinculación con la orden franciscana y en especial con Hernando de Talavera. Isabel está condenada desde su primera juventud al cuidado de su madre (loca seguramente), y de su hermano que nunca maduró. Allí fue educada por los monjes en la pobreza y la oración. Nos situamos en un mundo muy lejano al nuestro, pero debemos de tratar de entender, sin juzgar, para comprender la vida y obra de esta mujer. Isabel iba creciendo y quienes la rodeaban insistían en presentarla como un chiquilla especialmente despierta. Fue importante su mentor, Gonzalo Chacón, al que le profesaría un gran afecto que duró toda la vida.
En 1458, falleció el rey de Aragón, sucediéndole su hermano, el rey Juan II de Aragón y de Navarra, que era primo carnal del padre de Enrique IV, (Juan II de Castilla, coincidencia de nombre y numeral), este era el padre de Fernando, el futuro Fernando el católico.
Se formó una Liga nobiliaria en 1460, que planteó un control de los gastos, y aceptó al hermano de padre del rey, Alfonso, como príncipe de Asturias. Enrique IV fue un rey conflictivo, disoluto e impotente y falto de carácter.
En testamento, su padre, Juan II, había dejado en herencia al infante don Alfonso que fuese maestre de la orden de Santiago. Título muy importante durante siglos. Enrique IV por contra se la concedió a Beltrán de la Cueva, con la desaprobación de la nobleza. El rápido ascenso de Beltrán no es bien visto, sobre todo por el marqués de Villena, Juan Pacheco y Alfonso Carrillo, importante prelado, obispo de Sigüenza.

BELTRÁN DE LA CUEVA 

Habían pasado seis años cuando la reina anuncia que está embarazada, lo que provoca gran alborozo en el rey y sospechas en otros. Así las cosas la reina Juana de Avis ve que la línea de sucesión a la corona está marcada por ese nacimiento, ya que desplaza a sus hermanastros, Alfonso e Isabel. Por lo que se decide llevar a la corte a ambos, por seguridad, se argumenta, hasta ver que se hará con ellos, pero separándolos de su madre que quedaría en Arévalo.
La hija de Enrique IV obtuvo el reconocimiento de todos los nobles y eclesiásticos de sucesora por ser hija del rey y su esposa Juana, otorgándole el título de Princesa de Asturias, formalidad tradicional en Castilla que aún se conserva para quién es heredero a la corona. Pero Pacheco protestó por ello por escrito pero no explica por qué no tenía derecho la niña. Se puede decir que pensaba que le correspondía a Alfonso, por ser varón y por lo tanto no podía ser desplazado en la sucesión. O porque pensaba que no era hija legítima.
Lo cierto es que el documento no fue exhibido en esas fechas, sino mucho después, como ya veremos. A pesar de todo Juan Pacheco la apadrinó en su bautizo, siendo las madrinas, su propia esposa y la infanta Isabel que tenía once años.

ALFONSO DE CASTILLA

Las voluntades testamentarias del rey Juan II iban siendo burladas una a una. Cuellar que le correspondía a Isabel pasó a manos del de la Cueva. El señorío de Arévalo le fue despojado a su madre, la reina viuda, entregándose a Álvaro de Zúñiga, que iba a contraer matrimonio con una hija de Pacheco. Estos y otros muchos hechos que sufrió en carne y en su familia, las guardó Isabel en su memoria y en su mentalidad de que dado que el destino de las mujeres de esta clase social, estaban ligados a las uniones para enaltecerlas y no para destruirlas, esto sucedería de forma que ella misma tomaría la decisión, matrimonio político podría ser, pero con su voluntad, no sin ella.
Enrique nombra a Beltrán de la Cueva conde de Ledesma, lo que hace pensar en que es un pago por los servicios prestados. La hija de Enrique IV, Juana, obtuvo el reconocimiento de todos los nobles otorgándole el título de Princesa de Asturias, formalidad en Castilla que aún se conserva.
El rey Enrique tenía sus partidarios. El más leal los nobles de la casa Mendoza. en septiembre de 1464 el rey cedió a la presión de una gran parte de la nobleza castellana y nombró Príncipe de Asturias a su medio hermano Alfonso. A pesar de ello, el descontento nobiliario no disminuyó y en junio de 1465 las Cortes, o parte de ellas, con Pacheco a la cabeza, se reunieron en Ávila, derrocaron a Enrique y proclamaron rey de Castilla a Alfonso, de solamente 11 años de edad, con el nombre de Alfonso XII. Este episodio fue llamado por sus detractores "la farsa de Ávila", nombre con el que ha pasado a la historia. Al parecer fue en torno a este momento cuando los nobles empezaron a propagar el rumor de que Juana no era hija de Enrique IV sino de su valido Beltrán de la Cueva, de ahí el apodo de Juana "la Beltraneja" con el que se la ha conocido posteriormente.

JUAN PACHECO 

La Farsa de Ávila fue un acto burlesco que era una indignidad, que intentaba poner en ridículo a Enrique IV, destronarlo y proclamar en su lugar al príncipe Alfonso como rey de Castilla. Por lo tanto en Castilla había dos reyes, enemigos y hermanos de padre.
Estalló entonces la guerra abierta entre los partidarios de Enrique IV y los de Alfonso XII, una guerra que terminará tres años después, en 1468. Pero Alfonso reinó incluso con el nombre de Alfonso XII durante tres años. Fue un títere en manos del marqués Pacheco y no fue seguido por muchos castellanos que seguían fieles a Enrique IV. Pero tuvo una corte con actividad cultural a la que acudían caballeros de renombre.
Pasado el invierno de 1465 a 1466 era evidente que ambos bandos en lucha no estaban en condiciones de obtener la victoria. Pacheco sabedor que no podría asaltar la fortaleza de Segovia, ofreció al rey una propuesta de paz. Eliminaría a su rival (Alfonso) de la escena política. El rey debía alejar de la corte a los Mendoza y fundamentalmente a Beltrán de la Cueva y devolvería a él los cargos que había ostentado y a la vez ofrecería a Isabel para casarla con su hermano, Pedro Girón. Éste era un hombre bruto, ya maduro para Isabel, ambicioso y hombre violento. Enrique dio su consentimiento. Y también Alfonso. Isabel se encomendó a la protección de Dios, según la espiritualidad que le habían enseñado. En el viaje de vuelta Girón se sintió enfermo y sorpresivamente murió en abril de 1466.
La muerte de Pedro Girón detuvo toda negociación y prosiguió la guerra. En el mes de agosto de 1467 ambos bandos se enfrentaron en Olmedo, conocida como la Segunda Batalla de Olmedo. Realmente ninguno fue vencedor claro, pero Enrique IV no se atrevió a proclamar su victoria ante sus tropas, cosa que si hizo Alfonso aconsejado por su valedor, experto en asuntos militares. Se dice que en realidad el que combatió con la armadura de Alfonso fue Gonzalo de Córdoba, (el que sería El Gran Capitán), su protector, e indujo a Alfonso a declararse vencedor.

ISABEL DE CASTILLA 
Las cosas se complican y entra en el asunto el papa Paulo II como pacificador. Encarga las negociaciones al nuncio papal ante la corte de Enrique IV y embajador de este en Roma, con plenos poderes. Pronto sentenció que la legitimidad de la corona pertenecía a Enrique IV y las cosas debían volver a como estaban en 1464, Alfonso volvería a ser infante, pero recordemos que había sido proclamado Príncipe de Asturias, es decir heredero a la corona, lo que desplazaba a la hija del rey, Juana, (la Beltraneja).
 

ARAGÓN REINO (primera parte)

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