domingo, 6 de agosto de 2023

LOS CELTÍBEROS


Se llama genéricamente a los pueblos celtas e íberos mezclados que habitaron la península desde finales del Bronce, hasta la romanización. El término denomina también de forma genérica los idiomas que utilizaban. La unión con los íberos para los celtas fue enriqueciendo su cultura, por lo que poseyeron escritura, cerámica a torno, urbanismo, etc., hasta el punto de que ofrecen un importante conjunto epigráfico, testimonio directo de su lengua y su mentalidad, dejando atrás las tradiciones literarias irlandesas medievales. Estas características también explican que griegos y romanos se refirieran a ellos con el acertado nombre de celtíberos. Iniciaron su andadura hacia el siglo VI a.C. y su final se sitúa en el año 133 a.C. fecha de la caída de Numancia ante los romanos. Celtiberia se configura como una región geográfica individualizada en las altas tierras de la Meseta Oriental englobando la actual provincia de Soria, parte de Guadalajara y Cuenca, el sector oriental de Segovia, el sur de Burgos y La Rioja y el occidente de Zaragoza y Teruel, llegando incluso a la zona nor-occidental de Valencia. Belos, en Zaragoza, Lusones en Guadalajara, Arévacos, deriva de “are y vacceos”, Arévalo, Soria, Numancia. Berones en Varea, La Rioja. Lusitanos, Portugal y Extremadura. Vetones en Ávila. Vacceos, Burgos, Palencia y Valladolid, Salamanca. Carpetanos en el centro, norte y oeste peninsulares. Aunque los límites de uno y otro son difíciles de marcar ya que las delimitaciones se solapaban de unos y otros.

El resto de la península quedó dividida en una serie de tribus de las cuales unas eran puramente celtas y otras íberas, y otras de varios de aquellos hombres primitivos aún, anteriores a estos dos pueblos. Estas tribus, por la dificultad en las comunicaciones formada por valles pero separados entre sí por altas montañas, vivían aisladas. También luchaban entre sí. Desde el siglo II a.C. acuñaron moneda. Dado lo heterogéneo de las evidencias arqueológicas de la cultura celtíbera, resulta difícil definirlos en un solo rasgo. No obstante, nos consta que hablaban prácticamente una misma lengua, el celtíbero, cuyos testimonios escritos, tardíos, se extiende por los territorios descritos.

Adoptaron tardíamente la escritura y se sirvieron de ello del alfabeto íbero. Los vetones llegaron en el siglo VI a.C. imponiéndose a la población indígena, más numerosa, esclavizándola. El nombre “cultura de los verracos”, procede del gran número de esculturas esculpidas en bloques monolíticos de granito que se encontraron en su territorio, los más famosos, los “Toros de Guisando”.
El pueblo más fuerte de la meseta castellana fueron los carpetanos. Propietarios de tierras fértiles. Existen razones para afirmar que se dedicaron a la agricultura ya que sus tierras eran fértiles y porque cuando el caudillo Viriato se apropió en el 145 a.C. del ganado de otros pueblos, a los carpetanos les obligó a tributar con cereales. Los Montes de Toledo, bajo dominio carpetano les proveían de metales, mientras que la ganadería se explotó en esos montes y en las serranías de Cuenca y del Sistema Central. Fueron el gran problema del cartaginés Aníbal para la conquista de Sagunto. Fueron enviados a cruzar los Pirineos hacia Roma, y en el 182 a.C. aparecen como súbditos romanos. “Toletum y Complutum”, Toledo y Alcalá de Henares, fueron ciudades carpetanas que acuñaron sus propias monedas en la época republicana, lo que explica su importancia. Antes de la conquista romana en el occidente de la península había una serie de pueblos, el más importante fueron los lusitanos. Los romanos tuvieron que luchar bastante tiempo contra ese pueblo a la que el historiador Estrabón consideró la tribu íbero más grande. En la cornisa cantábrica vivían los pueblos más arcaicos, vascones, cántabros y astures, en las zonas de Asturias, Cantabria, parte de Navarra y Guipúzcoa. Y otros grupos menores como los várdulos, caristios, várdulos y autrigones. Se cree que tenían una sociedad matriarcal y una cultura primaria, así como una agricultura muy básica, dedicándose a la recolección y cría de cerdos y cabras Entre sus hitos históricos figura una campaña contra los aliados de Roma en el 155 a.C. al mando de Púnico con el que llegaron al litoral de Andalucía. Mas tarde llegaron hasta el Extremadura Portuguesa.

Mientras los galaicos ocuparon el extremo noreste de la península, entre el Duero y el Cantábrico, los astures se situaron al este de esa región ocupando una zona más amplia que la actual Asturias. El caudillo Viriato fue traicionado y asesinado. Táutalo, sucesor de Viriato, tras intentar tomar sin éxito Saguntum en el 139 a. C. e invadir el valle del Betis, se vio obligado a firmar la paz con Quinto Servilio Cepión. Finalmente el cónsul romano entregó a los lusitanos las tierras que habían sido la causa de la larga guerra. De todas formas la pacificación total se logró en tiempos de Augusto, puesto que surgieron a lo largo de lo que restaba del siglo II a.C. distintos focos de rebelión lusitana. Estos pueblos del norte fueron los últimos en ser conquistados por Roma entre el 138 y 132 a.C. Décimo Junio Bruto sometió a los lusitanos aunque el resto siguió libre hasta la época de Augusto (29 a.C.) Esto produjo la sumisión de los pueblos y esclavizados, con sublevaciones que concluyeron con una despiadada represión por parte del general Agripa. La primera referencia a la Celtiberia se encuadra en el contexto de la II Guerra Púnica, (218 a.C.). Desde entonces, las menciones a la Celtiberia y los celtíberos son abundantes y variadas. 

viernes, 4 de agosto de 2023

LOS CELTAS

Desde el siglo V a.C. se produjo en la península la entrada de nuevos pueblos indoeuropeos, a la vez que las relaciones entre los pueblos indígenas y los colonizadores mediterráneos llegaban a su fase de madurez. Asimilados estos pueblos con el nombre genérico de Celtas no tenían una lengua común, pero si con ciertas similitudes. Celta es un nombre que se da a la cultura y lenguas de grupos étnicos. No era un pueblo, sino un conjunto de pueblos con lengua similar.

El historiador griego Hecateo de Mileto (550 a. C – 476 a. C), fue quien escribió por primera vez sobre un pueblo en la zona actual de Renania y de origen indoeuropeo al que llamó Keltoi. La palabra Keltoi no significa que el pueblo celta estuviera unificado en un solo reino, todo lo contrario. Lo que conocemos como cultura o pueblo celta, según Jesús Dávila Granados (La Mitología Celta, 2013), comprende a una serie de pueblos con otro posible origen en los Alpes suizos, datado, más o menos, en el 1.500 a.C., y dedicados a la extracción de sal para luego su comercialización. Estos pueblos compartían una serie de rasgos, sobre todo lingüísticos, con los que iniciaron la llamada cultura Hallstatt, (actual municipio de Austria),  dentro de la Edad de Bronce. Si seguimos esta teoría, podemos entender que fue a partir de esa época y desde aquel lugar, desde donde los pueblos con lengua y cultura celta se dispersaron, principalmente, hacia el norte y oeste hasta llegar a la Península Ibérica alrededor del 900 a.C., lo cual supone un cambio importante para los historiadores y arqueólogos a la hora de segmentar a los pueblos ibéricos que un poco antes, con los fenicios, y ya definitivamente con los celtas, entraron en la Edad de Hierro. El término, keltoi, algunos lo han asociado a la palabra íbero-euskera kheldar, que significa “hollín”. De esta relación se ha pensado que todos aquellos pueblos del centro y norte de Europa que solían llevar la cara pintada de negro fueron denominados celtas o keltoi por los griegos. Además, otro historiador de la antigua Grecia, Herodoto (484 a.C. – 425 a. C), también habló de ellos; de aquellos pueblos más allá del Danubio que hablaban lenguas celtas y, esta vez, con un origen desconocido. Los celtas procedían originalmente de Asia y pertenecen al grupo de pueblos indogermánicos que en el II milenio a.C. llegaron al centro de Europa y se extendieron hacia el norte, hacia La Galia, Gran Bretaña, Rumania, Turquía y en nuestra península se centraron en el Oeste. Coincidiendo con la zona del valle del Ebro se hablaba una lengua reconocida como celta, pero más al norte, en Galaecia y la Lusitania (Galicia y norte de Portugal), los topónimos, los nombres de las tribus y de las personas, responde a una lengua más antigua, quizá lenguas indoeuropeas anteriores al celta.
Las migraciones serían un reflujo del cambio cultural que en los inicios de la Edad del Hierro las regiones del norte compartieron con el resto de Europa. Dejaron bastante evidencia de su existencia con sus ciudades, los “Castros” que eran poblados fortificados circulares. En latín significaba “fortificación militar”, de ahí la palabra “castrense”, para referirse a esa sociedad militar. Se empezó a habitar desde el siglo VI a. C. No había calles de ángulos rectos y con construcciones, (casas), de forma circular, Se situaban en zonas protegidas por la naturaleza, lugares altos, cerca de los ríos y en terrenos cultivables. Como ejemplo tenemos actualmente el Castro celta de Santa Tecla, en Galicia. Su economía era pastoril y ganadera. Economía rudimentaria, comercio escaso. Los guerreros y pastores se basaban en una gran variedad de clanes, tribus y grupos. La estructura social se organizaba en clases.
Para los celtas su religión se basaba en los druidas, que eran sacerdotes y educadores de los clanes. Luego estaban los nobles, los guerreros los comerciantes y los campesinos. Practican la agricultura y la ganadería, son expertos en metalurgia de hierro y bronce. También aquí las mujeres luchaban junto a los hombres. Las mujeres hacían la labor de campo lo que explica que, entre los cántabros, los hombres recibieran la dote de las mujeres, las hijas recibieran la herencia y casaran a sus hermanos. Las mujeres trabajaban la tierra mientras los hombres se dedicaban a la guerra, las mujeres se ocupaban de los campos y de la casa y los hombres de la guerra, la caza y la ganadería, de acuerdo con la estructura guerrera. En Galicia es donde más se ha asentado el sustrato céltico de la península. Los romanos no pudieron terminar su conquista hasta el año 25 a.C. Eran feroces guerreros y combatían de forma similar que en las Galias. Protagonizaron algunas de las resistencias más heroicas contra los romanos. Por esas coincidencias los romanos les llamaron Galleacia, pequeña Galia, origen del topónimo Galicia. Los galaicos fueron pueblos pres-celtas (unas cincuenta tribus diferentes) y luego fusionados con éstos. Otros pueblos celtas para recordar son los Vacceos (Zamora, Valladolid, Palencia, León, parte de Salamanca) y Lusitanos (Castelo Branco, Coímbra en la actual Portugal). Ambos eran pueblos celtas que no fueron completamente influenciados por los indoeuropeos, conservando así sus costumbres. Los vascones ocupaban la actual navarra y parte de Aragón, y en lo que hoy es Euskadi se asentaron los Caristios, celtas a orillas del Deva en Guipúzcoa. Berones, celtas de las actuales Álava, Burgos, La Rioja y Navarra. Los pueblos celtas de la Península Ibérica, aunque ha habido muchos más, estos con los más importantes: Galaicos, Cántabros, Astures Belos, Arévacos, Vacceos, Cettones, Carpetanos, y Lusitanos. No obstante algunos de estos pueblos pudieron ser “celtizados”, es decir que terminaron siendo celtas aunque no lo eran originalmente.

martes, 1 de agosto de 2023

LOS GRIEGOS

Aún estamos en el periodo prerrománico. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el siglo XX en la península, Baleares y en Ceuta han permitido plantear una nueva idea sobre la presencia de los griegos en estos lugares. Los numerosos hallazgos de restos de cerámica y otros materiales sin duda griegos, en yacimientos que corresponden a Tartessos y Fenicios, Íberos, Romanos, y Cartagineses, yacimientos considerados no griegos por la mayor abundancia de materiales de otro origen o por testimonios históricos o literarios, como ocurre en el Puerto de Santa María, Cádiz, Huelva, Almuñécar, Cástulo, Linares, Jaén, etc. ha llevado a la conclusión de que los griegos no fundaron tantas colonias como se creía hasta la década de 1970, como se pensaba. Es importante que sepan todos los que leen estos resúmenes de la historia, que algunos pueblos, además de las tribus que cada civilización tenía, se solaparon en su estancia en la península. Por supuesto que parece ser que como civilización adelantada fueron los Tartessos los primeros, pero había tribus que hablaban una misma lengua, los Íberos. Conjunto de pueblos descendientes de las tribus que fueron lentamente desarrollándose en la prehistoria de la península. Evolución, seguramente con mestizaje, de los habitantes indígenas autóctonos del neolítico peninsular creando un modelo de neolitización "mixto" en el que intervienen elementos foráneos y autóctonos Por lo tanto pueblos como los Griegos, y posteriormente todos ellos fueron encontrándose, comerciando y confundiendo sus culturas.

Es por esto por lo que cada capítulo trata de una civilización en concreto, lo cual no quiere decir que lleve un orden de aparición exacta en la península, porque es imposible, al igual que su desaparición. Los documentos arqueológicos de origen griego se remontan a la segunda mitad de II milenio a.C. Pero la presencia griega posterior no se documenta más allá del siglo VII a.C. aunque cabe la posibilidad aún de encontrar nuevos hallazgos.

Herodoto aseguró que los primeros colonos griegos llegaron a la Península Ibérica a finales del siglo VII a.C. comerciando con los Tartessos. Se extendieron por la costa catalana fundado Ampurias y Gerona sobre el 600 a.C coincidiendo con el auge comercial de Tartessos, los focos fundaron un enclave comercial en el extremo oriental del Ródano, Massalia (Marsella), un ámbito antes frecuentado por fenicios y etruscos. Con relación a esta colonia surge la fundación en el golfo de Roses el asentamiento de Emporión (“mercado”), origen del topónimo actual Ampurias-Ampurdán. En el siglo V a.C. surgió la vecina colonia de Rhode (Roses). El comercio griego fue muy dinámico ya que estaba basado en unidades monetarias. El dracma se extendió por casi toda la península. La influencia civilizadora de los griegos fue menos abúndate que la fenicia.

No hay fuentes que denoten presencia griega antes de Cartagena, estando al norte de esta la griega Hemeroscopion (Denia). Durante el siglo V a.C. Emporion consiguió remodelar su urbanismo y límites hacia el sur, permitiendo que la siguiente centuria generara un gran esplendor económico. Durante mucho tiempo se había creído que Emporion (Ampurias) había dependido estrechamente de Massalia hasta su incorporación al mundo romano. Sin embargo, los investigadores indican que fue a partir del siglo V a.C. En Emporion se desarrolló una relación fuerte con las poblaciones autóctonas en sentido comercial y cultural. Progresivamente los comerciantes íberos empezaron a intervenir cada vez más en las redes comerciales a partir del siglo IV a.C. Esto propició la aparición de documentos en lengua íbera usados para las relaciones económicas. La intervención colonial griega no fue el único motor de cambio de los íberos. El tesoro hallado de Neápolis (del siglo IV a.C.) han aparecido alguna monedas con las iniciales EM, la cabeza de Atenea y la lechuza, indicando la copia de modelos numismáticos atenienses. Esto se explica con la buena relación comercial mantenida con Atenas, a donde Emporion exportaba todo su excedente agrícola. Estos modelos serán los que paulatinamente empleen los íberos cuando empiecen a acuñar su propia moneda. Los griegos fundaron colonias en la península. Su colonización comenzó seguramente hacia el siglo IX a.C. Las fundaciones griegas no fueron más que centros de comercio no muy estables, de lo que no quedan restos. Entre los fenicios y los griegos hubo un intenso comercio. Con los Íberos fueron buscando lo mismo, metales, cobre y estaño principalmente y en menor medida oro y plata. Los cambiaban por tejidos, joyas, adornos, perfumes y cerámica.

Los intereses comerciales griegos no estaban bien vistos por Cartago que trataban de favorecer sus situación en el norte de África. Los ciudadanos de Ampurias alegando que eran griegos denunciaron ante Roma a los cartagineses, y poco después el general cartaginés Aníbal atravesó el rio Ebro en dirección a Roma, pero sin entrar en Ampurias. Ésta había reforzado sus murallas y el cruce de Aníbal originó la segunda guerra Púnica. Fue cuando Roma envió a Cneo Cornelio Escipión en el 218 a.C., que desembarcó en Ampurias y sometió a toda la Hispania Citerior, es decir la costa este, desde los Pirineos hasta Cartagena. La decadencia de Ampurias debió comenzar hacia el siglo I d.C. cuando se completaba la romanización de la península, y Tarraco y Barcino (Tarragona y Barcelona) se convirtieron en focos mucho más interesantes para el comercio. Los griegos siempre estuvieron del lado de Roma durante las tres Guerras Púnicas, (Roma contra Cartago). Los asentamientos griegos en la península fueron perdiendo su importancia y lentamente acabaron romanizándose. La influencia helénica en el proceso romanizador fue importante para las poblaciones ibéricas, ya que permitieron el cambio sin traumas. La cultura griega dejó su impronta en la península a través de sus obras artísticas, instituciones políticas, jurídicas y militares. Los iberos imitaron las armas griegas, vestidos, cabalgaduras, etc. Los romanos fueron recibiendo ayuda de griegos e íberos en sus luchas contra Cartago. Finalizadas las Guerras Púnicas, los griegos que quedaban en la península se fueron romanizando al igual que los aliados celtíberos.

lunes, 31 de julio de 2023

LOS FENICIOS

Algunos pueblos ribereños del Mediterráneo habían alcanzado un mayor desarrollo y cultural que los habitantes de la península. Aquellas comunidades necesitaban aprovisionarse de materias primas de las que carecían y llegaron en busca de metales, cobre, estaño, oro y plata. Algunos grupos se instalaron en las costas de la península en pequeños asentamientos para el comercio. Iniciaron un comercio de intercambio con los indígenas, al principio de corto alcance, y sucesivamente esos grupos costeros dieron lugar a poblados permanentes en los que introdujeron sus costumbres y su cultura. Esto incidió fundamentalmente en los pueblos indígenas. No era una entrada de inmigrantes ni tampoco llevaron a un proceso de expansión territorial, sino que fue una irrupción puntual por causas comerciales. Por eso al estudiar su incidencia histórica en la península ibérica, hablamos de colonizaciones mediterráneas. La tradición clásica sitúa la fundación de Cádiz ochenta años después de la guerra de Troya. 

Ello sitúa la fundación entre los siglos XIII a.C. y XI a.C. lo que la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias más antiguas. La fundación de Cádiz por los fenicios fue la primera ciudad de Occidente. Estamos alrededor del año 800 a.C. La búsqueda de los metales los llevó a lo más lejano de Occidente. Levantaron su base comercial en Europa, Gadir, desde donde se lanzaron a la aventura del Atlántico. Los primeros colonizadores que se instalaron en la península fueron los Fenicios en el siglo XI a.C., y dos siglos después se establecieron en Algeciras, Málaga, Sevilla y fundaron Cádiz. Enseñaron a los pueblos mediterráneos la navegación, el comercio, la industria, también poseían un alfabeto y se les atribuye el invento del vidrio. Extrajeron plata, que era muy apreciada en Oriente, la extracción fue masiva y su comercio muy productivo. Comerciaron con los Tartessos, y otros pueblos peninsulares existentes. Por entonces se comerciaba por mar y los fenicios se convirtieron en grandes marinos comerciantes. En los siglo VIII.VI a.C. se difundieron por Andalucía occidental el hierro y el torno cerámico. Comerciaron hasta con los egipcios, que no contaban con árboles, y a los que les vendían madera de cedro y productos manufacturados como joyas de gran valor, de oro, plata y otros metales preciosos. También cerámicas decorativas. Por estos motivos se convirtieron en importantes constructores de barcos tanto de comercio como de guerra. En la península dejaron su imprenta, el alfabeto, (el sistema de escritura de 22 letras fue creado por los fenicios). Al llegar ellos aquí no existía la escritura todavía.

En gran parte de Europa usaban el trueque o intercambio de bienes para comerciar. La llegada de los fenicios y el uso de la moneda hizo que pueblos como los íberos empezaran a usar las monedas como medio de pago. El cultivo de vino y aceite a gran escala se generalizó tras la llegada de los fenicios Como urbanizadores fueron muy importantes ya que establecían un modelo urbano y de viviendas que con el tiempo sirvió como modelo para la construcción de ciudades y murallas o elementos defensivos.
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.

Al quedar empobrecidos pusieron su empeño en conquistar la península Ibérica, o al menos en la región andaluza y levantina. Fueron luchando y venciendo por las armas o por la diplomacia a los pueblos que se fueron encontrando, fundamentalmente colonias griegas. El dominio fue muy rentable con prospecciones nuevas de plata que empezó a manar generosamente hacia los cartagineses. Ese fue el proyecto y la acción del general Amílcar Barca, que murió habiendo conseguido para Cartago la plata y los mercenarios Ibéricos. Cartago estableció también, una serie de colonias en la costa meridional atlántica de España y un conjunto de otras colonias en el extremo norte de África y en la costa africana del Atlántico, donde progresaron notablemente en dirección sur. La isla de Ibiza era escala obligada en las travesías por el Mediterráneo occidental y fue pronto cabeza de puente para abrir las relaciones comerciales con el Mediterráneo noroccidental. Le sucedió Asdrúbal. Un pacificador que se casó con una hija de un rey Ibero y funda Cartago-Nova (Cartagena) además firma un tratado con Roma fijando límites para los dos imperios.

CRISTOBAL COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (1)

Para un europeo del siglo XV era muy difícil imaginar un mapamundi de aquellos tiempos. No habían viajado por toda la tierra conocida. Tenía...