jueves, 17 de abril de 2025

REINADO DE ALFONSO XIII - (parte 1)

Alfonso XIII nació en Madrid el 17 de mayo de 1886 y murió en Roma el 28 de febrero de 1941. Fue hijo póstumo de Alfonso XII y de su segunda esposa, María Cristina de Austria. Su educación estuvo marcada por la orientación militar.
Su madre, María Cristina de Habsburgo, era la reina regente desde 1885 hasta el 17 de mayo de 1902, fecha en que Alfonso XIII cumple la mayoría de edad necesaria para ocupar el trono, 16 añitos.  Inicia su reinado y termina la regencia de su madre. 


La rivalidad entre los posibles herederos de Cánovas y de Sagasta sólo quedó resuelta entre 1905 y 1907 con la designación de Antonio Maura, como jefe del Partido conservador, y la de Segismundo Moret, como jefe del Liberal. De aquí la fugacidad de los primeros gobiernos designados por el joven monarca, lo que daría pie al maligno apelativo de “crisis orientales” (en alusión al Palacio de Oriente), que acusaban injustamente a don Alfonso de manipulador de las distintas facciones políticas, para prevalecer sobre ellas.
Durante el primer discurso en el Consejo de Ministros, pone de manifiesto algunos rasgos que serán su tónica de su reinado, participar en la política y tratar de ser protagonista  de las funciones que el marco constitucional le confiere. El rey por lo tanto, deja de ser como tenía previsto el sistema de la Restauración, una figura pasiva del mecanismo constitucional, controlado por los presidentes de Gobierno. Esto realmente duró hasta 1907, ya que a partir de ese año durante la crisis de gobierno consultó a los jefes de partido, oyó sus sugerencias y permitió que la Constitución se aplicara en un sentido más liberal, aunque ostentaba un poder muy superior al resto de los monarcas en Europa. La influencia de su madre, en los primeros años de reinado se hicieron sentir.
Durante su reinado, la alternancia en el gobierno de dos partidos (conservador y liberal), no dependía del triunfo en las elecciones, sino de la decisión de la reina. Su origen estuvo en la exigencia de Práxedes Mateo Sagasta de que el rey llamase a gobernar en1881 a su partido como alternancia al de Cánovas del Castillo. Esta práctica artificial impulsada tomaba como modelo el sistema británico. Y España con un nivel educacional pobre y la oligarquía económica también en su historia de ganar como fuera y una Iglesia católica controlando conciencias ya que el Estado en sus manos la Educación.

Antonio Cánovas del Castillo 
La idea que se tenía del patriotismo era sencillo, pobre de espíritu, muy popular en cosas de poca trascendencia, folclore, tradiciones religiosas, toros y poco más. De forma y manera que cualquier listo del año uno, se hacía con los mandos en los pueblos o regiones. Un pueblo fácilmente manipulable por un populista de los que nunca han faltado. La prensa siempre partidista y propensa a hacer negocio y manipular.
Estábamos muy lejos de los principios de libertad que unos ilusos y extravagantes honrados patriotas habían soñado casi cien años antes, cuando promulgaron la Constitución de Cádiz en 1812.
Desde 1905 se iniciaron sus viajes por Europa (su visita a París quedó marcada por el primer atentado sufrido por don Alfonso, junto con el presidente Loubet, y del que ambos salieron ilesos). Estos viajes, multiplicados por el monarca a lo largo de su reinado, harían de él el más cosmopolita de los reyes españoles desde los días de Carlos I, y un gran experto en la política internacional de su tiempo.
La conferencia de Algeciras había asegurado una posible zona de influencia para España en Marruecos; las entrevistas de don Alfonso con Eduardo VII en aguas de Cartagena (1907) le permitieron salvar la situación de las Canarias, en las que ya habían puesto sus miras los alemanes, y en general proteger las costas españolas, en tanto reconstruía España sus fuerzas navales —gracias a la Ley de 1908, que dio paso a la creación de una escuadra moderna.
El 31 de mayo de 1906 había contraído matrimonio con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg, nieta de Victoria I hija de la princesa Beatriz y de Enrique de Battenberg. Al retorno de la ceremonia, celebrada en la madrileña iglesia de San Jerónimo, el cortejo nupcial se vio ensangrentado por la bomba que el anarquista Mateo Morral le lanzó desde un balcón de la calle Mayor. Aunque la pareja real salió indemne, el atentado causó numerosas víctimas que ensombrecieron el acontecimiento.
Pero aunque las cosas marchaban no del todo mal, vino un suceso desgraciado en unos yacimientos mineros cerca de Melilla donde murieron en la revuelta (del Rif) y entre trabajadores y militares emboscados murieron más de 150 españoles. Luego se solucionó el asunto con el envío de tropas en el verano de 1909.

Atentado contra los reyes 
Sus primeros hijos no llegaron a la mayoría de edad.
Felizmente, la continuidad dinástica quedaría garantizada en la persona de don Juan, nacido en 1913 y perfectamente sano.
La segunda etapa del reinado (1907-1912) había registrado los dos grandes empeños regeneracionistas que, desde la vertiente conservadora asumió Maura, y desde la de un liberalismo democrático desplegó José Canalejas. El gobierno del primero naufragó en 1909 a raíz de los sucesos que, como réplica a la guerra de Melilla, ensangrentaron Barcelona (Semana Trágica), y cuya represión subsiguiente (fusilamiento del anarquista Ferrer Guardia) suscitó una desaforada campaña antimaurista y antiespañola, orquestada por las izquierdas europeas, y que en España se tradujo en la ruptura del Pacto del Pardo, al declararse el jefe del Partido liberal, Moret, incompatible con Maura.
En Barcelona hubo una insurrección militar y anticlerical, para oponerse al envío de tropas a África, reservistas casados y con hijos la mayoría, que eran muchos catalanes. Esto se tomó como una provocación. Huelga general y la violencia se desató. Barcelona se llenó de barricadas y el pueblo, manejado por demagogos y oportunistas de líderes radicales, comenzó la quema de iglesias y conventos ante la pasividad del ejército. Se quemaron 80 edificios religiosos y murieron entre sacerdotes y civiles unas 100 personas. Se profanaron tumbas de religiosas de clausura y las pasearon las osamentas por la ciudad en un espectáculo macabro. Se desarrolló entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909 se llamó “La semana trágica”. El gobierno de Antonio Maura inició una dura represión. 78 muertos, unos 500 heridos, 112 edificios incendiados, disturbios de la ciudad de Barcelona supusieron un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 80 edificios religiosos incendiados y 32 civiles. Miles de detenidos de los que 2000 fueron procesos que quedaron en destierros, 60 cadenas perpetuas y 5 condenados a muerte. Se clausuraron los sindicatos. La llegada de tropas y la nula organización de los revoltosos hizo que se pudiera controlar la situación. La Semana Trágica de Barcelona había acabado. La burguesía catalana, respiró al fin.
Canalejas, con una notable gestión de efectiva orientación democrática y de apertura social, iniciada en 1910, se esforzó en restaurar la normalidad constitucional, pero el crimen que acabó con su vida en 1912 aceleró la descomposición de los partidos y el ocaso del turnismo.

Antonio Maura 
Se iban manifestando dos tendencias claramente contrapuestas, la derecha y la izquierda, el socialismo y conservadores. Y en la izquierda el socialismo manifestaba sus reivindicaciones pacíficamente y en los anarquistas, enemigos de un orden general establecido, “Ni Dios, Ni Patria Ni rey”, pensaban que la forma de ir arreglando las cosas era a base de violencia.  De esta forma en el país, el anarquismo, que quiere decir el rechazo al poder establecido, se transformó en sinónimo de terrorista.
Y se desata la Primera Guerra Mundial. Aunque el rey era algo germanófilo ya que la reina era de origen alemán. Y el país se divide en las opciones. La izquierda, intelectuales y nacionalistas simpatizaban con los aliados y los franceses. Conservadores y el ejército simpatizantes con los imperialistas. Dos bandos, cultura alemana o civilización aliada.
Alfonso XIII afirmó la neutralidad española, respaldado por el entonces jefe del Gobierno, el conservador Eduardo Dato. Esta paz en la guerra propició una coyuntura excepcional a los mercados españole, permitió al Rey entregarse a una extraordinaria labor humanitaria abierta a los dos campos combatientes, lo que le valdría un prestigio insólito a la hora de la paz.
Sin embargo, las salpicaduras de la gran conflagración y de sus derivaciones, la Revolución rusa, la eclosión de los nacionalismos, llegaron a España con las perturbaciones internas de 1917
Aunque Dato consiguió superar ambos conflictos sin derramamiento de sangre, la llegada de la paz exterior tuvo dos graves contrapartidas,  la radicalización de los nacionalismos insolidarios, en Cataluña y en el País Vasco y la recesión económica debida al cierre de los mercados exteriores. Lo cual a su vez agudizó los conflictos sociales, que en Cataluña tomaron el carácter de una “guerra social”, culminante en la huelga de La Canadiense (1919).

Eduardo Dato
Pero la grave crisis de fondo —que costó la vida, pese a sus notables iniciativas de reforma social, a Eduardo Dato, asesinado por los anarquistas en 1921—, vino a doblarse ahora con el problema de Marruecos, esto es, la necesidad de fijar sólidamente el protectorado reconocido a España mediante el acuerdo hispano-francés de 1912, en función de los acuerdos de la Conferencia Internacional de Algeciras (1906). La imprudencia e imprevisión del comandante general de Melilla, Fernández Silvestre, en su empeño de alcanzar la posición clave de Alhucemas, provocaron (julio de 1921) un desastre de enormes proporciones (Annual), frente a la rebelión del caudillo rifeño Abd el-Krim.

martes, 15 de abril de 2025

MATRIMONIOS - ESPAÑOLES E INDÍGENAS

En 1514 una real cédula que validaba cualquier matrimonio entre varones castellanos y mujeres indígenas. La ley de matrimonios mixtos que cambió la colonización de américa. Los contactos entre los conquistadores y las mujeres nativas fueron un problema y una característica de la conquista de América, el matrimonio también era una herramienta para la conversión de los indios.


En 1503, los Reyes Católicos fomentaron los matrimonios mixtos La situación estuvo llena de irregularidades y vacíos jurídicos. Fue la importancia de regularizar tales uniones lo que llevó al rey Fernando el Católico a aprobar la ley de 1514 que sería en una de las principales características de la experiencia colonial española: el mestizaje.
Sin embargo, es cierto que la casi total ausencia de mujeres castellanas en las Américas causó problemas desde el principio, y determinó la tendencia a buscar esposas o parejas no formales entre las mujeres locales. Cristóbal Colón atribuyó la destrucción del fuerte Navidad, fundado en su primer viaje, al hábito de los castellanos de amancebarse con hasta "cuatro mugeres" y de apropiarse de las nativas a placer.
Las relaciones entre castellanos e indias crecieron exponencialmente a medida que la colonización de las islas caribeñas iba avanzando. Muchos colonos desposaron a las hijas de caciques locales con el objetivo de heredar tierras y mano de obra. Esta táctica matrimonial, practicada con asiduidad en La Española, llamó la atención del tercer gobernador de la isla, fray Nicolás de Ovando. Tales matrimonios suponían la peligrosa creación de una nobleza basada en la tierra, reconocida por los nativos pero encabezada por españoles. Ovando trató de limitar los matrimonios mixtos, todavía en el limbo legal, imponiendo una licencia matrimonial y otorgando encomiendas a quienes se habían casado con las hijas de caciques en territorios alejados de las tribus a las que pertenecían. La mezcla de ambos grupos, además de ser una necesidad obvia, se había convertido en una cuestión política.
ISABEL DE MOCTEZUMA 
La validez de estas uniones matrimoniales se veían afectadas además por un problema legal añadido: el del status jurídico de los indios.
Los indios, según entendió Colón desde el principio, podían ser esclavizados. Sin embargo, la corona tenía una interpretación diferente. Ya en 1495, la reina Isabel la Católica se había visto obligada a intervenir para evitar que el Almirante vendiera cuatro nativos americanos que había traído consigo de su segundo viaje.
La ambigua situación de los indios creaba una gran incertidumbre acerca de la legalidad de los matrimonios mixtos y su descendencia. Tal incertidumbre desapareció a principios del siglo XVI. Si bien la postura oficial de los Reyes Católicos con respecto a los indios era aún imprecisa en 1495, tan sólo cinco años más tarde, en 1500, los monarcas publicaron una real cédula prohibiendo su esclavización. La política de protección de los nativos americanos iniciada por Isabel fue continuada por su cónyuge, el rey Fernando: las Leyes de Burgos, promulgadas en 1512 y complementadas por las leyes de Valladolid de 1513, trataron de suprimir los abusos de los colonos españoles en ultramar, al tiempo que buscaban la conversión de los indígenas y su sujeción al entramado colonial. En este contexto, la Real Cédula de 1514, aunque de mucha menor envergadura, suponía un gran avance en la afirmación de los derechos de los indios. A pesar de la frecuencia con la que varones castellanos se emparejaban con mujeres nativas con anterioridad a la Real Cédula, la ley se consideraba necesaria dado que la mayoría de estas relaciones carecían de un verdadero status legal. La convivencia variaba desde meras mujeres de compañía hasta esposas, formalizadas a veces a través de ritos indios y no cristianos. Fray Bartolomé de las Casas afirmaba que el grado de amancebamiento era tal, que los colonos se referían a sus parejas con el término "criadas". No obstante, y a pesar de la abundancia de casos de convivencia fuera del matrimonio que se daba en América, las uniones reconocidas parecen haber sido la regla general. Según el historiador británico Hugh Thomas, el repartimiento de 1514 organizado por Rodrigo de Alburquerque sugería que la mitad de los colonos castellanos de La Española estaban formalmente casados con mujeres indígenas. El matrimonio también era una herramienta para la conversión de los indios.
En 1503, los Reyes Católicos enviaron una ordenanza al gobernador Ovando instándole a fomentar los matrimonios mixtos con la esperanza de facilitar la tarea evangelizadora. Un ejemplo especialmente importante fue la política de enlaces matrimoniales que Cortés empleo con los herederos de Moctezuma, entre ellos, los de Isabel de Moctezuma, hija del emperador mexica Moctezuma II, nació con el nombre de Tecuichpo Ixcazochitzin. Siendo aún niña fue desposada con el noble Atlixcatzin, quien murió en 1520. Tras la muerte de Moctezuma, Tecuichpo se casó sucesivamente con los dos emperadores que sucedieron a su padre, Cuitláhuac y Cuauhtemoc, convirtiéndose en la última emperatriz azteca. La conquista de Tenochtitlán supuso un cambio radical de gobierno al que Tecuichpo sobrevivió convirtiéndose al catolicismo y adoptando el nombre de Isabel.
Ésta Isabel de Moctezuma fue desposada en 1526 con Alonso de Grado, uno de los lugartenientes de Cortés. Este enlace encarna la política de integración adoptada por Cortés con el objetivo de incluir a la estructura de poder azteca dentro del entramado colonial español y, al mismo tiempo, el intento por parte de los españoles de legitimar su dominio sobre Méjico a través de la autoridad de los gobernantes aztecas. El matrimonio de Isabel de Moctezuma con Alonso de Grado incluía como encomienda la ciudad de Tacuba, y era la mayor propiedad en el Valle de Méjico. Alonso de Grado murió sin dejar descendencia, e Isabel se casaría otras dos veces, e incluso daría a luz a un hijo ilegítimo de Hernán Cortés. De su último matrimonio con el español Juan Cano, Isabel engendró cinco hijos que iniciarían la genealogía de los duques de Miravalle, título aún existente y uno de los muchos legados directos de la conquista española de Méjico. Con sus seis matrimonios, y viuda tres veces antes de cumplir los dieciocho años, Isabel de Moctezuma fue una de las grandes figuras femeninas de la conquista y del mestizaje. Sus matrimonios con lugartenientes de Cortés respondían a una razón simbólica: Isabel era la última emperatriz de los aztecas.
El matrimonio no sólo era una herramienta para la conversión, sino también para la integración cultural y la hispanización.


Estatua en México de Gonzalo Guerrero y su mestizaje 
Isabel de Moctezuma encarna en su persona la unión cultural entre la América Precolombina y la España imperial, unión de la que emergería Hispanoamérica. A pesar de su importancia, la real cédula de 1514 no fue percibida como una gran innovación por sus contemporáneos. Comprendida entre los grandes cuerpos jurídicos de las Leyes de Burgos de 1512 y las Leyes Nuevas de 1542 que sentarían las bases del Derecho Indiano, la real cédula además adolecía de dificultades obvias en cuanto a aplicación y control.


Las uniones entre españoles e indias ya eran numerosas antes de 1514, la real cédula sentó las bases de un cambio social desconocido hasta entonces. Al reconocer la posibilidad del matrimonio entre ambas razas, la cédula de Fernando el Católico sirvió para llenar un vacío legislativo referente a la condición legal de los indios, asegurando la absoluta legitimidad e igualdad de la descendencia que surgiera de los matrimonios mixtos comparados con los matrimonios de Castilla. No sólo reconocía una realidad ya existente. También abría la puerta al mestizaje y a la simbiosis cultural, que fueron características exclusivas del imperio español, y que hicieron única a la experiencia colonial española en comparación con los demás imperios europeos.

lunes, 14 de abril de 2025

SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA

14 DE ABRIL DE 1931
La llegada de la Segunda República Española tuvo una gran acogida popular en un primer momento, con ilusión y esperanza por buena parte de la sociedad. Se consideraba que se acabarían los tiempos de las corrupciones y el caciquismo


Alfonso XIII tenía las horas contadas. La España monárquica empezaba a ser inviable. No tuvo apoyos ni de dentro del país ni de fuera. Realmente ya se sabía que las elecciones municipales eran realmente un referéndum, no sobre los ayuntamientos sino sobre monarquía o república.
Debían elegirse unos ochenta mil concejales en todos los ayuntamientos de España. En las poblaciones rurales dominaba el caciquismo, y la presión que éstos exigieron explican que en la mayoría de los municipios rurales no hubo votaciones. También la cantidad de concejales monárquicos elegidos. Es por ello por lo que sólo se consideraron legales las votaciones de las capitales de provincia y de los grandes municipios, donde los republicanos fueron mayoritarios.
Los resultados no dejaron lugar a dudas, si bien los monárquicos obtienen más votos, los republicanos consiguen más concejales.
Con la marcha del rey Alfonso XIII la cuestión estaba servida. Se formó el primer gobierno, se creó un Estatuto Jurídico por el que regir el sistema provisional, hasta la redacción y proclamación de una nueva Constitución. Y se emprendieron las primeras reformas, Cortes Constituyentes. El Estado sería aconfesional y se reconocía la libertad sindical y corporativa. Y también se podría gobernar por decreto. Se amnistió a todos los presos por delitos políticos.
No hubo referéndum consultivo al pueblo sobre el sistema ni la posterior Constitución del 9 de diciembre de 1931 en las que sólo pudieron votar los hombres en el Parlamento, (en ella fue aprobado el voto femenino no fue aprobado pero no ejercieron el derecho al voto hasta las elecciones de 1933), pero si podían ser candidatas, y que dieron lugar a un parlamento con una insignificante presencia de la derecha.
Pero en las votaciones municipales de ese año de 1931 si que pudieron votar y ser elegidas las mujeres, con unas condiciones, ser solteras, no ejercer la prostitución, etc. Esto merced a una ley aprobada en 1924 durante la dictadura de Primo de Rivera.
Para aprobar la nueva Constitución, de referéndum pasamos olímpicamente. Las Cortes republicanas negaron al pueblo español su derecho a decidir sobre esa Carta Magna.
El gobierno nacional pacta y con el dirigente Maciá, fundador de Esquerra Republicana, que acepta que se establezca de momento la Generalitat, una vieja institución que había sido disuelta. Se emitió un comunicado proclamando la República Catalana dentro de la República Federal Española.

Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón, Pérez de Ayala, Antonio Machado 
En el país vasco la Iglesia era influyente y las cosas no fueron igual que en Cataluña. Simplemente un alcalde ya era capaz de hacer de su capa un sayo. En el país vasco, los alcaldes de Guecho, Mundaka, Elorrio y Bermeo reunidos en Guernika pidieron el reconocimiento de la República Vasca Federada. Los vascos además chocaban con el gobierno central en que allí el nacionalismo tenía profundas connotaciones religiosas y eran contrarias a las políticas laicas y también anticlerical de Madrid.
El clima de tranquilidad duró poco tiempo tras la proclamación de la República. La mentalidad laicista de los partidos de izquierda republicana chocaba frontalmente con el catolicismo conservador. Existió un anticlericalismo moderado, pero la mayor parte, popular, era visceral y violento. La persecución religiosa siguió en sólo cuestión de días. Una oleada de ataques a iglesias y conventos se desató en toda España entre los días 10 y 13 de mayo, ante la flagrante pasividad del gobierno republicano.
Días después de la proclamación de la República, José Ortega y Gasset elogió la tranquilidad con la que el Gobierno provisional republicano había llevado a cabo el cambio de régimen. Se presentó por León con la "Agrupación Al Servicio De La República" (ASR), y fue elegido diputado.
Ya en los debates del texto de la Constitución, que duraron desde el 14 de julio hasta el 9 de diciembre, Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón, Pérez de Ayala, Antonio Machado y otros intelectuales que participaron durante los mismos se dieron cuenta que aquellas Cortes no eran las que ellos habían deseado, entre otras cosas porque la mayoría de la Cámara aplaudía sus palabras, pero votaban en contra de sus proposiciones o enmiendas. Fue cuando Unamuno pronunció las palabras que pasarían a la Historia del Parlamentarismo español: “Señorías, les recuerdo que aquí no hemos venido a hacer el payaso ni el tenor, ni el jabalí” O sea, la desilusión, pues no habían terminado los debates.
Tras las elecciones legislativas de 1931 se inició el gobierno de la coalición republicano-socialista, que iba a detentar el poder a lo largo de dos intensos y convulsos años, entre 1931 y 1933. Por primera vez las izquierdas tenían la oportunidad de regir los destinos de la política nacional.

Discurso de Ortega y Gasset el 6 de diciembre de 1931 conocido como "Rectificación de la República"

La desilusión, pues no habían terminado los debates, cuando Ortega escribe en “El Sol” en septiembre de 1931 el segundo de sus artículos más famosos: “No es esto, no es esto”
Desgraciadamente la Segunda República no fue en su desarrollo, una República netamente democrática.
Las consecuencias de eso es otra historia

sábado, 12 de abril de 2025

EL PRINCIPE NEGRO EN CASTILLA

Eduardo de Woodstock nació el 15 de junio del 1330 en Woodstock cerca de Oxford, siendo el hijo mayor de Eduardo III de Inglaterra y Felipa de Henao (1314-1369). El príncipe recibió su primera armadura con sólo siete años y de hecho, resultaría ser uno de los guerreros más grandes que jamás haya producido Inglaterra.


Con quince años fue armado caballero. Era el 12 de julio de 1345, él era el primogénito. Pasó a la historia con el apodo de “Príncipe Negro”, después de su muerte en referencia al color de su armadura. Lucho con su padre en la Guerra de los Cien Años, enfrentándose a Francia en los siglos XIV y XV. El trono de Francia recaía en Felipe VI de Valois. En realidad es que el rey inglés se negaba a rendir vasallaje al que era su señor natural. El Príncipe Negro usaba ropas con los distintivos de las casas reales de Francia y de Inglaterra. El yelmo lo adornaba con el león de la casa de los Plantagenet. Los cuarteles decorados sobre fondo azul a lado de los tres leopardos era una demostración pública de las pretensiones inglesas sobre el trono de Francia. Con su padre vencieron en la batalla de Crécy y con dieciséis años no pudo tener mejor bautismo de fuego. Al año siguiente conquistaron Calais, que fue donde se instituye la Orden de la Jarretera. Otra resonante victoria se saldó con la prisión del rey Francés Juan II y las operaciones militares terminaron en 1360. Durante la paz que siguió el tratado de Bretígny, el príncipe negro dirigió sus pasiones marciales, hacia Castilla, en España. 



Pedro I el cruel

En 1367 vino a Castilla a ayudar a Pedro I el cruel a luchar contra su hermanastro Enrique de Trastámara que se había coronado rey de Castilla. La reputación ambigua de Pedro está indicada por sus apodos contrastantes: "el cruel" y "el justo". Se había arreglado que Pedro se casara con Juana la hija de Eduardo III de Inglaterra, pero ella había muerto en el camino cuando viajaba por una zona afectada por la peste negra. Enrique II de Castilla, por su parte, contó con el apoyo de los franceses. Entonces, en efecto, España se convirtió en un escenario para que Inglaterra y Francia continuaran su rivalidad sin luchar en el territorio de ninguna de las partes.
Pedro pidió ayuda a Eduardo, príncipe de Gales y a cambio prometió entregarle el Señorío de Vizcaya, incluyendo la villa de Castro Urdiales. Al principio pareció que esta alianza funcionaba. El ejército castellano-francés de Enrique fue derrotado por fuerzas inglesas en la batalla de Nájera,(abril de 1367). Después de la batalla, Eduardo incluso logró capturar y vender por un rescate masivo a uno de sus rivales por el título del mejor caballero de todos los tiempos, Bertrand (Beltrán) du Guesclin, "el águila de Bretaña" (1320- 1380) Eduardo había permitido que Du Guesclin, diera el monto de su rescate, lo cual aceptó, eligiendo en vano la escandalosa cantidad de 100,000 francos. Pedro recuperó el trono castellano y el príncipe inglés pidió su recompensa. Pero entonces el rey Pedro le dijo que muy pronto todos los castillos y villas de Vizcaya le reconocerían como soberano pero en privado envió cartas a los caballeros de Vizcaya para que no reconocieran al inglés. La decisión quedó en manos de los linajes señoriales de Vizcaya. Si éstos hubiesen pensado que Vizcaya estaba oprimida por las armas por Castilla y no se hubiesen sentido castellanos tenían una oportunidad de oro para separarse de Castilla y de España para siempre. Pero hicieron todo lo contrario. Como indica el célebre historiador vizcaíno del siglo XIX Labayru, los caballeros vascos les dijeron claramente a los enviados ingleses que “Vizcaya nunca aceptaría como Señor a un príncipe extranjero”. El famoso cronista contemporáneo, el alavés Pedro López de Ayala afirma en su célebre “Crónica sobre este periodo de la historia de España: “el príncipe de Gales no ovo la tierra de Vizcaya por cuanto los naturales de la tierra sabían non placía al rey fuese aquella tierra del príncipe”. Es decir, los vizcaínos optaron por la lealtad a Castilla. Quedó bien clara de nuevo la hispanidad vasca y vizcaína.
Pedro demostró ser reacio o simplemente incapaz de pagarles a Eduardo y a su ejército, y el príncipe negro se llevó incluso su salud; probablemente malaria o tal vez un edema (hidropesía) que lo acosarían por el resto de su vida. Otra consecuencia desafortunada fue el descontento de sus súbditos en Aquitania que habían tenido que pagar fuertes impuestos para pagar toda la escapada. El príncipe negro recibió al menos un recuerdo de Pedro, la piedra que se conoce como el rubí del príncipe negro, en realidad se trata de una bala o espinela, pero considerada durante mucho tiempo un verdadero rubí. Esta piedra de forma irregular se colocó en varias coronas pertenecientes a las joyas de la corona británica y hoy ocupa un lugar de honor en el centro de la corona del estado imperial. Sin embargo, a pesar de las joyas y los rescates, Nájera fue a la vez una brillante victoria militar y un desastre financiero para el príncipe Eduardo. Para colmo los franceses tenían nuevo rey que había iniciado una campaña para expulsar a los ingleses de Francia. Sin embargo con tropas mercenarias logro defender las posiciones. Pero ya muy debilitado regresó a Inglaterra donde aseguró la sucesión a su hijo el futuro Ricardo II. Murió en junio de 1376, antes que su padre y después de ver como se derrumbaban sus conquistas.
La Orden de la Jarretera, según la leyenda proviene de una anécdota. En las fiestas realizadas por los sitiadores ingleses la princesa de Kent, futura esposa del Príncipe Negro, perdió una liga (jarretera), mientras bailaba con el monarca. El rey cogió la liga y se la colocó sobre su rodilla izquierda diciendo: “Honni soit qui mal y pense” (Mal haya quién piense mal).  La frase se convirtió en la divisa de la nueva orden que el rey tenía en mente crear y aún hoy se mantiene vigente. 


La corona británica distingue a algunos monarcas con la pertenecía a la Orden.  En España se concedió a Alfonso XIII y a Juan Carlos I y a Felipe VI. 

LA MASONERÍA Y LA INDEPENDENCIA DE PAÍSES AMÉRICANOS

La masonería se expandió en Sudamérica a partir del siglo XIX, coincidiendo con los movimientos independentistas. Ofreció a los líderes crio...