martes, 12 de febrero de 2019

11- FELIPE II (Familia)

Felipe I de Nápoles, Felipe I de Inglaterra y Felipe I de Portugal no es otro que nuestro Felipe II, una de las grandes figuras de la historia. La Leyenda Negra que no sólo no se corresponde con la realidad histórica, sino que es producto de la primera campaña de propaganda realizada con el apoyo de la imprenta, rodeó a Felipe II durante todo su reinado e incluso después. La afrontó con energía, utilizando como secretarios verdaderos ministros, siendo el primero descendiente de Gonzalo Pérez, judío converso, experto en el manejo de los negocios durante los largos viajes que había realizado el Emperador. Felipe pudo contar, en su enorme trabajo, con su hermano de padre, Juan de Austria, nacido de la relación extramatrimonial que tuvo el emperador con Bárbara Blomberg en 1545. El padre lo vio por primera vez poco antes de morir. Realmente Carlos hubiera querido que Felipe fuera nombrado aspirante a la corona Imperial. Pero fue Fernando I de Habsburgo,  a partir de 1558, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Era hijo de Felipe el Hermoso y de Juana I de Castilla y, por lo tanto, hermano menor de Carlos I, y pretendía que fuera su hijo, el futuro Maximiliano II, quien se hiciera cargo de la corona imperial a su muerte y no su sobrino. Es por esta razón que el emperador no prestó ayuda a la monarquía hispánica, el país donde había nacido, cuando Felipe II la reclamó en la guerra contra Francia de 1557.
Así y todo, los lazos entre las dos ramas Habsburgo continuaron entrecruzados hasta el final de esta dinastía en nuestro país. El emperador Maximiliano II fue regente de España en 1551, mientras Felipe II realizaba un viaje de tres años por Europa, y mantuvo siempre una gran amistad con su primo. El padre de Felipe, el gran monarca de las largas ausencias, había dejado vacías las arcas, hecho que Don Felipe había advertido al Emperador: "De un año contrario queda la gente pobre, de manera que no puede levantar cabeza en otros muchos". Felipe no tuvo mucha suerte con su familia. Se casó con su prima María de Portugal, pero ella murió en el parto en julio de 1545. Su primer hijo, Carlos, después de una operación de cabeza nunca rigió bien y según parece Juan de Austria advirtió a su hermano, Felipe II, que su propio hijo planeaba matarle. Fue confinado Carlos en el castillo de Arévalo, donde ya había estado en la misma situación Isabel de Portugal, la madre de Isabel la Católica. Murió Carlos en julio de 1568 produciendo hondo dolor en su padre. Luego se casó Felipe con María Tudor, reina de Inglaterra, pero en 1558 falleció la Reina María I sin descendencia. Con lo cual Felipe quedó sin derecho al trono inglés. Luego se casó con Isabel de Valois, hija de Enrique II de Francia. Tuvo Isabel un aborto por enfermedad mal curada, y después en 1566 nace su hija Isabel Clara Eugenia, que moriría en 1633. La reina tuvo un parto prematuro en 1568 y ella falleció a los veintidós años de edad. El rey quedó muy afectado durante mucho tiempo. Deprimido, viudo y sin descendencia tenía la necesidad de un heredero. Se casó en 1570 con su sobrina Ana de Austria, hija del emperador Maximiliano II, el que había sido regente en la ausencia de Carlos. Tuvieron un hijo, Fernando pero falleció a los siete años. Luego otro, Carlos Lorenzo fallecido también a los dos años de edad. Y en 1575 nació un tercer varón Diego, que falleció victima de viruela. En 1578 había nacido otro varón, Felipe que al sobrevivir a sus hermanos alcanzo el Principado de Asturias, es decir, heredero al trono. El futuro Felipe III. Tuvieron otra hija, María que murió a los tres años. La reina enfermó y murió en 1580 a los treinta y un años. Felipe II parece ser que amó más que a ninguna otra mujer a Isabel de Valois. En 1559 Felipe había promulgado una pragmática en Aranjuez por la que, para evitar contagios del protestantismo, prohibía a todos sus súbditos estudiar en universidades extranjeras. Incluso a los clérigos y mandaba regresar a los que ya estuvieran fuera. Felipe afirmó que mantendría con todas sus energías la religión católica en España. Consiguió el impuso del Concilio de Trento, que se celebró en enero de 1562 y enero de 1564, allí se definieron las doctrinas de la iglesia católica que perduraron cuatro siglos, sin hacer la menor concesión a los protestantes. Por entonces Felipe era el adalid de la Iglesia Católica. Se comenzó un ataque contra el papa Pablo IV, que reprobaba la presencia española en Italia y que había concentrado una alianza con Enrique II de Francia, siempre dispuesto a perjudicar a España favoreciendo sus pretensiones sobre Italia. El duque de Alba atacó al pontífice en 1556 y en una tregua el ejército francés acudió en ayuda del papa. Las tropas españolas se replegaron esperando refuerzos y consiguieron repeler un ataque francés. El duque de Saboya penetró por Francia y consiguió la famosa victoria de la batalla de San Quintín, en agosto de 1557. Carlos I, por entonces ya retirado en Yuste, creyó que su hijo invadiría París, pero Felipe no aprovechó una circunstancia tan propicia. El pontífice capituló ante el duque de Alba. Francia aprovechó para adueñarse de Calais en enero de 1558, última plaza inglesa desde la guerra de los Cien Años, y también atacaron Luxemburgo y Flandes. Todo se saldó con la firma de la paz de Cateau-Cambrésis en abril de 1559. Francia consolidó su posición al recuperar Calais cortando la vía de comunicación española a ambos lados de su frontera. Pero deparó la hegemonía de España en Europa. En mayo de 1565, la armada otomana llegó a las costas de Malta e inició el asedio a la isla, defendida por los caballeros de la Orden de San Juan u Orden de Malta. El asedio fue durísimo. Por suerte, este gran ataque fue detenido por los miles de soldados que envió España para socorrer a los sitiados. De haber caído en manos del Imperio Otomano, Malta se hubiera convertido en el trampolín perfecto para asaltar Italia. En previsión de un ataque a la isla, el papa Pío V solicitó a España y Venecia la creación de una alianza militar con los Estados Pontificios con el objetivo de frenar la expansión otomana en el Mediterráneo. En 1571, Madrid, Venecia y Roma crearon la Santa Liga. Dada la mayor participación española, se decidió que el mando recayera en don Juan de Austria, hermano de Felipe II. Cuesta creer hoy día que las tranquilas aguas del mar Mediterráneo fueran en otro tiempo escenario de asedios, batallas y guerras. En 1571, los buques de la Santa Liga y la armada turca mantuvieron uno de los combates marítimos más grandes de la historia. La Batalla de Lepanto. La «Santa Liga» juntó una de las mayores flotas que han surcado los mares a través de la historia. Además, entre las tropas de la Santa Liga destacaban los famosos Tercios españoles, que esos primero mataban y después preguntaban, si acaso. Así, con las tropas preparadas para asestar el golpe definitivo a los turcos, la flota partió hacia Grecia. El grupo, formado en su mayoría por buques españoles. Tan sólo unos pocos días después de partir, el 7 de octubre, ambas armadas se encontraron cerca del Golfo de Lepanto dando lugar a lo que sería una de las batallas más sangrientas de la historia. En una de las galeras cristianas se hallaba, espada en mano, un joven literato que no superaba los 24 años; Miguel de Cervantes.

BATALLA DE AYACUCHO

Ayacucho, 9 de diciembre de 1824 Es considerada la última batalla y desencadena el principio del fin del Imperio Español en América. En agos...