viernes, 27 de enero de 2023

EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS


El hispanista francés Joseph Pérez ha destacado las semejanzas que existen entre esta expulsión y la persecución de los judíos en la Hispania visigoda casi mil años antes de la realizada por los Reyes Católicos firmada en Granada y que ésta no fue una excepción en Europa, salvo por tardía, a pesar de la fama de antisemitas que arrastran los monarcas.  La primera expulsión masiva la había ordenado Eduardo I de Inglaterra en 1290. Frente a la hegemonía militar que impuso el Imperio español durante los siglos XVI y XVII en toda Europa, sus enemigos históricos solo pudieron contraatacar a través de la propaganda. Un campo donde Holanda, Francia e Inglaterra se movían con habilidad y que desembocó en una leyenda negra sobre España y los españoles todavía presente en la historiografía actual. Al igual que ocurre con la Guerra de Flandes, la Conquista de América o la Inquisición española, la propaganda extranjera intoxicó y exageró lo que realmente supuso la expulsión de los judíos de los reinos españoles pertenecientes a los Reyes Católicos en 1492. En suma, los ganadores son los encargados de escribir la historia y España no estuvo incluido en este grupo. Las expulsiones y agresiones a poblaciones judías, un grupo al que se atacaba con frecuencia para esconder los verdaderos problemas sociales, fueron una constante durante toda la Europa medieval. Salvo en España, los grandes reinos europeos habían acometido varias ráfagas de expulsiones desde el siglo XII, en muchos casos de un volumen poblacional similar al de 1492.  Así, el Rey Felipe Augusto de Francia ordenó la confiscación de bienes y la expulsión de la población hebrea de su reino en 1182. Una medida que en el siglo XIV fue imitada otras cuatro veces (1306, 1321, 1322 y 1394) por distintos monarcas. No en vano, la primera expulsión masiva la ordenó Eduardo I de Inglaterra en 1290. Fueron reseñables las que tuvieron lugar en el Archiducado de Austria y el Ducado de Parma, ya en el siglo XV. La expulsión de los judíos de España fue firmada por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492 en Granada. Lejos de las críticas que siglos después recibió en la historiografía extranjera, la cruel decisión fue vista como un síntoma de modernidad y atrajo las felicitaciones de media Europa. Ese mismo año, incluso la Universidad de la Sorbona de París trasmitió a los Reyes Católicos sus felicitaciones. De hecho, la mayoría de los afectados por el edicto eran descendientes de los expulsados siglos antes en Francia e Inglaterra.
Los que abandonaron finalmente el país pertenecían a las clases más modestas La razón que se escondía tras la decisión, además del recelo histórico de los cristianos contra los hebreos, era la necesidad de acabar con un grupo de poder que algunos historiadores, como Wiliam Thomas Walsh, han calificado como «un Estado dentro del Estado». Su predominio en la economía y en la banca convertía a los hebreos en los principales prestamistas de los reinos hispánicos. Con el intento de construir un estado moderno por los Reyes Católicos, se hacía necesario acabar con un importante poder económico que ocupaba puestos claves en las cortes de Castilla y de Aragón. Así y todo, los que abandonaron finalmente el país pertenecían a las clases más modestas; los ricos no dudaron en convertirse. Por tanto, el caso español no fue el único, ni el primero, ni por supuesto el último, pero si el que más controversia histórica sigue generando. Como el historiador Sánchez Albornoz escribió en una de sus obras, «los españoles no fueron más crueles con los hebreos que los otros pueblos de Europa, pero contra ninguno otro de ellos han sido tan sañudos los historiadores hebreos». Como ha señalado Joseph Pérez, "hay que desechar la idea comúnmente admitida de una España donde las tres religiones del Libro, cristianos, musulmanes y judíos, habrían convivido pacíficamente durante los dos primeros siglos de la dominación musulmana y, más tarde, en la España cristiana de los siglos XII y XIII. La tolerancia implica no discriminar a las minorías y respetar la diferencia. Y, entre los siglos VIII y XV, no hallamos en la península nada parecido a la tolerancia". Henry Kamen, por su parte, afirma que "las comunidades de cristianos, judíos y musulmanes nunca habían vivido en pie de igualdad; la llamada convivencia fue siempre una relación entre desiguales". En los reinos cristianos, destaca Kamen, tanto judíos como musulmanes eran tratados "con desprecio" y las tres comunidades "vivían existencias separadas" ¿Qué tuvo entonces de diferente esta expulsión? La mayoría de historiados apuntan que, precisamente, lo llamativo del caso español está en lo tardío respecto a otros países y en la importancia social de la que gozaban los judíos en nuestro país. Aunque no estuvieron exentos de episodios de violencia religiosa, los judíos españoles habían vivido con menos sobresaltos la Edad Media que en otros lugares de Europa. En la corte de Castilla, no así en la de Aragón, los judíos ocupaban puestos administrativos y financieros importantes, como Abraham Seneor, desde 1488 tesorero mayor de la Santa Hermandad, un organismo clave en la financiación de la guerra de Granada. Una gran odisea para los expulsados No obstante, la cifra de judíos en España sí era especialmente elevada en comparación con otros países de Europa. En tiempos de los Reyes Católicos, siempre según datos aproximados, los judíos representaban el 5% de la población de sus reinos con cerca de 200.000 personas. De todos estos afectados por el edicto, 50.000 nunca llegaron a salir de la península pues se convirtieron al Cristianismo y una tercera parte regresó a los pocos meses alegando haber sido bautizados en el extranjero. Algunos historiadores han llegado a afirmar que solo se marcharon definitivamente 20.000 habitantes. El edicto les prohibía sacar oro, plata, monedas, armas y caballos del reino. Aunque la expulsión de 1492 fue sobredimensionada respecto a otras en Europa, causando a España una inmerecida fama de país hostil a los judíos, nada quita que la decisión provocara un drama social que obligó a miles de personas a abandonar el único hogar que habían conocido sus antepasados. Según establecía el edicto, los judíos tenían un plazo de cuatro meses para abandonar el país. El texto permitía llevarse bienes muebles pero les prohibía sacar oro, plata, monedas, armas y caballos. Los hebreos afectados por el edicto que decidieron refugiarse en Portugal se vieron pronto en la misma situación: destierro o conversión. Así y todo, su suerte fue mejor que los que viajaron al norte de África o a Génova, donde la mayoría fueron esclavizados. En Francia, Luis XII también los expulsó. Comenzaba en esos días una odisea para los llamados judíos sefarditas que duraría siglos, y que generó una nostalgia histórica hacia la tierra de sus abuelos todavía presente. Siglos después, en 1967, tras el Concilio Vaticano II, se revocó en España la expulsión de 1492. Un año después tuvo lugar la inauguración oficial de la primera sinagoga. Hasta donde se sabe o se cree que se sabe, de momento, los judios se "autoproclamaron" el pueblo elegido, etc, etc, como defensa, ya que lo suyo no era guerrear, ni trabajar la tierra, ... Pero decir judios es demasiado general y borroso ya que los pueblos semitas son bastantes y según estudios modernos basados en los genes (según el Dr. Eran Elhaik, judio, de la universidad Johns Hopkins), los judios europeos no tienen demasiado de alemanes y parece que vienen del Caucaso, del imperio Jázaro y no son los mismos judios de los tiempos bíblicos etc, etc, teorías... Los territorios refugio de este mapa tal vez sean lugares de origen que tal vez antes también fueron refugio. No son más inteligentes que nadie, si no, no les hubiera pasado todo lo que les ha pasado en la historia y no seguirían armando desastres allá por donde van. Los "judios" son muy cerrados y todo lo que les rodea es estrictamente racial y religioso, pero desmontado su origen racial solo queda una unión religiosa del "pueblo judio", el cual nunca ha existido ya que los pueblos hebreos, semitas, nunca formaron un solo pueblo. En cuanto a su unión religiosa, resulta que no son proselitistas, no buscan más adeptos para engrosar las filas de su religión, son elitistas y no hay lugar para más en la cúspide de su reino que es el mundo entero. El hecho de "ser judio" es transmitido por la madre, es decir, si no eres hijo de mujer judia no podrás ser judio jamás, tienen un amplio abanico de nombres para clasificar a todos los individuos que participan o que son ajenos a su religión/raza... alguien lo entiende? Vinculan la raza a la religión... el "novamás del novamás". Su pensamiento es "inamovible" (como el islam), es decir, que no ha cambiado, ni está cambiando ni cambiará y hablar de ello o de ellos es algo "malo", incorrecto desde un punto de vista político porque no han de ser cuestionadas sus directrices. El holocausto (que cada vez que se menciona debe ser acompañado de calificativos de claro rechazo o se puede caer en la duda sobre si se justifica) no fue holocausto, que implica el sacrificio (por lo tanto voluntario) de judios por su Dios, fue una matanza, una eliminación, calculada y planeada hasta el más mínimo detalle por gente desquiciada, loca, atontada, inhumanizada, etc, que encontraron en el sufrimiento del pueblo alemán el momento porpicio para realizar aquello y más, porque pasó mucho más que lo que dicen los judios, los millones de muertos que engrosan las listas de bajas de la 2ª GM no las llenan los judios ni por asomo, y más si contamos las bajas que no se citan en esas listas, basta con nombrar un país, Ucrania... masacrado por todos y que no tiene ninguna película-documental estrenada en cines para que la gente sepa lo que pasó. La propaganda es muy clara y USA y Europa cerró los ojos a lo que luego los judios hicieron entrando en Palestina, creando un país que es el infierno en la Tierra, por no disponer de medios morales y económicos para oponerse a un movimiento que había sufrido el HOLOCAUSTO... desde ese punto de vista sí se puede entender que fuera un sacrificio si Israel es el fin que se buscaba, hasta ahora no han demostrado otra cosa. Sus comunidades han sido historicamente muy cerradas, no trabajaban, vivian de los "servicios" que podían realizar a la comunidad en la que se colaban (que no mezclaban, porque eso no lo hacían) por lo que una de sus practicas habituales fue la usura, penada durante largo tiempo. Una cosa es generalizar y otra no saber analizar las partes de un todo que es a veces es variopinto y a veces homogéneo, y en el caso de los judios es muy difícil debido a que muchas veces se confunden como el soluto en un disolvente que no consigue la mezcla y termina por expulsarlo. Sin necesidad alguna de justificar nada que no es justificable, hay que reconocer que, en la mayoría de las ocasiones, una acción provoca una reacción que suele ser proporcional, otras no. Con esto quiero decir, y se puede comprobar a lo largo de la historia y en los acontecimientos recientes, que si tocas los huevos es muy posible que luego te los toquen a ti y también es muy posible que te los corten. Llorar luego es de imbéciles por lo que el Papa tiene razón, y también la tiene Barenboim, desde dos puntos de vista distintos. Lo raro es que la gente no se de cuenta de algo tan sencillo salvo cuando les toca en primera persona y es que el mundo está lleno de nuevos conversos, radicales de estirpes ancestrales y otros que simplemente solo están para dar una sombra en el suelo. El que no llora no mama y eso lo sabe muy bien esta gente que regatea a su propia sombra.

BATALLA DE AYACUCHO

Ayacucho, 9 de diciembre de 1824 Es considerada la última batalla y desencadena el principio del fin del Imperio Español en América. En agos...