jueves, 20 de noviembre de 2025

MUERTE DE FRANCO – CAMBIO DE RÉGIMEN

Franco muere después de varias operaciones el día 20 de noviembre de 1975 y las instituciones entraron en funcionamiento como un reloj. Dos días después don Juan Carlos es proclamado rey de España. La oposición mostró su recelo hacia Arias Navarro, nombrado presidente el 1 de diciembre.
Incluso la legitimidad de Juan Carlos también era discutible. Don Juan de Borbón no había renunciado y era el legítimo heredero de la corona. Pero en enero de 1967 Manuel Fraga había creado  la Ley Orgánica del Estado asegurando la monarquía.

ADOLFO SUÁREZ
El núcleo del Movimiento Nacional ejerció su influencia para que sea nombrado Arias Navarro, éste dio un discurso aperturista pero muy moderado. Evidentemente contó con gente de pasado franquista, pero de talante liberal como Fraga Iribarne, José M. Areilza y Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate. La cartera del ministerio del Movimiento la ocupó un casi desconocido Adolfo Suárez, un falangista.
Tres días después de la proclamación del rey hubo un primer indulto, muy lejos de la amnistía general. Se liberó a unos 4.000 presos, de ellos solamente 200 políticos, pero salieron a la calle personas de significación, como Marcelino Camacho y otros de Comisiones obreras, comunistas declarados. Quedaban conmutadas las penas de muerte y otros aspectos beneficiosos para los detenidos.
El 2 de diciembre de 1975 don Juan Carlos nombra a Torcuato Fernández-Miranda presidente de las Cortes, y ya había sido presidente del gobierno de forma interina en el 73, tras el asesinato de Carrero Blanco, y también fue el profesor de Derecho Político de Juan Carlos  que contaba con él para el pilotaje de la Transición desde la dictadura a la democracia.

TORCUATO FERNÁNDEZ MIRANDA 
En un libro de José Luis de Vilallonga cuenta una entrevista con D. Juan Carlos y éste le confiesa que en una charla que tuvo con Torcuato le manifestaba su preocupación por el juramento que habría de prestar, y que él consideraba que incluso habiendo jurado mantenerlos, los principios del franquismo no podían seguir vigentes, pues ello equivalía a admitir que el régimen precedente seguía en su lugar. Pero Torcuato Fernández Miranda, sin perder la calma, me decía: “Vuestra Majestad no debe preocuparse. Jurad los Principios del Movimiento, que más tarde los iremos cambiando legalmente uno tras otro.” Su frase favorita era: “Hay que ir de la Ley a la Ley a través de la Ley” Y así fue como se hizo…
Torcuato Fernández-Miranda fue el cerebro de la Ley para la Reforma Política. Arias Navarro y algunos otros fueron obstáculos en un camino claramente trazado desde los franquistas.

JUAN CARLOS I JURA COMO REY DE ESPAÑA 
El desmantelamiento del Régimen era el objetivo y va a comenzar.
El 13 de diciembre, en el primer gobierno del Rey, Torcuato Fernández-Miranda jura desempeñar sus cargos “con absoluta lealtad al Rey y estricta fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino” pero también dice que “el pasado no me ata”.
Siendo aún Arias Navarro el Presidente del gobierno, Adolfo Suárez, todavía Ministro Secretario del Movimiento, el día 9 de junio de 1976 pronuncia un discurso ante las Cortes Franquistas y coloca acertadamente unas palabras, de Machado, sin nombrarlo, un poeta republicano, fallecido en el destierro. “Está el hoy abierto al mañana. Mañana al infinito. Ni el pasado ha muerto, ni el mañana ni el ayer está escrito”.
Aparece Adolfo Suárez.  Tras unas declaraciones del rey y otras cuestiones forzaron a Arias Navarro a dimitir el 1 de julio de 1976, con lo cual el camino quedaba expedito. El hombre ya estaba elegido por el rey y seguramente por Fernández-Miranda también. Cumplía los requisitos que habían pensado. En los ambientes políticos y periodísticos se comentaba que los candidatos más señalados eran José Ma. Areilza y Manuel Fraga. Pero en realidad debía ser una persona algo joven, pero con experiencia en política, audaz y que no pusiera frenos a la democratización del país. No podía estar ligado a poderes fácticos o a las grandes empresas, la banca o el ejército.

SE APRUEBA LA LEY DE LA REFORMA POLÍTICA 

De entre todas las posibilidades que el Consejo del Reino consideraba fueron descartados Fraga y Areilza a las primeras de cambio. El Rey se las había ingeniado para que Suárez figurase en la terna en la cual él debía decidir. No era una personalidad de peso y los consejeros lo incluyeron precisamente porque pensaban que era simplemente para “hacer bulto”, el candidato previsto era Solís. De la ingeniería política se encargaría el propio Fernández-Miranda y de la economía se pensaba en alguien relevante como Fuentes Quintana. El filtro de combinaciones fue inteligentemente gestionado. Realmente es para una novela de intrigas.
Fernández-Miranda reúne al Consejo del Reino para elaborar una terna de la cual el rey debía escoger al nuevo Presidente del Gobierno. Así fue quedando la lista con 9 miembros de los que se eligieron a 6. En esa jornada quedaron, finalmente, 3 candidatos. Fernández-Miranda, que tenía voz y voto en el Consejo mueve los hilos a fin de que en la terna de candidatos se encontrara Suárez, tal y como deseaban él y el monarca. Fueron elegidos Federico Silva, que había sido ministro con Franco, era el más considerado, Gregorio López Bravo, hombre de confianza y muy conocido como ministro de Industria y de Asuntos Exteriores, y Adolfo Suárez, que lo incluyeron como relleno, para formar la terna que debían entregar al rey, un candidato de trámite.
Finalmente el 3 de julio de 1976, Adolfo Suárez es elegido por el rey como Presidente del Gobierno. La decisión sorprendió tanto a políticos como a la opinión pública, ya que Suárez era prácticamente desconocido. Dos días antes había dimitido Carlos Arias Navarro.
La elección de Juan Carlos recayó en un político joven y ambicioso, pero que tenía experiencia y conocía bien el funcionamiento del régimen franquista.
En 1947 Carrero había redactado la “Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado”, en la que España quedaba establecida como “Estado católico, social y representativo” quedaba “Constituido en Reino”. Esto fue ampliado por Fraga en enero de 1967 con la Ley Orgánica del Estado asegurando la monarquía., y luego otra redacción por Torcuato Fernández-Miranda.
Aquel verano del 76 Adolfo Suárez había sido nombrado presidente del gobierno español.

SUÁREZ JURA SU PRESIDENCIA 

Tenía un “pequeño” encargo del rey Juan Carlos: coger un país educado en una dictadura de 40 años y convertirlo en una democracia. Conseguir esa meta suponía desmontar el régimen franquista pieza a pieza; anular sus estructuras de poder, que estaban incrustadas en toda la sociedad; vencer la resistencia de unas Fuerzas Armadas que se consideraban depositarias de la legalidad franquista; convencer a la oposición democrática de la seriedad del propósito y, sobre todo, desactivar los restos del fascismo refugiados en el búnker desde el que defendían sus creencias y azuzaban a militares y policías.
La Reforma Política. Buscó Suárez entre las personas tolerantes y aperturistas un grupo de prestigio.
Lo primero era promulgar una Ley para la Reforma Política. Encargó el trabajo a juristas. Obtuvo por lo tanto muchos borradores que complicaban el asunto, y encargó a Fernández-Miranda que estudiara el tema entregándole los borradores. Éste los estudió concienzudamente y a finales agosto le entregó un trabajo manuscrito con una nota, "Aquí te dejo esto que no tiene padre".
Ese texto se convirtió en la Ley para la Reforma Política. Era el instrumento preciso para desmontar el aparato franquista con la aprobación de los propios franquistas. Es decir, que políticamente debían suicidarse. El punto de inflexión, la gran prueba de fuego era la aprobación por las Cortes Franquistas de la Ley de la Reforma Política que traería precisamente la desaparición del franquismo legalmente votado por los franquistas.
El cambio lo ejecutó después Adolfo Suárez, con el guion de Torcuato que, en realidad, era el único posible para un cambio de régimen incruento y sin revanchismos de guerra-civilistas.
Todas las personas de las Cortes franquistas fueron consultadas en realidad para tantear las posibilidades en una futura votación. Se ingenió una solución arriesgada y novedosa. A los menos proclives se les pago unas vacaciones de un mes en el caribe, acompañados por la familia, cosa que no rechazaron. En ese periodo se realizarían las elecciones.  
En el año 76 los hechos se sucedían con una rapidez inusitada, y solamente por recordar los más importantes diremos que en octubre es aprobado el Proyecto de Ley para la Reforma Política, ante el Consejo Nacional del Movimiento, órgano consultivo, y ya en noviembre se queda aprobada dicha ley por las Cortes Franquistas, además por amplia mayoría, que se llamó “el suicidio”. En diciembre ocurre el desgraciado atentado de la matanza de Atocha. No obstante, el paso siguiente era someter a referéndum la Ley para la Reforma Política y se celebró el 15 de diciembre de 1976 registrando una participación cercana al 80%, con una aceptación del 94% de los votos.
Suárez se comprometió públicamente a realizar la reforma constitucional y la celebración de elecciones antes del 30 de julio de 1977. Dio a conocer la composición del gobierno y ganó credibilidad. Ante la oposición de jefes del ejército, destacados franquistas, algunos dimitieron y nombró al general Gutiérrez Mellado en la dirección de las Fuerzas Armadas, hombre más liberal, para iniciar un lento proceso de renovación de los jefes del Ejército y también de la Guardia Civil y la Policía Armada, todos por aquel entonces bajo la jurisdicción militar. El terrorismo de ETA no cesaba.
Los meses posteriores fueron de gran confusión. Los partidos políticos no gozaban aún de estatuto oficial, pero debían de ser tolerados. También ocurrió que algunos amnistiados pasaron de ser convictos a ser protegidos con escolta policial, como el sindicalista Marcelino Camacho. Tanto la ETA como el GRAPO continuaron con su espiral de violencia. Pero si algo realmente podría realizar una seria oposición a los cambios planteados eran el ejército y el Partido Comunista.
Era necesario legalizar al Partido Comunista, pues no se podría ir a unas elecciones democráticas sin su participación, no sería creíble que parte del pueblo no pueda manifestar su derecho a elegir. Y también de cara a la credibilidad internacional era necesario demostrar que estábamos en la senda de la auténtica democracia. Pero si había algo en realidad peligroso era precisamente la legalización de los comunistas.
Negociaciones, habilidad política, manejo de los tiempos y mucho sentido de las responsabilidades conferidas. Por lo tanto en enero de 1977 se suprime el Tribunal de Orden Público, de negro recuerdo, también la Secretaría General del Movimiento, que ya no tenía razón de ser.
Formados los partidos políticos en el mes de febrero de 1977, salvo el partido Comunista, que en un acto entre la valentía y la ocultación se legaliza el Partido Comunista en abril.

CORTES FRANQUISTAS 

Hay que destacar que en aquella época todos aquellos políticos supieron dejar de lado sus ideologías para comprometerse en conseguir una España democrática, y fueron capaces de entenderse entre rivales ideológicos. Carrillo dejó el comunismo ruso para pasar al comunismo europeo, Fraga tuvo el acierto enorme de aglutinar en un partido democrático a los anteriores franquistas más liberales. Felipe González hizo que el PSOE abandonara el marxismo, no sin críticas. Y hasta Tierno Galván, termino siendo aliado, con su socialismo al PSOE. Otros como partidos de la Democracia Cristiana, Liberales y Monárquicos y otros, se unieron bajo el paraguas de la UCD de Adolfo Suarez.
Cumplido su trabajo Fernández-Miranda en mayo de 1977 dimitió como presidente de las primeras Cortes de la Monarquía al estar en desacuerdo con Adolfo Suárez y con el modo en el que se habían abordado algunos acontecimientos que escapaban a su control, especialmente la cuestión autonómica. Fue reconocido por el rey con la concesión del Toisón de Oro, máxima condecoración posible y el puesto de senador por designación real.
Falleció, olvidado, el 19 de junio de 1980 en Londres, a consecuencia de un paro cardíaco.
Gracias a hombres como Fernández-Miranda en menos de tres años se pudo pasar del franquismo a la promulgación de una Constitución Democrática, consensuada por los partidos políticos y aprobada en referéndum por el pueblo español.
Suárez se había comprometido a “Hacer normal en la ley lo que a nivel de calle es simplemente normal”. Pero había que hacerlo todo sin quebrantar la paz civil, logrando que los viejos enemigos se dieran otra vez la mano. “Todo está atado y bien atado”, había dicho el general Franco en su mensaje de Navidad de 1969. La tarea empezaba por encontrar los nudos y desatarlos.

Votación en las Primeras Elecciones Democráticas. 
La Ley de la Reforma reconocía los derechos fundamentales de las personas y otorgaba potestad legislativa a los representantes previendo un sistema electoral democrático y de representación proporcional.  Por lo tanto, se elaboró un decreto presentado el 18 de marzo del 77 que permitió celebrar las elecciones el 15 de junio para elegir a senadores y diputados. Ganaron las posiciones de centro, la UCD de Suárez y el PSOE de González, quedando a distancia tanto los comunistas como los conservadores de Fraga. La Ley ofrecía la posibilidad de que la iniciativa de la reforma constitucional correspondiera al Gobierno o al Congreso de los Diputados. Y se eligió al Congreso.

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