lunes, 1 de mayo de 2023

EL DOS DE MAYO 1808

 EL PUEBLO DE MADRID DESAFÍA A NAPOLEÓN 
Han pasado 215 años y creo sinceramente que si este país tuviera unos gobernantes serios y orgullosos de nuestra historia, el 2 de mayo sería fiesta no solo en Madrid, sino en toda España.
Ese día comenzó un levantamiento popular, que desembocó en una guerra contra el ejército más poderoso del mundo, el de Napoleón, el Emperador de Europa.
Pero no fue algo que pasó de un día a otro, como todo fue una serie de circunstancias. Los hechos son tan importantes y tantos que se solapan en las fechas, por lo que iremos señalando día por día cada uno de ellos.

MONUMENTO A LOS HÉROES DEL 2 DE MAYO

20 de abril de 1808.-  En Madrid, Toledo y Burgos crecía el descontento contra los franceses, ante los rumores de que iba a restaurarse en el trono a Carlos IV. En Madrid, Murat hacía ostentación de sus fuerzas, lo cual causaba animadversión en el pueblo madrileño. Se sabía que Napoleón tenía medio secuestrados a Carlos IV y Fernando VII. Y eso jodía, claro. Además las tropas napoleónicas se comportaban con chulería propia de un invasor. Ni la corte ni el ejército pensaban en la resistencia frente al francés en aquél momento. Nadie iba a suponer que Fernando VII, después de proclamarse rey en el motín de Aranjuez, con el apoyo popular, iba a ser el mayor traidor que hubo en España. Solo estaba interesado en lamerle las botas a Napoleón. Deseaba ser nombrado rey por Napoleón y emparentar con él. Pero estas no eran las ideas del emperador. Quería desterrar definitivamente a los Borbones.
25 de abril.-  La Junta en Madrid recibe un decreto por el que Carlos IV nombraba al francés Murat como Lugarteniente del Reino para que gobernase en su propio nombre.
Se daba la paradoja de que existía un reino sin rey, con lo cual Murat ostentaba el grado de Lugarteniente del emperador hasta el nombramiento de un nuevo rey.
29 de abril de 1808.-  Murat recibe la orden de enviar a los restantes miembros de la familia Borbón a Bayona, pero el infante don Francisco de Paula se negaba a salir de España, tenía 12 años, y más cabeza que toda su familia.
1 de mayo.-  Sabidas estas cosas, en la noche del 1 al 2 de mayo de 1808, el letrado Juan Villamil es nombrado miembro de una nueva Junta Suprema de Gobierno (clandestina), para reemplazar a la que ya los franceses dominaban.


2 de mayo.-  El jurista Juan Villamil se encontraba en su casa de Móstoles y recibió la comunicación de que el pueblo se había revelado cuando las tropas francesas sacaban del Palacio Real al infante Francisco de Paula para llevarlo a Francia ese mismo día.
El levantamiento del 2 de mayo no fue realizado por el Estado Español, ni por el ejército, sino por las clases populares de Madrid contra el ocupante tolerado (por indiferencia, miedo o interés) por gran cantidad de miembros de la administración. El pueblo madrileño se alzó en armas, es un decir, ya que apenas si tenían
LA CARGA DE LOS MAMELUCOS (GOYA)

El ejército español tenía orden de su rey de amistad con los franceses, por lo que además de estar en clara diferencia numérica, era una desobediencia militar al rey. Pero el pueblo recibió la ayuda de algunos destacamentos del ejército y los capitanes del parque de artillería Daoíz y Velarde, que proveyeron de armas y ante los hechos, fueron atacados por los franceses muriendo en la refriega.

Los madrileños armados con palos, agujas, barras de hierro, cuchillos y poco más, cargaron contra un destacamento francés y le robaron el cañón.
En fin, que los españoles hicieron lo que pudieron frente a un ejército profesional. Al final fueron conducidos a una emboscada donde los “mamelucos”, soldados musulmanes del ejército francés, se despacharon a gusto con sus cimitarras. Quedó en la memoria gracias al gran reportero gráfico que teníamos, Goya, con “La carga de los Mamelucos”. Se dice que el pintor pudo ver desde una ventana la matanza.
Reprimida la protesta, la sangre derramada no hizo sino inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España contra las tropas invasoras.
El mismo 2 de mayo por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias horribles traídas por los fugitivos de la represión en la capital, Juan Villamil, jurista, redactó un oficio que fue firmado por el alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández, y que sería distribuido por todo el país. Se trataba de una declaración de guerra a Napoleón. 

Un pueblo, que no un gobierno, el alcalde de un pueblo que prácticamente sin armas, le declaran la guerra al Emperador europeo, al mejor ejército del mundo en aquellos años. Encendida estaba la llama de la lucha por la libertad del sometimiento. Comenzaba así la guerra de la independencia.
Puede decirse que la reacción del pueblo español representó lo mismo que había representado la Revolución Francesa unos años antes.

FUSILAMIENTO DEL 3 DE MAYO 
3 de mayo.-  Comenzó una represión cruel. Los franceses, no conformes con haber aplacado el levantamiento, se plantearon tres objetivos: controlar la administración y el ejército español, aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles y afirmar que ellos gobernarían España. Reprimida la protesta por las fuerzas napoleónicas presentes en la ciudad. En la montaña del Príncipe Pío se realizaron los fusilamientos de los rebeldes españoles, que también Goya plasmó genialmente en su pintura.
Sin embargo, la sangre derramada no hizo sino inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España contra las tropas invasoras. Comenzará así la noticia de que la Guerra de la Independencia se está preparando.
 

domingo, 30 de abril de 2023

JAMES COOK Y LOS NAVEGANTES ESPAÑOLES

 

Si le pregunta a un inglés quien fue el más glorioso navegante de la historia dirá que James Cook. Sin embargo, doscientos años antes de que Cook realizara sus viajes, Vasco Núñez de Balboa fue el primer europeo en ver el océano Pacífico desde la orilla de americana, y tras cruzar el istmo de Panamá, tomó posesión de sus aguas en nombre de los reyes de España el día 25 de septiembre de 1513, y le otorgó el nombre de Mar del Sur. Unos años más tarde, el navegante portugués Fernando de Magallanes durante su expedición a Filipinas y las Molucas al servicio de la Corona de España, le dio el nombre de Pacífico por encontrarse aguas tranquilas durante la mayor parte de su viaje desde el estrecho de Magallanes. En su viaje, Magallanes descubrió y reclamó las Filipinas para la corona española pero las corrientes y los vientos que hacían posible llegar, dificultaban en cambio volver, de forma que la alternativa consistió en continuar hacia la Península por la costa africana pasando el Cabo de Buena Esperanza, tal y como completó Juan Sebastián Elcano en 1522, tras la muerte en Filipinas de Magallanes, consiguió realizar la primera circunnavegación de la tierra. Sin embargo, la ruta no estaba abierta a los barcos españoles, puesto que, según el Tratado de Tordesillas, la costa africana pertenecía a los portugueses.

No fue hasta que Miguel de Urdaneta y Miguel López de Legazpi descubrieron el denominado Tornaviaje, el camino de vuelta, una ruta totalmente distinta, por el norte del océano Pacífico, cuando la empresa española se transformó, de aventura geográfica, en el mayor imperio colonial de todos los tiempos. Fueron dos siglos de predominio mundial y naval sólo compartido con los portugueses, en los que el Imperio Español de los Austria se erigió como la potencia mundial hegemónica. El descubrimiento español de las Islas Salomón es sólo un pedazo de la historia de la navegación española en el Océano Pacífico, una gigantesca aventura que comenzó a hacer posible hace ahora más de 500 años. Con aquel descubrimiento, el Imperio Español alcanzaría su mayor gloria y expansión, tras las sucesivas expediciones de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, Miguel de Urdaneta, Jofre de Loaisa, Álvaro de Mendaña. El navegante James Cook fue quien cartografió lo que es hoy Australia y Gran Bretaña utilizó al principio el territorio para usarlo como penal por la enorme cantidad de presos que tenían. A la vez colonizó el continente y las islas. Las islas Hawái fueron descubiertas por el español Álvaro de Saavedra en 1527 y la circunnavegación y cartografía de Terranova y Nueva Zelanda. Cook fue un navegante, explorador y cartógrafo británico, nacido en octubre de 1728 y murió en Hawái en 1779. Reclamó para Gran Bretaña de la costa este de Australia, que ya había sido descubierta por los españoles en el siglo XVI. Realizó tres viajes por el océano Pacífico, durante los cuales se describieron con precisión grandes áreas, y muchas islas y costas fueron documentadas por primera vez en mapas europeos. EL TORNAVIAJE -
Al parecer, el marino inglés sentía admiración por este Luis Vaz de Torres, español que descubrió el paso entre Australia y Nueva Guinea y que avistó el cabo de York (o sea, la costa norte australiana), en el que no desembarcó por creer que estaba ante una isla más. El inglés mostró su consideración con claridad: fue uno de los pocos nombres españoles que respetó en sus mapas. Álvaro de Mendaña descubrió las islas Marquesas en 1595. James Cook se dirigió hacia Nueva Zelanda, cruzó dos veces el Círculo Polar Antártico en busca del continente que nunca halló y continuó viaje hacia las islas Marquesas que descubrió, casi doscientos años después de Álvaro de Mendaña. En su tercera vuelta al mundo en 1776 volvió a la mar. Otra vez Nueva Zelanda, de nuevo Tahití, para alcanzar las Tuamotu (cuyo significado es muchas islas), que ya había estado Magallanes en 1521, y fue llamado el Archipiélago Peligroso. Luego acertó a descubrir las islas de la Sociedad (o sea, Hawái), en las que ya había estado Juan Gaetano en 1527 según consta en un mapa publicado a mediados del siglo XVI. Volvió a las islas Sociedad. O sea, a Hawái. Ya no servían las medallas que solían utilizar como moneda de cambio ni las mercaderías que llevaban para ese mismo fin, porque se habían acabado. Entonces, Cook exigió alimentos y agua a cambio de nada. Los habitantes de la bahía de Kealakekua no estaban dispuestos a regalarle cuanto pidiera. Un día robaron una chalupa (dicen que fue una trampa urdida por el propio Cook para provocarlos) y bajó a tierra casi sin protección con el fin de recriminarles la acción violentamente y exigirles su devolución inmediata. Se negaron. Los ingleses dispararon sus armas y retrocedieron para embarcarse. Un hawaiano clavó un cuchillo en la espalda de Cook (tal vez regalado por los marinos ingleses). No pudieron rescatarlo. Era el 14 de febrero de 1779. El hombre que había conocido el océano Pacífico como si fuera la piscina de su casa había muerto. Lo trocearon y se lo comieron. Igual que otros habían hecho con Magallanes doscientos cincuenta años antes.

jueves, 27 de abril de 2023

LOS PRIMEROS BORBONES - (Y tercera parte)

 

DECISIONES POLITICAS DE LOS PRIMEROS BORBONES 

Carlos III Este largo reinado del primer hijo de Felipe V posibilitó la incorporación de España al ritmo del crecimiento de las naciones más avanzadas de Europa mediante la superación del déficit acumulado en el siglo XVII. Vino de ser el rey de Nápoles, lo que le aportaba gran experiencia de gobierno. Posiblemente no fuera un hombre inteligente, pero supo rodearse de saber elegir a sus colaboradores. Carlos III deparó a los españoles el reinado más fructífero y positivo de todo el siglo. Para los madrileños en concreto con las grandes obras y embellecimiento de la ciudad, haciendo de ella una digna capital de un reino, ha quedado para siempre en el recuerdo como “El mejor alcalde de Madrid” Obras como la Puerta de Alcalá, de Sabatini, Museo del Prado del arquitecto Juan de Villanueva. Las fuentes de Neptuno y Cibeles y la Fuente de Apolo o de las Cuatro Estaciones, tres grandes grupos escultóricos diseñados por Ventura Rodríguez para el Salón del Prado. El Museo del Prado del año 1785. En principio no había de funcionar como pinacoteca, sino que se trataría del Gabinete de historia natural. De Juan de Villanueva. El Observatorio Astronómico y el Jardín Botánico, que aún hoy podemos visitar. Todo ello inmerso en los jardines del Buen Retiro. Carlos III hizo que desaparecieran las grandes fiestas palaciegas, que habían sido tan numerosas. Fue el símbolo del Despotismo Ilustrado, impulsor de los grandes proyectos ministeriales, reforma fiscal, creación del primer banco Nacional, fomento de la industrialización, las comunicaciones y la colonización, patrocinio de las academias y de las asociaciones de amigos del país. A poco de llegar contó con Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, hombre imbuido del pensamiento ilustrado que trabajó por el saneamiento de la hacienda pública y el recorte de las clases privilegiadas.
Después del famoso “Motín de Esquilache”, emboscada en la que el rey no pudo apoyarle, marchó al exilio. Le sucedió Pedro de Abarca, conde de Aranda, militar efectivo y adecuada para pacificar los disturbios ocasionados por las clases altas soliviantadas por la pérdida de sus privilegios, y unas clases populares que los combatían. Grandes ministros reformistas fueron Pedro Rodríguez de Campomanes y José Moriño, marqués de Floridablanca. Desde sus puestos contribuyeron a la modernización de la administración y del pensamiento político español. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” era el lema de los que pertenecían al Despotismo Ilustrado europeo. Es decir que la clase gobernante participaban que el monarca y el Estado eran garantes de la seguridad y bien del pueblo. Pero sin la participación de éste. De este modo el país estaba dirigido por un reducido número de personas y el rey gobernaba prácticamente sin intermediarios y sin tener que responder de sus actuaciones. Las medidas gubernamentales alcanzaban desde las esferas políticas y económicas a las religiosas, sociales y educativas. Esquilache y el arquitecto italiano Sabatini fueron los encargados de hacer de Madrid una ciudad limpia, y a la altura de las grandes capitales europeas. Se instalaron farolas de aceite, se empedraron las calles, se implantó la evacuación de basuras, se potenció el alcantarillado. También se diseñaron paseos y se levantaron numerosos edificios y monumentos públicos. Aunque a menor escala esta política se extendió también a otras ciudades. Para conseguir el dinero necesario Esquilache potenció el rescate de rentas y propiedades enajenadas anteriormente y lo más importante inició una persecución de los fraudes que solían hacer al fisco las clases altas aprovechando sus privilegios. La jerarquía eclesiástica y la alta nobleza, muy poderosa, iniciaron una campaña de desprestigio contra Esquilache, que al coincidir con una época de malas cosechas, se sumó a ella la clase popular. Se había liberado el precio de los cereales, lo que favoreció la especulación, el alza de precio y por tanto el descontento popular. Finalmente con la excusa de un bando poco importante que prohibía el sombrero de ala ancha y la larga capa castellana, porque favorecían la delincuencia, fue el detonante, manipulado, par el Motín que dio como resultado el exilio del ministro, y otras medidas de carácter económico. Luego se inició una investigación para averiguar los verdaderos promotores de la revuelta y desde el principio la animadversión que tenían contra la Compañía de Jesús, hicieron que los investigadores les señalaran como los is¡instigadores de los motines. Ya Portugal y Francia habían decretado la expulsión de la Orden y eran una idea de los ilustrados europeos. Incluso dentro de la propia Iglesia. Los Jesuitas eran un grupo de presión contra Carlos III, por lo que fueran o no los culpables firmó la ley de expulsión y la confiscación de todos sus bienes. Unos dos mil de España y otro tanto de América fueron embarcados hacia Roma. Años después estos gobiernos consiguieron del papa la disolución de la Orden en 1773. La Iglesia era un estamento de mucho pode y la política de Carlos III no pretendía combatir a la Iglesia pero si no mantener un estado dentro de otro estado. La enfrentamiento en nuevos conflictos bélicos hacían necesaria la recaudación. Se creó la Lotería Nacional, se emitió deuda pública. Las dificultades con las comunicaciones con América a causa de la guerra con Inglaterra, impedía la recaudación y la llegada de productos. En el interior una mala red de comunicaciones dificultaban la distribución. Se construyeron caminos y canales (de riego y navegables como los de Aragón y Tauste y el Canal de Castilla). La política internacional española se centraba fundamentalmente en la defensa de los territorios americanos. Los intereses de la Europa central hace tiempo que habían desaparecido. A raíz de la sublevación del las trece colonias inglesas en el norte de América desde 1763 existía con Inglaterra una paz tensa. Invadieron las islas Malvinas, que con el tiempo abandonaron. A todo esto Francia lo había perdido todo en América, mientras que España mantenía intacto su Imperio. Al finalizar la guerra en 1773, el poder inglés se ratificó. España recuperó Manila y La habana y devolvió Sacramento a Portugal. En 1783 Inglaterra en la Paz de Versalles reconoció la independencia de los Estados Unidos y devolvió a España algunos territorios salvo Gibraltar. Al morir Carlos III se terminaron las reformas de la Ilustración en España, y al año siguiente estallaría la Revolución Francesa, lo que marcaría sin duda el reinado de su hijo, Carlos IV, marcando una etapa diferente.


LOS PRIMEROS BORBONES (Segunda parte)

 

DECISIONES POLÍTICAS DE LOS PRIMEROS BORBONES 

Fernando VI “Paz con todos, guerra con ninguno”. Ese fue el lema que empleó el rey para definir su pensamiento. El reinado, desde 1746 hasta 1759 tuvo como propiedad todo alejamiento bélico, y ese pacifismo activo fue especialmente importante para revitalizar la Hacienda Pública y completar el proceso modernizador de la administración del Estado Para esta tarea contó con importantes hombres, magníficos ministros que estudiaban los proyectos y los sometían a la aprobación del rey, que luego se encargarían de mandar ejecutar. Destacó José de Carvajal, uno de los mejores conocedores de la política europea de mediados del siglo XVIII. A su lado trabajó también Zenón de Somodevilla, más conocido por el Marques de la Ensenada, persona dinámica, creador del catastro y negociador del Concordato con la Santa Sede en 1753. Mediante este pacto se limitó las cantidades de dinero que se enviaban a Roma, al mismo tiempo que se reforzó el patronato regio, lo que permitió al rey ser el que designaba a la mayoría de las figuras del clero.
Ensenada además encontró satisfacción en la potenciación de la flota naval española. Se ampliaron los astilleros de Cádiz, El Ferrol y Cartagena y contrató clandestinamente a ingenieros y capataces ingleses, que tenían prohibida su salida de la isla dado sus conocimientos navales. Fomentó la agricultura nacional, abrió canales de riego, perfeccionó los transportes y comunicaciones, restauró la Real Armada y protegió cuanto tenía que ver con las artes y las ciencias: uno de esos grandes hombres, resumiendo, con los que España y los españoles tenemos una deuda inmensa y del que, por supuesto, para no faltar a la costumbre, ningún escolar español conoce hoy el nombre. El rey siguió con la costumbre de nombrar ministros competentes, gente capaz, ilustrada, con ganas de trabajar y visión de futuro, que pese a las contradicciones y vaivenes del poder y la política hizo de nuestro siglo XVIII, posiblemente, el más esperanzador de la dolorosa historia de España. En aquella primera media centuria se favoreció las ciencias y las artes, se creó una marina moderna y competente, y bajo protección real y estatal se fundaron las academias de la Lengua, de Medicina y la Biblioteca Nacional. Pero todos esos triunfos y avances tuvieron su resistencia, el interior fue el sector más reaccionario de la Iglesia que veía la Ilustración como quién ve a Satanás. Y siempre con las amenazas conspiratorias de su malvada madrastra la Isabel de Farnesio (segunda esposa de Fernando VI) a la cual desterró a La Granja de San Ildefonso. Entre la propia clase eclesiástica había gente docta y leída, con ideas avanzadas. El problema era que la ciencia, les desmontaba dogmas y consignas para ellos irrefutables. Pasó, por ejemplo, la barbaridad de Jorge Juan que era un humanista, ingeniero naval y científico, junto con Antonio de Ulloa, que fue un naturalista, militar y escritor, los dos marinos científicos más brillantes de su tiempo, a la vuelta de América para medir la longitud del meridiano terrestre demostrando que la Tierra está achatada en los polos, reformando el modelo naval español. Y así llegó a darse la circunstancia siniestra de que en algunos libros de ciencia figurase la pintoresca advertencia: «Pese a que esto parece demostrado, no debe creerse por oponerse a la doctrina católica». Pese a todo, hombres doctos y valientes, algunos fueron dignos eclesiásticos, dieron en la correcta dirección pese a las trabas y peligros; como cuando el Gobierno decidió implantar la física newtoniana en las universidades y la mayor parte de los rectores y catedráticos se opusieron a esa iniciativa, o cuando el Consejo de Castilla encargó al capuchino Villalpando que incorporase las novedades científicas a la Universidad, y los nuevos textos fueron rechazados por los docentes. El rey Fernando VI en sus 13 años de reinado, intentó siempre por todos los medios mantener la neutralidad de España en los conflictos entre Francia e Inglaterra que intentaron su implicación, primero Francia conquisto Menorca a los ingleses y la ofreció a España a cambio de su alianza, más tarde Inglaterra ofreció Gibraltar  a cambio de su alianza contra Francia, Fernando VI había visto tantas guerras innecesarias, provocadas por las ambiciones de su madrastra, que evito su implicación en cualquiera por muy bien que le sirviesen las propuestas. Fernando sufría, como su padre, crisis de melancolía, carácter indolente y una esposa a la que idolatraba, Barbara de Braganza. Cuando ella murió, en 1758, Fernando se volvió tremendamente melancólico, (con lo cual le quedó el mote) permaneciendo encerrado  en Villaviciosa de Odón (Madrid), donde paso a sumirse en profunda locura.

ARAGÓN REINO (primera parte)

  Al hundirse el estado visigodo ante el Islam en el siglo VIII, surgen algunas resistencias cristianas, y entre ellas lo que en el futuro f...