sábado, 24 de junio de 2023

LA ESCLAVITUD EN AMÉRICA (Parte 1)

El Imperio Romano, con el avance del cristianismo, fue suavizando la situación de los esclavos, con Constantino I el Grande fue legalizada como castigo, más benigno que la condena a muerte. Digamos un derecho de conquista por guerra justa. La esclavitud en Europa, durante la Edad Media, persistió en pocas zonas. Entre cristianos y musulmanes se había establecido un régimen de mutuas represalias.
La esclavitud fue una constante durante la Edad Media en los reinos cristianos peninsulares. Las guerras de reconquista, el comercio con otras áreas del Mediterráneo, la piratería, las primeras relaciones comerciales de mercaderes catalanes y mallorquines con el norte de África y la conquista de las Islas Canarias fueron los canales proveedores de los mercados de esclavos en España. Entre los esclavos árabes y otros de raza blanca, los negros, poco a poco, fueron engrosando el contingente de esclavos a lo largo y ancho de la Península, siendo más abundantes en el sur y en levante, menos en la meseta castellana y más escasos en el norte. Así, a medida que fueron disminuyendo los esclavos procedentes del área mediterránea, aumentaron los del África sahariana debido a las exploraciones y contactos de navegantes.

MONUMENTO A ENRIQUE EL NAVEGANTE 

Siglo XV - El portugués Enrique “el navegante”, por 1425 crea en el Algarve, un centro de estudios náuticos, geográficos y astronómicos, desde donde organizó diversas expediciones marítimas a las costas occidentales del continente africano, empresas que tenían una finalidad tanto comercial como evangelizadora.
El mismo Papa felicita a Enrique el Navegante por sus descubrimientos y la evangelización que suponen. Simplemente habla de "muchos de Guinea y otros Negros cogidos por la fuerza". En su expansión en África los creyeron subproductos de la civilización musulmana. Por ello las expediciones portuguesas se hicieron bajo el signo de "cruzada" . Semejante error fue mantenido hasta el siglo siguiente. Las ideas medievales niegan personalidad jurídica a los infieles.
Los primeros europeos en llegar a las costas de Guinea fueron los portugueses. El primer europeo que compró esclavos africanos en la región de Guinea fue Antão Gonçalves, un explorador portugués del 1441. Originalmente interesados solo en el comercio de oro y especias, establecieron colonias en las islas inhabitadas de São Tomé.
Sobre la esclavitud de los negros cabe destacar el periodo previo al descubrimiento de América y la trata atlántica de esclavos que es la conquista de las islas Canarias, ello en el marco de la expansión ultramarina de España y Portugal. Ya desde 1425 los portugueses habían ocupado la isla de Madeira y los colonos se encontraban dedicados a la producción de trigo. Enrique "el Navegante" decidió crear un cultivo de caña de azúcar, comprada en Sicilia a comerciantes que la importaban del sudeste asiático, en la isla sostenido por esclavos africanos. Prácticamente al mismo tiempo dos carabelas con pescadores de Palos de la Frontera y algunos marinos del Puerto de Santa María partieron de Andalucía y llegaron al Golfo de Guinea, se apoderaron de ciento veinte esclavos y se los llevaron a Palos, en la actual provincia de Huelva, que se convertiría a partir de entonces en un lugar de trata de esclavos negros. Las islas Canarias resultaban interesantes al estar pobladas, por lo que eran objeto de saqueos para nutrir el tráfico de esclavos. En ellas se encontraba el pueblo guanche. Eran un pueblo que desconocía los metales y los tejidos, aunque sí conocían la cerámica. En un primer momento fue Portugal quien se quiso adjudicar las islas para sí, pero los intentos de conquista fueron infructuosos. Durante la Guerra de Sucesión Castellana, entre los reinos de Castilla y Portugal en 1478, los reyes de Castilla, Fernando e Isabel enviaron una armada a las costas de Guinea. Esta flota fue sorprendida en la batalla naval de Guinea por once navíos portugueses, que se apoderaron del botín castellano en oro y esclavos y lo llevaron a Lisboa. La guerra de Sucesión Castellana terminó al año siguiente con la firma del Tratado de Alcáçovas, donde Alfonso V de Portugal renunciaba a sus aspiraciones al trono castellano, reconocía la soberanía castellana en Canarias a cambio de la soberanía en el Atlántico, lo que le daba poder sobre Guinea, Madeira, las Azores, Cabo Verde y "cualesquier otras islas que se hallaren o conquistaren, de las Islas de la Canaria para Ayuso contra Guinea". 

GUERREROS GUANCHES 

La reina Isabel declara que los isleños (guanches), están bajo su protección y no podían esclavizarse, pero ante cualquier amago de rebelión los españoles actuaban de manera desmedida esclavizando a sus habitantes. Así ocurrió en 1488 en la Gomera, en Gran Canaria 1493, y también en Tenerife. Estos esclavos eran repartidos por el Mediterráneo, aunque se sabe que algunos de éstos más adelante, acompañaron a los españoles a América como domésticos.
Portugal circunnavega el África en busca de una ruta hacia Oriente, pero en su trayecto encuentra una rentable empresa en el continente negro basada en la creación de factorías a lo largo de la costa y la adquisición de oro, marfil y la propia población negra que será una mercancía de gran importancia durante varios siglos, de la cual los portugueses serán los principales proveedores.  En 1450 el comercio portugués estaba ya consolidado. Se intercambiaban tejidos de lino, alfombras, trigo y otros objetos por oro, marfil, especias, goma, pieles, almizcle y esclavos que los árabes traían de la llamada "Tierra de los Negros". El comercio esclavista en África, fue manejada exclusivamente, por Portugal en un inicio y se dio unas décadas antes de la llegada de Colón a América. Portugal había terminado la Reconquista de su territorio antes que España. Y contaba además de otros factores como su tecnología náutica, superior al resto, la geografía, el notable interés y patrocinio de uno de sus gobernantes, todo ello sumado a un impulso religioso, ya que los reyes cristianos consideraban su deber el conquistar a los infieles. En esto último, el Papa jugó un importante. En 1455 el Papa Nicolás V hizo la bula “ROMANUS PONTIFEX” a favor de Portugal, para que pueda ejercer dominio en las nuevas tierras, y se legitima el hacer la guerra a los pueblos gentiles y paganos. Esta bula no condena en lo absoluto la esclavitud hacia los conquistados. En la década de 1440 los portugueses habitualmente realizaban incursiones de cacería de esclavos al sur del recién descubierto río Senegal, pero los africanos habían aprendido a defenderse con sus embarcaciones ligeras. Entonces aquella forma violenta sería dejada de lado en poco tiempo para iniciar el comercio con los traficantes bereberes y árabes. Para ello, se estableció un fuerte en la costa de Mauritania. La factoría resultó ser bastante importante ya que por un lado, proporcionaba los esclavos necesarios para trabajar la recién conquistada región de Algarve en Portugal, importante para la pesca y por otro lado era un buen punto de escala para nuevos viajes para rodear África. Los mercaderes árabes recorrían el país, daban caza a los naturales, compraban prisioneros y los llevaban al mercado más próximo. Los portugueses ofrecían caballos, telas, armas de fuego y otras mercancías a cambio de los esclavos y polvo de oro.

VASCO DA GAMA 

Pensemos que los portugueses ya en 1487 ya habían identificado el Cabo de Buena Esperanza y luego Vasco da Gama en 1498 había llegado a la India. Todo ello costeando África.
España, por su parte, en su búsqueda de una ruta hacia la India va dirigida en dirección este-oeste y Colón se encuentra con un continente nuevo del cual sus habitantes también pasan a formar parte de la mano de obra cautiva. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en África con los portugueses, en América se da una intensa conquista y colonización, por lo que se pasó de extraer esclavos del continente a importarlos, una vez que esclavizar a los locales se restringe (1495) y finalmente se prohíbe en las Leyes de Indias, (1512 y 1548).
 

jueves, 22 de junio de 2023

ESPAÑA Y LA PIRATERÍA INGLESA

Inglaterra en el año 1500 era una isla pobre y sin industria. Poca población y viviendo en pequeñas aldeas, unos cuatro millones de personas. La inmensa mayoría viviendo en el campo. En muchas ocasiones una vida miserable por el abuso de los terratenientes.
La gente huye de las aldeas buscando mejores condiciones de vida y de la esclavitud de los terratenientes. La única ciudad es Londres. Y miles de personas llegan a ella, buscando trabajo y deseando prosperar. No hay trabajo para todos y la única salida es el Mar, con las expediciones corsarias hacia América apoyada por algunos reyes. Una guerra encubierta en el mar que llegó a poner en peligro las colonias de América. Durante 200 años Inglaterra debilitó a España, sin declararle la guerra

BARCO INGLÉS EN ABORDAJE 

Inglaterra reunía todas las condiciones para ser un nido de piratas. Un país pobre y atrasado si se compara con algunas zonas de Italia, Flandes y Países con numerosas colonias en todo el mundo y con un rico comercio internacional, como eran España y Portugal. Estos Países ricos estaban siempre escasos de marinos, ya que sus amplias rutas hicieron que necesitara una gran marina para poder conectar y abastecer a sus colonias. Sin embargo en Inglaterra sus marinos estaban ociosos y desocupados por el escaso comercio del país, sin el comercio los marinos eran pobres, ociosos y ven barcos con ricas mercancías.
Por delante de sus ojos por el Canal de la Mancha pasaban todo tipo de mercancías. Flandes y en concreto Amberes era un centro comercial utilizado sobre todo por España y Portugal para distribuir sus productos por toda Europa del Norte y a la vez comprar paños y algunos productos industriales.
Portugal llevaba sus propios vinos, las tan valoradas especies, maderas y piedras preciosas traídas desde Oriente o Brasil. España sus vinos, los cereales del Mediterráneo, oro, plata y los sorprendentes productos de América.

PIRATAS INGLESES

Ha habido hasta familias de tradición pirata. Todo un negocio con historia de generaciones dedicadas a la piratería. Estas familias algunas con generaciones en este lucrativo negocio, realizaban la compra del barco y su avituallamiento, sobornos a funcionarios, detalles monetarios para que los nobles hicieran la vista gorda y también pagaban a los piratas que eran los que realizaban el trabajo más peligroso.
Con la mercancía robada se encargaban de la distribución en Londres o en otros puertos mediante sus encubridores para su venta respetable. Comerciantes de lo robado. Toda una tradición y una red encubierta para vender los productos robados por los piratas. Incluso llegaron a tener sus propios alojamientos durante su estancia necesaria mientras hacían las transacciones.
Con la piratería se conseguía dinero rápido, fácil y prestigio social. Francis Drake fue un corsario al servicio de la reina Isabel I de Inglaterra. Portador de especias y tesoros saqueados a los españoles, Drake recibió de manos de la reina el título de Sir, en una ceremonia oficial. Y fue miembro del Parlamento inglés entre 1584 y 1585.
El prestigio social de la piratería y de sus principales jefes era conocido por todos. En las reuniones de la alta sociedad su participación era algo habitual. Con el dinero obtenido ascendían en la escala social y familias enteras controlaban el negocio. Otros famosos piratas ya procedían de familia noble y con la mejor educación. Con esta cultura, no nos debe extrañar que piratas célebres famosos incluso tan salvajes como Morgan fueran ascendidos a gobernadores.

HENRY MORGAN 

A otros corsarios se les recibía con honores dándoles un título nobiliario, ascendiéndoles de esta manera a la nobleza. Demasiado habitual era que los terratenientes apoyasen a bandidos y piratas a cambio de una parte importante del botín.
Y esto se convirtió en algo tan profesional que se financiaban todo un entramado burocrático entramado para que no hubiera problemas con el negocio.
La piratería conseguía prácticamente no tener castigo. La corrupción entre jueces y nobles con un entramado social que los protegía. Exceptuando algunos pocos casos la mayoría de los ataques piratas no fueron castigados. Sólo cuando los emprendedores por su cuenta eran capturados recibían las penas que les correspondía.
Con las expediciones corsarias se enriqueció, a la vez que evitaba que el oro llegara a las arcas de la Corona Española. Inglaterra cada vez más rica, y España cada vez con más gasto por la necesidad de fortificar las colonias de americanas y mantener una marina de defensa de las costas. Tras el desastre del intento de invadir Inglaterra con la Gran Armada, Gran Bretaña se sintió segura.

GALEÓN ESPAÑOL 

Obligó a España a invertir ingentes cantidades de oro, en las defensas de las Colonias de América. Se tuvieron que crear convoyes de escolta, para evitar la captura de los Galeones. Pronto hubo dos flotas defensivas permanentes. Una en el Caribe y otra en el sur de la Península Española, las cuales hacían las funciones de guardacostas.
Esta piratería limitó enormemente el tráfico marítimo entre América y España, por la inseguridad que provocaban los ataques constantes de corsarios y piratas. Las embarcaciones sólo se atrevían a viajar agrupadas en convoyes con protección militar dos veces al año.
Como parte de un acuerdo después de la Guerra de sucesión española, se le fue concedido a Inglaterra el Asiento de Negros por parte del gobierno de España para proveer esclavos a las colonias Españolas en el nuevo mundo, abriéndole las puertas a traficantes y mercaderes británicos a los tradicionalmente cerrados mercados Españoles en América. Este arreglo también contribuyó fuertemente a la expansión de piratería por el oeste del Atlántico. El comercio en las colonias explotó al mismo tiempo que hubo una abundancia de marineros experimentados después de la guerra. Los mercaderes usaron esta excedente oferta de marineros para bajar los salarios y así maximizar sus ganancias, creando condiciones precarias dentro de sus embarcaciones. Los marineros de naves mercantiles, de moral baja y con las condiciones de vida que eran tan pobres que muchos marineros preferían una existencia libre como piratas. El volumen incrementado de navíos comerciales también creó un gran número de bandidos acechándolos.
Aunque algunos detalles son regularmente omitidos, el impacto de la piratería en la cultura popular es difícilmente subestimado.

IMAGEN CINEMATOGRÁFICA DE BARBANEGRA 

Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas de Charles Johnson, es la principal fuente para las biografías de muchos piratas conocidos de la edad de oro, proveyendo también una imagen extensiva del periodo. Dando un estatus casi mitológico a personajes como Barbanegra y Calicó Jack, el libro marcó el estándar para representar las vidas de mucho piratas de la edad de oro; además de influenciar la literatura de Robert Louis Stevenson y J. M. Barrie. Trabajos literarios como La isla del tesoro y Peter Pan marcaron la imagen de los piratas que se tiene hoy en día. Películas como Pirates of the Caribbean y el anime/manga One Piece han trazado una imagen romántica sobre el ideal de la piratería.
Muchas afirmaciones y especulaciones sobre su imagen, vestimenta, código de etiqueta, etc. también atribuyeron a su misterio y leyenda. Por ejemplo, los hombre usaban aretes con el propósito de que su valor en oro o plata pagaran un entierro si se llegaban a perder en el mar y su cuerpo llegaba a la costa.
Más recientemente, detalles menos acertados sobre la imagen de los piratas han ganado popularidad (por ejemplo el Día Internacional de Hablar como un Pirata). Sin embargo este fenómeno simplemente ha ayudado a expedir e implementar el romanticismo en el mito de la piratería.
En la mayoría de los casos de los piratas a sueldo de las familias recibían ayuda si era necesario e intervenían las influencias o los sobornos. Era tal el entramado que tanto jueces como legisladores tenían su complemento de alguna forma. Sólo en ciertos casos cuando atacaron propiedades del gobierno o de altos aristócratas fueron castigados con la horca, aunque generalmente con una ligera pena quedaban libres.
Y en lo que se refiere a ataques corsarios al exterior no había motivos para sentir ningún miedo las patentes de corso lo garantizaban.
A diferencia del siglo XVII, a comienzos del siglo XVIII, los piratas ya no eran corsarios, es decir sus actividades no estaban promocionadas ni costeadas por sus respectivos gobiernos a cambio de su apoyo en la guerra. Ahora no eran considerados militares irregulares, sino simples ladrones que no creían en gobiernos ni leyes, solo querían riqueza, libertad y la oportunidad de ser alguien. Al principio, los piratas se componían mayoritariamente de antiguos corsarios y militares desempleados, pero, con el paso del tiempo, sus filas se nutrieron de marinos mercantes, esclavos fugitivos, forajidos y jóvenes aventureros. Todos ellos tenían una cosa en común: querían ser libres y sobre todo ricos, algo que en aquella época era casi imposible para la gente de condición humilde. La vida de los piratas siempre ha sido vista de forma romántica, héroes populares que decidían arriesgar su vida para tener una oportunidad de enriquecerse, personas carismáticas que no aceptaban las leyes de sus naciones, solo sus propias leyes. Pero dejando a un lado el aspecto romántico que nos ha trasmitido el cine y la literatura, la mayoría de los piratas eran idénticos a cualquier banda de asaltantes de tierra firme, solo querían obtener riquezas sin importarles la vida de las personas que robaban. Incluso había piratas que eran auténticos psicópatas que violaban, torturaban y mataban por simple placer.

SIR FRANCIS DRAKE 

La fama romántica, aventurera y casi heroica que acompaña a los piratas en las novelas y películas, no hacen sino profundizar en la injusticia, en un latrocinio autorizado, fomentado y disfrutado por Inglaterra perjudicando durante siglos a España y Portugal, que además tiene como consecuencia para Inglaterra que ya los llevan en su ADN político, imperialista y comercial.

jueves, 1 de junio de 2023

ISABEL DE FARNESIO REINA DE ESPAÑA

 

Segunda esposa de Felipe V de Borbón. Nació en Parma en 1692 hija del duque Eduardo III y de Dorotea Sofía, duquesa de Baviera. Imperiosa y altanera por naturaleza, su mejor don lo constituía el saber refrenar esa arrogancia siempre que lo deseara, revistiendo de gracia y simpatía su carácter dominante y violento. De espíritu cultivado, con gran afición a las bellas artes. Conocía la historia y la política con mayor profundidad que las mujeres de su época y hablaba con fluidez varios idiomas. Esa preparación cultural, su aplomo y su encanto fueron las armas de su seducción: el mejor medio de alimentar una ambición ilimitada. Deseaba reinar en España y buso y encontró la mediación de (el que llegó a cardenal) Julio Alberoni, un personaje extravagante, pero decidido, capaz y codicioso al igual que ella. Al enviudar el rey, vio ante sí la oportunidad de conseguir su objetivo más ambicioso. Si conseguía casar a Felipe V con Isabel el futuro de ambos quedaría asegurado. Tiempo después y eliminada la competidora posible, la princesa de los Ursinos, el enlace se efectuó por poderes, en Parma, el 16 de setiembre, y a finales de 1714 ya estaba en su trono. Isabel tenía en ese momento veintidós años. La ambición de la reina fue a continuación el dominar a su esposo, y no tardó en conseguirlo. Isabel acompañaba a Felipe en sus cacerías, vestida con traje masculino, suscitando el asombro del rey ante su estilo y su puntería. La influencia francesa iba decayendo paulatinamente, y aunque en algunos aspectos ya arraigados en las costumbres continuaba manifestándose, en otros era sustituida por la italiana, y en ello la propia reina y el conde Alberoni eran los principales inspiradores. No obstante, cuando hicieron construir el palacio de San Ildefonso se tomó como modelo el de Versalles. Y ésta pasó a convertirse en la residencia favorita de los reyes. Pero puede decirse que España se emancipó por completo del influjo francés al morir Luis XIV, el 1 de septiembre de 1715.

Isabel de Farnesio tenía claro desde antes incluso del nacimiento de sus siete hijos, a asegurar a éstos una futura corona. El trono español correspondería, al acaso prematura muerte de Felipe V, a los hijos habidos de su primer matrimonio. Este fue el motivo que alimentó, de una parte, su desmedida ambición, y de otra, tal vez, la manifiesta animadversión que sentía por sus tres hijastros. El más pequeño de ellos, Felipe Pedro, murió antes de cumplir siete años, en 1719; pero Luis y Fernando seguían siendo los legítimos herederos de su esposo. Con la ayuda, pues, primero de sus ministros italianos Giudice y Alberoni, y, una vez destituido éste, con la del todavía más ambicioso barón de Ripperdá, canalizó todas sus energías en lograr sus objetivos. Si bien su empresa fue coronada por el éxito, puede inferirse que no contribuyó en nada al engrandecimiento de España, de lo que se descuidó notablemente su política interior. Isabel, entretanto, a medida que la conocida melancolía del rey iba degenerando en locura, adquiría cada vez mayor poder, hasta que fue únicamente ella quien dirigió el gobierno. Y lo hizo resuelta pero discretamente. Lo cierto es que cuando en enero de 1724 Felipe decidió abdicar en favor de su hijo Luis, ella no pudo disuadirlo a pesar de su dominio. Pero aun este suceso contrario a sus designios acabaría por serle favorable y a muy corto plazo, ya que Luis I falleció ese mismo año y Felipe, a pesar de su negativa, fue prácticamente obligado por ella a ocupar de nuevo el trono, y de este modo Isabel continuó reinando, de hecho, hasta la muerte de su marido, veinte años después. Para entonces había visto ya cristalizarse la mayoría de sus sueños. En 1725 se firmó el Tratado de Viena, que confirmaba la investidura de su primogénito Carlos, (el futuro Carlos III), nacido en 1716 para los títulos de los ducados italianos de Parma y Plasencia. La intervención en la guerra de Sucesión de Polonia le permitió a éste ocupar el trono de Nápoles (1734). Asimismo, la incursión en la contienda sucesoria austríaca (1740-1748) devolvería los ducados italianos a su dominio, en virtud del Acuerdo de Aquisgrán, por el que su segundo hijo, Felipe (1720), tomaba posesión de los mismos. Sus otros hijos, excepto Francisco (1717), que falleció al poco de nacer, disfrutaron igualmente de otros tronos: María Ana Victoria (1718) fue reina de Portugal; María Teresa (1726), casada con el delfín Luis, lo fue de Francia; Luis Antonio (1727) fue arzobispo de Toledo y primado de España, y únicamente la menor de sus hijas, María Antonia, moriría soltera (1729-1785)Muerto el rey en 1746, Isabel de Farnesio fue alejada de la corte por el sucesor, su hijastro Fernando VI, y durante los siguientes doce años residió en San Ildefonso, cerca de los restos de Felipe V. Cuando murió Fernando VI, ella, nada más recibir la noticia y los poderes para la regencia, viajó en coche catorce leguas de mal camino para estar en un día en Madrid y ocupar el trono: la muerte del rey le había devuelto la vida. Gobernó el país menos de cuatro meses, del 17 de agosto hasta la ansiada llegada de Carlos, el 9 de diciembre de 1759, para ser coronado como Carlos III. Isabel, que volvía a ver a su hijo tras veintiocho años de separación. Carlos III no quiso tener a su madre cerca porque conocía bien sus artimañas e influencias que interferirían en sus proyectos. La envió a Aranjuez donde Isabel moriría años después en el motín de Esquilache en 1766.

miércoles, 31 de mayo de 2023

GRACIAS ROMA

 

Roma fue uno de los muchos pueblos que tanto antes como después llegaron a la península. Como toda metrópoli a sus colonias, Roma explotó económica y socialmente a sus provincias de lo que llamó Hispania. Pero la península recibió un legado cuya trascendencia llega hasta el presente. Todas las lenguas hispánicas, salvo el euskera se derivan de la romana, es decir del latín, hablado por los mercaderes y soldados. Y hoy junto con otras lenguas europeas, (francés, portugués, rumano, etc.) forman el tronco de las lenguas románicas. También los conceptos básicos del derecho tienen su origen en el derecho romano. El arte y los estilos habían llegado de Grecia y también a través de Roma. Y en los últimos tiempos del Imperio fue el intermediario imprescindible para la introducción de la religión cristiana, que acabaría por unificar a la península como dato identitario.

Con Roma la península Ibérica entró definitivamente en los anales de la historia, recibió el nombre con el que se la conoce, Hispania, y forjó por primera vez una unidad política. Pero siempre se debe huir de proyecciones nacionalistas, que no favorecen la realidad histórica. Don Marcelino Menéndez Pelayo apuntó a que gracias a Roma dejamos de ser una multitud de tribus, dispersas, luchando unas contra otras y nos da la unidad del idioma, de la religión, de la administración, el ejército, la cultura de la arquitectura y las magníficas obras de ingeniería. En fin, nos sacaron de la oscuridad, aunque no lo hicieron pidiendo permiso, precisamente.
Pero entrando en harina, hay que tener presente que la romanización no fue un hecho pacífico, como no lo es ningún cambio trascendental en la historia. Roma entra en la península a causa de su pugna con Cartago por el control del Mediterráneo.
En el 149 hasta el 146 a. C. se produjo la Tercera Guerra Púnica en la Península Ibérica, venciendo Roma a Cartago y desapareciendo ésta. Los romanos fueron recibiendo ayuda de griegos e íberos en sus luchas contra Cartago. Finalizadas las Guerras Púnicas, los griegos que quedaban en la península se fueron romanizando al igual que los aliados celtíberos.
A partir del años 150 a.C. los romanos se propusieron extender sus dominios al interior de la península, encontrando resistencia por parte de algunas tribus y alianzas por parte de otras. Roma ya tenía la alianza de los íberos en sus filas.
La conquista se prolongó durante un largo periodo, no solo por la gloriosa resistencia tantas veces magnificado en la enseñanza, sino porque responde su dominio a diferentes proyectos expansivos de Roma, no a un plan establecido puramente militar. Los romanos son la nueva civilización dominante en la península.

TEATRO ROMANO DE MEDELLÍN 
Roma realizó una expedición hasta la Gallaecia (el norte de Portugal y Galicia). Y en el 133 a.C. fue destruida la ciudad de Numancia, con impresionante resistencia de su población, el hambre hacía imposible la resistencia. Los jefes celtíberos se suicidaron con sus familias y el resto de la población fue vendida como esclavos. La ciudad fue arrasada. Era el último bastión de los celtíberos. Vascones y celtíberos se disputaron las tierras del valle del Ebro. Los celtíberos eran enemigos de Roma, y los vascones eran sus aliados. Cuando fue destruida Calagurris (Calahorra), por los romanos, fue repoblada con vascones
Entre los años 29 y 19 a.C. desarrollaron una campaña militar.
Cuando termina la conquista de la península con la guerra contra los galaicos, cántabros y astures sobre el 29 al 19 a.C., el emperador César Augusto realiza una nueva organización en provincias, subdivididas en conventos jurídicos.
Los romanos aprovecharon a fondo las posibilidades económicas de Hispania, en particular sus explotaciones mineras. En el distrito minero de Carthago Nova, en donde se extraía ante todo plata, pero también plomo, se calcula que trabajaban unos 40.000 hombres. Otra actividad destacada era la pesca, en particular los salazones de la costa atlántica de Andalucía. Importante fue asimismo el desarrollo de la esclavitud, que alcanzó cotas muy elevadas
ACUEDUCTO DE SEGOVIA 
El Siglo II d. C., a finales, es la época floreciente en Hispania. Se enseña latín, se realizan obras espectaculares de ingeniería y arquitectura, calzadas, puentes y acueductos, se aplica el Derecho Romano que es la base del actual Derecho en Europa. Los emperadores de origen hispano son los que llevan al imperio a su máximo esplendor y la época de paz, Trajano y su sucesor, Adriano.
La conquista romana de la Península Ibérica comienza en el 218 a. C. (fecha del desembarco romano en Ampurias) y se mantuvieron hasta los principios del 400 d. C. En el 415, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walia, los visigodos se asentaron en la provincia romana de Aquitania Secunda, en el sur de las Galias.
A lo largo de este extenso periodo de más de seis siglos, tanto la población como la organización política del territorio hispánico sufrieron profundos e irreversibles cambios, y quedaría marcado para siempre con la inconfundible impronta de la cultura y las costumbres romanas.
Antiguos campamentos militares y asentamientos iberos, fenicios y griegos fueron transformados en grandes ciudades, unidas por una extensa red de carreteras. El desarrollo de la construcción incluye algunos monumentos de calidad comparable a los de la capital, Roma.
ARCO DE MEDINACELI 
La ingeniería civil está representada en imponentes construcciones como el Acueducto de Segovia o el Acueducto de los Milagros de Mérida, en puentes como los de Alcántara sobre el Tajo, el de Córdoba sobre el Guadalquivir o el de Mérida sobre el Guadiana. También se construyeron faros como el que aún está en uso en La Coruña, la Torre de Hércules. Las construcciones civiles fueron fundamentales.
La arquitectura lúdica como los teatros de Mérida, Cartagena, Sagunto, Tiermes o Cádiz, los anfiteatros de Mérida, Itálica, Tarraco y Segóbriga y los circos de Mérida, Córdoba, Toledo, Sagunto y muchos otros prueban de la importancia de Hispania.
La arquitectura religiosa también se extendió por la península. Monumentos funerarios y mausoleos, arcos de triunfo, etc.
Roma estableció su dominio sobre la Península Ibérica, pero también trajo su cultura, su particular forma de entender la vida: su economía, su legislación, el sistema político y militar, las infraestructuras que les permitieron crear y conservar un imperio y las manifestaciones artísticas de todo tipo. De todo ello se conserva hoy un importante legado no sólo arqueológico, sino también cultural.
La latinización, fue un proceso que trajo la pérdida de los idiomas indígenas, a excepción del euskera, y la sustitución de éstos por el latín, del que más tarde derivarían las lenguas romances. La escritura ibérica se siguió usando en muchos ámbitos durante siglos, baste comprobar los grafitos marcados a punzón sobre cerámicas o bien los nombres de las ciudades escritos sobre monedas en ibérico o en latín de modo que, a veces se vuelve al uso del ibérico después de haber acuñado monedas con textos latinos.
La religión de Roma fue fundamental en la vida de las personas e influye en las decisiones. La palabra religión procede del latín religare o re-legere, que significaría volver a ligar o unir. Es decir, atar lo mortal con lo divino. El culto a los dioses en Roma era un deber cívico.
A comienzos del siglo IV, el emperador Constantino abraza la fe católica y deja de ser perseguida para ser la religión oficial de Roma, el cristianismo se encontraba ya desarrollado en Hispania. Tras haber sido impuesto como religión oficial, sufrió la segregación entre el arrianismo que traían los germánicos y el catolicismo de los hispanorromanos hasta la conversión al cristianismo de Recaredo en 586.
Los Hispano-romanos eran las gentes habitantes de Hispania tras la dominación romana que se habían quedado como propia la cultura romana, en toda su extensión. Son los ascendientes de los que luego fueron los reyes cristianos.
En otro orden de cosas los romanos dieron a Hispania una fisonomía distinta, al dotarla de grandiosas obras de arquitectura e ingeniería. Con su sistema constructivo basado en sillares de piedra, el arco y la bóveda, levantaron grandes murallas, arcos triunfales, templos, puentes y acueductos. Además de teatros, anfiteatros, circos, y todo tipo de monumento conmemorativo o funerario. Las ciudades de Hispania compitieron por la grandiosidad y la proliferación de sus construcciones monumentales. Roma era un imperio, una cultura, un pueblo de conquistadores, pero que trataba de consolidar su poder más allá de la simple ocupación militar. Un dominio que iba a incidir profundamente en las costumbres y la cultura.
A partir del final del siglo II el sistema imperial romano fue debilitándose.
Decaía el sistema esclavista en el que se asentaba la economía. Levantamientos y revueltas sociales fueron numerosas. Las oligarquías abandonaron el poder y se trasladaron a sus villas. Se debilitó la demanda y la producción.
El poder legítimo de Roma existía sólo en una mínima parte, la franja costera de la Tarraconense y las zonas del curso medio y bajo del Ebro. El resto del territorio estaba ya en manos de aquellos bárbaros a los que otros romanos, usurpadores, que se lo habían servido en bandeja. Los visigodos, tras esta primera incursión en Hispania, regresaron al sur de la Galia. Volverían pocos años después para instalarse definitivamente.
Sin embargo, gracias a Roma dejamos de ser tribus poco civilizadas para ser un pueblo unificado. Y a partir de Roma se irá creando un país independiente tras los Pirineos.
Por cierto, no se nos ocurre reclamarle ahora a Italia, por la invasión de los romanos 200 años a.C.

ARAGÓN - (segunda parte)

    Alfonso I, el batallador, es derrotado en la batalla de Fraga (provincia de Huesca) que tuvo lugar el 7 de julio de 1134, entre las trop...