Petronila con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona.
Un matrimonio de conveniencia, habitual en aquella época.
Aquí es donde se une el condado de Barcelona al reino de Aragón. El gobierno
del reino quedaba en manos de Ramón Berenguer IV, aunque sólo Petronila
llevaría el título de reina a partir de la muerte de Ramiro, en 1157. Los
acuerdos matrimoniales por los que se rigió el enlace se establecieron según el
derecho aragonés bajo la forma de” Matrimonio en Casa”. Esto supone que, al no
haber heredero varón, el esposo cumple la función de gobierno, pero no la de
cabeza de la casa, que solo se otorgará al heredero. Según estudiosos Ramón
Berenguer pudo haber adoptado el título de rey, pero no lo hizo, inicialmente
por respeto a la Iglesia, pues aún no se había resuelto el problema de la
liquidación del testamento de Alfonso el Batallador, pero también porque sólo
le interesaba el poder efectivo y no quería ofender la sensibilidad de sus
nuevos súbditos, por lo que prefirió mantener la ficción de que el rey monje
sería sucedido por su hija y que la dignidad real no pasaría a la nueva
dinastía hasta la siguiente generación. El matrimonio fue el nacimiento de una
nueva unidad política que más adelante se llamó la Corona de Aragón. Ello
significaba que, aunque cada territorio mantuviese leyes y fueros propios, quedaban
bajo el dominio de un único poder, el del Rey de Aragón. El predominio teórico
que Aragón ejerció en estos primeros momentos de la Corona se contrarrestó con
la hegemonía eclesiástica que, desde la sede episcopal de Tarragona, ejerció el
condado, a lo que sumará la superioridad económica y el predominio político que
alcanzó en los siglos posteriores. Sin embargo, el título de "Rey de
Aragón" siempre precedió al de "Conde de Barcelona". En realidad
recibió Berenguer el título de Príncipe de Aragón, pero gobernaba según las
leyes aragonesas. Negoció con la Orden del Temple y con el patriarca de
Jerusalén y para conseguir el reconocimiento de su título por parte de
Castilla, se declaró vasallo de Alfonso VII de Castilla en el Tratado de
Tudellén en 1151, por el cual los dos reinos se dividían el territorio musulmán
por conquistar. Además de Navarra. En el reparto a Aragón le correspondió
Levante y Murcia, mientras que para Castilla el resto de la península. Fruto de
este acuerdo tomó Almería, Tortosa, Fraga y Lérida. Y en 1153 ocupó los últimos
reductos musulmanes en Cataluña, situados en el interior de Tarragona e hizo
tributario al rey de Valencia de Cataluña y Aragón. Cuando en agosto de 1162
falleció Ramón Berenguer IV, en su testamento confirió a su hijo primogénito
Alfonso II, llamado El Casto, la capacidad de reinar y ejercer el mando en
Aragón y Barcelona. De esta forma se cumplía la ley aragonesa de que el
primogénito será el heredero de la casa.


No hay comentarios:
Publicar un comentario