domingo, 12 de enero de 2025

EL MUSEO DEL PRADO

Inicialmente fue el Museo de Pinturas inaugurado el 19 de noviembre de 1819.
El proyecto arquitectónico fue aprobado por Carlos III en 1786, y la construcción se desarrolló durante los reinados de padre e hijo, Carlos III y Carlos IV. Pero era una pinacoteca real, es decir no era pública, solamente entraban con invitación personal. En la Guerra de la Independencia, los franceses lo destinaron a cuartel de caballería, y estaba en estado ruinoso. Con el tejado de plomo se fabricaron balas.




Durante el reinado de Fernando VII y por iniciativa de su esposa Bárbara de Braganza se inició la recuperación del edificio, sobre los diseños de Villanueva.
Como era un museo real fue recibiendo donaciones de diferentes personalidades y se fue ampliando. Con la Revolución “La Gloriosa”, (1868) que despachó a Isabel II, el Museo paso a ser de titulación nacional. Es de destacar que a diferencia de otros grandes museos europeos como el Museo de Louvre en París, el Británico en Londres, o el Hermitage en San Petersburgo, en las que sus obra proceden de expolios, de compras fraudulentas, o de botines de guerra como los efectuados por Napoleón o Nelson, todas la obras del Prado está documentada perfectamente su compra o su donación, todo en perfecta regla, nada irregular.
Tiene en total más de 33.000 obras. Más de 1.700 en las salas de la colección permanente, a las que se suman más de 550 en exposiciones temporales dentro o fuera del museo. Obras en almacén: más de 27.000. Dicen que en sus 200 años de vida se perdieron casi un millar y que de ellas se lograron localizar 41.
Según el historiador de arte Jonathan Brown es el Prado el museo más importante del mundo en pintura europea.


Pero el Prado es mucho más. Es un testimonio vivo de la historia, la cultura y el arte españoles. Este icónico museo es un destino imprescindible para los amantes del arte y la historia. Su vasta colección de arte clásico europeo atrae a millones de visitantes cada año, quienes buscan maravillarse con obras maestras que han marcado la historia del arte.
El Museo Nacional alberga una de las colecciones de arte más importantes del mundo. Entre sus salas, los visitantes pueden admirar obras maestras de artistas como Velázquez, Goya, El Greco, Rubens y Tiziano. Destacan piezas icónicas como “Las Meninas”, “El Jardín de las Delicias” y “La Maja Desnuda”, que convierten a este museo en una visita imprescindible para los amantes del arte. Además, su colección permanente incluye más de 8.000 pinturas, 7.000 dibujos, 4.800 grabados y 1.000 esculturas, aunque solo una fracción está en exhibición. que abarcan desde el siglo XII hasta el XIX. No cabe duda de que el Museo del Prado en Madrid es un referente cultural y artístico a nivel mundial. 

Estas son algunas de sus colecciones más destacadas:
1. Pintura Española: El Prado es especialmente reconocido por su colección de arte español, que incluye obras maestras como Las Meninas de Velázquez, La Maja Desnuda de Goya y El Sueño de Jacob de Murillo. Estas obras no solo muestran el talento de los artistas, sino también reflejan los cambios sociales y culturales de su época.
2. Pintura Flamenca y Holandesa: La influencia de los artistas del norte de Europa también se aprecia en la colección del Prado, con obras como El Jardín de las Delicias de El Bosco y El Descendimiento de Van der Weyden.
3. Pintura Italiana: El Renacimiento italiano también ocupa un lugar prominente, con obras de Tiziano, Rafael y Tintoretto que destacan por su sofisticación y belleza.
4. Escultura y Arte Decorativo: Aunque el Prado es conocido principalmente por su pintura, también cuenta con una notable colección de esculturas y objetos decorativos que enriquecen la experiencia de los visitantes.
Ubicado en el corazón de Madrid, este icónico museo es un destino imprescindible para los amantes del arte y la historia.

LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

La Ilustración se desarrolló en nuestro país en el período borbónico. Ya desde principios de siglo XVIII con Felipe V y sus cambios con Decretos de Nueva Planta en la que recurre a intelectuales de diferentes zonas del país. El Diccionario de Autoridades publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739 se definía "Luz de la Razón" como "El conocimiento de las cosas que proviene del discurso natural que distingue a los hombres de los brutos",  que iba unido a la luz de la crítica o las luces críticas.

JORGE JUAN 

Los ilustrados españoles podríamos decir que es el conjunto de funcionarios que sustentaron el reinado de Carlos III (primer monarca que tiende a la Ilustración) y que, para los historiadores, se explica como la pre-ilustración en España.
La Ilustración española es considerada tanto la primera corriente de pensamiento como el primer movimiento social que planteó el concepto moderno de “opinión pública” en España, hay que tener en cuenta que la sociedad moderna hasta el siglo XVIII no concebía la existencia de una “opinión pública”, en otras palabras, una opinión del pueblo que tenerse en cuenta para el accionar del gobierno. Anteriormente se consideraba que la acción de gobierno dependía solo y exclusivamente de la soberanía real. Si bien es cierto que existían corrientes o apoyos políticos no eran entendidos con el concepto moderno de participación política. Por tanto, el concepto de opinión pública (entendida como una fuerza política en el reino) fue una de las nuevas ideas introducidas en el siglo XVIII.
“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” era el lema de los que pertenecían al Despotismo Ilustrado europeo en la época de Carlos III rey de España. Es decir que la clase gobernante participaban que el monarca y el Estado eran garantes de la seguridad y bien del pueblo. Pero sin la participación de éste. Las medidas gubernamentales alcanzaban desde las esferas políticas y económicas a las religiosas, sociales y educativas.

ANTONIO DE ULLOA 
Un ejemplo del rechazo de algunas capas de la sociedad fue que el Ministro de Hacienda, el marqués de Esquilache, para conseguir el dinero necesario para las reformas sociales y urbanísticas inició una persecución de los fraudes que solían hacer al fisco las clases altas aprovechando sus privilegios. La jerarquía eclesiástica y la alta nobleza, muy poderosa, iniciaron una campaña de desprestigio contra Esquilache, que al coincidir con una época de malas cosechas, se sumó a ella la clase popular. Se había liberado el precio de los cereales, lo que favoreció la especulación, el alza de precio y por tanto el descontento popular. Finalmente con la excusa de un bando poco importante que prohibía el sombrero de ala ancha y la larga capa castellana, porque favorecían la delincuencia, fue el detonante, manipulado, consiguieron que se suscitara un Motín, que dio como resultado el exilio del ministro, y otras medidas de carácter económico. Luego el sucesor de Esquilache, el conde de Aranda, apoyado por el conde de Campomanes, jurisconsulto y posteriormente ministro, abrió una pesquisa secreta a fin de recoger pruebas que testimoniaran la intervención de los jesuitas en el motín. Desde el principio la animadversión que tenían contra la Compañía de Jesús, hicieron que los investigadores les señalaran como los instigadores de los motines.

PEDRO RODRIGUEZ DE CAMPOMANES 

Desde ese momento el gobierno se planteará la necesidad de conectar con la parte ilustrada de la sociedad española para que se alinease en favor de las reformas. Esto será lo que constituirá a la Ilustración en España como un agente político renovador.
Los “Novatores” fueron quienes sufrieron más ser ilustrados, dado que son intelectuales tempranos que no fueron en su momento bien recibidos del todo, en cierto modo, fueron unos adelantados a su tiempo que comenzaron a virar desde los tópicos religiosos hacia los científicos/razonables, interesándose así en temas -ya clásicos- de la Ilustración, generalmente lo que conocemos como ciencias naturales: física, química o biología.
Científicos y Eruditos se sitúan justo en la franja temporal precedente a Carlos III (1715/59), su gran aporte fue cuestionar el pensamiento conservador aún dominante en la época, eso sí, sus dos representantes, el padre Feijoo y Gregorio Mayans, aunque eran católicos, cuestionaron duramente ciertas prácticas religiosas del momento. El primero, por su parte, cuestionó a la Inquisición, sobre todo en lo tocante a los judíos conversos, el segundo, en cambio, desmontó o acusó a “realidades” católicas de la época, apelando muchas veces a la Historia, es decir, llegando a afirmar la posible falsedad de la venida del apóstol Santiago. Por lo tanto, como lo indica su nombre, la gran característica es su crítica a la realidad en la que están inmersos.

GREGORIO MAYANS 
Reformadores son quienes llevaron a cabo una serie de cambios (reformas) a nivel político que supusieron modificaciones en todos los niveles del panorama castellano, siendo su resultado el programa ilustrado de Carlos III, mejor dicho, de sus ministros, un verdadero ejemplo de modernización. Tales cambios llevaron a modificaciones incluso en la vestimenta típica.
Sin duda la mayor aportación es el intento de modernizar España con carreteras, alcantarillo, alumbrado público nuevo, etc. Por tanto, esta corriente de la Ilustración en España se caracteriza por buscar la modernización tanto infraestructuralmente como en las instituciones y gobierno de la monarquía (es en este momento que se potencian las figuras de los ministros, que se mantienen hasta hoy en día).
La última fase está vinculada con la revolución francesa, por lo que, en muchas ocasiones, se trataba de reformistas que querían, progresivamente, sustituir a la monarquía o, por el otro, establecer más firmemente un despotismo ilustrado.
En este punto gobernaba Carlos IV  y lógicamente las noticias que van llegando hacen que se vayan adoptando medidas en España, como la de cerrar Las Cortes, que estaban en manos de Floridablanca. Se trata de aislar a España de las recetas revolucionarias. Se apoyó al rey francés y se puso fin a los proyectos reformistas. Y la Inquisición de la Iglesia empieza otra vez a destacar, desterrando a Jovellanos, un ilustrado de importante trabajos y realizaciones. El rey apartó de la vida pública a la mayoría de los pensadores avanzados.

MELCHOR G. DE JOVELLANOS 
El fracaso de las medidas de Floridablanca supuso su sustitución por el Conde de Aranda, que concertó una Alianza con Prusia y Austria para ayudar al rey francés, forma de proteger al español. Se preparaba una guerra en Europa que Aranda no apoyaba, ya que  el conde vio la formación de los ejércitos revolucionarios y su respaldo popular en el país vecino, lo que hizo ser partidario de no intervenir, dado el fracaso casi seguro y las pocas ganancias que se podrían obtener.
Aquí es donde termina el período de La Ilustración en España.

sábado, 11 de enero de 2025

ALMANZOR (La cólera de Alá)

Teníamos una estatua de Almanzor en Algeciras, colocada en el año 2002, que conmemoraba los mil años de su fallecimiento, cosa el menos peculiar, porque el despiadado personaje murió en Medinaceli, provincia de Soria, que en aquella época fue frontera divisoria entre cristianos y musulmanes. 


Se fue a esa localidad a morir Almanzor en su retirada de la batalla de Calatañazor, donde dicen las lenguas de doble filo, que perdió el tambor. Si es que existió la batalla, porque parece ser que ni siquiera hubo combate, ya que cuando llego el rey  cristiano (aquí hay distintas versiones de que rey fue, ya que el rey de León solo tenía ocho años en esas fechas), Almanzor ya había puesto los pies en polvorosa. Pero hay grupos políticos que piden que se restaure la estatua, cual prócer de la hispanidad se tratase.
Durante el califato de Alhakén II ocupó importantes cargos administrativos. La muerte de este califa en el 976 marcó el comienzo de la época donde destacó el desgraciadamente recordado Almanzor. Ejerció un poder extraordinario en el Estado andalusí, en toda la península ibérica y en parte del Magreb, mientras el califa quedaba relegado por Almanzor.
Para los que piensan que Al-Andalus era un lugar de la península donde musulmanes y cristianos leían versos y recitaban poemas a la luz de los candiles, mientras los judíos contemplaban la escena maravillados, las “tres culturas en tolerancia”, deberían seguir leyendo un poco más.
“Ciertamente devastó ciudades y castillos y despobló toda la tierra hasta que llegó a las zonas marítimas de la España Occidental y destruyó la ciudad de Galicia”. Con estas tristes palabras explicaba el obispo del siglo XI Sampiro las barbaridades perpetradas por uno de los mayores enemigos del cristianismo en la Península Ibérica: Almanzor. Su fallecimiento dejó tras de sí una estela de crueldad cuyo final celebró así la Crónica Sielense: “Murió Almanzor y fue sepultado en el infierno”.


Protagonizó entre 977 y 1002 cincuenta y seis campañas militares, en su mayoría, contra los reinos cristianos del norte peninsular. El culmen de su barbarie llegó en el 997, cuando arrasó y saqueó Santiago de Compostela. “Destruyó iglesias, monasterios y palacios y los quemó con fuego”, desvelaba el propio Sampiro. Sus huestes solo respetaron el sepulcro del apóstol, nunca sabremos porqué, quizá miedo.
España estaba en una terrible Edad Media baja, en la que cada pueblo o ciudad era frontera y tenía que defenderse de las posibles racias musulmanas buscando cautivos y esclavos (y esclavas), con la que financiar su ejército obteniendo botín que repartir. Ello provocó una población lista para su autodefensa o para realizar ataques de castigo además de un espacio baldío entre el Duero y la cornisa Cántabra para evitar las incursiones. La esclavitud y los cautivos fueron segmentos de población corriente en los dos bandos, unos para negociar rescates y los otros como botín a repartir.
Todo empieza con los primeros reinos cristianos del Norte de España a los cuales los califas de Córdoba consideraban viveros de esclavas o cautivos que pudieran pagar rescate, las esclavas eran muy demandadas en Córdoba e incluso se impusieron tributos a los reyes cristianos de entregar doncellas periódicamente.
Al- Manur o Almanzor (939-1002), durante su época de caudillo musulmán hizo no menos de cincuenta aceifas o incursiones en los reinos cristianos en busca de esclavas que vender en Córdoba y cautivos por los que pedir rescate, llegó a arrasar Zamora, León, Pamplona, Barcelona y Santiago de Compostela, entre otras muchas poblaciones cristianas, hasta hacer más de 200.000 prisioneros entre esclavas, niños o cautivos para pedir rescate o intercambiar por cautivos musulmanes y con ello poder financiar sus campañas. Almanzor utilizó el terror como arma de guerra, en Barcelona lanzaba cabezas de cristianos contra las murallas y pasó a cuchillo a todos los soldados, en Santiago incendió la ciudad y traslado las campanas a Córdoba llevadas a mano  por los cautivos y esclavos. En Córdoba se montó un mercado de esclavos que cubrió los deseos más lascivos y los más bajos instintos de la corte califal, de lo que se aprovechó Almanzor para gobernar sin ser califa, proporcionando fondos a los para las siguientes aceifas. Entre las esclavas más apreciadas estaban las vasconas que fueron las madres del califato y en segundo término las doncellas gallegas, los infantes y jóvenes eran sodomizados.
Por ejemplo, durante el año 982, Almanzor ya era  famoso por su sadismo tras haber conquistado Zamora y después de una gran matanza contra sus habitantes. “Dicen que Almanzor entró en Córdoba precedido de más de nueve mil cautivos que iban en cuerdas de a cincuenta hombres, y que el Walí de Toledo, Abdalá ben Abdelaziz, llevó a aquella ciudad cuatro mil, después de haber hecho cortar en el camino igual número de cabezas cristianas”, según se afirma en una publicación de 1852 hecha por un historiador. Tan solo tres años después, el caudillo volvió a dejar claro que su máxima era usar el terror para doblegar a sus enemigos bombardeando Barcelona con cabezas cristianas, arrasando la ciudad después de acceder a ella, y haciendo decenas de miles de prisioneros tras quemar sus viviendas.  
Como reacción los reyes cristianos hicieron incursiones para tener cautivos que cambiar por cristianos presos. Las posteriores invasiones de almohades, almorávides o benimerines siguieron las mismas pautas de obtener esclavas y cautivos como botín de guerra en sus incursiones en los reinos cristianos.
Según fuentes como el historiador hispano-musulmán del siglo XI, Ibn Hayyan, “jamás dejó durante toda su vida de atacar a los cristianos, asolar su país y saquear sus bienes”. Así lo corrobora María Isabel Pérez de Tudela, profesora titular del Departamento de Historia Medieval.
Después de la muerte de este despreciable carnicero, el Califato de Córdoba duró veintinueve años más, creándose después los reinos de Taifas. Muchos de ellos vasallos de los reinos cristianos. 
 

jueves, 9 de enero de 2025

FERNANDO III DE CASTILLA

Fue uno de los más importantes reyes de la historia de España. Reinó entre 1217-1252.
Nació posiblemente en 1199. Tras la anulación del matrimonio de sus padres se quedó bajo la protección de su padre Alfonso IX de León.  Con la concesión de la corona de Castilla por parte de su madre en 1217, al morir Enrique I, se sucedieron las disputas entre Berenguela y el conde de Lara, con el beneplácito de rey Alfonso IX de León, su padre.

La reina Berenguela abdica en su hijo Fernando 

Fernando, prudente como su madre envió cartas a su padre diciendo que jamás lucharía contra él y al final de 1217 se firmó la paz con las respectivas contraprestaciones. Las luchas e intrigas terminaron definitivamente con la muerte del conde de Lara en 1218.
En 1219 Fernando se armó a sí mismo caballero y tres días después se desposó con Beatriz de Suabia, hija de Federico II de Alemania. De ese matrimonio nació entre otros el futuro rey Alfonso X, el sabio.
Aprovechó la decadencia de los almohades tras la muerte del califa. Atravesó La Mancha y Sierra Morena y atacó territorios que reconocían al califa Al-Adil. Bajó el curso del Guadalquivir asolando el territorio hasta cerca de Jaén.
En 1225 tomó Priego de Córdoba. Llegó hasta la vega de Granada y al pactar con los granadinos, estos liberaron a unos mil cuatrocientos esclavos cristianos.
En 1226 atacó la región murciana del alto Guadalquivir. Consiguió Burgalimar y Salvatierra y ocupó Baeza, asedió Sevilla y se adueñó de las fortalezas de Aljarafe y el califa huyó a Gibraltar. Fue entonces cuando los musulmanes de Córdoba y Sevilla aceptaron a Al-Bayasi ya que éste era aliado de Fernando, al que temían. Pero los cordobeses terminaron asesinando al nuevo califa. al-Andalus reconoció como sucesor a Al-Mamún a quien le llovieron problemas tanto en Marruecos como en Tunez y en la península ya que el nuevo rebelde musulmán Ibn-Hud se apoderó de toda al-Andalus a excepción de Valencia. El reino Taifa de Murcia abarcaba por entonces casi todo Al-Andalus, (1228-1266)
En 1230 muere el padre de Fernando y queda como heredero del reino de León y ya lo era de Castilla. Aquí se considera que surge en unión de las Cortes de ambos reinos. Unificó definitivamente las coronas castellana y Leonesa. Fue, sin duda, uno de los reyes más importantes que hemos tenido. Conquistó para la cristiandad el Reino de Jaén, el Reino de Córdoba, el Reino de Sevilla y Extremadura, obligando con ello a retroceder a los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, únicamente poseían en la Andalucía el Reino de Niebla, Tejada y el Reino de Granada, este último como feudo castellano. Su hijo, el futuro Alfonso X, el sabio, fue enviado por Fernando a la conquista del Reino de Murcia, venciendo a los moros, dejando la región como un señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena.
Los reinos unidos y las conquistas realizadas ampliaron su reinado llegando a poseer unos 370.000 kilómetros cuadrados.

Estatua de Fernando III en Sevilla 

Al convertirse Fernando III en rey de León y Castilla, se incluye así las taifas y señoríos conquistados a los árabes, nada menos que Córdoba, Murcia, Jaén y Sevilla. Los reinos conservaron su derecho (por ejemplo, a las personas del Reino de Castilla que eran juzgadas en el Reino de León se les aplicaba el derecho de aquel Reino).
En 1224 Fernando parte con un contingente de grandes hombres de Castilla, el maestre de la Orden de Santiago y, posteriormente, se le unió la de Calatrava con su maestre al frente y se dirigieron a Sierra Morena.
En febrero de 1236 llegó Fernando III a Córdoba con su ejército. Los cordobeses esperaron la ayuda pero no llegaba e iniciaron negociaciones de rendición con Fernando III. Al no aceptar las condiciones del rey para evacuar la ciudad, propició que la ciudad de Córdoba se rindiese en junio de aquel año. En las negociaciones se estableció una tregua de seis años y el pago de parias.
Después de la caída de Córdoba, Ibn Hud se instaló en Almería. Ibn Hud fue asesinado por el gobernador de Almería, que inmediatamente se alzó con el poder en aquella ciudad. Poco tardó en anexionarse también el territorio almeriense al atacarle. El asesinato de Ibn Hud y el desmoronamiento del poder almohade propiciaron el avance de las tropas cristianas. Numerosas villas y castillos cordobeses fueron anexionados mediante pactos o por las armas.

Pintura Mújica y Pérez - Museo del Prado 
Con su sucesor la influencia almohade en la península se redujo a la nada y fueron incapaces de socorrer a los musulmanes de Al-Ándalus mientras Fernando III avanzaba por el valle del Guadalquivir. En 1246 Ibn al-Yadd expulsó al gobernador y quedó como principal de Sevilla, firmando una tregua con Fernando III. Los elementos contrarios a este acuerdo le asesinaron y su líder, Axataf, pasó a ser el nuevo gobernante de Sevilla.
Después de la toma de Jaén en 1246 Fernando III devastó los campos sevillanos de Carmona, Lora y otros, como preparación al asedio a Sevilla para el año siguiente, dominando así todo el valle del Guadalquivir. La conquista de Sevilla no era fácil y se llevó de manera simultánea por tierra y por el río. Ordenó la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico, origen de la marina de Castilla para atacar a la flota musulmana. Eso les privó a los musulmanes de los refuerzos procedentes de África. Mientras las plazas cercanas fueron atacadas por las tropas castellano-leonesas y se procedió al asedio de Sevilla, pero desde Niebla el emir les proporcionaba víveres a los sitiados que llegaban desde San Juan de Aznalfarache utilizando un puente de barcas, reforzado con cadenas de hierro, por lo que Fernando decidió destruirlo mediante barcos cargados de piedras. Así la ciudad quedó aislada del castillo de Triana y no tuvo más remedio que rendirse.

Catedral de Burgos 
Después Fernando bajó por el Guadalquivir con dos compañías de saqueo, liquidando las resistencias restantes de las Marismas y de la comarca del estrecho de Gibraltar, Jerez, Arcos, Medina Sidonia y otras ciudades gaditanas como Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota y Trebujena. En estas actividades estuvo implicado el príncipe Alfonso. Sólo quedaba Cádiz y Niebla. Fernando creyó morir en esos días, pero murió cuatro años después, en 1252 cuando preparaba una expedición a Marruecos para conquistar Orán hasta el Atlántico para controlar ambos lados del estrecho.
Fernando III trató de unificar y centralizar la administración de los reinos castellano y leonés, promovió la traducción del Fuero y Juzgó e impuso el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios. También ordenó hacer el Libro de la Nobleza y Lealtad que es una obra de derecho político y normas de los deberes del gobernante. Mandó construir las catedrales de Burgos y León. Inició las obras de la catedral de Toledo. El canciller del rey, Juan, fundó la catedral de Valladolid y, posteriormente, siendo obispo de Osuna, edificó esa catedral. Nuño, obispo de Astorga, hizo la torre y el claustro de su catedral. Mandó edificar el rey innumerables iglesias, conventos y hospitales y tanto él como su madre efectuaban importantes donaciones.
Hacia 1237 instituyó el Consejo de los Doce Sabios, que eran un grupo consultivo de doce personas. El tratado de su creación tiene un epílogo de su hijo, Alfonso X el Sabio.

Catedral de León
En 1240 Fernando clausuró la Universidad de Palencia, fundada en 1212 por Alfonso VIII de Castilla, y la trasladó a Salamanca, que fue fundada en 1215 por Alfonso IX de León, ya que no parecía funcionar al nivel que se quería por los escasos recursos que poseía. Desde este momento Fernando dedicó mucha atención y recursos a la Universidad de Salamanca, convirtiéndola en una de las mejores de Europa.
Fue mecenas de artistas.
Tras la muerte de Fernando III y de su entierro en la catedral se genera una energía espiritual que atrae a los fieles sevillanos. El papa Sixto V confirmaría en 1590 que Fernando III poseía el halo de santidad y que merecía el tratamiento de santo, y más tardé el papa Urbano VIII acreditó su santidad e inició el proceso de beatificación en 1628. Pero fuel el papa Clemente X quien extendió el culto al beato a todos los reinos peninsulares y lo canonizó en 1672. Más de cuatrocientos años después de su muerte.
No fue santo por ser pacífico, sino por su constancia en pelear contra los musulmanes, si bien es cierto que mostraba gran piedad y respeto a la moral cristiana. Instauró la costumbre de lavar los pies a doce de sus súbditos más pobres, costumbre que perduró en la corte de Castilla y después en la española hasta el siglo XX. Cuando estaba en campaña rezaba el oficio “parvo mariano”, antecedente medieval del santo Rosario.
Destacó en el aspecto cultural. Instauró el castellano en sustitución del latín, como lengua oficial. Buen jinete, hábil cazador y excelente jugador de ajedrez.
Fernando III engrandeció Castilla como no lo había hecho ningún otro rey ni antes ni después de su reinado.

AL-ANDALUS DURANTE 800 AÑOS

Solemos escuchar y leer incluso a historiadores refutados que los musulmanes dominaron la península Ibérica durante 800 años. Pues bien, nad...