sábado, 1 de febrero de 2025

CARTAS DE RELACIÓN DE HERNÁN CORTÉS

Cortés escribió al Emperador cinco “Cartas de Relación”
La Primera carta de relación de la justicia y regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a la reina doña Juana y al emperador Carlos V, su hijo. La carta se perdió, si bien Francisco López de Gómara conservó una copia e incluyó un breve resumen en su crónica.


La Segunda carta de relación de Hernán Cortés al emperador Carlos V, firmada el 30 de octubre de 1520. Describe las riquezas del Estado de Culúa (Estado mexica), cuyo sometimiento a favor de la corona española es el objetivo principal. Reporta la excursión enviada por Francisco de Garay, la alianza con los totonacas, las batallas y posterior alianza con los tlaxcaltecas, describe la matanza de Cholula como una acción militar preventiva, la entrada y recepción a México-Tenochtitlan, la batalla de Nautla, la sentencia de Cuauhpopoca, el arresto de Moctezuma Xocoyotzin, y el intento de levantamiento de Cacama, se describe además un poco la sociedad de Tenochtitlan, el mercado o tianguis, los alimentos, y algunas costumbres de los mexicas (aztecas).
La Tercera carta de relación está firmada en Coyoacán el 15 de mayo de 1522. Para esta fecha ya se había concluido la conquista de Tenochtitlan, Cortés recuerda nuevamente la batalla de Otumba, la forma de reorganizarse para emprender poco a poco el cerco de la ciudad, describe la construcción de los bergantines para el asalto anfibio y el traslado de estos al Lago de Texcoco con la ayuda de tamemes de sus aliados tlaxcaltecas. Como si fuera un parte de guerra, se detalla la distribución de las fuerzas militares lideradas por cada uno de sus capitanes en el sitio de Tenochtitlan. La descripción de las batallas es extensa, se destacan las acciones de Gonzalo de Sandoval y Pedro de Alvarado.
La Cuarta carta fue firmada en Tenochtitlan el 15 de octubre de 1524.
Tomada la gran ciudad, Cortés envió a sus capitanes a diferentes zonas, en la carta se reportan la rendición de Michoacán, la campaña de Zacatula y Colima, la campaña de Oaxaca, Tehuantepec y Tututepec, la expedición de Pedro de Alvarado a la campaña de Guatemala y la salida de la expedición de Cristóbal de Olid a Hibueras.

La Quinta carta fue firmada en Tenochtitlan el 3 de septiembre de 1526.
Confirmada la traición de Cristóbal de Olid, Cortés encabezó una expedición a Hibueras con el objetivo de someter la rebelión. Cuando la expedición llegó a las proximidades de Hibueras, Cristóbal de Olid ya había sido ejecutado.
Durante la ausencia de Cortés, en la ciudad de México, los residentes españoles se habían amotinado y corrían noticias de la traición de Cortés hacia la corona española. La parte final de la carta es una especie de defensa y justificación ante las acusaciones.
Las Cartas de relación de Hernán Cortés pueden considerarse uno de los primeros ejemplos de escritura testimonial en el territorio mexicano, ya que dan cuenta por primera vez del encuentro del hombre europeo con dicho territorio y con una gran civilización amerindia. Cortés es consciente de la novedad de su hallazgo, pero también del valor y la conflictividad legal de la conquista que está emprendiendo, aspectos ambos reflejados en unos textos que voluntariamente denomina “relaciones” con el fin de que sean considerados documentos legales que, como ha señalado Ángel Delgado, aseguran la veracidad del testigo.
Decadencia 
En la cuarta “Carta de Relación”, fechada en México el 15 de octubre de 1524, escribe de la preparación de barcos para explorar y someter nuevos reinos sobre la mar del Sur (océano Pacífico) deseaba encontrar además un paso de mar entre el Pacífico y el Atlántico, pues se pensaba que podría haber otro paso por el norte. Cortés mostró un especial interés por la exploración del océano Pacífico, lo que entonces se conocía como el Mar del Sur. Sin embargo, a partir de la llegada de funcionarios reales se sintió agraviado, viéndose obligado a acudir personalmente a la Corte a aclarar y reclamar sus derechos. En Castilla, intentó recuperar sus honores, consiguiendo que el monarca le otorgara el título de marqués del valle de Oaxaca y el cargo de capitán general, aunque sin funciones gubernativas. En julio de 1530 regresó a Veracruz, estableciéndose en Cuernavaca desde donde exploró el golfo de California.

En 1541, Cortés volvió a España con sus dos hijos legítimos, Martín y Luis. Llegó a tiempo para participar en la empresa de Argel, en octubre. Los avisos del conquistador que aconsejaba un desembarco y un asalto por tierra no fueron tomados en serio y la expedición fue un fracaso. Durante los años siguientes, hasta 1544, Cortés intentó en vano encontrarse con el Emperador, incluso en las Cortes de Monzón en 1542. Le dirigió varios memoriales largos (en 1542, 1543, 1544) que demuestran un conocimiento impresionante de los asuntos de la Nueva España, a pesar de su ausencia, pero que no obtuvieron respuesta.
En 1545, Cortés se retiró a Sevilla y en 1547 a Castilleja de la Cuesta, donde murió el 2 de diciembre.
Murió y pasó a la posteridad como un gran héroe, como el Conquistador del Imperio Azteca y como el primer hombre del Nuevo Mundo que planteó públicamente la no esclavización de los indígenas.
Hernán Cortés escribió todos los detalles de la Conquista de México en las famosas “Cartas de Relación”, cinco cartas que envió al Rey y que son una absoluta verdad.
Y otra carta "inédita" de Hernán Cortés al emperador Carlos V, fechada el 15 de octubre de 1524. Tiene la misma fecha que la cuarta carta de relación. En este documento Cortés vuelve a solicitar el envío de frailes a la Nueva España, reporta haber realizado el reparto de encomiendas. Bajo la premisa de la práctica de sacrificios humanos, solicita el permiso de esclavizar nativos que solían ser esclavos o tributarios de los mexicas y repartirlos a los españoles para que puedan trabajar las tierras.
En el libro del profesor mexicano de la Universidad de California Andrés Reséndez escribe que la esclavitud no la inventaron los europeos, ya existían en el continente americano desde tiempos inmemorables con los mayas o los aztecas.  Mientras que en España, explica, casi nadie sabe de la Noche Triste, ni quién fue Hernán Cortés, pues "en los programas educativos a la conquista en general apenas se le dedican una o dos horas de clase", en México suele levantar ánimos nacionalistas. "El nacionalismo nos ha hecho que nos identifiquemos más con los mexicas y los indígenas que con los españoles. Eso tiene el grave defecto de no tomar en cuenta que el ejército que conquistó México-Tenochtitlan era 99% indígena y solo 1% español", explica Navarrete. La guerra no fue entre indígenas y españoles. Fue una guerra entre indígenas, y los españoles estaban en uno de los dos lados. Pero eso normalmente no lo vemos.
 

viernes, 31 de enero de 2025

INVASIÓN MUSULMANA – SIGLO VIII (2da. parte)

En la península la presencia de nobles que se habían refugiado en la zona astur y Los musulmanes siguieron a lo suyo. Se expandieron por la península y no era la búsqueda de nuevos territorios simplemente, sino el avance de una civilización con usos políticos, culturales, religiosos y militares, completamente distintos a los pueblos de ámbito romano. Los asuntos aunque se conseguían no eran gratis ni tan sencillas como se había pensado.

Omar II, el Califa por entonces de Damasco, en el 718 hasta se pensó seriamente en abandonar Hispania.
El impresionante gasto militar para sostener un poderoso ejército lejos del Califato proporcionaban unos ingresos que no compensaban el esfuerzo. Por otra parte los bereberes estaban recién islamizados. Los árabes veían a los bereberes con desdén por este motivo. Para colmo los bereberes habían recibido una pequeña parte de las pagas y se sentían ofendidos. Los conquistadores también se reforzaron ofreciendo la libertad a los esclavos que se convertían al islam. El jefe musulmán Musa no modificó los impuestos, salvo que las cantidades las recibía el walí, que era su propio título. Las leyes antijudías fueron derogadas, lo que facilitó las cuestiones con ese pueblo. No sabemos mucho de las comunidades judías posterior a la conquista musulmana. Pero parece ser que los judíos fueron eficaces colaboradores cuando la invasión y su suerte mejoró  con ellos ya que habían sido perseguidos con los visigodos, que les mantuvieron en una situación de leyes prohibitivas de esclavos y expansión. Sisebuto hacia el año 600 endureció la política antijudía e inició una campaña de conversiones forzosas de los judíos al cristianismo, que culminó con el decreto de la primera conversión general al catolicismo de todos los judíos. Muchos judíos abandonaron Hispania, pero su número exacto se desconoce. Joseph Pérez afirma que pudieron ser cerca de 100.000 personas.  Relegado al olvido por los emires de Córdoba, el pequeño reino astur se iba consolidando. Un duque visigodo tenía una hija que se casó con el hijo de Pelayo, Alfonso. Muere Pelayo en el 737 y le sucede su hijo Fabila, quedos años después muere atacado por un oso. Le sucede su cuñado en el trono astur, Alfonso de Cantabria (739 al 757) que fue el primer rey del reino de Asturias, (Don Pelayo fue nombrado "Princeps"), el primero de una larga serie de reyes españoles que llevarían ese nombre.

Alfonso I 
Llamado "Alfonso I el católico" su reinado duró apenas dos años.
Mientras los musulmanes tienen en su capital una guerra civil, un enfrentamiento entre clanes árabes rivales y éstos con l abundante población bereber. Conflictos sociales, luchas religiosas jalonan los últimos 15 años del emirato. El jefe Musa había traído dos grupos étnicos rivales, unos nómadas y otros sedentarios, agricultores, y esto fomento la rivalidad. Alfonso I aprovechó las revueltas musulmanas para hacer incursiones en el valle del Duero y atravesando el Ebro llegar a La Rioja.
Mientras continuaban estos conflictos en Damasco sucumbía la Dinastía Omeya en el 750. Y era sustituida por la Abbsí. Un príncipe omeya superviviente de la matanza llegó al norte de África y negoción con los musulmanes de la península para restaurar el poder Omeya. Los yemeníes le prestaron su apoyo. Él se llamaba Abd al-Rahman y se inaugura entonces el emirato Independiente de Córdoba. Reinó desde el 756 al 788 y se dedicó fundamentalmente a aplastar las revueltas del anterior señor del territorio, de los partidarios de los abasíes y de algunos grupos bereberes. Al ser proclamado Emir recurre a los sirios, a los bereberes y un  grueso cuerpo de esclavos, en total quizá unos 40.0000 hombres. Las consecuencias de este tipo de ejército que se conservó en los descendientes, fue un elemento de debilidad que se haría sentir en el futuro. Los bereberes se organizaron en bandas armadas practicando guerra de guerrillas. Diez años mantuvieron en jaque al emir y fueron derrotados en el 776. 
Pero cuando se fundó el Emirato de Córdoba, el reino Astur con Alfonso I se hicieron fuertes en el norte dejando una zona desierta entre ellos y el emirato recién fundado. Cesaron los avances cristianos y durante las siguientes monarquías el reino Astur fue vasallo del cordobés pagando los correspondientes tributos. Estaba claro que se oponían a estos pagos y dejaron de hacerlo con el siguiente rey.
Los musulmanes saquearon Oviedo y al volver fueron vencidos en el 794. Ya hemos dicho que los francos detuvieron a los musulmanes en la batalla de Poitiers, que tuvo lugar el 10 de octubre de 732 entre las fuerzas comandadas por el líder franco Carlos Martel (abuelo de Carlomagno), y un ejército musulmán a las órdenes del valí de Al-Ándalus, cerca de la ciudad de Tours, en la actual Francia, aunque esta batalla está en entredicho de si en verdad llegó a producirse o fue una retirada estratégica de los musulmanes, lo cierto es que los musulmanes no avanzaron. Los francos cristianos derrotaron al ejército musulmán. Este hecho frenó la expansión musulmana hacia el norte, desde la península ibérica y es considerada como un acontecimiento muy importante ya que impidió la continuación de la invasión musulmana por Europa. Además de haberse defendido y preservado la religión cristiana. Por lo tanto los musulmanes se conformaron con lo conseguido hasta los Pirineos.
Recordemos que en el 714 Zaragoza fue ocupada por el sarraceno Musa y se convirtió en un centro musulmán importante llamado “Medina al-Baida Saraqusta” (Zaragoza la Blanca), que más adelante Carlomagno intentó ocupar sin éxito el año 788.
Mientras tanto Barcelona formó parte del al-Ándalus desde el año 718 al 801. En aquel tiempo, la ciudad fue conocida como (Barshilūna o Barshaluna). Estamos hablando, pues, de casi un siglo de historia.
En el reino astur como dijimos Oviedo fue saqueada por los musulmanes en el 794 por Hishsan , el sucesor  de Abd al-Rahman I. Desbastó la región alavesa y Asturias. 
Alfonso II 
Alfonso II lo derrotó en Lotus, pero al año siguiente fue derrotado en Asturias y Galicia, volvieron a saquear Oviedo, aunque en Galicia sufrieron los musulmanes serias pérdidas. Pero la superioridad militar era evidente en los musulmanes, además que para ellos era una guerra Santa, dentro del ambiente devoto del reinado de Hisham I.
Pero si la guerra era santa para ellos, pronto lo sería también para los cristianos. El supuesto hallazgo del santo Sepulcro de Santiago, fue determinante en ese sentido. Los comienzos de la Iglesia en el norte fueron difíciles, debido a la nula cristianización de los pueblos primitivos, (prerromanos), pero debido a la posición social y cultural los cristianos hispano-visigodo se pudieron imponerse. De ahí es cuando surge la aparición de la herejía adopcionista entre los mozárabes de al-Andalus,  un conflicto ideológico que hubiera sido muy problemático de no mediar Carlomagno con su poderosa iglesia franca que se había erigido en la guía intelectual del Occidente cristiano. Se hundían los jerarcas mozárabes y la asturiana se erigía en la legítima heredera de la tradición visigoda apoyada por todo Occidente. Es por esto la influencia carolingia en Septimania y los condados pirenaicos además de tender lazo con el reino asturiano.

Abd al-Rahman I.
Los escrito del Beato de Liébana (776), contribuyó a difundir la devoción a Santiago. El clima espiritual se identificaba con la tumba del apóstol en un sepulcro hallado en un monte cercano a la antigua ciudad de Iría Flavia. La fe se propagó. Alfonso II  mandó construir un iglesia y surgieron leyendas y el campo fue llamado “Campus Stella”, (Compostela), por la estrella que indicó con su resplandor el sitio exacto de la tumba. Tales fueron los modestos comienzos de una devoción llamada a hacer  de Compostela el más importante centro de peregrinación de Occidente.

jueves, 30 de enero de 2025

INVASIÓN MUSULMANA – SIGLO VIII

 

Separar la verdad histórica y la leyenda sobre aquellos hechos es complicado. Ni los historiadores se ponen de acuerdo sobre y un sucedido determinado. Pero escogemos la versión más verosímil, o más difundida. Comes Julianus, (Don Julián) era posiblemente un visigodo o bizantino, era partidario de Agila II que disputaba el trono visigodo a Rodrigo. Por lo visto Don Julián era el padre de una moza llamada Florinda, que pudo ser ultrajada por Rodrigo. Claro está que el padre se tomó venganza y aquí es donde Don Julián que era seguramente gobernador de la actual ciudad de Ceuta, conjuntamente con el rey visigodo Witiza (hay quien dice que era el padre de Agila II) se confabuló con los musulmanes norteafricanos para que incursionaran en la península. Esto al menos en el 709. Los musulmanes calcularon las posibilidades y las riquezas que podrían obtener para lo que mandaron una expedición a la península y quedaron maravillados. Por lo que noticiados los árabes se pusieron a la preparación de invadir la península. 


En el año 711 el rey visigodo, don Rodrigo, estaba luchando en el norte y muchos nobles visigodos no le eran fieles. La situación para los musulmanes se mostraba propicia. Hasta tendrían ayuda y las carreteras romanas facilitarían los desplazamientos. Con lo cual se lo tomaron con interés y prepararon la invasión estableciendo acuerdos y consiguiendo apoyos, sobre todo de los judíos, que veían la posibilidad de un mejor trato y conveniencia de negocio que con los cristianos, y sectores sociales visigodos descontentos por los privilegios de las clases altas.
Es posible que hayan sido los barcos de don Julián los que ayudaron a cruzar el estrecho a las fuerzas invasoras. Entraron por Gibraltar, con un ejército de 12.000 hombres, la mayoría bereberes, (etnia islámica del norte de África), y desembarcaron a las órdenes de Tariq-ibn Ziyad que era el gobernador de Tánger.  De forma y manera que cuando el rey Rodrigo llegó con su ejército en plan a ver qué diablos está pasando aquí, era tarde y en la batalla famosa batalla cerca del río Guadalete, del cual toma su nombre dicha batalla, allí perdió Rodrigo la batalla y la vida.
Ante los enfrentamientos internos de los propios visigodos, la falta de auténtica resistencia y los apoyos, el avance musulmán fue bastante sencillo. Tariq ibn Ziyad tras vencer al rey Rodrigo, conquistó la capital de su reino, Toledo. Al año siguiente el gobernador del Magreb, Musa ibn Nusayr, cruzó también a la Península Ibérica y avanzó hacia Toledo para reunirse con su lugarteniente. En su camino conquistó algunas plazas, entre ellas, Mérida. Ya en el 713 se dirigieron a la conquista del valle del Ebro. Zaragoza, y con ella otras ciudades de la zona, en la primavera del 714. Para el 715 habían conseguido control del territorio peninsular y establecer la unidad administrativa. Comenzaba así la etapa musulmana de la cuenca del Ebro, que habría de durar cuatro siglos. La capital musulmana se había establecido primero en Sevilla y en el 717 se trasladó a Córdoba. Aunque el control efectivo se consiguió con la población hispano-goda mediante pactos y capitulaciones con las noblezas y las distintas fuerzas sociales, lo que explica su rapidez. Pero Hispania fue dominada por las armas y mediante acuerdos que permitían retener gran parte de las posesiones a quienes los firmaban a cambio de un impuesto, el “Jaray”. La nobleza y la Iglesia que no se sometía les eran confiscados sus bienes. No obstante las poblaciones que se resistían eran destruidas y quemadas, sus iglesias derruidas, y su población muerta o esclavizada. A los hombres se les crucificaba y las mujeres y niños eran esclavizados siendo islamizados a la fuerza. Como vemos, los musulmanes no se andaban por las ramas.

Los escasos efectivos de las fuerzas invasoras, seguramente unos 30.000 hombres y una población visigoda fijada en un mínimo de 4 millones o más entrañaba un serio problema para los musulmanes.
Musa, que era un jefe militar al servicio del gobernador de Egipto, tenía 71 años cuando participó en la invasión musulmana de la península ibérica, y fue el primer wali de al-Ándalus, gobernando entre los años 712 y 714. Con la llegada de Musa y sus tropas se producía la verdadera entrada de raza árabe en la península. En su paso a Toledo, en Mérida tuvo que asediarla y logró tomarla , allí se enteró de una sublevación en Sevilla por lo que envió a su hijo con tropas. Éste consiguió el objetivo fácilmente y se dirigió a Málaga y Granada y más tarde a Murcia y Alicante. Todo esto en el año 713.
Entretanto Musa llegó a Toledo, donde quedó maravillado por los tesoros de los visigodos, entre los que se encontraba la legendaria Mesa de Salomón. Ya en el año siguiente, además de acuñar moneda, se dispuso después del invierno a reanudar la conquista. Musa y Tariq tomaron Zaragoza y las pueblos y ciudades que encontraron a su paso. Mientras el hijo de Musa ocupaba la Lusitania y Andalucía occidental. Tariq fue enviado al Alto Aragón donde el hijo de un noble visigodo, el conde Casio, le rindió vasallaje y se convirtió al Islam, con objeto de conservar sus territorios. De aquí arranca la poderosa familia muladí de los Banu Qasi desempeñando un papel importante en la zona.
Mientras Musa penetró en Oviedo, Lugo, Gijón y Galicia y estableció guarniciones.
                                RESISTENCIA CRISTIANA

En esas tierras del noroeste se habían refugiado muchos nobles y eclesiásticos visigodos huidos de Toledo que no tuvieron más remedio que adaptarse a las duras condiciones y miserable de los pastores cántabros y astures de tradiciones aún prerrománicas. Sumamente primitivos recurrían al bandidaje en caso necesario y no tenían centros urbanos ni asimilación cultural alguna. Se entiende que los musulmanes evitaran comprometerse en aquellas tierras agrestes, sin ningún interés ni provecho, y se contentaban con obtener de las tribus indígenas ciertas capitulaciones según las cuales seguirían conservando sus costumbres autonomía a cambio del pago de un tributo con tal de no alterar la paz. Para asegurar el pacto tomaron algunos rehenes entre las gentes del pueblo y también algún noble visigodo, entre los que pudo estar Pelayo, un antiguo espatario (miembro de la guardia noble), el cual fe enviado a Córdoba mientras su familia permanecía en Asturias.
Los árabes formaron la élite aristocrática y se quedaron con las mejores tierras. Pero no eran un grupo homogéneo, además de diferentes clanes tenían la oposición de los “baladíes”, árabes que vinieron con la conquista y los shamíes, es decir los sirios.
Los hispano-godos que se convirtieron al Islam fueron llamados “muladíes”. Entre estos fueron frecuentes los matrimonios mixtos con árabes. Hasta el papa Gregorio II llegó a quejarse de que los cristianos entregaban a sus hijas a los musulmanes. Pasados unos años era muy difícil distinguir un árabe de raza de un antiguo hispano-visigodo converso.
Los cristianos que siguieron con su credo en tierras conquistadas por los moros fueron llamados “mozárabes”. Su importancia fue fundamental como iremos viendo. Esas comunidades fueron numerosas en Mérida, Toledo, Sevilla y Córdoba y siguieron siendo administradas por sus obispos y sus condes.
Asegura Serafín Fanjul que es Catedrático de literatura árabe, miembro de la Real Academia de la Historia. “Hoy en día nadie, ni los historiadores arabistas, creen que Al-Andalus fue un crisol; fue una época terrorífica”. “No sé si se produjo la batalla de Covadonga, lo que sí sé es que durante el siglo VIII entraron unos 100.000 árabes en la Península y en los años 730 y 740 se dieron unas hambrunas tremendas en las zonas de Asturias y Galicia que obligaron a los musulmanes que se habían asentado en el Norte a regresar a su tierra bereber. Fue un éxodo obligado por el hambre más que una heroica batalla de don Pelayo, que desde luego aprovechó esa huida para impulsar la monarquía astur-leonesa. Nunca hubo armonía, eran tres comunidades yuxtapuestas con intercambios comerciales, económicos y administrativos. Lo que había eran dos culturas y tres religiones porque los judíos tendieron a adoptar la cultura romance o la árabe”.

El criterio de sumisión definió a las ciudades y territorios. Las que se sometieron mediante pactos, las tierras seguían en poder de sus antiguos propietarios pagando un tributo, un impuesto bajo. Las que fueron ocupadas por la fuerza se consideraban propiedad islámica y sus habitantes debían pagar el “jarach” que era un impuesto mucho más fuerte.
Sabemos que hubo pactos en muchas ocasiones. El noble visigodo Teodomiro, por ejemplo firmó un pacto con los moros por el que estos respetarían y protegían sus tierras, permitían el credo cristiano y no destruirían las iglesias, a cambio de entregar la propiedad de las ciudades de Orihuela, Mula, Lorca, Alicante Hellín y Elche. Además sus habitantes pagarían un impuesto (un dinar) y diversas cantidades de trigo, miel, aceite, cebada, etc.
Musa y Tariq fueron llamados a Damasco donde recibieron la noticia de que el mando sería confiado a Abd al-Aziz a partir de ese momento. Comenzaba así el emirato dependiente de Damasco. Al menos veinte emires hubo entre el 714 y 756 debido a las contradicciones entre ellos. El emir Abd al-Aziz se casó con la viuda del visigodo Rodrigo. Continuó la conquista de los territorios. Estableció la residencia en Sevilla y allí fue asesinado. 
La capitalidad fue trasladada a Córdoba en el 717 y se comenzó a realizar importantes obras en la ciudad. El emir Al-Hurr desarrolló una importante campaña militar y seguramente conquistaría Tarragona, Barcelona y Gerona, penetrando en la Narbonense (Narbona, Francia), y preparó un avance por las Galias. Obtuvo la sumisión de los vascones en Pamplona. Por esas fechas comenzaba a tomar cuerpo la insurrección astur en la que don Pelayo asumía el papel de caudillo. Escapado de Córdoba, Pelayo se refugió en las montañas y entró en contacto con diversos grupos de astures que lo aclamaron como caudillo. Aquí es donde de nuevo es difícil separar la historia de la leyenda.
De todo esto se deduce que la Reconquista no se inició por motivos religiosos ni políticos como nos indica la versión posterior de la corte de Oviedo, sino por el movimiento popular de sentimiento de independencia tradicional de las gentes del Norte. Don Pelayo estableció su centro de operaciones en el monte Auseba.
A todo esto, el emir poca o ninguna importancia dio a estos acontecimientos del norte, ocupado como estaba en su expansión hacia la Galia.  Al-Samh volvió a invadir la Narbolense y trata de tomar Tolouse (Tolosa), en el 721. Pero fue derrotado y muerto por el duque de Aquitania. Esto, conocido por Pelayo estimuló su audacia. Por ello es por lo que al año siguiente la acción de Covadonga, una victoria de los rebeldes contra un cuerpo expedicionario del nuevo emir Abnbasa en una escaramuza tuvo la virtud de prestigiar a Pelayo, lo que contribuyó a un mayor aglutinamiento de fuerzas y voluntades. La importancia militar tuvo un papel nada despreciable en la mentalidad colectiva. Permitió que los astures bajaran al llano centrándose en Cangas de Onís y allí empezó a tomar cuerpo la monarquía asturiana que entraría en relación con otros focos independentistas cántabros.
Los musulmanes no habían valorado bien esta derrota ya que estaban centrados en algo mucho más interesante y valioso como era las riquezas de la Galias. En el año 725 se apoderaron de Carcasona y Nimes y tras reunir un poderoso ejército atravesó los Pirineos por Roncesvalles y realizaron un expedición de saqueo que concluyó trágicamente en la batalla de Poitiers, cerca de Tours, y el valí (gobernador) Allah al-Gafiqi, vencido por el jefe de los Francos, (cristianos), Carlos Martel, muere el árabe en la batalla y aquí es cuando se señala el final de la expansión islámica por el Occidente Europeo.
(Continuará) 

martes, 28 de enero de 2025

CONVENTO - PARADOR DE SAN MARCOS -LEÓN

Conjunto conventual y hospitalario en la ciudad de León, en el Camino Francés. Fue el hospital más famoso e importante de la ciudad y, con el de Santiago, el más relevante surgido en el Camino desde el siglo XVI, aunque sus antecedentes se remontan al XII. 


Tanto el hospital original como el convento se levantaron extramuros de la antigua ciudad, en su parte occidental, en el año 1152, cuando la infanta doña Sancha donó una heredad cercana al puente de San Marcos para construir una iglesia y un hospital en los que “hospedar a los pobres de Cristo”. En 1171 el obispo de León donó para el mismo fin otra heredad cercana y unas casas situadas cerca de la iglesia de Santa María. En los años siguientes se produjeron nuevas concesiones, hasta que en el siglo XVI Fernando el Católico hace un donativo de 300.000 maravedíes para levantar el edificio renacentista que se observa en la actualidad y cuyo trazado corresponde al arquitecto de la Orden de Santiago Pedro de Larrea. Las obras todavía continuarían hasta el siglo XVIII, cuando se amplía la fachada y se construye el patio de la hospedería.
Estaba atendido por los canónigos regulares de San Agustín, pero pasó a la Orden de Santiago, que construyó aquí su casa matriz. No hay que confundir hospital y convento, ya que son dos edificios distintos. El primero presenta una construcción muy sencilla, un enorme caserón de dos pisos con dos grandes salas, una en cada planta, donde se disponían doce camas en recuerdo de los doce apóstoles.


Por su parte, el convento alberga un lujoso hotel en cuya portada principal se observa un altorrelieve de Santiago triunfante en la batalla de Clavijo, así como un escudo de armas de Santiago y otros símbolos jacobeos. Otra parte de las dependencias están ocupadas por el Museo de León. En el retablo mayor del claustro son destacables el Apostolado con una talla de Santiago peregrino y la Anunciación (s. XVIII). Cabe añadir como curiosidad que en el siglo XVII este edificio, con cárcel propia, tuvo entre sus prisioneros al notable escritor Francisco de Quevedo.


León siempre ha sido una encrucijada de caminos donde establecieron los romanos su guarnición de la Legión VII, de donde seguramente proviene el nombre de la ciudad y los paños de la antigua muralla que restan de su caserío.
Fundó luego el rey asturiano Alfonso I sus cuarteles frente a los moros.
El antiguo Convento de San Marcos tiene una fachada de unos 100 metros, el Antiguo Monasterio de San Marcos, ahora convertido en hotel parador de cinco estrellas, posee una hermosa iglesia consagrada en 1541 y un fantástico museo arqueológico.
El actual edificio fue un regalo de Fernando el Católico a la ciudad de León, quien donó una gran cantidad de dinero para realizar esta construcción, uno de los monumentos más importantes del renacimiento español. Está considerada una de las grandes joyas de la arquitectura de la ciudad y del país, junto a la Basílica de San Isidoro y la Catedral.


Los orígenes del Convento de San Marcos se remontan al siglo XII, cuando la hija de Alfonso VII, la infanta Sancha de Castilla, donó una gran cantidad de dinero para la construcción de un modesto alberque a las afueras de la ciudad con el fin de dar cobijo a los peregrinos del Camino de Santiago y gente pobre.
San Marcos terminó siendo una de las principales sedes de la Orden de Santiago, y uno de los edificios más representativos del estilo plateresco en España. En el siglo XVI gracias a una donación del entonces rey de España Fernando el Católico, se construyó el gran edificio de estilo gótico-plateresco que se puede ver en la actualidad. Fueron muchos los arquitectos que participaron en la construcción, en unos trabajos que se alargaron hasta principios del siglo VXIII.

Reformado en un estilo vanguardista, que combina sabiamente pasado y presente, el Hostal San Marcos está hoy  plagado de espacios increíbles, como un impresionante techo del pintor Lucio Muñoz, la terraza a orillas del río Bernesga, o el Salón Capitular, de regios artesonados mudéjares.
El Hostal San Marcos, antiguo emblema de la influyente Orden de Santiago y uno de los monumentos más representativos del Renacimiento español, acoge desde 1986 el Parador de León, un museo viviente de historia y modernidad.
Hoy, San Marcos acoge una colección de arte que aúna tradición y modernidad. En su interior alberga una excepcional colección antigua, entre la que destacan las figuras de Juan de Juni y la sillería de coro del siglo XVI, junto a una muestra de arte contemporáneo que incluye obras de Fernando Zóbel, Eduardo Chillida o José Caballero, además de una exclusiva colección de 32 óleos del pintor José Vela Zanetti.
Se cuela el nombre del Parador de San Marcos de León como candidato al Mejor Hotel con historia Compite en la categoría de Mejor hotel con historia, y lo hace frente a otros cuatro rivales. La revista presenta el Parador leonés como “El hostal de San Marcos”, antiguo emblema de la Orden de Santiago y monumento clave del renacimiento español que acoge desde 1986 este Parador situado en el corazón de León. Reformado al estilo vanguardista National Geographic destaca de él que es un "museo viviente de historia y modernidad que combina su pasada con el vibrante presente en una dualidad que se refleja en sus espacios, habitaciones y cafetería".
En la misma categoría la revista escoge el Iberostar Heritage Grand Mencey, hotel de Santa Cruz de Tenerife que ha acogido a lo largo de su historia a monarcas, actores y artistas de renombre; Cool Rooms Villapanés, un hotel ubicado en un palacio del siglo XVIII de Sevilla de dos planta declarado Bien de Interés de la ciudad; Hotel María Cristina, inaugurado en 1912 en San Sebastián y uno de los más icónicos de la costa del Golfo de Vizcaya; y el Solo Palacio, un hotel localizado en el pueblo asturiano de Llanuces que anteriormente fue el Palacio de los Miranda-Quirós.

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...