Hace
472 que la Inquisición francesa quemaba en la hoguera, junto a sus libros, al sabio Miguel Servet,
teólogo y científico aragonés. Investigó sobre astronomía, meteorología,
geografía, jurisprudencia, física, el estudio de la Biblia, matemáticas,
anatomía y medicina. Muy conocido por su trabajo sobre la circulación pulmonar.
Nacido Miguel Servetus en Villanueva de Sijena, Huesca en 1511 y fallecido en Champel, Suiza, 1553. Mientras cursaba estudios en Barcelona trabó amistad con el confesor de Carlos I de España, fray Juan de Quintana, quien lo acogió a su servicio y viajó con él a Roma en 1530 con motivo de la coronación del emperador. Seguidamente abandonó a su mentor e inició una larga peregrinación por diferentes ciudades europeas (Lyon, Ginebra, Basilea), donde polemizó con algunos líderes reformistas como Juan Ecolampadio o Martín Bucero.
En 1531 y 1532 aparecieron dos obras suyas en las que intentó dilucidar las cuestiones teológicas relativas a la Santísima Trinidad, y abogó por una visión muy personal que consideraba a Jesucristo como una divinidad deseada por el Padre y, en consecuencia, con un origen simultáneo al acto físico del nacimiento. Esta concepción, inmediato precedente del unitarismo, le enfrentó tanto a los católicos como a los protestantes, viéndose obligado a publicar una formulación revisada de la misma apenas un año después.
En 1537 se matriculó en la Universidad de París para estudiar medicina, pero un tratado de astrología en el que defendía la influencia de las estrellas en la salud humana lo enfrentó a la comunidad médica profesional. Su amistad personal con el arzobispo de Vienne le permitió entrar a su servicio como médico personal.
En 1546 envió a Juan Calvino una copia de su trabajo más importante, Christianismi Restitutio, de carácter fundamentalmente teológico, pero que pasó a la posteridad por contener en su Libro V la primera exposición de la circulación pulmonar o menor. Según Servet, la sangre es transmitida por la arteria pulmonar a la vena pulmonar por un paso prolongado a través de los pulmones, en cuyo curso se torna de color rojo y se libera de los vapores fuliginosos por el acto de la espiración. Tras leer dicha obra, Calvino denunció a Servet ante la Inquisición de Lyon, lo que provocó la huida apresurada de éste.
JUAN CALVINO
En
una fatal etapa en Ginebra, camino de Italia, Servet fue reconocido y, tras ser
detenido y juzgado, fue condenado por la Inquisición protestante de Calvino a
morir en la hoguera. Su muerte suscitó una fuerte polémica en el frente
protestante sobre la aplicación de la pena capital por razones de supuesta
herejía.Servet comenzó a ser reivindicado por partidarios del librepensamiento, que veían en su ejecución una prueba de los peligros que conlleva el fanatismo religioso. “No habéis defendido a la iglesia, habéis matado a un hombre”
El hecho más triste de la Ginebra de Calvino fue sin duda el caso Servet. La prisión, condena y muerte del español supuso un duro golpe para un sector reformado, que se sentía en una posición moral superior a la iglesia de Roma. Miguel Servet se equivocó de camino, pensaba que la tolerancia y el respeto al hombre estarían por encima de cualquier otra consideración en la ciudad de Ginebra, pero se equivocaba. El español había oído de los avances sociales en la ciudad, el cuidado de los pobres, huérfanos y desvalidos, pero no podía imaginar que el celo religioso de Calvino podría llevarla hasta la muerte.
Estatua de Miguel Servet atado de pies y manos a la estaca de la hoguera. Plaza la Mairie d'Annemasse (Hte Savoie – Francia)
El
doctor y teólogo español estaba de paso en la ciudad, simplemente quería
conocer en persona, aunque fuese de lejos, a uno de los grandes hombres de la Reforma.
Ambos habían comenzado una relación epistolario que había terminado en insultos
y descalificaciones. Server había escrito un libro contra la obra de Calvino,
pero lo peor de todo es que Miguel negaba algunas doctrinas fundamentales del
cristianismo, como la Trinidad y muchos de los hechos sobrenaturales de las
Escrituras. Aquel día, como otros muchos, Calvino subió al púlpito a predicar,
pero mientras examinaba los rostros de la congregación, se fijó en un
forastero. Seguramente no podía imaginar que Servet se atreviera a pasar por la
ciudad, después de lo que había dicho de él, pero allí estaba, en su propia
ciudad. Uno de los problemas entre los dos era que mientras Calvino era muy
estricto en lo que a la teología se refiere, para Servet la teología era pura
especulación filosófica. Calvino no iba a consentir que Servet llegara con sus
ideas a Ginebra, por eso ordenó que capturaran al hereje antes de salir de la
iglesia. Desde un primer momento, el bando de los libertinos buscó en el caso y
juicio de Servet, una manera de desacreditar a Calvino.
La condena en la hoguera era el más duro de todos los castigos que se imponían en la época. Servet pidió una reunión con Calvino y este se la concedió. El español le rogó que le impusieran otra condena más leve, pero cuando Calvino le pidió que adjurara de sus ideas, Servet soltó una carcajada. Juan Calvino si pidió un cambio en la sentencia, pero no fue la absolución o condena de cárcel, se limitó a pedir la decapitación, que consideraba una forma de ejecución más humana para el reo. El Consejo denegó la petición de Calvino y Miguel Servet murió en la hoguera
La condena en la hoguera era el más duro de todos los castigos que se imponían en la época. Servet pidió una reunión con Calvino y este se la concedió. El español le rogó que le impusieran otra condena más leve, pero cuando Calvino le pidió que adjurara de sus ideas, Servet soltó una carcajada. Juan Calvino si pidió un cambio en la sentencia, pero no fue la absolución o condena de cárcel, se limitó a pedir la decapitación, que consideraba una forma de ejecución más humana para el reo. El Consejo denegó la petición de Calvino y Miguel Servet murió en la hoguera