lunes, 18 de agosto de 2025

MIGUEL SERVET

Hace 472 que la Inquisición francesa quemaba en la hoguera,  junto a sus libros, al sabio Miguel Servet, teólogo y científico aragonés. Investigó sobre astronomía, meteorología, geografía, jurisprudencia, física, el estudio de la Biblia, matemáticas, anatomía y medicina. Muy conocido por su trabajo sobre la circulación pulmonar.


Nacido Miguel Servetus en Villanueva de Sijena, Huesca en 1511 y fallecido en Champel, Suiza, 1553. Mientras cursaba estudios en Barcelona trabó amistad con el confesor de Carlos I de España, fray Juan de Quintana, quien lo acogió a su servicio y viajó con él a Roma en 1530 con motivo de la coronación del emperador. Seguidamente abandonó a su mentor e inició una larga peregrinación por diferentes ciudades europeas (Lyon, Ginebra, Basilea), donde polemizó con algunos líderes reformistas como Juan Ecolampadio o Martín Bucero.
En 1531 y 1532 aparecieron dos obras suyas en las que intentó dilucidar las cuestiones teológicas relativas a la Santísima Trinidad, y abogó por una visión muy personal que consideraba a Jesucristo como una divinidad deseada por el Padre y, en consecuencia, con un origen simultáneo al acto físico del nacimiento. Esta concepción, inmediato precedente del unitarismo, le enfrentó tanto a los católicos como a los protestantes, viéndose obligado a publicar una formulación revisada de la misma apenas un año después.
En 1537 se matriculó en la Universidad de París para estudiar medicina, pero un tratado de astrología en el que defendía la influencia de las estrellas en la salud humana lo enfrentó a la comunidad médica profesional. Su amistad personal con el arzobispo de Vienne le permitió entrar a su servicio como médico personal.
En 1546 envió a Juan Calvino una copia de su trabajo más importante, Christianismi Restitutio, de carácter fundamentalmente teológico, pero que pasó a la posteridad por contener en su Libro V la primera exposición de la circulación pulmonar o menor.  Según Servet, la sangre es transmitida por la arteria pulmonar a la vena pulmonar por un paso prolongado a través de los pulmones, en cuyo curso se torna de color rojo y se libera de los vapores fuliginosos por el acto de la espiración. Tras leer dicha obra, Calvino denunció a Servet ante la Inquisición de Lyon, lo que provocó la huida apresurada de éste.

JUAN CALVINO 
En una fatal etapa en Ginebra, camino de Italia, Servet fue reconocido y, tras ser detenido y juzgado, fue condenado por la Inquisición protestante de Calvino a morir en la hoguera. Su muerte suscitó una fuerte polémica en el frente protestante sobre la aplicación de la pena capital por razones de supuesta herejía.
Servet comenzó a ser reivindicado por partidarios del librepensamiento, que veían en su ejecución una prueba de los peligros que conlleva el fanatismo religioso. “No habéis defendido a la iglesia, habéis matado a un hombre”
El hecho más triste de la Ginebra de Calvino fue sin duda el caso Servet. La prisión, condena y muerte del español supuso un duro golpe para un sector reformado, que se sentía en una posición moral superior a la iglesia de Roma. Miguel Servet se equivocó de camino, pensaba que la tolerancia y el respeto al hombre estarían por encima de cualquier otra consideración en la ciudad de Ginebra, pero se equivocaba. El español había oído de los avances sociales en la ciudad, el cuidado de los pobres, huérfanos y desvalidos, pero no podía imaginar que el celo religioso de Calvino podría llevarla hasta la muerte. 


Estatua de Miguel Servet atado de pies y manos a la estaca de la hoguera. Plaza la Mairie d'Annemasse (Hte Savoie – Francia)
El doctor y teólogo español estaba de paso en la ciudad, simplemente quería conocer en persona, aunque fuese de lejos, a uno de los grandes hombres de la Reforma. Ambos habían comenzado una relación epistolario que había terminado en insultos y descalificaciones. Server había escrito un libro contra la obra de Calvino, pero lo peor de todo es que Miguel negaba algunas doctrinas fundamentales del cristianismo, como la Trinidad y muchos de los hechos sobrenaturales de las Escrituras. Aquel día, como otros muchos, Calvino subió al púlpito a predicar, pero mientras examinaba los rostros de la congregación, se fijó en un forastero. Seguramente no podía imaginar que Servet se atreviera a pasar por la ciudad, después de lo que había dicho de él, pero allí estaba, en su propia ciudad. Uno de los problemas entre los dos era que mientras Calvino era muy estricto en lo que a la teología se refiere, para Servet la teología era pura especulación filosófica. Calvino no iba a consentir que Servet llegara con sus ideas a Ginebra, por eso ordenó que capturaran al hereje antes de salir de la iglesia. Desde un primer momento, el bando de los libertinos buscó en el caso y juicio de Servet, una manera de desacreditar a Calvino.
La condena en la hoguera era el más duro de todos los castigos que se imponían en la época. Servet pidió una reunión con Calvino y este se la concedió. El español le rogó que le impusieran otra condena más leve, pero cuando Calvino le pidió que adjurara de sus ideas, Servet soltó una carcajada. Juan Calvino si pidió un cambio en la sentencia, pero no fue la absolución o condena de cárcel, se limitó a pedir la decapitación, que consideraba una forma de ejecución más humana para el reo. El Consejo denegó la petición de Calvino y Miguel Servet murió en la hoguera

viernes, 15 de agosto de 2025

AL-ANDALUS DURANTE 800 AÑOS

Solemos escuchar y leer incluso a historiadores refutados que los musulmanes dominaron la península Ibérica durante 800 años. Pues bien, nada más lejos de la realidad. Dominar exactamente no, otra cosa es que residieran en parte del territorio, con gran éxito al principio y progresivamente con dificultades hasta su desaparición.

En el año 711 se produjo la entrada del contingente que se expandió con rapidez. Los reinos visigodos estaban disgregados y con luchas internas. Los musulmanes recibieron ayudas de los judíos, porque serían mejor tratados que con los cristianos. Y también de los propios hispano-godos, descontentos por los privilegios que recibían determinadas clases, los invasores ocuparon la capital, Toledo y algo más tarde Córdoba. Aunque todo marchaba sobre ruedas o cierto es que dese el primer momento surgieron disputas entre los bereberes y los árabes, por cargos, territorios y zonas de influencia. Ese fue el origen remoto todavía de los reinos de Taifas. Al-Andalus formaba parte como una gran provincia de un imperio que también abarcaba lo que hoy es Marruecos y llegaba hasta Punjab, en la India. No voy a hablar de la historia completa de este pueblo, pero he de decir que personalmente creo, que si bien fueron invasores, en realidad con el paso de los siglos han formado parte del sustrato y la raigambre de lo que hoy son los españoles.
Para ser claros hay que decir que hacia el 715 habían conseguido control del territorio peninsular y establecer la unidad administrativa. Comenzaba así la etapa musulmana de la cuenca del Ebro, que habría de durar cuatro siglos. La capital musulmana se había establecido primero en Sevilla y en el 717 se trasladó a Córdoba. Aunque el control efectivo se consiguió con la población hispano-goda mediante pactos y capitulaciones con las noblezas y las distintas fuerzas sociales, lo que explica su rapidez. Pero Hispania fue dominada por las armas y mediante acuerdos que permitían retener gran parte de las posesiones a quienes los firmaban a cambio de un impuesto, el “Jaray”. La nobleza y la Iglesia que no se sometía les eran confiscados sus bienes. No obstante las poblaciones que se resistían eran destruidas y quemadas, sus iglesias derruidas, y su población muerta o esclavizada. A los hombres se les crucificaba y las mujeres y niños eran esclavizados siendo islamizados a la fuerza. Como vemos, los musulmanes no se andaban por las ramas.

Asegura Serafín Fanjul que es Catedrático de literatura árabe, miembro de la Real Academia de la Historia. “Hoy en día nadie, ni los historiadores arabistas, creen que Al-Andalus fue un crisol; fue una época terrorífica”. “No sé si se produjo la batalla de Covadonga, lo que sí sé es que durante el siglo VIII entraron unos 100.000 árabes en la Península y en los años 730 y 740 se dieron unas hambrunas tremendas en las zonas de Asturias y Galicia que obligaron a los musulmanes que se habían asentado en el Norte a regresar a su tierra bereber. Fue un éxodo obligado por el hambre más que una heroica batalla de don Pelayo, que desde luego aprovechó esa huida para impulsar la monarquía astur-leonesa. Nunca hubo armonía, eran tres comunidades yuxtapuestas con intercambios comerciales, económicos y administrativos. Lo que había eran dos culturas y tres religiones porque los judíos tendieron a adoptar la cultura romance o la árabe”.
Cuando se dividen en reinos de taifas, al final del siglo X, ya no dominan con la fuerza de antes. Luchan a duras penas por subsistir y pagando para residir, (vasallaje). Digamos unos 300 años de dominación y otros 460 de pasarlas muy mal, sin dominar y perdiendo territorio. 


En el año 711 se produjo la entrada del contingente que se expandió con rapidez. Los reinos visigodos estaban disgregados y con luchas internas. Los musulmanes recibieron ayudas de los judíos, porque serían mejor tratados que con los cristianos. Y también de los propios hispano-godos, descontentos por los privilegios que recibían determinadas clases, los invasores ocuparon la capital, Toledo y algo más tarde Córdoba. Aunque todo marchaba sobre ruedas o cierto es que dese el primer momento surgieron disputas entre los bereberes y los árabes, por cargos, territorios y zonas de influencia. Ese fue el origen remoto todavía de los reinos de Taifas. Con otra religión diferente a la romana, otras costumbres y cultura, lo cierto es que se ganaron también el derecho a pensar con los años que estaban en suelo propio. 
Su organización política fue la siguiente:
Primero los musulmanes dependientes de Damasco del 714 al 756.
Luego se creó el Emirato de Córdoba del 756 al 912
Pasa al Califato de Córdoba del 912 al 1009
"Fitnas de Al-Andalús" del 1009 al 1031, es un periodo de inestabilidad y guerra civil durante el Califato de Córdoba. La fitna dio comienzo tras un golpe de estado orquestado por la propia dinastía Omeya. Ya había algunas Taifas (pequeños reinos musulmanes desde el 1009). 
Las taifas, palabra que significa "bando" fueron hasta treinta y nueve pequeños reinos en que se dividió el califato de Córdoba después del derrocamiento de la dinastía omeya y la abolición del califato en 1031.
-Reinos de Taifas del 1009 al 1238. (Primeros, segundos y terceros)
-Emirato de Granada del 1238 al 1492.

Tras el debilitamiento de los almorávides y los almohades, surgieron los llamados segundos y terceros reinos de taifas hasta el siglo XIII. En el trono se van sucediendo los califas, en medio de una anarquía total. Realmente los problemas eran muy profundos. Luchas por el trono califal, luchas internas por causas raciales entre árabes, bereberes y muladíes o eslavos (esclavos libertos del norte peninsular o de origen centroeuropeo). También influían los mozárabes, el ansia independentista de las áreas con mayores recursos económicos y la presión de los impuestos. Al no tener tropas necesarias para luchar contra sus vecinos o contra el avance cristiano, contrataban mercenarios, incluso guerreros cristianos, como el propio Cid Campeador, que sirvieron a reyes musulmanes, luchando incluso contra otros reyes cristianos. Al principio se les sometía económicamente forzando a pagar un tributo, las parias, a los reyes cristianos. Pero estas rivalidades entre los invasores los cristianos aprovecharían aliándose con los bereberes y asaltaron Toledo. Más tarde los bereberes derrotaron y saquearon Córdoba en 1013. Al conquistar estos el reino de Toledo en 1085 por parte de Alfonso VI de León pidieron ayuda al sultán almorávide del norte de África, Yúsuf ibn Tasufin, el cual derrotó al rey leonés en la batalla de Zalaca en 1086, y conquistó progresivamente todas las taifas. Aunque no consiguió reconquistar Toledo. Pero el rey castellano Alfonso VII y el aragonés Alfonso I el batallador, consiguieron éxitos militares y poco a poco debilitaron el poder musulmán. Estos volvieron a pedir ayuda, esta vez a los almohades, que con el paso del tiempo y las luchas vencieron al rey de Castilla Alfonso VIII en la batalla de Alarcos, en julio de 1195, que fue un tremendo desastre para los cristianos. Se estableció una tregua.
El rey castellano se lo tomó a pecho, y no descansó hasta que pudo montarles la recíproca en las Navas de Tolosa, que, por fin, marcó el principio del fin musulmán. Fue en Jaén en julio de 1212, aparte de voluntarios franceses y de duros caballeros de las órdenes militares españolas, estaba milagrosamente formado por tropas castellanas, navarras y aragonesas, puestas de acuerdo por una vez en su vida. La cosa no estuvo clara hasta el final cuando con mucho esfuerzo se hicieron con victoria. Miles de hombres cayeron, pero finalmente la victoria se decantó del lado cristiano. El Califa Miramamolín escapó huyendo a toda prisa una vez perdida ya la batalla. Navas de Tolosa fue la hecatombe para el imperio Almohade en la Península Ibérica.  

Con esta histórica victoria de la alianza cristiana se había iniciado el declive del dominio musulmán de España. Los musulmanes de la Península Ibérica nunca más se recuperaron de esta derrota. Los reinos cristianos comenzaron a expandirse con mayor fuerza y definitivamente. Estableció una superioridad militar, económica y política. Al-Andalus, ya desmenbrada en Taifas, fueron cayendo hasta que solo quedó el reino de Granada, que duró 280 años más. Después de 1266, en Granada, los reyes de Castilla cobraban un tributo a sus homólogos nazaríes. Un tributo en oro, porque Granada, que se beneficiaba de sus privilegiadas relaciones de sangre con el norte de África, era la puerta del oro africano. Lo cierto es que Granada era un reino próspero, muy poblado y de refinadas costumbres. Pero las cosas no son para siempre. El oro comenzó a escasear, y además, los jóvenes Isabel y Fernando que se habían casado tenían las ideas muy claras; reunir bajo sus reinos los antiguos dominios de los Godos, es decir, todos los territorios que habían sido cristianos. Pero el gobernador moro de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481, realmente calculó mal. Isabel I ya había vencido al rey de Portugal, con las tropas al mando de su marido, Fernando de Aragón, se lo pensaron muy bien. Se acuarteló en Córdoba. Organizó un ejército regular con sus distintos cuerpos, con su Estado Mayor. Lo que es la organización de una guerra moderna.

Hasta que finalmente después de una guerra de diez años, el rey de Aragón Fernando II y la reina de Castilla, Isabel I, tomaron definitivamente el reino de Granada en 1492 para la corona de Castilla.
Por lo que resumiendo mucho, diremos que el poder islámico en la Península comenzó en el 711 y fue fuerte hasta el 1031. Posteriormente se sucedieron muchas batallas en diferente Taifas contra distintos reinos cristianos. En el año 1238 fue fundado el reino nazarí de Granada, siendo además vasallo de la corona de Castilla a la que le rendía tributo, que duró, como digimos, hasta 1492. 

miércoles, 13 de agosto de 2025

LOS MOZÁRABES

A los cristianos que viven bajo el poder musulmán que invade España desde el 711 se les llama “mozárabes”. Desde el siglo IX están en minoría. Pueden mantener su religión, pero pagando impuestos adicionales y no pueden tener cargos, ni propagar su religión. Las iglesias muchas de ellas son convertidas en mezquitas. En ocasiones, sufren matanzas y martirios. Muchos mozárabes fueron trasladados al Norte como resultado de las incursiones de la Reconquista. El arte mozárabe, derivado del visigodo con formas del arte islámico, se desarrolla en el Norte, en territorios cristianos, en el Sur sólo quedan unos pocos vestigios.

MOZÁRABES CASTELLANOS 
Descendían de hispanovisigodos y decidieron acatar la autoridad de los invasores, permaneciendo como cristianos en sus pueblos y ciudades. La convivencia entre esta población y los musulmanes se aseguró por pactos, pero, con el correr de los años, las autoridades árabes decidieron romperla, para expandir el islam a toda la población, llegando en algunos casos a la persecución violenta. Ello motivó la huida de los mozárabes a los núcleos de resistencia cristiana en el Norte de la Península Ibérica, llevando su cultura y sus recuerdos del reino godo. Sus aportaciones al progreso de la cultura, las artes y de las letras fueron indiscutibles, aunque se les considerase más artesanos que artistas. Los abades y monjes mozárabes conservaron la cultura visigoda y, más que una leve capa de cultura musulmana, lo que llevaron al Norte fue la obra de san Isidoro de Sevilla y de san Fructuoso de Braga. Además, escribieron crónicas y formaron bibliotecas importantes en los monasterios. Ese clero culto empezó a ocupar los puestos de mayor responsabilidad y que requerían serios conocimientos en los reinos de Asturias y León, actuando como preceptores, consejeros y embajadores de sus monarcas. Aportaron la idea de continuidad y herencia del reino visigodo de Toledo, justificando su desaparición por sus pecados y la legitimidad del reino de Asturias para recuperar el territorio perdido, a ser sus herederos y continuadores, a mediados del siglo IX.

SANTA MARÍA DE MELQUE 
Cuando dicen que se convivía en paz los pueblos entre las distintas religiones, deberían saber, por ejemplo que la “Jornada del Foso de Toledo” en 797, ciudad mozárabe, fue una matanza de los jefes de multitud de familias. cuando aquella ciudad estaba bajo el control del Emirato de Córdoba. En el año 797 d.C. Soleimán, era walí (gobernador) de Toledo, ciudad que aún mantenía su recelo hacia Córdoba cuando Al Hakam asumió el emirato.
Algunos cronistas le describen como violento e impío, y lo cierto es que su etapa fue bastante turbulenta. La población era básicamente hispanorromana y visigoda, mozárabes -aunque también había judíos y, por supuesto, musulmanes- y gozaba de cierta autonomía, manifestando a menudo posiciones refractarias a las disposiciones de Córdoba. Harto de aquella oposición, decidió suprimir ese autogobierno y hacerlo además de forma taxativa y ejemplar. Para ello envió como walí a un hombre de su total confianza, al gobernador de Talavera de la Reina, quien debía intentar atraerse a los notables con todo tipo de promesas, aceptando en primera instancia sus exigencias para ganarse su confianza. Así ocurrió, en efecto: Amrus no era árabe ni bereber sino muladí (en este caso hijo de un cristiano converso al Islam). Eso se explica porque los nobles toledanos, que estaban ya en abierta rebeldía desde primeros también eran mayoritariamente muladíes. De hecho aparentemente todo fue bien: Amrus cedió a sus demandas e incluso mandó construir una fortaleza, lo que demostraba que se relajaba la tensión. Una vez estuvo terminada, el walí anunció que vendría a inaugurarla el mismísimo Abderramán II, el hijo adolescente de Al Hakam y futuro emir; Amrus organizó una fiesta y acudió personalmente ese día, invitando a todas las familias aristocráticas que se habían mostrado especialmente levantiscas como forma de agasajarlas una vez más. Para aumentar la pompa, los nobles iban entrando uno por uno al salón, cerrándose la puerta tras ellos hasta dar paso al siguiente. A medida que entraban eran degollados y sus cabezas arrojadas al foso de la propia fortaleza (luego se colgarían públicamente de las almenas). Y así, una tras otra, se calcula que cayeron al menos entre cuatrocientas y setecientas personas. De ahí viene el dicho de “Pasar una noche Toledana”.

De mediados del siglo IX los mozárabes son los mártires de Córdoba, como san Eulogio, martirizado en 859. Los musulmanes se hacen ceder iglesias para instalar sus mezquitas; como la Mezquita de Córdoba, construida sobre la catedral de San Vicente de Córdoba: en 748, obligan a los cristianos a cederles la mitad de esa basílica para establecer allí la mezquita mayor de la ciudad, porque aún no tenían capacidad arquitectónica; en 785, Abderramán I, consolidado en el trono de Al Andalus como emir independiente, obliga a los cristianos a entregar la otra mitad de su catedral, donde coexistían ambos cultos por imposición islámica que ahora completan.
En 786, derriba la Catedral para construir allí la Mezquita de Córdoba con alarifes (arquitectos) hispanogodos y decoradores bizantinos de mosaicos, después será ampliada varias veces por sus sucesores.
Toledo consigue cierta autonomía en 873. Al ser reconquistada por el rey de León Alfonso VI en mayo de 1085, desalojó de manera definitiva a las fuerzas musulmanas de Al-Qádir, emir de la Taifa de Toledo, y vivían todavía mozárabes en Toledo. Los mozárabes aportaron a los núcleos cristianos de resistencia del Norte el incremento del sentido cristiano de esa resistencia, con su propio espíritu de resistencia al Islam, esencial en la Reconquista, y aportaron con su emigración, o exilio, o rescate al Norte, el aumento de población esencial para consolidar los territorios liberados y para reconquistar otros. Porque reconquistar era repoblar, tener población dispuesta a vivir en los territorios de primera línea, o en la tierra de nadie, y a defenderlos.
La Rioja, por ejemplo, se repobló en parte con población vascona y en parte con población mozárabe. El arte mozárabe, que es uno de los estilos prerrománicos más destacados, tiene como elemento más característico el arco de herradura procedente del arte visigodo, de donde también lo toma el arte islámico. El hecho de que en la mitad Sur de España queden unos pocos restos es debido a las destrucciones de las épocas de radicalismo islámico.

SAN MIGUEL DE LA ESCALADA 

Las iglesias, austeras exteriormente, suelen tener un espacio interior muy hermoso y de gusto oriental, con arquerías de herradura, columnas con capiteles corintios de tradición cordobesa y, en algunos casos, tallas escultoras de gran esquematismo imaginativo. Las principales características que definen la arquitectura mozárabe son: Un gran dominio de la técnica en la construcción, empleando principalmente sillería a soga y tizón. (colocación de ladrillos de norte a sur y de este a oeste). Ausencia o sobriedad de la decoración exterior. Diversidad en las plantas, si bien la mayoría destacan por las pequeñas proporciones y espacios discontinuos cubiertos por cúpulas (de arista, gallonadas, de nervios de crucería califal...). Uso del arco de herradura al estilo islámico califal, muy cerrado y con el peralte de dos tercios del radio. Uso del alfiz. (el marco que rodea el exterior de un arco en ventanas o puertas) Uso de la columna como soporte, coronada por un capitel corintio decorado con elementos vegetales muy estilizados. Los aleros sobresalen y se asientan sobre modillones de lóbulos. (viguetas de madera con formas para sostener los aleros).  


Estos vestigios que quedan en la mitad Sur de arte mozárabe son la iglesia de Santa María de Melque en Toledo (s IX), y la iglesia parcialmente rupestre de Bobastro en la Serranía de Ronda, último reducto de la insurrección de Omar Ben Hafsún, lo que demuestra que se acabó convirtiendo al cristianismo, puesto que era muladí (cristiano que abandonaba el cristianismo, se convertía al Islam y vivía entre musulmanes), cuando se levantó en armas en 884.  Lo principal del arte mozárabe está en los reinos de León y Castilla En León, San Miguel de Escalada (913). San Cebrián de Mazote. Santiago de Peñalba (937). En Castilla: San Baudelio de Berlanga En La Rioja: San Millán de la Cogolla, Monasterio de Suso La arquitectura mozárabe también influyó en el prerrománico de Cataluña.  Además, una parte importante de la pintura de la época prerrománica, principalmente miniaturas, es pintura mozárabe, como la Biblia Hispalense (988).

SANTIAGO DE PEÑALVER
El latín, aunque aún es la lengua escrita utilizada por los mozárabes para los textos religiosos y culturales, ya se ha ido descomponiendo dialectalmente, de forma que el habla mozárabe es ya muy parecida al castellano arcaico. En la literatura de Al Andalus, se conservan palabras mozárabes intercaladas en versos árabes. La jarcha es un pequeño poema o copla en habla mozárabe insertado al final de cierto tipo de poema en árabe llamado moaxaja.

martes, 12 de agosto de 2025

EL EMPECINADO (El guerrillero)

“Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos”. Respuesta a Fernando VII. Al regreso de su cautiverio y con la derrota de Napoleón en España, el rey juró la Constitución de 1812 durante el Trienio Liberal (1820-1823), pero luego la abolió. El Empecinado, por su parte, fue un líder guerrillero que luchó contra la ocupación francesa y apoyó la Constitución. Su juramento a la Constitución se interpretó como un compromiso con la causa liberal.
Se llamaba Juan Martín Díez o Díaz, y nació en Castrillo de Duero, Valladolid en 1775.


Conocido también como “El terror de los franceses”, este liberal luchó en la Guerra de Independencia Española.
Como soldado combatió contra la Francia de la Convención en la Guerra del Rosellón (1792-95). Posteriormente, su animadversión contra los franceses le llevó a realizar alguna operación de sabotaje en la época en que Francia era aliada de España. Ya desde el primer momento, en 1808, con el que dio comienzo la Guerra de la Independencia, se unió a las fuerzas del general Cuesta, vencidas por los franceses en las batallas de Cabezón y Medina de Rioseco. Después de la derrotas, fue consciente de la dificultad de vencer al poderoso ejército napoleónico en campo abierto, y organizó partidas de guerrilleros que hostigaron continuamente a los franceses con pequeñas acciones rápidas que dificultaban las comunicaciones; amparándose en el conocimiento del terreno y en la movilidad de pequeñas partidas irregulares, sostuvo una guerra de desgaste penosa para el ejército napoleónica. Organizó diversas partidas por las provincias de Valladolid, Burgos, Segovia, Guadalajara y Cuenca, como la “Partida de descubridores de Castilla la Vieja”, los “Tiradores de Sigüenza” o los “Voluntarios de Guadalajara”, hasta un total de unos diez mil hombres; sus acciones se extendieron ocasionalmente hasta la costa mediterránea y la frontera portuguesa, y estuvieron coordinadas con la ofensiva inglesa mandada por Wellington.

FERNANDO VII 
Los franceses intentaron infructuosamente capturarle. El Empecinado se convirtió en un héroe mítico en la imaginación del pueblo y la Junta Central y la Regencia le reconocieron sus méritos concediéndole el grado de general. Muchas han sido sus célebres victorias, entre ellas su participación en la liberación de Roa en 1813, cuando acude al pueblo para ayudar al Cura Merino que realizó un ataque por sorpresa a los franceses que ocupaban la villa.
En el pueblo de Torija, en Guadalajara el castillo sirvió de refugio al famoso guerrillero liberal que acabó volando sus muros para que no pudieran ser utilizados por las tropas de Napoleón.

Cuando el rey Fernando VII regresó a España en 1814, derrotado  el ejército de Napoleón, el rey restauró el absolutismo, y rechazó la Constitución de 1812  que mantenía la monarquía pero no el absolutismo. Con lo cual tomó medidas contra los que consideraba enemigos liberales, entre otros el Empecinado, que fue desterrado a Valladolid. 
En 1820 el Empecinado volvió a las armas, para luchar contra las tropas reales de Fernando VII. 
Al parecer, el rey Fernando VII intentó que el Empecinado se adherirse a su causa (a pesar de previamente haber jurado la Constitución de Cádiz) y se uniera a los “Cien Mil Hijos de San Luis”; ofreció otorgarle un título nobiliario y una gran cantidad de dinero, un millón de reales.
La respuesta del Empecinado fue: “Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos”
En 1823 vencidos los liberales, acaba el “Trienio Liberal”. Juan Martín marchó entonces al destierro en Portugal. Decretada la amnistía el 1 de mayo de 1824, pidió un permiso para regresar sin peligro, permiso que le fue concedido. Pero Fernando VII no estaba de acuerdo con la benevolencia del decreto y el 23 de mayo había ordenado su arresto.
Volviendo el Empecinado a su tierra con unos 60 de sus hombres que le habían acompañado como escolta a Portugal, fue detenido en la localidad de Olmos de Peñafiel junto con sus compañeros por los Voluntarios Realistas de la comarca. Llevados los presos a Nava de Roa, fueron entregados al alcalde de Roa, que lo trasladó a esta localidad.
Al llegar, el pueblo, que había cambiado de bando y eran fieles al rey, sin haber recibido orden de superior alguno, había montado en la Plaza Mayor un tablado y el preso fue subido allí, donde fue insultado y apedreado. Fue encerrado con sus compañeros en un antiguo torreón.

LEPOLDO O´DONNELL

La causa debería haber sido llevada a la Real Chancillería de Valladolid, donde el militar liberal Leopoldo O'Donnell habría conseguido que fuese juzgado con benevolencia, pero el corregidor de la comarca, enemigo personal del preso, dio parte al rey que lo nombró comisionado regio para formar la causa en Roa. La cual “puesta en manos de su Majestad... aprobó la sentencia dictada en la que se condenaba al Empecinado a ser ahorcado en la Plaza Mayor de Roa”
El alcalde de Roa, que llevó a cabo los preparativos de la ejecución y fue testigo de esta, dijo del Empecinado: "Cuando se dio cuenta de que lo iban a subir por la escalera del cadalso, dio tan fuerte golpe con las manos, que rompió las esposas. Se tiró sobre el ayudante del batallón para arrancarle la espada, que llegó a agarrar; pero no pudo quedarse con ella porque el ayudante no se intimidó y supo resistir. Trató de escapar entonces en dirección a la Colegiata y se metió entre las filas de los soldados. La confusión fue terrible. Tocaban los tambores, corrían despavoridas las gentes sin armas y las autoridades; los sacerdotes y el verdugo se quedaron como paralizados... 
Por fin, los voluntarios realistas pudieron sujetarlo y lo colocaron en el mismo sitio donde estaba cuando rompió las esposas, esto es, junto a la escalera de la horca...” 
Tras dos años de encierro se ordena su ejecución en la horca el 19 de agosto de 1825. Años más tarde, en 1843, se produjo el traslado solemne de sus restos a Burgos, los honores militares y el monumento a su memoria.

HOMENAJE AL EMPECINADO EN ROA 
Pocos años después de su muerte, el pueblo de Roa rinde homenaje a este guerrillero, dedicándole la calle de Las Armas a su nombre. Ya en 1993, la Asociación raudense “Amigos de El Empecinado”, promueve el levantamiento de su monumento, obra del artista burgalés José Ignacio Ruiz. Anualmente, con motivo de la fecha de su injusta ejecución, la Villa de Roa celebra un homenaje frente a su monumento.
Murió ahorcado en lugar de ser fusilado.

CABALGADA DE ALFONSO I - (1125 -1126)

“El batallador” se decidió a realizar una campaña con un ejército formado por unos cuatro mil caballeros y unos quince mil infantes.  Contab...