“El batallador” se decidió a realizar una campaña con un
ejército formado por unos cuatro mil caballeros y unos quince mil
infantes. Contaba con sus más notables
magnates: Gastón de Bearne, el obispo Esteban de Huesca, el obispo Ramón de
Roda y el prelado de Zaragoza, Pedro de Librana y otros hombres destacados.
Partieron de Zaragoza en septiembre del 1125.
La “Cabalgada” en la edad media, contrariamente a las batallas campales o los
asedios, el objetivo no era ocupar territorio, ya que muchas veces no se
disponía de suficientes efectivos para una campaña de conquista. Al no poder
conquistar siempre, se buscaba desgastar al enemigo. Conviene recordar que los
ejércitos medievales europeos solían ser reducidos si se comparan con los de
otras épocas. El tamaño de una cabalgada podía variar entre un puñado de
jinetes para atacar un enclave en la frontera hasta varios miles que buscaban
adentrarse más en territorio de sus oponentes y causar un mayor daño. La
Reconquista y la guerra de los Cien Años muestran cómo las cabalgadas fueron
clave en las guerras de desgaste medievales. Estas incursiones eran habituales
porque los ejércitos disponían de mucha caballería ligera, óptima para tales
acciones.
Este ejército al mando de Alfonso I de Argón, “el batallador” avanzó por Daroca, Monreal, Teruel y Segorbe, en dirección a Valencia. El contingente pasó cerca de ésta en octubre, contra cuya guarnición sostuvo alguna escaramuza y avanzaron a Denia a la que atacaron y arrasaron los cultivos. Llegado a la costa, el ejército de Alfonso comenzó a atraer contingentes mozárabes, que se unieron a él. Llegaron a Murcia, Almanzora y Purchena. Descasaron y continuaron la marcha hasta Baza, intentó tomarla al asalto sin conseguirlo, de modo que reanudó la expedición hacia Guadix, ciudad que atacó en diciembre. Se estableció finalmente en Guadix, donde permanecieron y pasaron las navidades satisfecho del desarrollo de la expedición y sin problemas de abastecimiento. Los almorávides no atacaban y los mozárabes se les iban uniendo.
Este ejército al mando de Alfonso I de Argón, “el batallador” avanzó por Daroca, Monreal, Teruel y Segorbe, en dirección a Valencia. El contingente pasó cerca de ésta en octubre, contra cuya guarnición sostuvo alguna escaramuza y avanzaron a Denia a la que atacaron y arrasaron los cultivos. Llegado a la costa, el ejército de Alfonso comenzó a atraer contingentes mozárabes, que se unieron a él. Llegaron a Murcia, Almanzora y Purchena. Descasaron y continuaron la marcha hasta Baza, intentó tomarla al asalto sin conseguirlo, de modo que reanudó la expedición hacia Guadix, ciudad que atacó en diciembre. Se estableció finalmente en Guadix, donde permanecieron y pasaron las navidades satisfecho del desarrollo de la expedición y sin problemas de abastecimiento. Los almorávides no atacaban y los mozárabes se les iban uniendo.
Pintura "El barranco de la muerte"- Zaragoza
Estaban cerca de Granada y el gobernador Abul Tahir no se
atrevió a reprimir la insurgencia mozárabe y la población cristiana fue
acudiendo a unirse al Batallador. Abul Tahir, solicitó refuerzos a los
gobernadores de Murcia y Valencia y a su hermano, el emir almorávide Ali ibn
Yusuf, quien envió un importante ejército desde África.Alfonso I se encaminó hasta Granada, y llegó en enero de 1126 con un contingente reforzado por los cristianos. Permaneció acampado en la localidad de Nívar durante más de diez días esperando o bien sostener batalla campal o bien que la rebelión mozárabe le franqueara las puertas.
Debido a la espera le reprochó al responsable de los
mozárabes de Granada, Ibn al-Qalas, no cumplir con lo pactado, a lo que este le
reprobó haberse demorado en escaramuzas a lo largo de la ruta y haber desvelado
su posición en Guadix. Los almorávides habían reforzado las defensas y recibido
refuerzos para sostenerse en la ciudad, lo que llevó finalmente al aragonés a
abandonar el intento.
Se dedicó a asolar los campos de la Vega de Granada y el sur de Córdoba. Posteriormente se dirigió a Córdoba hacia el noroeste entrando por Luque, Baena y Espejo, para luego virar hacia el suroeste por Cabra y Lucena.1714 Después volvió hacia Córdoba.
Abu Bakr, hijo del emir había salido con tropas de Sevilla al encuentro del Batallador, y lo alcanzó en la actual Anzur (hoy municipio de Puente Genil), cerca de Lucena. Allí se trabó batalla campal el 9 de marzo de 1126 con el resultado de victoria decisiva para los aragoneses, al tiempo que en Palencia su exmujer Urraca I de León moría y era sucedida por su hijo Alfonso VII.
Tras la victoria en la batalla de Arnisol, el Batallador se dirigió hacia el sur por las Alpujarras y llegó a la costa de Vélez-Málaga por Motril y Salobreña.
Llegan los refuerzos almorávides norteafricanos. Desde Vélez-Málaga, el contingente cristiano volvió hacia Granada y en Alhendín, rechazaron varios ataques almorávides. Llegaron a la Vega de Granada y se instalaron en La Zubia, a seis kilómetros de la capital, seguido de cerca por la caballería islámica en formación de combate.
En ese momento llegaron los refuerzos africanos. Hostigaron a Alfonso I, que se vio obligado a retirarse hacia el norte. En Guadix vencieron en una escaramuza al rey de Aragón donde murió uno de sus principales caballeros, Gastón IV de Bearn, por lo que se produjo la retirada de sus caballeros al morir este y debilitó considerablemente el poder de la hueste de Alfonso el Batallador, lo que procuró al musulmán el gobierno de Granada.
Tras acampar en Tíjola, la cabalgada libró la batalla de Arnisol, en marzo de 1126, donde venció al campamento enemigo. Después de la batalla Alfonso I de Aragón pasó por las Alpujarras, cruzó los ríos Salobreña y Guadalfeo, y llegó a Vélez-Málaga, donde giró otra vez hacia Granada, pasando por Dílar y Alhendín, donde encontró contingentes musulmanes, a los que se enfrentó y puso en fuga. Después entró en la Vega de Granada, cruzó Sierra Nevada, y pasó por Alicún, Guadix, Madina Mursiyya. La milicia aragonesa siguió retirándose por Caravaca de la Cruz y Játiva, que fue asaltada y tomada por el Batallador, también Alcolea de Cinca, para después volver a Aragón. Sin embargo, esto no fue suficiente para debilitar a las fuerzas almorávides.
Se dedicó a asolar los campos de la Vega de Granada y el sur de Córdoba. Posteriormente se dirigió a Córdoba hacia el noroeste entrando por Luque, Baena y Espejo, para luego virar hacia el suroeste por Cabra y Lucena.1714 Después volvió hacia Córdoba.
Abu Bakr, hijo del emir había salido con tropas de Sevilla al encuentro del Batallador, y lo alcanzó en la actual Anzur (hoy municipio de Puente Genil), cerca de Lucena. Allí se trabó batalla campal el 9 de marzo de 1126 con el resultado de victoria decisiva para los aragoneses, al tiempo que en Palencia su exmujer Urraca I de León moría y era sucedida por su hijo Alfonso VII.
Tras la victoria en la batalla de Arnisol, el Batallador se dirigió hacia el sur por las Alpujarras y llegó a la costa de Vélez-Málaga por Motril y Salobreña.
Llegan los refuerzos almorávides norteafricanos. Desde Vélez-Málaga, el contingente cristiano volvió hacia Granada y en Alhendín, rechazaron varios ataques almorávides. Llegaron a la Vega de Granada y se instalaron en La Zubia, a seis kilómetros de la capital, seguido de cerca por la caballería islámica en formación de combate.
En ese momento llegaron los refuerzos africanos. Hostigaron a Alfonso I, que se vio obligado a retirarse hacia el norte. En Guadix vencieron en una escaramuza al rey de Aragón donde murió uno de sus principales caballeros, Gastón IV de Bearn, por lo que se produjo la retirada de sus caballeros al morir este y debilitó considerablemente el poder de la hueste de Alfonso el Batallador, lo que procuró al musulmán el gobierno de Granada.
Tras acampar en Tíjola, la cabalgada libró la batalla de Arnisol, en marzo de 1126, donde venció al campamento enemigo. Después de la batalla Alfonso I de Aragón pasó por las Alpujarras, cruzó los ríos Salobreña y Guadalfeo, y llegó a Vélez-Málaga, donde giró otra vez hacia Granada, pasando por Dílar y Alhendín, donde encontró contingentes musulmanes, a los que se enfrentó y puso en fuga. Después entró en la Vega de Granada, cruzó Sierra Nevada, y pasó por Alicún, Guadix, Madina Mursiyya. La milicia aragonesa siguió retirándose por Caravaca de la Cruz y Játiva, que fue asaltada y tomada por el Batallador, también Alcolea de Cinca, para después volver a Aragón. Sin embargo, esto no fue suficiente para debilitar a las fuerzas almorávides.
La pérdida de efectivos hizo que la expedición no pudiera
continuar su avance hacia Granada con la fuerza necesaria, por lo que se
dispersó sin haber llegado a asaltar la plaza de Granada.
La presión del ejército norteafricano hacía que el regreso se hacía en condiciones penosas, teniendo que conducir un gran número de civiles, defendiéndose de los continuos ataques y obligados a abandonar mucha gente agotada y enferma por la duración y las penalidades. Sin descanso, el contingente dirigido por Alfonso llegó a Aragón en junio de 1126, diezmado por las enfermedades pero satisfecho de los logros y vencedor en la única batalla campal plena y de la numerosa población mozárabe que se les había unido.
La presión del ejército norteafricano hacía que el regreso se hacía en condiciones penosas, teniendo que conducir un gran número de civiles, defendiéndose de los continuos ataques y obligados a abandonar mucha gente agotada y enferma por la duración y las penalidades. Sin descanso, el contingente dirigido por Alfonso llegó a Aragón en junio de 1126, diezmado por las enfermedades pero satisfecho de los logros y vencedor en la única batalla campal plena y de la numerosa población mozárabe que se les había unido.
Las complicaciones de las heridas recibidas en el sitio de Fraga
causaron su muerte el 7 de septiembre de 1134. Fue sepultado en el monasterio de Montearagón, cerca de Huesca.
Castillo y monasterio de Montearagón
Alfonso I de Aragón fue un rey destacado en la historia de
España. Fundamentalmente por la lucha contra los musulmanes llegando a duplicar
la extensión de los reinos de Aragón y Pamplona tras la conquista clave de
Zaragoza. Gracias a su matrimonio con Urraca I de León, gobernó sobre León,
Castilla y Toledo y se hizo llamar entre 1109-1114 “Emperador de León y rey de
toda España” o ”Emperador de todas las Españas”, título honorifico que se había
consolidado entre los reyes de León, hasta que la oposición nobiliaria, principalmente leonesa, forzó la anulación del matrimonio. Mapa de las conquistas de Alfonso I (en naranja conquistas a los musulmanes, en verde oscuro territorios del reino de Pamplona recuperados de Castilla, en amarillo oscuro zonas de frontera repobladas por Alfonso
Los
ecos de sus victorias traspasaron fronteras; en la Crónica de San Juan de la
Peña, del siglo XIV, podemos leer: “Clamabanlo don Alfonso Batallador porque en
Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió”. Sus campañas lo llevaron hasta
las ciudades meridionales de Córdoba,
Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas en Valtierra,
Cutanda, Arnisol o Cullera.
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