jueves, 8 de diciembre de 2022

10- PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - MURALLAS

Desde los tiempos más remotos el hombre tuvo la necesidad de protegerse de las hostilidades del medio ambiente, ataques de animales y de las tribus enemigas. Este es el origen de las murallas. 
En la Península Ibérica los castros celtas y ciudades ibéricas son una avanzada muestra de las técnicas aprendidas hacía varios miles de años. Ubicadas en lugares altos, cerros o montes cercanos a corrientes de agua y donde el terreno ayudara a la defensa.
Su geometría lleva un estudio de la extensión, la medición, las relaciones entre puntos, líneas, ángulos, planos y figuras. Es decir que no era un asunto baladí.  Enormes bloques de piedra sin desbastar que podemos encontrar en Tarragona o en Olérdola, Barcelona, en Azila, Teruel, con puertas de entrada y ausencia de torres.
Los famosos castros de Santa Tecla en Pontevedra, en Coaña, Asturias e innumerables zonas del sur-oeste. Las murallas celtas se distinguen porque son piedras pequeñas, sin mortero alguno y aprovechando las rocas del lugar.
Los celtíberos, mezcla de los dos anteriores moradores, construyen sus murallas utilizando las grandes piedras para las partes más bajas y más pequeñas para las altas. Ampliaban la anchura de la muralla con piedras pequeñas, pero ambas caras se revestían con grandes bloques. Es entonces cuando aparece el foso y se comienza a elevar las torres de las puertas de entrada.
Luego los romanos cambian el sistema constructivo aunque reutilizaron los asentamientos existentes, pero sobre todo edificaron nuevos. Su técnica de construcción de murallas era procurando que el terreno sobre el que se va a levantar la ciudad esté en una loma inclinada y se evitan los cerros y montes. Consistirán en un rectángulo muy regular con cuatro puertas, uno en cada punto cardinal y en la mitad del lienzo. Con torres circulares colocadas de forma que se cubra a la vista más del espacio entre torre y torre. Ejemplos los hay en Astorga, León, Termancia en Soria, Zaragoza y Barcelona. Precedidas de un foso están formados por buenos sillares labrados perfectamente y de enormes dimensiones. Están edificadas en los primeros siglos de nuestra era para defenderse de las presiones que recibían de pueblos del norte europeo. 

 MURALLA DE AVILA

Es Patrimonio de la Humanidad junto con la ciudad vieja y extramuros. Los orígenes de la muralla de Ávila, actual símbolo de la ciudad, se remontan al año 1090, aunque la mayor parte de la misma fue reconstruida durante el siglo XII. Se extiende a lo largo de 2,5 km, con un altura de 14 metros y un espesor de 3, y en ella sobresalen a intervalos un total de 87 poderosas. 


Asentada ya la población, se irán afianzando los organismos de poder, el concejo adquirirá cada vez más relevancia, la iglesia va fortaleciéndose desde el punto de vista económico y social. 
La visita a la ciudad medieval de Ávila debe iniciarse por Las Murallas, el mejor ejemplo de arquitectura militar del románico en España y modelo único de la arquitectura medieval europea. Fueron defensa militar, cinturón sanitario, frontera fiscal y soporte de otras arquitecturas. La construcción de sus lienzos y cubos se va adaptando al terreno: los lienzos meridionales, que apenas tienen altura debido a la escarpa natural sobre la que se asientan; los del oeste y el norte, que se van haciendo más fuertes y la zona oriental, donde alcanzan su mayor desarrollo y donde fue preciso reforzar las defensas de la ciudad. En esta zona se levantó el Alcázar, se abrieron las dos Puertas más fuertes, la del Alcázar y la de San Vicente, y ante los muros se dispuso un sistema defensivo con un foso y una barbacana.

MURALLA DE TOLEDO

Toledo en el siglo VI se convirtió en residencia de los reyes visigodos, de la corte y de la administración, y representó el primer intento de unidad política de la península Ibérica manteniéndose hasta la llegada de los musulmanes a principios del siglo VIII.
PUERTA DE ALFONSO VI 

La judería  de Toledo la cual ocupaba el barrio de San Martín “Madinat al-Yahud” (Ciudad de los Judíos)  también contaba con su recinto amurallado, levantado después de la invasión árabe, en el año 820, para la protección de los judíos, quedando así establecidos los límites de separación con los árabes y cristianos.  Este recinto fortificado contaba con distintas puertas que comunicaban las zonas de la judería con otros barrios de la ciudad. Es en 1480, cuando los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo, obligan a la integración del barrio hebreo.
Toledo, tras la conquista islámica, dejó de ser la capital del reino visigodo, pero se convirtió en una de las principales ciudades de Al-Andalus. En siglo X el monarca Abderraman III, mandó la reconstrucción del recinto fortificado haciendo de esta capital un centro de resistencia islámica inexpugnable.
Alfonso VI conquista Toledo y traslada la corte  de Burgos a Toledo, que se transforma en la capital de la monarquía castellana. Para evitar sucesivos ataques por parte de los moriscos (instalados en el Sur de la Península), el monarca encargó la reconstrucción de la antigua muralla.
Alfonso VIII en 1196 concede una parte del impuesto (portazgo) recaudado en la Puerta de Bisagra para la reparación y mantenimiento de la muralla. Posteriormente en 1219  seria Fernando III el que sustituye para el mismo fin los ingresos anteriores de la Puerta de Bisagra.
Al perder su utilidad como fortificación defensiva (debido a la evolución de las técnicas militares y a la aparición de armas más avanzadas), la muralla se mantiene hoy en día como un mero legado histórico.

MURALLA ROMANA DE LUGO

Es imposible no asombrarse ante la Muralla romana de Lugo.
Mide 2.140 metros de largo y abraza toda la villa. Se han tenido que derribar casas que estaban adosadas al muro por su parte exterior.
En origen se llamó Lucus Aufusti, campamento romano edificado sobre un castro celta llamado Lug, que dio capitalidad de convento jurídico el emperador romano Augusto.
En el siglo III (d.C.) se creó la provincia llamada Gallaecia, de la que Lugo era la capital. Por eso se construyó la muralla. Quedan los adarves, los caminos situados en lo alto de la muralla, detrás de las almenas. Tienen una altura variable de entre 10 y 15 metros y los adarves una anchura de cinco metros. Una característica llamativa es la de estar fabricadas los arcos y los cubos existentes con lajas de pizarra. Hay setenta y dos cubos, de los ochenta y cinco primitivos.

Del campamento romano queda el trazado de la Rua Nova, la Plaza de España, y otras arterias.
Pasados dos siglos de dominación romana Lugo fue ocupada por los visigodos y después por los Suevos, constituyendo junto a Braga (Portugal), el principal núcleo urbano de Galicia. En el 714 llegaron los musulmanes que fueron rechazados en el 746 y ya nunca volvieron. Pero los Normandos, si consiguieron saquear la ciudad en el 908. entrando por Galicia saquearon además Tuy, Oporto, Lisboa y Sevilla. Por lo que se inició una etapa constructiva con torres vigías y de amurallamiento del norte, como así también se hizo en Córdoba, ante el ataque de estos piratas.

martes, 6 de diciembre de 2022

HIJOS DE LOS REYES CATÓLICOS

Isabel y Fernando tuvieron cinco hijos. Y criaron a dos más que eran hijos bastardos de Fernando, concebidos, según se cree, antes del matrimonio con Isabel. 


La verdad es que el destino fue trágico con los RR.CC. La muerte prematura de todos y cada uno de los herederos hasta llegar a Juana, tuvo como consecuencia la entrega inmediata de Castilla, León, Galicia, Aragón, Valencia y todas las tierras americanas, en manos de una dinastía  proveniente de Centroeuropa, dinastía además completamente ajena a los avatares históricos de la Península Ibérica, y muy diferentes a castellanos y aragoneses, en costumbres y forma de entender la vida. Con Juana I de Castilla, encerrada durante muchos años en Tordesillas, aunque reina nominal, gobierna su hijo Carlos I, un Habsburgo, hijo de Felipe I de Castilla, el hermoso, que murió a los dos meses de ser proclamado rey, con ella decía, termina para siempre la dinastía. En este sentido la tragedia de los Trastámara fue la tragedia de la España de entonces, que abortó como nación vertebrada bajo una corona autóctona, una Monarquía que entendiese a los españoles, con sus características de diferentes niveles sociales, máxime en un periodo histórico en el que termina la Edad Media y comienza la Edad Moderna con el surgir del Renacimiento. A esto hay que agregar la exploración, conquista y colonización del continente americano, y la defensa del catolicismo, ya que el protestantismo había iniciado su reforma hacía unos años. También se acababa de terminar la Reconquista de los territorios peninsulares a los musulmanes, y expulsando a los judíos y falsos conversos.
El sentir del pueblo español era que ninguna proeza quedaba fuera de su alcance. Así hubo un momento en que Castilla pudo ser mediterránea, siguiendo la vocación aragonesa, volcada hacia el Mediterráneo, o sólo concentrarse en sus posesiones de Ultramar, cruzando el Atlántico. La potencia de los Reyes Católicos, los más ricos y fuertes de Europa habrían permitido tal aventura con éxito.
Evidentemente se inicia una nueva época en España, nueva dinastía, nuevos proyectos y problemas, nuevos gobernantes y con el nuevo rey, Carlos I, no obstante ser extranjero, y hasta ser visto con recelo, supo poco a poco, a pesar de su juventud y de sus consejeros flamencos, ir ganando al pueblo a pesar de las rebeliones de Castilla y las Germanías, llegando a convertirse en un gran español, e incluso ser nombrado el V emperador del Sacro Imperio Romano Germano. Nacido en el año 1500, fue Rey de las coronas hispanas desde 1517 y Emperador desde 1520. Y llevó y defendió el catolicismo en sus territorios y en los que gobernaba, no sin faltar guerras y tiempos duros que tuvo que padecer. Su hijo, Felipe II, amplió aún más las tierras y supo gobernar con prudencia y organización, llegando a ser el “Imperio donde nunca se ponía el sol”.
El reinado de los RR.CC. fue desde el año 1479 hasta el año 1504 (muerte de Isabel).
Los hijos de los Reyes Católicos fueron 5: Isabel, Catalina, María, Juana y Juan.
El único hijo que sucedió a los Reyes Católicos fue Juana la cuál nunca gobernó por estar desplazada por enferma mental, aunque posee el título de Reina de Castilla.
En el año 1504 muere Isabel la Católica y en 1516 Fernando el Católico, siendo regente el Cardenal Cisneros, hasta la llegada de Carlos de Habsburgo.
Con los Reyes Católicos se crea el concepto de “Las Españas” dónde cada reino mantenía su autonomía.
Los hijos de los Reyes Católicos fueron los siguientes:
Isabel (1470-1498)
Juan (1478-1497)
Juana I de Castilla (1479-1555)
María (1482-1517)
Catalina (1485-1536)
Tuvo un aborto en mayo de 1475
Y un bebé mortinato en junio de 1482
Fernando tuvo dos hijos bastardos que crio Isabel
1.-Alonso  (1470-1520) con Aldonza Ruiz de Ivorra, noble catalana de Cervera. Llegó a Prelado español, arzobispo de Zaragoza y Valencia y virrey de Aragón.
2.-Juana María (1471-1510), con Juana Nicolás, una plebeya. Fue la segunda esposa de Bernardino Fernández de Velasco, III conde de Haro y VII condestable de Castilla.
ISABEL de Trastámara fue la primogénita y por tanto la heredera de ambas coronas. Nació en Dueñas el 1 de octubre de 1470, antes de que reinara su madre, que fue proclamada reina en 1474. Isabel convocó a Cortes en 1475 en Madrigal y allí su hija fue proclamada Princesa de Asturias, (heredera de Castilla).
Em 1490 y en cumplimiento del acuerdo de Alcáçovas con el  reino de Portugal, se prepara la boda de la primogénita Isabel, que ya se había “devaluado” ya que no era heredera a la corona (al nacer su hermano Juan en 1478 y ser jurado heredero en 1480), con el heredero del trono portugués, Alfonso de Portugal que había cumplido los 14 años. Los desposorios se celebraron en Sevilla en abril. Pero Alfonso de Portugal murió en julio de 1491, al año siguiente de su boda, dejando viuda a la hija de los reyes, y regresó junto a sus padres. Quiso ingresar como religiosa con las Clarisas, pero no se le permitió.
En 1495 muere el rey portugués y se conviene la boda del nuevo monarca, Manuel I el afortunado. La princesa Isabel asintió, ya que el pueblo en su día se había mostrado bien con ella cuatro años antes y puso la condición de que en el reino se expulsara a los judíos, cosa a la que el rey aprobó y cumplió. En 1497 muere su hermano Juan, heredero a la corona, con lo cual Isabel vuelve a ser Princesa de Asturias. Tres años después Isabel tuvo un hijo, Miguel de la Paz. Nació en agosto de 1498 en Zaragoza y desgraciadamente su madre falleció en el parto. Quedó el niño al cuidado de sus abuelos, los RR CC quienes lo juraron heredero de Castilla-León y Aragón. Y también lo juraron heredero de la corona de Portugal. Las esperanzas no podían ser mayores. Pero la desgracia se cebaba con la familia de Isabel y Fernando. Miguel de la Paz  murió en Granada en julio de 1500, sin llegar a los dos años. Fue sepultado en Toledo y cuando estuvo terminada fue trasladado a la Capilla Real de Granada.
JUAN, nació en junio de 1478 en Sevilla. Naturalmente la alegría era total. Pero desde el primer momento demostró una salud frágil. Era débil, inapetente y aunque siempre vigilado por médicos nunca se mostró como un joven saludable.
En abril de 1480 se celebraron Cortes en Toledo y se juró a Juan, Príncipe de Asturias y al año siguiente en el mes de mayo fue Jurado en Calatayud como heredero a la corona aragonesa. Por supuesto esto hacía que desbancaba a su hermana Isabel como heredera  a las coronas.
En junio de  1481 se juró al príncipe en Barcelona. En marzo de 1483 el príncipe Juan fue recibido en Valencia, donde fue jurado por ese reino.
Se aplicaría las leyes de Sucesión para Castilla según las cuales la corona la heredaba el primogénito. Las mujeres podrían reinar de no haber varón. La unión dinástica de Castilla con Aragón era un hecho y faltaba Navarra. Por eso a los 4 años del niño se proyectó la boda con la heredera de Navarra, Carolina, de 14 años. Muere el rey navarro, pero su esposa prefiere casar a su hija con Juan de Albret, que encuadraba así los territorios franceses de Navarra, cosa muy en contra de los intereses de nuestros RR CC. La ayuda de Francia a Portugal en la guerra contra Castilla habían estropeado las relaciones entre ambas coronas. Fracasado el intento matrimonial, (incluso uno anterior con Juana, la Beltraneja), se concertó el matrimonio del heredero Juan con Margarita de Austria, hija de Maximiliano I, rey de romanos, y también de la segunda hija, Juana con el archiduque Felipe, hijo y heredero del Emperador y Soberano de los Países Bajos por parte de madre. De esta forma se concertaron ambas bodas, sin dote.
En noviembre de 1495 el joven Juan contrajo matrimonio por poderes con Margarita. Ella llegó a España en marzo de 1497. Fue muy bien recibida, despertando un encendido amor en el príncipe. Tan sólo habían pasado dos meses del casorio cuando se evidencia en el joven una debilidad física. Sufrió un ataque de viruelas en Medina del Campo en el mes de julio. Se supone que no tuvo relación con su mujer dada la posibilidad de contagio. El príncipe enfermó gravemente en Salamanca un mes después. Avisados los reyes, Isabel se quedó para entregar a su hija a don Manuel en la boda y Fernando cabalgó sin descanso para consolar a su hijo al que vio morir el 6 de octubre de 1497. Desolados los padres y la viuda, que llevaba un hijo en sus entrañas. Pero agravando más aún la pena, Margarita perdió al hijo que esperaba a principios del año siguiente.
JUANA nace en noviembre de 1479 en la ciudad de Toledo. Realmente la suerte le fue esquiva a esta mujer. Tenía a un hermano varón y una hermana mayor, por lo que en ese momento era la tercera en línea de sucesión. Fallecido el padre de Fernando le sucedió como rey de Aragón. Juana tenía concertado el matrimonio con el archiduque Felipe, hijo y heredero del Emperador y Soberano de los Países Bajos por parte de madre. Esta boda conmocionó a toda Europa. Se celebró el 20 de octubre de 1496 con toda pompa y boato. Por decirlo rápido la española no fue bien recibida en una corte mundana, lujosa y festiva y dada a los placeres, cosa que chocaba muy directamente con la austeridad castellana y la religiosidad con la que había sido criada Juana de Trastámara. A pesar de diferencias de carácter que dieron lugar a numerosas riñas, entre Juana y Felipe surgió un afecto intenso que acabó dando a luz a seis niños. Al morir Miguel de la Paz en 1500, Juana se convirtió en la única heredera de las coronas de Castilla y Aragón, por lo que su madre, Isabel, le imploró que regresara urgentemente de Flandes a España. Por entonces nadie cuestionaba la capacidad de Juana para reinar. Sus arranques temperamentales eran del dominio público, pero se los consideraba un rasgo heredado de imponente madre, muy religiosa, y de su abuela que después de la muerte de su marido había quedado en una profunda depresión.
En cuanto Juana y Felipe llegaron a España, la reina Isabel lo dispuso todo para que las Cortes de Castilla reconocieran a su hija como heredera legítima al trono. La intención de Isabel era que Juana la sucediese en Castilla como reina propietaria, con o sin el apoyo del archiduque.
Las Cortes de Toledo en mayo de 1502 fue entonces cuando empezó a ponerse en cuestión su idoneidad para gobernar. Cuando la reina Isabel redactó un último testamento poco antes de su muerte, el 26 de noviembre de 1504, existían serias dudas en torno a la salud mental de Juana. Aunque Isabel la confirmó como heredera de sus reinos, en el documento añadía que si la reina Juana, "estando en ellos, no quiera o no pueda entender en la gobernación dellos", sería Fernando quien ejercería la regencia en su nombre.
Isabel dudó seriamente de las aptitudes de su hija para gobernar. El ferviente deseo de Juana por reunirse con su esposo chocaba con las intenciones de su madre de que aprendiera a gobernar. Las discusiones entre ambas mujeres tuvieron un grave efecto en la salud de ambas, hasta el punto de que la reina sufrió serios dolores en el pecho. Como sabemos la reina Isabel murió ese año de 1504.
En junio de 1506 Felipe firmó con su padre la concordia de Villafáfila, en la que se estipulaba que si la nueva reina no quería o no estaba en condiciones de gobernar, Felipe asumiría total autoridad y hasta continuaría siendo rey a la muerte de su esposa. Fernando se comprometió a retirarse a Aragón. La muerte repentina de Felipe el Hermoso, el 25 de septiembre de 1506, supuso sin duda un tremendo golpe emocional para Juana, embarazada de su sexto hijo.
Juana se empeñó en reabrir el féretro del esposo, mientras lo trasladaba de un pueblo a otro de Castilla.  Al negarse a tratar los asuntos urgentes, Juana había demostrado una vez más su incapacidad para el gobierno. La muerte de Felipe permitía a Fernando volver a ocupar el poder en Castilla, esta vez como regente en nombre de su hija Juana y de su nieto, el futuro emperador Carlos V, por entonces un niño de seis años. El cardenal Cisneros es elegido para ser regente de la corona, en colaboración con un Consejo del Reino. Fernando marcha a Aragón y luego a Italia. En 1507 vuelve Fernando y  se encuentra con su hija en un pequeño pueblo próximo a Burgos. Vio a Juana, acompañada por el carro con el ataúd de su esposo Felipe. Padre e hija tomaron el camino de Burgos, pero poco antes de llegar doña Juana se negó a seguir. Fernando hizo que la encerraran en el castillo de Tordesillas en febrero de 1509 fuertemente vigilada. Allí permaneció durante medio siglo, hasta su muerte en 1555. Murió siendo reina de Castilla. Fernando quedó como regente de Castilla, aunque se centró en Italia y dejó en su lugar al cardenal Cisneros como Canciller Mayor de Castilla.
Para los que opinan que Fernando la encerró en Tordesillas, hay que tener en cuenta que eso ocurrió tres años después de la muerte de Felipe. Cuando llegó a Tordesillas, Juana estaba acompañada de su hija menor, la joven infanta Catalina, y no se hallaba lejos del cadáver de su marido, depositado en el vecino monasterio de Santa Clara. En 1516 murió Fernando y al año siguiente llegó su hijo Carlos, sería proclamado rey si bien antes visitó a su madre y llegaron al acuerdo de que Carlos reinaría y ella también, figurando ambos en los documentos de Castilla, ella delante de él.
Juana I de Castilla murió el Viernes Santo de 1555, a los 76 años, tras haber permanecido confinada casi medio siglo.
MARÍA, nació en junio de 1482. El parto fue difícil ya que después nacer la niña a las treinta y seis horas nació otra criatura muerta en ese caso. La guerra contra Granada continuaba y tanto Fernando como Isabel trabajaron uno como militar y la otra con logísticas. En 1498 su hermana Isabel había muerto al parir dejando un hijo, que moriría dos años después, y al viudo rey Manuel de Portugal. Al año siguiente lo reyes españoles ofrecieron al portugués a María, a fin de continuar con la buena relación de los reinos, que de casarse el portugués con otra persona de familia no afín a los intereses castellanos, como los Braganza o los Medina-Sidonia, pondría en dificultades a nuestros reyes. Así, obtenida la pertinente bula papal de Alejando VI, se firmó por poderes la boda en agosto del 1500, tenía María 17 años.  
Vivieron en concordia los esposos. Portugal tuvo una época de esplendor tanto en su expansión americana como en las artes, letras y arquitectura. Ambos tuvieron el respeto y el cariño de su pueblo. Tuvieron diez hijos, por lo que la sucesión al trono estaba asegurada. Destacamos a Isabel, que se casaría en 1526 con su primo Carlos I de España. Mujer de gran belleza, Carlos al conocerla se enamoró perdidamente de ella y fue su única esposa. Fue por tanto emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico y reina de España. Actuó como gobernadora de los reinos españoles durante los viajes de su marido por Europa. Al morir ella en 1539 Carlos entró en una profunda depresión durante varios meses que solamente la guerra obligó a seguir con sus trabajos. De esa unión nacería Felipe II, que en 1578 presentó sus derechos al trono portugués consiguiendo así cumplir el sueño de sus abuelos los RR.CC. y de Manuel el afortunado, de reunir en una sola cabeza las coronas peninsulares. 

CATALINA  nació en diciembre de 1485 en Alcalá de Henares. La reina tenía entonces 35 años, edad avanzada para aquellos tiempos para parir. No tenía la niña aún los tres años cuando los embajadores de Inglaterra llegaron para pedir la mano de Catalina para el príncipe heredero, don Arturo.  El 14 de noviembre de 1501, Catalina se desposó con Arturo en la catedral de San Pablo de Londres, pero el matrimonio duró tan solo un año. Los dos miembros de la pareja enfermaron de forma grave, causando la muerte del Príncipe. Su papel en Inglaterra quedó reducido al de viuda y diplomática al servicio de la Monarquía hispánica. Con la intención de mantener la alianza con España, el rey Enrique VII tomó la decisión de casar a la madrileña con su otro hijo, su sucesor, Enrique VIII. Así en 1509 se casan Enrique y Catalina. Pese a la buena sintonía inicial, la sucesión de embarazos fallidos, seis bebés de los que solo la futura María Tudor alcanzó la mayoría de edad, enturbió la convivencia entre el Rey y la Reina. Con todo, Catalina adquirió gran relevancia política y supo estar a la altura en los asuntos de Estado. Catalina era una joven brillante, muy culta.  En 1513, su marido la nombró regente del reino en lo que él viajaba a Francia. Así, la Reina tuvo que ver como Escocía invadió Inglaterra.  Catalina congregó al ejército, a pesar de estar embarazada, cabalgó hacia el norte en armadura completa para dirigirse a las tropas.  Tanto fue así que Erasmo de Rotterdam la calificó como de enriquecedora conversación y despierta inteligencia. Thomas Cromwel dijo de ella: "Si no fuera por su sexo, podría haber desafiado a todos los héroes de la historia"  Pero al no tener hijo varón Enrique VIII pidió al papa anular el matrimonio y ante la negativa de éste, le llevó a romper con la Iglesia Católica. Creó la iglesia anglicana. Catalina, cristiana muy devota a pesar del peligro se negó a aceptar la anulación de su matrimonio. Catalina mantuvo su catolicismo firme e impregnó esos valores en su hija María, que cuando fue reina volvió a instaurar el catolicismo en Inglaterra.  El 7 de enero de 1536 muere Catalina de Aragón. Sus restos se llevaron a la catedral de Peterborough. Todos los 29 de enero, aniversario de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la catedral. Hay un escrito que dice “Catalina, reina de Inglaterra”

jueves, 24 de noviembre de 2022

VISIGODOS (y parte 3 )

El cristianismo levantó de las cenizas a las ciudades creando una nueva forma de vida, donde el circo, el baño público, etc. ya no tendrían cabida. Los templos paganos que podían albergar mucha gente se habían convertido en iglesias.
No obstante se considera al Rey Ataúlfo, primer Rey visigodo, en 415 en la provincia romana Tarraconense, según se señala hoy en la casa del rey actual.

Pero el Concilio de Toledo del 589 no propugna una unión de las iglesias. Se trata de la conversión del alto mando y elite militar y gobernante visigoda que se bautizan como cristianos católicos abandonando el arrianismo (por supuesto seguidos de todo el resto del pueblo godo, como marca la buena costumbre y usanza medieval), en lo que es a la vez un acto profundo de humildad y un acto político que le dará el apoyo de gran parte de la población romana, que vio así una nueva oportunidad de integrarse a la administración visigoda en buenos términos. De este hecho surge que la presencia bizantina ya no tenía la gran importancia del principio, estaban perdiendo algunos territorios y ahora perdían un excelente motivo de su permanencia en Spania, el religioso.
Pocos fueron los años de permanencia de Bizancio en España. Fueron años de intercambio cultural, y también los últimos años del imperio romano en España, donde por un siglo más perduraría el reino visigodo hasta su caída en muy poco tiempo ante los árabes (los visigodos probaban así el mismo dolor que los bizantinos experimentarían en 639-645.
No existen demasiadas fuentes que nos acerquen luz a todos los acontecimientos ocurridos en Spania durante estos setenta años.
Sin embargo la civilización de las ciudades, la cultura romana, la forma de vivir de los ciudadanos tiene una larga persistencia, hay una continuidad evidente que no se quiebra ni con la caída de Roma, ni con la llegada de los vándalos, ni con el primer tímido gobierno visigodo, que se fomenta y engrandece con la llegada de los bizantinos.
Pero tenía que llegar el hombre que pusiera las cosas en su sitio. Y llegó. El unificador de Iberia fue el rey visigodo Suintila. Era hijo de Recaredo I.

Reinó entre el 621 y 631. Pocos años pero muy bien aprovechados. Fue elegido rey ese mismo año, tras el fallecimiento de Recaredo II.
La verdad es que hoy es casi desconocido cuando fue el primer rey visigodo que consiguió unificar la Península Ibérica. Los bizantinos seguían en Spania, con lo cual Suintila se ocupó de ellos. Estaban en las costas mediterráneas desde Valencia hasta Cádiz. Aquí los derrotó y expulsó. Y así completó la unidad del territorio de la península ibérica, que había sido el sueño de todos los reyes visigodos anteriores y sigue siéndolo en muchas gentes. Isidoro de Sevilla habla de él como el primer monarca que llegó a reinar sobre toda la península, una sola autoridad y religión.
Suintila combatió a los bizantinos en el sur de Hispania y a los suevos en el norte, forjándose un gran prestigio como guerrero. También consolidó las instituciones eclesiásticas, apoyándose para ello en los hispanorromanos católicos.   
Dio pasos decisivos para la unificación de la península conquistando el reino suevo y sometiendo (temporalmente) a los vascos. En 581 celebró su victoria sobre los vascones fundando Vitoria (Victoriacum). 
Desde el 565, Atanagildo y luego sus sucesores, Liuva I y Leovigildo, fueron acosando con sucesivas campañas al poder bizantino, que se vio finalmente relegado a las ciudades del litoral.


Recaredo I (586-601) se convirtió al catolicismo, fe que profesaba la mayoría de la población indígena. El catolicismo fue declarado religión oficial en 589. A partir de  entonces los nativos hispanos dieron muestras de una firme lealtad hacia la monarquía visigoda. Esto facilitó, durante el reinado de Suintila (621-631), llamado después “El unificador”, la conquista de las plazas fuertes bizantinas del sur de la península.
A los prisioneros vascones les dio pala y pico y les obligó a construir Ologite para que, junto con Vitoria, serían una defensa contra las incursiones.
Pero también se ocupó de bajarles los humos tanto a los nobles como a la Iglesia, que habían conseguido acumular riquezas y poder. Falló en una cosa; declaró el carácter hereditario de la corona, designando heredero a su hijo.
Estos hechos provocaron el principio del fin de Suintila y en el año 631, el gobernador de la Narbonense, (Septimania, en la actual Francia), Sisenando, organizó una rebelión con apoyos extranjeros y del propio hermano del rey.
Finalmente Suintila fue depuesto y en el Concilio de Toledo del 633 fue excomulgado y confiscados todos sus bienes. El cabrón de Sisenando fue legitimado como rey y se estableció el carácter electivo de la monarquía. Suintila murió al año siguiente.
Desde ese momento los monarcas visigodos gobernaron en toda Hispania.
La conversión de Recaredo también simbolizaba el triunfo de la civilización hispanorromana sobre los bárbaros, y contribuyó a sellar una alianza entre la corona y la iglesia. Aquí es donde algunos historiadores señalan el comienzo de España como nación independiente.
El efímero reino visigodo se caracterizó por su crónica inestabilidad, cuyos mandatos eran por lo general de muy breve duración. Los regicidios y golpes de estado eran constantes. A lo largo del siglo VI hubo quince reyes godos, de los cuales nueve fueron asesinados, dos murieron en combate y cuatro fallecieron de muerte natural. Por fin, el último rey godo, Don Rodrigo, murió en la batalla de Guadalete, librada contra los invasores árabes y bereberes. Con lo que tenemos fechas que marcan su existencia en la península, acordaron con los romanos su entrada en el año 415 y fueron derrotados por los musulmanes en el 711. Trescientos años en la península, con lo cual sabemos que son muchas generaciones nacidas en la península, ya no podemos decir que eran extranjeros, pues tenían el mismo idioma, religión y organización social y militar.
La Hispania visigoda fue el crisol donde se fusionó el germanismo con el legado de la antigüedad. Hacia el siglo VII los visigodos ya habían abandonado su idioma germánico natal, sustituido por las lenguas romances, aunque algunas palabras españolas son de origen godo.
San Isidoro, arzobispo de Sevilla de 599 a 636 y principal consejero de los reyes visigodos, (hijo de hispano-romano y madre visigoda), recogió en sus voluminosos escritos todo el saber de la época y reforzó el papel de la iglesia como depositaria de la cultura, influyendo decisivamente en el posterior pensamiento de la Edad Media europea.
El rey Wamba (672-680) fue destituido a traición. Numerosas conspiraciones amenazaron a sus sucesores. Echaron la culpa del malestar a los judíos, a los que intentaron convertir al cristianismo o reducir a esclavos. En las últimas décadas del reino visigodo se decretó la conversión forzosa de los judíos, que fue seguida de una cruel represión.
Cuando murió el rey Witiza (710), que intentaba dejar el trono a su hijo, en su lugar, fue proclamado rey Don Rodrigo. Se cree que la familia de Witiza pidió ayuda a los musulmanes del norte de África para destronar a Don Rodrigo. Como respuesta, Tariq ibn Ziyad, gobernador de Tánger, cruzó con sus tropas el estrecho de Gibraltar en 711, y el 19 de julio derrotó a los ejércitos visigodos bajo el mando del rey Rodrigo en la batalla del río Guadalete. 

De los treinta y cinco reyes godos, la mitad palmaron asesinados.
El consiguiente vacío de poder facilitó la conquista de casi todo el territorio peninsular, llegando puntualmente las tropas musulmanas en su expansión hasta Poitiers. El reino visigodo se extinguió completamente, aunque su memoria inspiró posteriormente a los reyes de Asturias y León la posibilidad de sentirse herederos del reino visigodo, juntamente con la defensa y expansión de la religión cristiana.
Como curiosidad diremos que los historiadores consideran que la Monarquía en España apareció hace 1.600 años, cuando se instaló el Rey Ataúlfo, primer Rey visigodo, en 415 en la provincia romana Tarraconense según señala la casa del rey.
En la Plaza de Oriente de Madrid, frente al Palacio Real, tenemos veintiocho estatuas de reyes visigodos, y dentro del Palacio las restantes. Esto llega incluso a los territorios de otros continentes de la Monarquía española. Es por esto por lo que se incluyen las estatuas de los Emperadores Azteca e Inca, Moctezuma y Atahualpa, a la entrada del Palacio Real.

REYES MEDIEVALES DE LA RECONQUISTA - FERNANDO III DE CASTILLA

 FERNANDO III EL SANTO
El 23 de noviembre de 1248, el rey tomó Sevilla para la cristiandad.
La Batalla de Las Navas de Tolosa (1212) fue tan decisiva que la derrota almohade hizo que su poder en la península quedase muy debilitado, proliferando nuevas taifas que se declararían independientes.
El reino Taifa de Murcia abarcaba por entonces casi todo Al-Andalus, (1228-1266)
En febrero de 1236 llegó Fernando III a Córdoba con su ejército. Los cordobeses esperaron la ayuda de Ibn Hud, que venía desde Murcia, pero al comprobar que este no se decidía a intervenir y que se había retirado a Sevilla, iniciaron negociaciones de rendición con Fernando III. Al no aceptar las condiciones del rey para evacuar la ciudad, propició que la ciudad de Córdoba se rindiese en junio de aquel año. En las negociaciones se estableció una tregua de seis años y el pago de parias.

Monumento al rey San Fernando en la plaza nueva (en Sevilla).

Después de la caída de Córdoba, Ibn Hud se instaló en Almería, y aunque muchas plazas abandonaron su obediencia, siguió gobernando como si nada pasara. A principios de 1238, Ibn Hud fue asesinado por el gobernador de Almería, que inmediatamente se alzó con el poder en aquella ciudad. Poco tardó en anexionarse también el territorio almeriense al atacarle. El asesinato de Ibn Hud y el desmoronamiento del poder almohade propiciaron el avance de las tropas cristianas. Numerosas villas y castillos cordobeses fueron anexionados mediante pactos o por las armas.
Con su sucesor la influencia almohade en la península se redujo a la nada y fueron incapaces de socorrer a los musulmanes de Al-Ándalus mientras Fernando III avanzaba por el valle del Guadalquivir. En 1246 Ibn al-Yadd expulsó al gobernador hafsí, Abú Fares, y quedó como principal de Sevilla, firmando una tregua con Fernando III. Los elementos contrarios a este acuerdo le asesinaron y su líder, Axataf, pasó a ser el nuevo gobernante de Sevilla.
Después de la toma de Jaén en 1246 Fernando III devastó los campos sevillanos de Carmona, Lora y otros, como preparación al asedio a Sevilla para el año siguiente, dominando así todo el valle del Guadalquivir. La conquista de Sevilla no era fácil y se llevó de manera simultánea por tierra y por el río. Ordenó la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico, origen de la marina de Castilla para atacar a la flota musulmana. Eso les privó a los musulmanes de los refuerzos procedentes de África.

Mientras las plazas cercanas fueron atacadas por las tropas castellano-leonesas y se procedió al asedio de Sevilla, pero desde Niebla el emir les proporcionaba víveres a los sitiados que llegaban desde San Juan de Aznalfarache utilizando un puente de barcas, reforzado con cadenas de hierro, por lo que Fernando decidió destruirlo mediante barcos cargados de piedras. Así la ciudad quedó aislada del castillo de Triana y no tuvo más remedio que rendirse.
Después Fernando bajó por el Guadalquivir con dos compañías de saqueo, liquidando las resistencias restantes de las Marismas y de la comarca del estrecho de Gibraltar, Jerez, Arcos, Medina Sidonia y otras ciudades gaditanas como Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota y Trebujena. En estas actividades estuvo implicado el príncipe Alfonso, ejerciendo labores de gobierno, dada la mala salud de su padre. Sólo quedaba Cádiz y Niebla.Fernando creyó morir en esos días, pero murió cuatro años después, en 1252 cuando preparaba una expedición a Marruecos para conquistar Orán hasta el Atlántico para controlar ambos lados del estrecho. Ojalá lo hubiera hecho, aunque mucho tiempo después el cardenal Cisneros Logró tomar Orán.
En 1.590 el papa Sixto V confirmó que Fernando III merecía el tratamiento de santo, y más tardé el papa Urbano VIII acreditó su santidad e inició el proceso de beatificación en 1628. Pero fuel el papa Clemente X quien extendió el culto al beato a todos los reinos peninsulares y lo canonizó en 1672. Más de cuatrocientos años después de su muerte.
No fue santo por ser pacífico, sino por su constancia en pelear contra los musulmanes, si bien es cierto que mostraba gran piedad y respeto a la moral cristiana. Instauró la costumbre de lavar los pies a doce de sus súbditos más pobres, costumbre que perduró en la corte de Castilla y después en la española hasta el siglo XX. Cuando estaba en campaña rezaba el oficio “parvo mariano”, antecedente medieval del santo Rosario.

Destacó en el aspecto cultural, en la construcción de catedrales como las de Burgos, Toledo y León. Impulsor de la Universidad de Salamanca. Encargó a Jiménez de Rada que escribiese la “Historia Gótica”. Instauró el castellano en sustitución del latín, como lengua oficial. Designó a doce varones sabios y prudentes para que le aconsejaran, germen del Consejo del Reino. Buen jinete, hábil cazador y excelente jugador de ajedrez.
Fernando III engrandeció Castilla como no lo había hecho ningún otro rey ni antes ni después de su reinado. En pocos años la población triplicaba a la de Portugal y Aragón, por lo que se rompió el equilibrio entre los reinos cristianos en la península, pues territorial y demográficamente, la Corona de Castilla – León era muy superior a todas ellas.

CRISTOBAL COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (1)

Para un europeo del siglo XV era muy difícil imaginar un mapamundi de aquellos tiempos. No habían viajado por toda la tierra conocida. Tenía...