lunes, 2 de enero de 2017
CARLOS I DE ESPAÑA - (2)
En la comunidad castellana, en 1520, se desarrolla un movimiento antisocial. Tras prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador, la alta nobleza y las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva en febrero de 1522. Finalmente, es sofocada la revuelta.
Carlos I para nosotros y V para el resto, es decir el monarca y emperador más poderoso de su tiempo, tenía el mundo a sus pies, en el mejor sentido, no aplastando pero sí bastante controlado.
Carlos siempre se mostró austero y de pocas palabras, hábil estratega, gran diplomático. Se le considera el primer impulsor de la Unión Europea
Le llamamos Carlos V de Alemania como si fuera rey, cuando en realidad Alemania no existía. Lo que conocemos como Alemania era parte del Imperio Carolingio. Carlos V era Emperador del Sacro Imperio Romano Germano. Carlomagno al verse morir dividió el territorio en marcas, condados y ducados. Carlos IV de Alemania era realmente rey de los romanos, emperador por tanto. Y Carlos V exactamente igual, no se podía ser Emperador sin ser rey de romanos. Y no era un título hereditario, lo que confirma que no se trataba de un estado, sino un conjunto de reinos. El Sacro Imperio Romano Germánico (962-1806) fue una agrupación política ubicada en la Europa occidental y central, cuyo ámbito de poder recayó en el emperador romano germánico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea.
A España llegaban el oro y la plata de América, tenía una impresionante máquina militar con una experiencia de 800 años batiéndose con los moros, las guerras contra piratas berberiscos y turcos y las guerras de Italia. A todo eso hay que agregar la idiosincrasia de los españoles, es decir chulería, que te apartaban sin pedir permiso en el bar, lo cual entre aliados, contrincantes, enemigos, parentela, traidores y demás, los enemigos de España se multiplicaban como los cocineros hoy en día.
Y vino un tal Martín Lutero, no confundir con el moreno americano, a tocar los cataplines. Es decir a proponer unas ideas nuevas en la iglesia, o mejor dicho en la religión, porque a la Iglesia, la administración de la misma pues no era partidario dada la corrupción que había, y en este punto tenía razón.
Lutero Martín Lutero, teólogo y fraile católico agustino que impulsó la reforma religiosa en Alemania, y en cuyas enseñanzas se inspiró con el tiempo la Reforma Protestante y la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo. Lutero quería al principio que la Iglesia cristiana regresara a las enseñanzas originales de la Biblia. ¡Ni más ni menos! O sea que era una especie de Teología de la Liberación pero en el siglo XVI. La reacción de la Iglesia fue la Contrarreforma.
Pero Lutero se ayudó muy bien con su traducción de la Biblia al alemán. No es que el pueblo la leyera a la luz de la lumbre porque la inmensa mayoría no sabía leer. Pero la cosa se fue propagando. El Papa León X excomulgó a Lutero en enero de 1521.
Fue evitada por Carlos y por Federico III de Sajonia que encontraron que mejor darle un tiempito a que se retractara. Pero Lutero que había leído a Erasmo de Rotterdam y que había publicado 95 tesis que ponían a parir todas las golferías habidas y por haber de la Iglesia católica, hizo que Lutero no se echara atrás aunque se jugaba el pescuezo, se montó el quilombito que hoy conocemos como Reforma Protestante, y a gobernantes y nobles alemanes no les pareció mal sacudirse la obediencia a Roma y ventilárselas por su cuenta y sobre todo al emperador Carlos, que a su juicio mandaba demasiado.
Sobre todo les vino al pelo poder manejar las nuevas iglesias nacionales incautándose de los bienes de la iglesia católica, que no era poco. Entonces formaron lo que se llamó Liga de Esmalcalda, que produjo una situación bélico-revolucionaria importante.
Carlos expulsó a los jesuitas del Nuevo Mundo por su evasión de impuestos por el oro encontrado en tierras de Arizona, como también se tuvo que enfrentar a unas arcas ruinosas pidiendo dinero prestado a nobles y prestamistas.
Carlos se casó con Isabel de Portugal, con quién estaba prometido por intereses reales. Era su prima carnal y en principio la rechazó, pero al conocerla, ella era muy hermosa e inteligente, accedió y fue el gran amor de su vida.
La boda se realizó en Sevilla el 11 de marzo de 1526. Parece que el amor nació de manera inmediata entre los cónyuges, a pesar de que Carlos ya tenía una hija, fruto de su relación con Margarita van Gest durante su estancia en Flandes, en 1522.
Coronan a Carlos como emperador en Bolonia el 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños.
La España y toda la Europa de entonces era de Carlos . Tenía además un pie en América, el otro en el Pacífico, y los cataplines donde quisiera. Y del otro lado, el Imperio Turco, que no era moco de pavo. Estos no comían cerdo, pero se tragaban cristianos que daba gusto. Y sino que pregunten en Estambul. Con estos sí que andábamos a hostias, bueno mejor dicho a bofetadas, porque hostias no tomaban y en el Mediterráneo con sus piratas y sus corsarios del norte de África y su expansión por los Balcanes era la única potencia de categoría que nos miraba de cerca, y no compares. Los demás estaban achantados, incluido el papa de Roma, al que le mirábamos de costado los poderes en Italia, y claro, el gordo nos tenía unas ganas tremendas, pero no le quedaba otra que tragar bilis y rezar, que de eso sí que entendía, no me interpreten mal.
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