lunes, 23 de enero de 2017

FELIPE IV- LA DECADENCIA ESPAÑOLA

España estaba en plena guerra de los Treinta Años, entre 1618 y 1648, y aunque el conflicto era entre Estados partidarios de la reforma y de la contrarreforma dentro del propio Sacro Imperio Romano Germánico, donde España mandaba, poco a poco, se fueron incorporando al tomate las distintas potencias europeas y entonces se convirtió en una guerra general por toda Europa, por razones no necesariamente relacionadas con la religión. Como siempre, territorios y poder. Pero estábamos hablando del suelo patrio. Aquí, para ayudar, hubo disturbios, insurrecciones y todo tipo de desmanes, maricón el último. A pesar de que en la guerra con Francia la cosa no iba mal, a los franchutes seguíamos dándoles una ensalada de hostias y se habían acostumbrado, de tal forma que los Tercios llegaron casi hasta París, cosa que hoy ni se recuerda.
Algunos, y no quiero mirar a nadie, no estaban por la labor del aporte monetario para la cosa bélica y el valido del rey,el Conde Duque de Olivares, cedió con la cuestión de los fueros y privilegios de los antiguos reinos. Las cortes catalanas de 1626 y 1632 rechazaron el pago de imposiciones fiscales para la contribución a la guerra con francia. Y se armó el quilombito. 1640 sería un año horrible para españa, se proclamó la revolución de Portugal con el llegada al trono del rey Juan IV. La decadencia de España se hizo claramente visible. La represión engendró más disturbios y en Cataluña se sublevó con el Corpus de Sangre. Un motín de campesinos prendió la chispa en Barcelona, donde el virrey fue asesinado. Olivares, eligiendo la línea dura, de palo y tentetieso, se lo puso fácil a los extremistas de corazón o de billetera que ya entonces, con cuentas en Andorra o sin ellas, se envolvían en hechos diferenciales y demás parafernalia. Doce años de guerra cruel en Cataluña, un ejército rebelde que masacraba cuanto olía a español, mientras pagaban el pato la mayoría de los españoles, como siempre. Dado que España estaba jodida con la guerra europea favoreció a los insurgentes catalanes, pero cuando vino el contraataque y los tercios empezaron a repartir a diestro y siniestro en Cataluña, se olvidaron de la independencia, “¡-tampoco hay que ponerse así!”, y con un par, y sin vergüenza alguna, va y se ponen bajo protección del rey de Francia. Se declararon súbditos suyos y al fin, lo proclamó conde de Barcelona, porque reyes allí sólo los había habido del reino de Aragón. Cataluña se echa en manos francesas, cosa que durá hasta 1652. La jugada del cambio de una monarquía española por la monarquía de Luis XIV, que no lo sabían entonces, era la más dura y centralista que estaba naciendo en Europa, y si no, se puede comparar cuatrocientos años después el grado de autonomía de la Cataluña española con el de la Cataluña francesa, el Rosellón, que se perdió entre col y col para siempre. Pero a los nuevos súbditos del rey francés les salió el tiro por la culata, porque el ejército libertador, que los protegería resultó ser todavía más desalmado que los ocupantes españoles, ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Las atrocidades y abusos franceses tenían a los catalanes hartos de su nuevo monarca; así que al final resultó que antiespañol, lo que se dice antiespañol, en Cataluña no había nadie. Sorpresas que da la vida, que diría Rubén Blade. Se mantuvieron los fueros y costumbres y mira, aquí “no ha pasao nada, chaval” y Cataluña volvía al redil a gusto. De momento. Los gabachos pusieron en puestos de privilegio y mando a sus gentes y… bueno para abreviar, trataron a la población como ciudadanos de segunda. Pero hay que saber que Cataluña, y por consecuencia España, perdieron para siempre el Rosellón, que es hoy la Cataluña gabacha, donde están prohibido los escritos oficiales en catalán. Francia, se benefició cuanto pudo, Portugal se independizó, los ingleses seguían acosándonos en América, y el hijo de puta de Cromwell quería convertir México en colonia británica. Por suerte, la paz de Westfalia liquidó la guerra de los Treinta Años, dejando a España y Francia enfrentadas. Resuelto a acabar con la úlcera, Juan José de Austria, hermano de Felipe IV, empezó la reconquista digamos, de forma expeditiva, de la provincia de Lérida. En España vivían unos 8 millones de personas, pero salvo el clero y los nobles el pueblo raso las pasaba canutas. Las ¾ partes de la plata y el oro que llegaban de las Indias en eran privadas. El resto se iba en pago de las deudas enormes por la hacienda real. Los judios portugueses y banqueros genoveses adelantaban el dinero a la hacienda española, con lo cual el oro y la plata desaparecia y eran sustituidos por el cobre.
«Rocroi, el último Tercio», cuadro del pintor Augusto Ferrer-Dalmau Felipe IV, el rey pasmado, sabemos que había delegado en el Conde Duque de Olivares, que era una persona inteligente, con ideas que quiso poner a España en la reforma, levantar el negocio. Un hombre a la altura de Richelieu. Pero si algo hacemos bien en España es el suicidio colectivo, y porco a poco, aquel sueño imperial, que fue y se podía haber conservado más tiempo, y dejado como herencia una situación de riqueza material y cultural de no te menees, lentamente se fue yendo por la alcantarilla, quedando las piezas de pintura, arquitectura y literatura, sobre todo, por encima de la falta de auténtico patriotismo conservador y protector que debería haber habido, y desarrolar a un pueblo analfabeto, inculto y dirigiddo por clérigos corruptos al igual que una clase dominante. En siglo y medio, tanto gobernante mediocre, tanto vago con título, tanto gasto en guerras para cuidar una religión que ya estaba dividida, precisamente por culpa de los que la dirigían, consiguieron que España fuese perdiendo lo que llegó a ser y tal como decía Quevedo, No ha habido otro rey como Fernando, el católico, que supo entender a su pueblo y supo defenderlo. Las regiones luchaban por mantener sus fueros y privilegios, y siguen con ello en pleno siglo XXI, dejando intacto un razonamiento de separación al sitema medieval de los reinos o peor aún de las Taifas. Felipe IV seguramente vio que aquella españa no se podría arreglar. Jubiló a Olivares y el intento de hacer un estado pujante y culto se fue a la mierda. Precisamente lo que estaba logrando Richelieu en Francia, potenciar a su país y convertirla en el eje de Europa. El pueblo español, cosido a impuestos, con sus derechos marginados, o se iban a morir a cualquier guerra, o marchaban a morir a América, o morirían pasandolas putas en su propio país. Elije tu mismo. Los piratas ingleses y holandeses, una guerra con Portugal que duró 28 años, rebeliones en las diferentes regiones. Batallas de Montijo, Elvas, Évora, Salgadela y Montes Claros, con Portugal, donde los fronterizos recibieron ostias de todos los colores, sin comerlo ni beberlo. De todo aquello solo quedó Ceuta. Por el Tratado de Westfalia, firmado en 1648 España reconocía la independencia de las Provincias Unidas y la conservación de Flandes. En la guerra europea al final quedó en una lucha jodida con la Francia de Luis XIV. Las posibilidades de enviar tropas por el Camino Español por Génova, permitía abastecer a las tropas de Flandes, a duras penas se mantenía hasta que finalmente se perdió. Los tercios españoles resistían a la deseesperada, ayudados por italianos y flamencos católicos. Y por ahí es donde se iba el dinero y la sangre de nuestros mejores soldados. Como en Francia se produjo una guerra civil los españoles vencieron a los franceses en Valenciennes en 1656. Se firmó la Paz de los Pirineos dado la dificil situación económica española. Inglaterra y Francia se repartieron el flandes español. Se cedía el Rosellón, la mitad de la Cerdeña, etc. Para no soliviantar más las cosas se estipuló el casamiento de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia. Así se impuso la hegemonía de Francia sobre España. Continuó la lucha contra los portugueses los cuales ganaron dirigidos por Alfonso VI de Portugal en 1665 en la batalla de Villaviciosa, en el mes de junio, puso fin a la esperanza de unión entre la Monarquía española y Portugal. Felipe IV moriría poco des pués, en el mes de septiembre. Pero la batalla de Rocroi, aunque no fue la última, en 1643, donde los Tercios perdieron todo menos el honor y la gallardía, quedó como símbolo del ocaso español. Recomiendo la lectura sobre la batalla. Y nuestros viejos Tercios, que habían hecho temblar a Europa entera, que habían sido el ejemplo de valentía y disciplina militar, fueron dejándose caer silenciosamente, fieles a su leyenda, y así fue como España, habiendo sido dueña de medio mundo, solo reteniendo algo un par de siglos más, lentamente el sol fue poniendose.

VIDA EN UN BARCO HACIA AMÉRICA SIGLOS XVI-XVII

A partir del Descubrimiento los viajes fueron incesantes. Los barcos se armaban por lo general en Sevilla bajo condiciones estrictas.   Los ...