Muere muy joven Alfonso XII en 1885. Los partidos Liberal y Conservador acordaron la regencia de su madre, María Cristina, que había quedado viuda estando embarazada del que sería el próximo rey, Alfonso XII. Fue reina regente desde 1885 hasta 1902.
Trazaremos un breve recorrido por la segunda mitad del siglo XIX, porque si bien políticamente fue un desastre en lo que respecta a ponerse al día en la modernidad, no fue una maravilla, pero sí que hubo adelantos y progreso. - La división definitiva de España en provincias ya se había hecho en 1833. Se crearon 49 provincias al frente de las cuales se puso lo que actualmente son los delegados del Gobierno. Surgieron los nacionalismos radicales y separatistas. Las Guerras Carlistas se convirtieron en defensa de los fueron tradicionales de Navarra y el País Vasco. - Se promulgaron el Código Civil, el Código de Comercio y el Código Penal, que garantizaban que en todo el territorio nacional se aplicaran las mismas leyes para todos, por encima de las leyes tradicionales. - Al terminar la Guerra de Independencia la Hacienda Pública estaba en bancarrota. Lo que llevó a la Desamortización de Mendizábal en 1836, que significó un gran aumento en los recursos de la Hacienda, por la venta de los bienes de la Iglesia. - Desde Carlos III existía el Banco de San Carlos y se sustituyó por el Banco de San Fernando, que emitía billetes solo con valor en Madrid. Pero se fundó también el de Barcelona, Bilbao, Santander, Málaga, etc. todos con capacidad de emitir billetes en su provincia.
Después de la Guerra, de las Emancipaciones Americanas, y las Guerras
Carlistas, la segunda mitad del siglo XIX experimenta una lenta pero continuada
recuperación. Existía una baja productividad agrícola, en su mayoría dedicada
al sector del cultivo extensivo del cereal y constituía un modelo atrasado. La
industria llegó a España de la mano de instituciones públicas y de capital
extranjero. Cataluña apostó por la industria textil algodonera ya que desde
hacía tiempo contaba con telares mecánicos.
Aparece el incremento de la población y la emigración de las zonas
agrarias a la ciudad. Esto hizo ampliar las ciudades, oprimidas por sus
murallas. Madrid, Barcelona y Bilbao servían de ejemplo. Se prefirió el ensanche
de las ciudades, con sus grandes expropiaciones y derribos antes que añadir
barrios que oprimirían aún más la ciudad.
Ensanche del barrio de Salamanca en Madrid sobre el año 1872
Junto con la industria se inician los movimientos obreros. En 1855
aparece en Barcelona la primera huelga general en España. Le seguirán
ocupaciones de fincas en Andalucía, se propaga el ideario anarquista que entró
en contacto con las asociaciones obreras y círculos republicanos. Todo esto se
incrementa con las crisis de 1851 al 1854 y después con la revolución de 1868.
El carbón y la máquina de vapor liberaron la industria de la
dependencia de la ubicación de las fuentes de energía. El ferrocarril y el
barco se hicieron imprescindibles. Pero fue en el siglo XX cuando comenzó a
emplearse la electricidad consiguiendo el verdadero desarrollo industrial.
El abastecimiento de agua en Madrid siempre fue un problema desde que
la corte se instaló en la ciudad. Se realizaba, durante siglos, por medio de
pozos y fuentes, que ya resultaban insuficientes. Proyectar un canal de agua
para el abastecimiento parecía una fantasía. Pero se iniciaron las obras en
agosto de 1851 y se inauguraron siete años después. Se llamó, como hoy en día
Canal de Isabel II. También llegó el telégrafo siendo en 1857 cuando se
disponía de una red básica a nivel nacional. La primera prueba del teléfono fue
realizada en Mataró en 1877.
La construcción de edificios siempre contó con la dificultad económica
e inestabilidad política. No obstante, son de esta época el Congreso de los
Diputados, de 1850. La Biblioteca Nacional obtuvo de las desamortizaciones unos
70.000 libros y esto hizo que la Biblioteca Pública del Palacio dejara ser
propiedad de la corona y en 1896 se pudo inaugurar la actual biblioteca. El
Teatro Real, promovido por la reina Isabel II se inauguró en 1850.
El comercio dejó de ser local, para convertirse en nacional y exterior.
Se importaban bienes de equipo y se exportaban alimentos.
Se desarrolló la prensa. El Estado controlaba los planes de estudio de
las universidades, convirtiendo así en instituciones cerradas. Hacia finales
del siglo las críticas destacaron por parte de intelectuales de la época como
Giner de los Ríos, Unamuno, etc.
La tradicional moral de la Iglesia influía negativamente en el
desarrollo de las ciencias como el darwinismo, la antropología, el positivismo,
etc. la creación de la institución Libre
de Enseñanza en la década de 1870, aunque limitada a las ciencias naturales,
realizó no obstante algo de recuperación.
Hubo cuatro epidemias de cólera, la última en 1885. Existió el hambre y
la alta mortalidad tanto infantil como en adultos. Pero es de este siglo el
nacimiento del Romanticismo. Una reacción frente a la tradición establecida.
Los artistas románticos buscaron una huida de la realidad que les rodeaba. A
finales del siglo XIX hay un renacimiento cultural que se dio en llamar la
“edad de plata”. La ciencia, la música, la literatura y la pintura alcanzan un
grado de expresión extraordinarios incluso a nivel internacional. Personajes
como Sorolla, Unamuno, Falla, Pérez Galdós, Ramón y Cajal, Menéndez y Pelayo,
Benavente, entre otros son los responsables de este florecimiento. Algo
típicamente español, cuando todo está jodido, es cuando aparecen los mejores
intelectuales. En la música triunfa la zarzuela, género auténticamente español.
Pero descolló sobre todas las artes, la arquitectura. Se construyen grandes
edificios públicos.
Parlamentarios monárquicos felices y parlamentarios republicanos que, en su mayor parte, tras la disparatada experiencia reciente, no creían un carajo en la república. Todos eran dinásticos. Funcionaba la Constitución de 1876. Se trataba de una monarquía parlamentaria a la manera inglesa. Cánovas líder del partido conservador y Sagasta líder liberal, se repartieron la gobernación del país de forma pacífica y constructiva. El periodo llamado de “Alternancia” Ninguno de los dos cuestionaba la monarquía. Todo con vaselina. Pero había paz y estabilidad. - Pero no presintieron el futuro. La Iglesia no le iban las reformas de progreso. Y las izquierdas no estaban conformes con tibiezas. Querían aún más.
La esperanza de vida era de 29 años, las jornadas de trabajo de 12 horas. El 50% de los niños morían antes de los 5 años. El jornal en la industria era entre 3 y 5 pesetas, y en el campo de 1 peseta. En la familia tenían que trabajar todos los miembros, incluso los niños, pues un jornal no llegaba para sostenerlos. El 70% de la población era analfabeta. En la política existía la oligarquía, es decir el gobierno de unos pocos. Y se recurría a los “caciques” en los pueblos que eran los que manejaban las votaciones y las inclinaciones necesarias. Las elecciones estaban manipuladas, votaban los fallecidos y los pucherazos eran algo corriente. - La emigración comenzó hacia las ciudades y hacia América por parte de la gente joven.
EMIGRACION HACIA AMÉRICAEl auge burgués e
industrial del momento estaba metiendo mucho dinero en las provincias vascas,
Asturias y sobre todo en Cataluña, donde ciudades como Barcelona, Sabadell,
Manresa y Tarrasa y su proximidad fronteriza con Europa, aumentaban la riqueza
e inspiraba un sentimiento de superioridad al resto del país, no era un
sentimiento separatista todavía, pero sí de descentralizar el estado, un
federalismo.