Tras la muerte de conde de Barcelona y gobernador de Aragón,
Ramón Berenguer IV, su viuda, en 1162, Petronila, abdicó a favor de su hijo
Alfonso II que heredó de su padre el título de Conde de Barcelona, que era el
condado que aglutinaba a otros condados también, salvo Cerdeña, Carcasona y
Narbona, que las heredó su hermano Pedro.
Hasta que Alfonso no cumplió la
mayoría de edad, dos años después Petronila ejerció como regente de la ya
Corona de Aragón. Las primeras Cortes documentadas del reino se celebraron en
Zaragoza ese mismo año de 1164. Sus dominios, tras la incorporación de
Valencia, constituirían a finales del siglo XII la Corona de Aragón. Era pues
rey de Aragón con los condados de Sobrarbe y Ribagorza y como conde de
Barcelona en esos momentos incluían los condados de Gerona, Osona y Besalú.
Alfonso se casó con Sancha de Castilla, hija del rey Alfonso VII de León, matrimonio ya concertado anteriormente como dijimos en el capítulo 3 del reino de Aragón.
Su padre había sabido expandirse por Occitania y el Mediterráneo mediante pactos adecuados y anexiones de muchos condados, por lo que Alfonso reinó sobre gran parte del sur de Francia con excepción del condado de Tolosa. Y anexionó Provenza al morir su primo sin herederos masculinos y encargó el gobierno a su hermano Pedro con el título de conde.
Por el nuevo Tratado de Cazorla, en 1179 entre Castilla y Aragón, el reino de Murcia, cuya conquista correspondía a Aragón, pasaba a Castilla y a cambio el rey aragonés Alfonso II se vio libre del vasallaje que debía al castellano Alfonso VIII. Es por esto por lo que en Murcia se habla castellano y no catalán.
Su hermano Pedro fue asesinado por lo que nombró en Provenza a su otro hermano Sancho, que destituyó más adelante por pactos ilegales con Tolosa y Génova.
Después logró la paz con Tolosa y consolidó su dominio hasta el Atlántico con posesiones suyas y de vasallos. Se llegó a un acuerdo entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón contra Navarra, aunque no duró mucho. En la “Liga de Huesca” en 1191 un tratado entre Aragón, Navarra, León y Portugal dejaron aislado a Alfonso VIII de Castilla que respondió hostigando las fronteras aragonesas.
Alfonso se casó con Sancha de Castilla, hija del rey Alfonso VII de León, matrimonio ya concertado anteriormente como dijimos en el capítulo 3 del reino de Aragón.
Su padre había sabido expandirse por Occitania y el Mediterráneo mediante pactos adecuados y anexiones de muchos condados, por lo que Alfonso reinó sobre gran parte del sur de Francia con excepción del condado de Tolosa. Y anexionó Provenza al morir su primo sin herederos masculinos y encargó el gobierno a su hermano Pedro con el título de conde.
Por el nuevo Tratado de Cazorla, en 1179 entre Castilla y Aragón, el reino de Murcia, cuya conquista correspondía a Aragón, pasaba a Castilla y a cambio el rey aragonés Alfonso II se vio libre del vasallaje que debía al castellano Alfonso VIII. Es por esto por lo que en Murcia se habla castellano y no catalán.
Su hermano Pedro fue asesinado por lo que nombró en Provenza a su otro hermano Sancho, que destituyó más adelante por pactos ilegales con Tolosa y Génova.
Después logró la paz con Tolosa y consolidó su dominio hasta el Atlántico con posesiones suyas y de vasallos. Se llegó a un acuerdo entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón contra Navarra, aunque no duró mucho. En la “Liga de Huesca” en 1191 un tratado entre Aragón, Navarra, León y Portugal dejaron aislado a Alfonso VIII de Castilla que respondió hostigando las fronteras aragonesas.
SANCHA DE CASTILLA
El inglés Ricardo corazón de León vuelve de las cruzadas y se alió con el conde de Tolosa contra el aragonés. Pero tiempo después firmaron la paz sin alterar los equilibrios territoriales en Occitania. Alfonso II Incorporó El Rosellón y recuperó Provenza de la monarquía francesa.
El castellano Alfonso VIII en virtud del acuerdo con el reino de León le permite romper la tregua que mantenía con los almohades desde 1190 e inicia incursiones hasta Sevilla. Provoca de esta forma que se vaya a la batalla de Alarcos, donde a pesar de las indicaciones de los demás reinados, luchó contra los musulmanes sufriendo una seria derrota en julio de 1195. En esto ningún otro reino tuvo culpa, ya que el castellano ni esperó las ayudas convenidas para combatir.
Alfonso II peregrinó hasta Santiago de Compostela para reunirse con los reyes de Castilla, Navarra, León y Portugal para hacer un frente común ante el avance de los almohades.
Alfonso II murió a su regreso, en Perpiñán en 1196 y se le enterró en el monasterio de Poblet.
Le sucedieron su hijo mayor Pedro, como rey de Aragón y conde de Barcelona y su segundo hijo Alfonso como conde de Provenza y otros condados.
El hijo de Alfonso II, Pedro II (1196-1213) tenía diecinueve años al morir su padre y debe esperar un año más según el testamento. Su madre, Sancha de Castilla fue su tutora.
En 1198 el castellano y el aragonés firmaron un pacto para repartirse Navarra y atacaron sus fronteras. Respecto a Occitania Pedro II llevó la misma política de su padre y completó el sueño de expansión frente a los Capetos franceses. En 1209 se anexionó el condado de Urgel a la muerte del conde titular.
PEDRO I DE ARAGÓN
Pero en otro orden de cosas Pedro fue un deplorable esposo y peor padre. No tenían apenas vida marital y sólo tuvieron un hijo, Jaime. La leyenda cuenta que con la intervención de ayudas de cámara realizaron una "cita a ciegas" del rey con un amante, cuando en realidad era la reina que oculta en la cama tuvo relaciones íntimas con su esposo sin que éste lo supiera. Ella fue repudiada e intentó divorciarse cosa que el papa no admitió. Encerró a su mujer en el castillo mientras él iba de lecho en lecho. Respecto a su hijo nunca se aprendió su nombre siquiera, le llamaba Pedro. Tuvo dos hijos bastardos.
Pedro II fue coronado en 1204 por el papa Inocencio III en Roma, siendo el primer monarca aragonés ungido por la Santa Sede.
En relación con la reconquista Pedro II tomó varias localidades de Teruel, Mora de Rubielos, Manzanera, Rubielos de Mora, Camarena, El cuervo, Serreilla y dos plazas valencianas.
Participó en la importante batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212, junto con las tropas de Alfonso VIII de Castilla, y las de Sancho VII de Navarra. El rey leonés no acudió ya que el castellano no había devuelto los territorios leoneses conquistados.
Preocupado el rey aragonés por Occitania, ya que por iniciativa del papa Inocencio III se desarrolló la Cruzada Albigense contra los cátaros. Esto puso en aprietos a Pedro II ya que debía defender a sus súbditos y por otro lado se arriesgaba a la excomunión. No olvidemos que la política matrimonial de los condes y después los reyes de Aragón estuvo siempre encaminada a fortalecer las relaciones de los distintos condados occitanos con Aragón. Así pues, recordemos que en las grandes empresas aragonesas hubo participación destacada de los aliados occitanos, por ejemplo, en la conquista de Barbastro en 1.064 por Sancho Ramírez. El año anterior, su antecesor Ramiro I había muerto peleando, intentando conquistarla contra musulmanes y castellanos entre los que se encontraba el Cid.
Pero en otro orden de cosas Pedro fue un deplorable esposo y peor padre. No tenían apenas vida marital y sólo tuvieron un hijo, Jaime. La leyenda cuenta que con la intervención de ayudas de cámara realizaron una "cita a ciegas" del rey con un amante, cuando en realidad era la reina que oculta en la cama tuvo relaciones íntimas con su esposo sin que éste lo supiera. Ella fue repudiada e intentó divorciarse cosa que el papa no admitió. Encerró a su mujer en el castillo mientras él iba de lecho en lecho. Respecto a su hijo nunca se aprendió su nombre siquiera, le llamaba Pedro. Tuvo dos hijos bastardos.
Pedro II fue coronado en 1204 por el papa Inocencio III en Roma, siendo el primer monarca aragonés ungido por la Santa Sede.
En relación con la reconquista Pedro II tomó varias localidades de Teruel, Mora de Rubielos, Manzanera, Rubielos de Mora, Camarena, El cuervo, Serreilla y dos plazas valencianas.
Participó en la importante batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212, junto con las tropas de Alfonso VIII de Castilla, y las de Sancho VII de Navarra. El rey leonés no acudió ya que el castellano no había devuelto los territorios leoneses conquistados.
Preocupado el rey aragonés por Occitania, ya que por iniciativa del papa Inocencio III se desarrolló la Cruzada Albigense contra los cátaros. Esto puso en aprietos a Pedro II ya que debía defender a sus súbditos y por otro lado se arriesgaba a la excomunión. No olvidemos que la política matrimonial de los condes y después los reyes de Aragón estuvo siempre encaminada a fortalecer las relaciones de los distintos condados occitanos con Aragón. Así pues, recordemos que en las grandes empresas aragonesas hubo participación destacada de los aliados occitanos, por ejemplo, en la conquista de Barbastro en 1.064 por Sancho Ramírez. El año anterior, su antecesor Ramiro I había muerto peleando, intentando conquistarla contra musulmanes y castellanos entre los que se encontraba el Cid.
CÁTAROS
Finalmente se desarrolló la Cruzada Albigense también conocida como cruzada contra los cátaros. El conflicto armado que tuvo lugar entre 1209 y 1244, con el apoyo de la dinastía de los Capetos (reyes de Francia en la época), con el fin de reducir por la fuerza a los Cátaros, un movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia, afincados en el sur de Francia en Provenza y Languedoc a los que el rey aragonés defendía. Los cátaros o albigenses (de la ciudad de Albi) practicaban el catarismo, una herejía cristiana procedente de Asia Menor y de los Balcanes.
En 1209 el papa Inocencio III impulsó la cruzada. Los cruzados quisieron imponerse a Raimundo VI de Tolosa que resistió, pero fue sitiada la ciudad y Ramiro y otros nobles buscaron la ayuda de la corona de Aragón. Pedro II veía peligrar sus posesiones en la zona pues pasaría a Francia. Intentó muchos arreglos pacíficos, dictó medidas contra los cátaros, se entrevistó con los legados pontificios, envió embajadores a Roma, y participó en la batalla de las Navas de Tolosa como hemos comentado. Pero se vio obligado a la lucha armada apoyando a Raimundo VI y los cátaros lo que suponía la excomunión como así fue. Tenía la paradoja de defender a los cátaros para mantener su hegemonía en Occitania , pero con su religiosidad inquebrantable debía combatir a los cátaros. En 1213 se presentó en Tolosa y consiguió que Raimundo VI y otros condes le jurasen obediencia, convirtiéndose en soberano de casi toda Occitania, pero le duró poco pues murió ese mismo año luchando contra los cruzados en Muret, cerca de Tolosa, donde sus tropas fueron derrotadas. De esta forma se terminaron las pretensiones hegemónicas de Aragón sobre Occitania. En la batalla se expuso demasiado enarbolando el estandarte real en vez de permanecer en la retaguardia que era lo normal. Seguramente la noche anterior, con vino, mujeres y canto, fueron la causa del envalentamiento innecesario.
El Languedoc pasaba así a ser una dependencia de la corona de Francia. Desde mediados del siglo XIII casi todos los territorios de los señores occitanos fueron incorporados al Reino de Francia.
Finalmente se desarrolló la Cruzada Albigense también conocida como cruzada contra los cátaros. El conflicto armado que tuvo lugar entre 1209 y 1244, con el apoyo de la dinastía de los Capetos (reyes de Francia en la época), con el fin de reducir por la fuerza a los Cátaros, un movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia, afincados en el sur de Francia en Provenza y Languedoc a los que el rey aragonés defendía. Los cátaros o albigenses (de la ciudad de Albi) practicaban el catarismo, una herejía cristiana procedente de Asia Menor y de los Balcanes.
En 1209 el papa Inocencio III impulsó la cruzada. Los cruzados quisieron imponerse a Raimundo VI de Tolosa que resistió, pero fue sitiada la ciudad y Ramiro y otros nobles buscaron la ayuda de la corona de Aragón. Pedro II veía peligrar sus posesiones en la zona pues pasaría a Francia. Intentó muchos arreglos pacíficos, dictó medidas contra los cátaros, se entrevistó con los legados pontificios, envió embajadores a Roma, y participó en la batalla de las Navas de Tolosa como hemos comentado. Pero se vio obligado a la lucha armada apoyando a Raimundo VI y los cátaros lo que suponía la excomunión como así fue. Tenía la paradoja de defender a los cátaros para mantener su hegemonía en Occitania , pero con su religiosidad inquebrantable debía combatir a los cátaros. En 1213 se presentó en Tolosa y consiguió que Raimundo VI y otros condes le jurasen obediencia, convirtiéndose en soberano de casi toda Occitania, pero le duró poco pues murió ese mismo año luchando contra los cruzados en Muret, cerca de Tolosa, donde sus tropas fueron derrotadas. De esta forma se terminaron las pretensiones hegemónicas de Aragón sobre Occitania. En la batalla se expuso demasiado enarbolando el estandarte real en vez de permanecer en la retaguardia que era lo normal. Seguramente la noche anterior, con vino, mujeres y canto, fueron la causa del envalentamiento innecesario.
El Languedoc pasaba así a ser una dependencia de la corona de Francia. Desde mediados del siglo XIII casi todos los territorios de los señores occitanos fueron incorporados al Reino de Francia.