El hijo de Alfonso X el sabio, Sancho, a pesar de haber sido
desheredado, fue coronado en Toledo el 30 de abril de 1284 como Sancho IV. Poco antes, Sancho todavía príncipe, en 1281 se había casado con María
de Molina, lo que había provocado el rechazo de su padre y del papa, por razones
de parentesco.
Pero en 1301 la reina María de Molina, (ya viuda) consiguió que el
papa considerase legítimos al matrimonio y a sus siete hijos.
En su aspecto militar ya se había enfrentado en 1275, a una coalición de ejércitos musulmanes y fue vencido en Écija.
Ya coronado rey tuvo durante toda la vida luchas internas con los infante De la Cerda, que reclamaban el reino que les había dejado su padre, Sevilla y Badajoz. También con Lope de Haro, señor de Vizcaya.
Realmente la nobleza nunca vio con buenos ojos la política de su padre en su admiración por las culturas árabe y judía. Las luchas internas por alcanzar el poder fueron constantes al principio. Su hermano el infante don Juan se unió al señor de Vizcaya, y Sancho mató al de Vizcaya y encarceló a su hermano. Y también mandó matar a 400 seguidores del infante de la Cerda, (el hijo del hermano de Sancho), aunque los perdonó al poco tiempo y volvió a sublevarse apoyándose en los Benimerines, ocasionando el conflicto en la plaza de Tarifa, sitiando el lugar, pero fue defendida y los atacantes abandonaron el sitio.
Sancho IV murió en 1295 y dejó como heredero a su hijo de nueve años, Fernando, sin terminar de resolver las disputas con los Infantes de la Cerda.
En su aspecto militar ya se había enfrentado en 1275, a una coalición de ejércitos musulmanes y fue vencido en Écija.
Ya coronado rey tuvo durante toda la vida luchas internas con los infante De la Cerda, que reclamaban el reino que les había dejado su padre, Sevilla y Badajoz. También con Lope de Haro, señor de Vizcaya.
Realmente la nobleza nunca vio con buenos ojos la política de su padre en su admiración por las culturas árabe y judía. Las luchas internas por alcanzar el poder fueron constantes al principio. Su hermano el infante don Juan se unió al señor de Vizcaya, y Sancho mató al de Vizcaya y encarceló a su hermano. Y también mandó matar a 400 seguidores del infante de la Cerda, (el hijo del hermano de Sancho), aunque los perdonó al poco tiempo y volvió a sublevarse apoyándose en los Benimerines, ocasionando el conflicto en la plaza de Tarifa, sitiando el lugar, pero fue defendida y los atacantes abandonaron el sitio.
Sancho IV murió en 1295 y dejó como heredero a su hijo de nueve años, Fernando, sin terminar de resolver las disputas con los Infantes de la Cerda.
MARÍA DE MOLINA
La peste, que en forma de terrible epidemia, atacó al ejército de
sus enemigos e invasores. Esto salvó a Fernando. La mayoría se retiró, y María
de Molina triunfó. Entre 1301 y 1302 María de Molina perdió el control de su
hijo. Se vio además desairada por su él, quien, influido sin duda por sus
nuevos consejeros, le pidió cuentas de su tutoría en las Cortes de Medina del
Campo. Fernando en 1309 prosiguió la lucha contra los musulmanes, fracasó en su
intento de tomar Algeciras pero se apoderó de Gibraltar y más adelante en 1312
la ciudad jienense de Alcaudete.
FERNANDO IV
Alfonso XI asumió el trono en 1325, obtuvo la victoria en la Batalla del Salado, contra los Benimerines en 1340 que fue fundamental ya que las fuerzas combinadas de Castilla y Portugal derrotaron decisivamente a los benimerines, último reino magrebí que trataría de invadir la península y hacerse con el último reino musulmán que quedaba, Granada. Posteriormente Alfonso conquistó el reino de Algeciras en 1344.
Sofocó una revuelta que le hicieron Alfonso IV de Portugal y el noble Juan Manuel, pero perdió Gibraltar, que había conquistado su padre. Se alió con Francia en la Guerra de los Cien Años, y puso sitio a Gibraltar. Falleció durante el asedio víctima de la peste negra, que asolaba la región y muchas zonas de Europa, en marzo de 1350.
ALFONSO XI
En 1329 doña Leonor de Castilla, (hermana de Alfonso XI de
Castilla), se casó con el rey Alfonso IV rey de Aragón, de Valencia, de
Cerdeña, rey de Córcega y conde de Barcelona. Se procuraba mejorar las
relaciones de ambas coronas. Tuvieron dos hijos. Por influencia de ella, el rey
de Aragón en 1333 donó al hijo de ambos, Fernando, los señoríos y villas de
Játiva, Alcira, Morvedre, Sagunto, Alicante, Morella, Castellón y Burriana,
infringiendo las promesas hechas ante las Cortes y la voluntad de su padre de no
dividir los territorios. Esto fraccionaba el reino a lo que opusieron los
valencianos y el heredero, Pedro, hijo del primer matrimonio, con lo cual los
nobles se dividieron en dos bandos. Uno a favor de Leonor y otro a favor de
Pedro, su hijastro. Pedro era el heredero legal. Pero posteriormente los
jurados de Valencia amonestaron al rey y finalmente cedió ya que esa donaciones
eran contrarias a los fueros. Con lo cual aceptó la orden que su padre había
dictado donde declaraba que el reino no sería dividido.Al morir Alfonso XI de Castilla, le sucede su hijo, el famoso Pedro I de Castilla, apodado por unos el Cruel y por otros el Justiciero. Al principio de su reinado hubo luchas entre facciones que se disputaban el trono. Una era la del rey Pedro, y otra la de su hermano de padre, el conde Enrique de Trastamara, hijo bastardo de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán.
A su vez, Pedro I de Castilla se encontraba en guerra contra Aragón, cuyo rey, Pedro IV el Ceremonioso apoyaba a Enrique de Trastamara. Y por si fuera poco este conflicto era también un frente de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, ya que a Pedro el Cruel le apoyaba Inglaterra y a Enrique de Trastamara le apoyaba Francia. Inglaterra y Francia enviaron ejércitos a Castilla para apoyar a sus respectivos candidatos. Aragón se jugaba la hegemonía en el Mediterráneo compitiendo con Génova, que a su vez tenía intereses comunes con Castilla. Las alianzas que obtuvieron en la contienda con Inglaterra, Francia y Marruecos, uno y otro, hizo que la nobleza enfrentada a Pedro I se envalentonara.
PEDRO I
En 1360, viendo Enrique que aumentaban sus partidarios, no dudó del buen éxito de una invasión en Castilla. Renovando las hostilidades contra Aragón, en 1361 Pedro I ganó varias fortalezas. Ajustó la paz con Pedro IV de Aragón obligándose ambos reyes a restituirse los castillos y lugares conquistados. Pedro I de Castilla se apoderó en 1362 de varias plazas musulmanas. Estamos en la guerra castellano-aragonesa de 1356-1369, llamada “Guerra de los Dos Pedros”, fue una serie de enfrentamientos que mantuvieron Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón entre 1356 y la muerte del primero en 1369. El conflicto no fue continuo, estuvieron separados por varias treguas y negociaciones de paz que fracasaron.
Este conflicto era, pues, al mismo tiempo guerra civil en Castilla por el dominio de España entre Castilla y Aragón y un campo de batalla de la Guerra de los Cien Años. En este contexto, en un determinado momento del conflicto, en 1366-1367, el rey Pedro el Cruel, que había perdido el dominio de la mayor parte de Castilla. Pidió ayuda a Eduardo, príncipe de Gales, heredero de Inglaterra (llamado “el príncipe negro”) y a cambio prometió entregarle el Señorío de Vizcaya, incluyendo la villa de Castro Urdiales.
EDUARDO DE WOODSTOCK (EL PRÍNCIPE NEGRO)
Si éstos hubiesen pensado que Vizcaya estaba oprimida por las armas por Castilla y no se hubiesen sentido castellanos tenían una oportunidad de oro para separarse de Castilla y de España para siempre. Pero hicieron todo lo contrario. Como indica el célebre historiador vizcaíno del siglo XIX Labayru, los caballeros vascos les dijeron claramente a los enviados ingleses que “Vizcaya nunca aceptaría como Señor a un príncipe extranjero”. El famoso cronista contemporáneo y futuro Canciller de Castilla, el alavés Pedro López de Ayala afirma en su célebre “Crónica sobre este periodo de la historia de España: “el príncipe de Gales no ovo la tierra de Vizcaya por cuanto los naturales de la tierra sabían non placía al rey fuese aquella tierra del príncipe”. Es decir, los vizcaínos optaron por la lealtad a Castilla. Quedó bien clara de nuevo la hispanidad vasca y vizcaína, quienes, junto a alaveses y guipuzcoanos llenarían las filas del ejército castellano del rey Enrique unos años más tarde en la guerra contra Navarra. Además la muerte del último señor de Vizcaya, don Tello, vasallo del rey de Castilla, propiciaría la unión definitiva entre Vizcaya y la Corona de Castilla, en 1369. Los reyes de Castilla (y luego de España) pasarían a ser señores perpetuos de Vizcaya. Así pues, si los linajes de Vizcaya lo hubiesen querido, Vizcaya se hubiera unido a Inglaterra en 1367 y quién sabe si hoy Vizcaya sería todavía británica.