jueves, 15 de agosto de 2024

EL CARDENAL CISNEROS

Según Fernando García de Cortázar (jesuita e historiador, Premio Nacional de Historia), el cardenal Cisneros es el más grande de los estadistas que ha tenido España en su historia. Es comparado en el mundo de los historiadores, sobre todo franceses, con Richelieu o con Mazarino. También el afamando Joseph Pérez historiador e hispanista francés opina igual.
En 1492, cuando Isabel y Fernando rinden el reino nazarí de Granada, significa el final definitivo del Islam en España. Fray Hernando de Talavera, confesor de Isabel, obispo de Ávila (1485) fue nombrado arzobispo de Granada con objeto de cristianizar a sus moradores. Pero el todopoderoso cardenal Mendoza le sugiere a la reina a un fraile franciscano como el mejor sustituto para ser su  nuevo confesor, Francisco Jiménez de Cisneros de unos cincuenta años por entonces. 

EL CARDENAL CISNEROS EN LA CONQUISTA DE ORÁN 
Había nacido en Torrelaguna hacia 1436 hijo de una modesta familia de comerciantes con algún antecedente de hidalguía. Estudió con un tío el latín, gramática en Alcalá y Teología, Filosofía y Derecho en Salamanca, sin pasar del título de bachiller. También se sabe que estuvo en Roma, (“Roma veduta, fe perduta” “Roma vista, fe perdida” rezaba un dicho), allí se pasó unos nueve años. Allí fue ordenado sacerdote y consiguió de Pablo II una “Bula de expectativa”, que era una posibilidad de quedarse en la diócesis de Toledo cuando hubiera vacante. Fue en Roma donde conoció la forma de funcionar la iglesia de aquellos tiempos. Trabajó como abogado de la Curia, por lo que aprendió los manejos que existían, cosa que en el futuro supo aprovechar. De vuelta a España sustituyó al arcipreste de Uceda, lo que le enfrentó al poderoso Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo y cardenal, que había sido protector de Isabel en su derecho al trono, y luego al no sentirse suficientemente recompensado, fue enemigo en la guerra de Sucesión Castellana, poniéndose de parte del rey portugués, y su esposa, Juana la Beltraneja. Carrillo, con malas artes consiguió la prisión para Cisneros. Estuvo dos años en el castillo de Uceda y otros cuatro en el de Torremocha, en  Santorcaz, una durísima prisión para clérigos. Lo cierto es que el encierro formó su carácter duro y resistente a las adversidades. Librado gracias a una condesa fue a Sigüenza en busca del cardenal Mendoza, el más enconado rival de Carrillo. Éste a poco le convirtió en vicario general de la Diócesis. Pero por alguna secreta razón abandonó su cómoda situación y profesó como fraile franciscano en la más riguroso de sus ramas, la de “observantes”, enemiga declarada de la relajación con la que los “conventuales” vivían en los monasterios. Cisneros era un admirador del dominico Savonarola, un crítico con el trabajo de la iglesias. Despreciaba el lujo y la corrupción. Hablaba sobre la pobreza, la sobriedad y el carácter fuerte que los verdaderos creyentes deben tener y atacó al papa Inocencio VIII como "el más vergonzoso de toda la historia, con el mayor número de pecados, reencarnación del mismísimo diablo”.
Cisneros cambió su nombre por el de Francisco, creador de la orden, y emprendió una dura vida de austeridad. Y es aquí cuando, como dijimos, Mendoza lo presenta a la reina como sucesor de Talavera en su puesto de confesor real. Cisneros solo pide como condición no tener que morar en la Corte, sino continuar en su trabajo de ir de acá para allá, a lomos de un burro y acompañado por un joven fraile que pedía limosna para comer ambos allá por donde pasaban. La reina Isabel acepta esas condiciones.
Toledo, 1495, muere el cardenal Mendoza, llamado “el tercer rey”. El puesto del fallecido es disputado entre otros por el rey Fernando para su hijo natural Alfonso. Es elegido Cisneros como arzobispo de Toledo, cosa que a Fernando disgustó sobremanera, es un gran político, brillante militar, un hombre del renacimiento y que por encima de todo está el poder. Y se lleva muy mal con Cisneros. Pero sabe que es un hombre profundamente honesto y un personaje de mucha categoría en el que podía confiar. Isabel pide al papa que sea Cisneros el sustituto de Mendoza. El arzobispado de Toledo era el más importante de España. De él depende no solo la catedral y muchos arciprestazgos, también vicarías, capellanías fortalezas y territorios hasta Andalucía, con sus miles de habitantes, con poderes administrativos, judiciales y militares y a cuyo trabajo Cisneros se aplicó fervientemente. Todo esto hace que las rentas del primado de España sean muy considerables. Cisneros sabedor de los recelos de aquellas gentes acostumbradas a hacer y deshacer a voluntad reinos y banderías, por lo que la consagración no se hizo en Toledo, donde tardó dos años en entrar. 
Todas lasEl arzobispado de Toledo era el más importante de España. De él depende no solo la catedral y muchos arciprestazgos, también vicarías, capellanías fortalezas y territorios hasta Andalucía, con sus miles de habitantes, con poderes administrativos, judiciales y militares y a cuyo trabajo Cisneros se aplicó fervientemente. Todo esto hace que las rentas del primado de España sean muy considerableCisneros sabedor de los recelos de aquellas gentes acostumbradas a hacer y deshacer a voluntad reinos y banderías, por lo que la consagración no se hizo en Toledo, donde tardó dos años en entrar.
Inició una serie de reformas tendentes a la limpieza de la actitud sacerdotal. Era muy austero en su vida privada, comía poco, leía y no perdía el tiempo en banalidades.
Tenía en su pensamiento dos obras muy importantes que acometer. La creación de una Universidad en Alcalá, a partir de “Studium Generale”, donde él estudió, y que contase con los mejores humanistas, y la elaboración de una Biblia políglota, que reuniera las versiones hebrea, aramea, griega y latina del texto sagrado. Ambos proyectos no son ajenos a Isabel, ya que ambos deseaban una difusión culta y verdadera de la religión católica, dado los ataques y peligros que venían del judaísmo y del luteranismo.
La idea de que la Biblia esté escrita en los principales idiomas cultos de la época, se trata de un trabajo y una idea revolucionaria. Se adelantó al reformismo de Lutero y a las posturas de Erasmo de Rotterdam. Veinte años antes que Lutero ya había iniciado las reformas en la iglesia. Buscaba una gran reforma religiosa en la que desterrar los malos hábitos del clero.
El gran error que hoy vemos en las decisiones de Cisneros fue la quema en la plaza de la Rambla de Granada, en el 1500, de muchos libros de árabes, Corán incluido, salvando los de filosofía y ciencia para su universidad. Esto provoca un amotinamiento en el que hasta peligra su vida. El rey Fernando tomó la decisión de la “Conversión Forzosa” para terminar con el problema, refugiándose muchos musulmanes en las Alpujarras.
Pero prosiguió Cisneros con sus trabajos, fundará doce colegios entre ellos el de San Ildefonso. Creó silos para graneros, hospitales y actuaciones de mejoras.  Por la Universidad de Alcalá creada pasarían grandes maestros como Antonio de Nebrija, Santo Tomás de Villanueva, Ignacio de Loyola, Francisco Vallés de Covarrubias, Antonio Pérez, San Juan de la Cruz, Mateo Alemán, Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Villegas, Pedro Calderón de la Barca, Melchor Gaspar de Jovellanos, Andrés Manuel del Río, etc.
En 1504 muere la reina Isabel. Los herederos posibles habían fallecido y solo quedaba Juana, casada con Felipe el hermoso, hijo del emperador Maximiliano de Habsburgo. Juana, igual que a su abuela materna presenta síntomas de enfermedad mental. Juana no quería gobernar. Por lo demás Castilla no era un reino cualquiera, pensemos que era de los mayores de Europa y si contamos con el continente americano, el trabajo era ímprobo, un Imperio. Isabel deja un testamento donde se dice claramente que Juana es la heredera, siendo Felipe solamente su esposo, y además agregó un codicilo a su testamento en el que por ausencia de Juana ponía a Fernando al frente de la corona de Castilla, reiterando las peticiones que dos años antes había hecho en las Cortes. Esto a la espera de que su nieto Carlos, fuera mayor de veinte años y se coronara. Fernando es regente de la corona.
Pero muchos nobles castellanos, enemigos de Fernando, por las muchas reformas, suspensión de prebendas y expropiaciones de fortalezas, etc. que habían hecho Isabel y Fernando, vieron la oportunidad de ponerse de parte de Felipe y tomarse la revancha del “viejo aragonés”. Fernando abandonado por la nobleza castellana, acosado en Nápoles por los franceses, enfrentado al emperador Habsburgo, al rey de Aragón se le cerraban todas las salidas. Pero todo cambió. Fernando se alió con su acérrimo enemigo, Luis XII de Francia, y se casó por poderes con la sobrina de éste, Germana de Foix, de apenas 17 años, en octubre de 1505.
Pero Felipe dice que Juana está cuerda para gobernar y que él mismo asumiría la regencia. Pero Felipe I de España muere en septiembre de 1506.  La desaparición de Felipe permitía a Fernando volver a ocupar el poder en Castilla, en nombre de su hija Juana y de su nieto, el futuro emperador Carlos V, por entonces un niño de seis años. Cisneros es de nuevo elegido para ser regente de la corona, en colaboración con un Consejo del Reino. Fernando marcha a Aragón y luego a Italia.
Mientras en Castilla siguen las disputas entre los partidarios de Fernando y los todavía partidarios de Felipe. Etapa complicada para Cisneros.
En 1507 Fernando vuelve de Italia. Tras desembarcar en Valencia, se adentró en tierras castellanas. Por entonces su hija Juana, rota por el dolor por la muerte de su marido, que además estaba embarazada, daba ya muestras aceleradas de demencia, entre ellas, abrir diariamente el féretro que contenía el cadáver. Comunicó su intención de trasladar los restos de Felipe a  Granada, en una macabra procesión que debía atravesar media Península. La reina ordenó que se abriera el ataúd obligando a todos los presentes a que contemplasen al yacente, tal y como nos informa el humanista Pedro Mártir de Anglería, testigo presencial de la dramática escena. En Tórtoles de Esgueva, un pequeño pueblo próximo a Burgos, se encontró con su padre, Fernando el Católico, que había desembarcado en Valencia. Éste vio a Juana, acompañada por el carro con el ataúd de su esposo Felipe. Padre e hija tomaron el camino de Burgos, pero poco antes de llegar doña Juana se negó a seguir. Fernando no vaciló e hizo que la encerraran en el castillo de Tordesillas, fuertemente vigilada. Allí permaneció durante medio siglo, hasta su muerte en 1555. Murió siendo reina de Castilla. Fernando gobernó como regente de Castilla por segunda vez, aunque se centró en Italia y dejó en su lugar al cardenal Cisneros como Canciller Mayor de Castilla.
En 1507 Cisneros también fue nombrado Inquisidor general de Castilla. Desempeñando Cisneros un papel importante en la conquista de Orán, al igual que en los tiempos de Isabel la Católica había participado de manera activa en la conquista de Granada. Organiza eclesiásticamente los territorios conquistados y dio nombre a Villa Cisneros. Pese a su rango de cardenal, no participó en el cónclave de 1513 en el que fue elegido León X.
No fue un Inquisidor fanático. Invitó a Erasmo para debatir  sobre su obra de la Biblia. Ya no es el Cisneros intolerante de Granada. Salvó a la Beata de Piedrahita, fue una mística y religiosa española de gran influencia, seguidora de Savoranola, aseguraba haber tenido apariciones de la virgen y pese a no tener formación académica, se la consideraba al mismo nivel que los más reputados teólogos de la época. Cuando es procesada por un tribunal eclesiástico el nuncio del Papa y el cardenal Cisneros testimonian en su favor y es absuelta.
En los primeros meses de 1508 se abrirá las puertas de su Universidad.
En 1509 se inicia la conquista de Orán con la voluntad de Cisneros, y su financiación y la aprobación de Fernando. A la hora de idear un asalto a Orán, Cisneros quiso que la campaña fuese calculada en todos sus aspectos: geográficos, económicos, militares y religiosos. Sin embargo, la expedición se preparó con una celeridad inusitada y zarpó la armada desde Cartagena hacia Orán. Se produjo el asalto, acaso con complicidad de los moradores.
Pero la idea de Cisneros era muy ambiciosa. Ansiaba hacerse con el control geopolítico de todo el norte de África hasta Egipto, establecer allí una especie de protectorado  y recuperar los Santos Lugares. Para Cisneros y muchos otros, la África del norte había sido romana y cristiana, la patria de San Agustín, de ahí que una vez terminada la Reconquista en la Península, debía proseguir en África, rechazar a los moros y proseguí hacia Egipto. El arzobispo regresó de prisa: tenía que asegurar el sustento militar y económico de la plaza, organizar su vida municipal y configurar su ordenamiento religioso dentro de la Iglesia de Toledo, que tendría allí una de sus colegiatas. No obstante regresa con un botín, camellos obras de  arte y libros, incluso el Corán, lo que indica que ya no es aquel Cisneros de veinte años atrás.
El rey, el “viejo aragonés”, se moría. Acosado por una esposa mucho más joven, que ansiaba tener descendencia a toda costa. El legado de Fernando consistió en otorgar todas sus posesiones a favor de su hija Juana, y en el puesto de ella, debía asumir el gobierno y la regencia de los reinos de Castilla y Aragón, su nieto Carlos de Gante, futuro Carlos I y, hasta su llegada de la corte de Flandes, nombró a su hijo Alonso de Aragón (hijo de Aldonza y nacido antes de su matrimonio con Isabel) regente de los reinos de la Corona de Aragón y al Cardenal Cisneros, regente de Castilla.
Falleció el gran rey Fernando el católico el 23 de enero de 1516, cuando se hallaba en una remota aldea extremeña, Madrigalejo.
Muerto Fernando se encargó Cisneros, por decisión testamentaria de la Regencia del Reino.
Estaba entonces el Cardenal, cercano a los 80 años, pero conservaba toda su fuerza moral, mantenía su físico. Cuando le preguntó el Duque del Infantado, en nombre de toda una detestable, intrigante, egoísta y entonces hasta cruel y desalmada aristocracia, cuáles eran sus poderes para ejercer el mando, abriendo un balcón desde el que se podía ver un ejército formado en línea de ataque, les contestó: “Estos, estos son mis poderes”…
El viejo cardenal estaba presto a encontrarse con el heredero a las coronas de Aragón y Castilla. La comitiva real no fijó fecha ni lugar para la entrevista, por lo que entonces Cisneros salió a su encuentro. Guillermo de Croy, lugarteniente de Carlos, no confiaba en Cisneros y retrasó lo que pudo el viaje del joven heredero, que recordemos tenía 17 años. Finalmente se acordó encontrarse el 5 de noviembre, pero Cisneros no pudo continuar viajando y se detuvo en el pueblo de Roa, en Burgos, donde falleció el 8 de noviembre de 1517.

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