miércoles, 11 de junio de 2025

EL CRISTIANISMO EN ESPAÑA

España se formó como entidad siendo provincia de Roma, Hispania.
Al llegar los romanos y después de las luchas establecieron su cultura, sus leyes, su organización, su lengua y su religión. 
En el Imperio Romano desde Constantino (272-306) y Teodosio (347-395), la religión cristiana era el credo obligatorio para todos los ciudadanos y la Iglesia cristiana, apoyándose muy directamente en las instituciones del Estado, se había convertido en iglesia imperial.
El Reino visigodo de Tolosa o galo-visigodo, con capital en la ciudad gala comenzó en el año 418, tras el pacto (o foedus) entre los visigodos y Roma, y duró hasta el 507. La actuación de los visigodos se ve supeditada por las circunstancias históricas de este pueblo a dar paso al Reino visigodo de Toledo o hispano-visigodo, con capital en la hispana Toledo, que se extendió desde el 507 hasta el 711, año en el que comienza la invasión musulmana en la península ibérica.
Los visigodos no fueron invasores. Llegaron a través de un acuerdo con Roma. Los visigodos recogieron el testigo y conjuntamente con la población existente en la península, los hispano-romanos, fueron un solo reino con la religión católica, apostólica y romana. La población hispanorromana tampoco los vio como invasores, sino como vecinos molestos, gente con la que había que acostumbrarse a vivir.
El godo Leovigildo acabó con toda resistencia de los pueblos bárbaros, vándalos, alanos y suevos en 586, éste último se habían asentado en Gallaecia (Noroeste de la península), y aunque no se marcharon fueron gobernados por los visigodos, y lentamente se incorporaron a la nueva sociedad.

El III Concilio de Toledo (589), en el que el rey visigodo Recaredo abraza la religión cristiano-romana, abandonando la arriana, es donde puede considerarse el punto de partida de nuestra nacionalidad en torno a un solo monarca, a un poder político ejercido sobre una sociedad que avanzaba firmemente hacia su plena integración desde sus dos elementos conformadores, el latino y el germánico.
A diferencia de lo que sucedió en Italia o en el Norte de África donde ostrogodos y vándalos respectivamente constituyeron una minoría extraña y hostil, en España se produjo una fusión generalizada entre godos e hispano-romanos, y sobre esta unidad se pudo alzar un Estado independiente y conformarse la nacionalidad hispánica. Durante el siglo VII se iría consolidando la nacionalidad común de los denominados ya como “hispano-godos”, poseedores de una religión común, gobernados por un mismo monarca, e incorporados plenamente a la Administración los antiguos hispano-romanos.
De ese germen importante nacerán sus herederos, los reinos cristianos que lucharán contra el invasor musulmán.  De no haber  prosado la religión católica es seguro que no habría habido las guerras por la Reconquista y por lo tanto España no existiría tal como la conocemos, en su historia y en su presente.
Los cronistas insisten en presentar a Fernando e Isabel como los restauradores de aquella Hispania que arrancaba de Roma su legitimidad, pero que había perdido en el 711 su propio ser.
Una larga serie de escritores insisten en que la tarea de recuperación no se refería tanto al territorio, la propiedad, como al cristianismo. Con ello remataban la reconquista. En 1491 Rodríguez de Almela al entregarles un ejemplar de su Crónica,  en las vísperas de la caída de Granada, les recordaba a los reyes que el origen de su legitimidad estaba en la estirpe goda que la recibiera de roma por el pacto del 418.

El fresco 'La visión de la Cruz', la visión de Constantino. 
Los españoles de entonces se identificaban más con "su ser católico" que con su "ser nacional". Esto es así por el gran peso que ha tenido en la formación de los españoles el Imperio Romano y la Iglesia Católica, que son universales. No era posible que en un reino existieran dos religiones. Eso pasó en España desde la llegada de los judíos, (con el permiso de los romanos), y luego por la fuerza de las armas con la invasión musulmana. De ahí que los pobladores hispanogodos rechazaran al musulmán, creando reinos territoriales unidos por la fe.
Claro que hubo alianzas e incluso entre cristianos y musulmanes para combatir al enemigo común. Y también tropas musulmanas en un ejército cristianos, como el del Cid. También sucedió que las Taifas, pequeños reinos provenientes de la caída del Califato de Córdoba en el 1031, fueron las más de las veces vasallos de un reino cristiano, pagando unas "parias". El propio reino nazarí de Granada era vasallo de la Corona de Castilla-León. El impago de ese tributo y la toma de la plaza de Zahara en 1481 por parte del gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, hizo que Fernando e Isabel se organizaran y al año siguiente comenzó una guerra que duraría 10 años. Al reconquistar Granada, termina la presencia libre y la influencia de los musulmanes en el país. Quedando como extraños los judíos, que muchos eran conversos, es decir que se habían convertido al catolicismo. Los reyes se debían a la religión cristiana y esa fue una de las razones para la expulsión de los falsos conversos y los judíos, con la promesa de que podrían volver si fueran bautizados.
La misma Monarquía Hispánica es un monarquía pactista, plurinacional y federal. Si se repasa los personajes de nuestra historia, uno enseguida se da cuenta que nos encontramos con gentes de todos los lugares de la tierra, porque lo que primaba era la lealtad al rey.
Para la Monarquía Hispánica y para la Iglesia Católica lo importante no ha sido nunca la naturaleza (nacionalidad) de una persona, sino la lealtad al Rey y al Papa.
No ocurre lo mismo en los demás países de Europa que profesan religiones cristianas protestantes, que son iglesias nacionales desde el siglo XVI. Los reyes europeos protestantes lo son "Por la gracia de Dios". Los reyes españoles lo son "Porque son investidos en las Cortes después de jurar los fueros". Y, desde luego, lo que acrecentó más el nacionalismo, fueron las revoluciones republicanas, que en sí mismas son siempre nacionalistas.
La legalidad del poder en España la otorgaba la Santa Sede, pues por la "Donación de Constantino", era ella la heredera del Imperio romano. Es decir, que sin aprobación de la Santa Sede y el Sumo Pontífice, nadie legalmente podía ser rey. Los reyes españoles siempre se consideraron los herederos legales del Imperio Romano y, por tanto, sometidos al Sumo Pontífice o Papa. Si el Papa excomulgaba a un rey, cualquier súbdito estaba legitimado para destronarlo y que daban rotos automáticamente todos los vínculos de vasallaje y servidumbre.
La misma Reconquista es mucho más romana y católica que española. Fue impulsada por los Papas y por los reyes, siempre a través de cruzadas que tenían que ofrecer grandes beneficios espirituales (bulas) y materiales a los participantes.
A los reyes hispanos y a la alta nobleza militar para ellos era más ventajoso tener súbditos musulmanes que cristianos, que eran mucho más exigentes. Por eso en la Reconquista siempre tienen un papel militar protagonista los obispos, las órdenes religioso-militares, como el Temple, Hospitalarios y, después, las hispánicas creadas exprofeso, como la Orden de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, entre otras. Tenían más importancia los mesnaderos del Rey (grupo de caballeros cristianos, militares armados que luchaban como mercenarios), y las milicias concejiles, los caballeros pardos castellanos (sin nobleza natural) o en la corona de Aragón gentes de cualquier origen que dispusieran de un caballo y armas, como los almogávares, que la nobleza castellana o los ricoshombres aragoneses.


El cristianismo es una fe que se proclama “dogma de fe”. Norma desde el rey hasta el último morador. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena. Tenían casas de oración, sus leyes y autoridades y escuelas. Tenían permiso del rey para ello esto desde hacía siglos. Abonaban un impuesto (paira) y no podían formar parte de las instituciones. Los musulmanes eran invasores y los judíos al no ser cristianos, el pueblo llano los rechazaba pues no olvidaba que fueron los que rechazaron a Jesús y lo hicieron crucificar y también convinieron acuerdos con los musulmanes en su invasión en el siglo VIII. Y esos cristianos se consideraban herederos de los reyes godos y descendientes de Roma. Por esto es por lo que se dice que “Soy cristiano, apostólico romano”.
Todo esto es importante para entender los hechos. Si se pierde este punto de vista, tan alejado de nosotros en nuestros días, no podremos comprender lo sucedido, sus porqués y las decisión que se tomaron.  Estás características únicas de España respecto a los demás países europeos explica porque los españoles nunca fueron nacionalistas, eran súbditos de la corona a la que defendían con su vida, prueba de ello es que mil años después, ya en el levantamiento de 1808  y la Guerra de Independencia, fue a causa de defender y restablecer a nuestro rey Fernando VII y destronar a José Bonaparte. Recién a principios del siglo XX sucede ese fenómeno del nacionalismo excluyente, y es por causas económicas, escondidas detrás de un malentendido patriotismo.

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