domingo, 19 de enero de 2020

LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE FELIPE IV

El día 10 de febrero de 1623 se ordenó el cierre de las escuelas de gramática en los pueblos de España. Está claro que uno se pregunta el porqué de tamaña decisión, a todas luces injusta, al menos a los ojos de hoy. Pero es que esto pasó hace 400 años y en aquel tiempo las cosas no eran como hoy ni la situación era ni de lejos similar. Ya en época de Felipe II hubo dos bancarrotas, o suspensión de pagos, como se quiera decir. Posteriormente, su hijo Felipe III, tenía una deuda enorme que no se terminó de atajar. En el terreno internacional, con la muerte en 1603 de Isabel de Inglaterra se consiguió firmar un tratado de paz con Jacobo I de Estuardo. En 1610 fue asesinado el rey francés Enrique IV, el acérrimo enemigo de España, y su viuda llegó a un acuerdo de amistad con Felipe III, ratificado por un doble matrimonio entre sus hijos. Quedaban dos importantes núcleos bélicos, Flandes y el norte de Italia. La tregua de doce años en la guerra de los Países Bajos trajo un periodo de relativa paz para Europa conocido por la” Pax Hispánica”. Ésta política exterior pacifista, aún en contra a veces de los intereses españoles se explican por la profunda crisis económica y monetaria que padecía en ese momento la monarquía. El comercio americano era monopolizado por Castilla a través de Sevilla, y el resto de España a verlas venir. Pero a cambio tampoco participaban en los gastos. Para Felipe III los hechos más importantes se produjeron en 1609 con la firma de la tregua con los Países Bajos y la expulsión de los moriscos. Se decidió acuñar moneda fraccionaria de baja ley, rebajando el porcentaje de plata que contenía el vellón hasta dejar la moneda en cobre puro. La consecuencia fue la inflación y el refugio en monedas de oro. El Consejo de Castilla, elaboró un informe en 1619 llegando a la conclusión de que las causas de la ruina económica eran, los enormes tributos que pesaban sobre el país, la prodigalidad en repartir dones y mercedes, el exceso de lujo y el gran número de empleados innecesarios y venales. Pensamos que el oro y la plata que venían de América tenían que ser suficientes para mantener el país y más aún. Pero no era así. De ese dinero solo le correspondía a la corona un 20%, el resto era de los particulares y además mucho se quedaba en América para el desarrollo del continente. Otra parte importante se iba en pagar a los banqueros europeos los prestamos habidos con sus intereses correspondientes. La Hacienda ingresaba la ridícula cantidad de diez millones de ducados anuales; pero la mitad era para mantener el ejército, y la deuda del Estado con banqueros y proveedores extranjeros alcanzaba la cifra de setenta millones de castañas. La Guerra de los Treinta Años fue la más cruel que se recuerda en Europa. Y duró desde 1618 hasta 1648. Por ejemplo Alemania perdió un tercio de su población.
FELIPE IV Pues esto es lo que encontró Felipe IV a su llegada al trono con 16 años. Felipe IV fue de joven un buen estudiante, culto, amante de la historia, la teología, el derecho, la música y los idiomas. Le atrajeron el arte, el teatro y la poesía, pero no solo como espectador. Sabía pintar y escribir con soltura. El Conde de Olivares, su valido tuvo como primer objetivo la modernización del gobierno y la recuperación del prestigio español. Combatió la corrupción, el tráfico de influencias. Redujo el gasto de la corte, suprimió burocracia excesiva y creó la Junta de Poblamiento, destinada a aumentar la natalidad y redistribuir la población en zonas deshabitadas. La expulsión de los moriscos fue una desgracia para algunas zonas del país.
CONDE DUQUE DE OLIVARES En Europa si la situación era mala, en España era preocupante. Desde finales de la década de 1620 y la década siguiente significó el ocaso del sistema económico monetario de los Austrias españoles. Corría el dinero falso, hubo malas cosechas, capturas de navíos españoles procedentes de América por francesas, holandeses e ingleses, crisis alimentarias, hambrunas, en fin un desastre. Para hacer frente a tal cantidad de circunstancias el valido de Felipe IV, el duque de Olivares trató de poner en práctica su idea de solidaridad entre los reinos de España, la “Unión de Armas”, que pretendía unir un ejército de 140.000 hombres al que cada región aportaría una cuota correspondiente a sus recursos y demografía. Se trataba de repartir equitativamente las cargas que hasta entonces solo la soportaba Castilla ya que era la responsable del manejo de las entradas y salidas de oro y plata de América. Pero el asunto se mostró imposible. Las Cortes de Cataluña y Aragón distaban mucho de permitir la práctica del absolutismo de Felipe IV con sus recursos. El proyecto fue abandonado. No obstante esto fue el germen de las sublevaciones catalanas y portuguesas. Hay que decir que los españoles tenían una preparación cultural más que aceptable, porque en cualquier pueblo de España con más de 500 habitantes había escuelas de gramática (el equivalente a estudios secundarios). A las escuelas de gramática se llegaba con 8 o 9 años, ya sabiendo leer y escribir, y ahí se empezaba a estudiar geografía, filosofía, los autores clásicos, etc. con el latín como asignatura troncal. También se llamaban escuelas de latinidad. Eran unos estudios muy completos, dando por hecho que estamos hablando solo de chicos. De estas escuelas de gramática, a las que no iban las niñas, se salía con 17 años, y de allí ya se pasaba o a la Universidad o a trabajar. Existían 32 Universidades entre mayores y menores y unos 50 Colegios Mayores. Más que cualquier país europeo. Y por eso había mucha demanda de empleo público, en la administración. Esto provocaba que el campo siguiera despoblándose, que no hubiera artesanos, que faltaran criados, etc. Y se pensó en arreglar la situación. Aconsejado por los ministros de la Corte se decidió suprimir las escuelas de gramática en los pueblos y localidades pequeñas. Los jóvenes estaban fuera de las faenas del campo durante parte del día y con la expulsión de los moriscos, que precisamente eran buenos agricultores, se produjo un fuerte descenso de la demanda de estos trabajos a la vez que empobrecían a las familias y además se había despoblado diversas zonas del país. También hay que tener en cuenta que a la educación no se le daba la importancia que se le da hoy. Al contrario, incluso hasta bien entrado el siglo XX en las zonas rurales para muchas familias era importante que el hijo trabajase con el padre o se fuera de casa a buscar trabajo, antes de que estudiara, pues con los estudios no conseguiría trabajo, y las cosas no estaban para perder tiempo, sobre todo los varones. Las hijas mujeres eran una carga, ya que producían poco, incluso en determinados niveles existía la dote, es decir que el padre debía pagar a la familia del novio para que se casara con el prometido de buena familia. Por eso aquel 10 de febrero se firmó la pragmática que ordenaba el cierre de las escuelas de gramática en pueblos y localidades pequeñas. En ciudades y villas se podían mantener, pero quedó prohibido dar estudios de gramática a niños expósitos, huérfanos y desamparados. El objetivo era que, a partir de los 8 o 9 años, los niños se dedicaran a ocupaciones útiles y productivas. O sea, oficios agrícolas y manufactureros, que era lo que se necesitaba. Y lo cierto es que se consiguió. Tampoco se lograron cerrar todas, ya que eso necesitaba un control y poner a disposición de ayuntamientos personal y recursos.

lunes, 2 de septiembre de 2019

GUERRA DE COMUNIDADES CASTELLANAS

Isabel la católica había muerto en 1504 y ya es su testamento dejó ordenado que en caso de que su hija no “pudiera” o no quisiera gobernar, esto pasaría a su marido Fernando. Ya sabemos que esta sucedió así y Fernando dejo el reino de Castilla en manos del Cardenal Cisneros, hasta que su nieto Carlos llegara a la mayoría de edad y viniera a la península. Muerto ya Fernando el católico en 1516, y en 1517 ya Carlos visitó a su madre, encerrada en Tordesillas haciéndose cargo de todos los reinos y territorios hispánicos con el nombre de Carlos I. A comienzo del reinado de Carlos ya empezó a desarrollarse un movimiento de rechazo en Castilla que comenzó con fuerza en 1520 y duró hasta 1522. Los historiadores que han escrito sobre estos hechos no se han puesto de acuerdo ya que unos la señalan como una revuelta anti señorial, y otros como una revolución burguesa, aunque subyacía un descontento de tipo fiscal y económico. Ante la sucesión, en Castilla, se había formado un importante bando a favor del príncipe Fernando (el hermano criado por su abuelo Fernando el católico) y en contra de Carlos; el primero había sido educado en Castilla, mientras que el segundo era considerado un extranjero. A esta situación se añade el desprecio de Chievres, consejero del nuevo rey, hacia los españoles, el reparto de favores y el nombramiento de borgoñones para los cargos de control del poder, así como las fuertes sumas de dinero embarcadas por Chievres hacia los Países Bajos. En todos estos hechos los castellanos entendían que el nuevo rey sacrificaría la hegemonía castellana por una política imperial y dinástica. Fuertes ciudades, como Burgos y Segovia, veían amenazadas sus libertades y su prosperidad económica. Pensaron en una serie de reivindicaciones para que el rey las aceptara, sobre los impuestos y la salida de dinero al extranjero. Estas reivindicaciones hicieron que muchos comenzaran a pensar en la sustitución del rey y convertir las ciudades en ciudades libres a semejanza de Génova y otros territorios italianos.
Cuadro de la Ejecución de los Comuneros Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, el 24 de abril de 1521. Se exhibe en el Congreso de los Diputados. En 1518, el rey Carlos reúne las Cortes en Valladolid para pedir dinero para sufragar sus gastos para obtener la corona de emperador. Encuentra una fuerte oposición: las Cortes plantean la necesidad de que el rey respete las leyes de Castilla y que separe de los centros de poder a los extranjeros. Esta misma oposición encuentra en la Cortes de Aragón y en las de Cataluña. Se pretendía limitar el poder real, poner freno al poder de la nobleza, reducir los impuestos, reducir el gasto público. Realmente era un movimiento de las clases medias. La alta nobleza no estuvo nunca del lado de las Comunidades, pese a que detestaban igualmente a los flamencos y la situación en la que se encontraba el reino. En 1519 Carlos I es elegido emperador del Sacro Imperio. En 1520 se vuelven a reunir las Cortes castellanas en Santiago: el emperador quiere obtener de ellas un nuevo impuesto que le es negado. Ese mismo año en las Cortes de la Coruña presenta su programa imperial. Carlos se marcha sin conseguir el nuevo impuesto y para entonces ya habían empezado las revueltas. Toledo encabeza la rebelión y le siguen el resto de las principales ciudades de Castilla la Vieja. Se forma en Toledo una Junta revolucionaria y se decide que debería estar por encima de las decisiones del rey incluso tomar el control del Estado. Los comuneros moderados fueron replegándose. Madrid se une también al movimiento junto a los capitanes comuneros. En 1520 en Segovia una multitud desoyó las explicaciones de Rodrigo de Tordesillas, procurador en las cortes coruñesas, y terminó por estrangularle en plena calle. El alcalde inició las represalias. La población cerró filas en torno a la Comunidad, erigiéndose Juan Bravo como líder de esta. El alcalde Ronquillo inició entonces un asedio contra la ciudad, por lo que Segovia reclamó ayuda al resto de ciudades rebeldes. Acudieron en su ayuda Toledo y Madrid con el envío de milicias capitaneadas por Juan de Padilla y Juan de Zapata. El fallido asedio de Segovia constituyó el primer gran enfrentamiento entre realistas y rebeldes de las incipientes Comunidades. Medina del Campo, uno de los núcleos comerciales más importantes de la Corona de Castilla, albergaba una importante guarnición de artillería. Tras el estallido en comunidad de Segovia, Rodrigo Ronquillo y Antonio de Fonseca, al mando de las tropas realistas, pusieron rumbo a la villa medinense para apoderarse de la artillería allí estacionada. El corregidor de la villa, accedió a entregar las piezas de artillería a las tropas imperiales, pero no así los vecinos, que se amotinaron en las puertas de acceso a la localidad y reunieron todas las piezas en la plaza, a sabiendas de que si se las entregaban a las tropas imperiales, estas serían utilizadas contra Segovia. Ante la negativa popular, se dio orden de incendiar varias partes de la localidad con el objetivo de dispersar a la multitud congregada en la plaza junto a la artillería, pero esta no se disgregó y permaneció junto a los cañones mientras las llamas avanzaban. Buena parte de la villa resultó destruida. En vista de la situación, los comandantes imperiales dieron la orden de retirada, permitiendo así a los vecinos acudir a sofocar las llamas y evitando que la villa ardiera en su totalidad. El 22 de agosto, el regidor Gil Nieto fue descuartizado en plena calle. Tres son los comuneros destacados: Juan Bravo, de Segovia, fue el que se desplazó a Tordesillas a parlamentar con la reina Juana para recabar su apoyo, que no consiguió. Juan de Padilla, de Toledo, sufrió las rivalidades entre los comuneros que provocaron su sustitución por Pedro de Girón, ante lo cual aquél regresa a Toledo. Cuando Girón deserta en diciembre al bando realista, Padilla vuelve a Valladolid con un nuevo ejército toledano en diciembre de 1520. Sus tropas toman Ampudia y Torrelobatón. Y Francisco Maldonado, de Salamanca acudió al frente de un ejército salmantino compuesto por 200 hombres a caballo y 6.000 peones, a ayudar a Juan de Padilla y al obispo Antonio de Acuña a vencer el 21 de febrero de 1521 a Francés de Beaumont, realista refugiado en Torrelobatón, apresándolo pero respetando su vida. Carlos antes de partir asoció al nuevo al gobierno del regente Adriano de Utrech, al Almirante de Castilla y al Condestable de Castilla, asegurándose con ello el apoyo de la alta nobleza a la causa real. En la comunidad castellana se desarrolla un movimiento antisocial. Tras prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador, la alta nobleza y las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Allí mismo, al día siguiente, tras un simulacro de juicio, se decapitó a los líderes comuneros, Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado. El ejército comunero quedaba descompuesto. Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva en febrero de 1522. Finalmente, tras ser sofocada la revuelta, las Cortes de Castilla presentan un programa al emperador que, tras la aceptación general de Carlos como rey de Castilla, recogía una serie de exigencias: que volviera a Castilla, que excluyera del gobierno del reino a los extranjeros, que contrajera matrimonio para asegurar la sucesión, que convocara las Cortes cada tres años, que redujera los gastos de la Corte y que el impuesto de la Alcabala fuese recaudado por las ciudades. En el siglo XIX se rehabilita la figura de los Comuneros con una imagen romántica frente al absolutismo. En 1976 comienzan a celebrarse manifestaciones en Villalar cada 223 de abril, fecha de la derrota de la batalla. Esto se convirtió en fiesta oficial en 1983 tras la formación de las Comunidades Autónomas, conmemorando la de Castilla-León. El 15 de marzo de 2015 fue inaugurado en Toledo el monumento a Juan de Padilla en la plaza que ocupa el solar en que se levantaban sus casas. De este modo se ponía fin a un anhelo histórico de la ciudad castellana, que había visto cómo hasta en siete ocasiones el intento por erigir este homenaje había fracasado. Toledo recuerda a Juan de Padilla al inaugurar el 15 de marzo de este año el monumento en la plaza que ocupa el solar en que se levantaban sus casas. Juan Bravo tiene su monumento en Segovia desde 1921 y Maldonado solo podemos recordarlo al ver la casa de las Conchas de Salamanca, finca de la familia. De todas formas los tres comuneros figuran en Madrid con sus nombres en calles en una zona céntrica.

sábado, 17 de agosto de 2019

BOLÍVAR - IMPERIALISTA Y REVOLUCIONARIO

Desobedeciendo al rey de España, en ese momento José I, (hermano de Napoleón), se inicia la Revolución del 19 de abril de 1810 en Caracas, fecha que marca el inicio de la lucha por la Independencia de España en Venezuela. El Cabildo constituye la Junta Suprema de Caracas, primer forma de gobierno autónomo y se firma un Acta el 19 de abril, creando la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, a la sazón “secuestrado” por Napoleón en Francia. Destituido entonces el Capitán español, al ceder los poderes trajo como consecuencia la expulsión de los funcionarios españoles y son enviados a España. Tres meses después se crea la “Sociedad Patriótica”, asociación revolucionaria creada por los criollos. En diciembre de ese año se une la importante figura de Francisco de Miranda. Este hombre era un militar y diplomático. Fue militar en el ejército español con el grado de coronel. Hoy se le considera el Precursor de la Emancipación Americana. Había sido partícipe de la Independencia de los Estados Unidos y de la Revolución Francesa. En esta sociedad entre otros figura Simón Bolívar. Fue Miranda y no Bolívar, el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia, que Bolívar trataría de llevar a cabo tras la liberación de los territorios que hoy son Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela en 1826, aspirando a unificarlos en una sola nación. El Acta de Independencia de Venezuela (5 de julio de 1811) proclama una Constitución de carácter Federal inspirada en la americana, pese a la oposición de Miranda y Bolívar, que defendían un estado unitario.

Hay que saber que Francisco de Miranda fue un español nacido en el Nuevo Mundo (Como San Martín y Bolívar), que no dudó en combatir a las órdenes de Carlos III convencido de la bondad de la Corona. La revolución no caló en las áreas rurales donde surgieron grupos armados contrarios a los independentistas, integrados por esclavos, llaneros, mestizos, negros y mulatos. Estos grupos significaron el enfrentamiento abierto entre las clases populares y la burguesía criolla. El fin de la primera experiencia republicana en Venezuela fue la capitulación de Miranda ante el ejército general dirigido por el realista (se llamaban así a los partidarios del rey de España), Monteverde, que había conseguido rendir en Puerto Cabello a Bolívar. Como resultado de este fracaso Bolívar se retiró a Cartagena que estaba regida por una Junta instituida en mayo de 1810. Esta ciudad se declaró autónoma. Bolívar declaró solemnemente la “guerra a muerte” a los españoles y en 1812 entró en Caracas culminando una rápida campaña. Bolívar, al concluir la campaña, escribió al Congreso de Nueva Granada que había atravesado nueve ciudades y pueblos, "donde todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados”. Abolió la Constitución y se erigió en Dictador, con el título de Libertador, porque mantenía que la dictadura era la única manera de imponer ideas revolucionarias en un pueblo que era poco permeable a las mismas. Hay que aclarar que en la antigua Roma, en casos de guerra o estados de emergencia, el Senado romano dotaba a un hombre de poderes absolutos durante un periodo máximo de 6 meses, sin que por ello quedase derogado el ordenamiento político y jurídico existente. Recibía el título de Dictador.

Un año después fue derrotado por las tropas llaneras, (esclavos, mestizos, negros, mulatos y llaneros) y nuevamente se refugió en Cartagena. En 1815 desde Cartagena, Bolívar inició otra campaña para liberar la costa atlántica venezolana y también fracasó. De esta forma se logró que Nueva Granada fuera reconquistada por tropas del rey Fernando VII, reavivando así el sentimiento independentista. Bolívar se refugió en Jamaica y redactó la célebre Carta de Jamaica, que en realidad es un programa político. Se declaraba contrario a la esclavitud, al federalismo y a la democracia. Pretendía formar la República de Colombia que agrupase Venezuela y Nueva Granada. Ayudado por José A. Páez cabecilla llanero convertido a la causa que desarrolló una acción proselitista consiguiendo la incorporación de las tropas llaneras al bando de Bolívar, gracias también a la muerte de su caudillo original, Boves. También recibieron la ayuda de Inglaterra. No obstante no consiguió extender la zona liberada más allá de los Llanos, donde Morillo comandaba a las tropas criollas. En 1819 se proclamó la Tercera República, donde en su carta constitucional consagra la dictadura de Bolívar que le concedía amplio poderes. Emprendió una acción militar amplia venciendo en Boyacá, Bogotá y liberó parte de Nueva Granada que en diciembre de ese año el congreso unificó en una sola nación, Gran Colombia. Posteriormente se firmó un armisticio y España reconoció a los rebeldes como a un ejército dando un trato de igualdad. En mayo de 1821 se nombró a Bolívar como presidente de Gran Colombia y el junio se produjo la victoria de Carabobo que significó la liberación de Venezuela. En 1823 Bolívar fue autorizado por el Congreso de la Gran Colombia para tomar el mando y en septiembre llegó a Lima, cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra y se reunió con Sucre para planificar el ataque. El Congreso peruano le nombró Dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva República En realidad el sueño panamericanista de Bolívar había fracasado, existían tensiones entre los miembros de la unión a la República de Colombia. Venezuela era secesionista y en 1830 se separaron. Más tarde lo hizo Ecuador. Panamá lo consiguió ya entrado el siglo XX. Bolívar en realidad soñaba con una Sudamérica unida de la cual él tendría que ser el gran dirigente panamericano. Estaba enfrentado a las ideas de San Martín que pretendía una federación de naciones independientes con carácter monárquico español en principio. Él temía que los criollos americanos, que siempre dependieron de las autoridades coloniales que representaban al Rey, no fueran capaces de gobernarse a sí mismos, pues carecían de la experiencia política necesaria, lo que podría desencadenar en una cruenta guerra civil por querer llegar al poder. No se equivocó, pues tras su partida y especialmente, tras la partida de Bolívar unos años después, los caudillos militares desataron un gran caos político en casi toda Hispanoamérica, para satisfacer sus ansias de poder. Las ideas de Bolívar fueron similares a las Napoleónicas. También las de Hitler, si apartamos el holocausto judío. Realmente las emancipaciones americanas fueron una enorme Guerra Civil, no una guerra entre diferentes países. Bolívar murió en diciembre de 1830 y Venezuela se había separado en mayo de ese año. Pero desde 1819 hasta su muerte fue presidente de la Gran Colombia

miércoles, 14 de agosto de 2019

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA (Y Parte 3)

Existen bastantes batallas que los ingleses no quieren recordar. Y por esas cosas de nuestra querida España, aquí tampoco las recordamos. Las derrotas sí que las recordamos, o nos las hacen recordar, en libros, películas y utilizando la proverbial candidez de nuestros gobernantes e instituciones. 

1.- Hubo una Guerra de las Armadas (1585-1604). La reina “Virgen” Isabel I termina derrotada y hundiendo a Inglaterra junto con su Contra Armada. Felipe II reina en España. De aquella guerra los episodios más reconocidos son la Gran Armada Española y la Contra-Armada Inglesa. Con un resultado pésimo en ambos casos. Sabemos de sobra que la Gran Armada Española fue vencida. La diferencia, la gran diferencia, fue que la Monarquía Hispánica (MMHH) se rehízo con rapidez del desastre pero Inglaterra se sumió en un pozo muy profundo del que tardó más de dos décadas en salir una vez finalizada la guerra. Ocurre que los acontecimientos en torno a la “Gran Armada”, sólo se entienden en el marco de la Guerra anglo-española de 1585 a 1604. Al sacarlos de contexto se deforma mucho la realidad, sería semejante a hablar de la Segunda Guerra Mundial y detenerse en la caída de Francia en 1940, sin mencionar otras importantes batallas como Midway, Stalingrado, o el desembarco de Normandía. Además, fue una guerra con un desenlace y tratado favorable a España. 
 2.- ISLA FLORES Fue una batalla difícil de olvidar para la pérfida Albión. Aquel día de 1.591 una flota los infames corsarios de su Graciosísima Majestad falló estrepitosamente en su habitual intento de saquear hasta la última moneda de oro que los navíos hispanos traían de América en sus bodegas. Felipe II hacía frente a una deuda nacional que era sufragada con las insuficientes monedas traídas desde América. España combatía por entonces contra la reina Isabel I, quien no dudaba en pagar a piratas Los ingleses se enteraron de una noticia: los españoles pensaban hacerse a la mar desde América con una gran partida de oro y joyas en dirección a España. Se pusieron manos a la obra para armar una flota. Dispusieron una veintena de navíos, varios de ellos piratas, cuyo mando fue otorgado al afamado oficial Thomas Howard, un viejo conocido por su participación en varios asaltos y batallas contra los españoles. Además, entre las filas se destacaba nada menos que el bucanero Richard Grenville, capitán del galeón inglés «Revenge» (el buque que, durante años, había navegado a las órdenes del cruel pirata Francis Drake). La Royal Navy se dispuso a viajar a las Azores. Lo que no sabían era que España, harta como estaba de la piratería, había dispuesto una flota de 55 barcos al mando de Alonso de Bazán para, de una vez por todas, escarmentar a los saqueadores. El 9 de septiembre, Bazán organizó el combate. A pesar de que el asalto no se produjo con toda la celeridad que Bazán pretendía, los ingleses no tuvieron los arrestos de plantar combate en mar abierto y, para asombro de los españoles, la mayoría de la flota de la Royal Navy inició la huida a toda vela. Pero la retirada fue demasiado deshonrosa para Grenville quien, desoyendo las órdenes, decidió mantener la posición y, junto a otros dos navíos ingleses más, plantar batalla a los españoles. Bazán ordenó a parte de sus fuerzas acabar con el "Revenge" mientras varios buques seguían en su huida a los ingleses. La contienda no fue muy extensa. A las pocas horas, los buques que escoltaban a Grenville habían abandonado sus posiciones y sólo el Revenge se enfrentaba valientemente a los navíos españoles Al anochecer, el buque insignia de Francis Drake, había caído en manos españolas. De 250 hombres que traía el navío quedaron 100, los más de ellos heridos. Por parte española fallecieron aproximadamente 100 soldados y marineros debido al hundimiento de varios buques durante la contienda. No obstante, aquel día España demostró a su Majestad Isabel I que no estaba dispuesta a sufrir más el pillaje de sus infames corsarios. Puede que las aguas europeas se hayan teñido multitud de veces con la sangre de los marineros españoles e ingleses. No obstante, la armada ibérica y la Royal Navy pueden presumir de haberse plantado cara a lo largo y ancho del mundo entero. Precisamente, uno de los lugares más recónditos en los que se encontraron fue en la bahía de Pensacola, cerca de la Florida. Allí, en un día de 1.781, la Infantería de Marina hispana desembarcó y expulsó del terreno a los defensores de la Pérfida Albión. Para saber por qué la armada de nuestro país viajó miles de kilómetros para derramar sangre inglesa hay que remontarse hasta finales del SXVIII, concretamente a 1.763, año en que Inglaterra venció a una coalición de países entre los que se encontraban Francia y España. Por entonces reinaba ya Carlos III que deseaba devolver la afrenta, y cuando llegaron las primeras noticias de que las Trece Colonias americanas habían iniciado un levantamiento contra los británicos. España dio comienzo a una abismal campaña de apoyo a los rebeldes, a los que equipó con armas, munición y uniformes. En la guerra de Independencia de los Estados Unidos, España intervino a favor de las colonias americanas contra los ingleses. España, aliada con Francia a través de los Pactos de Familia, vio la Revolución de las Trece Colonias como una oportunidad.

3.- La Guerra del Designio Occidental o ‘Western Design’ (1655-1660) El impulso de Oliver Cromwell. Felipe IV reina en España. El plan pasaba por quitar a España el Imperio que había construido en América para poder apropiarse de sus grandes riquezas y así poder luchar por la causa del luteranismo en el mundo. Para argumentar el ataque indecente echa mano del argumentario de un tal Guillermo de Orange. Es aquí donde los ingleses reviven la Leyenda Negra para poder justificar la guerra. Y es en Santa Cruz de Tenerife donde se consiguió la primera de sus tres cabezas de león (la de Robert Blake). Los enfrentamientos de Cromwell con la cúpula militar son continuos y la precaria situación económica en que se encuentra Inglaterra al no conseguir sus objetivos de guerra vuelven a llevar al país a un período de gran inestabilidad. Muere Cromwell. En abril de 1660 Carlos II es declarado rey de Inglaterra y entonces decide suspender las hostilidades contra España y tapar vergüenzas. Curiosamente si buscáis “Western Design” en Google no aparece ninguna información en la wiki inglesa. Sí en castellano, en alemán, en francés, pero no en inglés. Oliver Cromwell escribió en sus cartas y discursos: “Y el español no solo es nuestro enemigo accidentalmente, sino que también lo es de manera providencial, de modo que Dios, en su sabiduría, lo dispuso para que fuera cuando hicimos una brecha en la Nación española hace mucho tiempo ". 
4.- GUERRA DEL HEREDERO INGLÉS. (1625-1630). Felipe IV reina en España. En Inglaterra, Jacobo I. Su hijo Carlos pretende a la hija del Rey español. Pero fue rechazado. Jacobo muere y le sucede su hijo Carlos I, y ya tenemos la guerra. El episodio más relevante sucede en Cádiz, cuando los ingleses intentan atacarla. Una flota de más de 100 barcos, 15.000 soldados y marineros. Fue un costoso fracaso para Inglaterra. La mala gestión junto con los costos desorbitados y el pésimo resultado de la contienda con la dificultad de financiar tal escándalo, enfrentan seriamente al Parlamento con la Monarquía. 
5.- LA OREJA DE JENKINS (Cartagena de Indias). Un capitán español capturó una nave inglesa dedicada al contrabando en el mar Caribe. El capitán inglés, de apellido Jenkins, fue llevado ante el capitán español. Este le cortó la oreja, pero le perdonó la vida. Eso sí, le mandó un mensaje el rey de Inglaterra Jorge II, que decía básicamente que le hubiera cortado también la oreja al rey, si lo hubiese capturado también. Jenkins guardó su oreja en alcohol y volvió eventualmente a Inglaterra. Contó lo acontecido a todos, incluso a la prensa inglesa. El rey, cuando oyó de dicho incidente, montó en indignación. Y esto hizo que se le llamara “La batalla de la oreja de Jenkins” Las incendiarias proclamas de un parlamentario, decidieron dar un golpe decisivo, para lo que reunió una formidable flota de 186 buques, con 27600 hombres, armada con 2000 cañones, que salió desde Port Royal (Jamaica) y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe. Inglaterra estaba tan segura de su victoria que el rey inglés mandó acuñar monedas celebrando su triunfo, en las que se leía "La arrogancia española humillada por el almirante Vernon y los héroes británicos tomaron Cartagena” abril de 1741 En ellas aparecía Blas de Lezo representado de rodillas entregando su espada al almirante Vernon. La ciudad estaba defendida militarmente por el almirante vasco, marino con experiencia en batallar con los británicos y los piratas africanos, que disponía solamente de unos 3600 hombres y de una flota de seis buques solamente. El asedio y la batalla se ha contado infinidad de veces, porque el arrojo, la valentía y la inteligencia de Blas de Lezo fueron tan determinantes, tan grandes que ha quedado para la historia y los anales de las batallas casi imposibles de ganar. Pero se logró. Blas de Lezo, manco, cojo y tuerto, con sólo seis barcos y la décima parte de hombres, derrotó a la Armada de Vernon, que fue un desembarco solo superado en la historia por el de Normandía de la II Guerra Mundial. El fracaso de la Armada inglesa, se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II. La humillación de la derrota inglesa fue tal, que el rey Jorge II ordenó a los historiadores ingleses que no se escribiera nada de la derrota; y los historiadores ingleses son hegemónicos, lo que ellos no publican no existe. Y como los historiadores no escribieron nada sobre Cartagena de Indias, esta batalla fue injustamente ocultada para la historia. A pesar de su profundo descrédito, a Vernon a su muerte en 1757 se le decidió enterrar su cuerpo en la Abadía de Westminster, como si fuera un héroe más de los que allí reposan. Blas de Lezo corrió una suerte diferente. Blas quedó muy mal herido por los combates de Cartagena de Indias, murió cinco meses más tarde víctima de las heridas del combate. Y lo lamentable, nadie sabe dónde está enterrado. Sus restos quedaron en una fosa común, por lo que su cuerpo no pudo ser enterrado en las condiciones que merecía, Blas de Lezo murió en Cartagena en septiembre de 1741. Existe un monumento al Almirante inaugurado por el entonces rey de España Juan Carlos I, acompañado por el embajador de Colombia del 2014. También hay una fragata de la Armada Española con el nombre “Blas de Lezo”
6.- BATALLA POR LAS ISLAS CANARIAS. Las Canarias siempre fueron y botín deseado para los ingleses, piratas y corsarios por antonomasia, que sin “casus belis” aparente, aprovechaban cualquier ocasión para intentar con hacer con una de las islas, para, desde allí, someter al resto. Estoy también lo intentarían en Cuba, Puerto Rico y Cartagena de Indias. VA en la naturaleza británica, ansiosos por tener las posesiones españolas.  Es cierto que la flota inglesa venció a la española en el cabo de San Vicente y en las Antillas, con la consiguiente pérdida de la Isla Trinidad, pero a partir de la enconada defensa de San Juan de Puerto Rico, algo cambió y se puso toda la carne en el asador para contrarrestar el dominio británico de los mares. Carlos IV viendo el cariz de la situación encomendó al almirante Mazarredo la preparación de la flota. En Abril de 1797, el almirante Mazarredo acudió a Cádiz para llevar a cabo el cometido encargado por lo que rehabilitó la flota para defenderse de las acometidas británicas. El 4 de abril de 1797 Nelson intentó un desembarco en Rota pero fue repelido por la imponente línea de fuego, dispuesta por Mazarredo, así como por la versatilidad y rapidez de las lanchas cañoneras. Ante aquel frenazo, cambió de rumbo y se dirigió, junto con 4 navíos y 3 fragatas, a las Canarias con intensiones aviesas. La fortuna quiso que el velamen inglés fue divisado con antelación, entre el 21 y el 22 de julio, por lo que, a las órdenes del general D. Antonio Gutiérrez de Otero, las milicias Canarias (el pueblo llano) prepararon a conciencia la defensa de Santa Cruz de Tenerife. Apenas eran unos 1700 milicianos.  Nelson realizó dos intentos de desembarcar a su tropa y tomar por sorpresa fortalezas de defensa de la ciudad. Todo fu infructuoso por el denuedo y la fiereza de los defensores. Desesperado y decidido a tomar Tenerife, el 25 de julio de 1797, junto con 500 hombres y su segundo, Andrews, se embarcó en pequeñas lanchas para intentar tomar tierra. Bajo un terrible fue enemigo, lloviendo plomo y sufriendo una herida en el brazo izquierdo, aquellos 500 hombres consiguieron tomar tierra pero, amén de alguna que otra escaramuza, fueron acorralados como ratones. Al final pidieron parlamento, se rindieron con honores y Nelson había perdido el brazo izquierdo y la batalla. Tenerife había resistido. Nelson perdió la batalla de Tenerife, defendida valientemente por los milicianos y por el general D. Antonio Gutierrez. Y no solo perdió el combate sino, que debido a las heridas, perdió su brazo en el intento de tomar la ciudad. Los soldados de nuevo embarcados, los heridos graves atendidos en los hospitales de Tenerife y la deshora en sus rostros de los capitanes. Y sobre todo el juramento del almirante inglés de no poner jamás un pie en las Islas Canarias.
7.- Fernando Sánchez de Tovar, el héroe que hizo temblar Inglaterra.  Almirante Mayor de la Mar en 1374. Junto a galeras portuguesas, aliadas con Castilla por el Tratado de Santarem , Sánchez de Tovar se dirigió en esas fechas al Canal de La Mancha. Su plan consistió en una expedición contra la isla de Wight y otros lugares del sur de Inglaterra, así como en una operación conjunta con el almirante francés Jean de Vienne. 
La debilidad del Rey inglés era algo que franceses y castellanos pretendían seguir explotando durante mucho tiempo. En el verano de 1377, el Almirante de Castilla y el de Francia unieron sus escuadras. Empezando por Rye, Folkestone, Portsmouth, Dartmouth, Plymouth … todas ellas saqueadas sin que presentaran apenas resistencia. Poco después, las galeras franco castellanas arrasaron la isla de Wight, Hastings y Poole, mientras se sucedían las muertes de Eduardo III y del Príncipe Negro.
A principios de 1380, Fernando Sánchez de Tovar concentró en Sevilla 20 galeras para su plan más ambicioso. Franceses y castellanos a su mando se lanzaron ese verano hacia Londres. Tras incendiar la fortaleza de Winchelsea , las galeras entraron a golpe de remo en agosto por la punta de North Foreland hacia el canal del Rey. Una vez en el curso del Támesis avanzaron sin oposición para acabar desembarcando en Gravesend , sobre la ribera sur. Faltaban pocos kilómetros para avistar Londres, pero Sánchez de Tovar ya había logrado su objetivo de sembrar el pánico en la isla a base de incendios y asaltos.
Tras incendiar la fortaleza de Winchelsea, en agosto las galeras entraron a golpe de remo por la punta de North Foreland hacia el canal del Rey. Aquí abandonaron las luchas. Pordían haber tomado Londres sin problemas. 

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...