sábado, 23 de enero de 2021

78- SIGLO XVII (14)

La batalla de Lepanto n 1571 fue una matanza terrible, sin precedentes, pero sirvió para demostrar que el esfuerzo conjunto de las naciones cristianas podía frenar el avance del Imperio Otomano. Entre 25.000 y 30.000 otomanos murieron en la batalla. A pesar de la gran derrota, el Imperio Otomano volvería a planta batalla tan sólo tres años más tarde, cuando consiguió conquistar Túnez a los españoles. A su vez, en 1574, Venecia firmó en secreto la paz con el sultán, rompiendo la Santa Liga y traicionando a España y al Papa. De esta forma, y aunque el pacto le ofrecía ventajas comerciales, también obligaba a esta república a pagar un tributo a Estambul y renunciar a Chipre. 


La paz era humillante para Venecia, pero, al fin y al cabo, era una república de mercaderes y prefería garantizar la seguridad de sus intercambios comerciales con Oriente antes que seguir aventurándose en inciertas campañas militares. Así pues, España volvía a estar sola en su lucha contra el expansionismo otomano.  España se rearmaba con rapidez. Lo demuestra el hecho de que en solo diez años entre 1560 y 1570  multiplicó por cinco el número de sus galeras.  Los turcos también se preparaban para la guerra, era una carrera de armamentos desconocida en Europa.

La derrota para el imperio Otomano supuso el final de su expansión hacia Occidente, su freno en Europa, donde llegó hasta Viena, de donde saldrá derrotado un siglo más tarde. Cambió de teatro al Indico, donde hizo sufrir de los lindo a los portugueses, lo que contribuirá a la unión de los reinos peninsulares.

No obstante, lo que no sabían todos aquellos soldados es que no sólo habían aplastado a la gran flota otomana que amenazaba el Mediterráneo, sino que también se habían ganado, a base de cañonazo y mandoble, un hueco en los libros de historia. El propio Felipe II señaló que había arriesgado demasiado. De haber perdido, Europa no sería después lo que ha sido.

El emperador Carlos V había cedido a Felipe el ducado de Borgoña y por tanto, los diecisiete territorios de los Países Bajos. Era una zona económicamente fuerte, de modo que los impuestos nuevos, la defensa de sus privilegios y la difusión del calvinismo crearon un foco de resistencia que condujo a la rebelión general en la zona contra la política española. En 1568, comenzó la rebelión en los Países Bajos, que daría lugar a la Guerra de los Ochenta Años. Los católicos formaron la “Unión de Arras” y los protestantes constituyeron la “Unión de Utrecht” es decir, Holanda, Zelanda, Utrecht, Brabante y Flandes. Años después, en 1581 los protestantes anularon en los Estados Generales su vinculación con el Rey de España Felipe II mediante el Acta de abjuración, y eligieron soberano a Francisco de Anjou. Felipe II no renunció a esos territorios, y Alejandro Farnesio, gobernador de los Países Bajos por España inició la contraofensiva y recuperó gran parte del territorio, pero parte de ellos se volvieron a perder tras la campaña de Mauricio de Nassau.

La pérdida de Flandes se vio compensada por la unidad de la península Ibérica. En agosto de 1578 se produce la muerte en Marruecos del Rey Sebastián I de Portugal.

Por los derechos heredados de su madre, Felipe II era el más legitimado para sucederle. Pero debió plantar batalla para ello con don Antonio, nieto ilegítimo del rey Manuel el Afortunado. Mientras un cardenal de la casa Avis había sido nombrado rey, don Enrique. Éste proclamó sucesor a Felipe si bien los representantes del pueblo querían a un rey portugués. A la muerte de Enrique nuestro Felipe comenzó a usar el título de rey de Portugal desoyendo a todos que le pedían paciencia. No obstante, aquel don Antonio también se hizo proclamar rey y marchó a Lisboa, de donde tuvo que huir cuando el ejército español enviado por Felipe, al mando del duque de Alba tomó la capital. En diciembre de 1580 Felipe entró en Portugal  y en 1581 las Cortes portuguesas le reconocieron como rey. Se garantizaba la independencia del reino, y sus colonias y la continuidad de sus instituciones, el sistema judicial y monetario. Se inició así la unión peninsular que duró hasta 1640, pero que siempre fue frágil.

En las clases altas de Portugal y España había vínculos familiares abundantes y personajes de la cultura que ejercían en uno u otro país. Pero las clases populares y el bajo clero portugués mantuvieron siempre una actitud contraria a los españoles. Y Castilla y aún más el resto de España en general ignoraron a su vez a Portugal.

En los dominios europeos que había heredado fueron un dardo envenenado. Los Países Bajos, el Franco Condado (Borgoña) y Luxemburgo fueron causas de continuas guerras y culpables de buena parte de la decadencia posterior. Felipe representaba el absolutismo político y la defensa a ultranza de la religión cristiano-romana, y siendo esas zonas muy prósperas, que contaban con una buena organización civil de buen nivel cultural, con las reformas iniciadas por su padre, el emperador Carlos V, veían en Felipe una amenaza ya que se había erigido en defensor de la Contrarreforma, mientras que allí eran proclives a la Reforma Protestante. El interés político europeo se centraba en esa zona por su poder comercial y económico, con lo cual la oposición a Felipe estaba servida.

DUQUE DE ALBA

Ya hemos hablado en el capítulo anterior de la llegada del Duque de Alba a Flandes con resultado negativo. Represión del duque y resistencia de los flamencos. Entra en escena Guillermo de Orange.

La Guerra de los Ochenta Años, enfrentó a las Diecisiete Provincias de los Países Bajos contra Felipe II. Realmente comenzó en 1568 cuando la gobernación estaba en manos de Margarita de Parma su hija ilegítima. Se ganó la enemistad de Guillermo de Orange.  Los tercios se vieron obligados a largas jornadas de asedio. Un ejército preparado para el encuentro frente a frente, suponía un enorme gasto de hombres y dinero para la Corona Española, y que no daba los frutos deseados.

El 12 de septiembre de 1580 y en Lisboa, Felipe II es proclamado Rey de Portugal con el nombre de Felipe I. Por lo tanto toda la península ibérica era española. Se desplazará a Lisboa entre 1581 y 1583, después de lo cual nombra regente del país a su sobrino el Cardenal Archiduque Alberto de Habsburgo. Igual que ocurre con Nápoles, Felipe será rey de Portugal hasta el mismo día de su muerte.  Felipe II, tras ser coronado rey de Portugal, en plena guerra de los 80 años, tenía bajo su poder uno de los imperios más grandes de la historia

Pero por muchos kilómetros de distancia que estuvieran algunas posesiones, ninguna le dio los quebraderos de cabeza que este pequeño rincón de Europa, Flandes.  Felipe representaba el absolutismo político y la defensa a ultranza de la religión cristiano-romana, y siendo esas zonas muy prósperas, que contaban con una buena organización civil de buen nivel cultural, con las reformas iniciadas por su padre, el emperador Carlos V, veían en Felipe una amenaza ya que se había erigido en defensor de la Contrarreforma, mientras que allí eran proclives a la Reforma Protestante.

viernes, 22 de enero de 2021

81.- ESPAÑA SIGLO XVII (17)

 En la pretendida invasión a Inglaterra con la Gran Armada, el resultado del único enfrentamiento directo fue el de un solo barco español hundido. Los pequeños arañazos alcanzados por los ingleses fueron transformando los barcos en ruinas flotantes por las tempestades y la defectuosa cartografía portada por los españoles. Esto es la gran victoria por la que brindan: que los españoles tuvieran que dar media vuelta debido al temporal y a la imposibilidad de combate. Y es que más que una victoria Inglesa fue un cúmulo de desastrosos contratiempos que bien resumió Felipe II en su célebre frase: “Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos”. Pero en la pérfida Albión, no hubo festejos, sino las epidemias y la hambruna que habían poblado la costa, exhaustas por el estéril sobresfuerzo. En 1589 Inglaterra llevó a cabo una expedición militar para destruir los barcos españoles que estaban siendo reparados en La Coruña, Santander y San Sebastián, así como para iniciar una insurrección antiespañola en Lisboa. Es en esta batalla donde se distinguió la que hoy en día sigue siendo considerada heroína popular en la ciudad de La Coruña: María Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como María Pita. La leyenda cuenta que muerto su marido en los combates, cuando un alférez inglés arengaba a sus tropas al pie de las murallas, doña María se fue sobre él con una pica y lo atravesó, arrebatándole además el estandarte, lo que provocó el derrumbe definitivo de la moral de los atacantes. Otra mujer que aparece en las crónicas de la época por su distinción en los combates fue Inés de Ben. María Pita fue nombrada por Felipe II Alférez Perpetuo, y el capitán Juan Varela fue premiado por su actuación al mando de las tropas y milicias coruñesas.

ESTATUA DE MARÍA PITA EN LA CORUÑA

Esta expedición fue conocida como Contra armada y fracasó en sus objetivos. La Contra armada inglesa, desplegó unas 160 naves de varios tipos y perdió 40 navíos entre hundimientos y capturas causando fuertes pérdidas en las arcas inglesas. A la vez permitió la reconstrucción de la flota española. Ayudados por corsarios, los ingleses continuaron con sus robos en alta mar. Pero un sistema de escolta frustró los ataques. Expediciones de piratas como Martin Frobisher y John Hawkins fueron derrotadas. El navío “Revenge” uno de los más importantes de su marina fue apresado cerca de las Azores en la Batalla de Flores (1591), cuando una flota inglesa pretendía capturar la Flota de Indias. En 1592 Pedro de Zubiaur vencía a un convoy inglés de 40 buques incendiando la nave capitana y capturando otros tres barcos. En 1593 en la batalla de Blaye derrotaba a una pequeña flota de seis buques ingleses hundiendo sus dos unidades principales. Entre 1595 y 1596, Drake y Hawkins murieron en las derrotas sufridas por los enfrentamientos de una expedición inglesa contra los asentamientos españoles en el Caribe, primero en Las Palmas de Gran Canaria y luego en diferentes localizaciones caribeñas. Entre 1595 y 1596, realizaron Drake y Hawkins, una expedición en el caribe contra las posesiones españolas. Fueron detenidos y vencidos en Las Palmas de Gran Canaria y luego en otros enfrentamientos frente a fuerzas españolas muy inferiores en número, sufriendo los ingleses grandes pérdidas, incluyendo la muerte de ambos marinos.  En 1595, cuatro barcos españoles comandados por Carlos de Amésquita desembarcaron en Cornualles, al oeste de Inglaterra. También huyeron sin problemas de una flota enviada para destruirlos. En julio de 1596, una expedición anglo-holandesa dirigida por el Robert Devereux, II conde de Essex saqueó Cádiz, destruyendo la flota española fondeada en la bahía. Esta armada fue reorganizada y los ingleses no pudieron atacarla por otra tormenta en las costas gallegas.

ROBERT DEVEREUX CONDE DE ESSEX

Entre junio y agosto de 1597, la flota inglesa organizó la expedición Essex-Raleigh a Ferrol y las Azores, donde no consiguió imponerse a la flota española de regreso de las Indias.  Una nueva expedición española contra Inglaterra en octubre del mismo año fue desbaratada por un temporal en el canal de la Mancha.

Muere Felipe II en 1598 y su hijo Felipe III de España proseguiría la guerra contra Inglaterra. En mayo de 1600 se iniciaron conversaciones de paz en Boulogne-sur-Mer, que no dieron resultado  Aprendida  la lección de la forma de combatir de los ingleses, la mejora en la escolta de las flotas procedentes de América y la rápida recuperación ente las pérdidas militares, muertos la reina inglesa y los corsarios Drake y Hawkins, se debilitó la decisión inglesa y el sucesor Jacobo I firmó un tratado de paz en Londres, posiblemente favorable a Felipe III, en 1604.

El llamado desastre de la Gran Armada ni fue tan grave, ni fue mayor que el que sufrió la Armada Inglesa en aguas peninsulares. Es más, el desastre padecido por ellos fue muy superior al nuestro.

Ocurre que los acontecimientos en torno a la “Gran y Felicísima Armada”, que ese es su verdadero nombre, sólo se entienden en el marco de la Guerra Anglo -Española. Al sacarlos de contexto se deforma mucho la realidad. Además, fue una guerra con un desenlace y tratado favorable a España.

jueves, 21 de enero de 2021

80.- ESPAÑA SIGLO XVII (16)

Desde junio de 1579 Francis Drake dio problemas serios a España. Desembarcó en California. Fundó un puerto, reclamó el territorio en nombre de la corona inglesa y le dio el nombre de Nueva Albión.  De regreso a Inglaterra fue recibido con honores, aclamado como el primer inglés en cruzar el estrecho de Magallanes y en dar la vuelta al mundo, tras los españoles Juan Sebastián Elcano, que casi sesenta años antes había logrado la hazaña iniciada junto a Magallanes, y Andrés de Urdaneta.  Fue armado caballero por Isabel I de Inglaterra en recompensa por sus servicios a la Corona inglesa. Recibió el título de sir.

ESTATUA DE FRANCIS DRAKE EN INGLATERRA

En 1585, como consecuencia de los constantes ataques de los corsarios ingleses a la flota española y del apoyo inglés a las Provincias Unidas de los Países Bajos, que en aquella época estaba enfrentada a España en la guerra de los Ochenta Años, se desataron las hostilidades entre Inglaterra y España, lo que dio comienzo la guerra anglo-española.

En 1585 es cuando comienza la guerra. Drake zarpó de Plymouth al mando de una flota. Al alcanzar la costa oeste de Galicia, saquea las islas de Bayona y bloquea la villa de Vigo. Los vigueses acudieron a la defensa y obligaron a que huyeran abandonando su botín.  Rumbo de las Indias, desvalijó varias carabelas en La Palma y El Hierro de las Canarias y las islas de Cabo Verde. Atacaron la isla La Española y luego Cartagena de Indias. La flota de Drake llegó a Portsmouth. En 1587 dirigió una campaña contra la flota que Felipe II estaba preparando para invadir Inglaterra. En una expedición sin precedentes, la flota de Drake atacó y saqueó Cádiz, destruyendo más de 30 barcos destinados a la Armada Invencible. El éxito rotundo de la expedición de Drake retrasó un año más los planes españoles. El famoso corsario, comerciante de esclavos, luego político y almirante Inglés al servicio de Isabel I de Inglaterra, hizo que a Felipe II se le hincharon las narices, supo de la ejecución de María Estuardo, una reina católica, ordenada por Isabel de Inglaterra, este hecho decidió al monarca español  a intervenir en Inglaterra. Además Felipe quería acabar con la piratería inglesa y sus constantes incursiones en las posesiones hispánicas. Por lo tanto, y al tratarse de una isla de poco menos de 3.000.000 de habitantes, de los cuales menos de un cuarto se encargaban de su protección, una fuerza militar anticuada y falta de experiencia, Felipe II estimó que un pequeño contingente sería suficiente para someter en pocas semanas todo el país.  Lo que en un primer momento hubo fue  terror ante la reacción del monarca más poderoso de su era, Felipe II y pánico después ante la cercanía de la mayor flota, en esfuerzos, que ninguna nación ha conseguido nunca reunir, y, finalmente, estupor ante la posibilidad de un contraataque.  Felipe II ya desde inicios de 1586, Felipe II ha encargado a su Almirante D. Álvaro de Bazán, la elaboración de un plan para la “empresa de Inglaterra” que rondaba por su cabeza pero que se atrasaba por diversos motivos.  El plan realizado por D. Álvaro era desmesurado. Más de 700 naves de todos los tamaños y unos 100.000 hombres, la mitad de infantería.

GALEÓN DE MEDINA-SIDONIA

Felipe II optó, sin embargo, por un nuevo plan en cuya realización intervinieron, además de Álvaro de Bazán, Alejandro Farnesio, Zúñiga, Juan del Águila, pero las discusiones ocasionaron demora y mermaron cualquier ataque por sorpresa a Inglaterra. Por fin, según el plan definitivo, el asalto a Inglaterra sería llevado a cabo por los tercios viejos afincados en Flandes de Alejandro Farnesio, con el Duque de Parma, sobrino suyo y que contaba sus campañas militares por victorias.

Así pues, D. Álvaro de Bazán únicamente se dirigiría con una flota desde Lisboa (Portugal era de soberanía española desde 1580) hasta los Países Bajos, siendo esta flota un instrumento de apoyo, transporte y capacidad defensiva capaz de ayudar a trasladar a los tercios de manera segura en el trecho de los escasos kilómetros que separan las costas de Flandes de Inglaterra. Pero Álvaro de Bazán murió poco después en Lisboa en febrero de 1588, en plenos preparativos de la empresa de Inglaterra. La Armada Invencible necesitaba un nuevo almirante y el elegido por Felipe II fue Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia y noble del más alto rango, que sin embargo, no tenía conocimientos en la navegación e incluso se mareaba al hacerlo.

Se ha culpado al Duque de Medina Sidonia del fracaso, se le ha tratado poco menos como a un inepto. Drake siguió a lo suyo, en 1587 atacó la flota amarrada en Cádiz, que resistió y fracasó el corsario gracias a Medina Sidonia. No obstante luego atacó la flota de Álvaro de Bazán en Lisboa. En fin, que entre unos y otros ataques consiguió destruir más de 100 barcos españoles. Esto retrasaba los planes de Felipe. Pero por fin el 22 de julio de 1588, viernes, zarpa de La Coruña, con buen tiempo, la Gran Armada con sus 127 naves agrupadas en 10 escuadras y una flotilla de avituallamiento de 10 carabelas y 7 falúas.

GALEONES ESPAÑOLES EN LA TEMPESTAD

Al llegar al Golfo de Vizcaya las fuertes tormentas y el estado de la mar provocaron la pérdida en solo 6 días de 40 barcos, y se separaron de su alineación. Ya habían sido avistados por los ingleses que dieron la voz de alarma. La flota inglesa estaba atracada en puerto ya que no podía hacerse a la mar. Los españoles repararon en esto y se avisó a Medina Sidonia para realizar el ataque en el puerto de Plymounth. Pero el comandante había recibido órdenes de no atacar  a los ingleses y juntarse con las tropas de Flandes.  Aunque envió varios mensajes el duque de Parma, al frente del ejército de Flandes, escribió por fin diciendo que aún no había embarcado. La Gran Armada se refugió a la espera y fue atacada por la noche y dispersado algunos barcos.   Hasta la altura del Canal de la Mancha no se efectuó el único gran combate de toda la campaña, por llamarlo de algún modo, pues Francis Drake no tuvo más ocurrencia que prender fuego a sus barcos y estamparlos contra la armada (los llamados brulotes) causando ciertos estragos. Bien, el resultado del único enfrentamiento directo fue el de un solo barco español hundido.

Temerosos de iniciar un prolongado enfrentamiento, la armada inglesa se batió en retirada hacia su isla para preparar el reabastecimiento y esperar el milagro; sin embargo la flota española, exhausta, con sus objetivos demasiado desdibujados, incapaces de llegar a ningún puerto aliado y con numerosas pequeñas averías se vería obligada a rodear la isla británica. Las condiciones fueron horribles. Los pequeños arañazos alcanzados por los ingleses fueron transformando los barcos en ruinas flotantes por las tempestades y la defectuosa cartografía portada por los españoles.

Esto es la gran victoria por la que brindan: que los españoles tuvieran que dar media vuelta debido al temporal y a la imposibilidad de combate. Y es que más que una victoria Inglesa fue un cúmulo de desastrosos contratiempos que bien resumió Felipe II en su célebre frase: “Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos”. Pero en la pérfida Albión, no hubo festejos, sino las epidemias y la hambruna que habían poblado la costa, exhaustas por el estéril sobresfuerzo

miércoles, 20 de enero de 2021

79.- ESPAÑA SIGLO XVII (15)

A finales del siglo XVII, Felipe II, tras ser coronado rey de Portugal, en plena guerra de los 80 años, tenía bajo su poder uno de los imperios más grandes de la historia. En aquellos momentos sus posesiones reales ocupaban parte de los cuatro continentes conocidos, Asía, América, África y por supuesto Europa. Es evidente que en tan amplios territorios los conflictos se sucedían los unos a los otros, y por mucho que quisiera, era imposible acudir a sofocarlos todos. Pero por muchos kilómetros de distancia que estuvieran algunas posesiones, ninguna le dio los quebraderos de cabeza que este pequeño rincón de Europa.

EL CAMINO ESPAÑOL -

Partieron desde Milán, y cruzaron toda Europa para abrir el denominado “camino español”, por territorios propios de Saboya y el Franco Condado. Al mando el Duque de Alba, que no le templó el pulso a su llegada a Flandes; con ejecuciones de la nobleza tras la instauración del Tribunal de Tumultos, que ostentaba la facultad de juzgar los delitos en contra de la Corona Española. Un error que se pagará caro, al crear un sentimiento de rechazo, aún mayor que el anterior. La guerra estaba servida. Ante la gran represión ejercida por el gobierno del Duque de Alba (1567-1574) los flamencos se comienzan a organizar: dos hermanos se convertirán en los líderes de la resistencia; Guillermo de Orange obligado en primera estancia a emigrar a Alemania, donde comenzará el reclutamiento, y Luis de Nassau, este último con importantes contactos entre los hugonotes franceses, que interrumpirán el comercio y la llegada de tropas a la zona de La Rochelle. Si el sur marítimo era controlado por los hugonotes aliados con los flamencos, en el norte se harán fuertes los denominados “mendigos del mar”, piratas que se dedicarán a sabotear la llegada de navíos españoles, estos últimos tomarán el puerto Brielle (Zelanda), como punto de inicio de la conquista terrestre.

PIRATAS EN EL CARIBE ESPAÑOL-

Por tierra tampoco eran fáciles las cosas, el suelo de Flandes es plano y lleno de ríos por doquier, además existían gran cantidad de fortalezas que habían caído en manos de los rebeldes. Los tercios se vieron obligados a largas jornadas de asedio, que debilitaban la salud en aquellas tierras pantanosas. Un ejército preparado para el encuentro frente a frente, que suponía un enorme gasto de hombres y dinero para la Corona Española, y que no daba los frutos deseados.

Ante los nulos avances, Felipe II decide el cambio de dirección. Destituye al Duque de Alba y pone en su puesto a Luis de Requesens (1574-1576), con un talante más negociador. Pero de igual resultado, los rebeldes del norte siguen conquistando puertos, el nuevo gobernador se ve imposibilitado para controlar las tropas españolas, que, sin cobrar, tras la bancarrota española de 1575, saquean la ciudad de Amberes produciendo una gran cantidad de muertos. Una de las proposiciones de Luis de Requesens hizo temblar a Felipe II, ante la imposibilidad de controlar a los “mendigos del mar” insta a bombardear los diques de contención del Atlántico, para inundar todo el norte de Flandes, Felipe II se negó. Tras la muerte de Luis de Requesens y los infructuosos intentos de paz de su sustituto Juan de Austria, en 1579 llegó al puesto de gobernador Alejandro de Farnesio. Un gran diplomático que consiguió la sumisión de algunas de las provincias del sur de mayoría católica, para firmar la Unión de Arras. La respuesta no se hizo esperar, solo tres semanas después nacía la Unión de Utrecht, embrión de la actual Holanda, sobre todo después de la Acta de Abjuración de 1581, por el cual estas siete provincias del norte, de mayoría protestante, rompían definitivamente con el reino de Felipe II. Aunque tardará muchos años en ser reconocido por España, las Provincias Unidas, o Holanda, como prefiramos, comienza a funcionar como país independiente.

ESTATUA ITALIANA DE ALEJANDRO FARNESIO

Alejandro Farnesio también destacó en el campo militar, a mando de los tercios de Flandes, fue conquistando el resto de ciudades del sur; Gante, Brujas, Bruselas y finalmente Amberes después de un larguísimo asedio. También hizo grandes progresos entre las ciudades del recién emancipado norte, es decir, sobre los territorios holandeses; conquistando Eindhoven, Breda o Nimega. Pero para la conquista total era necesario el control del mar, y este estaba en manos holandesas e inglesas, estas últimas, dispuestas a intervenir para proteger a su nuevo socio, y de paso castigar a su gran rival en el mundo colonial, España.  Mientras los piratas ingleses, al mando de Drake castigaban los puertos españoles, Felipe II preparaba su Gran Armada para reconquistar el Canal de la Mancha.

Como es conocido Felipe II no consiguió su propósito, ni controló el mar, ni llegó a las costas inglesas. Por si faltaba algo, Alejandro Farnesio murió en 1595, posiblemente sin otros frentes abiertos este general hubiese acabado sometiendo a los Países Bajos. Evidentemente no fue así, a finales de siglo XVI España tenía tres poderosos rivales, Francia, Inglaterra y la nueva Holanda.

ESTATUA DE FELIPE II ORANTE, JUANTO A DOS ESPOSAS Y SU HIJO CARLOS 

Antes de morir Felipe II, en el mes de septiembre de 1598, solo había acordado la Paz de Vervins en mayo de 1598 con Francia. El tratado sirvió para confirmar las cláusulas del tratado de Cateau-Cambrésis.

LA UNIVERSIDAD LABORAL DE GIJÓN

Las Universidades Laborales fueron una instituciones de enseñanza orientadas a los hijos de los obreros y trabajadores que nacieron a partir...