martes, 21 de junio de 2022

LOS TERCIOS Y EL CAMINO ESPAÑOL

Los Tercios estaban formados no solo por soldados españoles, sino también reclutados en diversas partes de Europa (alemanes, italianos, valones, borgoñones, flamencos, ingleses, irlandeses...). Los españoles, aunque solo representaban entre un 30 y un 50% del total de los efectivos, estaban considerados el núcleo combatiente selecto que daba solidez al conjunto y aportaba la gran mayoría de los mandos. Ellos constituían la fuerza esencial que hacía del tercio el soporte seguro y siempre fiel de los intereses hispanos. Son famosos por su extrema valentía y arrojo, una fe inquebrantable y preferir morir antes que rendirse. Pero para llegar al centro de Europa, donde se disputaban las batallas en cuestión, era necesario un camino seguro.
El llamado “Camino Español” fue ideado en 1563 por el cardenal Granvela cuando Felipe II todavía pensaba visitar los Países Bajos. Ofrecía la ventaja de que se extendía por territorios propio o aliados.  Fue utilizada la primera vez en 1567 por el duque de Alba para convertirse en el nuevo gobernador de los Países Bajos, y el último ejército que recorrió el Camino Español original lo hizo en 1620.
La geografía del camino era un serio problema, pero no el único. También había que prever cómo alimentar y alojar cada día a un cuerpo de varios miles de hombres. En un primer momento esto se resolvió mediante el establecimiento de almacenes en los principales puntos de concentración de tropas, pero asumir un coste permanente para un viaje que se realizaba una vez al año como mucho era económicamente inviable, y aun así era obligado recurrir a menudo a la requisa por la fuerza de comida y otros recursos en las poblaciones de paso, forzando a los habitantes a alojar a la tropa, un procedimiento común en las guerras europeas del momento que si no acarreaba altercados, dejaba arrasados territorios propios o de los aliados. En 1551, se creó en Saboya el llamado sistema de etapas. En aquellos mercados locales por donde se preveía que iban a confluir las tropas en un momento dado, se contrataba el suministro de alimentos con antelación. Así, cuando llegaban los soldados, la comida y el alojamiento ya estaban preparados. Luego todo desaparecía cuando los soldados se iban y el mercado seguía funcionando. Esto no solo evitaba empobrecer la región, sino que la enriquecía, y además mejoraba el mantenimiento de los ejércitos.
 Para la década de 1620 el estallido de la Guerra de los Treinta Años pondría a prueba la estabilidad del corredor militar. Francia se había dedicado a envenenar las relaciones entre España y los cantones suizos logrando interrumpir el flujo de soldados en repetidas ocasiones. Se daba en esta zona un inoportuno choque de intereses, ya no es solo que amenazar el Camino Español fuese una estrategia más para debilitar el poder de los Habsburgo, es que Francia misma tenía su propio Camino Francés que atravesaba el sur de Alemania.
Los tercios de españoles e italianos encontraron otra forma de llegar hasta Flandes, nada menos que a través del canal de la Mancha. La nueva paz con Inglaterra garantizaba la seguridad de los navíos españoles que circulasen por el Mar del  Norte. Pero los holandeses no tenían razones para mostrarse tan amigables. En 1.639 tiene lugar la batalla de las Dunas, en la que una flota comercial inglesa que transportaba tropas españolas se encontró de lleno con los buques de guerra del almirante holandés Troomp. Los marinos ingleses se negaron a combatir contra quienes en definitiva eran aliados suyos, resultando en la captura de un millar de españoles. La ficticia seguridad que el canal de la Mancha ofrecía quedaba ahora en evidencia y España hubo de limitarse a reclutar a su soldadesca en tierra hasta el colapso final en 1.648.
Unos años antes, Francia que había entrado en la Guerra de los 30 años de parte de los protestantes, aun siendo un país católico, porque veía el poder del Sacro Imperio y el de España. En 1635 declaró la Guerra a España y la situación de Cataluña era clave dado su posición fronteriza. Dejando a un lado las batallas habidas, recordamos que quiso invadir España por Navarra, y Francia fue derrotada en Fuenterrabía. Los catalanes no quisieron acudir a esa asedio francés. Después de su derrota, casi habían cortado el camino a Flandes, que usaban los Tercios para abastecerse. De ahí viene lo difícil que es poner una pica en Flandes. Se pensó abrir un segundo frente en los Pirineos, que permitiría un rápido abastecimiento a las tropas. Este frente se abriría en Cataluña, lo que posibilitaría una aportación del Principado. La presencia del ejército no era agradable para las poblaciones fronterizas. El pueblo despreciaba al ejército, los nobles no querían aportar y la situación económica que era grave, influía negativamente para que Cataluña, al igual que el resto de España, entrara en guerra. Los ecos de la protesta llegaron a Barcelona y en mayo de 1640, campesinos gerundenses atacaron a los tercios que acogían. A finales de ese mismo mes, los campesinos llegaban a Barcelona, y a ellos se unieron los segadores en junio que se dirigían a su manifestación. En Cataluña, “El Corpus de Sangre” fue una rebelión en Barcelona, del 7 de junio de 1640 por un numeroso grupo de segadores, con la connivencia de una buena parte de la población local. Un pequeño incidente entre un grupo de segadores y algunos soldados castellanos, en el cual un segador quedó malherido, precipitó la revuelta. Pero esto es otra historia. 

El campo de batalla entre Francia y España que era Cataluña, los catalanes querían evitar al comienzo de la guerra y por no querer costear algo su defensa en favor de España, ahora lo hacían en favor de Francia, para colmo cediendo parcialmente su administración a un extranjero. Francia además quería atacar Aragón y Valencia.
Un llamamiento general de Olivares y de Felipe IV en 1643 a  todos  los estamentos para la formación de un ejército de unidad, grande pero irregular, acabó en derrota en el intento de la toma de Lérida, incrementada en su repliegue anárquico hacia Zaragoza. Este fue el punto final de la carrera del duque de Olivares. El fracaso de su política centralista en un conglomerado de regiones poco dispuestas a ceder autonomía. Olivares se retiró y murió dos años después abatido e ignorado por todos.
Para colmo todavía pudo ver como los mejores Tercios que le quedaban a España, el 19 de Mayo de 1643, eran derrotados los Tercios en Rocroi , de lo que tanto se ha hablado. Pero la derrota no fue tan abrumadora como la propaganda francesa ha hecho creer, ya que los tercios recuperaron Rocroi y siguieron combatiendo en Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII.
 Sin embargo seis meses después el 25 de Noviembre del mismo año 1643 los franceses fueron derrotados y tuvieron su propio Rocroi en Tuttlingen, batalla de la que nadie habla
Además un año antes de esta batalla, el 26 de mayo de 1642, prácticamente las mismas tropas que se enviaron a Rocroi habían derrotado al ejército francés en la Batalla de Honnecourt, de la que tampoco se habla.
 Y tampoco se habla de la casi desaparición del Camino de los Tercios Españoles, y el porqué de su desaparición, que era por el que se abastecía a los Tercios, que es la consecuencia de varios problemas de logística y desabastecimiento.
“No se puede dudar, escribía el cardenal Richelieu a Luis XIII,  de que los españoles aspiran al dominio universal, y que los únicos obstáculos que hasta el presente han encontrado son la distancia entre sus dominios y su escasez de hombres”.
Según el historiador británico Geoffrey Parker, la ruina de España y de sus tercios radicó en no saber adaptarse a los cambios sociales, políticos y religiosos que se estaban produciendo en Europa. Una rigidez que para muchos explica el hundimiento de la política de los Austrias. La idea de un imperio multinacional y católico dejó paso a la fragmentación nacional y religiosa que todavía perdura en Europa.
Al factor demográfico, con la despoblación de gran parte de España, se añade la menguante economía y la escasez de dinero. El tercio era una tropa profesional muy cara.
Otro factor del declive militar español viene dado por la deficiente organización administrativa, política y fiscal de los diferentes reinos y territorios que componían la monarquía hispana. Falló la excesiva descentralización, contraria a la tendencia general unificadora, tanto en política como en recursos, de las potencias europeas del momento. En última instancia, la derrota militar de España y sus tercios es consecuencia del fracaso político y el deterioro del Estado.
Los tercios, como la maquinaria imperial, se van oxidando hasta que, a partir de la guerra de Sucesión, con la llegada al trono español de los Borbones, se produce la reorganización de las fuerzas terrestres. Serán sustituidos por regimientos al mando de coroneles, según los modelos francés y alemán.
Felipe V no mostró ninguna querencia por ellos, los cortesanos y militares a su servicio la tuvieron aún menos, buscando un sitio en el nuevo orden que nacía. Por tanto, es fácil entender que en un abrir y cerrar de ojos los servicios prestados por los Tercios a la Casa de Austria , criticada sin cesar por la nueva dinastía y sus partidarios para legitimar con mayor vehemencia su instauración en el trono de la Monarquía,  cayeran en el más terrible de los castigos de la Historia, el olvido.
En definitiva, la complejidad del gran reto político y militar que fue mantener abierto el Camino Español bien pudo ser el origen del dicho castellano «poner una pica en Flandes», es decir, conseguir algo extremadamente difícil.

martes, 14 de junio de 2022

EL LEJANO OESTE AMERICANO

 “Si no hubiera existido España hace cuatrocientos años, no existirían hoy los Estados Unidos…Porque creo que todo joven sajón-americano ama la justicia y admira el heroísmo. La razón de que no hayamos hecho justicia a los exploradores españoles es sencillamente porque hemos sido mal informados. Su historia no tiene paralelo… Amamos la valentía, y la exploración de las Américas por los españoles fue la más grande, la más larga y la más maravillosa serie de proezas que registra la Historia…”
Charles Fletcher Lummis. (Periodista, historiador y pionero americano)


ACCIÓN DE GRACIAS

Entre los siglos XVI y XIX la corona española gobernaba en casi todo el continente americano. Y pese a lo prolongado de ese dominio, la presencia española en los actuales Estados Unidos y Canadá ha caído en un extraño y lamentable olvido, especialmente entre los propios españoles.
Los territorios españoles comprendían más de la mitad del actual Estados Unidos. Los actuales estados norteamericanos de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma, Luisiana, Florida, Alabama, Misisipi y Alaska eran posesiones españolas que formaban parte del Virreinato de Nueva España.
Lo que llamamos “salvaje oeste” fueron incorporados a los Estados Unidos después de la guerra mexicano-estadounidense en 1847. Antes de esto, conformaron parte de la república federal de Méjico desde su independencia con respecto a España en 1821. Por lo tanto, los territorios que recrearon el oeste americano no son otros que aquellos dominados por los colonizadores españoles durante casi trescientos años. Muchas de las escenas de películas de colonos y vaqueros que ocurren entre mediados del siglo XIX y el término de la Guerra de la Secesión, esos territorios eran España o, en todo caso, descendiente de los colonos españoles.
DRAGÓN DE CUEVA ESPAÑOL 
El origen de los vaqueros americanos es español. Más concretamente en Andalucía. Los propietarios extendían sus dominios en forma de haciendas, un sistema ya conocido en Andalucía, donde los terratenientes son dueños de extensos campos dedicados al pastoreo, y ya practicado en otras regiones americanas de corte españolizado, como pueden ser Argentina o Colombia. Esto quiere decir que las grandes propiedades en el salvaje oeste seguían un esquema casi idéntico al que se seguía en España, con todas las consecuencias que la organización territorial de una región pueda acarrear a la cultura de la zona.
Lo primero fue conquistar los territorios que antes pertenecieron a México y que llamaron el salvaje oeste. Los indígenas eran un problema, pero se podía medianamente controlar. Ni hablar de mestizaje. Y lo complicado era poblar esos territorios. En una estrategia de propaganda donde se aseguraban tierras, oro y oportunidades para los desdichados colonos en busca de una vida mejor que en su asolada Europa.  Anglosajones fundamentalmente.  La cultura se asienta paulatinamente en un nuevo territorio cuya cultura, la española, es extraña y rechazada por los recién llegados. Con el paso de los años y las generaciones, el número de anglosajones supera al de descendientes de hispanos sobradamente. Se crearon celebridades del estilo de Jesse James, Billy el Niño o Wyatt Earp, sean héroes o villanos, es igual, todos ellos de ascendencia anglosajona, de manera que el mundo de fuera no veía la realidad que fluía en el terreno sino la realidad que se les mostraba en sus hogares, es decir, los rostros de los famosos forajidos blancos de piel y muchos de ellos, rubios. ¿Por qué si no la industria cinematográfica estadounidense nos ofreció desde siempre miles de películas del lejano oeste? Y se fomentó el turismo relacionado con los vaqueros del siglo XIX, los cowboys y los rufianes. Porque da grandes beneficios ofrecer una imagen de heroísmo y de un país hecho con dureza, pero se esconde una verdad que no han querido contarnos. Hasta los piratas del Caribe son héroes románticos, cuando era ladrones y asesinos en el mar de buques españoles.
Por ejemplo El Gran Cañón del Colorado lo descubrió en 1540 el español García López de Cárdenas y Figueroa.  Álvar Núñez Cabeza de Vaca fue uno de los cuatro supervivientes de la expedición de 600 hombres y cinco barcos que Pánfilo de Narváez lideró en 1527.  Aquella expedición, en la que Cabeza de Vaca fue alguacil mayor y tesorero, lo convirtió no sólo en náufrago, también en rehén de varias tribus indígenas. Comenzó ahí el calvario de su extravío, sobreviviendo por pantanos y desiertos durante nueve años, caminando más de 8.000 kilómetros a pie por Florida, Texas, Nuevo México, Arizona y California. En 1536 los cuatro fueron hallados por españoles y llevados a Ciudad de México, donde todos se maravillaron de su hazaña. Se hizo muy querido entre los indios y aparte de la conquista jamás mató a nadie. Incluso tiene estatuas en ese país.
Por ejemplo, el famoso vaquero americano es una descendencia de “Los dragones de cuera”, soldados presidiales o soldados de cuera, eran tropas defensivas creadas por España para la defensa de las fronteras, que ocuparon los presidios de la Nueva España.

FOTOS:
-Pintura de José Cisneros que representa cuando los colonos españoles al mando de Juan de Oñate celebraron en 1598 una comida de Acción de Gracias con los indios Mansos, una tribu nativa de la actual zona de El Paso
-Un Dragón de Cuera cabalga ataviado con la indumentaria típica de estas tropas defensivas en una pintura de Augusto Ferrer-Dalmau

lunes, 13 de junio de 2022

HERENCIA ROMANA Y GODA

El 19 de Agosto de 378 cerca de Andrinópolis, se produce la batalla fundamental que cambió el curso de la historia de aquel momento. Unos 18.000 visigodos derrotaron a unos 70.000 romanos, y el mismo emperador, Valente, moriría en la batalla.
Años después, en agosto del 410 los visigodos comandados por Alarico (caudillo militar visigodo de la tribu de los tervingios considerado el primer rey de los visigodos), entran en Roma. Era la primera vez en 800 años que un ejército extranjero ponía los pies en la ciudad de Roma, Alarico consintió el saqueo. Y aunque Roma ya no era lo que había sido era todavía un símbolo del Imperio y su destrucción conmovió al mundo.
El ejército de Roma, soporte del Imperio, está destruido, no existe. Se nombra a Teodosio para Co-augusto de Oriente sustituyendo al emperador caído.
Teodosio trasladó la corte a Constantinopla en el año 380. En este momento, el Imperio Romano se hallaba en una situación novedosa, los dos emperadores eran católicos.
Teodosio convocó el primer concilio de Constantinopla en el año 381, donde el arrianismo fue condenado.
Bajo los emperadores Graciano y Teodosio el Grande los ciudadanos romanos se convirtieron en masa al cristianismo.

A medida que los bárbaros germanos entraban en contacto con la civilización fueron aceptando también el cristianismo, pero lo hicieron en la versión arriana, en parte porque eso les daba una excusa para seguir considerando a los romanos como enemigos.
En el 392 d.C.  Graciano se retiró a Tréveris en la Galia para dejar que Teodosio actuara sin estorbos. Los romanos presentan una gran debilidad tras la derrota de Adrianópolis y  necesitan más tropas, que consiguen reclutar entre los visigodos  para luchar contra otros bárbaros. Reunifica bajo su mando, en el año 394, a todo el Imperio romano y siendo por ello el último emperador en gobernar la totalidad del Imperio.
El interés de Teodosio se centró en el Imperio Romano de Occidente, favoreció el alistamiento de godos y otros bárbaros en las legiones romanas. Convirtió en generales a un buen número de ellos. Los godos entonces tuvieron obligaciones militares de luchar por los romanos como un contingente nacional, en lugar de integrarse completamente en las fuerzas romanas.
Parece ser que Graciano descuidó las labores de gobierno,  por lo que las legiones de Britania eligieron emperador a su general, Magno Clemente Máximo, quien se adueñó de la Galia en el año 383, y mató a Graciano.
Teodosio se encontraba todavía en Milán en el año 395, cuando cayó enfermo. Antes de morir, Teodosio dispuso que su hijo mayor, Arcadio, gobernara el Imperio Romano de Oriente, mientras que su hijo menor, Honorio, gobernaría el Imperio Romano de Occidente. Los nuevos emperadores tenían dieciocho y once años respectivamente, así que Teodosio les asignó tutores que actuarían como regentes durante su minoría de edad.
Posteriormente, Alarico volvió a su comportamiento rebelde contra el hijo de Teodosio y sucesor en Oriente, Arcadio, poco después de la muerte de Teodosio.

Para frenar el avance, el Imperio romano de Occidente autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania. Más adelante, entre 416 y 476 los visigodos  expulsaron a los alanos y los vándalos, y confinaron a los suevos en Galicia. El Imperio romano desapareció en 476, y los visigodos alcanzaron su independencia.
Tenemos al Reino visigodo de Tolosa con capital en Tolosa (Toulouse), en el año 418, tras el pacto o “foedus” entre los visigodos y Roma, y duró hasta el 507, cuando el rey Alarico II fue derrotado por los guerreros francos en la batalla de Vouillé y la actuación de los visigodos se vio supeditada a las circunstancias, lo que dio paso al Reino visigodo de Toledo o “Reino hispano visigodo”
Por lo que los visigodos trasladan a Hispania las formas de gobierno que ya habían tenido en la Galia. En ningún momento los visigodos se consideraron a sí mismos invasores ya que su asentamiento en Hispania había sido legalizado por el muerto Imperio Romano de Occidente. La población autóctona, los hispanorromanos, tampoco los vio como invasores, sino como vecinos molestos y groseros, gente con la que había que acostumbrarse a vivir, aunque nunca de rodillas. Esta situación de inestabilidad contribuyó a empeorar las condiciones sociales que ya se vivían. Se registraron revueltas en la primera mitad del siglo V, por grupos de población. Protestas de campesinos víctimas de la explotación y genes de las ciudades, rebeldes por pobreza y desacato a las leyes. Ya no se sentían romanos pero no tenían un proyecto político. Algunos autores han querido ver en ello el embrión confuso del primer sentimiento nacional y empeño de desvincularse de un poder superior. Se denominaron “bagaudas”, y fueron un elemento más en la descomposición política. Fueron derrotados por los visigodos.
Los últimos emperadores fueron hombres de paja al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con el último emperador, Rómulo Augústulo en el 476.
Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
Y así es como la herencia que recibieron los posteriores reyes cristianos viene de aquel pacto o “foedus” del 418, entre Roma y los visigodos, que unido a la población autóctona hispano-romana, forman las raíces de este antiguo país que llamamos como los romanos, pero en castellano, “España”.

domingo, 12 de junio de 2022

CATALANES EN EL SIGLO XVI

Carlos I fue un monarca absoluto en Castilla-León y constitucional en Valencia, Aragón y Cataluña. Gracias a su importancia demográfica y económica hizo que la monarquía tendiera a ser unificada en Castilla, donde vivían los reyes y los otros reinos gobernaban mediante virreyes.
A todo esto hay que agregar Navarra. Conservó sus Cortes, fueros y costumbres, sus leyes y su moneda y el rey estuvo representado por un virrey. Todo esto que narramos se refiere a la Navarra de la parte peninsular. La Navarra ultra pirenaica pasó a ser una especie de protectorado de Francia en la época de Fernando el Católico. En 1516 murió el rey Juan III de Navarra de la dinastía de Labrit. Por entonces se disputaron el trono dos menores de edad, nuestro Carlos y el hijo del fallecido, Enrique, a quien apoyaba el rey francés. Carlos se negó en 1518 a devolver el reino y enfrentado al rey francés, Francisco I, que no aceptaba casarse con Leonor de Austria, hermana de Carlos. En 1521 Francisco invadió Navarra luchando para favorecer a Enrique. Fue esto aprovechando la guerra de las Comunidades Castellanas y la ausencia de Carlos que se encontraba en Alemania. Muchos navarros se levantaron en favor de Francia, entre ellos los pamploneses. Quince días después ya habían conquistado Navarra.

Carlos organizó una coalición antifrancesa con familias italianas y con el papa León X. Invadieron el Milanesado en 1521. Murió poco después el papa y subió Adriano de Utrech, el que había sido preceptor de Carlos, y las cuestiones quedaron aseguradas.
En mayo de 1521 España sufrió una grave amenaza de seguridad con la invasión francesa durante la primera guerra entre Carlos V y Francisco I de Francia. Los franceses ocuparon Navarra, parte de Guipúzcoa y llegaron hasta Logroño. También atacaron Cataluña y en 1522 sitiaron Puigcerdá e incluso atacaron Amposta con su flota. Carlos, ya reconciliado con Castilla, contó con el apoyo de tropas castellanas, aragonesas y el muy importante de las milicias guipuzcoanas y vizcaínas con el que derrotó a los franceses, liberó Logroño, reconquistó Navarra y Fuenterrabía en duras batallas expulsando hacia Francia a los invasores.
También los catalanes respondieron con valor y Puigcerdá resistió y venció a los franceses. Incluso el vizconde de Canet con 1000 exbandoleros pasados al servicio real atacó y saqueó la zona de Gascuña, en Francia. La colaboración catalana con el Emperador siguió siendo notable. En 1535 Carlos planeó una ofensiva muy importante calificada como Cruzada por el Papa: la conquista de Túnez, una de las principales bases de la piratería musulmana que asolaba la Europa mediterránea en aquella época. Barcelona se convirtió en base logística de toda España y punto de partida para el gran desembarco que se planeaba en Túnez.
En Barcelona se construyeron 50 de las 130 galeras y galeones de la flota de invasión. Desde Málaga llegaron 500 tablones para cañones, toneladas de madera desde Vizcaya y Guipúzcoa, y también llegaron para apoyar a los trabajadores y maestros catalanes, expertos vascos, italianos y flamencos así como miles de soldados castellanos pagado todo ello con oro y plata de América. Cuando llegó el momento, la invasión fue un éxito y Túnez fue conquistada tras batallas muy duras. Barcelona había sido decisiva. Miles de marineros catalanes participaron en la ofensiva.
Por supuesto, no todo era perfecto y hubo durante el reinado notables roces entre las autoridades reales y las instituciones catalanas pero en general siempre se encontraron soluciones y prevaleció la colaboración entre Cataluña, la Corona y el resto de los territorios hispánicos.
 
Fuente: Rafael María Molina. Historiador

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