viernes, 1 de septiembre de 2023

VISIGODOS EN HISPANIA -1

El Imperio Romano de Occidente desapareció en 476, y los visigodos alcanzaron su independencia.  
Los habitantes de la Hispania visigoda quedaron divididos en dos poblaciones, la hispanorromana, con sus propias leyes, su cultura latina y su cristianismo católico, y los invasores visigodos, que eran cristianos arrianos, y que, aunque estaban en minoría, detentaban el poder militar. Su número sería de unos 250.000 frente a los 7 millones de nativos peninsulares.


Dado que los visigodos que ocuparon la Península Ibérica estaban más romanizados que el resto de los pueblos germánicos no hubo un gran choque cultural entre los invasores y los invadidos. Sin embargo, dadas sus leyes y costumbres distintas, y su profesión de fe arriana, la asimilación de los visigodos por la población hispanorromana fue lenta y complicada. El control de la Península por los visigodos era incompleto, ya que persistía el reino independiente de los suevos en Galicia. Los vascos rechazaron su sumisión a autoridades extranjeras. En cambio, los hispanorromanos del sudeste acogieron con entusiasmo la restauración del régimen imperial.
Los visigodos vivieron en relativa armonía con el pueblo hispánico, regidos por un soberano que en teoría tenía autoridad solamente sobre los visigodos y no sobre los hispanos. Había un código de leyes para los pueblos nativos y otro sistema legislativo para los invasores. Se prohibió el matrimonio entre visigodos e hispanorromanos, prohibición que fue levantada en tiempos de Leovigildo.


Los suevos vivían en Galicia y perduraron hasta el año 585, resistiendo los ataques de unos y de otros, abrazaron el catolicismo. Fueron vencidos en la batalla de Astorga en el 546, pero no eliminados. Después el visigodo Leovigildo acabó con toda resistencia sueva en 586 y en lo sucesivo Gallaecia sería gobernada por un dux visigodo. Leovigildo se proclamó rey de “Galia, Spania y Gallaecia”. Sin embargo, los suevos estaban ya casi totalmente fusionados por la población hispanorromana de Gallaecia. Nunca más sintieron el deseo de luchar por su independencia o por sus costumbres. La lengua sueva desapareció antes de la invasión musulmana.
En 572 Leovigildo elevó Toledo al rango de capital del reino hispano godo. Leovigildo (568-586), se erigió en único monarca y gobernar la totalidad del reino.
Para entonces tenían nuevos vecinos, el Imperio Bizantino.
Llamamos Imperio Bizantino a la parte oriental del Imperio Romano que existió durante toda la Edad Media llegando hasta el Renacimiento. Bizancio era el nombre antiguo de su capital, Constantinopla, actual Estambul. Spania era un territorio incluía una zona de la península ibérica arrebatada al reino visigodo, que había formado parte del desaparecido reino vándalo.
Tras el fin de la conquista de Italia, el emperador bizantino Justiniano, abordó una posible conquista de toda la península ibérica. Pero en el año 549 d.C. los hispano-romanos béticos, se sublevaron contra los visigodos.
Los motivos porque la población hispano-romanos de Spania rechazaban a los visigodos, y es que los godos eran herejes arrianos (una forma distinta del cristianismo romano), mientras que los romanos eran católicos como los romanos orientales o bizantinos. Ya Leovigildo había dado varios pasos a favor de un acercamiento entre los arrianos y los católicos.
Pero los visigodos tuvieron un rey que supo ser más inteligente y ver el futuro, con lo cual se dio cuenta de las ventajas que le reportaría la conversión al catolicismo de toda la élite visigoda: 

Recaredo I

Hijo de Leovigildo, fue mucho más allá que su padre: convocó un Concilio en Toledo, logrando que en él los arrianos visigodos de la casta dirigente se convirtieran al catolicismo, lo que llevó a la unificación religiosa entre visigodos e hispanorromanos. Año 589. Recaredo fue aconsejado para tomar esta decisión por San Isidoro de Sevilla y su hermano Leandro, obispos de Sevilla, (uno al morir el otro). Hijos de padre hispano-romano y madre goda. Isidoro fue el que escribió las "Etimologías", primera vez que se habla de la "Estoria de Spania"
El cristianismo levantó de las cenizas a las ciudades creando una nueva forma de vida, donde el circo, el baño público, etc. ya no tendrían cabida. Los templos paganos que podían albergar mucha gente se habían convertido en iglesias.
No obstante se considera al Rey Ataúlfo, primer Rey visigodo, en 415 en la provincia romana Tarraconense, según se señala hoy en la casa del rey actual.

ATAULFO 

Pero el Concilio de Toledo del 589 no propugna una unión de las iglesias. Se trata de la conversión del alto mando y elite militar y gobernante visigoda que se bautizan como cristianos católicos abandonando el arrianismo (por supuesto seguidos de todo el resto del pueblo godo, como marca la buena costumbre y usanza medieval), en lo que es a la vez un acto profundo de humildad y un acto político que le dará el apoyo de gran parte de la población romana, que vio así una nueva oportunidad de integrarse a la administración visigoda en buenos términos. De este hecho surge que la presencia bizantina ya no tenía la gran importancia del principio, estaban perdiendo algunos territorios y ahora perdían un excelente motivo de su permanencia en Spania, el religioso.
Pocos fueron los años de permanencia de Bizancio en España. Fueron años de intercambio cultural, y también los últimos años del imperio romano en España, donde por un siglo más perduraría el reino visigodo hasta su caída en muy poco tiempo ante los árabes (los visigodos probaban así el mismo dolor que los bizantinos experimentarían en 639-645.
Sin embargo la civilización de las ciudades, la cultura romana, la forma de vivir de los ciudadanos tiene una larga persistencia, hay una continuidad evidente que no se quiebra ni con la caída de Roma, ni con la llegada de los vándalos, ni con el primer tímido gobierno visigodo, que se fomenta y engrandece con la llegada de los bizantinos.
Desde el 565, los visigodos Atanagildo y luego sus sucesores, Liuva I y Leovigildo, fueron acosando con sucesivas campañas al poder bizantino, que se vio finalmente relegado a las ciudades del litoral. Pero tenía que llegar el hombre que pusiera las cosas en su sitio. Y llegó. El unificador de Iberia fue el rey visigodo Suintila. Era hijo de Recaredo I.
Reinó entre el 621 y 631. Pocos años pero muy bien aprovechados. Fue elegido rey ese mismo año, tras el fallecimiento de Recaredo II.
La verdad es que hoy es casi desconocido cuando fue el primer rey visigodo que consiguió unificar la Península Ibérica. Los bizantinos seguían en Spania, con lo cual Suintila se ocupó de ellos. Estaban en las costas mediterráneas desde Valencia hasta Cádiz. Aquí los derrotó y expulsó. Y así completó la unidad del territorio de la península ibérica, que había sido el sueño de todos los reyes visigodos anteriores y sigue siéndolo en muchas gentes. Isidoro de Sevilla habla de él como el primer monarca que llegó a reinar sobre toda la península, una sola autoridad y religión.

SUINTILA

Combatió a los bizantinos en el sur de Hispania y a los suevos en el norte, forjándose un gran prestigio como guerrero. También consolidó las instituciones eclesiásticas, apoyándose para ello en los hispanorromanos católicos.  Dio pasos decisivos para la unificación de la península conquistando el reino suevo y sometiendo (temporalmente) a los vascos. A los prisioneros vascones les dio pala y pico y les obligó a construir Ologite para que, junto con Vitoria, serían una defensa contra las incursiones.
Pero también se ocupó de bajarles los humos tanto a los nobles como a la Iglesia, que habían conseguido acumular riquezas y poder. Falló en una cosa; declaró el carácter hereditario de la corona, designando heredero a su hijo.
Estos hechos provocaron el principio del fin de Suintila y en el año 631, el gobernador de la Narbonense, (Septimania, en la actual Francia), Sisenando, organizó una rebelión con apoyos extranjeros y del propio hermano del rey.
Finalmente Suintila fue depuesto y en el Concilio de Toledo del 633 fue excomulgado y confiscados todos sus bienes. Sisenando fue legitimado como rey y se estableció el carácter electivo de la monarquía. Suintila murió al año siguiente.  Desde ese momento los monarcas visigodos gobernaron en toda Hispania.
El efímero reino visigodo se caracterizó por su crónica inestabilidad, cuyos mandatos eran por lo general de muy breve duración. Los regicidios y golpes de estado eran constantes. A lo largo del siglo VI hubo quince reyes godos, de los cuales nueve fueron asesinados, dos murieron en combate y cuatro fallecieron de muerte natural. Por fin, el último rey godo, Don Rodrigo, murió en la batalla de Guadalete, librada contra los invasores árabes y bereberes. Con lo que tenemos fechas que marcan su existencia en la península, acordaron con los romanos su entrada en el año 415 y fueron derrotados por los musulmanes en el 711. Trescientos años en la península, con lo cual sabemos que son muchas generaciones nacidas en la península, ya no podemos decir que eran extranjeros, pues tenían el mismo idioma, religión y organización social y militar.
La Hispania visigoda fue el crisol donde se fusionó el germanismo con el legado de la antigüedad. Hacia el siglo VII los visigodos ya habían abandonado su idioma germánico natal, sustituido por las lenguas romances, aunque algunas palabras españolas son de origen godo.
San Isidoro, arzobispo de Sevilla de 599 a 636 y principal consejero de los reyes visigodos, (hijo de hispano-romano y madre visigoda), recogió en sus voluminosos escritos todo el saber de la época y reforzó el papel de la iglesia como depositaria de la cultura, influyendo decisivamente en el posterior pensamiento de la Edad Media europea.

viernes, 25 de agosto de 2023

ROMANOS Y VISIGODOS

Retomando la historia unos siglos antes de la terminación del capítulo anterior debemos decir que en el siglo IV ante el empuje de los hunos, procedentes de la estepa euroasiática determinó la división de pueblos que acabó por desbordar las fronteras romanas, precisamente en un momento en que Roma estaba instalado en un momento de crisis social, política y económica, pero nada hacía anunciar su declive.


Los pueblos germánicos, como dijimos, se habían instalado en las fronteras e incluso dentro, forzados por su huida y por los cambios climáticos en Escandinavia hacia el 500 a.C. Su continuo movimiento entre unos pueblos y otros, durante siglos habían mantenido muy viva una tradición guerrera. 
Los godos eran un pueblo indoeuropeo, nórdico. Su lengua, el gótico, hasta donde se sabe de ella, entronca con el germano antiguo y posiblemente tuviera la misma raíz.
Desde allí, se desplazaron hacia el sur y el este y en el siglo II d.C. se establecen en las estepas de lo que hoy es Ucrania. Allí se dividieron, por un lado los godos del este en gran parte se quedaron en estas regiones y a partir de entonces se les conocerá con el nombre de ostrogodos. Por otra los godos del oeste se les llamaron visigodos. Éstos se desplazaron hacia las llanuras de Rumanía y Hungría. Al igual que los romanos en esta época, eran cristianos, pero practicaban el arrianismo, doctrina creada por Arrio, un sacerdote de la ciudad de Alejandría. Eran seminómadas.
Roma desde el siglo I, en pleno apogeo, había desistido de la conquista de Germania, pueblos belicosos e incontrolables que habitaban en un país muy frío, boscoso y ofrecía dificultades para extender la cultura romana. Hubo batallas y triunfos no obstante, pero Roma optó por replegarse y construyó una línea defensiva. Pero a finales del siglo III hubo muchas incursiones germanas en territorios romanos y los militares romanos ya no tenían la disciplina que siempre les caracterizó. Con el tiempo incluso fueron adoptando hombres germanos entre las tropas romanas. Luego hasta llegaron a puestos de mando importantes. Los germanos llegaron a romanizarse plenamente.

REORMA DE DIOCLECIANO 

Finalmente en el 298 después de Cristo, Diocleciano hace una nueva división administrativa con 5 provincias en la Península Ibérica y más adelante una sexta incluida en Hispania que comprendía parte del norte de Africa, ya que los romanos también habían conquistado todas las costas del Mediterráneo ("Mare Nostrum").
La situación parecía haber llegado a un equilibrio o al menos a una coexistencia y entre Roma y los germanos, nada hacía presagiar la catástrofe que se avecinaba. Al llegar el siglo V ya eran evidentes las dificultades económicas del Imperio, también había problemas sociales  por las diferencias con las desigualdades.
Y para colmo los hunos, un pueblo nómada que recorría la estepa euroasiática, que fueron desalojados por los chinos y  se desplazaron al Oeste, arrollando a los pueblos que iban encontrando. Hacia el 370 franquearon el Don y encontraron a los ostrogodos a los que desplazaron y eso hizo que a sus hermanos, los visigodos establecidos al otro lado del Dniéster, parcialmente cristianizados e influidos por Roma, ante el empuje de los Hunos pidieron ayuda al emperador Valente. El emperador no consideraba peligrosos a los visigodos y les permitió atravesar el río Danubio para escapar de los hunos. Se calcula que entrarían unos 200.000. Una vez en los Balcanes marcharon hacia el Mediterráneo con  saqueos y pillanes que Valente intento atajar.

El 19 de Agosto de 378 cerca de Adrianópolis, se produce la batalla fundamental que cambió el curso de la historia de aquel momento. Unos 18.000 visigodos derrotaron a unos 70.000 romanos, y el mismo emperador romano, Valente, moriría en la batalla.
El sucesor, Teodosio evitó la toma de Constantinopla por los godos y les obligó a pactar y los instaló en Tracia. A la muerte del emperador en el 395, el Imperio se dividió en dos, una parte oriental, que conocemos como Imperio Bizantino adjudicado a Arcadio, y otro occidental adjudicado a Honorio. Los godos reemprendieron sus correrías en diversas partes del Imperio de Occidente.
Geroncio, general de Constantino, que conspiró para quitarle el poder, se alió con las bandas de suevos, alanos y vándalos que merodeaban por las Galias, y les franqueó el paso a Hispania. En el 408 Geroncio acompañó en Hispania al hijo de Constantino, el recién nombrado César, Honorio.
En el 409 es cuando se inician las primeras incursiones de pueblos germánicos en la península, los pueblos suevos, vándalos y alanos que habían cruzado los Pirineos y se asentaron sin encontrar ninguna resistencia y se dedican al pillaje durante dos años. Geroncio realizó un pacto con los visigodos que se habían instalado en el sur de la provincia de Aquitania para que atravesaran los Pirineos y entraran en Hispania. Así llegaron los visigodos. A los Alanos les concedió las provincias de Lusitania y la Carthaginensis, los Vándalos recibieron la Bética, los Suevos ocuparon la actual Callaecia y los visigodos controlaban la Tarraconensis, ya que los visigodos civiles buscaban un asentamiento con intención de población definitiva. Se asentaron en el valle del Ebro. Entraron también en la Cartaginense, estableciendo poblamientos desde Soria hasta Ávila. Los visigodos trasladan a Hispania las formas de gobierno que ya habían tenido en la Galia.
Y en agosto del 410 los visigodos comandados por Alarico entran en Roma. Era la primera vez en 800 años que un ejército extranjero ponía los pies en la ciudad de Roma, Alarico consintió el saqueo que duró 3 días. Roma quedo hecho un estropicio. Asesinaron, violaron, quemaron edificios y templos. Y aunque Roma ya no era lo que había sido era todavía un símbolo del Imperio y su destrucción conmovió al mundo
En 415, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walia, los visigodos se asentaron en la provincia romana de Aquitania Secunda (Aquitania II), en el sur de las Galias. Para frenar el avance, el Imperio romano de Occidente autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania. Los visigodos recibieron tierras donde establecerse, a cambio de la obligación de defender el Imperio frente a los enemigos. A partir de dicho establecimiento se constituyó un reinado en suelo imperial, con capital en Tolosa, (que perduró hasta el 507 en la batalla de Vouillé entre francos y visigodos, con derrota de estos, que tuvo como consecuencia el traslado del reino visigodo de Tolosa, Toulouse, actual en Francia, a Toletum, Toledo en Hispania).
Fracasados los romanos ante los suevos aceptaron abandonar la península en manos de los barbaros. Más tarde, los vándalos, atraídos por las riquezas romanas en África y bajo la presión de las luchas permanentes con los visigodos, en el año 429 d.C. dejan España por el estrecho de Gibraltar.
Quedan pues los visigodos al principio en una situación de inestabilidad que contribuyó a empeorar las condiciones sociales que ya se vivían. Se registraron revueltas en la primera mitad del siglo V, por grupos de población. Protestas de campesinos víctimas de la explotación y genes de las ciudades. Los habitantes naturales de Hispania ya no se sentían romanos pero no tenían un proyecto político. Algunos autores han querido ver en ello el embrión confuso del primer sentimiento nacional y empeño de desvincularse de un poder superior. 

BAGUADA 

Se denominaron “bagaudas”, y fueron un elemento más en la descomposición política. Fueron derrotados por los visigodos. Roma se sumió en la anarquía y los germanos acabaron por hacerse con el control del gobierno imperial de Occidente.
Los últimos emperadores fueron hombres de paja al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con el último emperador, Rómulo Augústulo en el 476. Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
El Imperio Romano de Occidente desapareció en 476, y los visigodos alcanzaron su independencia. A partir de aquí desaparecen los romanos y hablaremos de los visigodos.
Los visigodos al ser rechazados por los francos se fortalecieron durante todo el siglo VI en Hispania. Llegaron acarreando ya cierta organización política y social, heredada de la tradición clásica, aunque introdujeron cambios en muchos aspectos. Trajeron con ellos una monarquía electiva, aunque no siempre se respetó.
Los habitantes de la Hispania visigoda quedaron divididos en dos poblaciones, la hispanorromana, con sus propias leyes, su cultura latina y su cristianismo católico, y los invasores visigodos, que eran cristianos arrianos, y que, aunque estaban en minoría, detentaban el poder militar. Su número sería de unos 250.000 frente a los 7 millones de nativos peninsulares.

lunes, 21 de agosto de 2023

LOS ROMANOS

En Hispania entre el 416 y 476 los visigodos luchan contra los alanos y los vándalos, y confinaron a los suevos en Galicia. Después de derrotar a los visigodos, los alanos le ofrecen la corona a Gunderic (428-477 d.C.), quien comienza a llamarse rey de los vándalos y los alanos.



Los Vándalos en su territorio (Vandalucía), vencieron a un ejército romano en el 428, se apoderaron de Sevilla, Cartagena y pasaron a las Baleares. Y vencieron a los Suevos en Mérida. Fracasados los romanos ante los suevos aceptaron abandonar la península en manos de los barbaros. Más tarde, los vándalos, atraídos por las riquezas romanas en África y bajo la presión de las luchas permanentes con los visigodos, en el año 429 d.C. dejan España por el estrecho de Gibraltar.
Mientras tanto Atila, rey de los Hunos, y los embajadores del imperio romano de oriente deciden firmar un pacto. Atila se autoproclama como emperador de los hunos, (434 al 453). En el año 449 intentan asesinarle, dicen que enviados por el imperio romano de oriente. Atila logró reunir más de quinientos mil guerreros. Ahí estaban los ostrogodos, estaban los estitas, de innumerables tribus se acercaron para combatir al lado de Atila.
Junio del año 441. El imperio romano de occidente, que ha logrado unificar también algunas tribus. Con ellos están los visigodos, los francos. Y se disponen a presentar batalla a los Hunos, que venían con sus aliados ostrogodos y demás. El choque fue brutal, pero los romanos utilizaron una táctica que los Hunos no dominaban del todo, y era la del combate a pie y la victoria fue para los romanos.  La última gran victoria de los romanos en los campos de los Cataláunicos
El 3 de Julio del año 442 Atila y sus miles de guerreros están frente a las murallas de Roma. Atila estaba también deseando conocer al Papa. Se entrevista y el papa trata de evitar la invasión de los Hunos. Lo consigue y León I llega a Roma con la buena noticia: los hunos se van. Atila simplemente los menospreció, y se volvió hacia su reino.
Atila murió inesperadamente. Rápidamente, los germanos se unieron, y presentaron batalla a los hunos. Los hunos después de una serie de fracasos, se entroncaron con los ostrogodos, y ahí se perdió la pista de los hunos. Atila, el rey de los hunos, murió en el 453.

ATILA 

Años antes, en Roma, Constantino III (407-409) se hizo proclamar emperador desafiando a Honorio (384-423), a quien legítimamente correspondía el título, ya que heredó los derechos para gobernar la parte occidental del Imperio tras la muerte de su padre, Teodosio (347-395). Se hizo enseguida con el mando de gran parte de Galia y de Hispania. Nadie se opuso a él salvo algunos parientes de Teodosio. Constantino III, a pesar del éxito conseguido cometió dos errores importantes, que provocaron el descontento entre los hispanos: por una parte, saqueó indiscriminadamente algunas zonas conquistadas, y por otra, encargó la defensa de los Pirineos occidentales a sus tropas, rompiendo así la tradición de confiarla a las tropas locales.
Por otro lado, el general romano Geroncio (?-411), confiado en el prestigio alcanzado tras los éxitos militares, se subleva contra su emperador, Constantino III, lo que inició una segunda confrontación civil. Geroncio concedió a las tropas bárbaras el derecho a saquear los campos palatinos y el deber de proteger los pasos de los pirineos.
En primer lugar realizó un pacto con los bárbaros que se habían instalado en el sur de la provincia de Aquitania para que atravesaran los Pirineos y entraran en Hispania. Así llegaron los Godos, Suevos, Vándalos y Alanos a Hispania. A los Alanos les concedió las provincias de Lusitania y la Carthaginensis, los Vándalos recibieron la Bética, los Suevos ocuparon la actual Callaecia y los Godos controlaban la Tarraconensis, Pretendía que le ayudaran en la lucha contra Constantino III. Una vez en Hispania, siempre por medio de pactos, les permitió la libre circulación y el asentamiento en las zonas dominadas. Los planes fueron desarrollándose según lo previsto, pero la ambición pudo con Geroncio. Se dirigió hacia el sur de Galia para finiquitar a Constantino III. Sitió a la ciudad de Arles, donde se encontraba Constantino III. Justo en aquel momento entró en escena, finalmente el general Honorio(384-423).

MONEDAS DE CONSTANTINO III

Paradójicamente, con el fin de lograr el triple objetivo de eliminar a Constantino III, Geroncio y Máximo (?-422), Honorio solicitó la ayuda de quienes poco antes habían arrasado Roma: los visigodos, que a la sazón se hallaban decidiendo qué rumbo tomar tras la muerte de su primer gran rey, Alarico. No fue la primera ni la última vez en la que un emperador legítimo se sirvió de fuerzas bárbaras para asegurar su gobierno. Realmente se vislumbraba la decadencia del Imperio Romano.
El poder legítimo de Roma volvía a imponerse en la península, pero sólo en una mínima parte, la franja costera de la Tarraconense y las zonas del curso medio y bajo del Ebro. El resto del territorio estaba ya en manos de aquellos bárbaros a los que otros romanos, usurpadores, que se lo habían servido en bandeja, los visigodos.
En 415, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walia, los visigodos se asentaron en la provincia romana de Aquitania Secunda (Aquitania II), en el sur de las Galias. Para frenar el avance, el Imperio romano de Occidente autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania. Los visigodos recibieron tierras donde establecerse, a cambio de la obligación de defender el Imperio frente a los enemigos, las “bagaudae” (rebeliones),  y otros pueblos germánicos.
En 414, Constancio atacó al rey visigodo Ataúlfo, que proclamó de nuevo emperador a Atalo. Ataúlfo fue forzado por Constancio a refugiarse en Hispania, y Atalo, perdiendo otra vez la ayuda de los visigodos, fue capturado y depuesto. Aquí es donde na
ce la monarquía en Hispania, con Ataúlfo.

ATAÚLFO 

Los visigodos entre 416 y 476 luchan contra los alanos y los vándalos, y confinaron a los suevos en Galicia. Después de derrotar a los visigodos, los alanos le ofrecen la corona a Gunderic (428-477 d.C.), quien comienza a llamarse rey de los vándalos y los alanos.
Los Vándalos en su territorio (Vandalucía), vencieron a un ejército romano en el 428, se apoderaron de Sevilla, Cartagena y pasaron a las Baleares. Y vencieron a los Suevos en Mérida. Fracasados los romanos ante los suevos aceptaron abandonar la península en manos de los barbaros. Más tarde, atraídos por las riquezas romanas en África y bajo la presión de las luchas permanentes con los visigodos, en el año 429 d.C. los vándalos dejan España por el estrecho de Gibraltar. Así es como Hispania queda con sus habitantes hispano-romanos, y con los visigodos.
Roma se sumió en la anarquía y los germanos acabaron por hacerse con el control del gobierno imperial de Occidente. Los últimos emperadores fueron hombres de paja al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con el último emperador, Rómulo Augústulo en el 476. Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
Roma no sucumbió ni a la guerra ni a la revolución. En el último día del imperio, el 4 de septiembre del 476 d.C., un miembro bárbaro de la tribu germánica Siri y excomandante en el ejército romano entró sin oposición a la ciudad. El único poder militar y financiero del Mediterráneo no pudo resistir. Odoacro fácilmente destronó al emperador.
La caída de Roma simplemente vino porque los bárbaros aprovecharon las dificultades que ya existían en Roma: problemas que incluían una ciudad en decadencia (tanto física como moral), poco o ningún ingreso fiscal, superpoblación, gobernación corrupta, Justicia inoperante según que casos, los cultivos se desperdiciaban, la tecnología deficiente se reducía a la producción de alimentos, la ciudad estaba superpoblada, el desempleo era elevado y, por último, siempre existían las epidemias. A esto se agregaba un gobierno inepto e indigno de confianza.
La caída se debió a la estructura del ciudadano romano. Se debió, en parte, a la posible decadencia moral de la ciudad, su caída es una reminiscencia del "declive" de la República siglos antes
Los visigodos constituyeron un reinado en suelo imperial, con capital en Tolosa,(Toulusse) que perduró hasta el 507 en la batalla de Vouillé entre francos y visigodos, con derrota de estos, que tuvo como consecuencia el traslado del reino visigodo de  Toulouse actual en Francia, a Toletum, (Toledo) en Hispania.  Y aquí permanecería hasta la invasión musulmana en el 711.
El Imperio Romano de Occidente había desaparecido en el 476, y los visigodos alcanzaron su independencia. En ningún momento los visigodos se consideraron a sí mismos invasores ya que su asentamiento en Hispania había sido legalizado por el ya muerto Imperio Romano de Occidente.
La población autóctona, los hispanorromanos, tampoco los vio como invasores.
Por resumir la división de la provincia de Hispania hecha por Roma:
Hubo distintos cambios a lo largo de los siglos en cuanto a las divisiones administrativas.
La conquista de Hispania duró 2 siglos entre el 218 antes de Cristo al año 19 a. C.
PRIMERA ORGANIZACIÓN ROMANA 

1.- La primera organización dividía la península en 2:
Hispania Citerior, con capital en Tarraco, actual Tarragona
Hispania Ulterior, con capital en Corduba, actual Córdoba.



SEGUNDA ORGANIZACIÓN 

2.- En el año 27 a. C., Octavio Augusto divide Hispania en tres provincias, llamadas Baetica, Lusitania y Tarraconensis.
En esta división se introduce Lusitania con capital en la actual Mérida (Emerita Augusta)
La Hispania Citerior pasaba a ser la Tarraconensis y
la antigua Hispania Ulterior se dividía en 2: Lusitania y Baetica

TERCERA ORGANIZACION 

3.- Finalmente en el 298 después de Cristo, Diocleciano hace una nueva división administrativa con 5 provincias en la Península Ibérica y una sexta incluida en Hispania que comprendía parte del norte de Africa, ya que los romanos también habían conquistado todas las costas del Mediterráneo ("Mare Nostrum"). Ahí las capitales eran:
Tarraconensis.- Tarraco / Tarragona
Gallaecia. Bracara (actual Braga)
Cartaginensis.- Carthago Nova actual Cartagena, previamente fundada por los cartagineses, pero ya derrotado Aníbal por Escipión el Africano.
Baetica.- Corduba / Cordoba
Lusitania.- Emerita Augusta / Merida
Mauretania Tingitana con capital en Tingis (actual Tanger)

viernes, 18 de agosto de 2023

LOS ROMANOS

El Siglo II d. C., a finales, es la época floreciente en Hispania. Se enseña latín, se realizan obras espectaculares de ingeniería y arquitectura, calzadas, puentes y acueductos, se aplica el Derecho Romano que es la base del actual Derecho en Europa.

TRAJANO

Los emperadores de origen hispano son los que llevan al imperio a su máximo esplendor y la época de paz, Trajano y su sucesor, Adriano.
Antiguos campamentos militares y asentamientos iberos, fenicios y griegos fueron transformados en grandes ciudades, unidas por una extensa red de carreteras. El desarrollo de la construcción incluye algunos monumentos de calidad comparable a los de la capital, Roma.
La ingeniería civil son imponentes construcciones como el Acueducto de Segovia o el Acueducto de los Milagros de Mérida, en puentes como los de Alcántara sobre el Tajo, el de Córdoba sobre el Guadalquivir o el de Mérida sobre el Guadiana. También se construyeron faros como el que aún está en uso en La Coruña, la Torre de Hércules.
La arquitectura lúdica como los teatros de Mérida, Cartagena, Sagunto, Tiermes o Cádiz, los anfiteatros de Mérida, Itálica, Tarraco y Segóbriga y los circos de Mérida, Córdoba, Toledo, Sagunto y muchos otros prueban de la importancia de Hispania.
La arquitectura religiosa también se extendió por la península.
Roma estableció su dominio sobre la Península Ibérica, pero también trajo su cultura, su economía, su legislación, el sistema político y militar, las infraestructuras que les permitieron crear y conservar un imperio y las manifestaciones artísticas de todo tipo. De todo ello se conserva hoy un importante legado no sólo arqueológico, sino también cultural.

ACUEDUCTO DE SEGOVIA 

La latinización, fue un proceso que trajo la pérdida de los idiomas indígenas, a excepción del euskera, y la sustitución de éstos por el latín, del que más tarde derivarían las lenguas romances. La escritura ibérica se siguió usando en muchos ámbitos durante siglos, baste comprobar los grafitos marcados a punzón sobre cerámicas o bien los nombres de las ciudades escritos sobre monedas en ibérico o en latín de modo que, a veces se vuelve al uso del ibérico después de haber acuñado monedas con textos latinos.
La religión de Roma fue fundamental en la vida de las personas e influye en las decisiones. La palabra religión procede del latín religare o re-legere, que significaría volver a ligar o unir. Es decir, atar lo mortal con lo divino. El culto a los dioses en Roma era un deber cívico.  A comienzos del siglo IV, el emperador Constantino abraza la fe católica y deja de ser perseguida para ser la religión oficial de Roma, el cristianismo se encontraba ya desarrollado en Hispania. Tras haber sido impuesto como religión oficial, sufrió la segregación entre el arrianismo que traían los germánicos y el catolicismo de los hispanorromanos hasta la conversión al cristianismo de Recaredo en 586.


Los Hispano-romanos eran las gentes habitantes de Hispania tras la dominación romana que se habían quedado como propia la cultura romana, en toda su extensión. Son los ascendientes que al mestizarse con los visigodos fueron los reyes cristianos posteriores a la invasión musulmana.
No obstante la introducción del cristianismo en Hispania romana ofrece varias lagunas. La llegada de Santiago el Mayor es dudosa. La predicación de san Pablo es poco probable. La introducción del cristianismo debió realizarse mediante una predicación procedente del norte de África, durante el siglo I. A finales del siguiente siglo ya estaba muy extendido y en la siguiente centuria se consolidó.
En otro orden de cosas los romanos dieron a Hispania una fisonomía distinta, al dotarla de grandiosas obras de arquitectura e ingeniería. Con su sistema constructivo basado en sillares de piedra, el arco y la bóveda, levantaron grandes murallas, arcos triunfales, templos, puentes y acueductos. Además de teatros, anfiteatros, circos, y todo tipo de monumento conmemorativo o funerario. Las ciudades de Hispania compitieron por la grandiosidad y la proliferación de sus construcciones monumentales. Roma era un imperio, una cultura, un pueblo de conquistadores, pero que trataba de consolidar su poder más allá de la simple ocupación militar. Un dominio que iba a incidir profundamente en las costumbres y la cultura.
A partir del final del siglo II el sistema imperial romano fue debilitándose. Las legiones militares y las unidades administrativas aumentaron su capacidad de autonomía, hasta conformar estados paralelos al propio Estado.

TEODOSIO 

Decaía el sistema esclavista en el que se asentaba la economía. Levantamientos y revueltas sociales fueron numerosas. Las oligarquías abandonaron el poder y se trasladaron a sus villas. Se debilitó la demanda y la producción. Todos estos problemas económicos y sociales se vieron agravados por los militares dada la presión que ejercieron los pueblos bárbaros sobre las fronteras del extenso imperio.
Se constituyeron diferentes reinos dominados por pueblos de origen bárbaro, aunque fue más bien un ingreso más o menos atropellado y generalmente tutelado por el mismo Imperio Romano. Roma se sirvió con frecuencia de los bárbaros como complemento necesario de su cada vez más precario ejército, que dedicaba la mayor parte del tiempo a resolver enfrentamientos internos y no prestaba la debida atención a la defensa de las antiguas fronteras.
En el año 378 Teodosio el Grande se convierte en el máximo dirigente del Imperio Romano y toma dos importantes decisiones. Por un lado declara al Cristianismo como la nueva religión del Imperio, de esta forma la iglesia cristiana fue asumiendo cada vez más poder y llegó a desempeñar importantes cargos administrativos. Por otro lado decide hacer un pacto con los Godos y les ofrece territorios dentro del Imperio a cambio de que sirvan en las legiones romanas.
Se dirige primero una invitación a vándalos, alanos y suevos para que entren. Y no sólo entran, sino que se instalan. Y únicamente saldrán de España, pasados algunos decenios, o bien para conquistar tierras del norte de África o bien por presiones de un pueblo más fuerte y mejor organizado, el visigodo, que tras su segundo ingreso en la península permanecerá en ella hasta la llegada del islam. Teodosio (347-395), reunió las porciones oriental y occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo el mundo romano. Después de su muerte, las dos partes del Imperio se separaron definitivamente.

AL-ANDALUS DURANTE 800 AÑOS

Solemos escuchar y leer incluso a historiadores refutados que los musulmanes dominaron la península Ibérica durante 800 años. Pues bien, nad...