viernes, 15 de septiembre de 2023

GIBRALTAR Y EL TRATADO DE UTRECH

La Guerra de Sucesión por la corona de España de 1701 a 1713 terminó con el abandono de las armas y el territorio por parte del pretendiente Carlos de Habsburgo, en rivalidad con el heredero Felipe de Borbón (Felipe V). Y se firmó sin la participación inicial de España el Tratado de Utrecht (1713-1715) donde se cedió “a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad sin jurisdicción territorial”. 

"El Sitio de Gibraltar, 13 de septiembre de 1782 de John Singleton Copley.

Propiedad no es soberanía. Lo pactado en Utrecht fue una “cesión forzada” previa apropiación británica en un acto de perfidia. Los principios propios del derecho intemporal en el ámbito del Derecho de los Tratados permiten negar la vigencia de los derechos británicos derivados de Utrecht. El artículo 64 del Convenio de Viena dispone la terminación de los tratados que estén en oposición con una nueva norma imperativa del Derecho Internacional, como es la cesión de soberanía a resultas del uso de la fuerza y con vulneración del principio de integridad territorial. El art. 71.2 dispensa del cumplimiento del Tratado en tanto contravenga esa nueva norma.
La soberanía nacional se ejerce sobre el territorio nacional, pero no sobre las colonias. Gibraltar es una colonia británica y, por ello, no forma parte del territorio nacional británico. Concretamente Gibraltar es un "Territorio de Ultramar", más exactamente, un "Dominio de Su Majestad". La Resolución 2625 de la Asamblea General de la ONU declara que "el territorio de una colonia u otro territorio no autónomo tiene, en virtud de la Carta, una condición jurídica distinta y separada de la del territorio del Estado que lo administra".
La soberanía de un Estado la ejerce sobre su territorio, es decir, sobre su territorio nacional, a diferencia de las colonias sobre las que ejerce otro tipo de poder, limitado, temporal y no soberano.
Las metrópolis de los territorios no autónomos pendientes de descolonizar, son denominados «potencias administradoras» cuyo estatuto jurídico está regulado en el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas, donde se indican sus obligaciones y sus facultades, sin que entre ellas se encuentre el ejercicio de soberanía. El término "Potencia administradora" es significativamente diferente al de "Estado soberano".
Soberanía y descolonización son incompatibles. Los territorios verdaderamente soberanos, las metrópolis, no pueden ser objeto de descolonización. Solo deben ser descolonizados los territorios no autónomos inscritos en la lista del Comité de Descolonización de la ONU, como Gibraltar. La obligación de descolonizar un territorio impone a la metrópoli tan fuertes obligaciones y servidumbres que desnaturalizan el concepto de soberanía, convirtiéndola en una administración temporal.
Gibraltar viola la integridad territorial de España. Así lo ha reconocido la ONU. Dicha integridad es uno de los principios amparados y respetados por la ONU, íntimamente unido al principio de soberanía. La situación colonial de Gibraltar quebranta la integridad territorial española y, por ello, es contraria a la Carta.
El Reino Unido está obligado a reintegrar Gibraltar a España. Así lo han declarado diversas Resoluciones de las Naciones Unidas e incluso se le puso fecha límite: el 1 de octubre de 1969. No se puede llamar soberano de un territorio a un Estado que tiene la obligación de reintegrarlo a otro. Si el Reino Unido fuera verdaderamente soberano de Gibraltar nada ni nadie podría obligarle a reintegrar Gibraltar a España.
Gibraltar no forma parte del sujeto activo de la soberanía popular británica. En las sociedades democráticas modernas, como la británica, la soberanía nacional reside en el pueblo británico. Gibraltar al ser una colonia sin derecho a voto en Westminster, sus ciudadanos no conforman con su voto la soberanía popular británica. Esta se impone, en virtud del principio democrático, exclusivamente en aquellos territorios donde, con su voto, los ciudadanos británicos la constituyen. No es el caso de Gibraltar.
La soberanía permanente de los recursos naturales es de la colonia y no de la metrópoli. Así lo declara la ONU, y ese ha sido el motivo por el que el TJUE ha anulado el acuerdo pesquero de la UE con Marruecos en lo relativo a las aguas del Sahara. No puede llamarse soberano a quien no le corresponde los recursos de un territorio.
No hay soberanía sin autodeterminación. En los territorios no autónomos pendientes de ejercer el derecho de autodeterminación, sus ciudadanos están llamados a decidir su futuro. La metrópoli no puede ser considerada soberana, ya que carece del poder de decisión.
Gibraltar tampoco puede ser soberana. La ONU no le reconoce el derecho de autodeterminación y, por ello, tampoco puede ser sujeto de soberanía.
Si la soberanía de Gibraltar no le corresponde a ésta porque la ONU no le reconoce derecho a la autodeterminación, ni al Reino Unido porque es una simple "Potencia administradora", la soberanía de Gibraltar debe ser española, única legitima destinataria de un territorio cuya actual situación viola su integridad territorial.
Si alguna vez el Reino Unido tuvo la soberanía de Gibraltar, la perdió cuando fue inscrito en la lista de territorios a descolonizar. Una vez transcurrido el plazo dado por la ONU para reintegrarlo a España, el Reino Unido se ha transformando en un ilegítimo ocupante.
El Auto del Supremo no le reconoció legitimidad a los tribunales gibraltareños porque, o bien la cesión territorial llevada a cabo en 1713 lo fue desnuda de soberanía y, por tanto, de jurisdicción, o bien, si conllevó esa transmisión de soberanía territorial, su legitimidad actual está en cuestión a la vista de las normas sobre el derecho de tratados, del actual derecho de la descolonización, y del hecho, en fin, de que el estatuto actual de Gibraltar deriva del uso de la fuerza y que sus efectos y consecuencias pugnan con los postulados de la integridad territorial.
Gibraltar es un resquicio por el que los británicos se niegan a asumir su historia y les recuerda que por mantener esta plaza, perdieron medio continente.
La idea de que la independencia de Estados Unidos dependió en una medida importante de hispanos y de la ayuda económica y militar de España ha sido, y resulta aún, una conclusión difícil de aceptar para buena parte de la ideología oficial de Estados Unidos. Lo mismo que Gibraltar era parte del precio. Es significativo que en 200 años los Estados Unidos no hayan sido capaces de desarrollar, con todos los recursos de la ciencia historiográfica, un detalle correcto de la participación hispánica en su proceso de nacimiento.
Sin embargo, sin ayuda exterior masiva los colonos norteamericanos no habrían obtenido la independencia de los Estados Unidos. Al menos no se habría conseguido en el momento en que se produjo y con el protagonismo de Washington, Franklin, Jefferson, Adams o Paine los caracteres que la concibieron en origen, dando lugar a la república que ahora conocemos.
No habría bastado la ayuda francesa para lograr la independencia. Los datos del conflicto son la más eficaz refutación de esta idea: la alianza entre la rebelión americana y el Reino de Francia carecía de dos ingredientes fundamentales para producir la independencia de las colonias: cantidad suficiente de plata y el dominio del mar. Gran Bretaña era una manzana demasiado grande para la Francia de entonces. Hasta la entrada de España los datos son concluyentes y el Reino de Francia (y la rebelión americana) pasan por una situación crítica.
En ese momento y en esas circunstancias ayudar a los rebeldes americanos no parecía ningún buen negocio. Además, España limitaba con Inglaterra en 5 continentes, a través del mar… Un conflicto con ese país sería necesariamente mundial y aquella situación amenazaba con repetir los desastres de la Guerra de los 7 años en que La Habana, Manila y Florida fueron saqueadas por fuerzas británicas.
Sin embargo, Carlos III de España no se mantuvo neutral nunca en este conflicto. Financió desde el primer momento a los rebeldes, los protegió en su territorio, les abrió sus puertos y les dio acceso a sus arsenales. Otro de los aportes españoles fundamentales fue el desmantelamiento de todas las posibles alianzas británicas en Europa comenzando con Portugal. El Tratado de Aranjuez (15 de abril de 1779) con Francia vinculó finalmente a España con una guerra que no podrá cerrar ningún acuerdo sin que se concierte la independencia de Estados Unidos (artículo 4) y ambas partes se comprometieron a no deponer las armas, ni hacer tratado alguno de paz, o suspensión de hostilidades, sin que hubieran obtenido respectivamente la restitución de Gibraltar para España y la libertad de fortificación de Dunquerque para Francia. Esta propuesta era congruente con el pacto secreto acordado entre los norteamericanos y Francia para que esta última pudiese acomodarse con España. El último esfuerzo británico de apartar a España de la guerra fue la oferta de Gibraltar por el Comodoro Johnson, jefe de la escuadra británica en Lisboa en 1779.
Las colonias americanas sin recursos, sin industria, sin fuerza naval considerable, poco y mal armadas se dieron cuenta que una mera dimensión local del conflicto les era insostenible frente a Inglaterra. El imprescindible teatro europeo fue posible gracias a algunas de las mentes más valiosas de Norteamérica que lo entendieron así y se desplazaron al viejo continente para que el conflicto fuera global. Por eso en Europa se libraron algunas de las más decisivas batallas de aquella guerra: la guerra económica que tanto debe a España, Francia y Holanda y que desbordó la capacidad financiera del Reino Unido, la de los mares europeos y las plazas de Gibraltar y Mahón. Aquellas fueron algunas de las batallas más sangrientas, duras y costosas de toda la guerra de independencia de Estados Unidos. Batallas invisibles ahora en los libros de historia pero no lo vivieron así los norteamericanos de aquella época.
De hecho, una de las apuestas estratégicas de Benjamin Franklin fue crear una armada de corsarios desde Europa para enfrentar al comercio y los suministros británicos. Varios de aquellos buques corsarios norteamericanos, y con el protagonismo del gran John Paul Jones, padre de la marina de ese país, concebían la lucha por Gibraltar como parte fundamental de la guerra común. No sólo actuaron cerca del Estrecho sino que Jones, además de dificultar el abastecimiento de la plaza, concibió e intentó interrumpir los movimientos de la flota inglesa del báltico por su directa conexión con los abastos a Gibraltar, afirmando que, de haber sido respaldado por el intermediario francés Chaumont, "La bandera española ondearía rampante en Gibraltar". Todo ello, por supuesto, bajo la supervisión y dirección de Benjamin Franklin. El asalto de Gibraltar y Mahón obligó a Gran Bretaña a destinar una inmensa cantidad de recursos económicos y militares para mantener ambas plazas. Cualquiera de las tres expediciones para abastecer Gibraltar por Inglaterra podría haber desequilibrado el balance de fuerzas en América septentrional, impedido la derrota de Yorktown o asegurado el control para Inglaterra del territorio de Nueva York hasta Canadá.
El historiador británico Piers Mackesy no dudó de que fue la incapacidad de Inglaterra de dominar el mar lo que posibilitó la independencia. En ese sentido, Gibraltar desvió la atención de recursos que podrían haber permitido el dominio del mar por Inglaterra y que habrían permitido que incluso el general Clinton se enfrentase con éxito a Washington impidiendo que la batalla de Yorktown se hubiera sucedido.
En Gibraltar combatieron más ingleses que en la batalla de Saratoga y casi los mismos que en la de Yorktown. Los costes de mantener la defensa de la plaza fueron ingentes, y hay que tenerlo en cuenta cuando la batalla de Yorktown nunca habría sucedido sin que España no hubiera financiado en esa ocasión a las tropas francesas y a las propias americanas y, desde luego, a la propia flota francesa.
En la pugna por Gibraltar son muchas las expresiones de respaldo de George Washington, Thomas Payne, el mismísimo Benjamin Franklin, el admirable John Adams. Confiaban en que la toma de Gibraltar acabaría definitivamente con la guerra.
Sin embargo, España no consiguió la toma de Gibraltar y la dura negociación por la paz exigió, por su parte, el sacrificio de la exigencia de Gibraltar. La batalla que se perdió para España sirvió para ganar la guerra para los Estados Unidos.
 
Fuentes: La Razón, Tribuna, José María Lacho, ABC, A. Manzano. La guerra de Sucesión Española. Manuel Monreal Casamayor

REINO DE ASTURIAS -2-

Al llegar al trono de Asturias, Alfonso II trasladó la sede a Oviedo y modernizó la ciudad, construyó monasterios y varias iglesias que aún se conservan. Con respecto a los musulmanes estaba claro que se oponían a seguir pagando tributos y dejaron de hacerlo con Alfonso II. Los musulmanes saquearon Oviedo y al volver fueron vencidos en el 794.

ALFONSO II DE ASTURIAS 

Tuvo una expedición militar que pudo controlar y en el 796 volvieron pero no consiguieron su propósito y desde entonces no volvieron a pisar tierras astures.
Alfonso II sufrió revueltas en su reino y se retiró durante siete años, cuando volvió organizó el reino y declaró la independencia del reino frente a cualquier intento de hegemonía del Imperio Carolingio. Si bien tuvo una buena relación con Carlomagno y se casó con su hija, o quizá su sobrina.
Resistió varias incursiones musulmanas en Galicia, Astorga y León afianzando así su poder.
Es con Alfonso II (791-842) con quien la monarquía se afianza gracias al triunfo de las tesis hereditarias de acceso al trono. Entre los siglos VIII y X el reino astur se expande por las despobladas tierras del valle del Duero y se traslada la capital de Oviedo a León, denominándose desde entonces Reino de León, (o Astur-Leonés). Será Alfonso II quien conciba el proyecto de la Reconquista y protagonice la primera peregrinación del camino de Santiago al ser descubierta la tumba del apóstol bajo su reinado. Con Alfonso III (866-910) se extenderá la frontera hasta la línea del río Duero, repoblando la zona. A mitad del siglo IX se liberó León del asedio islámico y se venció al ejército musulmán. Los islámicos no pudieron tomar Galicia por mar y a finales del siglo se resistió en Zamora al asedio árabe.
El reino Astur llegó a tomar Lisboa, y se contó con el respaldo incondicional de la población mozárabe, que eran cristianos que vivían en zonas árabes, impregnados de la mentalidad visigoda. 


Esto fundamentó el encadenamiento entre la monarquía y la sociedad visigoda y la astur. El elemento simbólico fundamental de la lucha contra el emirato fue el descubrimiento de unos restos que se atribuyeron al apóstol Santiago y así Compostela comenzó a ser la etapa final de una peregrinación que unió a todos los reinos cristianos peninsulares y de media Europa, impulsada además por el propio Carlomagno.
Los reinos cristianos realmente se sentían herederos del reino visigodo, y debían encargarse juntamente con la defensa, de ocuparse de la expansión de la religión cristiana, aunque no se ajustaban a fronteras naturales. Los reinos cristianos se van formando desde el siglo VIII al XI. Van extendiendo sus territorios a costa de los musulmanes.
En el mapa podemos leer “Terra de Foris”. Se refiere a los  foramontanos, que fueron las gentes, procedentes del norte con las que en el siglo IX se repoblaron El Bierzo y las tierras al norte de la meseta del Duero, que quedaran vacías como consecuencia de las guerras entre los musulmanes y el Reino de Asturias.
 

Posteriormente a estos territorios se les conocería como Reino de León, siendo los foramontanos leoneses. Con la expansión del Reino de León y el proceso repoblador los pobladores foramontanos formaron núcleos de población nuevos por la Región Leonesa, Galicia y el Condado de Castilla.
Alfonso II murió en el 842.  Alfonso III fue el último rey de Asturias y el primero de León pues trasladó el Consejo de Gobierno y el Tribunal de Justicia.
Alfonso III continuó con la expansión de su reino y se apoderó de Oporto, Chávez y Coímbra. Repobló con mozárabes en Toro y Zamora. Ocupó Burgos, Simancas y Dueñas.
Tuvo buenas relaciones con el rey de Pamplona y se casó con la princesa Jimena.
Aunque tuvo que soportar expediciones musulmanas en Galicia pero venció en Deza, y Atienza. El emir se vio obligado a pedir la paz a un rey cristiano y por primera vez  pagar un rescate. Hubo unos años de tregua y después vencieron los cristianos en Burgos y pudo avanzar por Castilla.
Sufrió una traición en su familia por ambiciones. Trasladó el reino a León y distribuyó los reinos entre sus tres hijos, que no se coronaron hasta la muerte de su padre en el 910.
Es considerado el rey más importante del Asturias. No solo tuvo éxitos militares sino que se preocupó de las artes y la cultura.
Fortificó Oviedo y construyó iglesias en diversos puntos de sus reinos.

REINO DE LEÓN 

Aunque se considera que fue el último rey de Asturias, lo cierto es que dejó León para su hijo García, Galicia para Ordoño y Asturias para Fruela
Nace el reino de León por tanto en el 910 y tuvo en total dieciocho monarcas, hasta que Fernando III el santo unió definitivamente León y Castilla constituyendo la corona de Castilla-León, también llamada sólo de Castilla.

miércoles, 13 de septiembre de 2023

REINO DE ASTURIAS

El primer núcleo de resistencia cristiana se formó en la actual Asturias y tuvo como protagonista a don  Pelayo, un noble visigodo.

DON PELAYO 

La batalla de Covadonga (722), dirigida por don Pelayo fue decisiva porque a raíz de esta, los musulmanes abandonaron aquellas tierras y nunca más volvieron. Lo de Covadonga pudo ser solo una escaramuza, pero a los apaleados godos les devolvió el orgullo y la confianza perdidos. La presencia de nobles que se habían refugiado en la zona contribuyó a darle un carácter institucional a las empresas de resistir al empuje musulmán. Según algunos historiadores, parece ser que en realidad fue una simple emboscada para consolidar la posición. Y su valor es meramente simbólico. Lo cierto es que para los reducidos reinos cristianos posteriores, don Pelayo fue la encarnación de la resistencia contra Al-Andalus, y el punto de unión entre la Hispania visigoda y los nuevos reinos cristianos que fueron formándose.
Hay numerosas narraciones por parte de los cristianos que exageran desmesuradamente, incluso con ayudas de la divinidad, pero si es cierto que la victoria supuso la muerte del caudillo musulmán Al-Kama. Llamamos a ese periodo Reino Astur, y de hecho los primeros gobernantes no se auto titulaban reyes, sino “Prínceps”.
Alrededor del 714 los moros habían aparecido en el valle del Ebro y dos años después toman Pamplona. El territorio fue campo de batalla entre musulmanes, francos y vascones. 
El avance musulmán se detuvo en la cordillera Cantábrica y en los Pirineos. Los habitantes de estas zonas crearon sus propios núcleos primigenios de reinos cristianos. La zona de los Pirineos estaba tomada por el Imperio Carolingio ante el avance musulmán, y tuvo una fuerte influencia gala. En su parte occidental se creó el Reino de Pamplona, en la oriental el Imperio Carolingio dominaba la Marca Hispánica que había establecido para detener el avance musulmán, y entre ambas, el Condado de Aragón.

EMIRATO DE CÓRDOBA 

No obstante los hispano-romanos y visigodos que componían la población de la península, todos cristianos, a la vez que se desarrolló al-Andalus fueron 
creando núcleos de resistencia a los musulmanes, primero en el norte y luego irán avanzando y creando lugar a los reinos cristianos medievales, que son los que se encargarán de hacer frente al musulmán, recuperar territorio al cristianismo o someterlos de alguna forma. En la franja norte de la península, desde Galicia a Cataluña, grupos armados combatían a los musulmanes. Operaban sobre todo en la zona cantábrica y eran insumisos a cualquier gobierno desde la época romana, estaban apenas controlados por los visigodos. Aunque se presentan estos hechos como el principio de la Reconquista, más bien parece una continuación de la actitud habitual de los montañeses. Si bien los reinos cristianos no existían entes de la invasión musulmana fueron resistiendo los ataques musulmanes y pudieron destruir guarniciones y atraer a la población visigoda y fundar el hecho y derecho del reino Astur en la persona de Alfonso I, con la corte de Cangas de Onís en el 739. Pensemos que los visigodos llevaban en la península desde el reino visigodo con capital en Toledo desde el 507 y gobernaron hasta la llegado de los musulmanes en el 711.  Doscientos años de convivencia con los hispano-romanos, con la mezcla de la población y la unidad lingüística, (los visigodos hablaban el gótico, una lengua germánica extinta, hablada por el pueblo visigodo. Actualmente no existen lenguas derivadas de ella), fueron hablando el latín de los hispanos aunque algunos términos góticos permanecieron y el acceso a la cultura vendría por sí solo con el tiempo. Para finales del siglo VI, escasa o no, la cultura  abarcaría a ambas poblaciones. Aquellos visigodos del principio ya no existían, y eran tan hispanos como los demás, ya que compartían lengua y religión.

ALFONSO I DE ASTURIAS 

Volviendo al reino Astur, la presencia de nobles visigodos, refugiados en la zona cantábrica, contribuyó a iniciar de una forma institucional la empresa de constituir un reino. Según las crónicas Pelayo era hijo del dux Favila, y se refugia en Asturias al producirse la invasión musulmana. El gobernador musulmán Munuza, que reside en Gijón, pretende a la hermana de Pelayo, por lo que le envía a Córdoba como rehén, aunque escapa de allí en el año 717. Refugiado en los Picos de Europa, incita posteriormente a los astures a rebelarse contra el invasor. Estos le nombran jefe y se refugian en el monte Auseva. La pretensión del gobernador musulmán de casarse con la hermana de Pelayo, y el matrimonio de la hija de éste con el futuro Alfonso I, hijo del dux de Cantabria, nos sugieren que Pelayo podría ser hijo del dux de Asturias, y que todas estas alianzas matrimoniales buscarían la legitimidad de la nueva situación. En todo caso nace en los Picos de Europa el embrión de un nuevo estado, ya que don Pelayo toma sin esfuerzo Cangas de Onís, que será el Reino de los Astures.  Don Pelayo, descendiente del rey Chindasvinto y fugitivo de la batalla de Guadalete, aclamado como jefe venció a los musulmanes. Tras aquella batalla de Covadonga comienza a organizarse la monarquía. Estos triunfos atrajeron a muchos cántabros y astures y refugiados en los montes. La hija de este rey se casó con el hijo del duque de Cantabria consiguiendo así una alianza muy conveniente. Este reino incipiente fue el embrión de los reinos de León, Castilla, Galicia y Portugal.
A todo esto los musulmanes estaban más interesados en la conquista de la Galia, y llegaron hasta Aquitania.  Fueron derrotados en el 732 y dos años después intentaron ocupar Arlés y Aviñón pero volvieron a ser derrotados, ahora por Carlos Martel, (el abuelo de Carlomagno).
Don Pelayo muere en el 737 y le sucede su hijo Favila. No hay noticias de actuaciones contra los agarenos en ese periodo. Muere Favila atacado por un oso en la lucha ya que era la tradición entre los jóvenes dar muerte a un oso. Esto sucedió en el  739, y le sucede su cuñado Alfonso I que consolidó la monarquía.
Las rebeliones entre los musulmanes por las disputas de los bereberes que eran mayoría frente a los árabes, hizo que éstos llamaran a los sirios que después de apaciguar los conflictos se instalaron en el sur de al-Andalus.
Alfonso I aprovechó las revueltas musulmanas para hacer incursiones en el valle del Duero y atravesando el Ebro llegar a La Rioja. Acompañado por su hermano Fruela, conquistaron Galicia, León, Astorga Salamanca, Ávila, Segovia, Álava, y l Rioja. Realmente esas zonas quedaron despobladas, como tierra de nadie, y fue escenario de luchas. Pero cuando se fundó el Emirato de Córdoba se hicieron fuertes en el norte dejando una zona desierta entre ellos y el emirato recién fundado. Cesaron los avances cristianos y durante las siguientes monarquías el reino Astur fue vasallo del cordobés pagando los correspondientes tributos.
Comenzó lentamente la construcción de fortalezas en el valle del Mena y sus aledaños, para protegerse de los musulmanes, quienes las llamaban “al-quila”, primera mención del nombre de Castilla. Mandó construir el monasterio de San Pedro de Villanueva y el de Santa María de  Covadonga, lo que le valió el apelativo de “el santo”.
A su muerte heredó el trono su hijo, Fruela I, que se casó con la hija de un señor vascón de esa unión nació el futuro Alfonso II.
Mientras en el año 756 se crea el emirato independiente con capital en Córdoba que existió hasta el  929 regido por los omeyas. En ese periodo se consolidó la paz, pero por las rebeliones internas se reanudaron las incursiones en el norte aunque el rey asturiano salió victoriosos en arias de ellas. Por el asesinato por sus propias manos de su hermano y la prohibición de casarse a los presbíteros con castigos incluso físicos y por otros episodios fue llamado “el cruel”. Pero fue el fundador de la ciudad de Oviedo y diversos monasterios y templos. Fruela murió  en el 768 y heredó el trono Aurelio, su primo. Siguieron pagando tributos a los musulmanes y la entrega de doncellas, consiguiendo así un periodo de paz.

DIPLOMA DE SILOS 

A su muerte en el 774 le sucede Silo que reinará nueve años, siendo un tiempo pacífico con los musulmanes. Carlomagno por entonces intentó asediar Zaragoza y tuvo que retirarse. Silo era hijo de musulmana lo que contribuyó a una buena relación con el emir cordobés. El Beato de Liébana apoyó a Silo en contra de la herejía defendida por un monje. El documento “Diploma del rey Silo” es el más antiguo existente en la península ibérica.
Los reyes siguientes, Mauregato y Bermudo I reinaron pocos años. Este último renunció para retirarse como eclesiástico y dejó el gobierno a Alfonso II.

martes, 12 de septiembre de 2023

REINOS CRISTIANOS DE LA EDAD MEDIA

La conversión del rey visigodo Recaredo en el Concilio de Toledo del 7 de abril del 589 en el cual quedó sellada la unidad espiritual y territorial del reino visigodo, dejando la religión arriana y abrazando el cristianismo romano, también simbolizaba el triunfo de la civilización hispanorromana sobre los bárbaros, y contribuyó a sellar una alianza entre la corona y la iglesia. Tanto es así que la unión de la península era un hecho por la religión cristiana. 

CONCILIO DE TOLEDO 

Pero como sabemos en el 711 un ejército bereber cruzó el estrecho de Gibraltar, como aliado de los nobles visigodos contrarios a la llegada al trono del rey Don Rodrigo, y tras vencerlo en la batalla de Guadalete, comenzó la conquista de la Península Ibérica. Es la invasión musulmana. El reino visigodo se desplomó y se creó una nueva entidad política, al-Andalus. No obstante los hispano-romanos y visigodos que componían la población de la península, todos cristianos, a la vez que se desarrolló al-Andalus, fueron creando núcleos de resistencia a los musulmanes, primero en el norte y luego irán avanzando y creando lugar a los reinos cristianos medievales, que son los que se encargarán de hacer frente al musulmán, recuperar territorio al cristianismo o someterlos de alguna forma. En la franja norte de la península, desde las actuales Galicia a Cataluña, grupos armados combatían a los musulmanes.

DON PELAYO 

Operaban sobre todo en la zona cantábrica y eran insumisos a cualquier gobierno desde la época romana, estaban apenas controlados por los visigodos. Aunque se presentan estos hechos como el principio de la Reconquista, más bien parece una continuación de la actitud habitual de los montañeses.
Si bien los reinos cristianos no existían entes de la invasión musulmana, por lo tanto se trataba de avanzar por el territorio de la península, recuperando para la cristiandad los pueblos sometidos, y o bien expulsar o conseguir una debilidad que produjera impuestos que los musulmanes debían pagar. Está claro que si no había ya un rey cristiano con los visigodos, tendría que haberlo escogiendo entre los nobles de la población existente ante de la llegada de los agarenos.
Por lo tanto se organizaron y luego fueron resistiendo los ataques musulmanes y pudieron destruir guarniciones y atraer a la población visigoda y fundar de hecho y derecho del reino Astur en la persona de Alfonso I, con la corte de Cangas de Onís en el 739.

REYES CATÓLICOS 

Cuando ochocientos años después, los reyes Isabel y Fernando salen victoriosos en la guerra de Granada, terminando así con el último reducto musulmán en la península, Rodríguez de Almela, historiador, en esos días, al entregarles a los reyes un ejemplar de su “Compilación de las crónicas e estorias de España”, les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos cristianos, estaba en la estirpe visigoda que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa. Los ocho siglos de convivencia en el mismo territorio tuvo todo tipo de situaciones en las relaciones de diferentes reinos y con los invasores musulmanes. La consolidación de los reinos cristianos durante la Edad Media presenta una dinámica particular. Los reinos de Castilla y León forman el bloque más aventajado y compacto. Era una época en que se confundía el gobierno de los territorios con las administraciones de las propiedades privadas. Por lo que no es de extrañar que los conflictos familiares, los matrimonios de conveniencia y las cuestiones hereditarias determinasen los dominios sobre amplias extensiones, muchas sin poblar incluso.
Las alianzas, enemistades y los frecuentes cambios fronterizos de los reinos eran moneda común. Esto nos lleva a pensar que el sentimiento de Estado o Nación no existía aún, o era solo un esbozo. Los reinos eran hereditarios y competían entre sí e incluso eran capaces de luchar entre hermanos o padres contra hijos. No obstante tanto León como Castilla, Navarra y Aragón estaban en general empeñados en arrebatar los territorios a los musulmanes en aras de la expansión del cristianismo, o al menos de convertir a esos sus pobladores musulmanes en vasallos de los reinos cristianos. Esto explica cómo pudo ser que los islámicos estuvieran tanto tiempo en la península, digamos que gran parte de ese tiempo lo hicieron como inquilinos mal considerados.

ALCÁZAR DE CÓRDOBA

El Califato de Córdoba se va desintegrando y termina en el año 1031, pero ya se había iniciado la disgregación del territorio en pequeños reinos llamados Taifas. La primera se considera que fue la de Badajoz en el 1009. Pero el avance cristiano hace que los reyes de las taifas pidieran ayuda al sultán almorávide del norte de África, hasta el 1144. Cuando el dominio almorávide empezó a decaer, surgieron los llamados segundos reinos de taifas en 1144 que habían sucedido a los almorávides en su dominio del norte de África.  Tras el fin del periodo almohade, marcado por la batalla de las Navas de Tolosa (1212), hubo un corto periodo denominado terceros reinos de Taifas, que terminó en la primera mitad del siglo XIII con las conquistas cristianas en el Levante de Jaime I de Aragón y en Castilla de Fernando III el Santo. Y perduró en Granada con la fundación del reino nazarí en 1238, (que fueron vasallos de la Corona de Castilla-León), y que no capituló hasta el 2 de enero de 1492, fecha que pone fin a la Reconquista.
Si bien esto no impedía que hubiese alianzas tácticas entre cristianos y musulmanes, ya fuese para combatir a los del credo contrario o a los adversarios del credo propio. Muchas veces a la defensa de la fe, se anteponía la necesidad política o económica de asegurar determinada región. Aún ante esta confusa situación, los reinos cristianos fueron consolidando sus propias identidades a través de instituciones y normas sociales, diferentes entre unos reinos y otros muchas veces, pero que les imprimieron sus particulares rasgos sociales, sus usos y costumbres. Su identidad.
Durante esos ocho siglos (711-1492) existieron en la península ibérica hasta diez reinos cristianos: Asturias, Pamplona, León, Aragón, Castilla, Galicia, Portugal, Navarra, Mallorca y Valencia. Si bien realmente fueron cinco los que predominaron en diferentes periodos de tiempo, mas o menos largos: Asturias-León, Pamplona-Navarra, Castilla, Aragón y Portugal.
Además no debemos olvidar lo que luego se convirtió en Cataluña, una serie de condados pirenaicos que fueron protegidos y regidos por el Imperio Carolingio durante doscientos años, y después de un breve espacio de tiempo siendo vasallos del Califato cordobés, se unieron al reino de Aragón, conservando su identidad.
De lo que podemos estar seguros es que España se va creando lentamente, primero con pueblos prehistóricos y luego con la llegada de los romanos se crea la provincia romana de Hispania, que al caer lentamente el Imperio, ceden por pacto a los visigodos el territorio para su control y para el desplazamiento y expulsión de los últimos bárbaros de la península, Alanos, Vándalos y Suevos.
Y de aquella provincia de Hispania, se convierte en el reino visigodo que dará lugar a los reinos cristianos que hemos nombrado anteriormente, luchando y pactando con los musulmanes invasores.

CARLOS I DE ESPAÑA

Con la llegada del rey Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, se produce lo esperado durante siglos, la unión en un sola testa de todas las coronas de lo que llamamos España. Pero es evidente que eso no hubiera ocurrido, de no haber sucedido todo lo anterior. Por lo cual, burocracias y administraciones aparte, el nacimiento de esa nación hay que buscar su embrión en la llegada de Roma, ni más ni menos.

 

AL-ANDALUS DURANTE 800 AÑOS

Solemos escuchar y leer incluso a historiadores refutados que los musulmanes dominaron la península Ibérica durante 800 años. Pues bien, nad...