Alfonso V de Aragón estuvo en guerra contra Génova desde1454 hasta su muerte en junio de 1458, en Nápoles. La
falta de descendencia, hicieron recaer en su hermano Juan II la categoría de heredero en1458, por
lo que pudo actuar en el reino de Aragón como auténtico soberano. Al igual que
en Navarra, Juan II desarrolló en Aragón una política personalista en la que
primaron sus intereses dinásticos en Castilla; el reino aragonés se vio inmerso
en un conflicto que le exigía una aportación continuada de dinero y de hombres,
además de sufrir las zonas lindantes con Castilla los devastadores efectos de
la guerra.

En
mayo de 1441 moría su esposa Blanca de Navarra. La muerte de la Reina se
producía mientras su marido, Juan, seguía inmerso en las banderías internas
castellanas, capitaneando la liga de nobles castellanos que, aliada
circunstancialmente con los “infantes de Aragón”, conseguía desterrar del reino
al valido Álvaro de Luna y capturar al rey de Castilla, su primo, en Medina del Campo; durante los dos años y
medio siguientes, Juan de Navarra pudo actuar, siquiera momentáneamente, como
amo y señor del gobierno de Castilla.
La
sucesión al reino de Navarra iba a generar un prolongado enfrentamiento entre
dos bandos irreconciliables, los agramonteses y los beamonteses. Los distintos
estados de la Corona de Aragón se negaban en Cortes a seguir suministrando
ayuda económica a su lugarteniente para la guerra frente a Castilla. En Navarra
el gobierno quedaba en manos del príncipe de Viana que, por ley, debía ser
coronado, ya que, según el testamento de doña Blanca el primogénito Carlos
quedaba como heredero universal de sus bienes, aunque le instaba a no tomar el
título real sin contar con la anuencia paterna. El viudo rey consorte no tenía
ninguna intención de perder su regio cargo, aunque, todavía ocupado en los
asuntos castellanos, dejaba momentáneamente el gobierno de Navarra en manos de
su hijo Carlos.
Juan
II en Navarra firma las capitulaciones matrimoniales en 1443 con Juana
Enríquez. La boda se celebró en 1447, y de este segundo matrimonio nacieron
cuatro hijos: Fernando, el futuro Rey Católico,
las infantas Leonor y María y Juana.
Ya
en la batalla de Olmedo habían sido vencidos los infantes de Aragón en 1445,
con lo cual ese asunto se fue diluyendo. Juan II decidió en 1450 instalarse,
junto con su nueva familia, en la Corte navarra, agravando así la crisis
sucesoria. La destitución del príncipe de Viana, su hijo, del cargo de
lugarteniente, se completó con la pérdida de poder de los beamonteses,
partidarios de Carlos y de la legitimidad sucesoria, y el ascenso político de
los agramonteses, partidarios de Juan II, culminando así la ruptura entre padre
e hijo, que arrastró al reino de Navarra a una situación de guerra civil.

CARLOS DE VIANA
Desde
1450 el príncipe Carlos, derrotado entró en negociaciones con Castilla, pactos
firmados en septiembre de 1451, que sirvieron para ser acusado por su padre de
alta traición. El enfrentamiento civil se saldó, momentáneamente, con la
derrota de los beamonteses en Aybar, en octubre de 1451, en la que el príncipe
Carlos fue hecho prisionero. Mientras que la mujer de Juan, que estaba en
estado de gestación se trasladó a Sos, Aragón, donde nació Fernando, en 1452.
Juan
II llegó a nombrar a Juana Enríquez, su segunda mujer, como gobernadora de
Navarra, y negoció, en 1455 en Barcelona, la sucesión al trono navarro,
desheredando para ello a Carlos de Viana y a su hermana Blanca, en beneficio de
su hija menor Leonor.
El
príncipe Carlos, derrotado en Navarra, acudió a Nápoles, donde fue acogido por
su tío, el rey Alfonso V de Aragón. Con
la muerte del rey de Aragón en 1458, Juan heredó el trono aragonés y su hijo
Carlos se convirtió en el príncipe heredero de la Corona. Navarra desde
entonces ocupó un lugar secundario en el desarrollo del conflicto por la
sucesión entre padre e hijo.
Alfonso
V dejó a Ferrante, su hijo natural, el reino de Nápoles, mientras que su
hermano Juan II fue reconocido como rey de Aragón y heredero de los diversos
estados de la Corona, que eran muchos.
Juan
II de Aragón y de Navarra en julio de 1458 se coronó rey de Aragón. Y encumbró
a su hijo Fernando en detrimento de Carlos.
Juan era ya hombre de avanzada edad, sesenta y un años.
Por
su parte, el gobierno municipal de Barcelona, que asumía la capitalidad del
Principado, se dirigió a Juan II para reclamar su presencia en la ciudad. Tanto
las Cortes del reino de Aragón como las
catalanas exigieron a Juan II que designara a su primogénito Carlos de Viana
como príncipe heredero y futuro rey de la Corona de Aragón. El monarca aragonés
decidió, firmar la llamada Concordia de Barcelona en enero de 1460 por la que
perdonaba a su hijo Carlos, y, reconoció obligado a Carlos como primogénito. El
acercamiento entre padre e hijo duró poco tiempo ya que el príncipe Carlos,
desde Barcelona, negoció con Enrique IV de Castilla su boda con Isabel de
Castilla. Estos contactos, a espaldas de su padre, sirvieron de justificación
para que Juan II ordenara la detención y encierro de su propio hijo en
diciembre de 1460 en Lérida. Esto provocó revueltas en Cataluña donde las
clases privilegiadas que eran contrarias a Juan obligaron al rey a liberar a su
hijo y a firmar unas capitulaciones, en las que no podría entrar Juan en
Cataluña y reconocía a Carlos heredero de todos sus reinos. Fernando y su madre
llegan a Barcelona y entre diciembre de 1461 y febrero de 1462, la reina
conspirará contra las autoridades catalanas desafectas a su esposo.
Pero
inesperadamente muere Carlos de Viana enfermo y se complicó la situación.
Fernando II es reconocido heredero de la corona aragonesa.
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FERNANDO II
La
reina, temiendo también ella por su vida y por la de su hijo Fernando, se
refugia en Gerona. Los enemigos del monarca formaron un ejército para terminar
con el levantamiento campesino y destituir al monarca en 1462. Aragoneses,
valencianos y mallorquines, mientras tanto, prestan su apoyo a Juan II, además
de los de la Busca y los remensas, y algunos nobles y clérigos.
Juan
II consiguió ayuda de Luis XI de Francia a cambio de las rentas del Rosellón y
Cerdaña. El 28 de mayo de 1462 el Monarca rompió la Capitulación y entró con
sus tropas en el Principado; era el comienzo de la guerra civil catalana
iniciada desde las instituciones más representativas, la Generalitat, el
Consell de Cent de Barcelona y el Consell del Principat, dominadas por los
grupos oligárquicos. Pudo invadir Cataluña en 1462, lo que le costó su
destitución según los acuerdos tomados en su día.
El
ejército de la Generalitat entra en Gerona y asedia la ciudadela, donde se
encuentran la reina Juana y el infante Fernando. Aquellos días, tropas
populares formadas por campesinos la ayudan a resistir, testimonio elocuente de
la profunda división de la sociedad catalana. La reina supo defenderse en
espera de ayuda. La Diputació de Cataluña desposee a Fernando de los derechos
de su primogenitura y ofrecen su gobierno a Enrique IV de Castilla, nombrándole
Conde de Barcelona, pero se encontró la resistencia del rey francés y Enrique
la rechazó. Luego se lo ofrecieron a Pedro de Portugal, pero este muere en la
batalla de Calaf. Ofrecieron la corona también a Renato de Anjou, que había
sido vencido por el padre de Juan II, (Alfonso V), en Nápoles y estaba refugiado
en Francia. En 1466 que aceptó ser rey de Aragón pero envió a su hijo Juan que
muere cuatro años después.
En
1468 muere el infante Alfonso de Castilla, (el hermano de Isabel), por lo que
después de numerosos conflictos, se llega al pacto de los Toros de Guisando, y
se reconoce a la infanta Isabel, la hermana de Enrique IV, rey de Castilla,
como heredera. El rey Juan II, padre de Fernando, trató de conseguir por todos
los medios posibles el matrimonio de Fernando con Isabel. Se firmó un acuerdo
según el cual los contrayentes actuarían conjuntamente y tomarían decisiones
entre los dos. Además, este enlace no era del agrado del rey Enrique IV, por lo
que se lleva a cabo en secreto.
Mientras
tanto el rey aragonés Juan II seguía luchado y en 1471, en octubre tomó Gerona,
y venció en la batalla de Santa Coloma de Gramanet. Y continuó con otras
localidades menores. Muchas pueblos se rendían sin problema, dado la forma de
trato del rey. Barcelona seguía resistiendo aunque estaba sitiada por tierra y
por mar. Pero en el mes de octubre de 1472 se firmó la Capitulación de
Pedralves que suponía la capitulación de
toda Cataluña, no solamente de Barcelona.
La
guerra civil catalana ha durado diez años. Se ponía fin a la guerra pero no a
la crisis económica ni al conflicto entre los campesinos y los señores. También
quedaba por recobrar los condados del Rosellón y Cerdaña que el francés
retenía. Cosa que consiguió con una rendición, y aceptó el pago de las deudas,
pero cuyas condiciones el francés no cumplió y que el aragonés no pudo
recuperar por la falta de medios. Cataluña saldría a medio plazo bien librada
porque mantenía sus estructuras políticas y sociales con capacidad de reforma y
esto la hizo entrar en la modernidad. Sin embargo no fue igual para Aragón que
había contribuido a la victoria de Juan II para que mantuviera unida a la
Corona y asegurarse el comercio marítimo en el Mediterráneo. La fuerza de los
nobles detuvo cualquier cambio.
Juan
II dejó a su hija de su primer matrimonio, Leonor, el reino de Navarra. Desde
aquí es cuando Navarra queda desprendida de la unión con las fuertes coronas de
Aragón y Castilla Y Fernando, que era
hijo de su matrimonio don Juana Enríquez, heredó el reino de Aragón y los
condados catalanes. Todavía en 1478 Cerdeña se sometía definitivamente a la
Corona de Aragón, viéndose así el anciano Monarca reconfortado en los últimos
meses de su vida.
Murió
Juan II en enero de 1479. Fue enterrado en el real monasterio de Poblet.