lunes, 11 de marzo de 2024

CARLOS II REY DE ESPAÑA - (1661-1700)

 

Nació en Madrid, en noviembre de 1661 y murió también en Madrid en noviembre de 1700, fue rey de España entre 1665 y 1700 Felipe IV, su padre, murió en septiembre de 1665 dejando como heredero a un niño de corta edad y como regente a una joven reina inexperta. El niño sería en futuro Carlos II y la reina su madre, Mariana de Austria. Tradicionalmente se ha visto en el reinado de Carlos II el punto más hondo de la decadencia española bajo los Austrias. La lucha por el poder quedó en manos de confesores, favoritos y aventureros, muy lejos del esplendor que alcanzaba la corte francesa y sus triunfos. No obstante el punto más bajo de la depresión económica se había dado ya en época de su padre. En las últimas décadas del siglo no solo no se agravó sino que incluso en algunas regiones llegaron a percibir los síntomas de mejoría. Desde su nacimiento, Carlos mostró una gran debilidad física y mental, atribuida a la consanguinidad de sus padres. Su padre, Felipe IV, con 44 años tuvo a Carlos II fruto de la unión con su sobrina Mariana, de 14 años. Carlos fue incapaz de llevar los asuntos del estado. Se sucedieron personajes fuertes como su madre, su hermanastro Juan José de Austria, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. Esta inestabilidad y una crisis económica empeoraron la maltrecha situación internacional de España ante el expansionismo agresivo de Luis XIV de Francia. Pese a que contrajo matrimonio en dos ocasiones fue incapaz de engendrar descendencia, lo que produciría una inmensa expectativa internacional sobre su herencia. Finalmente dictó testamento a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, (el futuro Felipe V). Se sabe con casi total seguridad que padeció el síndrome de Klinefelter, enfermedad genética que consiste en una alteración de los cromosomas. Infertilidad, niveles inadecuados de testosterona, disfunción testicular, genitales pequeños, trastornos de conducta y aspecto eunucoide, talla alta, extremidades largas, etc. Con el fin de que aquel débil muchacho sobreviviera, fue alimentado por 14 amas de cría distintas, que le amamantaron hasta la edad de 4 años, y no se continuó durante más tiempo porque se consideraba “indecoroso” para un monarca. No pudo sostenerse en pie hasta los 6 años de edad, debido probablemente a un raquitismo por déficit de vitamina D, agravado también por la falta de luz solar, puesto que prácticamente no se sacó al niño al exterior por temor a los enfriamientos. Carlos II no aprendió a leer hasta la edad de 10 años y nunca supo escribir correctamente. Padecía ataques de cólera desmesurados y tuvo adicción alimentaria al chocolate (chocoholismo). Cuadro Carlos II pintado por Juan Carreño de Miranda

En 1679 el rey tenía 18 años y se casa con María Luisa de Orleans, sobrina de Luis XIV de Francia. Él era realmente desagradable y ella tenía una educación mucho más libre que la castellana. Aguantó pacientemente a su marido y llegó a ser afectuosa con él, mientras que el rey parecía estar enamorado de ella. La reina no quedó embarazada a pesar de los intentos. Las presiones de los médicos se multiplicaron para aumentar su fertilidad. Tanto fue así que terminaron por enfermarla y murió en febrero de 1689 a los 26 años de edad, dejando a Carlos muy deprimido. El aspecto del rey era impresionante, un desgraciado. Unos exorcistas declararon que el rey estaba hechizado y con potingues terminaron por minar definitivamente la salud del rey. El rey se casó por poderes un mes después no sin problemas con otra extranjera. Ella fingió cuantos embarazos le interesaba. Anuló la voluntad de Carlos, pero nunca quedó embarazada. La situación de España, perdiendo en todos los sentidos, marcó un final de siglo terrible. La endogamia practicada continuamente por la casa de Austria trajo como fruto a Carlos, símbolo de la decadencia de los Austria y de la mismísima España. Durante la regencia, la reina madre, aconsejada por su confesor y Jefe de la Inquisición se tomaron medidas restrictivas y represivas como cerrar la Casa de Comedias lo que molestó al pueblo llano. En las protestas ganó la oposición encabezada por Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV con María Calderón, una actriz. 

JUAN JOSE DE AUSTRIA
Juan José se había ganado el respeto del pueblo por los éxitos militares en las campañas de Nápoles y la rendición de Barcelona, que volvía al redil tras doce años del alejamiento de Cataluña a la monarquía española, apoyándose en la francesa.. Frustrado por ser excluido de la acción de gobierno, se convirtió en conspirador. Llegó a realizar el primer pronunciamiento de la historia moderna, y consiguió echar al inquisidor, pero se ganó el desprecio de la regente, su madrastra. Luego, a partir de los 14 años Carlos reinaba según el testamento de su padre. Su hermanastro Juan José de Austria se había hecho con el poder y gobernaba con el beneplácito del rey. Pero el precio de los alimentos eran enormes y el pueblo culpaba a Juan José. Por otro lado el rey quería casarse cuanto antes y ya tenía previsto el enlace con María Luisa de Orleans, una francesa. Tenía el rey 18 años. Era evidente que el apoyo a Juan José, ya enfermo y desacreditado, disminuiría con la entrada de una reina francesa. Sin apoyos todavía logró instaurar “La Gaceta de Madrid”, pero acabó muriendo en septiembre de 1679. España estaba en guerra con Francia y formaba parte de una coalición militar con Inglaterra y Holanda. El rey francés no perdía detalle de los vaivenes de la corte española. La firma de la paz de Nimega fue la claudicación de España ante Francia. Cataluña es invadida por Francia y tendrá que capitular en 1697. Los catalanes desconfiaban de la monarquía porque decían que no les habían apoyado lo suficiente, y la monarquía desconfiaba de la fidelidad de Cataluña. Mientras tanto el rey, que ya se había casado con la francesa, no tenía heredero, él era realmente desagradable y ella tenía una educación mucho más libre que la castellana. Los problemas financieros que había dejado Felipe IV se agravaban. Comenzó a circular moneda falsa, Castilla y Andalucía sufrían una profunda crisis, la ganadería y el abandono de las tierras, todavía en un sistema feudal. Peste, sequía y hambre. Pero aquí es donde se produce una gran diferencia entre Castilla y a periferia. Galicia, el país vasco y otras zonas comienzan nuevas técnicas unas de siderurgia y otros de cultivos de lana y seda. La España del mediterráneo supera la crisis. Se dijo que “no es oro y plata lo que traemos de las Américas, sino sangre de indios”. Solo podían viajar al nuevo mundo los súbditos castellanos. Además el poder de la iglesia aumenta considerablemente. También en Europa. Los científicos se enfrentaron a la Inquisición. El marqués de Mondéjar fue su defensor. La reina no quedaba embarazada y las presiones se multiplicaron para aumentar su fertilidad. Tanto fue así que terminaron por enfermarla y murió en febrero de 1689 a los 26 años de edad. 

MOTÍN DE LOS GATOS 
La rebelión popular llamada “motín de los gatos” fue la expresión popular del descontento existente en el pueblo  de Madrid y la corte. Venía un cambio de siglo y de dinastía. Resumiendo los aspectos políticos del reinado diremos que España reconoce la independencia de Portugal y recibe Ceuta a cambio. En 1674, se subleva Messina contra España. Debilitado el ejército en Cataluña, cambian la cosas y si en 1674 se había invadido el Rosellón, en el año 1675 son los franceses los que invaden Cataluña. Posteriormente, sigue la guerra con distinta suerte para ambos bandos que van manteniendo un constante equilibrio en su situación de fuerza. Un hecho importante fue la Paz de Ryswick, firmada con Francia en 1697 donde  España recuperó la Cataluña invadida por los borbones franceses, algo que fue fundamental en la Guerra de Sucesión que vendría más adelante. La consecuencia más importante de esta paz fue la posibilidad de Francia de acceder al trono de la Corona española. Se había pactado un heredero, José Fernando de Baviera, pero murió un año antes que Carlos en 1699. El rey Carlos II hizo testamento en favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, haciendo constar que las coronas francesas y españolas no podían ser unidas. Y a partir de aquí comienzan los Borbones, no si antes declararse la Guerra de Sucesión Española.

miércoles, 28 de febrero de 2024

GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA - EL GRAN CAPITÁN

 

 Nació en Montilla (Córdoba) en septiembre de 1453 y murió en Granada en diciembre de 1515. Perteneciente a la Casa de Aguilar, una casa nobiliarias importante de Andalucía, fue paje en la corte de Castilla. Tuvo como trabajo ser el protector de Isabel de Castilla y enseñó a su hermano Alfonso, las primeras nociones de la lucha. - En 1465, Isabel tenía solo catorce años, pero ya se percataba de los peligros que la rodeaban a ella y a su hermano Alfonso de dieciséis años. Pero los hermanos estaban separados, Alfonso protegido por Gonzalo de Córdoba.

En la guerra de Alfonso contra el rey de Castilla, Enrique IV, su hermano de padre, en agosto de 1467 ambos se enfrentaron en la Segunda Batalla de Olmedo. Realmente ninguno fue vencedor claro, pero el rey Enrique no se atrevió a proclamar su victoria ante sus tropas, cosa que si hizo Alfonso aconsejado por su valedor, experto en asuntos militares. Se dice que en realidad en que combatió con la armadura de Alfonso fue Gonzalo de Córdoba.

Poco después abandonó la corte, y fue luego llamado por Isabel al proclamarse reina de Castilla. Sirvió desde entonces a los reyes Isabel y Fernando. En la guerra de Sucesión Castellana que se produjo de 1475 a 1479 por la Corona de Castilla entre los partidarios de Juana de Trastámara, (La Beltraneja) del reino de Portugal, por el reino de Castilla, luchó a las órdenes de Fernando.

ESTATUA DEL GRAN CAPITÁN EN TENDILLAS -  CÓRDOBA 

Entre 1482 y 1492 tiene lugar la guerra de Granada y participa en ella con treinta años. Ocupan ciudades, plazas fuertes y castillos, junto a una astuta intervención de Fernando en los conflictos internos de la familia real granadina, se da un importante y decisivo empuje al conflicto. En 1486 a febrero de 1489, la guerra se acerca a su clímax. Tuvo lugar la escaramuza en Almorava, a las afueras de Granada, la primera hazaña importante de Gonzalo y el campo donde, ya convento jerónimo, muchos años más tarde reposaran sus restos mortales.

Gonzalo, en Íllora sigue su lucha pero también frecuenta la amistad con Boabdil. Y defendiendo el diálogo entre cristianos y musulmanes, entre 1487 y 1489 será el héroe de las calles de Granada porque cree que la mejor solución para Granada es el pacto con beneficiosas consecuencias económicas, y no la guerra, justo lo contrario de lo que opina la línea de la casa real. En la primavera de 1489 la corte anunció la nueva campaña militar, iniciándose en abril el asedio. A fines de este año se rinde Baza, y poco después Almería y Guadix. En 1490 comienzan las difíciles negociaciones de uno y otro lado para la paz, con Gonzalo como uno de los interlocutores, y en el verano de 1491 empieza el asedio a Granada desde el construido campamento de Santa Fe. Las negociaciones terminan con la toma de Granada el uno de enero de 1492. Los servicios que prestó durante aquella campaña fueron premiados con la encomienda de la Orden de Santiago, además de otras rentas y señoríos.

CUADRO DEL GRAN CAPITAN 

Tenía el título de cinco ducados como condecoraciones. Luego fue capitán en Nápoles en 1494, Lugarteniente General de Apulia y Calabria en 1501. Participó en la batalla de Atella y en la de Ostia en la 3ª Guerra Turco-Veneciana, en la batalla de Cefalonia, 2ª Guerra de Italia, y en Ceriñola y Garellanc en Francia en 1503.

Su disciplina militar destacó de forma brillante, tanto por la excelente relación que tuvo con compañeros y con los hombres que comandaba los cuales le admiraban, como por la mente estratégica tan brillante e innovadora que tuvo en el campo de batalla lo que le llevó a obtener grandes victorias tanto en Granada como en otras campañas que se llevaron a cabo en Italia y que lo convirtieron en virrey de Nápoles.

En Italia sostendría una larga guerra por la hegemonía en la región contra Francia. La invasión francesa de Nápoles reclamando la herencia de la Casa de Anjou fue respondida con una campaña de dos años (1494-96) dirigida por Fernández de Córdoba, que derrotó a los franceses y repuso al monarca napolitano, perteneciente a la familia real aragonesa. Los éxitos de aquella guerra (como la toma de Reggio, Atella y Nápoles) le valieron el sobrenombre de Gran Capitán y el título de duque de Santángelo. Las innovaciones militares que puso en práctica don Gonzalo Fernández de Córdoba durante los primeros compases de las campañas de Italia representaron la última evolución del arte de la guerra durante el siglo XV. A partir de ese momento, tanto sus actores como sus formas y medios cambiaron por completo y para siempre. Gracias al Gran Capitán, el mundo contemplaría el nacimiento de la estrategia y la táctica modernas, en las que los infantes españoles hicieron un uso cada vez más extendido de las armas de fuego.

ACTOR DE LA SERIE "ISABEL"

La muerte de la reina Isabel la Católica en 1504 marcó el inicio de la caída en desgracia del Gran Capitán. Su enfrentamiento con Fernando el Católico alcanzó un punto culminante a raíz del Tratado de Blois (1505), por el que el rey devolvió a la Corona francesa las tierras napolitanas que Fernández de Córdoba había expropiado a los príncipes de la Casa de Anjou y había repartido entre sus oficiales. En 1507 Fernando viajó a Nápoles para tomar posesión de su nuevo reino, momento en que cuenta la leyenda que exigió al Gran Capitán que rindiera cuentas de su gestión financiera; en todo caso, fue depuesto como gobernador de Nápoles, donde nunca regresó a pesar de sus protestas.

En 1507, Fernando lo sustituye por el Conde de Ribagorza. No en vano, en ese momento las relaciones entre Francia y la Corona hispánica se encontraban en el campo de la cordialidad. En junio de 1507, el Rey francés organizó un banquete al que invitó a Fernando El Católico, a Germana de Foix y a Fernández de Córdoba, donde se sinceró como un admirador del hombre que había vencido a sus ejércitos. “Mande Vuestra Señoría al Gran Capitán que se siente aquí; que quien a reyes vence con reyes merece sentarse y él es tan honrado como cualquier Rey”, afirmó Luis XII según la leyenda. Aquella actitud despertó el recelo del desconfiado Rey aragonés, que vio su papel de protagonista desplazado por uno de sus vasallos.

Fernando buscaba con su visita y con el Tratado de Blois consolidar el control a largo plazo sobre sus posesiones italianas. Y para ello favoreció a la nobleza local con las prebendas, tierras y cargos que hasta entonces habían correspondido al Gran Capitán y a sus hombres de confianza.

Al fallecimiento de Isabel la Católica, el Rey Fernando investigó los rumores que acusaban a Fernández de Córdoba de apropiación de fondos de guerra durante el conflicto italiano, lo que unido a los temores de que se pudiera cambiar de bando por el nuevo Rey de Francia que lo había agasajado. Bien es cierto que no existen pruebas de que el Rey exigiera directamente cuentas al militar cordobés, y mucho menos de que éste contestara en palabras tan gruesas , lo que por descontado le habría costado ser apresado, pero sí se conserva en el Archivo General de Simancas una detallada lista de gastos redactada por el Gran Capitán sobre su actividad en Italia. El documento demuestra, presumiblemente, que el cordobés no cometió corrupción y dio origen a que la expresión “Las cuentas del Gran capitán” se vincule todavía hoy a la meticulosidad en el lenguaje popular.

Maquiavelo en su famoso tratado de “El príncipe”, encaja a Fernando a la perfección en el papel de rey cruel y desconfiado. No obstante, el aragonés no fue un Rey especialmente ingrato, como Felipe V con Blas de Lezo, ni desconfiado, como Felipe II con el Gran Duque de Alba. O Felipe IV con el General Spínola. Si acaso fue un gobernante muy pragmático.

El aragonés creía que el Gran Capitán ya había sido convenientemente recompensado y lo retiró. Su retiro distó de ser un castigo como relata la leyenda e incluso, en varias ocasiones, el Monarca meditó enviarle de nuevo a Italia.

GONZALO SUJETA AL CABALLO DE LA REINA ISABEL 

Quizá sus hazañas no fueron pagadas como correspondían, pero ni se murió de pena ni perdió por completo el favor real. Lo único que extravió definitivamente fue la vida a los 62 años en Loja (Granada) a causa de un brote de fiebres cuartanas, enfermedad que sufría cada cierto tiempo. La tragedia quedaba dispuesta para ser moldeada a placer por los escribanos de la emergente Monarquía hispánica en los reinados de Carlos I y Felipe II, donde se reclamaron de forma urgente héroes acordes a los nuevos tiempos.

Semanas después de su muerte llegaron decenas de cartas de condolencia a su familia, entre ellas la del Rey Fernando, que invocaba su vieja amistad, y la del joven Carlos de Habsburgo, quién había oído desde niño la historia de su odisea italiana. Curiosamente, Fernando moriría solo un mes después.

jueves, 22 de febrero de 2024

JUANA DE AUSTRIA- REGENTE DE ESPAÑA


Hija menor del emperador Carlos V y de la emperatriz Isabel de Portugal. Nació en Madrid la noche del 23 al 24 de junio de 1535. Era por lo tanto hermana del que sería el rey Felipe II. Su madre murió cuando ella tenía 4 años. Así, Juana se quedó sola junto a su hermano mayor, el que más tarde sería Felipe II y su hermana María, ya que sus otros tres hermanos murieron al poco de nacer. Fue digna hija de su madre, y tuvo la religiosidad y organización para la política como su bisabuela, Isabel la católica.


El 30 de junio de 1552 el príncipe Felipe convocó las Cortes aragonesas en Monzón y comenzó a preparar la boda de su hermana con el príncipe Juan, hijo mayor del monarca portugués Juan III y de Catalina, hermana de Carlos V, que contaba catorce años, casi dos menos que ella. Los esponsales por poderes tuvieron lugar en enero de 1552 en Toro. Juana salió para Lisboa el 24 de octubre. Su vida durante la breve estancia en la Corte del reino se constata que las primeras impresiones en la Corte portuguesa fueron favorables, pero pronto opinaron que era  “muy altiva” y de tener escasa relación con los cortesanos, por lo que se fue aislando paulatinamente. El 20 de enero de 1554, una semana después de haber muerto su marido, dio a luz un hijo, Sebastián, que llenó de gozo a los portugueses, pues veían alejarse el fantasma de una posible sucesión castellana al trono. A partir de esta fecha, la estancia de doña Juana en el reino vecino se hizo muy tensa.
Se consideró que Felipe por las necesidades políticas inmediatas aconsejaban casarse con María Tudor en Inglaterra. Este nuevo matrimonio exigía que Felipe II abandonase Castilla por largo tiempo y que se necesitara una persona de confianza para gobernar el reino. El rey Carlos V se hallaba en el extranjero por lo que, Luis Sarmiento, buen conocedor de la situación y fiel servidor de doña Juana, escribía al Emperador, tan solamente quince días después de que su hija hubiera quedado viuda, aconsejándole que la princesa regresara a Castilla y se encargara de la regencia del reino. Esta opinión fue la que prevaleció. 
El marido de Juana, Juan de Portugal, había fallecido dejándola embarazada, y en enero de 1554 nace el que sería el futuro rey portugués, Sebastián. Juana  salió en mayo de 1554 hacia Castilla, se despidió de su hermano Felipe y se dirigió a Valladolid, ciudad en la que iba residir, dejando el cuidado de su hijo a su suegra (que también era su tía), la reina portuguesa Catalina de Austria.


Ya como regente de España los dos problemas más importantes a los que tuvo que enfrentarse  fueron el económico y el religioso. El problema económico fue consecuencia de las continuas y cada vez más vastas guerras que el Emperador y, posteriormente, su hijo entablaron en defensa de la religión. Las angustias hacendísticas ya venían desde los años en que Carlos V, acosado por los luteranos en Insbruck, exigiera grandes sumas, y hubo de aceptar la imposición de ingratas decisiones financieras, como la bancarrota de 1557. Una vez que el Emperador renunció a sus dominios, Felipe II ratificó a doña Juana al frente de la regencia. Desde entonces, abiertas las hostilidades de los franceses contra Felipe II, Carlos V procuró aconsejar, desde Yuste, a la princesa sobre los pagos ineludibles que se acercaban.
Al llegar al poder, se preocupó de las cárceles del reino, les adjudicó a los presos un abogado para su defensa y propuso que en los presidios de mujeres hubiera religiosas que sacaran a los niños a pasear al aire libre al menos dos días a la semana.
“Apenas recuerdo ya las múltiples cuestiones de las que me ocupaba. Por una parte, todo lo referente a mejorar las defensas de España, con la producción de barcos, municiones, reparar las fortificaciones en Levante y Galicia. También la continua reforma de las obras públicas como puertos, puentes y camino”, escribía Juana. Además de eso, la princesa de Portugal facilitó la navegación de ríos y la creación de regadíos, fomentó la ganadería y la exportación de lanas.
En sus primeros meses de gobernadora pidió al padre Ignacio de Loyola que estaba en Roma que le admitiera en la Compañía de Jesús. Sabía que algunas mujeres ya lo habían solicitado y que él se había negado. De Loyola pensaba que el régimen de vida de los jesuitas era muy activo, inapropiado para las mujeres y que la atención sacerdotal que exigiría una rama femenina quitaría fuerzas a los varones sacerdotes para dedicarse a las tareas de la Orden, que requerían gran movilidad y disposición para viajar en duras condiciones. Pero, aun así, ella insistió y consiguió que la aceptaran como miembro de la Orden. Eso sí, de forma secreta y con el pseudónimo de Mateo Sánchez en sus escritos para que no la identificaran. Haciendo los tres votos de pobreza, castidad y obediencia.


MONASTERIO DE LAS DESCALZAS
 Los dos últimos años de regencia de doña Juana (1558- 1559) se caracterizaron por la búsqueda desenfrenada de numerario con el que sufragar los gastos de las guerras emprendidas por Felipe II contra el rey de Francia y contra el Pontífice.
En el tema religioso fundó el convento de las Descalzas Reales. Después de consultarlo con Francisco de Borja, que lo aprobó, compró el palacio en Madrid y comenzaron las obras de dicho convento.
El 8 de septiembre de 1559, Felipe II hacía su entrada en Valladolid después de más de cinco años de ausencia. De aquí, el Rey salió rápidamente hacia Toledo, donde había convocado Cortes, mientras que su hermana se dirigió a Guadalajara, esperando a Isabel de Valois, con quien debía desposarse el Monarca. Felipe II estableció la Corte definitivamente en Madrid. Doña Juana y la joven Reina entablaron una estrechísima amistad. Se juró al hijo de Felipe, Carlos, príncipe heredero. Juana se retiró de la vida política para dedicarse aún más a la vida religiosa.
Durante las comidas le gustaba hablar de arte, de jardines, de objetos pintorescos, de lugares cercanos o lejanos, de música o lecturas profanas. No estaba de acuerdo con la excesiva presencia de la carne en los platos
“Nunca recibí una preparación especial para gobernar” Relataba la princesa en sus escritos de 1554 que muestra el libro “Las hijas de Carlos V”. (La Esfera). El libro relata la historia de María y Juana de Austria, hijas de Carlos V y de su esposa Isabel, dos mujeres que llegaron a tener responsabilidades políticas. “Otro tema que me preocupaba era la lentitud de los procedimientos y se dio orden de aumentar el número de abogados y escribientes al servicio del rey. Yo empecé a señalar días y horas para escuchar quejas y peticiones, y se lo mandé también a los miembros de los consejos en sus materias propias. También quise que se pagara bien y a tiempo a los criados y servidores y a los proveedores, que eran muchos. Además, me ocupé de la reformación de las órdenes religiosas femeninas”, relataba la princesa.
El tiempo que compartió con la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, fue muy alegre. “Los años que estuve al lado de la reina Isabel me hice joven otra vez. En las habitaciones de la reina había de modo frecuente risas y canciones”, contaba Juana. Con frecuencia organizaban fiestas, mascaradas, representaciones y, lo que más le gustaba a la princesa Juana, conciertos. Montaban a caballo por Casa de Campo, cazaban algunas liebres y perdices, y luego comían algunos fiambres y pasteles en algún claro del bosque.
Llevando a medias la vida religiosa y su vida en la Corte, Juana de Austria falleció en el monasterio de El Escorial, en 1573. Fue enterrada en el convento de las Descalzas Reales de Madrid que había fundado.

martes, 20 de febrero de 2024

FELIPE V - GUERRA DE SUCESIÓN

Carlos II, el anterior rey había muerto el 1 de noviembre de 1700, sin descendencia.  Hemos de recordar aquel “Motín de los gatos” de 1699, en la que el rey prometió solucionar el asunto, y una de las cosas que decidió fue la destitución del conde de Oropesa, un declarado partidario de Carlos de Habsburgo, hijo de Emperador del Sacro Imperio. Esto fue aprovechado políticamente dado el testamento del rey y la falta de heredero.

FELIPE V DE ESPAÑA 

Una partida de nobles apoyados por la reina Mariana de Neoburgo, consiguieron apartar del poder a los partidarios de la sucesión austríaca. Este fue el motivo del cambio en el testamento por la sucesión francesa en la persona de Felipe de Anjou, de la casa de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia, haciendo constar que las coronas francesas y españolas no podían ser unidas.  Felipe de Borbón o de Anjou, llamado el Animoso nació en Versalles, Francia en 1683. Era el  segundo hijo del gran delfín Luis de Francia y de María Ana Cristina de Baviera.

Y señoras y señores aquí termina la dinastía de los Austria. Y comienzan los Borbones.

Un siglo nuevo, y con él una nueva era de progreso y cultura se inauguraba, en fin, para la nación con el cambio de dinastía, completamente distinta en origen e inclinaciones de la que acababa de regirla. Durante el último período de ésta había pasado el país por el angustioso de una larga minoría, por el desdichado gobierno de un monarca enfermizo y pusilánime, último vástago masculino directo de la gran estirpe de Carlos V; una larga y complicada guerra civil y europea, durante catorce años, había después yermado nuestras ciudades, asolado nuestros campos, y apartado de las artes, de las ciencias y las letras a una generación que sólo parecía llamada a pelear.

LUIS XIV DE FRANCIA 

Felipe V de España, no llegó y besó el santo. Al principio fue tutelado por su abuelo, Luis XIV de Francia, a través de una camarilla de funcionarios franceses. Esta circunstancia indignó a la alta nobleza y la oligarquía españolas y creó un clima de malestar que se complicó cuando el archiduque Carlos de Austria (el futuro emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico) comenzó a hacer efectivas sus pretensiones a la Corona española, con el apoyo de los antiguos reinos de la Corona de Aragón, pues los catalanes mantenían su resentimiento hacia los franceses por la pérdida del Rosellón y la Cerdaña transpirenaicos.  Leopoldo I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico no reconoció a Felipe porque apoyaba a su hijo Carlos de Austria.

Felipe de Anjou entró en España llegando en febrero de 1701. El pueblo madrileño lo recibió con una alegría y con esperanzas de renovación, hizo su entrada pública en la capital de la Monarquía el día 14 de Abril de 1701, y en este mismo año celebró su casamiento con la princesa doña María Luisa Gabriela de Saboya; pero declarada la famosa guerra de Sucesión, a causa de pretender la corona de España el Emperador de Austria para su hijo el archiduque Carlos, fue reconocido éste por otras potencias y por los reinos de Aragón, Valencia y Cataluña, de que se apoderó el ejército inglés y portugués, mandado por el mismo Archiduque.

Fue ungido como rey en Toledo por el cardenal Portocarrero y proclamado como tal por las Cortes de Castilla reunidas el 8 de mayo de 1701. En septiembre juró los Fueros del Reino de Aragón y luego se dirigió a Barcelona y allí en octubre de 1701 juró las Constituciones catalanas.


Formó un “Consejo de Despacho”, al que pronto se unió el embajador francés, por imposición de Luis XIV, ya que en seguida quedó claro que Luis XIV tenía la pretensión clara de gobernar España y también negoció sin consultarle el casamiento de Felipe con la princesa saboyana María Luisa Gabriela de Saboya la boda real se celebró en Barcelona. La reina de 14 años fue asistida por la princesa de los Ursinos de sesenta años nombrada por indicación de Luis XIV. En 1701  el rey se casó con María Luisa Gabriela de Saboya, nacida en Turín. Fue madre de Luis I (1807) y de Fernando VI (1711)

En abril de 1702 Felipe V embarca en Barcelona hacia Nápoles para jurar sus fueros y los de Sicilia y restablecer la calma, ya que los austríacos que luchaban contra los franceses en el norte de Italia desde el año anterior habían fomentado un tumulto en Nápoles, que fue controlado sin dificultades mayores.

La reina María Luisa fue nombrada gobernadora y lugarteniente general en ausencia del rey (1702). Mediatizada en su gobierno por el cardenal Portocarrero, actuó con responsabilidad durante la guerra de Sucesión. El interés de Luis XIV por la monarquía en España radicaba fundamentalmente en su Imperio de las Indias Occidentales. De hecho la medida de mayor trascendencia fue la concesión del monopolio de la trata de esclavos con América a la Compagnie de Guinée, en agosto de 1701, compañía de la que Luis XIV y Felipe V poseían el 50 % del capital. Algunos historiadores consideran esta decisión como el detonante de la guerra de sucesión española y así lo vieron algunos contemporáneos, especialmente ingleses y holandeses.

En enero de 1701 se firmó una alianza para realizar operaciones conjuntas contra Francia y dar su apoyo a las aspiraciones del segundo hijo del emperador Leopoldo I al trono español.

 Así en septiembre de 1701 se firmó el Tratado de La Haya que dio nacimiento a la Gran Alianza, formada por Austria, Inglaterra, las Provincias Unidas de los Países Bajos, Prusia y la mayoría de los estados alemanes, que declaró la guerra a Luis XIV y a Felipe V en mayo de 1702. El Reino de Portugal y el Ducado de Saboya se unirían a la Gran Alianza en mayo de 1703. La entrada en la Gran Alianza de Saboya y, sobre todo, de Portugal dio un vuelco a las aspiraciones de la Casa de Austria. Así el 12 de septiembre de 1703 el emperador Leopoldo I proclamó formalmente a su segundo hijo, el archiduque Carlos de Austria, como rey Carlos III de España, lo que hizo posible que Inglaterra y Holanda reconocieran a Carlos III como rey de España. A partir de aquel momento había formalmente dos reyes de España. El largo conflicto internacional adquirió en España un carácter de guerra civil en la que se enfrentaron las antiguas Coronas de Castilla y Aragón.

La Guerra de Sucesión Española duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713. El motivo aparente era la disputa entre la Casa de Habsburgo, y la casa de Borbón francesa. Como siempre en el fondo la realidad es que fundamentalmente Inglaterra, temía la unión entre España y Francia convirtiéndose en un reino de un poder inmenso en Europa.

CARLOS DE HABSBURGO 

En España, la Guerra fue Civil. La antigua corona de Aragón, es decir, Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares se pusieron de parte de Carlos de Habsburgo, ya que los catalanes sabían cómo se las gastaban los franceses. Por contra, los borbónicos su principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla, y la fiesta duró hasta 1714 con la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España.

Ya veremos que por consecuencia de las alternativas de esta sangrienta guerra, en que las armas de Felipe, victoriosas, unas veces, eran vencidas otras, fue invadido Madrid por primera vez por tropas extranjeras, entrando en 1706 las inglesas y portuguesas, y habiéndose la Reina y la corte retirado a Burgos los ingleses y portugueses proclamaron en Madrid al Archiduque. Pero muy luego, atacados por los mismos madrileños, se vieron obligados a retirarse y entregar el Alcázar: a pocos días volvió a entrar Felipe, que fue recibido con el mayor entusiasmo; y dejando por regente a la Reina, marchó a tomar el mando del ejército.

Un siglo nuevo, y con él una nueva era de progreso y cultura se inauguraba, en fin, para la nación con el cambio de dinastía, completamente distinta en origen e inclinaciones de la que acababa de regirla. Durante el último período de ésta había pasado el país por el angustioso de una larga minoría, por el desdichado gobierno de un monarca enfermizo y pusilánime, último vástago masculino directo de la gran estirpe de Carlos V; una larga y complicada guerra civil y europea, durante catorce años, había después yermado nuestras ciudades, asolado nuestros campos, y apartado de las artes, de las ciencias y las letras a una generación que sólo parecía llamada a pelear.

Recordando un poco, la llegada al trono de España de Felipe V, dado que era un Borbón, crea los fuertes recelos de los demás Estados europeos. El motivo aparente era la disputa entre la Casa de Habsburgo, y la casa de Borbón francesa. Como siempre en el fondo la realidad es que fundamentalmente Inglaterra, temía la unión entre España y Francia convirtiéndose en un reino de un poder inmenso en Europa.

 Y la Guerra de Sucesión Española duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713, por intereses ajenos y desangrado y empobreciendo a España. En España, la Guerra fue Civil. La antigua corona de Aragón, es decir, Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares se pusieron de parte de Carlos de Habsburgo. Por contra, los borbónicos su principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla.

Como el rey de España poseía el Ducado de Milán y junto con Francia estaba aliado, las tropas francesas ocuparon casi todo el norte de Italia. A comienzos de 1702 el primer ataque lo lanzaron las tropas austriacas contra la ciudad de Cremona, en Lombardía

En 1702 Felipe V desembarcó cerca de Nápoles pacificando el Reino de las Dos Sicilias en un mes. De ahí fue a Milán, siendo recibido con entusiasmo. Su comportamiento en estas batallas fue brillante, rayando lo temerario. Sumido en un nuevo acceso de su enfermiza melancolía, se reembarcó y regresó a España, pasando por Cataluña y Aragón y haciendo entrada triunfal en Madrid el 13 de enero de 1703.

Los aliados querían tomar Cádiz en 1702, pero fracasaron. Necesitaban una base naval. La resistencia se obtuvo gracias a la aportación personal de la esposa de Felipe V y del cardenal Portocarrero,  ya que el rey estaba en Italia.

Para interferir las rutas que comunicaban España con América, especialmente atacaron la flota de Indias que transportaba oro y plata fundamentales para mantener la guerra. Pero su ataque fracasó también en la ría de Vigo. En el verano de 1703 El duque de Saboya, a pesar de ser el padre de la esposa de Felipe V, firmó el Tratado de Turín y Pedro II de Portugal, que en 1701 había firmado un tratado de alianza con los borbones, cambió de bando a cambio de concesiones en América.

Carlos de Habsburgo en mayo de 1704 desembarcó en Lisboa con la autorización del rey Pedro II de Portugal. Traía una flota anglo-holandesa de seis mil  hombres a los que se sumaron otros dieciocho mil portugueses. En Extremadura intentó entrar en España y fue rechazado por las tropas al mando de Felipe que ya contaba con cuarenta mil hombres dado los refuerzos franceses.

Los ingleses desembarcaron en Barcelona en 1704 sin resistencia. Asediaron Gibraltar, defendida por solo 500 hombres, que debió rendirse, en realidad a otro rey español. Aunque una flota francesa intentó la recuperación de Gibraltar en una dura batalla, debió retirarse. A partir de entonces, Gibraltar jamás volvería a ser español.

PEÑON DE GIBRALTAR 

Paralelamente los aliados consiguieron una importante victoria en Baviera. Setenta mil  soldados imperiales, ingleses y holandeses al mando del duque de Marlborough (el que se fue a la guerra) se enfrentaron un ejército franco-bávaro. La derrota fue total.

La reina Ana de Inglaterra envió a un comisionado para realizar un alianza entre Inglaterra y el Principado de Cataluña. No pudo entrevistarse con nadie por la mediación del virrey catalán, así que se puso en contacto con el grupo de los vigatans, (nombre que se les daba  a los partidarios de Carlos). Así nació el pacto de Génova, que establecía una alianza política y militar entre el Reino de Inglaterra y el grupo de vigatans en representación del Principado de Cataluña. Inglaterra desembarcaría en Cataluña, y unidas a las fuerzas catalanas lucharían en favor del pretendiente al trono español Carlos de Austria contra los ejércitos de Felipe V, comprometiéndose asimismo Inglaterra a mantener las instituciones catalanas

Se fue extendiendo en Cataluña la rebelión a favor de Carlos y para 1705 estaban a favor todo el Principado, salvo Barcelona, por el trabajo del Virrey, que siguió fiel a Felipe. Carlos de Habsburgo se dirigió hacia Cataluña  y en Denia fue proclamado rey. En agosto llegó a Barcelona desembarcando y fue sitiada la ciudad, al que se sumaron los vigatans. Capturado el castillo de Montjuic, los aliados bombardean Barcelona desde allí y en octubre Barcelona capitulaba y Carlos entraba en la ciudad. En noviembre juraba las Constituciones catalanas, y a continuación convocaba las Cortes.

Los catalanes tenían un mal recuerdo de los franceses, ya que en el siglo anterior habían sido súbditos del rey francés, que además le habían nombrado Conde de Barcelona. Y fueron tratados con ciudadanos de segunda, además de que los franceses se hicieron con los puestos de poder y los puntos clave del comercio. Luego con la Paz de los Pirineos (1659) se perdió el Rosellón, con Perpiñán incluida. Y que nunca se reunificaría el Rosellón con Cataluña con un rey Borbón en España. Valencia se declaró por Carlos III en diciembre. Poco le quedaba a Felipe en esos territorios.

Felipe intentó la recuperación de Barcelona y en el mes de abril sitió a la ciudad. Tomaron el castillo de Montjuic, pero los sitiados recibieron refuerzos de una flota anglo-holandesa importante. Lo que le obligó a retirarse. Cruzó la frontera francesa y volvió por Pamplona. Para colmo un ejército anglo-portugués tomaba Badajoz y Plasencia y avanzaba sobre Madrid, tomaron Ciudad Rodrigo y Salamanca, lo que forzó al rey y a la reina a abandonar Madrid y trasladarse a Burgos con la corte. La situación empeoraba. El almirante borbónico se pasó al bando contrario. Zaragoza proclamó rey a Carlos III. Envalentonado Carlos se dirigió a Madrid, en junio de 1706. La frialdad de los madrileños fue clarísima, lo que sorprendió hasta al propio rey. Fue proclamado en julio rey de España pero pocos días después abandonó la ciudad hacia Valencia por la falta de los apoyos, tan solo unos pocos nobles le habían reconocido. Felipe V volvió a Madrid en octubre ante el entusiasmo del pueblo madrileño. Mientras Carlos juraba en Mallorca y juraba en Valencia.

En el centro de Europa las cosas no iban mejor. España perdía ente el duque de Marlborough los Países Bajos españoles. También se perdían por otra parte el reino de Nápoles y Milán.

En España un ejército aliado anglo-luso-holandés en abril de 1707 se midió con las tropas borbónicas en Almansa, batalla muy importante. Los aliados fueron vencidos y se retiraron, las fuerzas borbónicas avanzaron recuperando Valencia, Alcoy, Denia y más tarde Zaragoza. Después cayó Játiva, Lérida, y los pueblos colindantes.

Los Fueros de Nueva Planta fueron implantados y se abolieron los Fueros de Valencia y los Fueros de Aragón. Más adelante cayó  Tortosa y Alicante en abril de 1709.  Los triunfos terrestres de la Casa de Borbón eran contrarrestados por los triunfos marítimos debidos a la superioridad naval anglo-holandesa. En ese mismo año 1708 se perdió la plaza de Orán y las islas de Cerdeña y Menorca. Además, la guerra en Europa le iba mal a Luis XIV y sus enemigos le habían puesto al borde del colapso militar.  A principios de 1709 comenzó en Francia una grave crisis económica y Luis XIV envió a un ministro para que negociara el final de la guerra. Aunque hubo un principio de acuerdo el rey francés lo rechazó.

Felipe V dejó claro que no iba a renunciar al trono español voluntariamente, “Tiempo hace que estoy resuelto y nada hay en el mundo que pueda hacerme variar. Ya que Dios ciñó mis sienes con la Corona de España, la conservaré y la defenderé mientras me quede en las venas una gota de sangre; es un deber que me imponen mi conciencia, mi honor y el amor que a mis súbditos profeso” fueron las palabras de Felipe. No obstante el francés retiró sus tropas de España dejando unos pocos batallones. Felipe V entonces expulsó al embajador francés y rompió con el Vaticano ya que había reconocido al archiduque Carlos de Austria.

En 1710 hubo una posibilidad de acuerdo pero entre el rey francés y los aliados, que fracasaron. 

Carlos III, (para sus partidarios), comenzó una campaña en Cataluña. Salieron victoriosos en la batalla de Almenar y en la de Zaragoza. Restableció los Fueros de Aragón que en los Decretos de Nueva Planta de 1707 habían sido abolidos. Por fin el archiduque hizo su segunda entrada en Madrid, ya que Felipe se había retirado a Valladolid. Al llegar a Madrid fue recibido con la misma frialdad que la vez anterior. Una expedición marítima desde Barcelona se organizó, en las que se enrolaron mil catalanes y mil valencianos austracistas que se habían refugiado allí tras la conquista borbónica pero fracasaron ya que nos se sumaron los valencianos. Los aliados abandonaron Madrid en el mes de octubre de 1710.

Se organizaban partidas de voluntarios por Castilla dispuestos a luchar por Felipe V. Éste volvió a Madrid que fue recibido con gran alegría popular. El comandante francés que le acompañaba, Vendome, exclamó “Jamás vi tal lealtad del pueblo con su rey”.  Las tropas aliadas habían saqueado iglesias a su paso, ganándose el odio popular.  Los aliados cometieron el error de dividir sus fuerzas en  Guadalajara. Dado que Felipe salió  en busca de las tropas austracistas el ejército británico se refugió en la población de Brihuega. Este pueblo está en un “bacho” y no aseguró la colocación en las alturas que lo rodean. Felipe no tuvo más que colocar la artillería en lo alto y bombardear la ciudad y luego asaltarla saliendo victorioso. Los refuerzos aliados llegaron hasta otro pueblo, Villaviciosa de Tajuña. Siendo avistado por los ojeadores borbónicos, éstos salieron a su encuentro estableciéndose la batalla que duró todo el día con victoria borbónica. Estos triunfos fueron claves ya que dejó claro que en Castilla el pueblo adoraba a su rey Felipe y los aliados vieron muy difícil el posible reinado de Carlos con un pueblo mayoritariamente opuesto. Felipe prosiguió su avance hacia Zaragoza que se entregó sin lucha en enero de 1711. Mientras un ejército francés cruzaba los Pirineos para atacar Cataluña.

En Inglaterra desde el otoño de 1710 tenían un nuevo gobierno que era proclive a acabar la guerra que estaba durando demasiado sin resultados efectivos.  Además en el mes de abril de 1711 murió el emperador José I de Habsburgo, siendo su sucesor precisamente su hermano, el archiduque Carlos. Éste no renunció al trono español. Carlos se marchó el 27 de septiembre de 1711 abandonando Barcelona para ser coronado emperador con el nombre de Carlos VI pero había dejado a su mujer para determinar su influencia todavía. Recién el 19 de marzo de 1713 abandonaba Barcelona con toda solemnidad la emperatriz Isabel Cristina de Brunswick habiendo nombrado cuatro días antes capitán general de Cataluña a Starhemberg.

Pero la posibilidad de que apareciera un nuevo Carlos V, Emperador y rey de España, con el territorio americano no gustaba a los aliados. Comenzaron a ver que sería más interesante dejar que reinara Felipe en España y así no unir todo ese poder en una persona.  Inglaterra inició las negociaciones para establecer la paz cuanto antes. Francia atravesaba momentos económicos difíciles y era una oportunidad. Luis XIV negoció en secreto con Inglaterra que si reconocían a Felipe como rey de España sería a cambio de Gibraltar y Menorca incluso algunas ventajas en Hispanoamérica. Las negociaciones se iniciaron formalmente en enero de 1712, a la que España no asistía por maniobras diplomáticas contrarias. En noviembre de 1712 Felipe, ante las Cortes, renuncia a sus derechos al trono francés, mientras los otros príncipes franceses hacían lo mismo respecto al español ante el Parlamento de París, lo cual eliminaba el último punto que obstaculizaba la paz. El 11 de abril de 1713 se firma la Paz de Utrech. Inglaterra fue la más beneficiada, pues consiguió Gibraltar, Menorca, el comercio de esclavos y el permiso de navío en América. Portugal consiguió la Colonia Sacramento, (la actual Uruguay), Holanda se hizo con lo que habían sido los Países bajos y la isla de Sicilia, y Francia no hizo ninguna concesión. Es decir, que se repartieron entre todos las posesiones españolas, rompiendo Francia así el acuerdo que había llegado con Carlos II al otorgar a Felipe la defensa del Imperio, que quedó de esta forma totalmente maltrecho.

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