martes, 18 de febrero de 2025

EL PRNCIPIO DEL FIN DEL IMPERIO ESPAÑOL

4 de julio de 1776. España ayuda a Las trece colonias de Inglaterra en América que proclaman su independencia. España mantenía su Imperio Americano prácticamente intacto, pero temía un contagio independizador, pero continuó ayudando a Estados Unidos pretendiendo Menorca y Gibraltar a cambio de neutralidad. No fue posible con lo cual la guerra franco-española con Inglaterra era inevitable. Se invadió Florida y cercó a Gibraltar, que no se logró pero mantuvo a raya a la armada inglesa con la intención de invadir Inglaterra.

LAS TRECE COLONIAS EN 1775 

1783 - Inglaterra, obligada concertó la “Paz de Versalles” reconociendo la Independencia de los Estados Unidos y devolvió Menorca, Honduras y Florida a España.

1788 - Carlos III de España muere y asciende al trono su hijo Carlos IV.

1789 - En Francia estalló la sangrienta revolución que iba a cambiarlo todo. Eso produjo en toda Europa una reacción primero horrorizada y luego belicosa.

1792 - Inicio de las Guerras Napoleónicas. Las monarquías europeas, puestas de acuerdo, declararon la guerra a la República de Francia. España también, qué remedio.

1793 - España tras la derrota en la invasión francesa del Rosellón (donde interviene San Martín como oficial español), ve como Francia invade Cataluña, el País Vasco y Navarra, con lo cual firma, separadamente del resto de las monarquías, la Paz de Basilea. Carlos IV y Napoleón, merced los tratados firmados y por el interés de la recuperación de Gibraltar, obligaban a España a contribuir económicamente a las guerras de Napoleón, y también a poner a disposición de éste la Armada para combatir a la flota británica.

1803 - Los británicos reanudaron las hostilidades contra Francia pese a la paz que tan solo un año antes había firmado. España poseía la tercera flota del mundo, después de la británica y la francesa. Su concurso al lado de cualquiera de ellas podía inclinar decisivamente la balanza. Napoleón reclamó su colaboración, pero el gobierno español, acordó el pago de un subsidio a Francia. Sin embargo, la neutralidad española quedaba comprometida, y así́ lo entendió́ el gobierno británico.

1804 - Los ataques ingleses a naves españolas fueron en aumento hasta que, el 5 de octubre, varias fragatas británicas atacaron un convoy proveniente de América y hundieron un barco con pasajeros civiles. Esta fue la gota que colmó́ el vaso.

1804 - España declaró la guerra a Gran Bretaña el 12 de diciembre. La entrada en guerra de España, que se comprometía a poner a disposición de Francia una treintena de navíos de línea.

1805 - España firma un tratado de alianza con Francia. Con lo cual se decidió invadir a Inglaterra comenzando por la batalla de Trafalgar. Tuvo lugar el 21 de octubre, al mando del vicealmirante francés Pierre Villeneuve. La armada británica al mando del famoso vicealmirante Horatio Nelson.

En el espacio de dos horas, la mayoría de los navíos más importantes de la flota franco-española ya se habían rendido o ya no disparaban sus cañones. En este tiempo, el comandante español Gravina había sido herido y más tarde encontró la muerte, y también el valeroso Alcalá Galiano.

1806 - La derrota de Trafalgar supuso la supremacía naval de Inglaterra durante todo el siglo XIX en el mar. Napoleón desistió en su intento de invadir Inglaterra y supuso también un duro golpe en su carrera. España sufrió a partir de entonces que Inglaterra controlara a través de Gibraltar por sus buques, ocasionando un estancamiento en el comercio español por mar.

1806 - Primera invasión inglesa a Buenos Aires, que obtuvo un importante botín paseado por las calles de Londres. Los ingleses ocuparon, temporalmente, la capital del Virreinato del Río de la Plata.

Cosas del destino irónico, el gran defensor del virreinato español ante las fuerzas inglesas fue un francés, Santiago de Liniers, al servicio de la corona española.

Liniers se puso al mando de un ejército proveniente de Montevideo al que se sumaron milicias populares porteñas, y en 46 días los ingleses fueron sorpresivamente expulsados.  El que comandaba la expedición inglesa era William Carr Beresford. 

1807 - Cae Montevideo en manos inglesas. Liniers, que había sido nombrado virrey, trabó la lucha militar. Tras una encarnizada lucha fueron progresivamente cediendo terreno los ingleses. Liniers exigió la rendición en el mes de julio.

1807 - El 27 de octubre de 1807, Godoy, valido del rey Carlos IV, firma el Tratado de Fontainebleau en el que se estipula la invasión militar conjunta de España y Francia a Portugal. En realidad Napoleón buscaba la invasión de España, Portugal y desde allí pasar a Inglaterra, que se había aliado con Portugal. 

1808 - Secuestrado” de facto” el rey Fernando VII, el pueblo español, se levanta contra el ejército francés y comenzó la Guerra de Independencia Española. El rey Carlos IV había cedido la corona a su hijo, Fernando VII, que a su vez la cedió a Napoleón y éste a su hermano José, proclamándose José I, rey de España.

1808 - Los liberales españoles se disponen a la lucha formando un ejército y creando Las Juntas Supremas que consiguieron la ayuda de los ingleses, que se la tenían jurada a Napoleón, y mandaron al general Wellington al frente de sus tropas y del ejército español. También recibieron ayuda económica y militar. El alzamiento de Zaragoza fue fundamental ya que se extendió por Cataluña, Navarra y Castilla la Vieja.

1808 - Primera derrota en Europa del ejército de Napoleón. Se desarrolla en julio la famosa Batalla de Bailén en España. También participó como ayudante de campo, José de San Martín. Estaba asignado al escuadrón de Caballería Borbón. Su brillante comportamiento le valió el ascenso a teniente coronel y la Medalla de Oro de Bailén.

1810 - Un grupo de criollos revolucionarios de Buenos Aires se había proclamado gobierno, autodenominándose Primera Junta Revolucionaria en el mes de mayo. No se ven caras de gaucho ni gente del pueblo entre ellos. Eran los criollos terratenientes o profesionales. La camarilla mercantil y los miembros de la Junta se mostraron liberales y vieron la oportunidad de negocio directo con el exterior, (Inglaterra), y el manejo de la política a su conveniencia. En agosto de ese año, Santiago de Liniers que era un héroe popular por sus victorias durante las dos invasiones inglesas, pero que ya hacía tiempo se había retirado, fue mandado fusilar por orden de Mariano Moreno y Juan José Castelli, miembros de la Primera Junta Revolucionaria de Gobierno, por ser contrario a la emancipación de España.

1811 - Batalla de La Albuera. El 16 de mayo. José de San Martín, como oficial español, combatió en esta batalla a las órdenes del general William Carr Beresford, el mismo que cinco años antes había invadido Buenos Aires. Inglaterra se había aliado con los liberales españoles en contra de la invasión francesa. Inglaterra cobraba su ayuda a los liberales españoles con la posibilidad de negocios con los virreinatos americanos.

1812 - Se promulga la Constitución Liberal de Cádiz, popularmente llamada La Pepa, por las Cortes Generales. Se trata de la primera Constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo. Oficialmente estuvo en vigor solo dos años, desde su promulgación hasta su derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España del borbón Fernando VII.

1812 - Las tropas de Napoleón conquistan Moscú, pero finalmente los hombres de su ejército murieron o huyeron.

1814 - Napoleón se retira de España, vencidos y perseguidos por las tropas inglesas de Wellington.

1814 - Los ejércitos aliados entraban en París y Napoleón se exiliaba en la Isla de Elba, siendo restaurada la Casa de Borbón en el trono de Francia. Volvió al poder unos tres meses y fue derrotado definitivamente en Waterloo.

Y de estas y otras muchas más cosas es como se creó una parte de la historia del inicio del final del Imperio Español. No hablo de la Decadencia del Imperio, que comenzaría con Carlos II, seguramente, siglo XVII.

Por ambición aquellos hombres criollos vendieron el país a Inglaterra, que había diseñado el desmembramiento de la España americana, única forma, además de los piratas, de minar el poder, la economía y la hegemonía que España había sustentado.

Desde 1808 todo está patas arriba para España. Guerra en su territorio invadido por Francia. Su rey medio secuestrado, pero encantado y viviendo a todo tren junto con toda la familia, y a su vez felicitaba a Napoleón por cada victoria que el ejército francés conseguía frente al español, que estaba luchando y dando su vida por la vuelta de su rey. Tanto es así que le llamaban “el Deseado”. Terminó conociéndose como “el rey felón”. En Hispanoamérica se dispara el sentimiento emancipador dado la prácticamente nula ayuda a los virreinatos.

HUIDA DE JOSÉ BONAPARTE 

Los hombres que habían encabezado la lucha por el rey Fernando VII acabaron fusilados por su mandato. El rey José Bonaparte huyó a Estados Unidos con un cargamento impresionante de joyas y objetos de incalculable valor saqueados en la guerra. Los franceses expoliaron todo lo posible, saquearon iglesias y monasterios. Los ingleses confabularon con los criollos y se fueron haciendo con el comercio de Hispanoamérica.

España ganó la Guerra de la Independencia pero fue perdiendo toda influencia en América. Fue el peor siglo y rey que ha habido en la historia. En 1808, se suponía que Napoleón traería a España, esas ideas avanzadas que marcaron el fin de una época en Europa. “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Digo traería, en condicional, la realidad fue otra muy distinta.  Los franceses proclaman ser ellos los creadores de la República. Lo cierto es que fue una carnicería en su inicio, una dictadura después y luego un autoproclamado Emperador, hasta su total derrota. Pero su paso por este mundo se llevó a más de tres millones de muertos entre militares y civiles según varias fuentes.

 

lunes, 17 de febrero de 2025

GUERRA DE INDEPENDENCIA ESPAÑOLA 1808-1814 (Otra visión)

Sabemos que España fue ocupada pacíficamente por el ejército del emperador Napoleón. Pero llegado el momento sustituyó al rey, y se hizo por las bravas con los mandos. Es verdad que al llegar los franchutes, España estaba corrompida, su corte era degenerada, y los afrancesados, que eran unos españoles que querían lo mejor para su país y entrara en la modernidad, vieron en Napoleón la esperanza de que ese deseo se convirtiera en realidad. 

La realidad histórica, mil veces contada y mil veces ocultada es que se demostró, una y otra vez, que el cambio no ha de ser forzado ni con ideas y sistemas ajenos a nuestra forma de ser. Y como las ideas para España de Napoleón en realidad eran otras, España necesitó a su Ejército para devolver al pueblo, la ansiada paz y tranquilidad, el trabajo el honor y el orgullo robado a sus hogares por los ejércitos franceses de ocupación. La batalla de Bailén supuso la primera derrota en la historia del potentísimo e invencible ejército napoleónico. El combate tuvo lugar el 19 de julio de 1808, en él se enfrentaron el cuerpo de ejército francés del general Dupont y el ejército del general Castaños. Los franceses fueron derrotados. La Batalla de Bailén, desde el punto de vista puramente militar, demostró a los generales españoles como vencer a los franceses. Aquella batalla representó que Napoleón no era invencible y que sus ejércitos podían ser derrotados en el campo de batalla. Bailén fue un triunfo del Real Ejército heredado de la Ilustración, con sus virtudes y defectos; y un asunto importante, fue fundamental para el ejército español  el apoyo recibido de cientos de lugareños. Dupont y sus oficiales fueron puestos en libertad pero tuvieron que marchar a Francia. José I tuvo que abandonar la Corte de Madrid y dirigirse a Navarra. Esto, evidentemente enfureció a Napoleón que regresó a España con su ejército de veteranos combatientes. unos 300.000 soldados galos ocuparon de nuevo toda España derrotando al resto de las unidades militares del ejército español. Napoleón volvió a poner en el Trono a José y mantuvo en España a una potente fuerza militar para consolidar la Corona de José I.

Los ejércitos franceses se enfrentaron en 1808 a los españoles en las batallas de Gamonal, Tudela, Somosierra, Espinosa y el Bruch, y llevaron a cabo el primer sitio de Gerona y Zaragoza. Los combates que se llevaron a cabo en los sitios de Zaragoza y Gerona parecían más bien epopeyas griegas y espartanas que de combates de las Guerras Napoleónicas del siglo XIX. Los combates fueron calle por calle, casa por casa, cuerpo a cuerpo, con bayonetas, azadas, machetes, espadas y toda clase de armas imaginables de la época, en las que los hombres murieron a miles por salvar un ciudad española. El general Palafox, considerado por muchos un militar mediocre en busca de fama, sacrificó a miles de soldados regulares y paisanos reservistas de la milicia atrincherados dentro de una ciudad, que acabó por convertirse en un matadero. En Zaragoza murieron más de 50.000 defensores, dejando sin fuerzas militares a Aragón, con tan sólo 4.000 soldados para combatir a los franceses. Los cuales habían tenido más de 10.000 bajas en la toma de la ciudad de Zaragoza. En Gerona, paso algo similar, aunque la ciudad estaba bajo el mando de un competente general Álvarez de Castro, el cual resistió la embestida de las tropas francesas, que sufrieron la perdida de cerca de 15.000 hombres. La Inmortal Gerona sufrió la pérdida de 11.000 defensores. Miles de vidas se perdieron inútilmente en campo abierto Las filas españolas aglutinadas por una amalgama de comerciantes, artesanos y campesinos faltos de preparación militar y de armas, los cuales difícilmente hubieran podido resistir la carga de la caballería pesada francesa y de su artillería. Zaragoza y Gerona, en sus errores, costaron la vida a miles de españoles, pero también desgastaron a los ejércitos franceses, poco acostumbrados a este tipo de lucha de guerrilla urbana. 

En Gamonal y Espinosa de los Monteros se había destruido por completo la estructura defensiva del ejército español en apenas un mes. 1811 fue un año de lamentables y catastróficas derrotas para el ejército español y sus aliados en la Península; sin olvidarnos de la toma por las tropas imperiales francesas de Tarragona, Tortosa, Sagunto o Valencia, donde las tropas Imperiales capturaron la ciudad y con ella a unos 20.000 defensores. El último ejército en campaña español que podía hacer frente a los franceses había sido derrotado al capturarse la ciudad de Valencia. Tarragona, también fue otro desastre, en la ciudad murieron durante el sitio 15.000 defensores frente a tan sólo 1.000 franceses. En Tortosa, los franceses tomaron la ciudad tras aplastar la resistencia de sus más de 7.000 defensores. Los desastres no vinieron solos, y evidentemente la tragedia de Extremadura, aún fue peor; El triunfo del mariscal Soult había sido asombroso y demostraba una y otra vez, la inmensa superioridad táctica y técnica de los ejércitos franceses. En apenas dos meses había destruido el ejército español de Extremadura con casi 20.000 soldados y capturando Olivenza y Badajoz, dos importantes plazas que aseguraban la frontera con Portugal.

La defensa de Madrid se rindió el 3 de diciembre de 1808. Desde su Cuartel General en Chamartín, Napoleón emitió medidas modernas de la Ilustración para ganarse la confianza. Pero era muy difícil que Napoleón pudiese atraerse las simpatías del pueblo español; principalmente porque desde el 2 de mayo había corrido mucha sangre y las tropas imperiales habían provocado demasiados desmanes, violaciones y asesinatos de mujeres y niños indefensos; saqueos de ciudades y poblaciones, profanaciones de tumbas de reyes y nobles para robar joyas, sin olvidarnos de los incendios de iglesias. Y eso no se olvida, también está en la Memoria Histórica. Los ejércitos españoles prácticamente habían dejado de existir, las unidades dispersadas se unieron a la guerrilla. En España se llevó a cabo un tipo de lucha a la que los franceses no estaban acostumbrados. Sus ejércitos se batían en campo abierto a otros ejércitos en las mismas condiciones que exigían los reglamentos de la guerra. Pero se encontraron con una guerra a la que no supieron vencer. Los españoles que lucharon y murieron entre 1808 y 1814, combatieron por su patria y por sí mismos, para expulsar a un ejército invasor que sojuzgaba a España. Entre 1809 y 1813 una serie de derrotas militares francesas en Europa, exceptuando la expedición de José I a Andalucía, llevará a la derrota de los franceses en España. Evidentemente la llegada de los ejércitos ingleses de Wellington a la Península, junto con las tropas portuguesas y el reorganizado ejército español a través de la Junta Suprema Central acabarán por derrotar a los napoleónicos. Las Batallas de Albuera, Arapiles, Vitoria y San Marcial conducirán a la huida de José I de España con el resto de su ejército y un séquito de cerca de 15.000 españoles que huirán al exilio. En la Guerra de la Independencia hubo infinidad de combates victorias y derrotas, pero la derrota más catastrófica del ejército español en toda sus historia militar, fue la Batalla de Ocaña; en la que el Ejército de La Mancha, bajo el mando del general Areizaga con unos 54.000 soldados fue aniquilado por un ejército francés. Capturaron a unos 15.000 soldados, que fueron paseados por Madrid, para dar una lección a los madrileños, de esa manera el pueblo español se lo pensaría dos veces a la hora de levantar un ejército contra su nuevo rey José I y el Emperador Napoleón.

La guerrilla nació como fruto de las incapacidades de las unidades regulares del ejército español ya muy mermadas. Eran una quimera en las batallas a campo abierto, donde la superioridad enemiga era aplastante. Los guerrilleros no podían enfrentarse a las líneas de fusilería francesa, apoyada por su amplia artillería y su caballería pesada por los flacos a campo abierto, ya que hubiesen sido barridos en una sola batalla. A los españoles, tan sólo les quedaba un única opción, militarizar las partidas guerrilleras, bajo el mando de cuadros de oficiales regulares del ejército y apoyadas por la intendencia británica; en armas, equipos, caballos, utensilios, comida, víveres y uniformes, como el fue el caso del Regimiento de Caballería de Almansa que fue creado íntegramente por Inglaterra. 

En 1810, el ejército francés requirió a más de 50.000 soldados para combatir a la guerrilla, lo que reducía a los ejércitos franceses en campaña contra los ejércitos de la coalición hispano-anglo-portuguesa.  Aquello comportará la invasión de los ejércitos de la coalición hispano-anglo-portuguesa de Francia y el posterior Tratado de Valençay en 1813, que conllevaría el regreso del rey español Fernando VII a España y el fin de la guerra. Una guerra que había causado un millón de muertos en total, y la agonía de Francia y su Imperio. España entraba en declive, y aquella nación maltrecha y agonizante se encaminaba hacia un siglo muy turbulento de guerras civiles, cambios de gobierno, perdida de los territorios de ultramar, golpes de estado, la caída de la monarquía y la proclamación de la Primera República. Sabemos que no hace tanto nuestros antepasados derramaron mucha sangre. Cuando la Patria en peligro les reclamó, y como tal entregaron sus vidas en las gestas más heroicas de nuestra historia. El pueblo español siempre ha actuado de la misma forma. Ha soportado sufrimientos, pero llegado el momento se la juega por entero si es necesario.

domingo, 16 de febrero de 2025

EXPOLIO FRANCÉS EN LA GUERRA FRANCO-ESPAÑOLA

Durante la guerra de la Independencia fueron expoliadas miles de obras de arte por las tropas francesas. Este periodo constituyó el saqueo más importante para el Patrimonio español en su historia. Esta es otra increíble historia que no te cuentan nuestros libros de texto en la escuela, y es que una vez más, la realidad supera la ficción.

Caricatura de franceses robando cuadros 
La Guerra de la Independencia española, como todas las guerras, supuso la pérdida de vidas humanas que en realidad es lo más importante, pero también desperdigó y destruyó gran parte del arte de nuestro país. No solo las colecciones reales sufrieron el paso y saqueo de los franceses, sino también el importante patrimonio artístico que se encontraba distribuido por las instituciones religiosas y en manos privadas. Cuando las tropas napoleónicas entraron en España en 1808, llevaban más de una década saqueando el patrimonio artístico de los territorios que habían conquistado.
Toda guerra que se extiende por un territorio deja detrás de sí un inevitable rastro de destrucción. 

Detención del "Equipaje del rey" en su huida

A estas destrucciones se sumó el pillaje de obras de arte ordenado por Napoleón en su intento de crear en París el Museo Napoleónico. Este albergaría todas las obras de arte saqueadas durante sus campañas por Europa. Numerosas pinturas fueron llevadas allí para no volver. Cegado por los ideales de la Ilustración, Napoleón Bonaparte dijo en su discurso ante el Directorio: “La República Francesa, por su fuerza, la superioridad de su luz y de sus artistas, es el único país del mundo que puede proporcionar un asilo inviolable a estas obras maestras”.
De nuestros artistas, en esa época, Murillo era uno de los más apreciados en el extranjero y, por supuesto, sus obras fueron de las más codiciadas por los franceses. Particularmente, el mariscal Nicolas de Dieu, realizó una “limpieza” de los templos sevillanos llevándose obras de un valor incalculable. El caso más famoso quizás sea el de La Inmaculada de los Venerables, el mariscal se llevó a su casa de París hasta que, cuando falleció, los herederos se lo vendieron al Louvre multiplicando por cien su fortuna. Luego, la Francia de Vichy la devolvió con algunos otros cuadros a la España de Franco y hoy está a salvo en el Prado.

"La Eucaristia" Esteban Murillo 

Sevilla fue una de las ciudades españolas que más expolio sufrió. Cuando las tropas francesas llegaron a la capital hispalense, el nuevo monarca José Bonaparte, publicó el 20 de diciembre de 1809 en "La Gaceta" de Madrid un decreto en el que se ordenaba la fundación de un museo de pintura "que contendría una colección de cuadros diversas escuelas de los pintores españoles". Este oficio fue dado  a los gobiernos locales para comenzar la incautación de las obras.
En Sevilla, se mandó reunirlas en los salones del Real Alcázar para hacer inventario antes de su partida. Hubo conventos, hermandades y algunas parroquias que, a sabiendas del futuro de las pinturas, se llevaron algunas de sus obras de arte lejos de las manos de los franceses. La incautación de obras continuaba por cada iglesia y convento sevillano. Se nombró para ello una comisión ejecutiva con miembros de la Academia de Bellas Artes para escoger las obras que había que llevarse y entregárselas al gobernador del Alcázar. Los franceses depositaron en el Alcázar un total de 999 cuadros en 39 salas, desde el propio Murillo a Zurbarán pasando por Herrera, Alonso Cano, Valdés Leal o Rubens.
Otro tristemente célebre caso, es el llamado "Equipaje del rey José I Bonaparte". El 21 de junio de 1813 se libró la batalla de Vitoria entre las tropas francesas que escoltaban a José Bonaparte en su huida a Francia y un conglomerado de tropas británicas, portuguesas y españolas al mando de Arthur Wellesley, el futuro duque de Wellington. Las fuerzas francesas sufrieron una derrota aplastante. Después de la batalla, los soldados de Wellington encontraron en el coche del rey fugado, José, entre el abundante material capturado, más de doscientas pinturas sobre lienzo, junto con dibujos y grabados. Estas obras venían del despojo de la casa de Godoy y el real palacio. José mandó traer de Toledo, de Valladolid y del Escorial cuanto pudiese ser transportado. Completaban el convoy las cajas de guerra llenas de dinero en buen oro y buena plata antigua, de aquello que ya no se ve, y seducía entonces con su brillo los ojos de los extranjeros.
Muchas de las mejores pinturas que se exhiben en Londres, pertenecieron en su día a la colección real española. Entre ellas se encuentran la Última Cena, de Juan de Flandes, que perteneció a Isabel la Cató­lica o una Sagrada Familia, de Giulio Romano, antaño atribuida a Rafael.

"Felipe IV de castaño y plata"  Diego Velázquez 

Lo realmente increíble de esta historia es el papel que toma a continuación el monarca español, el rey Fernando VII de Borbón. Parece ser que, honestamente, el Duque de Wellington, una vez rescatado el patrimonio expoliado por los franceses, lo envía a Londres. Allí es recibido por su hermano William Wellesley, Conde de Mornington y Barón de Maryborough, que cataloga el impresionante tesoro, y siendo el primer en tener conciencia del valor y la envergadura real del tesoro expoliado que tenían entre manos. El duque informado de esto pasa a informarle del suceso al rey Fernando VII en 1814, una vez finalizada la guerra de la independencia, y a comunicarle la devolución inmediata del tesoro a su legítimo propietario: el estado español. Lo asombroso es que, al parecer, y en un gesto absolutamente incomprensible a día de hoy, el rey español le contesta a Wellington regalándole íntegramente todo el patrimonio español robado al líder militar inglés que, según dicen las fuentes, Fernando afirmó que "habían venido a su posesión por medios tan justos como honorables". La clase política e institucional española, toleró y alentó esta situación.
Según muchos investigadores, las tropas francesas bajo el mandato de José I Bonaparte saquearon las joyas del Palacio Real y el Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, robando un tesoro español por valor de 18 millones de francos y 22 millones de reales de la época, expoliando, entre otros, algunas míticas joyas de la corona española, tal y como la perla "peregrina" perla de tamaño inusual, considerada de las más valiosas de la historia. Descubierta en Panamá enel siglo XVI pasando a manos de la corona del rey Felipe II. Formó parte de las joyas de la Corona Española.  


Por medio de varios decretos, José I utilizó los bienes incautados a las órdenes religiosas para ofrecerlos a los militares más renombrados “como testimonio particular de nuestra satisfacción por los servicios que nos han hecho”. De esta manera, el mariscal Soult, comandante general de las fuerzas francesas en España, fue recompensado con seis cuadros, cinco de ellos procedentes de El Escorial. El general D’Armagnac, gobernador militar de Burgos y Cuenca, con cuatro. El general Sebastiani, que dirigió la ofensiva contra Andalucía, recibió tres. Y el general Dessolles, que tuvo un papel destacado en la victoriosa batalla de Ocaña, otros tres. Sin embargo, con quien más generoso se mostró el rey fue evidentemente con su hermano Napoleón.
De esta manera, el 26 de mayo de 1813 salieron hacia Francia 300 pinturas. Aunque el convoy estuvo a punto de ser interceptado en la batalla de Vitoria, librada en julio de ese año, los lienzos llegaron a París en perfectas condiciones. Al final, de todos los cuadros enviados, solo doce se consideraron apropiados para ser expuestos en el museo de Napoleón. El resto no se devolvió. Fueron dejados en depósito a la espera de su destino: servir como decoración para las residencias imperiales.
Otro de los máximos responsables de este saqueo fue el francés Frédéric Quilliet. Este oscuro personaje, había llegado a España antes de la guerra, durante el reinado de Carlos IV. Al cabo de poco tiempo logró introducirse en los círculos gubernamentales madrileños trabajando como asesor artístico. Quilliet fue el encargado de inventariar las colecciones reales, en especial la del monasterio de El Escorial, de la que desarrolló un gran conocimiento, y otras importantes colecciones privadas, como la de Godoy. Quilliet logró apropiarse de muchas de las obras que estaban destinadas a los depósitos reales. Su ambición y descaro llegaron a tal punto que, en 1810, fue cesado de su cargo acusado de apropiación indebida. Entre otras atrocidades artísticas, Quilliet obligaba a sus ayudantes  a borrar las señas de identificación de los cuadros para poder comerciar luego con ellos.
                                Venus del espejo de Velazquez.  
Actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres. Anteriormente perteneció a la Casa de Alba y a Manuel Godoy, en cuya época seguramente se conservaba en el Palacio de Buenavista (Madrid), de donde probablemente fue robada por algún miembro del ejército inglés.
Una manifestación artística que sufrió especialmente fue la orfebrería. Custodias monumentales, cruces procesionales, arcas, etc. fueron robados, requisados y fundidos por uno y otro bando para transformar en lingotes o monedas sus metales preciosos (Así pasó con el antiguo Retablo Mayor en plata de la Catedral de Valencia, fundido en Mallorca en 1812).
No solo fue el lucro lo que animó a la destrucción, sino también la incultura y el desprecio por todo lo que fuera del enemigo. Se dio el caso que los soldados del general Lejeune, acampados en los alrededores de Zaragoza, hicieron improvisadas tiendas de campaña para protegerse de la lluvia y el frío con los lienzos de las iglesias y conventos que habían saqueado. En otros casos fueron puertas, vigas y toda clase de objetos de madera, incluidas las estatuas, las que fueron utilizadas para hacer fuegos con los que calentarse.
Los franceses usaron como guía el "Diccionario histórico de las Bellas Artes en España" de Ceá Bermudez, un coleccionista y crítico de arte de reconocida y sobrada reputación en aquel tiempo. Esta guía que orientó a los saqueadores, sería publicada en el año 1800 y vendría a ser la puntilla de aquel tamaño despropósito; pues aquel erudito sin pretenderlo, había puesto en manos de aquella gentuza las claves para finiquitar el más grande expolio de la historia hasta la II Guerra Mundial.
 
Diccionario histórico de las Bellas Artes en España, año 1800
Derrotado Napoleón, los vencedores obligarían a Francia a devolver lo expoliado. En el Louvre se inventariaron más de 5.000 obras de arte robadas (en toda Europa), de las cuales, el comisionado español para tal efecto, el general Álava, solo pudo recuperar poco más de 400 de ellas.
Este y otros tesoros procedentes de España se encontraban en Francia en 1940, durante el Gobierno títere de Vichy en la II Guerra Mundial. Varias obras procedentes del Louvre se habían trasladado al Museo Ingres de Montauban, para protegerlas de los bombardeos. Por entonces, Francisco Franco, se había hecho con el poder al terminar la Guerra Civil. Franco aprovechó el momento para reclamar parte de nuestro patrimonio robado, y en la lista, la primera obra de arte era la Inmaculada de Murillo arrebatada por el mariscal Soult. Para negociar con ventaja, Franco explotó la posibilidad de que España apoyara en la Guerra a la Alemania nazi. Con esta premisa, el gobierno francés cedió la venta de tan preciado cuadro de Murillo.
 

Y aunque la Inmaculada de Murillo fue lo primero que se negoció. Al final, acabaron vendiendo también la Dama de Elche, las coronas visigodas del tesoro de Guarrazar y el Archivo de Simancas. Todo, a cambio del tapiz de Goya, La riña, y dos cuadros:  el retrato de Antonio de Covarrubias, de El Greco; y el de Mariana de Austria, de Velázquez. Este intercambio "desigual" no sentó bien en el Louvre, que no volvió a retomar las relaciones institucionales con España hasta 1965.

Francisco Franco junto al Mariscal Pétain
Mención aparte seria todo el patrimonio arquitectónico que los franceses destruyeron considerablemente o directamente lo hicieron volar por los aires, durante la guerra de la independencia. Un patrimonio que ya jamás sería admirado por nadie. De esto hablaremos en profundidad en un futuro artículo.

sábado, 15 de febrero de 2025

AL-ANDALUS - SIGLO XI - (Parte 7) -

Prácticamente desde que llegaron los musulmanes comenzó una resistencia, que posteriormente se llamó Reconquista. Es verdad que dominaron gran parte de la península durante los tres primeros siglos, pero los reinos cristianos no existían cuando ellos invadieron, solo el reino visigodo. Los reinos cristianos se fueron formando lentamente y luchaban por su territorio y por la religión cristiana, que aglutinaba a los pueblos. Como dijimos  el Califato de Córdoba  (929-1031) fue su época de esplendor. Después se dividieron en pequeños reinos, las Taifas. Los Primeros reinos de Taifas tuvieron una vida muy corta, ligeramente superior al medio siglo, pues fueron barridos por los invasores almorávides (1090), que puso fin a estos reinos  independientes. Veamos:
Los Almorávides eran monjes-soldado salidos de grupos nómadas provenientes del Sáhara. Fueron los fundadores de Marraquech. Era una facción que predicaba el cumplimiento ortodoxo del islam. La reclamación realizada por Alfonso VI sobre las plazas sevillanas y el hecho de que amenazara también con tomar Córdoba y Zaragoza, determinaron a los taifas de Sevilla, Granada y Badajoz a invitar al almorávide Yusuf ibn Tashufin a pasar a la Península, algo que los almorávides esperaban con ansiedad. Llegaron en el 1085. Era una apuesta arriesgada pero los cristianos estaban sacando partido a la división musulmana en pequeños estados.
Para los cristianos la guerra contra Al-Andalus está planteada como una guerra santa y lo que era provisional es ahora permanente.

YUSUF IBN-TASHUFIN
Alfonso VI exigió el pago de tributos incluso a la poderosa Sevilla, que para librarse de esto pidió ayuda a jefe almorávide Yusuf ibn-Tashufin, que logró vencer al rey castellano cerca de Badajoz en el 1086. Pero el rey cristiano prosiguió con su trabajo en tierras musulmanas. Esto hizo que ibn-Tashufin decidiera quedarse en la península, con la protestas de algunos suyos. Se inició una etapa de corrupción. Se produjeron enfrentamientos, y sometidos, debieron comprar su supervivencia a los Almorávides, los judíos con grandes sumas de dinero, pero los mozárabes se vieron obligados a emigrar.
En 1085 Alfonso VI se hace con el reino musulmán de Toledo. Los almorávides africanos se enfrentarán con Alfonso VI en Zalaca, (Badajoz), infligiéndole una severa derrota y poniendo en peligro las nuevas conquistas del reino de Toledo. Noticiado el Cid Campeador de la situación de su rey, abandona la taifa de Zaragoza (que era vasallo del rel Alfonso VI) y se presenta en Toledo para ponerse a las órdenes de su señor. Será entonces, en 1087, cuando Alfonso VI envíe al Campeador a Valencia con órdenes de asegurar a al-Qadir, el antiguo rey de Toledo, al que el cristiano había ofrecido Valencia a cambio de Toledo. El Campeador pasa por Zaragoza donde se refuerza. La llegada de Rodrigo obliga a retirarse a Berenguer Ramón II conde de Barcelona que estaba sitiando la ciudad.
El año 1088 Alfonso VI ordena a Rodrigo Diaz de Vivar  que se una al ejército real que se dirigía hacia Aledo (Murcia) para levantar el asedio que sufría. Pero hubo algún fallo y se produjo un desencuentro. Con este fallo aprovechado por los enemigos de Rodrigo le acusaron ante el rey de traición y desobedecer a su rey. El Monarca creyó estas acusaciones y declaró reo al Campeador, confiscando sus bienes y apresando a su mujer e hijos. Declarado traidor por Alfonso, a partir de este momento el Campeador tendrá que sobrevivir en territorio musulmán mediante su espada; tampoco volverá a servir a ningún otro príncipe taifa, como había hecho antes durante cinco años, entre 1081 y 1086, cuando se puso al servicio del Rey de Zaragoza. En el verano de ese mismo año se instala en la huerta de Valencia donde es agasajado por al-Qadir y recibido por el Rey de Lérida.

ALFONSO VI DE CASTILLA 
No era ninguna novedad que musulmanes descontentos con sus señores, situaran la fe en un plano secundario y lucharan a favor de un jefe cristiano. El propio Rodrigo Díaz habría hecho algo parecido durante los años que sirvió a los príncipes de Zaragoza, servir a un señor musulmán en sus guerras contra enemigos cristianos. El gran poder adquirido por el Campeador en Levante alarmó al Rey de Lérida, que reclamó la ayuda del conde de Barcelona Berenguer Ramón II, que no podía olvidar la afrentosa derrota sufrida a manos del Cid cinco años atrás. Llegada la primavera de 1090 Berenguer se puso en camino con un inmenso ejército. Unos primeros momentos difíciles para Rodrigo, que fue derribado del caballo, la lucha acaba con la más estrepitosa derrota de Berenguer II que cayó prisionero de Rodrigo con otros 5.000 guerreros más. La libertad del conde fue convenida mediante el pago de un rescate. Poco después los dos enemigos, Rodrigo y Berenguer Ramón, llegan a un acuerdo de paz por el que el conde cede a Rodrigo las tierras del levante incluyendo Valencia. Al-Cadir pagaba los impuestos al Cid, aunque era dinero de Alfonso VI. Invadió los territorios de su rey y estando en la Taifa de Zaragoza fue perdiendo influencia en Valencia por lo cual los valencianos entregaron la ciudad a los almorávides que estaban ocupando Al-Andaluz.  Rodrigo era imbatible. Pero fracasó ante Valencia. El saqueo de la Rioja habían puesto de manifiesto que Rodrigo sobresalía por su valor y capacidad como militar y por su habilidad política en crear y mantener un protectorado sobre Valencia y todo el Levante. Alfonso comprendió la realidad y como gran monarca que era, dejó de lado olvidando los antiguos conflictos y envió a Rodrigo su perdón y vuelta a la gracia real más amplia y generosa, devolviéndole todos sus bienes. El Cid se sintió muy agradecido con su rey y a partir de ese año de 1092 hubo concordia entre ambos.

AL-QADIR
Al-Qadir era el rey de la taifa de Valencia y algunos musulmanes deseaban acabar con el gobierno y con el protectorado del Cid. Por lo que aprovecharon la ausencia de Rodrigo para abrir a los almorávides las puertas de Valencia, asesinando a Al-Qadir en octubre de 1092. Vuelto Rodrigo al mes siguiente se entabla la lucha contra los almorávides y comenzó a hostigar y a preparar el asedio de la ciudad de Valencia, ahora enemiga, y en julio de 1093 puso sitio a Valencia, y decidió actuar en interés propio aprovechando el conflicto interno entre partidarios y opuestos a librar la ciudad a los almorávides.
Año y medio duraron estas operaciones hasta que finalmente en junio de 1094, tras un terrible cerco con todos los horrores y espantos del hambre, Valencia se rindió sin condiciones.
Esto enfureció al emir almorávide que pocos meses después enviaba otro segundo ejército contra el Cid. Las fuerzas almorávides iniciaron pero la mañana del 21 de octubre de 1094, sorprendidas por una salida de los sitiados y por una emboscada tendida durante la noche, al ver perdido su campamento, presas del pánico se dieron a la fuga abandonando un inmenso botín.
Tras la victoria el Cid cambia de estrategia. Ya no se conforma con someter el levante como un protectorado que paga por su defensa militar, sino que se lanza a la conquista de Valencia para crear un principado hereditario. Deja de ser el jefe de un ejército que cobra tributo a los reyezuelos locales para asumir todo el poder en la zona de forma directa, sin intermediarios. Después de espantar la amenaza almorávide, el Cid se centra en los asuntos internos y pone en marcha una durísima represión contra sus enemigos en la ciudad y en las poblaciones vecinas con las técnicas habituales de la época: ejecuciones sumarias, torturas, incendios, saqueos, destierros... Expulsa de Valencia a todos los musulmanes partidarios de los almorávides y los sustituye, en apenas dos días, por mozárabes a los que traspasa sus posesiones. Después de las purgas, se autoproclama príncipe de la ciudad, aunque antes declara formalmente la plena vigencia de la legalidad del Corán. Pero es que además de tener en sus tropas guerreros musulmanes llega incluso a designar para cargos administrativos y organizativos importantes a algún musulmán. Es el caso de su almojarife, llamado Abenabduz, encargado de gestionar el cobro de tributos (diezmo) y administrar las rentas del Campeador. 

EL CID CAMPEADOR
Rodrigo Díaz construyó en aquel arrabal anexo a Valencia un prototipo de villa islámica, donde convivían musulmanes, cristianos, judíos y había cierta libertad de culto. Sonará extraño para los que piensan que toda la Reconquista era una guerra contra los musulmanes. El paladín de la cristiandad en aquella época, permite que sea legal el Corán en un territorio que domina. Es que entre sus filas se encontraban numerosos guerreros musulmanes, como hemos dicho anteriormente. El Cid, el Sidi, se convierte así en Soberano Cristiano de un Principado Musulmán, una difícil posición que no sólo supo mantener hasta su muerte sino que incluso consolidó.

ESPAÑA, NAPOLEÓN Y LA ILUSTRACIÓN

La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo especialmente en Francia e Inglaterra, que se desarrolló desde fines del sig...