viernes, 5 de diciembre de 2025

FRANCISCO DE MIRANDA - PRIMER EMANCIPADOR AMERICANO

Conocido como El Primer Venezolano más Universal, Francisco de Miranda fue partícipe de la Independencia de los Estados Unidos, de la Revolución Francesa y posteriormente de la Independencia de Venezuela. Uno de sus objetivos era la lucha por la libertad hispanoamericana.

FRANCISCO DE MIRANDA 
Nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas, entonces capitanía de Venezuela. En 1762 inició sus estudios de gramática y latín. Más tarde ingresó a artes (bachillerato) en la Universidad de Caracas, y luego se enlistó en el ejército español en 1771. Participó en los tres magnos acontecimientos de su tiempo: la independencia de los Estados Unidos, la revolución francesa y la lucha por la libertad hispanoamericana. Al ser uno de los primeros en pensar acerca de la existencia de una Gran Colombia unida.
Como militar en las filas de los ejércitos español y francés alcanzó los rangos de coronel y mariscal, respectivamente. Además, obtuvo el grado de coronel en el ejército ruso, concedido por Catalina II la Grande, y fue el primer comandante en jefe de los ejércitos venezolanos, ostentando el título de generalísimo. Su carrera militar contempla su participación en cuatro contiendas: el sitio de Melilla (1774-1775) y la invasión española de Argel de 1775 en el norte de África, la guerra de independencia estadounidense, las guerras revolucionarias francesas y la guerra de independencia de Venezuela.
Entre sus gestas militares destacan su actuación en el sitio de Melilla, la batalla de Pensacola en Estados Unidos y la batalla de Valmy en Francia. Participó en los tres grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra de Independencia de los Estados Unidos, Revolución francesa y Guerras de Independencia Hispanoamericana.
Vivió en diferentes períodos en muchos sitios del mundo. Conoció a las personalidades más importantes de aquella época. Fue el único hombre que tuvo contacto personal y directo con figuras de la talla de Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, el Duque de Wellington, La Fayette, Estanislao II Poniatowski, William Pitt, Grigori Alexandrovich Potemkin, Samuel Adams, etc.

SIMÓN BOLÍVAR 
Combatió bravamente en América, Europa y África, salvo en Oceanía y Asia, recorrió y escudriñó España y todo el continente europeo, incluyendo a Gran Bretaña, Rusia y Escandinavia; Asia Menor, América del Norte, América del Sur y las Antillas
En 1781, Miranda combatió como oficial del ejército español en la batalla de Pensacola, dentro de la guerra de independencia de las trece colonias, donde los ingleses sufrieron una derrota. En 1783 se vio obligado a exiliase en Estados Unidos porque el Santo Oficio lo perseguía debido a la posesión de varios “libros prohibidos” por esta institución clerical. Dos años después, Miranda emprendió su rumbo a Europa, donde vivió hasta su retorno a Venezuela en 1810.
Gracias a su diario contamos con múltiple información sobre el Siglo de la Luces (S. XVIII), pues escribió sus impresiones y actividades como viajero e investigador.

SAN MARTÍN Y  O´HIGGINS CRUZAN LOS ANDES
En Inglaterra, Francisco Miranda buscó apoyo para la independencia de Hispanoamérica, pero no lo consiguió y decidió viajar a Francia. Durante su estancia en el país galo, Miranda fue nombrado mariscal de campo. La posición se hizo efectiva a partir del 1 de septiembre de 1792 y el 20 del mismo mes tuvo su primera victoria en Valmy.
No obstante, el éxito inicial de esta campaña se desvaneció cuando sufrió las derrotas de Maestricht y Nearwinden (1793). Se responsabilizó a Miranda ante el temido Tribunal Criminal Revolucionario, dirigido por Maximiliano Robespierre. Miranda fue encarcelado y si bien, fue declarado inocente de la derrota de Nearwinden, se había gestado enemigos y siguieron acusándolo de diferentes hechos. Finalmente, en enero de 1798 logró huir y viajó a Inglaterra, donde retomó sus intentos libertarios.
La casa de Francisco de Miranda en Londres fue el centro del complot que independizó Hispanoamérica. Los Libertadores tuvieron su centro y patrocinio en la capital británica. Fue el lugar de encuentro de la Logia Masónica Lautaro,, (nombre tomado del cacique mapuche vencedor de Pedro de Valdivia en Chile). Desde aquí se hizo propaganda, se financió y se creó la forma de apoderarse y dividir Hispanoamérica.
El 21 de julio de 1810, en Londres se conocieron Miranda y Simón Bolívar cuando este último viajaba como diputado de la Junta de Caracas. Entre ellos se desarrolla una importante amistad, aunque eventos posteriores los separan. Ese año Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello persuadieron a Miranda, en misión diplomática en Londres, para que volviera a su tierra natal. Cuando lo hizo, Miranda fue recibido con honores en el Puerto de La Guaira. En Caracas funda la Sociedad Patriótica, que se convertirá en la principal promotora del rompimiento con España. Posteriormente es elegido diputado por El Baúl, al congreso constituyente de 1811. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar el Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela. Más tarde, ante el avance de las tropas españolas al mando de Domingo Monteverde en 1812, asumió la presidencia tras ser nombrado dictador por el Triunvirato ejecutivo con el rango de generalísimo.
A pesar de que Miranda vivió en diferentes países, su objetivo no cambió: conseguir apoyo para la independencia de su país y de toda la América hispana, idea que reforzó desde que conoció a Bolívar. Desde que regresó a tierras venezolanas, impulsó la causa con todos sus recursos ideológicos y prácticos para su emancipación. Por tal razón fundó el periódico “El Colombiano”, donde se difundieron los movimientos independentistas para estallar simultáneamente y con características semejantes en toda Hispanoamérica de 1810-1811. Además, Miranda se preocupó por los símbolos emancipadores. A él se deben los colores de la bandera tricolor de la Gran Colombia amarillo, azul y rojo, también presentes en las banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador.
Francisco de Miranda falleció la madrugada del 14 de julio de 1816 como preso político en la prisión “La Carraca”, en Cádiz, España. Bolívar lo había entregado bajo acusación de traición, pues a su cargo había estado el ejército patriota y, al parecer, nunca tuvo una política de exterminio contra los enemigos.

Foto de la casa de Miranda en Londres 
Está ubicada en Grafton Street, Londres, Inglaterra. Este lugar histórico fue un punto central para la planificación de la independencia de América Latina y se convirtió en un museo que abre sus puertas a los visitantes.
Y es que pocos saben que la casa de Francisco de Miranda, ubicada en la capital del Reino Unido, fue el punto de encuentro durante el siglo XIX de varios héroes latinoamericanos. José de San Martín, Antonio Nariño, Bernardo de O'Higgings y Carlos María de Alvear, Simón Bolívar, entre otros muchos, frecuentaban el aposento del general venezolano.
Todos visitaban a Miranda  para empaparse e intercambiar las ideas de libertad que darían pie a toda una gesta emancipadora en aquellos países.
Fue allí donde, además, Miranda convenció a Simón Bolívar y a su maestro Andrés Bello de que expandieran sus horizontes y lanzaran sus campañas para liberar no sólo a Venezuela de los españoles sino que su lucha fuera continental.

Placa en la casa de Miranda donde dice en inglés y español que se encontró con Bolívar en 1810


Durante su vida, Miranda vivió en diversos países, siendo uno de ellos Inglaterra donde tenía el mayor apoyo económico y logístico por la enemistad entre el reino español y el reino inglés. En Londres, Miranda vivió en una modesta casa desde 1802 en compañía de su esposa Sarah Andrews y sus hijos, Leandro y Francisco. La biografía de Francisco de Miranda de Alfonzo Rumazo González reseña un poco la vivienda en la que Miranda soñaba con libertar Venezuela y la Nueva Granada, donde era visitado por los más grandes militares e intelectuales y donde se desarrollaban los mayores acontecimientos históricos para la libertad americana en suelo europeo. 



ESTATUA DE BOLIVAR EN LONDRES














Toda la actividad de Miranda se realiza en la casa de cuatro pisos de la 27 Grafton Street.
Durante el año 2015, en el marco del London Open House, el gobierno británico recuperó y relanzó la casa de Miranda como museo, 


este evento es uno de los más importantes de Europa, se extiende a los principales museos y atracciones arquitectónicas-culturales de la capital británica para permitir, una vez al año, acceso libre al público.
 

jueves, 4 de diciembre de 2025

GUERRAS PÚNICAS

Cartago había sido un pequeño establecimiento fenicio fundado en la costa de Túnez a comienzos de I milenio, fundada por emigrantes fenicios de Tiro. La ciudad de Tiro a partir del siglo X a. C. ejerció la hegemonía sobre las ciudades fenicias, que duró hasta el siglo VI a. C. que es cuando ya habían progresado de tal forma que se independizaron de Tiro. Ya se habían establecido en Ibiza hacia el 650 a.C. como plataforma para el dominio de la costa mediterránea. Acabarán con los Tartessos sobre 500 a.C. Llegaron a ser la primera potencia del Mediterráneo occidental.

Al decir Cartagineses, pueblo antiguo con capital en Cartago, hablamos también de Fenicios. Seguramente sus herederos. La ciudad de Cartago fue, en sus inicios, una colonia fundada por los Fenicios de Tiro que, en su avance marítimo hacia el oeste, lograron establecer un gran asentamiento comercial en lo que hoy es Túnez. Ni los fenicios de Tiro, ni los griegos dominaron el interior de la Península lo que sí hicieron los Cartagineses.
Dos periodos su establecimiento. El primero, hasta el siglo V, se consideraba fenicio.  A partir de esta fecha hasta la conquista romana, (sobre el 145 a.C.), el papel principal es cartaginés. El auge de Cartago pronto tomó carácter militar. A partir del siglo VI se enfrentan con los griegos, apoyándose en determinados momentos en los etruscos,  para evitar la competencia helénica, para impedir la ampliación del territorio de colonización griego como a la adquisición de nuevos mercado. La batalla de Himera, en 535, es un hito en estas luchas marítimas. Ya en el siglo IV a.C., las fuerzas de una Cartago bajo un régimen republicano y como la ciudad más grande a este lado de la península Itálica, decidieron invadir el interior de Ispnya llegando a dominar hasta el sur del río Tajo y al norte, casi hasta llegar a los Pirineos. A estos nuevos territorios, habría que sumarles los que ya los antiguos Fenicios habían colonizado como el reino Tartesso.

Los cartagineses fueron un pueblo o grupo de pueblos. Cuando aparecen citados mercenarios ibéricos luchando junto a cartaginenses o griegos podrían ser íberos o gentes procedentes de Iberia, celtíberos, celtas u otros pueblos no ibéricos.
Estuvieron regidos por jefes efímeros similar a un rey. Personajes que emergían como consecuencia de una victoria. Ampliaban los límites geográficos de un pueblo o de una tribu. Por ello los límites territoriales fueron móviles e inestables.
Entre los pueblos que los componían se puede identificar a los sordones con el Rosellón, los layetanos con la zona de Barcelona, cosetanos con el llano de Tarragona, Ilergetes con Lérida (Ilerda), Jacetanos con Jaca y Sedetanos con Monegros y valle del Ebro (desde el sur de la Sierra de Alcubierre). En la comarca de las Cinco Villas estaban los Suessetanos, lindando al oeste con los vascones, gentes que no se consideran hoy íberas. Por citar algunos más tenemos los Ilercavones en la costa (desde el Ebro hasta Sagunto), los Mastienos en la zona de Cartagena, los Bastetanos en Andalucía oriental y los Turdetanos en Andalucía central. 
Uno de los enfrentamientos más importantes y registrados por los historiadores fue el conjunto de choques en los que combatieron los romanos y los cartagineses. A estas luchas se las llamó Guerras Púnicas y fueron las que permitieron que Roma se consolide como potencia mediterránea.

La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas ya que los romanos los llamaban Punici, por el origen fenicio de Cartago.
Al quedar empobrecidos pusieron su empeño en conquistar la península Ibérica, o al menos en la región andaluza y levantina. Fueron luchando y venciendo por las armas o por la diplomacia a los pueblos que se fueron encontrando, fundamentalmente colonias griegas. El dominio fue rentable con prospecciones nuevas de plata que empezó a manar hacia ellos.
Ese fue el proyecto y la acción del general Amílcar Barca, que murió habiendo conseguido para Cartago la plata y los mercenarios Ibéricos.
Cartago estableció también, una serie de colonias en la costa meridional atlántica de España y un conjunto de otras colonias en el extremo norte de África y en la costa africana del Atlántico, donde progresaron notablemente en dirección sur. La isla de Ibiza era escala obligada en las travesías por el Mediterráneo occidental y fue pronto cabeza de puente para abrir las relaciones comerciales con el Mediterráneo noroccidental.

Le sucedió Asdrúbal un pacificador que funda Cartago-Nova (Cartagena) además firma un tratado con Roma fijando límites para los dos imperios. Dentro de esos límites estaba Sagunto, que debería permanecer libre y autónoma. En realidad Roma buscaba una forma de mantener las distancias entre los galos y los cartagineses. Cualquier ejército que quisiera cruzar los Pirineos debía pasar por Sagunto. Asdrúbal murió asesinado y le sucede Aníbal, un hombre de 25 años y auténtico guerrero. Atacó la meseta central y luego fue atacado por carpetanos, vacceos y olcades a los que derrotó, amplió dominios y consiguió riquezas y mercenarios. Animado por sus victorias Aníbal decidió conducir su ejército a través de una ruta terrestre. Al frente de sus mercenarios ibéricos y norteafricanos, cruzó los Pirineos, en donde se le unieron los emisarios galos que lo guiarían por las montañas alpinas. Con sus 90.000 hombres, 12.000 jinetes y 40 elefantes, empleó 36 días en cruzar los Alpes, una de las marchas militares más célebres de todos los tiempos, superando las emboscadas de los montañeses, la falta de pasto en las cumbres y sobre todo la nieve, que escondía el camino y hacía despeñar hombres y caballerías.


Para cruzar los Pirineos debía pasar por Sagunto, como dijimos y estaba pactado con Roma no entrar en Sagunto. No respetando el acuerdo con Roma se propuso atacar Sagunto asediando la ciudad y resistiendo ésta con un increíble heroísmo defendiéndose rabiosamente. Finalmente todo estaba perdido por lo que los saguntinos reunieron todo el oro y la plata y la fundieron con plomo, cobre y estaño y por si fuera poco se arrojaron a las llamas, prefiriendo esa muerte que el cautiverio. Roma, que había sido avisada por los saguntinos llegó tarde. En realidad dejaron hacer el trabajo sucio. El asedio duró seis meses, es decir que tuvieron tiempo para acudir. Roma mandó a Publio Cornelio Escipión para atacar a Aníbal. Pero éste ya se había marchado contra Roma. Lo que hizo que el romano le esperase en Italia. Aníbal ya en la península itálica, en su marcha por las pantanosas llanuras del centro, con un ejército diezmado y desmoralizado, perdió un ojo y el único elefante que había sobrevivido. Aun así logró rehacer sus huestes y, tras vencer a los romanos en Trebia y Trasimeno, en el 216 los derrotó ampliamente en Cannas, pese a la inferioridad numérica de sus hombres. Decidió no atacar Roma y retirarse a Cápua. Entonces volvió a Cartago. Allí trató de negociar una paz honrosa con los romanos, pero fue vencido en Zama por Escipión el Africano en el 202, y el tratado que puso fin a la guerra fue muy oneroso para los cartagineses.

ANIBAL BARCA
Aníbal demostró que era un estadista tan notable como genio militar. Roma exigió su cabeza y se vio obligado a huir. Ante las fuertes presiones de los romanos, y temiendo ser entregado, se suicidó. Corría el año 183. Cuatro décadas más tarde, su patria era arrasada por Roma.
Las fuerzas romanas se habían instalado en Tarraco (Tarragona), convertida así en el principal centro romano en Hispania. En el 149 hasta el 146 a.C. se produjo la Tercera Guerra Púnica, que consistió en la destrucción total de Cartago y la matanza o esclavitud de sus habitantes. Con lo cual desaparece el pueblo cartaginés.

TERMINA LA LUCHA DE CARTAGO
Roma es la nueva civilización dominante en la península.
Los romanos fue el pueblo más importante, en realidad un civilización organizada. Como toda metrópoli a sus colonias, Roma explotó económica y socialmente a sus provincias de lo que llamó Hispania. A lo largo de este extenso periodo de más de seis siglos, tanto la población como la organización política del territorio hispánico sufrieron profundos e irreversibles cambios, y quedaría marcado para siempre con la inconfundible impronta de la cultura y las costumbres romanas.
Pero la península recibió un legado cuya trascendencia llega hasta el presente.
 
 

miércoles, 3 de diciembre de 2025

EL CABALLO EN AMÉRICA

En 1493 fue la llegada de caballos, bueyes y otros animales domésticos europeos transformó profundamente la vida económica y social en América.  Cuando los indígenas mesoamericanos contemplaron por primera vez a un soldado español montando sobre su caballo no supieron procesarlo ni entender qué estaban viendo. 


A pesar de ser pocas monturas, las crónicas históricas hablan de una primera misión con un par de decenas de equinos y algunas yeguas, los comentarios de los pueblos primigenios mencionan cómo las tropas a caballo del conquistador español Hernán Cortés en 1519 parecían centauros, como si el hombre y el caballo se hubieran fusionado. Así quedó registrado que entendieron que el caballo y su jinete eran un solo ente.
Esto mejoró la vida y la alimentación  de la gente americana.
Entre las ventajas que implicaron para muchas comunidades americanas, se pueden destacar varias:
- El caballo ofreció una nueva forma de transporte. -Permitió recorrer distancias largas en mucho menos tiempo. -Facilitó la comunicación entre pueblos y regiones.


Algunos pueblos indígenas adoptaron rápidamente la equitación (mapuches, pampas, comanches, apaches), adquiriendo una movilidad y poder militar antes impensables.
La movilidad a caballo permitió la expansión hacia zonas antes difíciles de habitar.
Los primeros bueyes bovinos fueron llevados a la isla La Española (actual República Dominicana y Haití) alrededor de 1493–1494, en el segundo viaje de Cristóbal Colón.
Desde allí, a lo largo del siglo XVI, se extendieron por las colonias españolas: el Caribe, México, Centroamérica y Sudamérica. Los bueyes como animales de tiro se utilizaron ampliamente en agricultura y transporte, convirtiéndose en una pieza clave de las economías coloniales.

Otros animales grandes como vacas o toros fue un aumento de la producción agrícola. Se plantea la hipótesis histórica de que el bovino Criollo de Panamá es originario de la isla de Santiago (Jamaica), promovido por Pedrarias de Ávila en 1521 y cuya influencia es ejercida por toda Centro América y parte de México. Los mismos planteles bovinos que llegaron a Panamá tienen influencia sobre los bovinos criollos de Perú y Ecuador. Por otro lado, los bovinos Criollos de Colombia, Venezuela y de la vertiente del Atlántico sur, se originaron a partir del ganado vacuno traído por Rodrigo de Bastidas en 1525, desde la Española.

Los bueyes permitieron usar arados pesados que rompían mejor la tierra. Esto incrementó la productividad y permitió sembrar áreas más extensas. Carretas tiradas por bueyes facilitaron mover alimentos, materiales de construcción y mercancías.
Se comenzó a producir carne, leche, manteca, quesos, que antes no formaban parte de la dieta local. Que mejoraron el aporte de proteínas en muchas regiones. El cuero se convirtió en un recurso fundamental para ropa, herramientas y comercio.También huesos, sebo y tendones sirvieron para diversos usos cotidianos.
En zonas como el Río de la Plata, el norte de México y ciertas áreas andinas, la ganadería transformó completamente la economía local y abrió nuevas oportunidades comerciales.
Muchas comunidades indígenas integraron el caballo en su identidad cultural. Surgieron nuevas profesiones y formas de trabajo: arrieros, ganaderos, vaqueros. Apareció un comercio más activo entre regiones distantes.

Los españoles descendieron de sus navíos en el Puerto de Cempoala y, al mismo tiempo, los caballos y yeguas que iban a encargarse de trasladar a los jinetes españoles comenzaron a impregnar sus huellas en la playa. Desde entonces, la figura del caballo fue indisociable de la del español.
Los primeros caballos y yeguas pisaron suelo americano en 1493 durante una de las expediciones de Cristóbal Colón al continente. Éstos venían acompañados de otros animales como perros, cerdos, gallinas, cabras y ovejas. Los reportes de la cantidad de caballos y yeguas que llegaron con los españoles son tan diversos como las fuentes que los contienen. Sin embargo, la constante mención de su presencia da cuenta de la importancia de los caballos durante la Conquista.

CRUZANDO LA CORDILLERA DE LOS ANDES A CABALLO 

Bernal Díaz del Castillo, en el capítulo XXIII, de su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, refiere detalladamente a los españoles que venían de Cuba con Cortés (ver “La vida cotidiana en la isla de Cuba” de Martín Ríos Saloma). Asimismo, describe cuidadosamente los once caballos y cinco yeguas que salieron de la Isla de Cuba. Según Bernal, los caballos fueron repartidos en los diferentes navíos donde se les hicieron pesebres y se les alimentó con maíz y hierba seca. Detalla sus pelajes, sus destrezas ecuestres, los nombres de sus propietarios y, en algunos casos, sus propios nombres son parte de la detallada descripción del cronista.
En Mesoamérica, el único animal que podía ser comparable con las dimensiones y la anatomía de los caballos eran los venados. Es por esto que los equinos eran llamados con las palabras quiej y mazatl, que en los idiomas kaqchikel y náhuatl quieren decir, respectivamente, “venado”.
Los indígenas del continente norteamericano estaban más atrasado que los centro y sudamericanos. Éstos tenían agricultura y ganadería. En el norte eran cazadores pescadores y recolectores. Con la llegada de los españoles, con el tiempo conocieron la agricultura y la ganadería. Y el aprovechamiento al igual que en el resto del continente americano.
El caballo llegó a ser tan importante que la ley tomó partido y se sancionaron leyes para castigar duramente a los ladrones de un caballo, porque era dejar al hombre en inferioridad para el trabajo. Al igual que el robo de ganado. Eran parte importante del patrimonio de una familia.
Además nació una cultura con el caballo, la doma, las carreras, y un orgullo al poseer un buen equino, un amigo.
 

Método de la Doma India consiste en domar al caballo durante un año, de acuerdo a su naturaleza, evitando provocarle miedo y dolor, y ganándose su confianza y lealtad.  El caballo aprende por persuasión y está en nosotros conocer su naturaleza, comportamiento y psicología, para lograr persuadirlo y enseñarle un sin fin de ejercicios, que harán de ese caballo un animal apto para cualquier disciplina.

En la Doma India, no hace falta ser fuerte, ni tener un físico privilegiado, lo que si se necesita, es conocer el caballo en profundidad, y saber enseñar, paso a paso, lo que vamos a pedirle en el futuro; pararse, quedarse quieto, acostarse…etc.

“Es un método no violento. No castigamos al caballo, no le damos látigos, no le disparamos en la boca, no le damos un tiro de espuelas…” dice Flavio, un amante de la Doma India.

sábado, 29 de noviembre de 2025

LA REINA VICTORIA EUGENIA DE BATTENBERG

Ena, para los suyos, por el gaélico Aithne (fuego pequeño), nació en el castillo de Balmoral (Escocia), en 1887. Pasó su infancia y adolescencia entre esa residencia, el palacio de Buckingham, el castillo de Windsor, la casa Osborne, en la isla de Wight, y el palacio de Kensington.
Victoria, o Ena como la llamaban en su familia, fue fruto de un matrimonio morganático, que es el palabro que se utilizaba para definir a matrimonios entre personas de distinto rango. Su madre, Beatriz, princesa de Reino Unido por nacimiento y su padre, Enrique de Battenberg, un aristócrata alemán.

Victoria Eugenia fue invitada a una cena de gala en el Hôtel du Palais de Biarritz a la que también estaba invitado el rey español, Alfonso XIII. Para aquel entonces el Rey tenía ya 19 años y a pesar de un físico no demasiado agraciado, era considerado una especie de playboy, una suerte de partidazo que había nacido ya con la corona puesta. Su madre, que fue regente durante toda su infancia, María Cristina, estaba acostumbrada a hacer y deshacer a su antojo por aquello de los años de regencia y pensaba que también podía decidir con quién entroncaría su hijo en real matrimonio.
Para desgracia de la Reina regente María Cristina, en aquella cena de gala se cruzó en la vida de Alfonso una joven princesa inglesa de nombre Victoria Eugenia. Para María Cristina aquella era una pésima opción, argumentos en su contra tenía para elegir. Para empezar, profesaba una religión distinta a la de Alfonso, era anglicana, para continuar provenía de un matrimonio morganático en el que la familia real británica emparentaba con una a la que María Cristina consideraba unos advenedizos venidos a menos, los Battenberg.

María Eugenia sobre Alfonso XIII, dijo en una entrevista: “No se puede decir que fuese guapo, pero tenía una buena estatura. Era muy simpático, vivaz, pero no guapo. Era meridional, muy meridional”. Su correspondencia, custodiada hoy en el Palacio Real, estrechó el vínculo en la distancia.
Tras abjurar del protestantismo y recibir el bautismo católico en San Sebastián, en enero de 1906, la Casa Real hizo público su compromiso. La princesa todavía no hablaba español, pero no le costó demasiado aprenderlo: seis meses para seguir una conversación y un año y medio para participar en ella con solvencia.
Aficionada a la lectura, su biblioteca en España alcanzó los mil volúmenes, y hábil para los idiomas, hablaba inglés, francés y alemán, recibió la educación propia de cualquier princesa de la época.
Al público parecía agradarle aquella muchacha “delicada y espiritual”, en palabras de Azorín, a la que los lectores del monárquico ABC habían designado en una encuesta como favorita para desposarse con el rey. A propósito de su llegada a España, la infanta Eulalia, tía de Alfonso XIII, apuntó en sus Memorias: “Se creyó encontrar entre locos al oír las exclamaciones de los madrileños, que a su paso arrojaban flores”.

La ceremonia nupcial se celebró el 31 de mayo de 1906 en la iglesia de San Jerónimo el Real, y, como sabemos, estuvo marcada por el intento de magnicidio de Mateo Morral. Cuando la comitiva regresaba al Palacio Real, el joven anarquista arrojó una bomba desde un balcón de la calle Mayor, matando a unas veinticinco personas. Los reyes salieron ilesos. Años después, Victoria Eugenia recordaría la angustia de aquella jornada en una entrevista a la televisión francesa: “Les puedo asegurar que no fue agradable bajar y ver toda aquella sangre. Vi a un pobre soldado con las piernas así [haciendo una X con los dedos]. ¡Qué horror!”.
El primer hijo de la pareja recibió el nombre del padre. Nacido en 1907, Alfonso de Borbón y Battenberg fue diagnosticado de hemofilia, transmitida por su madre. No podemos saber si los reyes ya lo sabían o no, sobre aquel mal, cuya primera mención en un informe médico sobre el príncipe de Asturias y el benjamín Gonzalo data de 1926. Lo cierto es que la hemofilia fue determinante en la muerte de ambos por accidentes en 1938 y 1934, respectivamente, no superaron los consiguientes problemas de coagulación de la sangre. Fueron golpes muy duros para Victoria Eugenia, madre también de Jaime (1908-1975), Beatriz (1909-2002), María Cristina (1911-1996) y Juan (1913-1993)  que por estas triquiñuelas del destino, Juan, el tercero de los hermanos, y el único sin hemofilia, terminó llevando el título de heredero como Príncipe de Asturias que, a buen seguro, ella se sintió juzgada por su marido y su suegra, María Cristina, por haber introducido la hemofilia en la familia real española. La rigidez de esta última y las constantes infidelidades de Alfonso, padre de varios hijos bastardos con la actriz Carmen Ruiz Moragas y otras mujeres, empañaron su vida.
Ante los desafíos que afrontaban España y el conjunto de Europa, su labor fue todo menos baladí. Las voluntarias de la Cruz Roja Española se desplegaron en el Protectorado Español de Marruecos tras el desastre de Annual de 1921; y si en 1915 Alfonso XIII se animó a fundar la “Oficina Pro-cautivos” para localizar a los presos y desaparecidos de la Gran Guerra, fue por iniciativa de ella.
Curiosamente, el rey fue propuesto para el premio Nobel de la Paz en 1917 por su labor al frente de ese departamento, pero, finalmente, el Comité Internacional de la Cruz Roja fue el favorecido.
 
Cuando en abril del 31 se proclamó la Segunda República, Alfonso XIII dejó el país dejando atrás a su mujer y a sus cinco hijos, un bonito detalle de un hombre que emprendía una huida hacia delante en la que su familia no parecía jugar un papel protagonista. Después de esta salida del país llegaron los años del exilio y en el exilio, el divorcio. Victoria Eugenia terminó tan cansada de desplantes y feos que abandonó a su marido y se fue con su madre a Inglaterra y desde allí le pidió el divorcio y la devolución de la dote que presentó para la celebración de su matrimonio con intereses de los 24 años que habían pasado juntos, además de una pensión compensatoria.
Durante su largo exilio, Victoria Eugenia pudo, al menos, despedirse de España. Se le recuerda también por ser madrina de bautizo del ahora Rey don Felipe VI en febrero de 1968, y además de ser ella la artífice de las conocidas “Joyas de pasar” de la Reina de España, las piezas más importantes del joyero real que lucen hoy las Reinas doña Letizia y doña Sofía.

BAUTISMO DE FELIPE VI 
Si en 1931 había salido por la puerta de atrás, treinta y siete años después, en el aeropuerto de Barajas, frente a una multitud de unas cinco mil personas, se congratuló porque el pueblo no la hubiera olvidado.
Falleció en Lausana, 15 de abril de 1969 en su residencia de Vieille Fontaine a los 81 años de edad.  Enterrada en el cementerio de Bois-de-Vaux,  la esposa de Alfonso XIII, madre de Juan de Borbón y abuela de Juan Carlos I y bisabuela de Felipe VI permaneció allí hasta 1985, hace ahora cuarenta años, cuando sus restos mortales fueron trasladados a España, junto con los de sus hijos Alfonso, Gonzalo y Jaime.

ARAGÓN - (segunda parte)

    Alfonso I, el batallador, es derrotado en la batalla de Fraga (provincia de Huesca) que tuvo lugar el 7 de julio de 1134, entre las trop...