sábado, 25 de febrero de 2017
FINALES DEL XIX Y PRINCIPIOS DEL XX
La vuelta de los Borbones se llamó “La Restauración” que con la estabilidad política que comportó, fue muy diferente a las etapas anteriores. Pero hubo en claro contraste entre algunas zonas del país, sobre todo Cataluña con la industria textil y el País Vasco y Asturias, donde el sector minero y la industria pesada. Esto transformó las estructuras sociales y económicas de esas regiones. En esas áreas podemos decir que se produjo en la revolución industrial. Pero en el resto de las regiones estaban poco industrializadas eran fundamentalmente la agricultura, ganadería y pesca las posibilidades de trabajo. El 72% de la población era rural en España en esa época. Para huir de la miseria muchos jóvenes emigraron y los destinos principales fueron Cuba, Argentina y Brasil. Entre 1875 y 1915 un total de 1,5 millones de españoles entre los 18 y 21 años, se establecieron en Argentina.
Pero la mitad de las explotaciones de la minería ya estaba en manos extranjeras. Tampoco es que fuera del todo malo pues las inversiones fueron muy importantes y se crearon puestos de trabajo donde no los había, produciendo migraciones. Para entonces Barcelona solita creo lo que se llamó “La fiebre del oro”, ya que acogió más del 40% de la industria de todo el país. Pero ahí no hubo inversión extranjera. Pero los gobiernos no consiguieron sacar buen partido como recaudadores ya que las clases dominantes evitaban el pago de impuestos directos. Esta riqueza es uno de los fundamentos del independentismo, hablando claro, ya que si fueran regiones pobres, no se les ocurriría siquiera.
Aparece entonce en Madrid una institución completamente ajena a partidos políticos, comunión religiosa y escuela filosófica, todo un avance. Estamos ante La institución Libre de Enseñanza, que promovida por Giner de los Rios, entre otros, fue una entidad pedagógica avanzada, de la que todavía estamos carentes. Imagínate amigo que en el Boletín que editaba escribieron Unamuno, Berttrand Rusell, Charles Darwin, Ramón y Cajal, y la plana mayor de la generación del 98, entre los más conocidos. Estamos más o menos en 1890.
La Iglesia jugaba en otra liga. Fue perdiendo influencia en todas las regiones. Pero la práctica religiosa no por ello disminuyó. Podemos decir que en las clases medias había escepticismo mientras que entre las clases populares se fue convirtiendo en hostilidad, sobre todo en el mundo obrero. Entre las mujeres no sucedía lo mismo. Ellas estaban encaminadas a preservar las tradiciones y a continuar las conductas heredadas, sumisión y acatamiento. ¡Estaría bueno!
Dos terremotos en Andalucía y en 1885 una epidemia de cólera invadió gran parte del territorio español. Jaime Ferrán y Clua, un prestigioso médico de Tarragona, interesado en los descubrimientos de Pasteur llegó a desarrollar la vacuna contra el cólera, pero cosas de España, tuvo la crítica y oposición de colegas, entre ellos de Ramón y Cajal.
La muerte de Alfonso XII hizo que su viuda fuera la regente, María Cristina de Hansburgo-Lorena, que al quedarse viuda estaba embarazada del que sería Alfonso XIII, que fue rey desde el momento de nacer.
Se ha contado infinidad de veces la autoprovocación de los norteamericanos para declarar la guerra a España, con el hundimiento de su barco, el “Maine” hecho sucedido durante la regencia. Las consecuencias dramáticas llamadas “el desastre del 98”. Perdida la guerra el 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, con bajada de pantalones españoles, y se puso fin al imperio colonial español en ultramar, al ceder la soberanía de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam en las Marianas. España recibió 20 millones de dolares por la cesión de Filipinas.
ESPAÑOLES EN CUBA
EEUU optó por establecer un protectorado en Filipinas, pero en Puerto Rico se decidió la ocupación anexionista y en Cuba un control militar, dado el grado de influencia independentista.
Pero hemos de tener en cuenta que pagando 2000 pesetas un joven se libraba de las guerras, con lo cual iban los de siempre. Pero además sin medios militares, con escasa o nula preparación, mal alimentados. Eso si, fueron despedidos en los muelles con un fervor y entusiasmo propio de un amor patriótico, pensando que podrían poner en vereda a un ejército mucho más moderno y preparado, y en tierras a miles de kilómetros de España.
Y fueron. Y más de 55.000 españoles no volvieron de Cuba. Lucharon con valor hasta que ya era imposible seguir. Es conocido que en Baler, un pueblo de Filipinas, fue sitiado y los españoles resistieron lo indecible. No se fiaban de la noticia del final de la guerra, siguieron resistiendo el sitio hasta que con una foto de un periódico pudieron convencerles. Muchos años después, mostrando sus medallas de héroe, en la Guerra Civil, uno de los “últimos de Filipinas” fue fusilado, da igual por quien.
Cosas extrañas que ocurrieron fue que antes de la guerra, los “indianos”, españoles enriquecidos en Cuba, lograron vender su capital y trajeron todo su dinero en dólares, los que originó una ventaja para aquellas zonas, como Cantábria, de donde habían salido en su momento.
Entre medias de todo esto Cataluña andaba pensando en promulgar una Constitución, cosas de Cambó. Y en 1895 Sabino Arana funda el PNV, con ideas independentista y católicas.
Después de este desastre del 98, vino lo que se dio en llamar el “Regeneracionismo” que nace con Joaquín Costa, llevado por la inspiración de la obra “Oligarquía y Caciquismo” de 1901 donde criticaba duramente el estado de cosas que estaba impidiendo una realización y concreción de la verdadera democracia, es decir el gobierno del pueblo, de todo el pueblo y no solo del partido que, ganador en comicios pero que no reconoce a ningún otra idea que no sea la suya, plagada de intereses y corrupción.
A finales de siglo hay un renacimiento cultural que se dio en llamar la “edad de plata”. La ciencia, la música, la literatura y la pintura alcanzan un grado de expresión extraordinarios incluso a nivel internacional. Personajes como Sorolla, Unamuno, Falla, Pérez Galdós, Ramón y Cajal, Menéndez y Pelayo, Benavente, entre otros son los responsables de este florecimiento. Algo típicamente español, cuando todo está jodido, es cuando aparecen los mejores intelectuales. Pero todos los novelistas no narran las desventuras del campesinado ni de la clase obrera. Tampoco les interesa el mundo de la política. En la música triunfa la zarzuela, género auténticamente español. Pero descolla sobre todas las artes la arquitectura. Se construyen grandes edificios públicos.
Y a todo esto llegamos al 17 de mayo de 1902, fecha en que Alfonso XIII cumple la mayoría de edad necesaria para ocupar el trono, 16 añitos. Y lo avisa ya en su discurso en el primer Consejo de Ministros, su decisión de participar en los asuntos políticos y ser protagonista de lo que las leyes le indican, incluyendo el de jefe del Ejército.
De todas formas en los primeros años de reinado se notaba la influencia que tenía su mamá sobre el joven rey.
Pero aunque las cosas marchaban no del todo mal, vino un suceso desgraciado en unos yacimientos mineros cerca de Melilla donde murieron en la revuelta (del Rif) y entre trabajadores y militares emboscados murieron mas de 150 españoles. Luego se solucionó el asunto con el envío de tropas en el verano de 1909.
Ese verano las cosas se calentaron. En Barcelona hubo una insurrección militar y anticlerical, para oponerse al envío de tropas a África, reservistas casados y con hijos la mayoría, que eran muchos catalanes. Esto se tomó como una provocación. Huelga general y la violencia se desató. Barcelona se llenó de barricadas y el pueblo, manejado por demagogos y oportunistas de líderes radicales, comenzó la quema de iglesias y conventos ante la pasividad del ejército. Se quemaron 80 edificios religiosos y murieron entre sacerdotes y civiles unas 100 personas. Se profanaron tumbas de religiosas de clausura y las pasearon por la ciudad en un espectáculo macabro. La llegada de tropas y la nula organización de los revoltosos hizo que se pudiera controlar la situación. La Semana Trágica de Barcelona había acabado. La burguesía catalana, respiró al fin.
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