viernes, 6 de enero de 2017

DESVENTURAS DE CERVANTES

En algún lugar de América, de cuyo nombre ni puedo acordarme, hace mucho tiempo vivía un villano, que en su día se encontró con la obra fundamental de la novela mundial. 
D. Miguel de Cervantes Saavedra es el autor de la primera novela moderna, una de las mejores de la literatura universal y unos de los libros más editado y traducido de la historia, el “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” que fue hace tiempo considerado la obra cumbre de la literatura universal y una de las máximas creaciones del ingenio humano. El Quijote es un libro externamente cómico e íntimamente triste, un retrato de unos ideales admirables burlescamente enfrentados a la mísera realidad; no son pocos los paralelos que se han querido establecer con la España imperial de los Austrias, potencia hegemónica destinada a gobernar el mundo en el siglo XVI y a derrumbarse en el XVII, y con la vida de su autor, gloriosamente herido en el triunfo de Lepanto y abocado luego a toda suerte de desdichas. Los caracteres de Don Quijote y Sancho Panza son una representación del alma humana elevada a la plenitud. Se puede entender que Don Quijote representa la melodía en el desarrollo de la vida, la voz cantante, la ilusión, la imaginación y la aventura. Mientras Sancho es la conciencia, la razón, la lógica de las cosas. Entre ambos se desarrolla la armonía. En general, armonía es el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, y su resultado siempre connota belleza y lógica. Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá, Madrid, entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre de 1547, fecha en que fue bautizado.
Su abuelo Juan, que era juez de la Santa Inquisición, se fue a por tabaco y dejó de trabajar, dejó la familia, y se dejó crecer las barbas y las ganas de no hacer nada. Por lo que el padre de Cervantes se vio obligado a ejercer su oficio de cirujano barbero, dando tumbos con su familia por la ancha Castilla. El destino de Miguel no pintaba bien. Pero asentados en Córdoba en 1555 Miguel ingresó en el colegio de los jesuitas. Fue un lector muy precoz y sus dos hermanas sabían leer, cosa muy poco usual en la época, aun en las clases altas. Por lo demás, la situación de la familia era precaria. Un año después partieron hacia Sevilla con el fin de mejorar económicamente, pues era la puerta de España a las riquezas de las Indias y la tercera ciudad de Europa en la segunda mitad del siglo XVI. Los Cervantes se trasladaron en 1566 a la nueva capital del reino, Madrid. No se sabe con certeza que Cervantes hubiera asistido a la universidad, en cambio, su nombre aparece en 1568 como autor de cuatro composiciones en una antología de poemas en alabanza de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, fallecida ese mismo año. En el año de 1569 Miguel fue condenado en Madrid a arresto y amputación de la mano derecha por herir a un tal Antonio de Segura. La pena, corriente, se aplicaba a quien se atreviera a hacer uso de armas en las proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes salió de España ese mismo año huyendo de esta sanción, pero lo cierto es que en diciembre de 1569 se encontraba en los dominios españoles en Italia, provisto de un certificado de cristiano viejo. En 1571 Venecia y Roma formaban, con España, la Santa Alianza, y el 7 de octubre, comandadas por Juan de Austria, las huestes españolas vencieron a los turcos en la batalla de Lepanto. Fue la gloria inmediata, una gloria que marcó a Cervantes, el cual relataría muchos años después, en la primera parte del Quijote, las circunstancias de la lucha. En su transcurso recibió el escritor tres heridas, una de las cuales, si se acepta esta hipótesis, inutilizó para siempre su mano izquierda y le valió el apelativo de «el manco de Lepanto» como timbre de gloria. Junto a su hermano menor, Rodrigo, Cervantes entró en batalla nuevamente en Corfú, también al mando de Juan de Austria. En 1573 y 1574 se encontraba en Sicilia y en Nápoles, donde mantuvo relaciones amorosas con una joven a quien llamó «Silena» en sus poemas y de la que tuvo un hijo, Promontorio Cervantes se propuso conseguir una situación social y económica más elevada dentro de la milicia mediante su promoción al grado de capitán, para lo cual obtuvo dos cartas de recomendación ante Felipe II, firmadas por Juan de Austria y por el virrey de Nápoles, en las que se certificaba su valiente actuación en la batalla de Lepanto. Con esta intención, Rodrigo y Miguel de Cervantes se embarcaron en la goleta Sol, que partió de Nápoles el 20 de septiembre de 1575. A poco de zarpar, la goleta se extravió y fue abordada, por tres corsarios berberiscos. Tras encarnizado combate y la consiguiente muerte del capitán cristiano, los hermanos cayeron prisioneros. Las cartas de recomendación salvaron la vida a Cervantes, pero serían, a la vez, la causa de lo prolongado de su cautiverio: el corsario convencido de hallarse ante una persona principal y de recursos, lo convirtió en su esclavo y lo mantuvo apartado del habitual canje de prisioneros y del tráfico de cautivos corriente entre turcos y cristianos. Esta circunstancia y su mano lisiada lo eximieron de ir a las galeras. Cervantes protagonizó, durante su prisión, cuatro intentos de fuga. Temía un traslado a Constantinopla. Hassán retuvo a Cervantes hasta el último momento, mientras los frailes negociaban y pedían limosna para completar la cantidad. Por último, en 1580, fue liberado. Tenía treinta y tres años; reflejaba en cierto modo la profunda crisis general del imperio, que se agravaría luego de la derrota de la Armada Invencible en 1588. Al retornar, Cervantes renunció a la carrera militar. 

Mientras tanto, fruto de sus relaciones clandestinas con una joven casada, Ana de Villafranca, nació una hija, Isabel, criada por su Madrid. A los treinta y siete años, Cervantes contrajo matrimonio; su novia, Catalina de Salazar y Palacios. Tenía sólo dieciocho años. Meses antes, el escritor había acabado su primera obra importante, La Galatea, una novela. El editor Blas de Robles le pagó 1.336 reales por el manuscrito. Esta cifra nada despreciable y la buena acogida y el relativo éxito del libro animaron a Cervantes a dedicarse a escribir comedias. Entre 1585 y 1600 Cervantes solía visitar Madrid, allí alternaba con los escritores de su tiempo, leía sus obras y mantenía una permanente querella con Lope de Vega. Ingresó en la Academia Imitatoria, primer círculo literario madrileño, y ese mismo año fue designado comisario real de abastos (recaudador de especies) para la Armada Invencible. También este destino le fue adverso: en Écija se enfrentó con la Iglesia por su excesivo celo recaudatorio y fue excomulgado; en Castro del Río fue encarcelado (1592), acusado de vender parte del trigo requisado. Al morir su madre en 1594, abandonó Andalucía y volvió a Madrid. Pero las penurias económicas siguieron acompañándole. Cervantes dio con sus huesos en prisión, esta vez en la de Sevilla, donde permaneció cinco meses. En esta época de extrema carencia comenzó probablemente la redacción del Quijote. Entre 1604 y 1606, la familia de Cervantes, su esposa, sus hermanas y su aguerrida hija natural, así como sus sobrinas, siguieron a la corte a Valladolid, hasta que el rey Felipe III ordenó el retorno a Madrid. En 1605, a principios de año, apareció en Madrid El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Cuando en junio de 1605 toda la familia Cervantes, con el escritor a la cabeza, fue a la cárcel por unas horas a causa de un turbio asunto, don Quijote y Sancho ya pertenecían al acervo popular. Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas ejemplares vieron la luz en 1613. Ese mismo año lo sorprendió la aparición, en Tarragona, de una segunda parte espuria del Quijote escrita por un tal Avellaneda. Así, enfermo y urgido, y mientras preparaba la publicación de las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, acabó la segunda parte del Quijote, que se imprimiría en el curso del mismo año. El 19 de abril redactó "Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...". Un tal Márquez Torres, le había mandado una recomendación en la que relataba una conversación mantenida en febrero de 1615 con notables caballeros del séquito del embajador francés: "Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: "Pues ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?". Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza: "Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo". En efecto, ya circulaban traducciones al inglés y al francés desde 1612, y puede decirse que Cervantes supo que con el Quijote creaba una forma literaria nueva. Sus contemporáneos no vislumbraron la profundidad del descubrimiento del Quijote. Así, entre el 22 y el 23 de abril de 1616, murió en su casa de Madrid, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas. Cervantes estuvo en las glorias imperiales de Lepanto y en las derrotas de la Invencible. Fue un producto claro de su tiempo. Fue genial escritor, valiente luchador y desgraciado, incomprendido por los poderosos, reconocido en el extranjero y por la historia. 
Y orgullo español siempre. 

martes, 3 de enero de 2017

MONUMENTO AL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

CHILAM BALAM DE CHUMAYEL. Situado en la Plaza de Colon de Madrid, existen tres grandes bloques de piedra llamados Las profecías, La Génesis y El Descubrimiento. Cada uno de estos bloques representa cada una de las etapas del descubrimiento de América El escultor no pretendió mostrar la realidad de una extraordinaria aventura sino que materializó la imagen que el marino tuvo de sí mismo cuando se sintió encarnando al San Cristóbal de la leyenda.
El artista hizo visible el ensueño que impulsó a Cristóbal Colón a reemplazar su nombre civil por uno ficticio. Así se comprende que la grafía estampada en numerosos documentos de la época no es un seudónimo sino la representación del autor. Es su firma que dice “Cristo ferens” y que significa “el portador de Cristo.” En el primer bloque se lee una profecía que parece haber nacido en tierras de América antes de la llegada de los europeos. La inscripción dice: “A la distancia de un grito, a la distancia de una jornada están ya, ¡oh, padre! Recibid a vuestros huéspedes los hombres barbados, los del oriente, los que traen la señal de Ku, la deidad”. La cita está atribuida al libro maya del Chilam Balam de Chumayel, una de las piedras angulares de la literatura indígena americana. Se trata de varios libros que relatan hechos y circunstancias históricas de la civilización maya. Escritos en lengua maya, por personajes anónimos, durante los siglos XVI y XVII, en la península de Yucatán.
Desde el siglo XVI, indígenas evangelizados recopilaron, en el alfabeto latino, viejas memorias orales vertidas en códices o dibujos. Así se fueron reuniendo textos de diversa naturaleza: cosmogonías, calendarios, astronomía, rituales, crónicas y profecías; todos sin estructura unitaria. Entre esas memorias están los libros del profeta Chilam Balam de la región de Chumayel en Yucatán. En el texto se dice, es la “Profecía de Chilam Balam, que era cantor, en la antigua Maní”, quien preparaba a los mayas sobre la llegada de un “Padre, señor del cielo y de la tierra”. No es posible deformar la historia a placer porque se corre el peligro de saber de donde venimos y cual es nuestra identidad. El que Colón haya nacido en Génova o no, que todavía está estudiándose, no es procedente para el hecho de la proeza y posterior cristianización e incorporación al mundo civilizado de los indígenas de aquellas épocas.

CARLOS I (y tercera parte)

Magallanes y Elcano, al dar la vuelta al mundo, hizo que los españoles teníamos la posibilidad de usar nuestra mala leche habitual en volcarla conquistando tierras, y dando por saco chulamente, que se nos daba de miedo. Y claro, la peña, es decir toda Europa, nos odiaba como es de imaginar; porque guapos no sé, pero oro y plata de las Indias, chulería y ejércitos imbatidos y temibles, aquellos tercios viejos, teníamos para dar a todos y a un par de amigos más. Y si alguno tenía algo que perder buscaba llevarse bien con esos morenos, bajitos, crueles y arrogantes que tenían a medio mundo digamos, asidos por los atributos masculinos. En toda Europa chupaban rueda. Porque vamos a ver, teníamos la península ibérica, porque Portugal estaba a punto de nieve, ya que Carlos se casó con una princesa portuguesa que estaba como un queso de buena, Isabel. Por otro lado estaban Cerdeña, Nápoles y Sicilia, por abajo; y por arriba, ojo al dato, el Milanesado, el Francocondado, que era un trozo de la actual Francia, media Suiza, las actuales Bélgica, Holanda, Alemania y Austria, Polonia casi hasta Cracovia, los Balcanes hasta Croacia y un cacho de Checoslovaquia y Hungría. Y esto solo en Europa. Así que la peña tenían unas ganas de que nos agacháramos a coger el jabón en la ducha, que no veas. El peor de todos, turcos aparte era el muy ladino y nunca bien ponderado rey de Francia que fue capaz, el muy cabrón de ¡pactar con los musulmanes! ¡Un rey cristiano!... Increiibol!... Nos salió un chulito guaperas de quiero y no puedo llamado Francisco I, cursi que te mueres, con mucho quesquesevú y mucho quesquesesá. Francoise, que es como se llamaba el tío le tenía una envidia del carajo a la vela a nuestro Carlos, de tal forma que estuvo dando la brasa con territorios por aquí e Italia por allá, hasta que el ejército español le dio pal pelo en la batalla de Pavía, con el pequeño detalle de que el rey franchute cayó en manos de una compañía de arcabuceros vascos a los que tuvo que rendirse. El soldado vascorro va y dice: -o te rindes o te corto los huevos”. traducción al español. El menda, que era de Baracaldo, le sugirió esto pausadamente con la espada en el pescuezo y el monarca franchute ni se lo pensó. Porque ¿éste quién sería? Al fin se rindió y acabó prisionero en Madrid. Mientras tanto el gordito Clemente VII que era una cabrito, podríamos deducir que se trataba de un conspirador, traidor, tacaño y mujeriego, y sobre todo un falso con España. Había dado apoyo a Francia para liberar al Papado de lo que muchos consideraban la «dominación imperial» del Sacro Imperio Romano Germánico. ¡Ja! Pero en 1527 un ejército de españoles, alemanes, flamencos e italianos tomaron Roma, matando a unos 40.000 tíos y saquearon la ciudad durante meses. El Vicario de Cristo, que lógicamente usaba las sandalias del pescador, creo que se puso unas Nike para correr a refugiarse en el castillo de Sant'Angelo. Cosas de la Iglesia de entonces.
Para Carlos el fallecimiento de su esposa el 1 de mayo de 1539 provocó su hundimiento, retirándose al monasterio de la Sisla durante dos meses. Es cuando le llega la noticia del motín que se produce en su ciudad natal, Gante, provocado por la negativa de los ciudadanos a pagar impuestos para sufragar las guerras contra Francia, incitando a la revuelta a las ciudades vecinas. En la batalla de Muhlberg el 24 de abril de 1547, se impone ante los protestantes alemanes, (motivo del cuadro de Tiziano). Los alemanes se aliaron con Enrique II de Francia, quien tomó varias plazas imperiales al tiempo que los turcos tomaban Trípoli y Mauricio de Sajonia traicionaba la confianza de Carlos y le atacaba en Innsbruck, pudiendo escapar por los nevados pasos de los Alpes para refugiarse en Italia. Se le empezaba a dar la vuelta la tortilla. Todo marchaba mal, y el emperador estaba cansado y abatido. Tantos frentes abiertos, amenazas continuas y dificultades financieras. Carlos, decidió abdicar. El 25 de octubre de 1555, ante los Estados Generales reunidos en Bruselas, el emperador dejaba la soberanía de los Países Bajos en manos de su hijo Felipe, el tío más valeroso e interesante que ocupó un trono español. Tres meses más tarde, el 16 de enero de 1556, renunciaba a las coronas de Castilla, León, Aragón-Cataluña, Cerdeña y Sicilia a favor de Felipe. En septiembre del mismo año abdicaba el gobierno del Imperio en su hermano Fernando y se embarcaba rumbo a España. Al final de su vida Don Carlos había realizado nueve viajes a Alemania, seis a España, siete a Italia, diez a los Países Bajos, cuatro a Francia, once a Inglaterra y África, ocho cruceros por el Mediterráneo y tres por el Atlántico. Falleció Carlos el 21 de septiembre de 1558. A principios del siglo XVI, teníamos una fuerte influencia comercial y militar en Italia, el Mediterráneo y los asuntos de Europa, y éramos la potencia mundial más chuleta de Occidente, y entonces, que para eso no hay quien nos gane, empezamos a cagarla. Había nobles que no pagaban impuestos, y otros burgueses aprovechando en sus fueros y privilegios territoriales, sobre todo en Cataluña, nos metimos de lleno en guerras familiares y de religión, cuando no, en tierras en que no se nos había perdido nada, y en cosa de 200 años, todo se iría lentamente al garete. Carlos nos dejó en un estado de cosas cuyas consecuencias resultarían gravísimas para España; hasta el punto de que todavía hoy, en el siglo XXI, pagamos las consecuencias. Nos distrajo de los problemas nacionales cuando los reinos hispánicos no habían logrado aún el encaje perfecto del Estado moderno que se veía venir. Por ser Emperador sus obligaciones nos metieron donde nada se nos había perdido, quemando a lo loco las riquezas americanas y pidiendo préstamos a banqueros de aquí y de allí. Muchos hombres, jóvenes con talento y pelotas, que hubieran venido bien en otros menesteres se desangraron en batallas ajenas. La Contrarreforma desde el Concilio de Trento aplastó al movimiento reformista de España. Intelectuales como Luis Vives, que podríamos llamar progresistas, sufrieron a la puñetera Inquisición, y eso que era amigo de Tomás Moro y la reina Catalina, hija de Fernando el Católico. Elegimos una Iglesia fanática, antigua y corrupta, que impuso sus preceptos a base de lo que sea desde púlpitos y confesionarios y nos hundió en el atraso y el rechazo a corrientes nuevas. Los siglos siguientes no corrigieron del todo este asunto y aún hoy estamos pagando la factura, por un lado con la creencia, aún hoy, de la Leyenda Negra en Europa, y el rechazo de la religión arrojando a algunos a unas ideologías ultras que solo han traído manifestaciones exaltadas, huelgas injustas y luego muerte y traiciones. El genio español, que pudo ser y no fue, lo que sí ha sido es machacado, solo dejando pocas expresiones en relación a lo que merece por su genio y talento.

lunes, 2 de enero de 2017

CARLOS I DE ESPAÑA - (2)

En la comunidad castellana, en 1520, se desarrolla un movimiento antisocial. Tras prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador, la alta nobleza y las tropas imperiales asestaron un golpe casi definitivo a las comuneras en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva en febrero de 1522. Finalmente, es sofocada la revuelta. Carlos I para nosotros y V para el resto, es decir el monarca y emperador más poderoso de su tiempo, tenía el mundo a sus pies, en el mejor sentido, no aplastando pero sí bastante controlado. Carlos siempre se mostró austero y de pocas palabras, hábil estratega, gran diplomático. Se le considera el primer impulsor de la Unión Europea Le llamamos Carlos V de Alemania como si fuera rey, cuando en realidad Alemania no existía. Lo que conocemos como Alemania era parte del Imperio Carolingio. Carlos V era Emperador del Sacro Imperio Romano Germano. Carlomagno al verse morir dividió el territorio en marcas, condados y ducados. Carlos IV de Alemania era realmente rey de los romanos, emperador por tanto. Y Carlos V exactamente igual, no se podía ser Emperador sin ser rey de romanos. Y no era un título hereditario, lo que confirma que no se trataba de un estado, sino un conjunto de reinos. El Sacro Imperio Romano Germánico (962-1806) fue una agrupación política ubicada en la Europa occidental y central, cuyo ámbito de poder recayó en el emperador romano germánico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea. A España llegaban el oro y la plata de América, tenía una impresionante máquina militar con una experiencia de 800 años batiéndose con los moros, las guerras contra piratas berberiscos y turcos y las guerras de Italia. A todo eso hay que agregar la idiosincrasia de los españoles, es decir chulería, que te apartaban sin pedir permiso en el bar, lo cual entre aliados, contrincantes, enemigos, parentela, traidores y demás, los enemigos de España se multiplicaban como los cocineros hoy en día. Y vino un tal Martín Lutero, no confundir con el moreno americano, a tocar los cataplines. Es decir a proponer unas ideas nuevas en la iglesia, o mejor dicho en la religión, porque a la Iglesia, la administración de la misma pues no era partidario dada la corrupción que había, y en este punto tenía razón. Lutero Martín Lutero, teólogo y fraile católico agustino que impulsó la reforma religiosa en Alemania, y en cuyas enseñanzas se inspiró con el tiempo la Reforma Protestante y la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo. Lutero quería al principio que la Iglesia cristiana regresara a las enseñanzas originales de la Biblia. ¡Ni más ni menos! O sea que era una especie de Teología de la Liberación pero en el siglo XVI. La reacción de la Iglesia fue la Contrarreforma. Pero Lutero se ayudó muy bien con su traducción de la Biblia al alemán. No es que el pueblo la leyera a la luz de la lumbre porque la inmensa mayoría no sabía leer. Pero la cosa se fue propagando. El Papa León X excomulgó a Lutero en enero de 1521. Fue evitada por Carlos y por Federico III de Sajonia que encontraron que mejor darle un tiempito a que se retractara. Pero Lutero que había leído a Erasmo de Rotterdam y que había publicado 95 tesis que ponían a parir todas las golferías habidas y por haber de la Iglesia católica, hizo que Lutero no se echara atrás aunque se jugaba el pescuezo, se montó el quilombito que hoy conocemos como Reforma Protestante, y a gobernantes y nobles alemanes no les pareció mal sacudirse la obediencia a Roma y ventilárselas por su cuenta y sobre todo al emperador Carlos, que a su juicio mandaba demasiado.
Sobre todo les vino al pelo poder manejar las nuevas iglesias nacionales incautándose de los bienes de la iglesia católica, que no era poco. Entonces formaron lo que se llamó Liga de Esmalcalda, que produjo una situación bélico-revolucionaria importante. Carlos expulsó a los jesuitas del Nuevo Mundo por su evasión de impuestos por el oro encontrado en tierras de Arizona, como también se tuvo que enfrentar a unas arcas ruinosas pidiendo dinero prestado a nobles y prestamistas. Carlos se casó con Isabel de Portugal, con quién estaba prometido por intereses reales. Era su prima carnal y en principio la rechazó, pero al conocerla, ella era muy hermosa e inteligente, accedió y fue el gran amor de su vida.  La boda se realizó en Sevilla el 11 de marzo de 1526. Parece que el amor nació de manera inmediata entre los cónyuges, a pesar de que Carlos ya tenía una hija, fruto de su relación con Margarita van Gest durante su estancia en Flandes, en 1522. Coronan a Carlos como emperador en Bolonia el 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños. La España y toda la Europa de entonces era de Carlos . Tenía además un pie en América, el otro en el Pacífico, y los cataplines donde quisiera. Y del otro lado, el Imperio Turco, que no era moco de pavo. Estos no comían cerdo, pero se tragaban cristianos que daba gusto. Y sino que pregunten en Estambul. Con estos sí que andábamos a hostias, bueno mejor dicho a bofetadas, porque hostias no tomaban y en el Mediterráneo con sus piratas y sus corsarios del norte de África y su expansión por los Balcanes era la única potencia de categoría que nos miraba de cerca, y no compares. Los demás estaban achantados, incluido el papa de Roma, al que le mirábamos de costado los poderes en Italia, y claro, el gordo nos tenía unas ganas tremendas, pero no le quedaba otra que tragar bilis y rezar, que de eso sí que entendía, no me interpreten mal.

LOS MOZÁRABES

A los cristianos que viven bajo el poder musulmán que invade España desde el 711 se les llama “mozárabes”. Desde el siglo IX están en minorí...