sábado, 19 de diciembre de 2020
61.- CORONA DE CASTILLA (24)
TRANSITO DE EDAD MEDIA A EDAD MODERNA
La idea de la Hispania Romana inspiraba a los Reyes Católicos como modelo de integración territorial peninsular, ya desde su unión matrimonial en el siglo anterior Y puso los cimientos de la unidad Ibérica. Ellos representaron la monarquía autoritaria y se empeñaron en dominar los estamentos como a nobleza, municipios, Iglesia y Cortes. Incluso restando facultades. Las turbulencias de los nobles fueron sofocados en lo posible. Era evidente que se estaba acabando la Edad Media y supieron verse como príncipes del Renacimiento. La época de los caballeros y las luchas entre propietarios de territorios, que empobrecían al pueblo, se estaba terminando, a la vez que las intrigas y jugadas de nobles y señores, en favores de uno u otro monarca regional. Por otro lado el reinado de los Reyes Católicos coincidió con una recuperación en Occidente, tras la crisis económica que venía afectando desde hacía casi un siglo. Está claro que la afluencia del oro y la plata americanos reforzó esa bonanza. El fin de guerras civiles entre señores, el auge demográfico y el orden implantado por la monarquía fueron otros factores para la creación de fuentes de riqueza y apertura de mercados.
------------REYES CATÓLICOS--------
Pero en la península esta nueva coyuntura se caracterizó por las ya históricas diferencias entre Castilla y Aragón. La primera se había mantenido al margen de la depresión económica de la Baja Edad Media, mientras que Aragón (con excepción de Valencia, capital financiera)fue arrastrada por la situación que afectaba a toda Europa. Al producirse la unión dinástica, Castilla era más próspera y demográficamente más potente que Aragón. Y no pudo beneficiar a ésta porque los genoveses dominaban las finanzas y el comercio exterior y se necesitaba sus servicios. Castilla se vio volcada hacia el Atlántico y Aragón hacia el Mediterráneo, que en aquellos momentos ofrecía escasas posibilidades aún. A los catalanes se les prohibió, por ejemplo, comerciar en la importante feria de Medina del campo, donde los genoveses eran los amos y señores con casi todas las exclusivas, incluso el fundamental comercio de la lana. Los aragoneses estuvieron ausentes en la empresa americana, que no quedaban completamente excluidos ya que la monarquía se encargó que no participaran genoveses ni otros extranjeros. La inhibición de catalanes y aragoneses en la empresa americana se debieron, entre otros, a dos motivos importantes. Uno, eso pueblos empezaban lentamente a salir de su mala situación económica y demográficamente eran aún débiles y por lo tanto con pocas posibilidades de embarcarse en empresas tan lejos de sus límites. Y otra, el recelo de Fernando el Católico, que consideraba poco probable que sus súbditos llevaran a América su tradición foral y pactista, frente al autoritarismo castellano que deseaba tener las manos libres para aplicar su estilo centralista. Más tarde, la concentración del tráfico con América en la Casa de Contratación de Sevilla, determinó la decadencia de Valencia que acabó con proyectos posibles de la cuestión americana en esa zona. Los reyes habían ordenado en 1482 un censo en Castilla, con fines militares, y se dedujo que aquel reino contaba entre 6 y 7 millones de habitantes. En 1550 se hizo otro censo sobre el conjunto peninsular, excluido Portugal, pero que dista de ser riguroso, que habla de unos 7 millones de habitantes. De los cuales la mayoría corresponderían a Castilla, Aragón no llegaría a los 400.000, Cataluña a los 320.000, Navarra a los 150.000 y Valencia a los 300.000. Canarias tendría alrededor de 40.000 personas.
El peso demográfico de Castilla explica su predominio en el conjunto y también los serios problemas que planteaba de subsistencia, ya que la población, eminentemente agrícola y ganadera, con técnicas muy primitivas y una distribución de las tierras mal concebida, difícilmente podría sostener una población tan elevada. Esto explica en parte, la proyección hacia América de los castellanos. En el momento de acceder al trono Isabel, Castilla era el reino donde más se concentraba el número de nobles, que en torno a unas 25 familias,, con una inmensa cantidad de propiedades, rentas y poder de jurisdicción sobre sus vasallos. Está claro que su poder de influencia sobre la política en el poder real era enorme. Divide y vencerás debió pensar el zorro de Fernando y con la creación de un aumento fragmentado del estamento nobiliario, desbordaría a la vieja nobleza que tantos enfrentamientos había protagonizado. Se ennobleció a funcionarios y burgueses, se ascendió a una nobleza creada a raíz de las guerras de Italia y Granada. La extensión avanzó conjuntamente con el poder regio. También se organizó un potente ejército al servicio de la monarquía, lo que restaba poder militar a los nobles, encargados hasta entonces de reunir esporádica mente a milicias según necesidades. Se procedió a la reforma de la estructuras eclesiásticas. Se obtuvieron privilegios, como el de designar obispos, control de los maestrazgos de las ordenes militares, la fiscalidad de la iglesia. Se buscó personalidades eclesiásticas con sólida formación, ya que al estar vinculados a intereses oligárquicos esto era necesario. Seguro que la personalidad más relevante de aquellos tiempos fue el Cardenal Cisneros, pero también aparecieron muchos obispos y renovadores de órdenes religiosas, etc.
En el año 1500 los Reyes Católicos tienen casi cincuenta años de edad que para la época era el comienzo de la vejez. Ellos eran conscientes y estaban muy preocupados en la herencia que dejaban, ya que Miguel de la Paz, el heredero de ambas coronas murió ese mismo año, y además nació Carlos el hijo de Juana y Felipe de Habsburgo. Un hombre extranjero podría coronarse en todo el todos los reinos y territorios que dejaban. Todo cambiaba rápidamente. Y con muchos enemigos y asuntos por resolver.
El reinado de Isabel y Fernando, a caballo entre los siglos XV y XVI, coincide con el tránsito del Gótico al primer renacimiento, aunque permanezca aún en buena parte la estética tardomedieval. No olvidemos que el siglo XV está marcado por muchas calamidades, la peste, guerras, hambrunas, etc. Castilla se resintió especialmente y paralizó las construcciones catedralicias que se habían desarrollado en el siglo anterior. Solo Aragón, fue capaz de seguir con la construcción de catedrales, pese a la peste, de acuerdo con las formas arquitectónicas del Gótico Mediterráneo. Las tendencias vigentes italianas se fundieron en el reino de Aragón y además con la influencia germánica del gótico Internacional. Llegaron las formas borgoñonas, sustituidas después por las flamencas. Esta tendencia se prolongó hasta bien entrado el siglo XVI. Buena prueba de ello es la Catedral Santa Catalina de Valencia También apareció lo que se dio en llamar el estilo Isabelino, (San Juan de los Reyes en Toledo, Iglesia de San Pablo, Valladolid, Palacio del duque del Infantado, Salamanca) Juan Guas, posiblemente francés, fallecido en Toledo en 1496 fue el arquitecto favorito de los Reyes Católicos. Contamos entre sus trabajos la puerta de los Leones de la Catedral de Toledo, la portada de la catedral de Ávila y el claustro de la catedral de Segovia.
Para los RR CC América todavía no era más que problemas y gastos. En la empresa americana se planteaban temas complicados. Explorar, conquistar, evangelizar, civilizar, etc. Y todo ello dirigirlo desde España. Además las leyes y órdenes impartidas serían muy difíciles de controlar. Se necesitaban hombres emprendedores, decididos, duros, dispuestos a enfrentarse a lo desconocido, y que cumplieran las órdenes reales. Enviar monjes, y todo tipo de oficios, carpinteros, médicos, administradores, en fin de todo.
Una empresa no al alcance de cualquiera. Su emprendimiento y realización requerían no sólo de oportunidad sino de voluntad, decisión, recursos, conocimientos y capacidades. El pueblo, la Iglesia y la Corona se volcaron en aquella empresa; voluntad y decisión. Ingentes recursos y conocimientos fueron invertidos en la tarea.
Esos y otros muchos asuntos quedarían en otras manos.
jueves, 17 de diciembre de 2020
60.- CORONA DE CASTILLA (23)
A PARTIR DE 1492 ------- A partir de la conquista de Granada la unión de las Españas era un hecho por la religión cristiana. Rodríguez de Almela, historiador, en esos días, al entregarles a los reyes un ejemplar de su “Compilación de las crónicas e estorias de España”, terminada en 1491, les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos, que residía en la estirpe goda que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa. La noticia recorrió el mundo. Los reyes de Europa, incluido el de Francia, celebraron la conquista y ordenaron misas en gratitud por la victoria. El Papa hizo repicar al unísono todas las campanas de Roma. El nuncio de su santidad, en mayo de 1494 pidió al papa que aceptarse la petición hecha por Enrique Enriquez (tío de Fernando), para dar el título a Isabel y Fernando de “Muy Católicos”. El título de Reyes Católicos fue concedido oficialmente a los reyes mediante bula en 19 de diciembre de 1496. La decisión estaba fundamentada por varios motivos, a saber; Las virtudes personales y reales. La reconquista del territorio de Granada en manos del Islam. La expulsión de los judíos en 1492. Y la liberación de los Estados Pontificios de del reino de Nápoles (Feudo papal), que habían sido invadidos por el rey francés Carlos VIII. El embajador portugués se quejó porque el término “Las Españas” incluía a Portugal, que había formado parte de la Hispania romana. El título se fue heredando y conservando, incluso hasta nuestros días. Felipe VI podría ser llamado Rey Católico, sin embargo nunca uso el título.
Pero hemos llegado a este punto de la historia en que nos encontramos en el año fundamental de 1492, reconocemos que nuestros reyes nunca lo tuvieron fácil. Pero después de la boda con Isabel Fernando fue proclamado corregente de Castilla con los mismos derechos que Isabel mediante la Concordia de Segovia en 1475. Dos años después comenzó la Guerra de Granada, que duró diez largos años que la consideramos en otro capítulo. Pocas veces se da conjunción más perfecta ante situaciones tan complejas. El rey Fernando era un político práctico, militar despiadado en la guerra y buen gobernante. Isabel en cambio era más enigmática, romántica y muy devota. Pero decidida y ambiciosa. Una mezcla genial. Fernando supo ver y resolver problemas militares en la península y en el extranjero. Supo sacar partido en momentos de carestía económica. Aparte de poner en su sitio a los nobles en los reinos, y decretar la expulsión de los judíos, aprobar la instauración del Santo Oficio, supieron crear una confianza y fe en su pueblo. Isabel por su parte supo instruir a sus hijos haciéndoles ver las obligaciones que por su condición debían mantener, sacrificarse y hacerse respetar.
Los reyes no sentían animadversión personalmente contra los hebreos, el propio rey Fernando tenía sangre judía por parte de madre y en su corte había financieros, consejeros, médicos y artesanos hebreos, como lo había habido en la corte de su padre. En tiempos de los reyes cristianos se identificaba la política con la religión. Solo los bautizados estaban en condiciones de ser súbditos del rey y por tanto de estar bajo el amparo de las leyes, usos y costumbres del reino. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena.
Seguramente la presión de la Inquisición que pretendía resolver de una vez el problema de los falsos conversos. También ha habido un fondo político; el fortalecimiento de la monarquía autoritaria de los RR CC para lograr una mayor integración social que repetidamente daba manifestaciones y tumultos antijudíos en la década de 1480. La unidad por la fe católica se interpretaba como la maduración del poder de la monarquía en la construcción del Estado que pretendían componer.
Nuestros reyes han sido la conjunción de la inteligencia y la espiritualidad, el honor y la pasión en sus decisiones. Nunca se habían dado un matrimonio que se entendieran mejor y que lograran prácticamente todos sus propósitos.
Para muchos historiadores la caída de Constantinopla marca el final de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna. Para otros es el Descubrimiento de América y también la invención de la imprenta. Ya poco importa, lo cierto es que la conquista de Granada compensó la caída de Constantinopla y la victoria de ejércitos cristianos frente a los musulmanes. A su vez permitió que los reyes pudieran arriesgarse con la gran aventura, que otros reinos no quisieron emprender, al poder organizar una expedición con un destino posible pero con grandes interrogantes y muchísimo gasto. Pero de esto hablaremos en otro capítulo.
Con el tema del Descubrimiento de América, Los Reyes Católicos nunca fueron conscientes de su envergadura y su participación en el proyecto fue muy limitada. Colón fue el ideólogo del Descubrimiento. Pero además, los descubrimientos más importantes se llevaron a cabo después de la muerte de los Reyes. En el momento en que murió Fernando, el dominio español se limitada a varias islas periféricas y en Europa apenas se conocía en ese momento datos sobre aquellas tierras.
Pero Isabel y Fernando sentaron las bases de lo que fue España a partir de entonces y con el descubrimiento de un nuevo continente el mundo ya no sería el mismo, la religión cristiana se extendió como nunca lo había hecho, ni con los romanos. Y todo ello con la visión y el gobierno de nuestros reyes. Los romanos habían conseguido conquistar ocho millones de kilómetros cuadrados. España llegó a los veinticinco millones. Jamás hubo un imperio tan grande.
martes, 15 de diciembre de 2020
59.- CORONA DE CASTILLA (22)
LA PROPUESTA DE COLON, LOS RR CC Y VIAJE ------
Para un europeo del siglo XV era muy difícil imaginar un mapamundi de aquellos tiempos. No habían viajado por toda la tierra conocida.
Constantinopla cayó en manos musulmanas en mayo de 1.453. Ese hecho cambió la historia de la humanidad. Esa ciudad era el centro de la cultura, la religión y el comercio. Su ubicación la hacían fundamental para el control marítimo con oriente.
Aparece un extraño personaje, Cristóbal Colón, que defiende la teoría, ya sabida por la gente culta, de que la tierra era redonda, y por lo tanto era posible viajar por mar y por Occidente en vez de por tierra a Oriente y así evitar el monopolio musulmán.
En 1.484 presentó al reino de Portugal su empresa, que no les interesó. Portugal en realidad llegó a Oriente en 1488 rebasando el Cabo de Buena Esperanza, extremo meridional de África. Al hacer una navegación de cabotaje no se tropezaron con todo un continente.
En 1.484, en España se luchaba por reconquistar el territorio que ocupaba el reino nazarí de Granada. Colón en el año 1.485 marchó a Huelva donde entabló amistad con el que había sido confesor de Isabel, Hernando de Talavera, que influyó ante los marinos de la zona. También gestionó la audiencia ante los monarcas. Colón consiguió su primera entrevista con los reyes en enero de 1486. En la entrevista se mostró decidido y defendió su proyecto con convicción, ofreció el monopolio del comercio a la corona y la extensión del cristianismo entre los paganos.
Los reyes se mostraron sorprendidos de la teoría de Colón pero interesados por la posibilidad. Decidieron nombrar una comisión de técnicos que estudiaría el asunto. Las deliberaciones duraron más de un año. La comisión determinó que los cálculos de Colón estaban errados. En realidad tenían razón, la distancia era mucho mayor de la que calculaba Colón y por tanto el coste sería altísimo. No sería posible realizar el viaje. Sin embargo los reyes no le negaron del todo la proposición. No podían responder económicamente la empresa, estaban en plena lucha contra Granada y de esto dependía todo. Venciendo a los musulmanes volverían a considerar la propuesta. Pese a ello los monarcas decidieron retener a Colón y le otorgaron una paga con la que subsistir.
Esperó pacientemente, viviendo de la paga real y de la compra y venta de libros y mapas. En 1489 se entrevistó nuevamente con los reyes. No obtuvo la aprobación deseada. Envió a su hermano Bartolomé a la corte inglesa. Enrique VII tampoco lo encontró factible. Al fin cayó Granada marcando una nueva época para la cristiandad y para la política del mundo en general.
En la nueva audiencia Colón pidió títulos y honores, quería ser nombrado Almirante, Virrey y obtener el 10% de todas las riquezas conseguidas. Eso en aquella época era impensable. Realmente se extralimitó y sus exigencias fueron rechazadas.
Colón se marchó hacia Huelva, pero fue alcanzado por los emisarios reales que traían la afirmación de los reyes con la aceptación de sus condiciones.
Los reyes habían cambiado de opinión y decidieron sufragar el proyecto. Cuatro personajes habían logrado el milagro. Fray Diego de Deza, mosén Juan Cabrero, fray Hernando de Talavera y Luis de Santángel. Éste último tesorero del rey, un judío converso, habló con la reina diciéndole que sería posible. ¿Por qué no? se preguntó y pensó que la oportunidad era única. Podían perder el dinero pero si se conseguía el objetivo, la hazaña sería impresionante, tanto para la cristiandad como para las arcas del reino. Además él mismo aportaría gran parte del dinero necesario.
En agosto de 1491, Cristóbal Colón firma con los reyes las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, documentos por los cuales se autoriza y financia la expedición de Cristóbal Colón a las Indias por el mar hacia occidente. Además se le conceden a Colón una serie de prebendas y títulos, entre ellos: Almirante, Gobernante, Virrey y el 10% de las riquezas. También se firman varias provisiones y cédulas. Una provisión es dirigida a la villa de Palos por una sanción impuesta a algunos de los vecinos de esta villa. Embargó dos barcos por medio de la orden real a la villa de Moguer para que obedecieran la comisión. Pero seguía sin conseguir la tripulación necesaria. La corona perdonaría a los presos que se embarcaran en el viaje. Solo lo hicieron cuatro hombres. No fue fácil reclutar a la tripulación. Todo era motivo de desconfianza.
Colón conoce a Martín Alonso Pinzón, rico navegante y comerciante y hombre de reputada fama y respeto en la zona dada sus muchos viajes por el Atlántico y el Mediterráneo. Quedó este hombre convencido de las razones de Colón, quién prometió repartir los tesoros que encontrase, con él. Pinzón toma parte decididamente en la empresa y decide desechar las embarcaciones que Colón había confiscado en Moguer y contrató otras nuevas, La Pinta y La Niña, aportó dinero personal, medio millón de maravedíes, tercera parte de los gastos. También convence a los hermanos Niño que eran miembros de una familia marinera importante. Con esto se consigue enrolar a toda la marinería necesaria. La tercera carabela se fletó, La Santa María, que era más complicada de manejar.
El Almirante llevó un diario de a bordo, que afortunadamente aún se conserva. También tenemos una carta que escribió a los Reyes a su vuelta relatando el suceso.
Salió de Palos y se dirigió al suroeste, a Las Islas Canarias.
El 6 de septiembre zarpan de Canarias y comienzan realmente a cruzar el océano. Las órdenes eran de ir al oeste. Los vientos los alejaban de lo conocido fácilmente, pero entonces la pregunta era ¿cómo volveremos teniendo los vientos en contra?
La vida a bordo era soportable para esos tiempos. Hoy sería impensable de todo punto.
El 26 de septiembre creyeron ver tierra. El 2 de octubre se avistan pájaros dirigiéndose al suroeste. No era lo pensado ir algo hacia el sur, pero cambiaron el rumbo.
Al día siguiente apareció en el agua un junco verde unas tablas y hierbas. Esto indicaba tierra, sin duda. Eran las 2 de la noche cuando el marinero que pasaría a la historia, Rodrigo de Triana, gritó ¡¡Tierra!! La luna reflejaba posiblemente la isla El Salvador. Pinzón hizo los avisos acordados y por fin el 12 de octubre llegaron. Se realizó el encuentro de dos mundos, entonces muy diferentes. El conocimiento del hecho viene de una sola fuente, el libro que escribía Colón, el diario de a bordo. Llamó indios a las gentes que encontró, porque pensó que había llegado a la India legendaria.
58.- REINOS DE CASTILLA Y ARAGÓN (21)
GUERRA DE GRANADA -------
Los musulmanes en Granada realmente estaban resistiendo con el pago de impuestos. Después de 1266, en Granada, los reyes de Castilla, cobraban un tributo a sus homólogos nazaríes. Un tributo en oro, porque Granada, que se beneficiaba de sus privilegiadas relaciones de sangre con el norte de África, era la puerta del oro africano. El oro comenzó a escasear, y además, los jóvenes reyes tenían la idea de reunir bajo sus reinos todos los territorios que habían sido cristianos. El gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481, realmente calculó mal. Isabel y Fernando se lo pensaron muy bien. Se acuarteló Córdoba. Fernando organizó un ejército con su Estado Mayor. Las campañas se harían en los meses calurosos, y las desarrollarían con su estudio previo. Había nacido la guerra moderna. Los musulmanes se pensaban superiores a los cristianos, y no iban a tolerar que un cristiano les diera lecciones de guerra. En las luchas los moros eran derrotados y en el Palacio crecieron las intrigas. Para colmo el rey Muley Hacén, algo viejo ya, se encaprichó con una concubina cristiana mucho más joven que él llamada Soraya.
Su esposa Aixa, muy resentida por perder la condición de favorita, se conchabó en secreto con su hijo Boabdil para que le destronase y traicionase. Boabdil, se dejó enredar. El rey moro salió a la lucha por recuperar Alhama y su hijo Boabdil aprovechó la ausencia de su progenitor para dar un golpe de mano con la ayuda del poderoso clan de los Abencerrajes, una familia aristocrática traicionera. Fernando de Trastámara, se enteró de la cuestión y, más listo que el hambre, influyó lo que pudo para incrementar las rencillas del palacio moro. El rey Muley Hacén, se refugió en el castillo de Mondújar. Boabdil condujo entonces un ejército hasta los territorios cristianos, donde los castellanos salieron a su encuentro, le derrotaron en Lucena y se lo enviaron a Fernando cargado de cadenas. Todos los cristianos pedían la cabeza de Boabdil, pero Fernando, astuto como el solo, eso le parecía un desperdicio. Le dejó marchar a cambio de que, en secreto, fuese su aliado y pagase una indemnización, porque la guerra estaba saliendo carísima. En prenda se quedó con sus dos hijos. El Papa había echado una mano otorgando bula de Cruzada a la guerra, lo que significaba dinero. Con el emirato partido en dos bandos que se la tenían jurada, Fernando se dispuso a ir troceando con paciencia los dominios del enemigo. Ronda y Marbella cayeron en 1485, Loja en 1486 y Málaga en 1487, tras un sonado asedio. Málaga era muy importante y justificaba el dispendio. Los reyes reclamaron soldados de todos sus reinos, y hasta allí llegaron enfervorecidas huestes de vizcaínos, guipuzcoanos, asturianos y valencianos. La flota castellana bloqueó el puerto para evitar que la ciudad recibiese refuerzos y provisiones de Marruecos. A finales de agosto se rindió. Tanto había costado doblegarla que Fernando fue extremadamente cruel con los supervivientes. Ordenó que todos fuesen esclavizados. Lo que quedaba del emirato estaba dividido entre Boabdil, que controlaba Granada, y su tío el Zagal, que tenía en su poder Almería y Guadix. Muley Hacén había muerto dos años antes, abandonado por todos. Se cuenta que, al morir, los pocos partidarios que le quedaban llevaron su cadáver hasta lo más alto de Sierra Nevada, donde le dieron sepultura. El pico pasaría a llamarse como él, Mulhacén. Fernando antes dar el remate a Boabdil, que se escondía en el Albaicín, siguió a lo suyo, los castellanos conquistaron Baza, y envió un emisario al Zagal para pedir la rendición. El Zagal lo entendió enseguida. Entregó Almería y se largó al norte de África. Granada, la capital en 1490, era lo que quedaba. Fernando sabía que entrar a saco hubiera sido una carnicería por ambos bandos, y con resultado incierto. De modo en lugar de tratar de tomarla al asalto, la sitió. Mandó construir una ciudad junto a Granada, a la que llamó Santa Fe. Caso insólito éste; edificar una ciudad para sitiar otra. No se volvería a ver cosa igual.
Granada resistía, Isabel envió un emisario negociador. Ofreció a Boabdil un señorío en la Alpujarra, rentas y el compromiso de respetar la religión y las costumbres de los granadinos. El acuerdo en la desesperada situación en que se encontraba, no estaba mal, por lo que el emir aceptó. Se fijó el 2 de enero para hacer efectiva la entrega de la ciudad. Para evitar machadas de última hora, Fernando ordenó a Gutierre de Cárdenas que entrase con un pequeño contingente por la noche y ocupase la Alhambra. Al amanecer, los reyes esperaron a Boabdil a orillas del Genil. El moro se acercó derrotado; hizo ademán de besar las manos de Fernando, cosa que éste rechazó, y entregó las llaves al rey, que, a su vez, se las dio a Isabel. Era su regalo, el más preciado que una reina de Castilla pudo soñar jamás. Gutierre de Cárdenas hizo entonces ondear el pendón de Castilla en lo más alto de la Alhambra, en la torre de la Vela. El cardenal Mendoza, que estaba con él, puso una cruz junto al estandarte. La unión de la península era un hecho por la religión cristiana. Rodríguez de Almela, historiador, en esos días, al entregarles a los reyes un ejemplar de su “Compilación de las crónicas e estorias de España”, terminada en 1491, les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos, estaba en la estirpe goda que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa. La noticia recorrió Europa. Los reyes de Europa, incluido el de Francia, celebraron la conquista y ordenaron misas en gratitud por la victoria. El Papa hizo repicar al unísono todas las campanas de Roma.
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