miércoles, 3 de marzo de 2021

109.- ESPAÑA SIGLO XIX (8) VUELTA DE FERNANDO VII

 ABSOLUTISMO. - Una vez que acabó la contienda con los franceses, Fernando VII regresó a España, con la intención, según sus propias palabras, de ser “un rey absolutamente absoluto”. Dio buena prueba de sus propósitos, pues al llegar a Madrid ordenó a la comitiva que le acompañaba que evitase el paso ante el edificio de las Cortes, donde le aguardaban los representantes del pueblo que había luchado por su regreso. Por fin el 24 de marzo de 1814 Fernando VII entró en España y desoyendo las órdenes de la Regencia, marchó de Figueras a Valencia. Allí un grupo de absolutistas le presentaron al rey un “Manifiesto de los Persas”, llamado así por su redacción en las primeras palabras. Allí se le solicitaba al rey que propugnase reformas políticas y que estimase sin valor esa Constitución de Cádiz no aprobada por el rey ni por las provincias. Los redactores se desmarcan de la filosofía liberal al proponer una participación de la nobleza en tareas directivas, lo cual significaba una regresión a la época del Antiguo Régimen, donde la soberanía nacional residía en el monarca, a diferencia de las ideas liberales, en la que la soberanía residía en el pueblo.

Sucedió también en esas fechas un hecho trascendental, la abdicación de Bonaparte en Francia, a la que siguió la restauración de un monarca también Borbón, Luis XVIII, produciéndose un hecho similar al español. Solo que el rey francés acató la Constitución aceptando los cambios surgidos y en cambio Fernando se negó a jurar la Constitución de 1812. Firmó decretos en los que recuperaba la soberanía y dejaba en suspenso toda labor de las Cortes de Cádiz.

¿VIVAN LA CAENAS!

¡Vivan las cadenas! es el grito que daban los absolutistas al desenganchar los caballos de la carroza del rey Fernando VII al volver a España, sustituyéndolo por personas. También fua acuñado como forma peyorativa después por los liberales indicando el servilismo y la falta de libertades que trajo otra vez el absolutismo.

Se inicia así lo que se llama el “Sexenio Absolutista”. Desde 1814 a 1820 Fernando VII gobernó de forma absoluta, la labor de gobierno no era más que su propia voluntad sin estar limitada la acción de los Consejos que él mismo reinstauró.

Enseguida mandó encarcelar a aquellos liberales que habían atentado contra la soberanía de Su Majestad votando en las Cortes liberales. Persiguió a los afrancesados y todos aquellos que aborrecían del despotismo. Los afrancesados fue el nombre que se dio a los que colaboraron con el monarca Napoleón. Unos lo hicieron convencidos de la ideología y los más por oportunismo, pensando que ganaría la guerra. A pesar de que había prometido respetar sus cargos, los envió al destierro a todos aquellos que hubiesen tenido responsabilidades durante la monarquía de José I.

Y comenzó el apresamiento de ministros y diputados liberales. - En un país como la España de 1814 en el que la opinión pública no existía, donde no había ni partidos políticos, ni libertad de asociación ni de prensa, tan solo el ejército y el clero eran las únicas fuerzas sociales que disponían de cierta organización.

FERNANDO VII -EL ABSOLUTISMO

La primera etapa de su gobierno tuvo lugar la persecución y depuración de liberales y afrancesados, así como por un intento de sanear la economía y la Hacienda Pública. Fue un período de privación de libertades, teniendo lugar el cierre de universidades, la supresión de publicaciones y el acoso a los liberales rebeldes. La ruina absoluta de la Hacienda Pública hacía imposible la añorada reconquista de las colonias americanas emancipadas, viéndose frustrada a su vez la posibilidad de elevar a España al rango de potencia europea. Fernando llevó personalmente la gestión de su gobierno, incluyendo la depuración de afrancesados y liberales. Pronto pasó el monarca de ser el "rey deseado", a convertirse en "rey malquerido" y "rey felón".   

Toda la legislación de Cádiz fue derogada, con las consecuencias inevitables en la estructura económica y social del país: desamortización de baldíos y bienes comunales, secularización de bienes de los conventos…También se intentó contener la inflación sobrevenida después de la guerra, con medidas clásicas de restricción a la extracción y circulación de metales preciosos. No obstante, hay que señalar que la economía española apenas era aún mercantil puesto que la mayoría de la población agraria vivía en un ciclo primitivo de economía cerrada.

Fernando VII nombró entonces nuevos ministros, el primero de ellos fue el duque de San Carlos y así empezó una era de represión contra todo sospechoso de liberalismo o de simpatía a la obra de las Cortes. Ninguno de los acuerdos firmados por el rey durante su captura entró en vigor y los jefes liberales fueron condenados por no someterse a la autoridad del soberano. En 1815 viendo que la justicia era demasiado lenta, Fernando VII decretó el arresto y decidió, el mismo, las penas a las que fueron condenados los liberales que intentaron oponerse a la monarquía absoluta. A partir de aquel momento, el verdadero gobierno del país era llevado por la camarilla del rey. La camarilla era un grupo de individuos allegados al monarca que constituían una verdadera organización paralela de gobierno. Varios ministros fueron nombrados durante este periodo, pero según numerosas fuentes solo Martín Garay fue competente, era un liberal al que apelaron los absolutistas para sanear las finanzas pero dada la crisis que atravesaba el país su misión se vio seriamente dificultada.

SÍMBOLO DE LA MASONERÍA

Al mismo tiempo, el clero reclamó y obtuvo la restauración del tribunal de la Inquisición y el restablecimiento de los jesuitas en España. Además del descontento de los militares, numerosos intelectuales que habían estado prisioneros en Francia se habían hecho masones y se establecieron numerosas logias en España. La masonería siempre había estado opuesta a la Iglesia y al Gobierno absolutista. Así, estas organizaciones secretas constituyeron, en un principio la única oposición al gobierno absolutista y a las clases sociales que lo apoyaban.

domingo, 28 de febrero de 2021

108.- ESPAÑA SIGLO XIX (7) CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1812

 El rey Fernando VII vuelve al terminar la guerra en 1814. Pero tenemos que decir que los hechos se solapan, y mientras que el rey estaba en manos de Napoleón y se desarrollaba la guerra, en España los liberales se organizaron además de en lo militar también en lo político. De forma que hemos de retroceder un poco.

La España patriota, disgregada en un movimiento acéfalo de Juntas, entre levantamientos, sitios y guerrillas se unió finalmente en una Junta Central Suprema, y después en una Regencia de cinco miembros, cuyos cometidos principales fueron la dirección de la guerra y la reconstrucción del Estado. La designación de los Diputados a las mismas se realizó de manera anómala, explicable por la situación del país, y su aportación fundamental fue la Constitución de 1812. La obra de las Cortes de Cádiz combinó las tendencias constitucionales netamente españolas y la afrancesada

PROCLAMACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN 

Las tensiones surgidas y el desarrollo de la guerra permitió que en septiembre de 1810 los liberales de Cádiz se convirtieron en Cortes Constitucionales. Se declararon legalmente constituidos y que representaban a la Nación Española, y en esas Cortes reside la Soberanía Nacional. Y así es como llevando las reformas necesarias se consigue la sustitución de las estructuras sociales económicas y políticas del Antiguo Régimen, (Régimen absolutista imperante en Europa) por la de un Estado Liberal. Un proceso largo y escalonado que desemboca en la redacción de una Constitución en 1812

Popularmente llamada La Pepa, fue promulgada el día de San José, el 19 de marzo de 1812, por las Cortes Generales Españolas en Cádiz. Se trata de la primera Constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo.

Sin embargo, apenas si entró en vigor, puesto que buena parte de España se encontraba en manos del gobierno de José I Bonaparte, y otra en poder Juntas opuestas a José I. Oficialmente en la zona liberal estuvo en vigor solo dos años, desde su promulgación hasta su derogación en Valencia el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España del borbón Fernando VII. Posteriormente se volvió a aplicar durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve período en 1836-1837, bajo el gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837.

MONUMENTO EN CÁDIZ A LA CONSTITUCIÓN

En efecto, la constitución enlazaba con las Leyes tradicionales de la Monarquía española pero, al mismo tiempo, incorporaba principios del liberalismo democráticos. La separación de poderes, la más rígida de nuestra historia, siguió el modelo de la constitución francesa de 1791 y la de los Estados Unidos, inspirada en el pensamiento de Montesquieu.

Las Cortes se organizaban en una Cámara única, pues se temía que el clero y la nobleza consiguieran apoderarse de una Asamblea de Próceres, obstaculizando la renovación política, social y económica que se pretendía operar.

Los diputados a Cortes eran elegidos mediante sufragio indirecto, siendo necesario para ser candidato poseer una renta anual procedente de bienes propios, con lo cual, el Parlamento quedaba en manos de las clases acomodadas.

En lo que a los poderes del Rey se refiere, se introdujeron modificaciones sustanciales. Si en el Antiguo Régimen el Rey había ostentado su condición en virtud de un título divino, ahora lo hacía por la gracia de Dios y la Constitución. Su poder se vio limitado, conservando una participación en el Poder legislativo, con una tímida iniciativa y un veto suspensivo así como la titularidad del Poder ejecutivo, aunque sus actos debían ser refrendados por los Secretarios de despacho.

El resto de los territorios de la Corona Española, los virreinatos, se hallaban en un estado de confusión y vacío de poder causado por la guerra contra el invasor.

La Constitución establecía la soberanía en la Nación, que residía en el pueblo, ya no en el rey, se establecía una monarquía constitucional, la separación de poderes, la limitación de los poderes del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos, entre otras cuestiones. Además, incorporaba la ciudadanía española para todos los nacidos en territorios americanos, prácticamente fundando un solo país junto a las colonias americanas.

Por el contrario, el texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo expresamente en su artículo duodécimo cualquier otra confesión, y el rey lo seguía siendo “por la gracia de Dios y la Constitución”. No contempló derechos para la mujer, ni siquiera la ciudadanía, aunque hoy sería impensable este hecho, por entonces esto sucedía en los usos y costumbres de toda Europa. No obstante fue la Constitución más liberal de las existentes. Pensemos que solo eran anteriores a esta la de Estados Unidos de 1787 y la de la Revolución Francesa de 1789.

A llegar Fernando VII a España derogó ésta Constitución que no volvió a estar vigente hasta 1820. Hubo varios pronunciamiento militares pero fue el encabezado por Riego en 1820, cuando el rey se vio obligado y juró esta Constitución de 1812, iniciándose así el Trienio liberal. “Me habéis hecho entender vuestro anhelo de que restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de las armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812. He jurado esa Constitución por la que suspirabais y seré siempre su más firme apoyo. Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional”. Manifiesto del Rey el 10 de marzo de 1820.

El pronunciamiento de Riego dio inicio al llamado “Trienio Liberal”, durante el cual se restablecieron la Constitución y los decretos de Cádiz, produciéndose una nueva desamortización. A medida que los liberales moderados eran desplazados por los exaltados, el rey, que aparentaba acatar el régimen constitucional, conspiraba para restablecer el absolutismo, lo que se logró tras la intervención de los “Cien Mil Hijos de San Luis” en 1823, que fueron un contingente francés con voluntarios españoles que combatió en 1823 en defensa de Fernando VII de España, poniendo fin a la Guerra Realista y al Trienio Liberal, de lo que hablaremos más adelante.

Con ello terminó la vigencia de la Constitución de Cádiz, pero no su influjo, que gravitó sobre la política nacional, directamente hasta 1868, e indirectamente, durante el resto del ciclo liberal. Tuvo además una gran influencia fuera de España, tanto en América, en las constituciones de las viejas colonias españolas al independizarse, como en Europa, en la que durante años operó como un auténtico mito, influyendo en las ideas constitucionales portuguesas, en el surgimiento del Estado italiano e incluso en la Rusia zarista.

107.- ESPAÑA SIGLO XIX (6) GUERRA DE INDEPENDENCIA -4-

 FIN DE LA GUERRA - La guerra se desarrolló en varias fases en las que ambos bandos tomaron sucesivamente la iniciativa, y se destacó por el surgimiento del fenómeno guerrillero. Los franceses decían que eso no era una guerra, sino una “guerrilla”, pues en los pueblos y en los caminos. Destacamento francés que se localizara, les atacaban por la retaguardia, por los flancos, escondidos en los montes, y como podían. Eso los campesinos, esa era la “guerrilla”. Y así quedó el nombre hasta nuestros días. - Después de obtener un éxito contra Austria el emperador decidió poner fin a la guerra con España. Mandó repartir el ejército en ocho divisiones

En España se creó un ejército de 70.000 hombres soldados regulares, algunos y portugueses. Ingenieros británicos  construyeron una colosal barrera de obstáculos naturales y fortificaciones, cerca del mar, de 47 km. Que consistía en tres líneas de defensa.

LUCHA CUERPO A CUERPO 

Contuvo al ejército francés. Tuvieron gran número de bajas y sufrieron las inclemencias del invierno con pocos recursos y en marzo de 1811 los franceses se retiran a Salamanca. Se les persiguió acosando con el ejército y con las guerrillas. Entretanto Napoleón decretó el Estado de Sitio a espaldas de su hermano, el rey. José I abdicó y se lo comunicó a su hermano en París, pero éste le obligó a que regresara, cosa que hizo en julio de 1811. En mayo los franceses son derrotados en La Albuera. La ruptura entre el Imperio francés y el Imperio ruso obligaron a Napoleón a disminuir las fuerzas en España. Wellington reconquista Ciudad Rodrigo y Badajoz. Los franceses abandonan Salamanca y son derrotados en Arapiles en julio de 1812. Wellington entró en Valladolid y en agosto en Madrid, de donde José se había marchado a Valencia. Los franceses dejan el asedio a Cádiz. Tropas imperiales se dirigieron a Burgos y luego a Madrid. Wellington abandonó las plazas que había conquistado y Madrid cayó en noviembre de 1812, volviendo José I.

Pero esto valió de poco. La ofensiva  en Rusia había disminuido potencialmente a las tropas. La prolongación de la güera española alentó rebeliones en el centro de Europa que debilitaron aún más las fuerzas imperiales, a tal punto que es España eran mayores las fuerzas aliadas.

Ante el panorama desalentador Napoleón trasladó la corte a Valladolid en marzo de 1813. Wellington lanzó sus tropas y los franceses iniciaron la retirada evitando entrar en combate. Por lo tanto, durante 1813 el ejército francés fue retirándose y perdiendo territorio. Los franceses abandonaron casi todas sus plazas, y el 21 de junio de 1813, fueron expulsados de España. Llegaron a Vitoria donde fueron estrepitosamente derrotados  y José I tuvo que abandonar el enorme botín que se llevaba a Francia. Con la caída de Pamplona y la de San Sebastián culminaba la expulsión de los franceses.

WELLINGTON EN SALAMANCA

Napoleón que necesitaba sus tropas decidió hablar con Fernando VII y se concretó El tratado de Valençay (11 de diciembre de 1813) que restauró a Fernando VII y dejaba a España libre de la presencia extranjera. - Pero Wellington quería más y los persiguió hasta Bayona, donde los derrotó en febrero de 1814. Se les persiguió hasta Touluse siendo derrotados en abril. Al día siguiente, enterado de la entrada de las tropas aliadas centroeuropeas, y de la abdicación de Napoleón el 6 de abril, se firmó el armisticio. A todo esto Fernando VII ya había regresado a España en marzo después de haber pasado toda la guerra fuera del país.

Un millón de muertos en total. La economía española destrozada, expolios, y una situación desoladora dejaron al país exhausto. Tendría que pasar mucho tiempo para reparar los destrozos materiales causados en los seis largos años que duró la confrontación.

Refiriéndose a esta guerra Napoleón I, en su exilio, declaró: “Esta maldita guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses... esta maldita guerra me ha perdido”

Para terminar, decir que el otrora Emperador y gran megalómano, Napoleón, fue perseguido por Wellington, que invadió Francia con tropas inglesas y portuguesas, y fue derrotado en Toulouse. Poco después de esta batalla, Napoleón fue desterrado a Elba en 1814. En febrero de 1815, Napoleón abandonó su exilio en Elba y regresa a Francia, consigue retomar el control del país. Wellington dejó Viena para comandar las fuerzas aliadas en la campaña de Waterloo, situándose en Bélgica junto con las tropas prusianas para volver cuatro días más tarde a enfrentarse a Napoleón en la famosa batalla de Waterloo, donde este fue definitivamente derrotado. Abdica nuevamente en junio y es deportado a la isla de Santa Elena, donde moriría encerrado seis años después.

CABALLERIA INGLESA

Volviendo al panorama español, Fernando VII había pasado todo el tiempo que duró la guerra fuera del país. Un millón de vidas españolas entre civiles y militares se llevó la contienda. Lucharon por su rey, para que volviera y echar del país al invasor Napoleón. Algo que seis años antes era poco menos que un suicidio.

Nuestra guerra en el marco europeo sirvió de modelo y estímulo para las poblaciones alemanas y rusas, que también terminaron rechazando la dominación francesa.  - Demográficamente la guerra supuso un saldo desastroso, además de las vidas entregadas, económicamente España quedó destrozada. El carácter de la contienda, con las depredaciones realizadas para la subsistencia de las tropas, las talas sistemáticas para la defensa y el paso una y otra vez de los ejércitos tuvo unas consecuencias terribles. Madrid, por ejemplo, cambió seis veces de dueño.

TROPAS DE NAPOLEÓN SON RECHAZADAS 

Casi imposible enfrentarse con posibilidades en las batallas que los criollos en América provocaron, aprovechando la situación española, con el consiguiente pérdida de control de los territorios españoles de ultramar.

Tendrían que pasar muchos años para reparar los destrozos que dejó la guerra en todos los sentidos.

sábado, 27 de febrero de 2021

106.- ESPAÑA SIGLO XIX (5) GUERRA DE INDEPENDENCIA -3-

 Como dijimos en el capítulo anterior en el ataque a Zaragoza los franceses fueron incapaces de tomar casa por casa.  La participación de paisanos españoles, de toda clase y condición en defensa de la ciudad convirtió esta batalla en algo desconocido para los franceses. - El 15 de junio de 1808 salió el general francés de Pamplona y cosechó victorias en Tudela, en Mallén, y en Alagón, consiguiendo llegar ante los muros de Zaragoza el 15 de julio. Se replegó el Capitán General de Aragón, José de Palafox, al interior de la ciudad y rechazó todos los ataques franceses. - Las baterías francesas sometieron a la ciudad a intenso bombardeo durante los días 30 de junio y 1 de julio. El 2 de julio se produjo un nuevo asalto general francés, al que se opuso la misma resistencia, señalándose entonces por su heroísmo Agustina de Aragón.

AGUSTINA DE ARAGÓN 

Desde aquel instante empezaron los franceses a ceder terreno, y sus retrocesos se acentuaron el 11 de agosto, en que se introdujo en la exhausta ciudad un convoy de víveres, coincidiendo con la llegada de la noticia de que el rey José había evacuado Madrid a consecuencia de la derrota en Bailén. El 14 de agosto decidieron los franceses levantar el sitio, replegándose a Vitoria. El asedio causó más de 4.000 bajas, mientras los sitiados sufrieron unas 2.000.

Napoleón decide tomar revancha por la derrota de Bailén y se instala en Vitoria organizando la campaña. Luego se dirigió a Burgos, ciudad que fue objeto de un cruel saqueo, y con golpes fulminantes asaltó Somosierra llegando a las puertas de Madrid. - Tras un continuo cañoneo la Junta de Defensa de la ciudad aceptó la rendición y Napoleón entró en la ciudad el 4 de diciembre de 1808. - Antes de  entrar en la ciudad dictó cuatro decretos por lo que abolía los derechos feudales, suprimía la Inquisición, reducía el número de conventos nacionalizando sus bienes y trasladaba las aduanas interiores, que sería provechoso para los comerciantes. Estos decretos corresponden a una mentalidad de la Ilustración, pero no consiguieron aumentar los adeptos a el rey, su hermano José I, ya que se consideró una injerencia extranjera en asuntos nacionales. José I nuevamente pudo establecerse en Madrid, no sin un ejército importante.

Es cuando comienza en Zaragoza el segundo sitio el 21 de diciembre de 1808. Volvieron con numerosas tropas del mariscal Lannes. La ciudad estaba ahora más preparada. Aunque no dio tiempo a acabar las fortificaciones, se pudo disponer de hasta 160 cañones gracias a los capturados en el sitio anterior y se pudo reunir la cosecha antes del asedio. - La resistencia casa por casa obligaba a los franceses a volar los edificios uno a uno, retrasando su avance y sufriendo numerosas bajas. Las mujeres se meten bajo los caballos de los franceses, les abren el vientre con el cuchillo y hacen caer al jinete. - Los cadáveres se apilan en las calles. Por la noche, mujeres y niños los arrastran hasta el Ebro.

LUCHA EN ZARAGOZA

El comandante francés escribió al emperador que el sitio llegó a expresar en una carta al emperador: “Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros enemigos en la defensa de esta plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores ... ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena, Sire.(Mariscal Jean Lannes).

A principios de enero de 1809 empezó a ser más penosa la situación de los sitiados: falta de víveres, aumento del número de enfermos, bombardeo casi ininterrumpido sobre diversas posiciones que caían en manos francesas.

La Junta de Zaragoza, sin la aprobación de Palafox, decidió pedir el 20 de febrero la capitulación, con honores militares, a lo que accedió Lannes. Salieron los defensores de Zaragoza de entre las ruinas de la ciudad y desfilaron ante el mariscal francés, dejando sus armas en la Aljafería. El segundo sitio de Zaragoza había durado sesenta y dos días, perdiendo los franceses 8.000 hombres. - Según datos, murieron de los españoles en ambos sitios 53.873 personas. Los términos de la capitulación fue violada por los franceses, entregados al saqueo de la ciudad.

SITIO DE ZARAGOZA

Mientras un ejército inglés había entrado por Portugal a Salamanca e iba a Valladolid. Napoleón se dirigió hacia allí en pleno invierno, a marchas forzadas a través de la sierra de Guadarrama para sorprender al inglés Moore. Pero recibió noticias de que el ejército de Austria se había rearmado y temía una conspiración urdida en París. Abandonó España en enero de 1809.
Después de obtener un éxito contra Austria el emperador trató de poner fin a la guerra con España. Mandó repartir el ejército en ocho divisiones. Disponía entonces de un ejército de 300.000 hombres, lo que da una idea de la importancia que significó para él la guera con España. Entró en Bayona, se instaló en Vitoria, se trasladó a Burgos, saqueando cruelmente a la ciudad, y llegó a Somosierra, a las puertas de Madrid, arrasando a su paso, y tras intimidar a la población son un fuerte cañoneo, entró en Madrid el 4 de diciembre de 1808. por otra parte su ejército consiguió hacerse con Barcelona. La presencia de un ejército inglés mandado por John Moore había penetrado desde Portugal a Salamanca. Allí se dirigió Napoleón dispuesto a presentar batalla al inglés pero recibió noticias de París que Austria se había rearmado y existía una conspiración en la capital francesa, lo que hizo que abandonara España confiando el ejército a sus generales.

JOSÉ I EN LA COSTA DE CÁDIZ 

José I ordenó la invasión de Andalucía ya que era muy codiciada por ser una región rica. También estaba dispuesto a impedir que se celebrasen en Cádiz las cortes de las que se hablaba. Ante el arrollador avance francés la Junta se auto-disolvió, y se refugiaron en Cádiz. Rechazaron la propuesta de rendición enviada por los franceses en febrero de 1810 por lo que éstos asediaron la ciudad. Pero Cádiz resistió, sin embargo el resto de Andalucía había caído.

Desde ese momento la estrategia aliada era eminentemente defensiva, se utilizó la táctica de arrasar amplias regiones quemando los recursos alimenticios y medios de transporte y evacuando a la población, la táctica de la “tierra quemada”. 

ESPAÑA, NAPOLEÓN Y LA ILUSTRACIÓN

La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo especialmente en Francia e Inglaterra, que se desarrolló desde fines del sig...