Como dijimos en el capítulo anterior en el ataque a Zaragoza los franceses fueron incapaces de tomar casa por casa. La participación de paisanos españoles, de toda clase y condición en defensa de la ciudad convirtió esta batalla en algo desconocido para los franceses. - El 15 de junio de 1808 salió el general francés de Pamplona y cosechó victorias en Tudela, en Mallén, y en Alagón, consiguiendo llegar ante los muros de Zaragoza el 15 de julio. Se replegó el Capitán General de Aragón, José de Palafox, al interior de la ciudad y rechazó todos los ataques franceses. - Las baterías francesas sometieron a la ciudad a intenso bombardeo durante los días 30 de junio y 1 de julio. El 2 de julio se produjo un nuevo asalto general francés, al que se opuso la misma resistencia, señalándose entonces por su heroísmo Agustina de Aragón.
AGUSTINA DE ARAGÓN
Desde
aquel instante empezaron los franceses a ceder terreno, y sus retrocesos se
acentuaron el 11 de agosto, en que se introdujo en la exhausta ciudad un convoy
de víveres, coincidiendo con la llegada de la noticia de que el rey José había
evacuado Madrid a consecuencia de la derrota en Bailén. El 14 de agosto
decidieron los franceses levantar el sitio, replegándose a Vitoria. El asedio
causó más de 4.000 bajas, mientras los sitiados sufrieron unas 2.000.
Napoleón decide tomar revancha por la derrota de Bailén y se instala en Vitoria organizando la campaña. Luego se dirigió a Burgos, ciudad que fue objeto de un cruel saqueo, y con golpes fulminantes asaltó Somosierra llegando a las puertas de Madrid. - Tras un continuo cañoneo la Junta de Defensa de la ciudad aceptó la rendición y Napoleón entró en la ciudad el 4 de diciembre de 1808. - Antes de entrar en la ciudad dictó cuatro decretos por lo que abolía los derechos feudales, suprimía la Inquisición, reducía el número de conventos nacionalizando sus bienes y trasladaba las aduanas interiores, que sería provechoso para los comerciantes. Estos decretos corresponden a una mentalidad de la Ilustración, pero no consiguieron aumentar los adeptos a el rey, su hermano José I, ya que se consideró una injerencia extranjera en asuntos nacionales. José I nuevamente pudo establecerse en Madrid, no sin un ejército importante.
Es cuando comienza en Zaragoza el segundo sitio el 21 de diciembre de 1808. Volvieron con numerosas tropas del mariscal Lannes. La ciudad estaba ahora más preparada. Aunque no dio tiempo a acabar las fortificaciones, se pudo disponer de hasta 160 cañones gracias a los capturados en el sitio anterior y se pudo reunir la cosecha antes del asedio. - La resistencia casa por casa obligaba a los franceses a volar los edificios uno a uno, retrasando su avance y sufriendo numerosas bajas. Las mujeres se meten bajo los caballos de los franceses, les abren el vientre con el cuchillo y hacen caer al jinete. - Los cadáveres se apilan en las calles. Por la noche, mujeres y niños los arrastran hasta el Ebro.
LUCHA EN ZARAGOZA
El
comandante francés escribió al emperador que el sitio llegó a expresar en una carta
al emperador: “Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros
enemigos en la defensa de esta plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la
brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no
se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza.
La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre
ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores
... ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada
casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos!
Esto es terrible. La victoria da pena, Sire.(Mariscal Jean Lannes).
A
principios de enero de 1809 empezó a ser más penosa la situación de los sitiados:
falta de víveres, aumento del número de enfermos, bombardeo casi ininterrumpido
sobre diversas posiciones que caían en manos francesas.
La Junta de Zaragoza, sin la aprobación de Palafox, decidió pedir el 20 de febrero la capitulación, con honores militares, a lo que accedió Lannes. Salieron los defensores de Zaragoza de entre las ruinas de la ciudad y desfilaron ante el mariscal francés, dejando sus armas en la Aljafería. El segundo sitio de Zaragoza había durado sesenta y dos días, perdiendo los franceses 8.000 hombres. - Según datos, murieron de los españoles en ambos sitios 53.873 personas. Los términos de la capitulación fue violada por los franceses, entregados al saqueo de la ciudad.
SITIO DE ZARAGOZA
Mientras
un ejército inglés había entrado por Portugal a Salamanca e iba a Valladolid.
Napoleón se dirigió hacia allí en pleno invierno, a marchas forzadas a través
de la sierra de Guadarrama para sorprender al inglés Moore. Pero recibió
noticias de que el ejército de Austria se había rearmado y temía una conspiración
urdida en París. Abandonó España en enero de 1809.
Después de obtener un éxito contra Austria el emperador trató de poner fin a la
guerra con España. Mandó repartir el ejército en ocho divisiones. Disponía
entonces de un ejército de 300.000 hombres, lo que da una idea de la
importancia que significó para él la guera con España. Entró en Bayona, se
instaló en Vitoria, se trasladó a Burgos, saqueando cruelmente a la ciudad, y
llegó a Somosierra, a las puertas de Madrid, arrasando a su paso, y tras intimidar
a la población son un fuerte cañoneo, entró en Madrid el 4 de diciembre de
1808. por otra parte su ejército consiguió hacerse con Barcelona. La presencia
de un ejército inglés mandado por John Moore había penetrado desde Portugal a
Salamanca. Allí se dirigió Napoleón dispuesto a presentar batalla al inglés
pero recibió noticias de París que Austria se había rearmado y existía una
conspiración en la capital francesa, lo que hizo que abandonara España
confiando el ejército a sus generales.
JOSÉ I EN LA COSTA DE CÁDIZ
José I ordenó la invasión de Andalucía ya que era muy codiciada por ser una región rica. También estaba dispuesto a impedir que se celebrasen en Cádiz las cortes de las que se hablaba. Ante el arrollador avance francés la Junta se auto-disolvió, y se refugiaron en Cádiz. Rechazaron la propuesta de rendición enviada por los franceses en febrero de 1810 por lo que éstos asediaron la ciudad. Pero Cádiz resistió, sin embargo el resto de Andalucía había caído.
Desde
ese momento la estrategia aliada era eminentemente defensiva, se utilizó la
táctica de arrasar amplias regiones quemando los recursos alimenticios y medios
de transporte y evacuando a la población, la táctica de la “tierra
quemada”.