lunes, 6 de febrero de 2023

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - CAPÍTULO 2


 Franco puso en marcha, paralela a la acción militar, una implacable política de fascio-militarización nacional basada en dos puntos clave: unidad de la patria amenazada por las hordas marxistas y defensa de la fe cristiana. En eso basó su diferencia de los dictadores de Italia y Alemania. Buscó y encontró su legitimación popular en el cristianismo. - De modo que, conduciendo sin prisas una guerra metódica cuya duración lo beneficiaba, obedecido por los militares, acogotando a los requetés y falangistas que pretendían ir por libre y reuniendo en su mano todos los poderes imaginables, el astuto, taimado e impasible general Franco se elevó a sí mismo a la máxima magistratura como dictador del nuevo Estado Nacional.  Con el jefe de la Falange, José Antonio, recién fusilado por los rojos, los requetés carlistas bajo control, y las tropas dirigidas por generales que le eran por completo leales tenía en sus manos todo el poder.

TERCIOS DE REQUETÉS

El entusiasmo fue lo más característico de ambos bandos en la guerra civil. Pero aquí debemos hacer hincapié en que no todos los que combatieron en lo que se dio en llamar “Bando Nacional” eran de derechas y asimismo todos los que lucharon en la zona llamada “Roja” eran republicanos convencidos. Algunos fueron de mala gana, otros incluso pensaban en contra del bando que les había tocado, y otros aprovecharon la ocasión para dedicarse a satisfacer sus propias venganzas con lo que les salía de la entrepierna. La división militar se había convertido en una posición política que a cada cual le había tocado,  por convicción o por suerte, de manera que la adhesión y la lealtad fue inculcada con la propaganda y también con el instinto de conservación de los indiferentes.

La actuación de las potencias extranjeras también fue de importancia, por acción y por omisión. Mientras que los nacionales recibieron ayuda militar, económica y logística, materiales, hombres y adiestramiento, por parte de Alemania e Italia, la inhibición de los países democráticos como Gran Bretaña y Francia resultó catastrófico para los republicanos. Europa estaba en crisis, y las frágiles democracias no estaban por la labor de ayudar, pero la repercusión fue inmediata. El gobierno republicano no gozaba de las simpatías de los gobiernos democráticos por su alineamiento parcial a la Rusia comunista. Se acordó en Europa un Comité de No Intervención, en las que se alinearon 27 países, entre ellos Alemania, Italia, Rusia y Portugal. Se prohibió la ayuda de armas y establecer un control por las potencias. Pero todo esto no se organizó correctamente y Alemania, Portugal e Italia se las arreglaron para favorecer a los nacionalistas españoles. - Mientras tanto la Rusia comunista ayudó desde octubre del 36 en lo bélico y en lo político, no gratis. Pero está claro que sin la ayuda soviética con asesores y material bélico, la guerra hubiera durado unos pocos meses. La ayuda soviética lo que logró es alargar el conflicto. Realmente el Comité de No Intervención fue poco más que una farsa. - Stalin denunció que existía una ayuda ítalo-germana al bando nacional. Parece ser que deseaba involucrar a Francia y Gran Bretaña en la guerra contra el fascismo. Los soviéticos recibieron grandes cantidades de oro de las reservas del banco de España a cambio de material y tropas.

La aparición de las Brigadas Internacionales fue un hecho diferenciador. Debían ayudar a la causa republicana, se comenzó a reclutar en París, pero el gobierno español no tenía material para armar a los propio milicianos españoles. Se calcula que llegaron entre 30.000 y 40.000 brigadistas. Allí había de todo. Excombatientes de la I Guerra, obreros comunistas, socialistas, demócratas que no simpatizaban con los comunistas. Y de unos 60 países diferentes. Entre 1937 y 1938 se realizó su retirada definitiva, con el apoyo del gobierno republicano.

BRIGADISTAS INTERNACIONALES

Por su parte el ejército nacional recibió unos 48.000 italianos combatientes. Los alemanes tardaron algo más en enviar ayuda pero finalmente mandaron a su Legión Cóndor, unos 4.000 aviones y su tripulación. Más ayuda de materiales y financiera.

Realmente la guerra se decidió por la ayuda extranjera. La italiana y alemana fue mucho más poderosa y organizada.  Estos trataron directamente con Franco y sus generales, enviando su material de guerra. Stalin creyó que las armas que enviaba y las Brigadas Internacionales asegurarían el dominio del partido comunista proporcionándole una buena zona de influencia.

España se convirtió en un banco de pruebas. Además de un excelente mercado de armas obsoletas y experimentales. Realmente llegaron pocos aparatos modernos, solo para experimentar su capacidad de fuego y papel táctico en una guerra moderna para un objetivo bélico inmediato.

Los sublevados habían pulsado eficazmente con anterioridad el asunto con Alemania e Italia. Gracias a la ayuda técnica, aviones y demás, las columnas rebeldes aseguraron posiciones y avanzaron hacia los centros de resistencia más próximos. Se enfrentaban así eficacia y competencia militar, de una parte, contra entusiasmo popular y ganas de pelear de la otra. Los sublevados, que apelaban a los valores cristianos y patrióticos frente a la barbarie marxista, empezaron a llamarse a sí mismos “tropas nacionales”, y en la terminología general quedó este término para ellos, así como el de “rojos” para los republicanos. Pero había gente de izquierdas en zona nacional y gente de derechas en zona roja. Incluso soldados de ambos bandos estaban donde les había tocado, no donde habrían querido estar. También gente ajena a unos y otros, a la que aquel sangriento disparate pillaba en medio. Con la mayor parte del ejército en rebeldía, secundada por falangistas, carlistas y otras fuerzas, sólo organizaciones políticas de izquierda, en unión de algunas tropas leales, guardias de asalto y unos pocos guardias civiles no sublevados, estaban preparadas. Así que se decidió armar al pueblo como recurso. Eso funcionó con irregular resultado.

Así, poco a poco, entre durísimos combates, los frentes se fueron estabilizando. Pero allí donde alguien vencía, todos acudían en socorro del vencedor: Unos por congraciarse con el más fuerte, otros para borrar viejas culpas, otros por ambición, supervivencia o ganas de venganza, y se mataba y moría por sus ideas o simplemente porque la casualidad la había puesto en tal o cual bando, también gentuza emboscada, delincuentes, oportunistas, ladrones y asesinos, que sin ir al frente se la pasaban matando, torturando, violando y robando a mansalva, lo mismo como miliciano que como requeté o la camisa azul de Falange.

SOLDADOS DE LA FALANGE 

Durante la guerra, en la zona republicana se aplicaron medidas contra todo aquel que pudiera ser sospechoso de apoyar a los nacionales. Se confiscaron bienes, fábricas, etc. se cometieron asesinatos y saqueos por grupos de milicianos y la iglesia fue la institución más perjudicada. Se calcula que unos 6.000 religiosos perecieron en estos ataques. Dentro de cada partido existían comités de control y se fusilaba sin juicio previo. El gobierno no tenía forma de controlar esta situación. La estructura militar y policial estaba rota. Realmente el aparato del Estado no existía ya, los poderes locales y provinciales se derrumbaron y fueron sustituidos por un poder popular, espontáneo sin unidad y contradictorio a veces.

En la zona nacional el proceso era muy diferente. Más organizados pero igual de intransigentes. También se desató una horrible represión contra la izquierda bajo el signo del terror.

domingo, 5 de febrero de 2023

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - CAPÍTULO 1


 Si has leído los capítulos anteriores, no podrás decir que fue un golpe orquestado por un grupo de militares exaltados sin más. - Al principio se pensó que debía ser algo rápido, como señaló el General Mola y la sublevación militar iniciada en Melilla se extendió al resto de plazas africanas y a la península con el apoyo civil de carlistas y falangistas.
Casares Quiroga el día 17 de julio tiene noticias de la revuelta en Tetuán. Melilla se subleva en la madrugada del día 18.Es necesario traer a Franco que se traslada a Canarias, luego pasará a Casablanca. El día 19 aterriza en Tetuán y toma el mando de las tropas rebeldes. Ya se había hecho público su discurso por las radios locales de Canarias donde se presentaba los principios básicos del alzamiento y se declaraba el estado de guerra en todo el Marruecos español.
EL DRAGON RAPIDE (Avión que transportó a Franco)

En julio de 1936 la sublevación militar iniciada en Melilla se extendió al resto de plazas africanas y a la península con el apoyo civil de carlistas y falangistas. En Barcelona, en Oviedo, en Madrid, en Valencia, en la mitad de Andalucía, la sublevación fracasó; y muchos rebeldes, que no esperaban tanta resistencia popular, quedaron aislados y en su mayor parte acabaron palmando.

El General Goded se hizo cargo de la rebelión en Barcelona. Declaró el estado de guerra, pero fracasó en su intento de tomar el control de la ciudad, no obstante, logró hacerse con el control de las islas de Mallorca e Ibiza. Ante la situación de bloqueo, y tras los duros combates Goded se rindió. Días después fue fusilado junto a otros compañeros.
El General Sanjurjo se encontraba en Portugal y debe viajar a Burgos pues asumiría el mando del golpe de Estado, pero su avión se estrella en Cascais el día 20. Su muerte y la de los ya fusilados generales Goded y Fanjul obligaron a reorganizar los planes.
En Burgos no se dispara ni un tiro, o casi. De esta forma será la sede de la Junta de Defensa Nacional, en espera inútilmente, del general Sanjurjo. Barcelona resiste y aquí la sublevación es sofocada.
En Madrid el asunto se complica para ambos bandos. Los rebeldes se concentraron en los cuarteles y uno de ellos, el de “La Montaña”, el gobierno exigió la entrega de las armas que había, que eran inservibles, y se negaron con lo cual el cuartel se sumó a los sublevados. El general Fanjul, defensor del cuartel y otros oficiales decidieron salir, pero una multitud de ciudadanos les cerró el paso con lo cual se inició durante toda la noche un enfrentamiento, seguido de una masacre contra los defensores del cuartel que habían sobrevivido. Como dijimos Fanjul y Goded fueron fusilados. El gobierno como tal, queda superado por los hechos y se duda en armar a la población. Incluso se intenta negociar con el general Mola. Pero éste responde que ya es tarde, seguro de su victoria.   
Cuatro días después, lo que iba a ser un golpe de estado rápido y brutal, visto y no visto, se empezó a estancar. Las cosas no eran tan fáciles como en el papel. Sobre el 21 de julio, España ya estaba partida en dos.
Para el 20 de julio el alzamiento militar es considerado un fracaso. Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia permanecían fieles a la República. Y en las restantes zonas el control de los nacionales no era total. El gobierno controlaba las zonas mineras de Asturias y Vizcaya y la textil de Cataluña. Es decir que la República controlaba las zonas industriales y los nacionales las rurales. Pero el fracaso fue para ambos bandos. Ninguno de los dos hubiera podido decir que controlaba España. Estábamos como siempre. Es necesario convertir un golpe en una guerra larga.
Por lo tanto, el 24 de julio de 1936, los nacionales constituyeron en Burgos la Junta de la Defensa Nacional, que asumió los poderes del Estado representando al país. La formaron militares como Moscardó, Cabanellas, Dávila, etc. Más tarde se sumaron Quiepo de Llano, Franco y Gil Yuste. El objetivo era la coordinación de la guerra. Más adelante pasó a ser un organismo administrativo. 
Las primeras decisiones eran sustituir al estado Republicano, ilegalizar los partidos políticos y los sindicatos. Medidas inmediatas de carácter contrarrevolucionario, como por ejemplo la anulación de las leyes que avalaban las ocupaciones campesinas de los yunteros en Extremadura o la devolución a sus antiguos propietarios de las tierras expropiadas. 
Franco envió negociadores a Mussolini y a Hitler. Ambos dictadores concedieron su apoyo no de muy buen grado. Tuvieron en cuenta que Stalin había decidido enviar a ayuda al gobierno de Madrid. El temor a una España dirigida por comunistas que pudieran incorporarse al recién ratificado Tratado de Alianza entre Francia y la Unión Soviética pesaba mucho en Roma y Berlín. Para Hitler y Mussolini no era cuestión de si Franco era o no fascista, sino que al menos era un seguro anticomunista. Y a finales de agosto y primeros de septiembre llegaron las ayudas prometidas. Los soldados recién llegaron a finales de octubre. Incomprensiblemente la aviación republicana no atacó estas ayudas.
En estas circunstancias los tres jefes de los mandos sublevados obtuvieron considerables victorias. Franco estaba en Sevilla el 7 de agosto del 36 y avanzó hacia Extremadura. Mérida cae el 11 de agosto y el 14 lo hace Badajoz. En ambas plazas la limpieza siembra el terror. La de Badajoz es uno de los hechos más trágicos de la guerra. Las tropas de Franco habían vencido en Talavera de la Reina, cerca de Madrid, pero no avanzó hacia la capital, sino que se dirigió a Toledo, donde el Alcázar era defendido de su asedio a sangre y fuego.
Barcelona se convierte en el claro ejemplo de revolución urbana dentro de la España republicana. Lluís Companys puso su cargo a disposición de los anarquistas, quienes lo compartieron con el resto de las fuerzas de izquierda. Fueron quemadas casi todas las iglesias y se salvó la catedral gracias a la intervención de Companys. Valencia era más moderada. Estaban dirigidas por los socialistas de la UGT y los anarquistas y las expropiaciones se efectuaron a menor escala. De todos modos, en ambas ciudades lo saqueos, asesinatos a cualquiera que pudiera parecer burgués se dejó notar con la euforia revolucionaria inicial.
Madrid estaba controlada por la UGT y había poca radicalización. Pero los comunistas del PCE ya se iban haciendo notar, en parte a la división interna por el ala radical encabezada por Largo Caballero. Había otro sector moderado junto a Indalecio Prieto y otro que se oponían a la guerra presididos por Julián Besteiro.FRANCO ELEGIDO EL 1 DE OCTUBRE DE 1936
El bando nacional comprendió, con mucha lucidez militar, la necesidad de un mando único para conducir de forma eficaz aquella matanza. También la Alemania nazi y la Italia fascista exigían un interlocutor concreto, un nombre, un rostro con quien negociar apoyo financiero, diplomático y militar. El general Mola había muerto en junio y Sanjurjo murió en julio, ambos en accidente de aviación. Quedaba el general Franco, del cual no se esperaba, debido a sus titubeos iniciales. Según las memorias del general Alfredo Kindelán, Franco rechazó la propuesta. Pero el 21 de septiembre de 1936, reunidos en Salamanca, fue elegido Franco como Generalísimo de los Ejércitos. También faltaba por decidir al Jefe del Gobierno y, sin la asistencia de Franco, se deliberó, ya que había llegado el hijo del rey, Juan de Borbón, sin ninguna autorización. Finalmente se firmó un decreto en nombre de la Junta en la que se reconocía a Franco Jefe del Gobierno y los poderes del Nuevo Estado. El día 1 de octubre, en Burgos se le proclamó en exaltación solemne y ante la sorpresa de algunos, la última cláusula del texto, concebida previamente, desapareció, y decía “durante la guerra”.
Y cuando las tropas nacionales fracasaron en su intento de tomar Madrid, y la cosa tomó derroteros de guerra larga, el flamante jefe supremo decidió actuar con minuciosa y criminal calma, sin prisas, afianzando de forma contundente las zonas conquistadas.
Así, mientras la parte bélica del que ya se llamaba Alzamiento Nacional discurría por cauces lentos pero seguros, el ahora Caudillo de la nueva España se puso a la tarea de concentrar poderes y convertirla en “Una, Grande y Libre” según sus palabras. A su peculiar estilo.
 

viernes, 3 de febrero de 2023

SITUACIÓN ANTES DE LA GUERRA CIVIL

El asesinato del diputado derechista Calvo Sotelo, un monárquico moderado que había sido ministro, como venganza, por los milicianos republicanos, va a señalar como la chispa detonadora de todo el proceso conspirativo y precipitó las cosas.
La ultraderecha acusó al gobierno del asesinato, lo cual no era cierto, pero vino a demostrar que el gobierno no podía controlar a sus agentes. El país estaba sumido en un profundo desorden, y el detonante no fue un factor político sino militar. Desde las elecciones de febrero de 1936 algunos oficiales de alto rango habían comenzado a conspirar, coordinados por el general Mola, con las instrucciones de estructurar un movimiento que recondujera la situación mediante el uso de la fuerza. Sanjurjo fue partidario de una extrema dureza para que sea un golpe rápido y efectivo.
GENERAL EMILIO MOLA 
Pasados ya más de 80 años del alzamiento nadie con sentido común puede decir que fue un golpe orquestado por un grupo de militares iluminados. Las cosas como son, por unas causas o por otras en aquellos entonces, todos, es decir los de cualquier ideología, incluso los que no las tuvieran estaban hartos del desgobierno, de machacar las libertades y de una justicia inoperante. Es cierto que un golpe se venía gestando. Eso no sale por generación espontánea, pero la ceguera política del Gobierno republicano presidido por Casares Quiroga hace que los acontecimientos se sucedan de forma imprevisible y no haya reacción. En 1936 con casi 900.000 obreros y campesinos en paro y con hambre, la economía hecha trizas, el capital esperando con miedo, la mediana y pequeña burguesía inquieta, los más previsores largándose a otros países, la calle revuelta y el pistolerismo de ambos bandos ajustando cuentas en cada esquina, el ambiente se pudría con rapidez. Aquello apestaba a pólvora y a sangre.
Las acciones contra la propia República del “Anarcosindicalismo”, la división del Socialismo, el ascenso del Comunismo de tipo estalinista, la posibilidad golpista de la derecha política y la creciente y enorme conflictividad social, esas fueron las cuatro fundamentales causas que condujeron a España a un levantamiento militar, que por otra parte se veía venir. Recordemos los hechos de la Primavera Trágica desde el 16 de febrero hasta el 15 de junio de 1936: muertes, heridos, iglesias destruidas, centros públicos y privados saqueados, 113 huelgas generales, periódicos destruidos.
Manuel de Irujo, hombre culto, Ministro de Justicia republicano y miembro del PNV, relató así los sucesos de esa Primavera Trágica: “Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados, sin formación de causa, por miles, hechos que, si bien amenguados, continúan aún, no tan solo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las ciudades, como Madrid y Barcelona y las restantes grandes poblaciones suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso”.
TEMPLO ARRASADO
A menudo se le reprocha a la Iglesia su cercanía al bando nacional, o se justifica su persecución por esta cercanía. Lo que sucede es que la realidad permitiría más bien argumentar todo lo contrario. Que la Iglesia forzosamente tenía que estar más cerca del bando nacional porque el otro, la estaba exterminando desde antes incluso del alzamiento.
El estado de la nación justo antes del alzamiento consistía por parte de los violentos en que los líderes de la derecha eran sacados de sus casas y asesinados como perros por pistoleros de la izquierda.
El asesinato de Calvo Sotelo, el político monárquico más destacado supuso la chispa desencadenante de una guerra largo tiempo larvada y la demostración del fracaso convivencial del régimen republicano, fracaso en el que obviamente hay responsabilidades para todos. No obstante, el origen de la Guerra Civil no se ha de enmarcar en los acontecimientos inmediatos a la fecha del inicio del conflicto. Es necesario entender la evolución política del país para responder al porqué de los hechos.
Una serie de incapacidades para dar respuesta política y la evolución de la sociedad son motivos para pensar en un declive que hay que situar su comienzo ya en tiempos de Isabel II, incluso quizá desde el término de la Guerra de la Independencia. Fernando VII volvió de Francia a reinar a un pueblo que incomprensiblemente le quería, que habían sido capaces de otorgarse una Constitución, respetando a la monarquía, y sin embargo todo aquello se fue al carajo. Adiós la Ilustración no cogimos el tren de la Revolución Industrial, no del todo, y seguimos con un índice de analfabetismo tremendo y la iglesia seguía con su naftalina y el ejército con sus espadones, mientras que las corrupciones de todo pelo se sucedían desde el rey para abajo. La agonía se acelera con la dictadura de Primo de Rivera y con la ruptura que propone la Segunda República, los intentos reformistas, atropellados en ejecución el rompimiento con costumbres muy arraigadas, fundamentalmente con la Iglesia, con la Monarquía, señalando a eso como la causa de todos los males. Esto provoca que el ejército, la oligarquía y la iglesia encuentren en el formato de las conspiraciones del siglo XIX el modelo a seguir para evitar un cambio radical que ponía en serio peligro su estatus social.
En 1936 todo el mundo que estuviese un poco al tanto seriamente de las cuestiones políticas, sabía que habría un golpe de Estado, y unos pensaban que sería por parte de militares de derecha y otros pensaban que serían fuerzas de izquierda.
EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO S. CASARES QUIROGA 

La tensión vivida en el Parlamento durante los meses previos al golpe de Estado ha de sumarse una violencia cada vez mayor. Una violencia que fue in crescendo que desemboca en esto, hace que tanto la oligarquía, parte del ejército y la Iglesia encuentran un peligro desatado que han de sofocar, ya que el gobierno, aunque realizó numerosos esfuerzos por controlar a la calle, se vio superada por los acontecimientos cada vez más drásticos.
Al frente del alzamiento se encontraban militares relativamente republicanos, como Goded, Quiepo de Llano, Mola y Franco, aunque éste último no había tenido ninguna actuación política. También algunos diputados de la CEDA colaboraron.
El alzamiento sería de carácter militar y nunca se pensó seriamente en una guerra. Detenidos lo miembros del gobierno y Sindicatos, un grupo de militares se haría cargo del poder en las principales ciudades, mediante el uso de la fuerza. El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión golpista contra el gobierno de la República.
EL "DRAGÓN RAPIDE" 
Un avión llega desde Londres a la isla de Gran Canarias. Luego de recibir ordenes del general Sanjurjo, el indeciso general Franco será llevado hasta Tetuán, donde se pondrá al mando de las tropas insurrectas. En Melilla, legionarios y falangistas rinden a las fuerzas de asalto. Allí es donde se declara el Estado de Guerra.

jueves, 2 de febrero de 2023

LA SEGUNDA REPÚBLICA (Parte 5)

Gobernando la derecha el Presidente de España, Alcalá Zamora, encargó la formación del gobierno a Manuel Portela Valladares (diciembre 1935). Intentó formar un gobierno de centro pero fracasó y Alcalá decidió disolver las Cortes y convocar elecciones.
Con la CEDA no hubo gobiernos coherentes ni duraderos. Hubo siete ejecutivos, cuatro de Lerroux. Eso más los disturbios en las calles, las huelgas y manifestaciones, pusieron en bandeja al Frente Popular (izquierda), para la convocación de elecciones.
En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936. El Frente Popular fue un pacto electoral firmado por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, Partido Obrero de Unificación Marxista y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.
La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social.  La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.  La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país. La izquierda obtuvo 278 escaños y el 34% de los votos. La derecha obtuvo 124 diputados y el 33 % de los votos. El resto fue entre el PNV y la Liga Catalana
Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República el día 10 de mayo de 1936  con la abstención de los conservadores . El objetivo era que Indalecio Prieto, hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo gobierno nacía debilitado.
El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista: Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934. Restablecimiento del Estatuto catalán. Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares. Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas. Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia, fue aprobado en plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.
No obstante Azaña quería evitar una guerra civil y lanzó propuestas conciliadoras que fueron bien recibidas por la CED y la derecha moderada.
SEMNA TRÁGICA- BARCELONA
Mientras, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. El desorden público era cada vez mayor. El estado de alarma se prorrogó todos los meses para impedir informaciones adversas en la prensa. El derecho de reunión y manifestación permaneció limitado y se decretó la disolución de algún partido, como la Falange, y la restricción de actividades políticas a las asociaciones de militares retirados.
El análisis de la movilización civil y policial contribuye a dar a conocer el papel primordial del Estado en los enfrentamientos de la primavera de 1936. No había ningún grupo, ni posibilidad de coordinación entre ellos, que pudiera dominar la “enorme presencia” de la población en la calle. Tampoco hubo movilizaciones dirigidas al asalto del Estado. No se cumplían las condiciones históricas para la Revolución. Con sus propios recursos, los grupos políticos de derecha no contaban con fuerzas para conquistar el Estado. En los parámetros políticos existentes hasta el 17 de julio, las repetidas experiencias anarquistas en 1932 y 1933, o la socialista de octubre de 1934, eran irrepetibles en 1936. Y los grupos vencedores en las elecciones, y los que se aprovecharon del triunfo de la coalición de izquierda, no sólo se encontraban privados de los recursos necesarios, sino que les faltaban argumentos políticos para intentar una acción revolucionaria. Quien ocupó la calle en casi todo el territorio español por medio del uso de la violencia fue el Estado.

GUARDIAS DE ASALTO 
Aplicó un poder que le permitió dominar la calle con más intensidad desde junio de 1936. Además, con la intervención directa, represiva y a veces preventiva de la policía, el Gobierno pudo “desaconsejar” a cualquier grupo político el intento de situar a sus seguidores en la calle. Por eso, los partidos de la minoría parlamentaria sabían que sólo una intervención del Ejército podría contrarrestar el poder despótico del Gobierno. Esa constatación era el mayor síntoma de la debilidad política de los pequeños partidos monárquicos y de la casi desaparecida CEDA.
Las cuatro fundamentales causas que condujeron a España a un levantamiento militar, que por otra parte se veía venir fueron las acciones contra la propia República del “Anarcosindicalismo”. La división del Socialismo. El ascenso del Comunismo de tipo estalinista. La posibilidad golpista de la derecha política. La creciente y enorme conflictividad social.
Para colmo algunas decisiones equivocadas y graves eran muy mal recibidas por el pueblo. Prohibió ser monárquico u ostentar cualquier símbolo monárquico. No estaba permitido el debate entre monarquía y república.
FRANCISCO LARGO CABALLERO 

El propio líder socialista Largo Caballero, un sindicalista y político marxista, histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores. Fue ministro, llegó a declarar abiertamente en aquella época que “Las elecciones no son más que una etapa en la conquista y su resultado se acepta a beneficio de inventario. Si triunfan las izquierdas, con nuestros aliados podemos laborar dentro de la legalidad, pero si ganan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada “.
Todo el mundo que estuviese un poco al tanto seriamente de las cuestiones políticas, sabía que habría un golpe de Estado, y unos pensaban que sería por parte de militares de derecha y otros pensaban que serían fuerzas de izquierda.
Algunos militares comienzan a trabajar en serio y a fondo desde el interior del ejército. Se organiza la UME, Unión Militar Española, un eje para los contactos entre militares y civiles. Monárquicos Alfonsinos, y Carlistas se reorganizan. Adiestran a los requetés y adquieren armamento extranjero. Algunos se entrevistan con Mussolini para saber de su apoyo a una posible dictadura monárquica. Los generales Goded, Queipo de llano, Franco y Mola, militares relativamente republicanos, que obedecieron fielmente ordenes de los gobiernos de la República, y no habían tenido actuación política y algunos diputados de la CEDA, colaboraron con los conjurados. La idea inicial no era un pronunciamiento militar. En ningún momento se pensó en una guerra civil.
El 14 de abril, durante los actos conmemorativos del V aniversario de la República, fue asesinado un alférez de la Guardia Civil por establecer el orden y se produjeron unos hechos confusos que de resultas muere un primo del fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera por disparos de un teniente que estuvo a punto de ser linchado por los manifestantes, pero rescatado, termina siendo puesto en libertad sin cargos. Desde este día se convirtió en objetivo de las milicias derechistas. Pistoleros falangistas, (José Antonio estaba encarcelado por esas fechas), seguían actuando y asesinaron al teniente el 12 de julio de 1936.
JOSÉ CALVO SOTELO ASESINADO

Mientras en las Cortes, tras lanzar Calvo Sotelo su frase conocida de que “prefería morir con gloria a vivir con vilipendio”, desde su escaño Dolores Ibárruri dijo… “Este hombre ha hablado hoy por última vez”. Y para constatar esos hechos hay dos testimonios interesantísimos, ambos de personas tan poco sospechosas de ser franquistas como el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas o Salvador de Madariaga; el primero de ellos, confesó haberlo escuchado por estar su escaño muy cerca del de Calvo Sotelo.
La trágica consecuencia fue el posterior asesinato al día siguiente del diputado derechista Calvo Sotelo, como venganza por los compañeros del teniente que quería asesinar al jefe de la CEDA José María Gil-Robles, pero al no encontrar a este en su domicilio se encaminaron al de José Calvo Sotelo, un monárquico moderado que había sido ministro. Se lo llevaron de su domicilio, burlando a sus escoltas con una orden de detención falsa, y tras dispararle dos tiros dentro del coche en el que iban, dejaron su cadáver. 
Esto último se va a señalar como la chispa detonadora de todo el proceso conspirativo y precipitó las cosas. El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión golpista contra el gobierno de la República.

ARAGÓN REINO (primera parte)

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