La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.
lunes, 31 de julio de 2023
LOS FENICIOS
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.
domingo, 30 de julio de 2023
PREHISTORIA - IBEROS
El Paleolítico inferior es la etapa inicial de la Edad de Piedra. Comenzó hace unos 2,5 millones de años, cuando están datadas las primeras herramientas conocidas, y duró hasta hace unos 125.000 años. En la península ibérica tenemos reproducidos pinturas y grabados que han permitido atestiguar la presencia humana en nuestro suelo. -Pero del Paleolítico superior, que va desde 40.000 a 10.000 años a.C., sabemos que en la península es en las cuevas de Altamira donde encontramos el ejemplo más representativo, con las pinturas rupestres, que asegura la existencia de grupos. Podemos asegurar que las cuevas fueron utilizadas desde hace unos 35.000 años hasta que fue sellada por un derrumbe hace unos 13.000 años. -Posteriormente, en el Mesolítico, con un clima más templado se producen cambios en las últimas culturas del paleolítico. Sabemos de las herramientas para la caza y la pesca, abrigos, cavernas y dominio del fuego. Hay sedentarismo y también migraciones debido a la necesidad de cazar y pescar. -Después, en el Neolítico, 6.000 años antes de Cristo ya encontramos una economía basada en la agricultura y la cría de animales para el consumo. Se cambia de una subsistencia depredadora a otra de tipo productivo. Esto desarrollará las primeras aldeas y una incipiente estructura social. En Atapuerca se han descubierto un antepasado común de los neandertales europeos y del hombre de hoy. Estamos hablando del Homo Sapiens Sapiens. (¡O sea, que era español!) Los Homo sapiens de Atapuerca tenían afinidades genéticas con Oriente Próximo y Alemania. Son restos fósiles encontrados en este yacimiento, que datan de hace 4.500 años. -La Edad de los Metales se inicia con el Cobre. Abarca todo el III milenio a.C. existieron yacimientos sobre todo en Andalucía. Hacia el 3500 a.C. Algún listo mezcla el estaño y el cobre, y obtiene el bronce, un metal de dureza muy superior a la de cualquier piedra utilizada. La edad del Bronce va desde el siglo XX al V a.C. Estos metales sustituyeron paulatinamente al hueso y a la piedra. Como el estaño comenzó a escasear en Oriente Medio obligó a esos pueblos a la búsqueda del metal. Aquí es cuando comienzan a llegar los extranjeros a la península por primera vez, ¡por suerte! Llegaron a la península y se fabricaban armas y otros utensilios. Hicieron posible la aparición de culturas nuevas y el inicio del megalitismo, otro punto importante es la construcción de megalitos, construcciones arquitectónicas para tumbas, hechas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados. Se inicia a partir de finales del Neolítico y dura hasta la Edad del Bronce. La cultura del vaso campaniforme es un enigma hoy en día. Hay quien lo considera de procedencia ibérica y de mediados del III milenio a.C. y que se fue extendiendo por Europa. Esto tiene importancia para la conservación de excedentes y para la comercialización. Se trata de vasijas (si las ponemos boca abajo parecen una campana).
-Desde los siglos XII al III a.C., se desarrollan en la península hechos de gran trascendencia. Entran pueblos indoeuropeos y luego comenzará la romanización del territorio. Esos mil años los estudiosos lo dividen en dos partes según su expansión. Llega el hierro, que comenzó a extenderse desde el 1200 a.C. comenzando por el noroeste y está directamente relacionado con las migraciones de origen indoeuropeo. Esto produjo la relación interna entre los pueblos que habitaban la península. El estudio de textos antiguos, Herodoto y Estrabón, y hallazgos arqueológicos da constancia de una civilización, seguramente la primera como tal, desde el valle alto del río Guadalquivir y Extremadura hacia el sur. Tartessos, que fue el resultado de las influencias orientales sobre la población nativa. -Del s. X al V a. C. fue una civilización de los valles del suroeste, muy rica en la edad del cobre, gracias a los yacimientos de la zona: plata y cobre. Evidencia de comercio con pueblos del Mediterráneo y de Gran Bretaña. Posiblemente, desaparecido por dos factores: la aparición del hierro y la expansión por el Mediterráneo de los fenicios-cartagineses. LOS IBEROS La incidencia de las culturas foráneas sobre el sustrato humano existente alumbró una civilización autóctona, mucho más extensa y duradera y documentada, con grupos de pueblos que en gran diversidad nutren un fondo común, que se denomina Íberos. Los pueblos que de fuentes griegas y romanas daría el nombre a la península. Durante mucho tiempo se creyó que los íberos, juntos con los celtas eran los que habían sido los primeros habitantes de esta península, llegados desde África. Hoy sabemos con seguridad que los íberos fueron los descendientes de las anteriores culturas que se desarrollaron en el sur y el este de la península. Es decir que los íberos eran el mismo pueblo que los de la Edad del Bronce y Hierro antiguos, pero con otro marco de relaciones. Digamos que en un momento dado gracias a sus contactos con Tartessos y griegos salieron del anonimato. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta teoría se apoyan en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas estimando que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este. Se extienden desde el Norte de Cataluña hasta la desembocadura del Guadalquivir. Economía agrícola, explotación de minas y uso de la metalurgia y la orfebrería. También a la artesanía y gracias al comercio acuñaron sus propias monedas. Algunos pueblos íberos desarrollan la escritura. Habitan en poblados amurallados y su organización social se basa en la tribu donde destaca una aristocracia guerrera. Entre otros, turdetanos, layetanos, edetanos. Alcanzaron su máximo nivel cultural entre los siglos V y III a. C. A los íberos se les nombró de este modo básicamente porque hablaban una lengua común, en contraposición de los que vivían en el centro o noreste de la península, y según los griegos, porque habitaban a los márgenes del Ebro. Establecemos el principio de los Íberos en la península Ibérica en el 2.600 a. C cuando podemos empezar hablar de asentamientos íberos. Poseían una lengua común y junto a una abundante cerámica, una rica tradición artística (Damas de Elche y Baza). Parece que es la lengua el criterio fundamental que los identificaba como íberos desde el punto de vista de los griegos. El íbero aparece en inscripciones desde el sur del Languedoc occidental, el Rosellón, Cataluña, parte de Aragón, Valencia, Alicante, Murcia Albacete, Ciudad Real y Andalucía. Hasta Alicante, es decir sigue las márgenes del río Ebro. O sea, que por aquella parte de Cataluña, Valencia, Aragón etc. fueron los primeros españoles. ¡Quién lo diría!La Dama de Elche, es una escultura Íbera en piedra caliza realizada entre los siglos V y IV a.C.Dama de Baza, escultura íbera del siglo IV a.C., labrada en piedra policromada y realizada por los bastetanos.sábado, 15 de julio de 2023
INVASIONES INGLESAS AL VIRREYNATO DE BUENOS AIRES
El 25 de junio de 1806 desembarcaron las fuerzas inglesas, y ante las pobres posibilidades inmediatas de defensa, las autoridades virreinales aceptaron la intimación del inglés Beresford y entregaron Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata a, que posteriormente fueron vencidas, mes y medio después, por un ejército proveniente de Montevideo comandado por Santiago de Liniers, al que se sumaron milicias populares porteñas, proceso conocido como la Reconquista. En la tarde del mismo día de la rendición del Virreynato, las tropas inglesas desfilaron y enarbolaron la bandera del Reino Unido, que permanecería allí por 46 días. El territorio bajo dominio británico fue rebautizado bajo el nombre de Nueva Arcadia, en alusión a la tierra pastoril griega de tanto peso en las fábulas neoclásicas Los demás miembros del Consulado juraron el reconocimiento a la dominación británica. El general Belgrano (posterior creador de la bandera Argentina), prefirió retirarse "casi fugado", según sus propias palabras, a la Banda Oriental del Río de la Plata, a vivir en la capilla de Mercedes, dejando en claro su postura al pronunciar su célebre frase: "Queremos al antiguo amo o a ninguno". Cosas del destino irónico, el gran defensor del virreinato español ante las fuerzas inglesas, fue un francés, Santiago de Liniers, al servicio de la corona española. Los ingleses habían entrado como Pedro por su casa, sabedores de la superioridad militar y de la inseguridad política existente ya que el virrey Sobremonte, había huido al interior dejando en manos de los criollos la solución al problema. El 12 de agosto, Liniers avanzó sobre la ciudad desatando una batalla campal en distintas calles de Buenos Aires, hasta acorralar a los británicos en el Fuerte de la ciudad. Primero fue tomada la Iglesia de la Merced, ubicada a pocos metros de la Plaza Mayor, y desde el atrio del templo se lanzó la ofensiva al Fuerte. También salieron a la calle centenares de voluntarios organizados y entrenados por Alzaga. Cerca de doscientos prisioneros ingleses fueron custodiados y llevados por las tropas de Garmendia hasta la ciudad de Tucumán, que debía encargarse de alojar, alimentar y custodiar. El general Beresford se rindió y firmó la capitulación el 20 de agosto, en la que se acordaba el intercambio de prisioneros entre ambos bandos. Temiendo un segundo ataque, el Cabildo presionó para que los prisioneros británicos fueran enviados al interior, anulando así los términos de la rendición.
viernes, 14 de julio de 2023
LA ESCLAVITUD EN AMÉRCIA PARTE 5
Así pues, un asiento sería un convenio entre la Corona y un particular. La primera vez que se concedió el asiento de negros se planteó en 1516-1517 con una compañía genovesa. Tras la Guerra de los 9 Años (1688 – 1697) en la que la hegemónica Francia se enfrentó a media Europa, fue firmado el Tratado de Rijswijk, mediante el que Francia consiguió Haití. La parte oeste de esa isla (“La Española”) no fue colonizada nunca, consiguiendo para sí tierras vírgenes donde creó una colonia esclavista. Muy pronto, los portugueses se hicieron con este lucrativo negocio y lo controlaron durante la época de los Austrias.
En 1765, el asiento de negros fue concedido a la Compañía Gaditana de Negros. Entre 1766 y 1770, la Compañía se valió de naves con bandera y tripulación francesa e inglesa para llevar los esclavos a América. Pero hubo que disolverla en 1779.
Debido a la insistencia cubana, reclamaban mano de obra, esta liberalización del tráfico comercial y negrero se consiguió por 1787 dándose licencia el año anterior a la empresa “Backer and Dawson” para introducir negros. Por la misma época se creó la “Compañía de Filipinas”, supliendo los puertos de Río de la Plata y Perú desde Brasil.
Sólo se prohibió la venta de productos que no hubiesen partido de puerto español y que los negros comprados se destinasen obligatoriamente al uso campestre y no servicial. Incluso los extranjeros podían introducir esclavos, aunque no en la Habana. En 1791, y ante su éxito, se prorrogó por 2 años más y se extendió al Virreinato de Santa Fe (Colombia) y Buenos Aires, pudiendo ahora los navíos exportar esclavos y útiles de trabajo.
En 1791 sólo se prohibió la venta del comercio esclavista que no hubiesen partido de puerto español. Desde sus inicios en 1789 hasta 1870, en la América hispana entraron más de 1.500.000 esclavos, de los cuales 600.000 en las islas. Llegó a ser tan efectiva esta introducción y a reportar semejantes beneficios que en 1820 y 1835 Inglaterra, más movida por intereses económicos que en una ética abolicionista, hizo firmar a España su derogación. Los abolicionistas, como el general Prim, quizá asesinado por este motivo, no lo tuvieron fácil. La abolición se decretó en 1886 en Cuba, último bastión esclavista español. La “Paz de Zanjón”, acababa la guerra en Cuba en 1878, consiguió un compromiso y se firmó concretó en 1880.
Amparados en la protección de la Corona Española una gran oleada de peninsulares llegados a las Antillas entre 1814 y 1833 hicieron fortuna con la trata o la explotación de esclavos en los ingenios cubanos, son los que luego serían llamados “Indianos”. Por ejemplo, Pablo Epalza, futuro fundador del Banco de Bilbao. Antonio López y López, Marqués de Comillas, fue el fundador también del Banco Hispano Colonial, cimentó su fortuna como negrero y dueño de cuatro cafetales y cuatro ingenios que aprovechaba para vender sus dotaciones de esclavos. Juan Manuel Manzanedo, natural de Santoña, cuyo pasada oscuro registró Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, llegó a Cuba como sirviente y acabó amasando una gran fortuna como traficante que después reinvirtió en la promoción del prestigioso barrio de Salamanca en Madrid.
El primer marqués de Comillas, que hizo fortuna con la trata de esclavos en las Antillas, su hija se casó con Eusebi Güell, mecenas de Antoni Gaudí e inspirador del espectacular parque Güell, que a la vez había recibido una considerable fortuna de parte de su padre, Joan Güell i Ferrer, que se había enriquecido también con la trata de esclavos. Josep Xifré, primer presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona, el embrión de La Caixa, también se lucró con el negocio de los esclavos. La familia Vidal-Quedaras participaron del mercado esclavista en el siglo XIX. Joan Mas Roig, antepasado de Artur Mas, como capitán de una pequeña embarcación de astilleros catalanes, navegó entre julio y diciembre de 1844 llevando desde las costas de África hasta las de Brasil, esclavos a bordo. El hermano, Pere Mas Roig con solo 18 años de edad comandaba “La Goleta”, fue capturado con una carga de 259 esclavos, hombres y mujeres, que habían sido encadenados y embarcados en Angola.
Alicia y Esther Koplowitz, dos de las empresarias más conocidas de España, son hijas de Esther Romeu de Juseu y Armenteros, aristócrata cubana y como ellas marquesa de Casa Peñalver, de Campoflorido, del Real Socorro y de Bellavista, pomposos títulos unidos a las grandes plantaciones familiares en Cuba con cientos de esclavos.
Cómo sería la cosa que los viejos maniseros solían cantar una copla y que todavía se recuerda en las calles viejas de la Habana:
“¡Desde el fondo de un barranco.
Grita un negro con afán:
¡Dios mío, quién fuera blanco,
Aunque fuera catalán”.
La reina María Cristina de Borbón, con monumento frente al Casón del Buen Retiro y célebre parada de metro en Barcelona, en compañía de su segundo esposo, practicó y promovió la trata de esclavos en las islas caribeñas y tuvo participaciones en diversos ingenios azucareros en el siglo XIX.
Otro ilustre, Leopoldo O’ Donnell, expresidente de gobierno que ejerció la Capitanía general de Cuba con puño de hierro entre 1843 y 1848, ordenó una cruel represión tras una revuelta esclava en la isla, conocida como “Conspiración de la escalera”, por ser el utensilio que utilizaron para torturar a los sediciosos.
Incluso en los últimos años del negocio negrero, cuando solo subsistía en Brasil y en las Antillas, el ilustrísimo político español Antonio Cánovas del Castillo luchó ferozmente contra los proyectos abolicionistas que surgieron en las Cortes entre 1869 y 1870.
Algunos de muchos ejemplos que ligan nuestra galería de personajes políticos y financieros con la luctuosa y desconocida trata de esclavos española, un negocio grandioso que permitió financiar la revolución industrial que vivieron principalmente Cataluña y el País Vasco en la segunda mitad del siglo XIX. Una terrible lacra que pervivió en territorio español hasta la cercana fecha del 7 de octubre de 1886, cuando la puesta en libertad de los últimos 25.000 esclavos en Cuba y los territorios de ultramar ponía fin a más de 400 años de comercio esclavista español. Solo Brasil conservaba la esclavitud hasta entonces.
El Decreto de 1609 de expulsión de los moriscos se incluyó una salvedad en el reino de Valencia donde se excluía a los que fueran de esclavos.
La ley de abolición de la esclavitud se publicó el 13 de febrero de 1880 y debía hacerse finalmente efectiva en 1888, tras ocho años de transición. Así, el 7 de octubre de 1886 quedaban en libertad los últimos 25.000 esclavos africanos o hijos de africanos de los territorios españoles de ultramar. Únicamente Brasil conservó la esclavitud hasta 1888, ahora empezaba el largo camino del olvido de una terrible institución que, paradójicamente, ayudaría a modernizar a España.
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