martes, 1 de agosto de 2023

LOS GRIEGOS

Aún estamos en el periodo prerrománico. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el siglo XX en la península, Baleares y en Ceuta han permitido plantear una nueva idea sobre la presencia de los griegos en estos lugares. Los numerosos hallazgos de restos de cerámica y otros materiales sin duda griegos, en yacimientos que corresponden a Tartessos y Fenicios, Íberos, Romanos, y Cartagineses, yacimientos considerados no griegos por la mayor abundancia de materiales de otro origen o por testimonios históricos o literarios, como ocurre en el Puerto de Santa María, Cádiz, Huelva, Almuñécar, Cástulo, Linares, Jaén, etc. ha llevado a la conclusión de que los griegos no fundaron tantas colonias como se creía hasta la década de 1970, como se pensaba. Es importante que sepan todos los que leen estos resúmenes de la historia, que algunos pueblos, además de las tribus que cada civilización tenía, se solaparon en su estancia en la península. Por supuesto que parece ser que como civilización adelantada fueron los Tartessos los primeros, pero había tribus que hablaban una misma lengua, los Íberos. Conjunto de pueblos descendientes de las tribus que fueron lentamente desarrollándose en la prehistoria de la península. Evolución, seguramente con mestizaje, de los habitantes indígenas autóctonos del neolítico peninsular creando un modelo de neolitización "mixto" en el que intervienen elementos foráneos y autóctonos Por lo tanto pueblos como los Griegos, y posteriormente todos ellos fueron encontrándose, comerciando y confundiendo sus culturas.

Es por esto por lo que cada capítulo trata de una civilización en concreto, lo cual no quiere decir que lleve un orden de aparición exacta en la península, porque es imposible, al igual que su desaparición. Los documentos arqueológicos de origen griego se remontan a la segunda mitad de II milenio a.C. Pero la presencia griega posterior no se documenta más allá del siglo VII a.C. aunque cabe la posibilidad aún de encontrar nuevos hallazgos.

Herodoto aseguró que los primeros colonos griegos llegaron a la Península Ibérica a finales del siglo VII a.C. comerciando con los Tartessos. Se extendieron por la costa catalana fundado Ampurias y Gerona sobre el 600 a.C coincidiendo con el auge comercial de Tartessos, los focos fundaron un enclave comercial en el extremo oriental del Ródano, Massalia (Marsella), un ámbito antes frecuentado por fenicios y etruscos. Con relación a esta colonia surge la fundación en el golfo de Roses el asentamiento de Emporión (“mercado”), origen del topónimo actual Ampurias-Ampurdán. En el siglo V a.C. surgió la vecina colonia de Rhode (Roses). El comercio griego fue muy dinámico ya que estaba basado en unidades monetarias. El dracma se extendió por casi toda la península. La influencia civilizadora de los griegos fue menos abúndate que la fenicia.

No hay fuentes que denoten presencia griega antes de Cartagena, estando al norte de esta la griega Hemeroscopion (Denia). Durante el siglo V a.C. Emporion consiguió remodelar su urbanismo y límites hacia el sur, permitiendo que la siguiente centuria generara un gran esplendor económico. Durante mucho tiempo se había creído que Emporion (Ampurias) había dependido estrechamente de Massalia hasta su incorporación al mundo romano. Sin embargo, los investigadores indican que fue a partir del siglo V a.C. En Emporion se desarrolló una relación fuerte con las poblaciones autóctonas en sentido comercial y cultural. Progresivamente los comerciantes íberos empezaron a intervenir cada vez más en las redes comerciales a partir del siglo IV a.C. Esto propició la aparición de documentos en lengua íbera usados para las relaciones económicas. La intervención colonial griega no fue el único motor de cambio de los íberos. El tesoro hallado de Neápolis (del siglo IV a.C.) han aparecido alguna monedas con las iniciales EM, la cabeza de Atenea y la lechuza, indicando la copia de modelos numismáticos atenienses. Esto se explica con la buena relación comercial mantenida con Atenas, a donde Emporion exportaba todo su excedente agrícola. Estos modelos serán los que paulatinamente empleen los íberos cuando empiecen a acuñar su propia moneda. Los griegos fundaron colonias en la península. Su colonización comenzó seguramente hacia el siglo IX a.C. Las fundaciones griegas no fueron más que centros de comercio no muy estables, de lo que no quedan restos. Entre los fenicios y los griegos hubo un intenso comercio. Con los Íberos fueron buscando lo mismo, metales, cobre y estaño principalmente y en menor medida oro y plata. Los cambiaban por tejidos, joyas, adornos, perfumes y cerámica.

Los intereses comerciales griegos no estaban bien vistos por Cartago que trataban de favorecer sus situación en el norte de África. Los ciudadanos de Ampurias alegando que eran griegos denunciaron ante Roma a los cartagineses, y poco después el general cartaginés Aníbal atravesó el rio Ebro en dirección a Roma, pero sin entrar en Ampurias. Ésta había reforzado sus murallas y el cruce de Aníbal originó la segunda guerra Púnica. Fue cuando Roma envió a Cneo Cornelio Escipión en el 218 a.C., que desembarcó en Ampurias y sometió a toda la Hispania Citerior, es decir la costa este, desde los Pirineos hasta Cartagena. La decadencia de Ampurias debió comenzar hacia el siglo I d.C. cuando se completaba la romanización de la península, y Tarraco y Barcino (Tarragona y Barcelona) se convirtieron en focos mucho más interesantes para el comercio. Los griegos siempre estuvieron del lado de Roma durante las tres Guerras Púnicas, (Roma contra Cartago). Los asentamientos griegos en la península fueron perdiendo su importancia y lentamente acabaron romanizándose. La influencia helénica en el proceso romanizador fue importante para las poblaciones ibéricas, ya que permitieron el cambio sin traumas. La cultura griega dejó su impronta en la península a través de sus obras artísticas, instituciones políticas, jurídicas y militares. Los iberos imitaron las armas griegas, vestidos, cabalgaduras, etc. Los romanos fueron recibiendo ayuda de griegos e íberos en sus luchas contra Cartago. Finalizadas las Guerras Púnicas, los griegos que quedaban en la península se fueron romanizando al igual que los aliados celtíberos.

lunes, 31 de julio de 2023

LOS FENICIOS

Algunos pueblos ribereños del Mediterráneo habían alcanzado un mayor desarrollo y cultural que los habitantes de la península. Aquellas comunidades necesitaban aprovisionarse de materias primas de las que carecían y llegaron en busca de metales, cobre, estaño, oro y plata. Algunos grupos se instalaron en las costas de la península en pequeños asentamientos para el comercio. Iniciaron un comercio de intercambio con los indígenas, al principio de corto alcance, y sucesivamente esos grupos costeros dieron lugar a poblados permanentes en los que introdujeron sus costumbres y su cultura. Esto incidió fundamentalmente en los pueblos indígenas. No era una entrada de inmigrantes ni tampoco llevaron a un proceso de expansión territorial, sino que fue una irrupción puntual por causas comerciales. Por eso al estudiar su incidencia histórica en la península ibérica, hablamos de colonizaciones mediterráneas. La tradición clásica sitúa la fundación de Cádiz ochenta años después de la guerra de Troya. 

Ello sitúa la fundación entre los siglos XIII a.C. y XI a.C. lo que la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias más antiguas. La fundación de Cádiz por los fenicios fue la primera ciudad de Occidente. Estamos alrededor del año 800 a.C. La búsqueda de los metales los llevó a lo más lejano de Occidente. Levantaron su base comercial en Europa, Gadir, desde donde se lanzaron a la aventura del Atlántico. Los primeros colonizadores que se instalaron en la península fueron los Fenicios en el siglo XI a.C., y dos siglos después se establecieron en Algeciras, Málaga, Sevilla y fundaron Cádiz. Enseñaron a los pueblos mediterráneos la navegación, el comercio, la industria, también poseían un alfabeto y se les atribuye el invento del vidrio. Extrajeron plata, que era muy apreciada en Oriente, la extracción fue masiva y su comercio muy productivo. Comerciaron con los Tartessos, y otros pueblos peninsulares existentes. Por entonces se comerciaba por mar y los fenicios se convirtieron en grandes marinos comerciantes. En los siglo VIII.VI a.C. se difundieron por Andalucía occidental el hierro y el torno cerámico. Comerciaron hasta con los egipcios, que no contaban con árboles, y a los que les vendían madera de cedro y productos manufacturados como joyas de gran valor, de oro, plata y otros metales preciosos. También cerámicas decorativas. Por estos motivos se convirtieron en importantes constructores de barcos tanto de comercio como de guerra. En la península dejaron su imprenta, el alfabeto, (el sistema de escritura de 22 letras fue creado por los fenicios). Al llegar ellos aquí no existía la escritura todavía.

En gran parte de Europa usaban el trueque o intercambio de bienes para comerciar. La llegada de los fenicios y el uso de la moneda hizo que pueblos como los íberos empezaran a usar las monedas como medio de pago. El cultivo de vino y aceite a gran escala se generalizó tras la llegada de los fenicios Como urbanizadores fueron muy importantes ya que establecían un modelo urbano y de viviendas que con el tiempo sirvió como modelo para la construcción de ciudades y murallas o elementos defensivos.
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.

Al quedar empobrecidos pusieron su empeño en conquistar la península Ibérica, o al menos en la región andaluza y levantina. Fueron luchando y venciendo por las armas o por la diplomacia a los pueblos que se fueron encontrando, fundamentalmente colonias griegas. El dominio fue muy rentable con prospecciones nuevas de plata que empezó a manar generosamente hacia los cartagineses. Ese fue el proyecto y la acción del general Amílcar Barca, que murió habiendo conseguido para Cartago la plata y los mercenarios Ibéricos. Cartago estableció también, una serie de colonias en la costa meridional atlántica de España y un conjunto de otras colonias en el extremo norte de África y en la costa africana del Atlántico, donde progresaron notablemente en dirección sur. La isla de Ibiza era escala obligada en las travesías por el Mediterráneo occidental y fue pronto cabeza de puente para abrir las relaciones comerciales con el Mediterráneo noroccidental. Le sucedió Asdrúbal. Un pacificador que se casó con una hija de un rey Ibero y funda Cartago-Nova (Cartagena) además firma un tratado con Roma fijando límites para los dos imperios.

domingo, 30 de julio de 2023

PREHISTORIA - IBEROS

El Paleolítico inferior es la etapa inicial de la Edad de Piedra. Comenzó hace unos 2,5 millones de años, cuando están datadas las primeras herramientas conocidas, y duró hasta hace unos 125.000 años. En la península ibérica tenemos reproducidos pinturas y grabados que han permitido atestiguar la presencia humana en nuestro suelo. -Pero del Paleolítico superior, que va desde 40.000 a 10.000 años a.C., sabemos que en la península es en las cuevas de Altamira donde encontramos el ejemplo más representativo, con las pinturas rupestres, que asegura la existencia de grupos. Podemos asegurar que las cuevas fueron utilizadas desde hace unos 35.000 años hasta que fue sellada por un derrumbe hace unos 13.000 años. -Posteriormente, en el Mesolítico, con un clima más templado se producen cambios en las últimas culturas del paleolítico. Sabemos de las herramientas para la caza y la pesca, abrigos, cavernas y dominio del fuego. Hay sedentarismo y también migraciones debido a la necesidad de cazar y pescar. -Después, en el Neolítico, 6.000 años antes de Cristo ya encontramos una economía basada en la agricultura y la cría de animales para el consumo. Se cambia de una subsistencia depredadora a otra de tipo productivo. Esto desarrollará las primeras aldeas y una incipiente estructura social. En Atapuerca se han descubierto un antepasado común de los neandertales europeos y del hombre de hoy. Estamos hablando del Homo Sapiens Sapiens. (¡O sea, que era español!) Los Homo sapiens de Atapuerca tenían afinidades genéticas con Oriente Próximo y Alemania. Son restos fósiles encontrados en este yacimiento, que datan de hace 4.500 años. -La Edad de los Metales se inicia con el Cobre. Abarca todo el III milenio a.C. existieron yacimientos sobre todo en Andalucía. Hacia el 3500 a.C. Algún listo mezcla el estaño y el cobre, y obtiene el bronce, un metal de dureza muy superior a la de cualquier piedra utilizada. La edad del Bronce va desde el siglo XX al V a.C. Estos metales sustituyeron paulatinamente al hueso y a la piedra. Como el estaño comenzó a escasear en Oriente Medio obligó a esos pueblos a la búsqueda del metal. Aquí es cuando comienzan a llegar los extranjeros a la península por primera vez, ¡por suerte! Llegaron a la península y se fabricaban armas y otros utensilios. Hicieron posible la aparición de culturas nuevas y el inicio del megalitismo, otro punto importante es la construcción de megalitos, construcciones arquitectónicas para tumbas, hechas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados. Se inicia a partir de finales del Neolítico y dura hasta la Edad del Bronce. La cultura del vaso campaniforme es un enigma hoy en día. Hay quien lo considera de procedencia ibérica y de mediados del III milenio a.C. y que se fue extendiendo por Europa. Esto tiene importancia para la conservación de excedentes y para la comercialización. Se trata de vasijas (si las ponemos boca abajo parecen una campana).

-Desde los siglos XII al III a.C., se desarrollan en la península hechos de gran trascendencia. Entran pueblos indoeuropeos y luego comenzará la romanización del territorio. Esos mil años los estudiosos lo dividen en dos partes según su expansión. Llega el hierro, que comenzó a extenderse desde el 1200 a.C. comenzando por el noroeste y está directamente relacionado con las migraciones de origen indoeuropeo. Esto produjo la relación interna entre los pueblos que habitaban la península. El estudio de textos antiguos, Herodoto y Estrabón, y hallazgos arqueológicos da constancia de una civilización, seguramente la primera como tal, desde el valle alto del río Guadalquivir y Extremadura hacia el sur. Tartessos, que fue el resultado de las influencias orientales sobre la población nativa. -Del s. X al V a. C. fue una civilización de los valles del suroeste, muy rica en la edad del cobre, gracias a los yacimientos de la zona: plata y cobre. Evidencia de comercio con pueblos del Mediterráneo y de Gran Bretaña. Posiblemente, desaparecido por dos factores: la aparición del hierro y la expansión por el Mediterráneo de los fenicios-cartagineses. LOS IBEROS La incidencia de las culturas foráneas sobre el sustrato humano existente alumbró una civilización autóctona, mucho más extensa y duradera y documentada, con grupos de pueblos que en gran diversidad nutren un fondo común, que se denomina Íberos. Los pueblos que de fuentes griegas y romanas daría el nombre a la península. Durante mucho tiempo se creyó que los íberos, juntos con los celtas eran los que habían sido los primeros habitantes de esta península, llegados desde África. Hoy sabemos con seguridad que los íberos fueron los descendientes de las anteriores culturas que se desarrollaron en el sur y el este de la península. Es decir que los íberos eran el mismo pueblo que los de la Edad del Bronce y Hierro antiguos, pero con otro marco de relaciones. Digamos que en un momento dado gracias a sus contactos con Tartessos y griegos salieron del anonimato. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta teoría se apoyan en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas estimando que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este. Se extienden desde el Norte de Cataluña hasta la desembocadura del Guadalquivir. Economía agrícola, explotación de minas y uso de la metalurgia y la orfebrería. También a la artesanía y gracias al comercio acuñaron sus propias monedas. Algunos pueblos íberos desarrollan la escritura. Habitan en poblados amurallados y su organización social se basa en la tribu donde destaca una aristocracia guerrera. Entre otros, turdetanos, layetanos, edetanos. Alcanzaron su máximo nivel cultural entre los siglos V y III a. C. A los íberos se les nombró de este modo básicamente porque hablaban una lengua común, en contraposición de los que vivían en el centro o noreste de la península, y según los griegos, porque habitaban a los márgenes del Ebro. Establecemos el principio de los Íberos en la península Ibérica en el 2.600 a. C cuando podemos empezar hablar de asentamientos íberos. Poseían una lengua común y junto a una abundante cerámica, una rica tradición artística (Damas de Elche y Baza). Parece que es la lengua el criterio fundamental que los identificaba como íberos desde el punto de vista de los griegos. El íbero aparece en inscripciones desde el sur del Languedoc occidental, el Rosellón, Cataluña, parte de Aragón, Valencia, Alicante, Murcia Albacete, Ciudad Real y Andalucía. Hasta Alicante, es decir sigue las márgenes del río Ebro. O sea, que por aquella parte de Cataluña, Valencia, Aragón etc. fueron los primeros españoles. ¡Quién lo diría!
La Dama de Elche, es una escultura Íbera en piedra caliza realizada entre los siglos V y IV a.C.
Dama de Baza, escultura íbera del siglo IV a.C., labrada en piedra policromada y realizada por los bastetanos.

sábado, 15 de julio de 2023

INVASIONES INGLESAS AL VIRREYNATO DE BUENOS AIRES

El 25 de junio de 1806 desembarcaron las fuerzas inglesas, y ante las pobres posibilidades inmediatas de defensa, las autoridades virreinales aceptaron la intimación del inglés Beresford y entregaron Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata a, que posteriormente fueron vencidas, mes y medio después, por un ejército proveniente de Montevideo comandado por Santiago de Liniers, al que se sumaron milicias populares porteñas, proceso conocido como la Reconquista. En la tarde del mismo día de la rendición del Virreynato, las tropas inglesas desfilaron y enarbolaron la bandera del Reino Unido, que permanecería allí por 46 días. El territorio bajo dominio británico fue rebautizado bajo el nombre de Nueva Arcadia, en alusión a la tierra pastoril griega de tanto peso en las fábulas neoclásicas Los demás miembros del Consulado juraron el reconocimiento a la dominación británica. El general Belgrano (posterior creador de la bandera Argentina), prefirió retirarse "casi fugado", según sus propias palabras, a la Banda Oriental del Río de la Plata, a vivir en la capilla de Mercedes, dejando en claro su postura al pronunciar su célebre frase: "Queremos al antiguo amo o a ninguno". Cosas del destino irónico, el gran defensor del virreinato español ante las fuerzas inglesas, fue un francés, Santiago de Liniers, al servicio de la corona española. Los ingleses habían entrado como Pedro por su casa, sabedores de la superioridad militar y de la inseguridad política existente ya que el virrey Sobremonte, había huido al interior dejando en manos de los criollos la solución al problema. El 12 de agosto, Liniers avanzó sobre la ciudad desatando una batalla campal en distintas calles de Buenos Aires, hasta acorralar a los británicos en el Fuerte de la ciudad. Primero fue tomada la Iglesia de la Merced, ubicada a pocos metros de la Plaza Mayor, y desde el atrio del templo se lanzó la ofensiva al Fuerte. También salieron a la calle centenares de voluntarios organizados y entrenados por Alzaga. Cerca de doscientos prisioneros ingleses fueron custodiados y llevados por las tropas de Garmendia hasta la ciudad de Tucumán, que debía encargarse de alojar, alimentar y custodiar. El general Beresford se rindió y firmó la capitulación el 20 de agosto, en la que se acordaba el intercambio de prisioneros entre ambos bandos. Temiendo un segundo ataque, el Cabildo presionó para que los prisioneros británicos fueran enviados al interior, anulando así los términos de la rendición.

La participación de las milicias en la Reconquista primero y al año siguiente en la Defensa, aumentó el poder y la popularidad de los líderes criollos militares e incrementaron la influencia y el fervor de los grupos independentistas. Paralelamente, estos motivos convirtieron a las Invasiones Inglesas en uno de los catalizadores de la causa emancipadora en el Virreinato del Río de la Plata. Tanto la Reconquista como la Defensa de Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas tuvieron un lugar relevante como antecedente inmediato de la Revolución de mayo de 1810 que dio inicio al proceso de Independencia de la Argentina. Lo cierto es que los territorios españoles de la cuenca del Plata sufrieron, desde su conquista y colonización, el asedio constante de los indios y la amenaza permanente del proceso de expansión de los portugueses desde el Brasil. Al año siguiente, en 1807 se produce el intento inglés de la segunda invasión. Esta vez la flota británica viene al mando del Teniente General John Whitelocke. En esta oportunidad, Don Santiago de Liniers, ya como Capitán de Navío español y Virrey en  la ciudad de Buenos Aires. La invasión se inicia el 28 de junio sin hallar resistencia a su paso. Las fuerzas a cargo de Liniers se agrupan y son derrotadas en los Corrales de Miserere, (actual Plaza Once), Liniers se repliega a la Chacarita, reorganiza su fuerza compuesta por 1000 hombres y se lanza a la reconquista de la ciudad el 5 de julio a las seis y media de la mañana. La lucha dura dos días. El Teniente General inglés Whitelocke,  sitiado por los criollos,  se rinde con todos sus hombres y armas. Por entonces el rey Fernando VII era prácticamente prisionero de Napoleón y José Bonaparte se había coronado como José I de España. Todo esto durante la guerra de la Independencia, que combatía el ejército liberal español con ayuda inglesa y que el gobierno contrario a José I había formado La Junta Suprema Central. La fidelidad de Liniers al legítimo rey, Fernando VII, por el que se estaba luchando en España hicieron que se nombrara a un sustituto en reemplazo de Liniers a Baltasar Hidalgo de Cisneros. Santiago de Liniers era un héroe popular, pero se había retirado. En 1810, cuando ya estaba preparado para regresar a España, le legó la noticia de la Revolución de Mayo. Liniers, contrario a la Revolución que sustituiría al virreinato se unió al grupo que pretendía oponerse a la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo. Fue cuando escribió “Será necesario considerar como rebeldes a los causantes de tanta inquietud. Como militar estoy pronto a cumplir con mi deber. Y me ofrezco desde ya a organizar las fuerzas necesarias. La conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo.” El héroe ante las dos Invasiones Inglesas fracasadas, que el Imperio británico emprendió en 1806 y 1807 en Buenos Aires, con el conocimiento de algunos criollos revolucionarios y organizadas por espías ingleses, Santiago de Liniers fue fusilado por orden de Mariano Moreno y Juan José Castelli, miembros de la Primera Junta Revolucionaria de Gobierno. Al año siguiente, en 1811 en España en La Batalla de La Albuera que se enmarca en la Guerra de la Independencia Española, combatieron fuerzas aliadas compuestas por tropas españolas y anglo-portuguesas contra el ejército del Imperio Francés. Las fuerzas anglo-portuguesas estaban a las órdenes del mariscal Sir William Beresford; las fuerzas españolas las mandaba el general Joaquín Blake. En la Batalla de La Albuera José de San Martín combatió a las órdenes del general William Carr Beresford, el mismo que cinco años antes había invadido Buenos Aires. Pero San Martín ya había participado en la batalla de Bailén, julio de 1808, saldada con una sonada victoria para las fuerzas españolas contra las tropas de Napoleón, y fue ascendido por su destacada actuación en la lucha.

ARAGÓN - (segunda parte)

    Alfonso I, el batallador, es derrotado en la batalla de Fraga (provincia de Huesca) que tuvo lugar el 7 de julio de 1134, entre las trop...