miércoles, 4 de octubre de 2023

MUJERES DE LA GENERACIÓN DEL 27

Coincidieron con una generación de grandes poetas y escritores y también con una época de cambios revolucionarios. El reconocimiento no fue por igual, pero no es cuestión de buscar culpables, la época en que vivieron era la que era. Ellas tienen el mérito de que siendo mujeres supieron abrirse paso y haber roto moldes en una época muy difícil Solo una pequeña semblanza de estas personalidades. Maruja Mallo, Marga Gil-Roësset, María Zambrano, María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Zenobia Camprubí, Cristina de Arteaga, Margarita Manso.

MARÍA ZAMBRANO ALARCÓN, Málaga, 22 de abril de 1904, murió en Madrid, en febrero de 1991. Filósofa y ensayista fue discípula de Xavier Zubiri y colega de José Ortega y Gasset. Su extensa obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX, tras un largo exilio. Recibió los galardones literarios, el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Cervantes en 1988.
CONCHA MÉNDEZ nació en Madrid en 1898. Amiga de Luis Buñuel, de García Lorca y Rafael Alberti, frecuentó reuniones, lecturas poéticas y exposiciones con la joven generación artística de los años treinta. En 1926 publicó su primer libro, "Inquietudes". En 1932 se casa con el también poeta Manuel Altolaguirre, en cuyos proyectos intervendría.
MARÍA TERESA LEÓN fue compañera y amiga durante más de cuarenta años del poeta Rafael Alberti. Ella fue una gran escritora, novelista, ensayista, dramaturga y traductora. Escribió libros tan emotivos como su libro de memorias, Memoria de la melancolía.
ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN fue la mujer de otro poeta Juan José Domenchina secretario durante la guerra de Manuel Azaña. Gerardo Diego sufrió presiones para no incluirla en la obra antológica “Poesía española contemporánea”. Pero él la incluyó como miembro de su propia generación
ZENOBIA CAMPRUBÍ AYMAR una catalana que se casó con Juan Ramón Jiménez, que no es un poeta considerado de la generación del 27, sí tuvo mucha influencia en esa generación en sus inicios. Ella se convirtió desde el primer momento y hasta su fallecimiento, 40 años más tarde, en compañera inseparable y decisiva colaboradora del poeta. Ya de joven escribía cuentos en castellano y en inglés, y a desarrollar sus dotes literarias. Interesada por la obra del poeta y pensador indio Rabindranath Tagore, lo traduce al castellano partiendo de las prosificaciones en inglés que de su obra hiciera el propio Tagore.
ROSA CHACEL nació el 3 de junio de 1898 en Valladolid. En 1915 se matricula en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando para estudiar escultura, materia que abandona en 1918. Comienza a frecuentar el café Granja del Henar y el Ateneo, donde dará su primera conferencia polémica sobre "La mujer y sus posibilidades". En abril de 1921 se casa con el pintor Timoteo Pérez Rubio. En 1922 se trasladan a vivir a Italia. En 1930 publica su primera novela, Estación. Ida y vuelta. Tres años después viaja a Berlín por seis meses. En estos años formativos recibe la influencia de Proust y del Joyce de Retrato de un artista adolescente, pero también de Freud y Nietzsche. Entra en el círculo de Ortega y Gasset. Publica en la Revista de Occidente dos relatos, y también en La Gaceta Literaria. Con la llegada de la Guerra Civil Pérez Rubio se alista y Chacel firma el Manifiesto de los intelectuales antifascistas. En febrero de 1937 se trasladan a París hasta que en marzo 1939 se mudan a Sudamérica a vivir entre Río de Janeiro y Buenos Aires.
CRISTINA DE ARTEAGA era hija del XVII Duque del Infantado, Joaquín de Arteaga y Echagüe Silva y Méndez de Vigo Nació en Zarauz, Guipúzcoa, en septiembre de 1902. A los 24 años era doctora en Ciencias Históricas. Escribió poesías, libros y artículos de temas históricos y religiosos. Entró en el Monasterio de la Concepción Jerónima de Madrid en 1934, donde profesó en 1936. Fue una gran historiadora y entre otras obras escribió la biografía de su familia “La Casa del Infantado" así como "Una mitra sobre dos mundos" la del Venerable Don Juan de Palafox y Mendoza. La obra ocupó toda la vida de Sor Cristina de la Cruz Orteaga: desde los 15 años, en que descubrió en su propia casa los legajos inéditos del archivo personal del Venerable, lejano pariente suyo; a la tesis doctoral de 1925, premio extraordinario de la Universidad Central de Madrid.
MARUJA MALLO gallega de nacimiento nació en 1902 y murió en 1995. Fue una pintura surrealista muy comprometida con la República. Considerada de vanguardia interior española. En la década de los 20 trabaja para varias publicaciones como La Gaceta Literaria, El Almanaque Literario o la Revista de Occidente y realiza portadas de varios libros. Frecuenta a Ortega y Gasset. Colaboró con Alberti, conoció a Miguel Hernández. Colaboró intensamente con Alberti hasta 1931, quedando constancia de este trabajo conjunto los decorados del drama "Santa Casilda" Al estallar el conflicto bélico del 36, Maruja Mallo huye a Portugal, donde la recibe Gabriela Mistral, quien en aquel momento era embajadora de Chile en Portugal. Gabriela Mistral, le ayudó a trasladarse a Buenos Aires, recibiendo una invitación de la Asociación de Amigos del Arte, a dar una serie de conferencias sobre la temática popular en la plástica española, "Proceso histórico de la forma en las artes plásticas", en Montevideo y luego en Buenos Aires, iniciando así su exilio en Argentina que desde 1937, duraría 25 años. Allí siguió pintando, dando clases y cultivando amistades, entre ellas, Pablo Neruda.
MARGARITA GIL ROËSSET Nació en Madrid en 1908 y murió en 1932 Fue escultora, ilustradora, poetisa española, fue una niña prodigio. A los siete años ya mostraba una extraordinaria capacidad para el dibujo. Gracias a su escultura, Marga Gil, quien se instruyó por sus propios medios, fue aceptada en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1930 y de 1932. Su mejor escultura fue el busto de la esposa de Juan Ramón Jiménez, Zenobia Camprubí. En el ámbito de la ilustración, combinaba modernismo y simbolismo e ilustraba los cuentos que escribió Consuelo Gil Roësset de Franco, su hermana. Es probablemente uno de los ejemplos más duros y singulares del expresionismo español. Margarita era admiradora de Zenobia Camprubí, conocida por ser traductora del poeta bengalí Rabindranath Tagore y esposa de Juan Ramón Jiménez. En 1932, en un recital de ópera Margarita y el matrimonio fueron presentados. La escultora quedó enamorada de él. Marga decidió de inmediato hacer un busto de Zenobia. Como era imposible el amor con un hombre casado y Margarita era muy religiosa, decidió suicidarse.
MARGARITA MANSO Nació en Valladolid en noviembre de 1908 y murió en Madrid en marzo de 1960. Después de morir su padres cuando aún ella era muy joven, su familia se instaló poco después en Madrid. Acudió a la Academia San Fernando, donde Julio Romero de Torres fue su profesor más destacado. En dicho recinto educativo la pintora hizo enorme amistad con Maruja Mallo y Alfonso Ponce León (con quien se casó en 1933), sirviendo de fuente inspiradora constante en sus pinturas destacadas. Quedó así conformada la Generación del 27. El relato de la visita del grupo de amigos al monasterio de Santo Domingo de Silos es muy famoso: como el ingreso era exclusivo para hombres, Maruja Mallo y Margarita Manso decidieron disfrazarse de hombres y así pudieron visitar el cenobio. “Las Sin Sombrero”. Este ensayo “surrealista” lo ejecutaron Dalí, García Lorca, Manso y Mallo como forma de plantarse ante ciertas normas absurdas. En esa época era impensable acudir a espacios públicos con la cabeza descubierta, pero eso fue exactamente lo ocurrido en La Puerta del Sol de Madrid a principios de 1920. El sangriento conflicto armado desatado en el año 1936 significó la desaparición pública de las obras de Margarita Manso. En diciembre de ese mismo año se casó con Alfonso Ponce de León, quien era un falangista militante. Este fue secuestrado en la puerta de su domicilio por los franquistas. Durante el año 1939, la dictadura le quitó todo a Margarita Manso. Su esposo apareció muerto en una cuneta el 9 de octubre. La musa de la Generación del 27 comenzó a desaparecer. A tal punto, que sus hijos desconocieron las vivencias de su madre adolescente.

martes, 3 de octubre de 2023

CONDADOS PIRENACOS

Del año 770 al 986, aquella región unificada en torno al Condado de Barcelona, se conoce, al estilo germánico de la época, con el nombre de "Marca Hispánica". Su línea fronteriza, colocada primero entre Gerona y Barcelona, desciende más tarde en alas de la reconquista hasta la comarca del Penedés y tiene como meta, no lograda, el curso del Ebro y la sumisión de Tortosa. 

SIGLO X 

Hay aquí como un símbolo claro de esta idea clave de la misión: dos condados, el del Pallars y el de Ribagorza, que estuvieron libres de la invasión sarracena, es decir, que nunca fueron conquistados por fuerzas extrañas y que, por lo tanto, nunca fue preciso reconquistar, no entran ni constituyen la “Marca Hispánica”. Lo hispánico comienza, pues, con la Reconquista, con la liberación de lo que constituye después el contorno geográfico de España. Aquello que no es preciso reconquistar ni liberar, se hace hispánico por su aportación a la empresa común, de tal modo, que si replegado en sí mismo hubiera estado ausente de la aventura, jamás habría merecido el lustre de Hispania y el patronímico de hispánico, que en aquel entonces se identifica con lo que denominamos hoy, Cataluña.
Sabemos que Carlomagno envió a su hijo y heredero el 3 de abril del 801, Luis el Piadoso, con sus tropas en Barcelona, y ponían fin a una efímera etapa de dominación árabe.
Los barceloneses hispanogodos, abrirían las puertas de la ciudad al ejército franco; y aquel paisaje de relativa libertad e independencia desaparecería engullido por la nueva superestructura carolingia.
Carlomagno fundó ese territorio de su protección que le servía de escudo. A principios del siglo IX creó la Marca Hispánica. Denominación geográfica de una serie de condados vinculados a los monarcas carolingios, con amplia autonomía, desigual desarrollo y problemática existencia.
En los tiempos visigodos, los obispos, reunidos en concilios toledanos, han sido casi un Estado. Carlomagno en el 792 obliga a retractarse al obispo Félix de Urgel. Este movimiento permite el control total por parte de los clérigos carolingios de la sede de Urgel, elemento fundamental para la consolidación del poder franco en la Marca Hispánica. Y, lo que es más importante, sella la alianza entre los monarcas asturianos y el imperio carolingio, una alianza que marcará el destino de España. El destino, en primer lugar, de la sede compostelana, pues el entendimiento entre Oviedo y Aquisgrán (sede de Carlomagno), supondrá el apoyo incondicional del imperio carolingio hacia el mito jacobeo; Carlomagno enviará mucho dinero a la sede compostelana, y Santiago se convertirá en la gran luz de la cristiandad medieval, construyendo un cordón umbilical entre la España y la Europa cristianas. Más a largo plazo, esta alianza, unida a la empresa de la Reconquista, convertirá a España en el principal baluarte del proyecto imperial romano y del catolicismo en el mundo. Sin embargo es en esa región donde termina el imperialismo carolingio en España. Carlomagno sólo conseguirá el control del territorio y el impulso de la ruta jacobea. Su gran fracaso será controlar a la Iglesia local.
La peregrinación jacobea será fundamental para España y para Europa. El control de la Marca Hispánica como único territorio hispano de influencia carolingia tenderá a tener una diferencia con los posteriores reinos cristianos. Carlomagno de esa forma contribuya a plantar un hecho diferencial entre los condados pirenaicos (posteriormente Cataluña), y los reinos del resto de la península.
A partir del año 820 se sucedieron varios condes de origen franco. Con el título de marqués, que controlaban la Marca. La guerra civil por derechos dinásticos hizo que los condes (de la futura Cataluña) en las sucesivas políticas de alianzas van teniendo cada vez más poder.

CONDE DE BARCELONA 

Los condes tenían funciones militares, políticas y judiciales, apoyándose en otros señores que aseguraban la defensa del país a partir de castillos repartidos por el territorio; junto con ello, se estableció también una red de parroquias dependientes de una diócesis, según el modelo típico carolingio.
El primer bloque se centraba en los condados del Rosellón, Besalú y Perelada, a los que se añadieron Gerona, Conflent, Cerdaña, Urgel, Berga, Osona y Barcelona, estableciéndose la frontera natural en el río Llobregat. En poco tiempo trataron de ampliar su esfera de influencia, aunque con escaso éxito, hacia los condados tolosanos del Pallars y la Ribagorza, y hacia el sur, llegando a intentar la toma de Tortosa entre 805 y 809.
Aquisgrán (sede de Carlomagno), dejará de confiar en los nobles locales y nombrará gobernadores francos, como Bernardo de Septimania. El tratado de Verdún (843), creaba el territorio occidental para el rey franco Carlos el Calvo, y supuso su cese inmediato y su sustitución por los hermanos Sunifredo y Suñer. Ambos conseguirán que sus hijos les sucedan en el cargo condal, creando con ello el germen de un poder hereditario.
Un hecho importante. Con la muerte de Carlos el Calvo en 877, los condes locales, gobiernan sobre prácticamente sin oposición. Se rompe la línea dinástica carolingia en París lo que generará toda una serie de rebeliones de nobles que, a lo largo de todo el territorio franco, entenderán que dicha ruptura les otorga fuerza moral a ellos para independizarse. Flandes, Borgoña o Aquitania inician estos procesos, como lo inician los condados pirenaicos. El rey franco Luis el tartamudo, repartió sus condados en el año 878 y los de Barcelona y Gerona correspondieron a Wifredo el velloso, considerado el primer gobernante autónomo de la región, y que a su muerte dejará sus tierras a sus hijos: a Sunifredo Urgel; a su hijo Mirón II Cerdaña y Besalú; y a sus hijos Borrell y Suñer, Barcelona y Gerona.
Una vez conseguido el poder civil los condados se aplican a construir una Iglesia propia. En el año 888, crean un arzobispado en Urgel; su arzobispado propio, lo que explica que sea tan importante la Seo para el catalanismo.
Aquí es importante que tengamos en cuenta que habrá con el tiempo una división, los que posteriormente serán Cataluña y los que serán Aragoneses.
Estabilizada la frontera, el conde de Urgel y de Cerdaña, Wifredo el Velloso, fue investido en 877 también con los condados de Barcelona y Gerona; rápidamente se lanzó a conquistar otros señoríos menores de las zonas centrales, que habían quedado fraccionados hacia 825, tras una revuelta contra el poder franco.
Centralizado el poder, Wifredo estableció un sistema sucesorio en sus territorios, centrándose en la casa condal de Barcelona. Durante el siglo X, ésta se iba a consolidar, y los restantes condados se fueron vinculando poco a poco a la misma, a medida que se iban independizando del poder franco gracias al debilitamiento y desmembración del imperio carolingio tras la muerte de Carlos el Calvo.
Aprovechando la crisis de la monarquía carolingia, a partir de Wifredo el velloso, los condes de la Marca Hispánica dejan de ser nombrados por el rey francés y pasan a un régimen sucesorio.  En el año 947 el conde de Barcelona, Osona y Gerona era Borrell II. Procuró tener buenas relaciones con los francos y los musulmanes. Ratificó los acuerdos de paz con el califa cordobés (vasallaje). No obstante el caudillo Almanzor atacó Barcelona, y en mayo del 985 Almanzor avanzó a sangre y fuego hacia Barcelona, mientras el conde Borrell II organizaba a la desesperada la defensa de sus territorios. Monasterios de los alrededores de Barcelona fueron destruidos y sus comunidades asesinadas. La resistencia duró poco, Almanzor arrasó Barcelona llevándose consigo un cuantioso botín y un elevado número de cautivos que serían vendidos como esclavos. Borrell II pidió ayuda a los reyes francos, que estaban en grave crisis y no obtuvo la ayuda pedida. La nueva dinastía de los Capeto tampoco atendió a las peticiones de ayuda.
Porque cuando Hugo Capeto exigió renovar los vínculos con el condado barcelonés, Borrell II  no respondió y fue seguido por los demás condes de la Marca Hispánica, consiguiendo así la independencia de hecho de los Capetos francos. A la muerte de Borrell II le sucede su hijo Ramón Borrell que repobló los territorios. Se abstuvo de jurar lealtad a los reyes francos aunque fue requerido para ello. Esto es lo que el nacionalismo  interpreta como el comienzo de la independencia de hecho y se reconoce “de iure”. Ramon Borrell y tuvo que soportar incursiones de Almanzor entre los años 1000 y 1002. En el año 1010 el Califato de Córdoba había entrado en crisis y organizó una expedición militar que derrotó a Sulaimán lo que puso de forma definitiva el dominio musulmán sobre Barcelona.
El siguiente conde de Barcelona es Berenguer Ramón I, nacido en 1005. Desde la muerte de su padre, en los condados de Barcelona, Gerona y Osona, gobernaba su viuda Ermesenda, y su hijo, Berenguer Ramón I (1017-1035).

SEPULCRO  RAMÓN BERENGUER I 
Y SU ESPOSA

 Se casó con la hija de Sancho García, conde de Castilla, con la que tuvo dos hijos. Fue un hombre de paz. Promulgó un decreto que liberaba a los propietarios de tierras de cualquier vinculación jurisdiccional que no fuera la del condado y los liberó de los impuestos. Le sucedió su hijo Ramón Berenguer I llamado el viejo, (1035-1076) y también “Hispaniae subjugator”, (Apoderador de España). Legó a sus hijos más territorio reconquistado. Impuso el pago de parias, (tributos), a los reinos musulmanes de Zaragoza, Lérida y Tortosa con lo cual se enriqueció el condado y pudo formar un ejército. En 1068 sancionó un código regulando las relaciones y reafirmando la primacía del conde de Barcelona.

viernes, 29 de septiembre de 2023

CARLOMAGNO -LA MARCA HISPÁNICA

Las actuales Cataluña, Aragón y Septimania estaban, como el resto de la península habitada por hispano-romanos luego ya confundidos con los visigodos, llamados hispanogodos.
Como sabemos los musulmanes llegaron a la península Ibérica en el 711 y después de la conquista de al-Ándalus, se dirigieron a Francia y el valí de Hispania invadió Septimania (actualmente en Francia), estableció su capital en Narbona y en el 719 ofreció un pacto en los habitantes hispanogodos. Con el añadido de las nuevas tierras conquistadas, al-Ándalus quedó dividido en cinco áreas administrativas correspondientes a las actuales Andalucía, Galicia-Lusitania, Castilla y León, Cataluña-Aragón y 

Y se establecieron en esos territorios dominando fácilmente las regiones.
Sabemos que los francos detuvieron a los musulmanes en la batalla de Poitiers, que tuvo lugar el 10 de octubre de 732 entre las fuerzas comandadas por el líder franco Carlos Martel (abuelo de Carlomagno), y un ejército musulmán a las órdenes del valí de Al-Ándalus, cerca de la ciudad de Tours, en la actual Francia, aunque esta batalla está en entredicho, lo cierto es que los musulmanes no avanzaron. Los francos cristianos derrotaron al ejército musulmán. Este hecho frenó la expansión musulmana hacia el norte, desde la península ibérica y es considerada como un acontecimiento muy importante ya que impidió la continuación de la invasión musulmana por Europa. Además de haberse defendido y preservado la religión cristiana.
Por lo tanto los musulmanes se conformaron con lo conseguido hasta los Pirineos.
Ya en el año 714 tomaron Zaragoza y las ciudades que hallaron a su paso. Desde allí el general berebere Tariq fue enviado al alto Aragón, donde el hijo del conde Cassio le prestó vasallaje e incluso se convirtió al Islám, sin duda para conservar sus dominios. De ahí arranca la poderosa familio Banu Qasi (descendientes de Cassio). El año 714 fue ocupada por el sarraceno Musa y se convirtió en un centro musulmán importante llamado “Medina al-Baida Saraqusta” (Zaragoza la Blanca), que Carlomagno intentó ocupar sin éxito el año 788.
Mientras tanto Barcelona formó parte del al-Ándalus del año 718 al 801. En aquel tiempo, la ciudad fue conocida como (Barshilūna o Barshaluna). Estamos hablando, pues, de casi un siglo de historia.
Décadas después de Poitiers, en abril de 797 ya se habían producido contactos entre las autoridades militares de la Barcelona árabe, dirigidas por el comandante de la guarnición, y la cancillería carolingia de Aquisgrán. Aquellos contactos tenían el propósito de alterar el mapa de la Frontera Superior de al-Ándalus (el territorio situado entre el río Ebro y los Pirineos). Pero, en aquel propósito, cada una de las partes tenía un objetivo diferente. El gobernador Sa'dun, secundado por las oligarcas hispanogodos de la  ciudad, aspiraba a transformar “Barxiluna” en un emirato independiente. Mientras que Carlomagno ambicionaba completar el proyecto iniciado en tiempo de los reyes Pipino el Breve, (padre de Carlomagno), conquistar el territorio entre los Pirineos y el Ebro y crear un escudo defensivo contra las incursiones árabes, lo que posteriormente conocemos como la 

Marca Hispánica.

Todo se precipita a partir de la primavera del año 800, en una magna asamblea celebrada en Tolosa en que se tomó el acuerdo de conquistar Barcelona.
Carlomagno envió a su hijo y heredero el 3 de abril del 801, Luis el Piadoso, con sus tropas en Barcelona, y ponían fin a una efímera etapa de dominación árabe. Por lo tanto se produjo la batalla y los barceloneses, dirigidos por el musulmán Sa'dun, ofrecieron una resistencia encarnizada, las murallas ofrecían una protección segura, y  los francos tuvieron que resignarse a estrechar el asedio.  Esta situación se mantuvo durante el otoño y buena parte del invierno.
Durante décadas, el poder árabe no pasó de la existencia de una guarnición de un centenar de soldados, que nunca intervinieron en la vida cultural y económica de la ciudad.
Pero sorprendentemente, los barceloneses, abrirían las puertas de la ciudad al ejército franco; y aquel paisaje de relativa libertad e independencia desaparecería engullido por la nueva superestructura carolingia. Los barceloneses se entregaron a Carlomagno. Los hispanogodos, que estaban habitando sometidos por los musulmanes, previendo la inutilidad de su sacrificio, pactaron las condiciones de la rendición a espaldas de la guarnición árabe. El cambio de bando de las élites, las oligarquías de origen hispano visigodo es la razón que explica no sólo la conquista e incorporación de Barcelona al Imperio franco, sino el papel destacado que, inmediatamente, alcanzará la ciudad en el mundo político, militar, económico y cultural carolingio. Pero, también, nos revela que aquellas élites barcelonesas abandonaron a los árabes, convencidos de que los francos les darían el mismo trato que habían recibido las oligarquías locales de Nimes, de Narbona, de Carcasona, de Elna o de Gerona; durante la conquista carolingia de la vieja Septimania (737-785). En aquellos casos los indígenas debieron pactar con los conquistadores sobre la garantía de que se respetarían sus propiedades, leyes y autoridades inmediatas. El elemento indígena y visigótico fue, pues, una fuerza política ante la cual los reyes francos prefirieron contemporizar. He ahí la causa del generoso precepto de defensa y de inmunidad otorgado por Carlomagno a los barceloneses el año 801.

CARLOMAGNO 

La empresa carolingia de conquista del arco mediterráneo se hizo con una importante participación de los descendientes del éxodo de las actuales Tarragona y Narbona, que se habían exiliado al país de los francos durante la ocupación árabe (714-723). Mas adelante la segunda, tercera y cuarta generación de aquel exilio alcanzarían un papel protagonista en la reorganización de la nueva Marca de Gotia. Aquellos hijos del exilio a medida que avanzaba la conquista no fueron nunca vistos como extranjeros por la población indígena.
Los francos dieron el nombre de Gotia (en latín, Gothia) a la región habitada por los visigodos en la región pirenaica y que cayó en poder musulmán a partir del 759 hasta la conquista de Barcelona en 801. Se aplicaba tanto a la Septimania como a la hoy llamada Cataluña Vieja. Lo que se conoce como la “Marca Hispánica”. El nombre de Gotia se usó entonces porque esta zona había sido parte del reino visigodo desde el siglo V y muchos nobles visigodos se habían refugiado en la zona tras la conquista musulmana de la península Ibérica.
Fue un territorio en el cual Carlomagno en 795creó una zona de control franco, más allá de la antigua provincia de Septimania del desaparecido Reino visigodo de Toledo, como una barrera defensiva entre los omeyas de Al-Andalus y el Imperio Carolingio franco (ducado de Gascuña, ducado de Aquitania y la Septimania carolingia). La Marca Hispánica no tenía una estructura administrativa unificada propia.
Era el territorio ganado a los musulmanes en contraposición a la Marca Superior andalusí, e iba de Pamplona hasta Barcelona. Los condados más importantes fueron los de Pamplona, (poco después en reino), Aragón, constituido en condado independiente en 809; Urgel, importante sede episcopal y condado con dinastía propia desde 815; y el condado de Barcelona, que se convirtió en hegemónico sobre los de Ausona y Gerona, colindantes.
La Gotia estuvo ocasionalmente regida por duques. El duque (dux) era uno de los condes del territorio que había conseguido regir varios de los condados vecinos. Barcelona era una pequeña ciudad recluida en su muralla de la época romana (siglos III e IV).  La Barcelona de la plenitud romana había reunido una población de 5.000 habitantes. Pero las crisis urbanas que anticipaban el colapso del imperio romano. Y la Barcelona del año 801 no tenía más de 2.000 habitantes; y su trama urbana había dejado amplias zonas deshabitadas que se destinaban a espacios de cultivo. No obstante; aquella Barcelona minúscula conservaba la memoria y el prestigio de la época que había sido sede regia de la monarquía visigótica.
El 28 de diciembre de 801, ocho meses después de la incorporación de Barcelona al mundo carolingio, la cancillería de Aquisgrán nombraba a Bera primer conde de la ciudad y del territorio. Barcelona había recuperado su condición de capital condal y capital diocesana de la época visigótica (siglos V-VIII). Y Bera, primer conde carolingio, era un descendiente, por lado materno, del exilio “pre-catalán” al país de los francos. En aquella primera fase (primeras décadas del siglo IX) la cancillería carolingia, plenamente consciente de que estaba construyendo el aparato de dominación sobre un territorio aliado, pero extranjero (la Marca de Gotia) fue muy estricta en el cumplimiento de los pactos, y priorizó el nombramiento de condes indígenas o semi-indígenas; no sólo en Barcelona, sino en el conjunto de aquellos nuevos condados.

LA VIDA EN UN CASTILLO MEDIEVAL

Los castillos, por lo general, estaban situados en un alto, dominando el pueblo y la comarca. Estaban situados cerca de una villa, en lo alto de una colina. Otras veces en un peñasco de difícil acceso. Los llamados castillos roqueros.



Cuando había un ataque enemigo la gente abandonaba las casas y se refugiaba en el castillo. Allí vivía el asedio aglomerada en la plaza de armas, los hombres ayudando en la defensa y las mujeres recluidas en los sótanos junto con los viejos y los niños, como lugar más seguro, pero aterrados testigos por lo ruidos de la batalla, las quejas de los heridos, etc. Solo al final, con el triunfo o la derrota abandonaban la población el castillo. Ya sabían que sus casas habrían sido quemadas y sus huertas arrasadas, sus animales muertos y lo habrían perdido todo. Pero al menos salvaban la vida y podrían volver a empezar. La nobleza era poseedora de una porción de tierra concedida por el rey donde se contaba con servidumbre propia (los vasallos), y eran éstos señores feudales los que levantaban los castillos donde sus vasallos cultivaban la tierra y criaban animales. También estaba presente el clero, que establecía las reglas del lugar en función de la religión católica. En la Península Ibérica, algunos castillos pasaban a pertenecer a los musulmanes o cristianos de forma alternativa en sucesivas ocasiones según las circunstancias. Fundamentalmente durante la Reconquista, no siendo sólo entre musulmanes y cristianos, sino entre los propios reinos de taifas musulmanes entre sí y entre los propios reinos cristianos entre sí. Entre las dependencias de los castillos cristianos existían, la capilla, lugar sagrado del interior del castillo, un salón principal, donde la nobleza ofrecía sus banquetes en eventos especiales a sus invitados, los patios de armas, donde además de la preparación militar se celebraban las festividades populares.

La torre del homenaje era la construcción más característica y dominaba todo el conjunto. Servía como residencia del señor, ya fuera rey o noble. Tenía la posición más protegida, de forma que si en un ataque caían el resto de las defensas, esta torre proporcionase un último refugio. El tamaño de la cocina era equivalente a su importancia en la zona. Además de una cocina, era frecuente que contaran con una panadería propia y también se situaba una cervecería, bebida importante en el medioevo. Uno de los problemas más grandes era el frío. Como inicialmente los castillos se construyeron de piedra, eran terriblemente gélidos. Eran oscuros, pues las ventanas se hacían pequeñas por seguridad. Las paredes estaban cubiertas de tapices y los suelos aún en las residencias regias era simplemente paja, recurriendo a braseros hasta la invención hacia el siglo XIII de las chimeneas murales de alfombras, que protegían del frío y contribuían a aumentar la imagen de prestigio y poder. Cuando llegaba la noche se recurría a los candelabros, las lámparas, las velas y las lucernas para iluminar en la oscuridad. Siglos después se extendió el uso de las chimeneas. La alimentación era a base de carne, jabalí, pavo, cisne y el cerdo. Acompañaban la carne con una diversidad de piezas de pan y empleaban las manos. También era común consumir vegetales frescos. El uso de las especias, para potenciar el sabor o disimular los alimentos de dudosa frescura, fue un recurso muy utilizado. Los utensilios básicos eran los platos de madera, cerámica o metal, también las cucharas y cuchillos de metal, y por último los vasos y copas de oro, plata, bronce o cristal. Había aguamaniles para limpiar las manos. El agua se servía en puntos específicos del castillo. Generalmente se colocaba una cisterna en algún punto elevado con conexiones que llevaban el líquido hasta lugares más bajos. CASTILLO DE LOARRE 
También contaban con pozos desde donde se extraía el agua del subsuelo. El baño representaba una de las mayores dificultades a la hora de vivir en un castillo. A las gentes no les preocupaban sus desechos, y la verdad es que no les importaron durante mucho tiempo. Solían hacer sus necesidades en pozos que daban a lado exterior del castillo o en el foso que lo circundaba. Como el agua se estancaba, el hedor era espantoso. La mayoría de los castillos no contaban con calabozos para mantener prisioneros. Luego se fue pensando que podría resultar “interesante” para un señor feudal mantener prisioneros en su propiedad. Lógicamente los caballos eran el medio de transporte más veloz en aquellos tiempos así como un medio de comunicación, además resultaban imprescindibles en batalla. Por esto, cada señor feudal que se respetara requería de un número elevado de estos animales y de un lugar propio para su crianza. Los famosos fosos de agua, en realidad eran pocos los castillos que contaban con un foso natural, por lo que se hacía necesario construir uno de forma artificial. En estos casos, como el agua se estancaba y los desperdicios se vertían al agua, ésta se pudría. Pero en los castillos en que había que subir una empinada colina, no tenían foso. Las torres redondas eran mucho más seguras que las cuadradas. Al levantarse por encima de la muralla ofrecían una visión amplia de la región y zonas ideales de disparo para los arqueros. La mayoría de los castillos contaba con portones muy elaborados, con varias puertas y, a veces, con el famoso puente levadizo. En la Península Ibérica se edificaron alrededor de unos 6.000 castillos, tanto musulmanes como cristianos, de los cuales España mantiene, algunos bien, otros en ruinas y muchos a medias, unos 3.000 en total. El paso del tiempo ha causado que algunos prácticamente hayan desaparecido, aunque otros han podido vencer el trascurrir de los siglos, superando guerras, abandonos y expolios. Los castillos no eran solo fortalezas, sino que podían realizar tareas de centros administrativos de la región que controlaban, siendo donde se recaudaban las rentas, se impartía justicia, se ejecutaba las sentencias, etc. La piedra era el material con el que estaban realizadas la mayor parte de las estructuras, aunque algunas de estas dependencias empleaban además la madera, el ladrillo o el adobe. Los reyes se caracterizaban porque no vivían en un lugar fijo y de hecho no solían estar en un sitio más de unas pocas semanas. Se trasladaban constantemente de castillo en castillo, con una extensa corte que podía ser de cientos de personas. Iban junto a muebles, vestidos, tapices, etc. CASTILLO DE MANZANARES EL REAL 
Los castillos o fortalezas eran muy difícil de tomar. Una de las pocas formas de poderlo conseguir era mediante un asedio a través del que se creaba un cerco que impedía salir a sus moradores. Pero era una tarea muy ardua ya que los asedios se planificaban para durar meses o incluso años. Se creaba un campamento en su entorno, atacando y esperando que se rindiesen al quedarse sin alimentos ni agua con los que resistir. La rendición quizá podía pactarse a conveniencia de ambos bandos o en caso contrario unos debían seguir atacando, que también era complicado y muy costoso y otros seguir resistiendo por si llegaba ayuda o el enemigo abandonaba. Muchas veces el sitiador conseguía entrar y arrasaba absolutamente todo, normalmente sin hacer prisioneros. También se excavaban túneles hasta llegar bajo las murallas, en los que se acumulaban maderas para incendiar y debilitar la consistencia de estas. Los ataques con arietes para derribar la puerta principal. La invasión mediante escalas, las torres de asalto para llegar a lo alto de las murallas. Además de envenenar las aguas, arrojar al interior restos humanos y animales contaminados con enfermedades o restos descuartizados de prisioneros. Con frecuencia había un pasadizo secreto de huida. Las murallas, junto a las defensas naturales en caso de que las hubiese, rodeaban todo el recinto. En la parte superior de las murallas estaba el adarve, una zona transitable y resguardada por almenas. Las murallas, que solían estar rematadas por almenas, eran muy anchas y altas para soportar los impactos de la artillería. Estos gruesos muros podían tener cierta inclinación; eran los taludes, que ofrecían mayor resistencia a los proyectiles. A lo largo de las murallas y torres había pocos vanos al exterior, siendo en forma de saeteras y troneras desde las que se podían disparar flechas y demás proyectiles. Otro elemento de defensa en los muros eran los matacanes, que consistían en balcones o espacios salientes desde donde se arrojaban materiales como piedras y brea, arena calentada al fuego o bien mezclas incendiarias a base principalmente de cal viva, azufre, brea o aceite de roca. Los señores empleaban gran cantidad de tiempo en cacerías en los bosques cercanos. Había también juegos de torneos y justas, que solían llevarse a cabo fuera del castillo, en los que los participantes simulaban que estaban luchando. Los castillos comenzaron a perder su importancia militar con la llegada del uso de la pólvora. Al principio los cañones eran complicados de manejar y de poca efectividad, pero fueron mejorando y debilitando la resistencia de los castillos. Éstos fueron transformándose en construcciones palaciegas para reyes y nobles. Por este motivo muchos reyes fueron destruyendo algunos castillos, ya que la nobleza llegó a obtener mucho poder en las comarcas, debilitando las decisiones reales.

COLÓN LLEGA A AMÉRICA -3-

El viernes 3 de agosto de 1492 estaban listos para zarpar. Para Colón era un día glorioso, al fin podría demostrar su sueño. Solo eran tres ...