martes, 3 de octubre de 2023

CONDADOS PIRENACOS

Del año 770 al 986, aquella región unificada en torno al Condado de Barcelona, se conoce, al estilo germánico de la época, con el nombre de "Marca Hispánica". Su línea fronteriza, colocada primero entre Gerona y Barcelona, desciende más tarde en alas de la reconquista hasta la comarca del Penedés y tiene como meta, no lograda, el curso del Ebro y la sumisión de Tortosa. 

SIGLO X 

Hay aquí como un símbolo claro de esta idea clave de la misión: dos condados, el del Pallars y el de Ribagorza, que estuvieron libres de la invasión sarracena, es decir, que nunca fueron conquistados por fuerzas extrañas y que, por lo tanto, nunca fue preciso reconquistar, no entran ni constituyen la “Marca Hispánica”. Lo hispánico comienza, pues, con la Reconquista, con la liberación de lo que constituye después el contorno geográfico de España. Aquello que no es preciso reconquistar ni liberar, se hace hispánico por su aportación a la empresa común, de tal modo, que si replegado en sí mismo hubiera estado ausente de la aventura, jamás habría merecido el lustre de Hispania y el patronímico de hispánico, que en aquel entonces se identifica con lo que denominamos hoy, Cataluña.
Sabemos que Carlomagno envió a su hijo y heredero el 3 de abril del 801, Luis el Piadoso, con sus tropas en Barcelona, y ponían fin a una efímera etapa de dominación árabe.
Los barceloneses hispanogodos, abrirían las puertas de la ciudad al ejército franco; y aquel paisaje de relativa libertad e independencia desaparecería engullido por la nueva superestructura carolingia.
Carlomagno fundó ese territorio de su protección que le servía de escudo. A principios del siglo IX creó la Marca Hispánica. Denominación geográfica de una serie de condados vinculados a los monarcas carolingios, con amplia autonomía, desigual desarrollo y problemática existencia.
En los tiempos visigodos, los obispos, reunidos en concilios toledanos, han sido casi un Estado. Carlomagno en el 792 obliga a retractarse al obispo Félix de Urgel. Este movimiento permite el control total por parte de los clérigos carolingios de la sede de Urgel, elemento fundamental para la consolidación del poder franco en la Marca Hispánica. Y, lo que es más importante, sella la alianza entre los monarcas asturianos y el imperio carolingio, una alianza que marcará el destino de España. El destino, en primer lugar, de la sede compostelana, pues el entendimiento entre Oviedo y Aquisgrán (sede de Carlomagno), supondrá el apoyo incondicional del imperio carolingio hacia el mito jacobeo; Carlomagno enviará mucho dinero a la sede compostelana, y Santiago se convertirá en la gran luz de la cristiandad medieval, construyendo un cordón umbilical entre la España y la Europa cristianas. Más a largo plazo, esta alianza, unida a la empresa de la Reconquista, convertirá a España en el principal baluarte del proyecto imperial romano y del catolicismo en el mundo. Sin embargo es en esa región donde termina el imperialismo carolingio en España. Carlomagno sólo conseguirá el control del territorio y el impulso de la ruta jacobea. Su gran fracaso será controlar a la Iglesia local.
La peregrinación jacobea será fundamental para España y para Europa. El control de la Marca Hispánica como único territorio hispano de influencia carolingia tenderá a tener una diferencia con los posteriores reinos cristianos. Carlomagno de esa forma contribuya a plantar un hecho diferencial entre los condados pirenaicos (posteriormente Cataluña), y los reinos del resto de la península.
A partir del año 820 se sucedieron varios condes de origen franco. Con el título de marqués, que controlaban la Marca. La guerra civil por derechos dinásticos hizo que los condes (de la futura Cataluña) en las sucesivas políticas de alianzas van teniendo cada vez más poder.

CONDE DE BARCELONA 

Los condes tenían funciones militares, políticas y judiciales, apoyándose en otros señores que aseguraban la defensa del país a partir de castillos repartidos por el territorio; junto con ello, se estableció también una red de parroquias dependientes de una diócesis, según el modelo típico carolingio.
El primer bloque se centraba en los condados del Rosellón, Besalú y Perelada, a los que se añadieron Gerona, Conflent, Cerdaña, Urgel, Berga, Osona y Barcelona, estableciéndose la frontera natural en el río Llobregat. En poco tiempo trataron de ampliar su esfera de influencia, aunque con escaso éxito, hacia los condados tolosanos del Pallars y la Ribagorza, y hacia el sur, llegando a intentar la toma de Tortosa entre 805 y 809.
Aquisgrán (sede de Carlomagno), dejará de confiar en los nobles locales y nombrará gobernadores francos, como Bernardo de Septimania. El tratado de Verdún (843), creaba el territorio occidental para el rey franco Carlos el Calvo, y supuso su cese inmediato y su sustitución por los hermanos Sunifredo y Suñer. Ambos conseguirán que sus hijos les sucedan en el cargo condal, creando con ello el germen de un poder hereditario.
Un hecho importante. Con la muerte de Carlos el Calvo en 877, los condes locales, gobiernan sobre prácticamente sin oposición. Se rompe la línea dinástica carolingia en París lo que generará toda una serie de rebeliones de nobles que, a lo largo de todo el territorio franco, entenderán que dicha ruptura les otorga fuerza moral a ellos para independizarse. Flandes, Borgoña o Aquitania inician estos procesos, como lo inician los condados pirenaicos. El rey franco Luis el tartamudo, repartió sus condados en el año 878 y los de Barcelona y Gerona correspondieron a Wifredo el velloso, considerado el primer gobernante autónomo de la región, y que a su muerte dejará sus tierras a sus hijos: a Sunifredo Urgel; a su hijo Mirón II Cerdaña y Besalú; y a sus hijos Borrell y Suñer, Barcelona y Gerona.
Una vez conseguido el poder civil los condados se aplican a construir una Iglesia propia. En el año 888, crean un arzobispado en Urgel; su arzobispado propio, lo que explica que sea tan importante la Seo para el catalanismo.
Aquí es importante que tengamos en cuenta que habrá con el tiempo una división, los que posteriormente serán Cataluña y los que serán Aragoneses.
Estabilizada la frontera, el conde de Urgel y de Cerdaña, Wifredo el Velloso, fue investido en 877 también con los condados de Barcelona y Gerona; rápidamente se lanzó a conquistar otros señoríos menores de las zonas centrales, que habían quedado fraccionados hacia 825, tras una revuelta contra el poder franco.
Centralizado el poder, Wifredo estableció un sistema sucesorio en sus territorios, centrándose en la casa condal de Barcelona. Durante el siglo X, ésta se iba a consolidar, y los restantes condados se fueron vinculando poco a poco a la misma, a medida que se iban independizando del poder franco gracias al debilitamiento y desmembración del imperio carolingio tras la muerte de Carlos el Calvo.
Aprovechando la crisis de la monarquía carolingia, a partir de Wifredo el velloso, los condes de la Marca Hispánica dejan de ser nombrados por el rey francés y pasan a un régimen sucesorio.  En el año 947 el conde de Barcelona, Osona y Gerona era Borrell II. Procuró tener buenas relaciones con los francos y los musulmanes. Ratificó los acuerdos de paz con el califa cordobés (vasallaje). No obstante el caudillo Almanzor atacó Barcelona, y en mayo del 985 Almanzor avanzó a sangre y fuego hacia Barcelona, mientras el conde Borrell II organizaba a la desesperada la defensa de sus territorios. Monasterios de los alrededores de Barcelona fueron destruidos y sus comunidades asesinadas. La resistencia duró poco, Almanzor arrasó Barcelona llevándose consigo un cuantioso botín y un elevado número de cautivos que serían vendidos como esclavos. Borrell II pidió ayuda a los reyes francos, que estaban en grave crisis y no obtuvo la ayuda pedida. La nueva dinastía de los Capeto tampoco atendió a las peticiones de ayuda.
Porque cuando Hugo Capeto exigió renovar los vínculos con el condado barcelonés, Borrell II  no respondió y fue seguido por los demás condes de la Marca Hispánica, consiguiendo así la independencia de hecho de los Capetos francos. A la muerte de Borrell II le sucede su hijo Ramón Borrell que repobló los territorios. Se abstuvo de jurar lealtad a los reyes francos aunque fue requerido para ello. Esto es lo que el nacionalismo  interpreta como el comienzo de la independencia de hecho y se reconoce “de iure”. Ramon Borrell y tuvo que soportar incursiones de Almanzor entre los años 1000 y 1002. En el año 1010 el Califato de Córdoba había entrado en crisis y organizó una expedición militar que derrotó a Sulaimán lo que puso de forma definitiva el dominio musulmán sobre Barcelona.
El siguiente conde de Barcelona es Berenguer Ramón I, nacido en 1005. Desde la muerte de su padre, en los condados de Barcelona, Gerona y Osona, gobernaba su viuda Ermesenda, y su hijo, Berenguer Ramón I (1017-1035).

SEPULCRO  RAMÓN BERENGUER I 
Y SU ESPOSA

 Se casó con la hija de Sancho García, conde de Castilla, con la que tuvo dos hijos. Fue un hombre de paz. Promulgó un decreto que liberaba a los propietarios de tierras de cualquier vinculación jurisdiccional que no fuera la del condado y los liberó de los impuestos. Le sucedió su hijo Ramón Berenguer I llamado el viejo, (1035-1076) y también “Hispaniae subjugator”, (Apoderador de España). Legó a sus hijos más territorio reconquistado. Impuso el pago de parias, (tributos), a los reinos musulmanes de Zaragoza, Lérida y Tortosa con lo cual se enriqueció el condado y pudo formar un ejército. En 1068 sancionó un código regulando las relaciones y reafirmando la primacía del conde de Barcelona.

CAPTURA DEL STANHOPE - 1710

Blas de Lezo, el almirante “Medio Hombre” , debido a la pérdida de una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez (Málaga), un ojo tr...