martes, 10 de octubre de 2023

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Nació en  Sevilla en 1484. Fue fraile Dominico, obispo, teólogo, polemista, defensor del os indios. Los dominicos llegaron a la isla “La Española” en 1510. Las Casas tomó contacto con ellos, oyó el sermón-denuncia de Montesino y se ordenó sacerdote. Lo dice él, aunque no precisa fechas. Lo importante es que se ordenó. A principios de 1513 pasó a Cuba y obtuvo una excelente encomienda, (Territorio para el cultivo y una cantidad de indios a su cargo). Le visitaron unos padres dominicos, conversaron y despertaron sus dudas. No era lógico predicar contra la encomienda siendo encomendero. El resultado: su primera conversión. Devolvió la encomienda, dispuesto a defender a los indios para siempre. Salió para La Española, se entrevistó con fray Córdoba que le habló de un viaje a España, con Montesino y otro fraile. Embarcaron, en efecto, en septiembre de 1515 y llegaron a Sevilla el 6 de octubre. La audiencia con el rey nunca se celebró. El Rey Fernando el católico murió en  enero de 1516.


La reforma era un noble intento pero de planteamiento difícil. En su Informe (1 de abril de 1517), los indios no quedaban bien parados y se desecha la idea de comunidades indígenas. Las Casas, aconsejado por los dominicos, regresó a España el 3 de junio de 1517. Fue a Aranda a ver a Cisneros. El cardenal Cisneros, por entonces regente del reino le oyó  complacido, y le encargó, elaborar un plan de reforma de las Indias, estableciendo comunidades indígenas libres, otras intervenidas por funcionarios reales, y el cumplimiento de la Leyes de Burgos de 1512 que había promulgado el rey Fernando, pero Cisneros estaba muy grave, y se fue a Valladolid a esperar al Emperador, y murió antes de verlo. Carlos I llegó el 18 de noviembre de 1517. Bartolomé se ganó a los consejeros flamencos y logró presentar su proyecto al Rey Carlos. Consciente de que no lograría suprimir la encomienda, si antes no demostraba que la supresión no suponía la ruina económica, escribió el Memorial de remedios (abril 1518). No llegó a discutirse. El Rey partió para Coruña el 25 de enero de 1520, y el día antes de embarcar firmó la capitulación para poblar la costa de Paría (19 mayo 1520). Eran veintisiete puntos que precisaban su finalidad: colonización y evangelización pacífica, tributos para el rey y modo y manera de tratar a los indios. Las Casas embarcó con los labradores en Sanlúcar el 15 de diciembre de 1520 y llegaron a Puerto Rico en febrero de 1521.

MONUMENTO EN SEVILLA 

Las Casas ingresó en el noviciado de los dominicos en 1522 y profesó a finales del año siguiente. Su vida no sufrió un cambio radical, pero su defensa de los indios se hizo más evangélica, más doctrinal y polémica. Siguió una etapa de silencio y estudio y desarrolló su vocación de escritor. Durante estos años se dedicó a escribir.. El planteamiento es muy claro: “la única norma para llevar a los pueblos la religión cristiana, es la evangelización pacífica”.
Quiso decir dos cosas: no hay más que un camino de evangelización: la persuasión del entendimiento y la invitación de la voluntad. Y este camino es común para todos los hombres. El Papa trató de los derechos naturales de los indios, como utpote veros homines y aunque no tuviesen fe no carecían de libertad y dominio, y no se les podía esclavizar.
Las Casas concluyó categóricamente: la guerra que se hace a los indios es temeraria, porque es contraria al derecho natural, divino y humano; injusta, porque los indios no han injuriado a los españoles y tiránica, porque es cruel y violenta.
Volvió a España en 1540. Su propósito era plantear a Carlos V la reforma general del gobierno de las Indias.
No duda de la soberanía del Rey sobre las Indias, en virtud de la Bula de donación, compatible con la libertad de los nativos, que la pierden cuando son sometidos a la jurisdicción y servidumbre de los encomenderos. El otro documento fue la Brevísima relación de la destruición de las Indias. Pero se excedió e hizo daño a España, con relatos que la crítica histórica y el sentido común necesariamente han de calificar de inverosímiles.

PLACA EN LA BASÍLICA DE ATOCHA EN MADRID 

La esclavitud de indios fue un hecho. Carlos V la prohibió en 1530; pero ante la reacción de los españoles, la restableció cuatro años más tarde. Hubo reacciones. Se discutió en las aulas universitarias por obra y saber de Vitoria y de Soto, e intervino con toda su autoridad Paulo III: “Decretamos y declaramos… que los indios no deben ser reducidos a esclavitud”.
El rey Carlos I, para el buen gobierno de los indios, y para hacerse pública la polémica creada por fray Bartolomé de las Casas y confirmadas por Francisco de Vitoria, dispuso al Consejo de Indias una inspección. El emperador convocó para 1540 una junta legislativa que se albergó en la Universidad de Salamanca, para iniciar las reorganización que los humanistas venían pidiendo décadas atrás. Fueron invitados legisladores y religiosos influyentes como el abogados, teólogos y economistas. Ello redundó en la promulgación de las Leyes Nuevas, del 20 de noviembre de 1542 en Barcelona. Fundamentalmente sus puntos es que suprime las Encomiendas, que tanto problemas habían dado. Cinco son los puntos que aquí se pueden subrayar: 1) la dignidad del indio, considerándolo como un súbdito más de la Corona; 2) la eliminación de la esclavitud; 3) la anulación de la encomienda, como principio de servidumbre; 4) la supresión de la guerra de conquista; 5) las cláusulas de seguridad de estas determinaciones, mediante vigilancia, procesos judiciales, castigos. Fue un gran momento para fray Bartolomé. Y fue nombrado obispo de Chiapas (1543). Consagrado en Sevilla (1544), se trasladó a Indias y entró en su sede al año siguiente. El cabildo de México protestó ante la Corte y en la asamblea de obispos fue recibido con desagrado. La Audiencia también mostró su disgusto, y en la Corte actuaron sus opositores. El fraile renunció a su obispado.
En 1547, regresa definitivamente a España. Estaba ya en Valladolid, más sosegado. Las Casas sostuvo en la mayor parte de sus obras la idea de que el Papa, subrogó en los Reyes Católicos su poder temporal sobre las Indias para el cumplimiento del fin evangélico que les había encomendado. Para llegar a la guerra justa hacía falta que surgiese la injuria y si los indios ofreciesen resistencia o impidiesen la predicación o matasen a los predicadores, surgiría ese derecho. La Bula de donación subraya que los indios vivían mansos y pacíficos; y entonces ¿para qué la guerra? La Bula urge el envío de misioneros, y ¿para qué la conquista? Ilustra su negativa con el testamento de Isabel la Católica, “que debía tener entendida la intención del Papa”. Afirma que, antes de bautizarse, los infieles no eran súbditos de la Iglesia, y “no se les puede poner o quitar señor”, a no ser si impedían la predicación de la fe.
En Atocha, Madrid, escribió: “Los Reyes de España, en cuanto al dominio, todas las conquistas de los españoles son injustas y tiránicas. El Rey no tiene nada que ver con los tesoros del Perú y todos los bienes que los españoles trajeron de Indias fueron robados y han de ser restituidos.”
Perfila su concepto del poder del Papa. Toda potestad y jurisdicción temporal. El Papa tiene amplísima potestad sobre algunas cosas temporales, de modo que puede alterar los estados de los reyes. También escribió: “Todos los hombres son esencialmente iguales y dignos de respeto y tienen unos derechos que, por nacer de la naturaleza, son derechos naturales, inviolables e inalienables, y unos atributos fundamentales.” Bartolomé no podía dudar de la condición humana de los indios. Para fray Bartolomé los indios pertenecían a una raza excelente, estaban dotados de inteligencia clara, y al ponderar el medio ambiente en que viven los indios, formula un nuevo argumento a su convicción de que constituyen la raza más perfecta del orbe.
Hay escritos impresos en Sevilla en 1552-1553, han permanecido inéditos hasta el siglo XX. La primera edición crítica, completa, es la de Alianza Editorial, Madrid 1988- 1996.
De las Casas murió en Madrid en 1566 en la Basílica Nuestra Señora de Atocha 

REINO DE NAVARRA - TERCERA PARTE

Por la muerte muy prematura del heredero legal, llega al trono Felipe V de Francia y II de Navarra al ser coronado el 7 de enero de 1317. Nunca visitó Navarra, gobernó con delegados lo que rechazaba el pueblo navarro. En 1307 Felipe V de Francia contrajo matrimonio con Juana II de Borgoña (1291-1330). 

FELIPE II DE NAVARRA 

Muy enfermo muere en enero de 1322 sin dejar hijos varones vivos. Por la ley sálica vigente en Francia, no reinas las mujeres y la Corona Francesa y Navarra pasan a su hermano Carlos IV de Francia y I de Navarra. Ordenó pasar las Cortes de Navarra a París para jurar los fueros, pero la comitiva nunca se realizó por lo que nunca juró los fueros navarros. Por eso nunca fue considerado rey de Navarra pues era ilegal la situación. A su muerte en Navarra  se acordó destituir al gobernador francés y llamar a Juana de Borgoña, la hija de Luis el obstinado y a su marido Felipe III de Évereux para coronarlos reyes de Navarra (1328-1343). Mientras en Francia con la ley sálica  se coronó a Felipe de Valois, sobrino de Felipe IV, con gran oposición lo que prendería la mecha de la guerra de los cien años, el conflicto anglo-francés. Lo cierto es que los monarcas estuvieron pocas veces en Navarra, radicándose en Francia. Vinieron a jurar los fueros y en contadas ocasiones por obligación. Felipe III de Navarra murió en 1343 y Juana continuó reinando vinculada al reino francés.
Por entonces en Castilla, Pedro I, apodado por unos el Cruel le disputaba el trono su hermano de padre, el conde Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán.

ENRIQUE II DE CASTILLA 

En 1357 Enrique reunía en Francia a las Compañías Blancas (mercenarios franceses), al mando de Beltrán de Duguesclin. En lucha personal, con ayuda del francés, vence Enrique a Pedro, dándole muerte en 1369. Y se proclama Enrique II de Castilla.
Murió Juana II de Navarra en 1349. Le sucede su hijo Carlos II de Navarra que reinará hasta 1387. Con diecisiete años y tras confiar los principales cargos a nobles navarros se marcha a Francia. Allí vivió entre intrigas  de los franceses  y el apoyo a los ingleses en la Guerra de los Cien Años, y además problemas con Castilla. Finalmente perdió los dominios heredados en Normandía y parte de Navarra. Tuvo siete hijos con su esposa entre ellos el futuro Carlos III.
Enrique II de Castilla, aliado de Francia, atacó Navarra Y tras vencer se hizo con una veintena de plazas navarras,  por lo que quedaba a merced de castilla. Finalmente Carlos II de Navarra se retiró a Pamplona y vivió modestamente. Tras la muerte del rey castellano su hijo, Juan I de Castilla reintegró a Navarra varias plazas ocupadas a Navarra. Murió el navarro en 1387.
Su hijo Carlos III de Navarra se casó con Leonor, hija de Enrique II de Castilla cuando aún éste vivía. Fue el navarro un rey prudente y pacífico. Los tiempos le fueron favorables, tuvo buenas relaciones con los monarcas de Aragón y Castilla y con el de Francia y apoyó al papa de Aviñón y a su sucesor, el papa Luna.
Se produce la instauración de la Casa de Trastámara en Aragón con Fernando de Antequera en 1412, con lo cual la casa de Trastámara reinan en gran parte de España, Aragón y Castilla-León. Tuvo el rey navarro buena relación también con Fernando de Antequera. Instituyó el título de “Príncipe de Viana”, para su nieto Carlos, hijo de su primogénita Blanca y Juan II de Aragón.

CASTILLO DE OLITE 

Murió en el palacio-castillo de Olite en 1425.
Le sucederá su hija Blanca desde septiembre de 1425.
Blanca ya era reina consorte de Sicilia, y se había quedado viuda en 1409. Abandona Sicilia  en 1415 con dirección a Navarra, donde será proclamada heredera al trono como primogénita del rey. En 1420 se casa con Juan II de Aragón, y no queda estipulado el papel que tendrá el rey consorte de Navarra en caso de muerte de Blanca, lo que sería fuente de problemas en el futuro, ya que en 1421 nacería su primogénito de este matrimonio, Carlos, que sería el Príncipe de Viana. Como dijimos en 1425 muere el rey navarro Carlos III convirtiéndose Blanca en reina soberana de Navarra hasta su muerte en 1441 y el heredero a la corona era Carlos, Príncipe de Viana, con el que su padre, Juan II, nunca se entendió. Juan fue proclamado como rey de Navarra. La situación como rey de Navarra fue compleja, ya que desde su reconocimiento como tal, actuó únicamente como rey consorte, utilizó la dignidad real, en cambio, para sus continuas intervenciones militares en Castilla.



CARLOS PRICIPE DE VIANA 

Aunque Carlos de Viana era el heredero natural Juan II de Aragón y I de Navarra no lo aceptó. Se aprovechó del testamento de su esposa por el que su hijo no debía asumir el título real sin su consentimiento. Carlos acepto el cargo de Lugarteniente del reino navarro y gobernó hasta 1445 estando ocupado su padre en la guerra de Aragón contra Castilla. Cuando Juan volvió después de perder la guerra se casó con Juana Enriquez, hija del Almirante de Castilla. Para contentar a sus partidarios castellanos recurrió a una administración conjunta con su hijo. Esto unido a las rivalidades de linajes navarros y el enfrentamiento de las dos regiones navarras, la montaña con ganadería y lenguaje vasco y la ribera agricultores con lenguaje romance provocó una guerra civil. El príncipe participó con los del norte, los beamonteses, cuyo líder era Juan de Beaumont y el rey con los del sur, los agramonteses liderados por Pedro de Agramunt.
El personaje de  Luis de Beaumont I se había casado con Juana de Navarra, una hija del rey francés Carlos III y creó para ellos el condado de Lerín. En la batalla de Aibar, en 1451, Carlos fue derrotado y hecho prisionero junto a Luis de Beaumont.
La reina consorte de Aragón, Juana Enríquez en esas fechas estaba en avanzado estado de gestación, por lo que se marchó a Sos (Aragón), donde dio a luz a su hijo Fernando en  1452, (Fernando el católico)
Luis de Beaumont permaneció como rehén hasta 1460. Al año siguiente fue obligado a abandonar el reino para evitar las intrigas políticas que mantenía. En un documento Luis de Beaumont II cedía todos los bienes que poseía en Navarra a Fernando II, (el futuro Fernando el católico) y a cambio recibió distintos bienes en tierras.

JUAN II DE ARAGÓN 

Pero estábamos en que en septiembre de 1461, el príncipe de Viana, heredero de las Coronas de Aragón y de Navarra moría. La heredera de Navarra pasó a ser doña Blanca, su  hermana mayor. Sin embargo, Blanca tampoco llegó a ejercer su derecho, pues su padre, Juan II, rey de Aragón, siguió detentando el título de rey de Navarra hasta su muerte. Para seguir disponiendo de esta corona, Juan I hubo de ponerse de acuerdo con Enrique IV de Castilla y con Luis XI, rey de Francia. Ambos decidieron reconocer a Juan como rey de Navarra y establecer como sucesora a su muerte, a su hija menor, Leonor, apartando de la sucesión navarra a Blanca que se negó a renunciar a sus derechos, hasta que cedió en caso de muerte al que había sido su marido, el rey de Castilla, Enrique IV. Cataluña estaba sumida en plena revuelta contra el rey de Aragón.
Los rebeldes ofrecieron en agosto de 1462 el Principado de Cataluña a Enrique IV, adoptando el título de conde de Barcelona e invadiendo Navarra para apoyar al bando de los beamonteses en su lucha por el trono navarro. Agravada la situación en Navarra por la presión castellana, Juan I consiguió llegar a un acuerdo con Luis XI de Francia y logró que Enrique IV aceptara el arbitraje de Luis XI. La sentencia arbitral de Bayona de 1463. 

Enrique IV 
renunciaba a sus derechos sobre Cataluña. Juan, por su parte, acordó con su hija Leonor y su marido, el francés Gastón de Foix, que ellos serían gobernantes perpetuos de Navarra mientras viviera él viviera y que a su muerte adoptarían el título de reyes. El enfrentamiento entre los dos partidos navarros, agramonteses y beamonteses, se agravó. En vista de esto el marido de Leonor, Gastón de Foix se dispuso a invadir Navarra con sus tropas bearnesa, pero murió en 1472.
La guerra civil persistió tras la muerte de Carlos, el Príncipe de Viana en 1461 y a la de Juan II en 1479.
La hija del rey Juan I de Navarra y su primera esposa Blanca I de Navarra, Leonor, le sucedió en el reino de Navarra, siendo jurada reina el día 29 de enero de 1479  en Tudela y murió quince días más tarde. En su testamento dejó a su hermano Carlos todos los títulos y dispuso que fuera heredero Francis I Febo, su nieto, pidiendo que se encomendara a la protección al rey de Francia. Muere el rey en 1483 y le sucede su hermana Catalina I, que reina junto a su marido Juan III hasta 1512.

sábado, 7 de octubre de 2023

JOSÉ I, BONAPARTE, REY DE ESPAÑA

Pepe Botella, por su afición a la bebida, (por lo visto era abstemio), y también “El Rey Plazuelas” por su obsesión de embellecer la capital inaugurando nuevas plazas, es como el pueblo de Madrid le llamaba. De nada le valió su deseo de hacer reformas, ni su intento de modernidad a la monarquía. Los españoles jamás perdonaron que Napoleón invadiera el país y se desarrollara la Guerra de la Independencia. 



PEPE BOTELLA 
Menos de cinco años duró su reinado, pues tuvo que huir de la villa y corte el 17 de marzo de 1813, hace 210 años, según recogió La Gaceta de Madrid. "El Rey nuestro señor salió de esta Corte para recorrer las líneas de sus ejércitos". Se fue para no regresar con un inmenso cargamento de joyas y obras de arte, tanto que según la maledicencia popular "no se llevó la Cibeles porque no le dio tiempo".
Actuó como enviado de su hermano en misiones diplomáticas durante las guerras. Después fue embajador en Roma y tras la proclamación de Napoleón como emperador, se convirtió por mandato suyo en rey de Nápoles en 1806 y en 1808 de España y de las Indias.

JOSE BONAPARTE 
Pero su llegada a Madrid, donde fue proclamado ese 25 de julio con la sublevación del 2 de mayo aún reciente y en pleno estallido de la guerra de la independencia, no pudo ser más inoportuna. Intentó atraerse a los ilustrados afrancesados sin lograrlo con sus reformas de corte liberal establecidas en la Constitución de Bayona, poco conocida, por cierto, que a diferencia de la de Cádiz de 1812. El odio de sus súbditos le dedicaban sangrantes coplillas. "Pepe Botella, baja al despacho, no puedo porque estoy borracho" o "cada cual tiene su suerte, la tuya borracho hasta la muerte" y caricaturas representándole de rodillas dentro de una botella. Ante este complicado panorama, José Bonaparte intentó dejar el trono, pero Napoleón se lo impidió, nombrándole generalísimo en España del ejército francés. Intentó llegar a un acuerdo con los constitucionalistas de Cádiz, sin lograrlo.
El monarca paliaba tanto sinsabor con una agitada vida sentimental, pues aunque se casó con Julia Clary, hija de un rico jabonero de Marsella con la que tuvo dos hijas, su esposa jamás pisó tierra española. Algo que propició su relación amorosa con Pilar Acedo y Sarriá, condesa del Vado y de Echauz, con la que se veía en un picadero que mandó construir en la Gran Vía. Era esposa del marqués de Montehermoso, Ortuño Aguirre, un aristócrata afrancesado a quien el monarca compró su palacio de Vitoria cuando tras huir de Madrid, se estableció allí antes de regresar a Francia. Además de Pilar, en su colección de amantes destacan la condesa de Jaruco, la de Merlin, a quien dedicaron el verso "La señora condesa tiene un tintero donde moja la pluma José primero", una soprano apodada "la Fineschi".
Su gran derrota en la batalla de Vitoria en junio de 1813 supuso el final de su reinado y el restablecimiento de la monarquía Borbón con Fernando VII a raíz del tratado de Valençay.

RECUPERACIÓN DE PARTE DEL EXPOLIO
Cuando José Bonaparte decidió abandonar Madrid y dirigirse a Francia por la situación de derrota militar, se llevó una caravana de más de 2 000 carros, el famoso “Equipaje del rey José”, al que Benito Pérez Galdós dedicó uno de sus Episodios Nacionales. La batalla de Vitoria evitó que la comitiva llegase a Francia y José Bonaparte tuvo que huir a caballo y dejar todo su equipaje atrás. La tropa, de los que más de la mitad eran británicos, asaltó con avaricia los carros y se olvidó de perseguir a José Bonaparte, lo que enfadó a Wellington pero al menos pudo salvar el carro en el que Bonaparte había guardado los cuadros: unas 200 obras de Juan de Flandes, Brueghel, Van Dyck, Tiziano, Rubens, Teniers, Guido Reni, Ribera, Correggio, Murillo, Velázquez, todas sin marco y enrolladas para ocupar menos espacio. Wellington envió 300 obras recuperadas a su hermano a Inglaterra y decidió por su cuenta devolver los cuadros, por lo que su hermano, Henry, en ese momento embajador en Madrid, envió en 1814 una misiva a Fernando VII, informándole de que estaba en posesión del tesoro artístico. Y deseaba devolverlo. No tuvo respuesta y lo intentó de nuevo en septiembre de 1816 en una carta al embajador español en Londres. Recibió la contestación oficial de que el rey había decidido que se quedara con las obras agradeciendo sus servicios. Wellington, que los colgó en su casa, Apsley House, que se ha convertido en un museo perteneciente al English Heritage, donde se puede ver hoy en día “The Spanish gift” (El regalo español). 

"LA VENUS DEL ESPEJO"
En 1816, una vez derrotado Napoleón, la liga de los vencedores obligarían a Francia a devolver lo expropiado. En el museo del Louvre se hizo inventario con más de 5.000 obras de arte robadas en todos los territorios de Europa, de las cuales el comisionado español a tal efecto, el general Álava, solo podría recuperar algo más de cuatrocientas de ellas.
En el Congreso de Viena se condenó a Francia a devolver a España el entero patrimonio incautado, algo imposible a todas luces pues solo estaba inventariada una parte ínfima en el “Diccionario histórico de las Bellas Artes en España” del ilustre Agustín Ceán Bermúdez; y es por ello por lo que se haría imposible el rastreo de estas.
José I había utilizado los bienes incautados a las órdenes religiosas para ofrecerlos a los militares más renombrados. De esta manera, el mariscal Soult, comandante general de las fuerzas francesas en España, fue recompensado con seis cuadros procedentes de El Escorial. El general D’Armagnac, gobernador militar, con cuatro. El general Sebastiani, que dirigió la ofensiva contra Andalucía, recibió tres. Y el general Dessolles, que tuvo un papel destacado en la victoriosa batalla de Ocaña, otros tres. Sin embargo, con quien más generoso se mostró el rey fue evidentemente con su hermano, Napoleón. De esta manera, el 26 de mayo de 1813 salieron hacia Francia 300 pinturas. Aunque el convoy estuvo a punto de ser interceptado en la batalla de Vitoria, librada en julio de ese año, los lienzos llegaron a París en perfectas condiciones. Al final sólo doce se consideraron apropiados para ser expuestos en el museo de Napoleón. El resto no se devolvió para servir como decoración para las residencias imperiales.
El francés Frédéric Quilliet, oscuro personaje, había llegado a España antes de la guerra. Quilliet fue el encargado de inventariar las colecciones reales, en especial la del monasterio de El Escorial, de la que desarrolló un gran conocimiento, y otras importantes colecciones privadas.  Quilliet logró apropiarse de muchas de las obras que estaban destinadas a los depósitos reales. Su ambición y descaro llegaron a tal punto que, en 1810, fue cesado de su cargo. 
 La “Venus del espejo” de Velázquez actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres. Anteriormente perteneció a la Casa de Alba y a Manuel Godoy, en cuya época seguramente se conservaba en el Palacio de Buenavista en Madrid.
Los franceses usaron como guía el "Diccionario histórico de las Bellas Artes en España" de Cea Bermúdez, un coleccionista y crítico de arte de reconocida y sobrada reputación.
Tras la caída de Napoleón en Waterloo, José emigró a Estados Unidos y gracias a la venta de las joyas que se llevó de España, se construyó una mansión en Filadelfia. Allí ocupó su tiempo soñando con construir un imperio mientras caía en los brazos de nuevas amantes, entre ellas, Annette Sauvage, descendiente de la india Pocahontas.
En 1841 logró permiso para regresar a Europa, instalándose en Florencia, donde falleció tres años después, siendo enterrado en Les Invalides de París junto a su hermano gracias a la mediación de su sobrino, el emperador Napoleón III.
Muchos tesoros procedentes de España se encontraban en Francia en 1940 en la Segunda Guerra, durante el Gobierno de Vichy. Varias obras procedentes del Louvre se habían trasladado para protegerlas de los bombardeos. Franco aprovechó el momento para reclamar parte de nuestro patrimonio robado, y en la lista, la primera obra de arte era La Inmaculada de Murillo arrebatada por el mariscal Soult. 

"LA INMACULADA" de Bartolomé Esteban Murillo.


Para negociar con ventaja, Franco explotó la posibilidad de que España apoyara en la Guerra a la Alemania nazi. Con esta premisa, el gobierno francés cedió la venta de tan preciado cuadro de Murillo.

REINO DE NAVARRA (Segunda parte)

Del reino de Pamplona surge, tras unos primeros años de expansión y la posterior merma territorial a manos de Castilla y Aragón, el Reino de Navarra que se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra, al sur de los Pirineos y la Baja Navarra o Navarra Continental, al norte  de la cordillera pirenaica, (actual Francia).

SANCHO VI, EL SABIO 

El Reino de Navarra  nació cuando Sancho VI, el sabio, cansada de que los reinos de Castilla y de Aragón intentasen repartirse su reino y aprovechó las minorías de edad de Alfonso VII de Castilla y de Alfonso II de Aragón para intitularse rey de Navarra en 1162. Y además consiguió que Pamplona dejase de ser vasallo de Castilla. Aunque el título de rey ya se utilizaba desde hacía 20 años era de forma no oficial.
Por lo tanto Sancho VI fue el último rey de Pamplona y el primero de Navarra. Hasta diecinueve monarcas tuvo  Navarra antes de ser anexionada definitivamente a la corona de Castilla-León en 1515.  Sancho VII, hijo del anterior rey, fue rey de Navarra entre 1194 y 1234.
Ya dijimos en el capítulo anterior que el Reino de Navarra  nació cuando Sancho VI, el sabio, aprovechó las minorías de edad de Alfonso VII de Castilla y de Alfonso II de Aragón para intitularse rey de Navarra en 1162. Y además consiguió que Pamplona dejase de ser vasallo de Castilla. Aunque el título de rey ya se utilizaba desde hacía 20 años era de forma no oficial.

ALFONSO VIII DE CASTILLA

En 1195, el rey castellano Alfonso VIII sufre una seria derrota en la batalla de Alarcos y el navarro llegó tarde al encuentro por una falta de coordinación entre ambos. Salvo Castilla y Aragón, los demás reinos llegaron a acuerdos con el califa almohade para establecer alianzas. El papa rechazaba esa unión contra natura. Así en 1196 se reunieron los monarcas de Castilla, Aragón y Navarra con un representante del papa para sellar una alianza contra los musulmanes. Pero otra vez tanto Castilla como Aragón pactan repartirse Navarra y sus fronteras fueron atacadas por ambos reinos en 1198, teniendo el navarro que ceder poblaciones. Aunque el navarro trató de aliarse con el almohade en tierras africanas, tras las pérdidas de las tierras ascas Navarra quedaba reducida, sin salida al mar y rodeada por los poderosos reinos castellano y aragonés.

Se fundan Vitoria y San Sebastián, hacia el 1200 con una labor repobladora. Pero Castilla después de un largo sitio se hizo con Guipúzcoa y Álava. Debido al extraordinario poder del castellano todos los reinos peninsulares se unieron contra Alfonso VIII de Castilla, pero gracias a la intervención del papa, que deseaba la unión de todos los cristianos contra el enemigo común, los almohades, logró detener las hostilidades.
Pese a todo Navarra participará en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que destacó el monarca navarro Sancho VII el Fuerte. La batalla resultó un triunfo rotundo para las fuerzas cristianas iniciándose así la lenta decadencia del imperio almohade en España.
La muerte sin descendencia de Sancho VII, supone la entronización en Navarra de Teobaldo I, sobrino del fallecido, con lo cual termina la dinastía Jimena y comienza la de Champaña, la Capeta y la de Évreux.
Teobaldo I selló pactos con Castilla, Aragón e Inglaterra, que le permitieron consolidarse en la corona. En su reinado se redactó el Fuero General de Navarra, el conjunto de normas y costumbres que habían regido la vida política en tiempo de la dinastía Jimena.

ALFONSO X EL SABIO

En octubre de 1234 se firma el tratado de Logroño con el compromiso del matrimonio de su hija Blanca con Alfonso, el futuro Alfonso X el Sabio.​ En este tratado, Fernando III el Santo ofrecía a Teobaldo los puertos de Fuenterrabía y San Sebastián con las tierras de Guipúzcoa, pero nunca llegó a cumplirse. En agosto de 1239 partió al frente de un ejército cruzado a Tierra Santa, en la conocida como cruzada de los barones.
Desde su vuelta de la Cruzada se dedicó a viajar hasta champaña  y mantener la paz en los reinos cristianos.
Teobaldo I murió en Pamplona en 1253.
Hereda el trono su hijo Teobaldo II que es regido por menor de edad, por su madre Margarita de Borbón, quien promete en matrimonio a su hijo a Isabel, la hija de Luis de Francia  lo que aseguraba en cierta forma el reino frente a castellanos y Aragoneses. Lo cierto es que Teoblado II pasó gran parte de su reinado en Francia con unos cinco viajes a Navarra.
Su suegro, San Luis IX de Francia anunció que el primer objetivo de la cruzada es Túnez y en 1270 parten juntos hacia Túnez. La expedición franco-navarra llega a Túnez el 18 de julio. En agosto, el rey francés muere a causa de una enfermedad durante el sitio de Túnez. El rey navarro desiste de la empresa militar y decide comandar a las tropas navarras y francesas en su marcha de vuelta al continente europeo.
Unas semanas después en diciembre de 1270, Teobaldo II muere en Trápani antes de haber llegado a volver a la península ibérica.
Asciende al trono el hermano del rey, Enrique I en 1270. De corto reinado, se casa con Blanca de Artois con la que tuvo una hija, Juana. Murió Enrique I a los cuatro años y heredó el reino Juana I de Navarra y los condados de Champaña con sólo tres años. Ejerció la regencia su madre y las ambiciones de Castila y Aragón se despertaron. 

FELIPE IV DE FRANCIA

Pretendían que se prometiera con sus descendientes. Castilla presentó a Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X el sabio, y Aragón al futuro rey Alfonso, el liberal, pero la regente busco protección en París por lo que prometió a su hija Juana  a Felipe el hermoso, IV de Francia, en 1276, cuando el novio tenía ocho años. El rey Felipe III de Francia empezó a regir Navarra como tutor de ambos jóvenes prometidos y envió un gobernador. Esto no gustó a los navarros que se revelaron. El francés envió un poderoso ejército y saqueó Navarra.
En la ciudad de Pamplona es arrasado el barrio de la Navarrería por tropas francesas en 1276 y extendiéndose la confrontación por toda Navarra, venciendo éstos a los aliados castellanos e implantando el acercamiento de Navarra a Francia. Los nobles huyeron a Castilla o Aragón y Francia se anexionó Navarra hasta 1328. Los cargos administrativos pasaron a ser ocupados por franceses, lo que produjo el rechazo de los navarros que buscaron la ayuda de Aragón. Juana y Felipe reprimieron duramente a los navarros. Al morir el rey francés queda Felipe el hermoso como rey de Francia como Felipe IV y como Felipe I de Navarra, y Juana reina consorte.
En 1305 fallece la reina Juana. Felipe fue el responsable del traslado del papado de Roma a Aviñón y el que impulsó la orden de disolver a los Templarios, quedándose sin pagar la deuda que con ellos tenía. Maldecido por el gran maestre de la orden templaria murió según éste lo vaticinó un año después del mismo, en 1314. Fue coronado su hijo Luis X que solamente reinó dos años, llevó a cabo una fuerte represión encarcelando y deportando a Francia a los cabecillas de la nobleza. Murió quizá envenenado. Por la muerte muy prematura del heredero legal, llega al trono de Navarra y de Francia Felipe II. Nunca visitó Navarra, gobernó con delegados lo que rechazaba el pueblo navarro. En 1307, contrajo matrimonio con Juana II de Borgoña (1291-1330). Muy enfermo muere en enero de 1322 sin dejar hijos varones vivos.

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...