viernes, 14 de marzo de 2025
MUJERES QUE REINARON EN ESPAÑA
martes, 11 de marzo de 2025
AL -ANDALUS SIGLO XIV-XV - (Parte 10)
Muhammad III rompió definitivamente con Aragón en 1304. Dos años después emprendió la conquista de Ceuta. Al mismo tiempo las coronas de Castilla y Aragón acordaban la paz en el conflicto por Murcia en la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305), por lo que dejaban en una posición delicada al reino de Granada.
En 1308 los reinos de Castilla y Aragón firmaron el Tratado de Alcalá de Henares para iniciar la guerra contra Granada. Castilla y León atacarían las plazas de Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses conquistarían la ciudad de Almería. Jaime II atacó Almería, mientras los benimerines recuperaban Ceuta, que se rebeló contra el dominio nazarí. Las tropas castellanas, por su parte, emprendieron el sitio de Algeciras.
Nasr el nuevo emir desde 1309, rápidamente se puso en contacto con los benimerines con los que concretó la paz. La ruptura del acuerdo tripartito hizo que fracasaran. Los castellanos solo pudieron tomar Gibraltar. La Tregua de 1310 significó la paz entre los contendientes, a la vez que obligaba a Granada a pagar.
La situación de tregua fue rota y al Azafi, señor de Ceuta, logró derrotar a una escuadra castellana en 1316. Los castellanos, dirigidos por el infante Pedro de Castilla, tutor del rey Alfonso XI que era menor de edad, emprenden una campaña en la frontera del Reino de Jaén.
El avance cristiano fue derrotado en la Vega de Granada (1319). La tregua de 1321 permitió al sultán Ismail recuperar algunas plazas. El reino de Aragón renovó la paz con Granada en 1321.
Cuando el rey Alfonso XI de Castilla alcanzó la mayoría de edad comenzó una campaña expansiva contra Granada, obtiene la ayuda del rey aragonés Alfonso IV, que facilitó la conquista de la zona. Finalmente la campaña terminará con la Tregua de 1331 entre Castilla y Granada.
El mayor éxito de los benimerines fue la toma de Gibraltar en 1333, mal defendida y que se convirtió en la plaza fuerte de los norteafricanos. Al año siguiente se firmó la paz.
El reino de Aragón se unió a esta paz con Alfonso IV y renovada con Pedro IV el Ceremonioso, rey de Aragón desde 1336.
En 1338, al expirar la tregua, deseoso de conquistar Tarifa y derrotar a los castellanos, el sultán pasó el Estrecho con su ejército y comenzó el cerco de Tarifa, por su parte, la alianza para esta lucha entre los reinos de Portugal y Castilla obligó a presentar batalla a los benimerines cerca de Tarifa. En octubre de 1340 se desarrolla La batalla del Salado, de las más importantes de la Reconquista cristiana. Supuso el triunfo definitivo de Alfonso XI sobre los benimerines.
Alfonso XI respetó la tregua hasta 1349, cuando decidió la toma de Gibraltar, a la que puso sitio en verano. Sin embargo, el avance de la plaga de la peste negra por Europa alcanzó el campamento cristiano en el que falleció el rey.
La gran beneficiaria, Castilla, quedaba como dueña de las plazas del Estrecho, salvo Gibraltar, pero las guerras civiles posteriores facilitaron la supervivencia del Reino de Granada y desviaron su atención en la zona del Estrecho. La rebelión de Gibraltar (1411) significó el último intento de los benimerines de mantener influencia en la Península.
Los portugueses tomaron Ceuta en 1415, Tetuán en 1437 y Tánger en 1471 cuando ya el poder benimerín había desaparecido.
La lucha por el Estrecho concluye con la toma de Gibraltar en 1462 por parte de los castellanos, superando el intento fracasado en 1436. Con ello, el Estrecho quedaba en manos castellana en su parte europea (Tarifa, Algeciras, Gibraltar) y en manos portuguesas en la zona africana (Tánger y Ceuta).
Ya solamente quedaba el reino nazarí de Granada, cuya guerra comenzaría en 1482.
El gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481. Toda una provocación, y Fernando II de Aragón y esposo de Isabel I de Castilla, se acuarteló en Córdoba. Organizó un ejército con su Estado Mayor. Había nacido la guerra moderna. En las luchas los moros eran derrotados y en el Palacio crecieron las intrigas. Para colmo el rey Muley Hacén, algo viejo ya, se encaprichó con una concubina cristiana mucho más joven que él llamada Soraya. Su esposa Aixa, muy resentida por perder la condición de favorita, se conchabó en secreto con su hijo Boabdil para que le destronase y traicionase.
La noticia recorrió el continente y todos los reyes de Europa celebraron la conquista y ordenaron misas en gratitud por la victoria. El Papa hizo repicar al unísono todas las campanas de Roma.
domingo, 9 de marzo de 2025
EL CARDENAL RICHELIEU Y SU INFLUENCIA EN CATALUÑA
El famoso cardenal Richelieu será siempre recordado como el malo de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. Pero los españoles deberíamos recordarle como el traidor a la propia iglesia católica, que tanto defendía España en esos años. Además, ¿Qué influencia tuvo su gestión sobre Cataluña?
CARDENAL RICHELIEU
En 1621 Luis XIII propuso al Papa que hiciese cardenal a Richelieu. Sólo tres años después se convertía en primer ministro. Desde el principio, Richelieu tuvo como meta neutralizar a los Austrias españoles y alemanes, extender el imperio de ultramar y centralizar el poder en Francia. Pero para eso no dudó en apoyar a los protestantes suizos contra España y a los también protestantes holandeses y alemanes en la Guerra de los Treinta años.Fue alentado por Luis XIII, un monarca que lo aborrecía, pero al que no se le escapaba su sagacidad política. El resultado fue un fortalecimiento de la posición de Richelieu y el exilio definitivo de la reina madre. Se produjo en un momento crucial, porque durante esa época, los protestantes alemanes estaban dispuestos a llegar a un acuerdo con los Austrias que garantizaba a estos la hegemonía a cambio del reconocimiento de la libertad religiosa.
En 1635, Richelieu logró entrar abiertamente en la guerra de los 30
años de parte de los protestantes, aún siendo un país católico, pero es que
veía el poder del Sacro Imperio y el de España. En 1635 declaró la Guerra a
España y la situación de Cataluña era clave dado su posición fronteriza.
Dejando a un lado las batallas habidas, recordamos que quiso invadir España por
Navarra, y fue derrotada en Fuenterrabía. Los catalanes no quisieron acudir a
esa asedio francés. Después de su derrota, casi había cortado el camino a
Flandes, que usaban los Tercios para abastecerse. De ahí viene lo difícil que
es poner una pica en Flandes. Se pensó abrir un segundo frente en los Pirineos,
que permitiría un rápido abastecimiento a las tropas. Este frente se abriría en
Cataluña, lo que posibilitaría una aportación del Principado. La presencia del
ejército no era agradable para las poblaciones fronterizas. El pueblo
despreciaba al ejército, los nobles no querían aportar y la situación económica
que era grave, influía negativamente para que Cataluña, al igual que el resto
de España, entrara en guerra.
Encabezados por Pau Claris, jefe del estamento eclesiástico, se impusieron en Barcelona los radicales secesionistas. Ese mismo año de 1640 en septiembre, la Diputación Catalana pide a Francia apoyo armamentístico. En octubre de 1640 navíos franceses usaban los puertos catalanes y Cataluña pagaba a un ejército francés de tres mil hombres, para empezar, que Francia enviaría al condado. Al mes siguiente un ejército del rey recuperó Tortosa camino de Barcelona. Al acercarse a la ciudad estalló una revuelta más importante que la del Corpus, por lo que se selló la alianza con Francia. El 16 de enero de 1641, la Junta de Brazos (Las Cortes sin el rey) aceptaron la propuesta de Clarís de poner a Cataluña bajo protección del rey de Francia.
El enviado del rey francés a Cataluña ofreció la
intervención militar solo en el caso de ser reconocido como soberano el rey
francés. Lo aceptaron de forma que Luis XIII de Francia pasó a ser el nuevo
conde de Barcelona. Poco después, en enero, un ejército franco-catalán lucharon
y vencieron en Barcelona al ejército de Felipe IV que se retiró y no volvería
hasta diez años más tarde. El Presidente de la diputación catalana, proclama la
República y se la ofrece al rey Francés que es nombrado Conde de Barcelona y se
consideran subditos de la corona francesa. El campo de batalla entre Francia y
España que era Cataluña, los catalanes querían evitar al comienzo de la guerra
y por no querer costear algo su defensa en favor de España, ahora lo hacían en
favor de Francia, para colmo cediendo parcialmente su administración a un
extranjero.
Richelieu nombró entonces un virrey y llenó la
administración catalana de conocidos pro-franceses. A Cataluña el ejército
francés le salía cada vez más caro y además se mostraban como un ejército de
ocupación, un invasor. Por otro lado los comerciantes franceses competían con
los catalanes favorecidos por Francia, y Cataluña se convirtió en una zona
mercante más. Si a esto le sumamos la guerra, su costo, la consecuente
inflación, para colmo hubo plagas y enfermedades generalizadas, llevó a la
población a una situación límite. Advirtieron que su situación era peor con
Francia que con Felipe IV.
En 1643, el ejército francés de Luis XIII conquista el Rosellón, Monzón (en Aragón) y Lérida. Richelieu y el rey francés murieron en 1643. Por una de esas ironías de la Historia, su sucesor en el cargo sería también un cardenal, llamado Mazarino y la regente era Ana de Austria, hermana de Felipe IV. Toda una ironía del destino. La política del país apenas varió con el valido, cardenal Mazarino. En 1648 termina la guerra de los 30 años con el Tratado de Westfalia y con la retirada de la guerra de sus aliados, los Países Bajos, Francia comienza a perder interés por Cataluña. Pero la guerra en Cataluña prosiguió
El fin de la guerra se saldó con la anexión del Rosellón
(que jamás se recuperaría), y otras comarcas a la corona francesa, anexión
confirmada en el Tratado de los Pirineos (1659), aunque en la Cataluña francesa
los fueros catalanes fueron derogados en 1660. Se estipuló también el
casamiento de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis
XIV de Francia. Así se impuso la hegemonía de Francia sobre España.
jueves, 6 de marzo de 2025
LO QUE NATURA NON DA SALAMANCA NON LO PRESTA.
La Universidad de Salamanca inició su ininterrumpida actividad docente en 1218. Fernando III de Castilla (1199-1252) confirmaría por Real Cédula todas las franquicias y privilegios otorgados a las Escuelas salmantinas; privilegios que, en 1254, ratificaría su hijo Alfonso X "el Sabio", quien emplea por primera vez la palabra universidad en relación con el establecimiento docente.
El papa Alejandro IV concedió al alma máter salmantina el título de Estudio General, quedando así equiparada a las universidades ya existentes en París, Bolonia y Oxford. La Universidad de Salamanca se convirtió, junto con París, Oxford y Bolonia en una de las primeras universidades europeas y hoy en día es la única española que ha mantenido su actividad a través de los siglos.
En el siglo XVI, momento de esplendor de la universidad salmantina (que se convirtió en el foco más importante del neoescolasticismo español frente al erasmismo dominante en Alcalá de Henares), llegaron a frecuentar sus aulas hasta 12.000 estudiantes en un año, muchos de ellos de los más diversos países de Europa, para asistir a sus cursos, impartidas por insignes maestros de la categoría de Fray Luis de León, y otros nombres ilustres del Siglo de Oro.
La Universidad salmantina ha quedado vinculada a la Historia
Universal por una serie de hechos y personalidades que llegaron a marcar la
evolución de la sociedad occidental
A causa de la Universidad, en Salamanca se construyeron diversos colegios, sobre todos los llamados Mayores. El más antiguo fue el Colegio Viejo o de San Bartolomé (1401), debido a la iniciativa del arzobispo don Diego de Anaya. El actual edificio, de estilo neoclásico, más conocido como Colegio de Anaya, fue construido en el siglo XVIII sobre otra edificación anterior. Uno de los personajes más ilustres vinculados a la Universidad de Salamanca fue Miguel de Unamuno. Catedrático de griego y rector de la facultad, un busto suyo preside una lujosa escalera en dicho colegio. De entre su ornamentado arquitectónico sobresale su fachada construida en estilo plateresco hacia el año 1525, y se ha convertido en el centro de interés artístico de la universidad. Sobre las dos arcadas de la fachada, se divide en tres cuerpos: en el primero aparece un medallón con los Reyes Católicos y una inscripción en griego que dice “los reyes a la Universidad, y esta a los reyes”; en el central, el escudo imperial de Carlos V, y en el superior, la figura del Papa con dos cardenales.
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