martes, 15 de abril de 2025

MATRIMONIOS - ESPAÑOLES E INDÍGENAS

En 1514 una real cédula que validaba cualquier matrimonio entre varones castellanos y mujeres indígenas. La ley de matrimonios mixtos que cambió la colonización de américa. Los contactos entre los conquistadores y las mujeres nativas fueron un problema y una característica de la conquista de América, el matrimonio también era una herramienta para la conversión de los indios.


En 1503, los Reyes Católicos fomentaron los matrimonios mixtos La situación estuvo llena de irregularidades y vacíos jurídicos. Fue la importancia de regularizar tales uniones lo que llevó al rey Fernando el Católico a aprobar la ley de 1514 que sería en una de las principales características de la experiencia colonial española: el mestizaje.
Sin embargo, es cierto que la casi total ausencia de mujeres castellanas en las Américas causó problemas desde el principio, y determinó la tendencia a buscar esposas o parejas no formales entre las mujeres locales. Cristóbal Colón atribuyó la destrucción del fuerte Navidad, fundado en su primer viaje, al hábito de los castellanos de amancebarse con hasta "cuatro mugeres" y de apropiarse de las nativas a placer.
Las relaciones entre castellanos e indias crecieron exponencialmente a medida que la colonización de las islas caribeñas iba avanzando. Muchos colonos desposaron a las hijas de caciques locales con el objetivo de heredar tierras y mano de obra. Esta táctica matrimonial, practicada con asiduidad en La Española, llamó la atención del tercer gobernador de la isla, fray Nicolás de Ovando. Tales matrimonios suponían la peligrosa creación de una nobleza basada en la tierra, reconocida por los nativos pero encabezada por españoles. Ovando trató de limitar los matrimonios mixtos, todavía en el limbo legal, imponiendo una licencia matrimonial y otorgando encomiendas a quienes se habían casado con las hijas de caciques en territorios alejados de las tribus a las que pertenecían. La mezcla de ambos grupos, además de ser una necesidad obvia, se había convertido en una cuestión política.
ISABEL DE MOCTEZUMA 
La validez de estas uniones matrimoniales se veían afectadas además por un problema legal añadido: el del status jurídico de los indios.
Los indios, según entendió Colón desde el principio, podían ser esclavizados. Sin embargo, la corona tenía una interpretación diferente. Ya en 1495, la reina Isabel la Católica se había visto obligada a intervenir para evitar que el Almirante vendiera cuatro nativos americanos que había traído consigo de su segundo viaje.
La ambigua situación de los indios creaba una gran incertidumbre acerca de la legalidad de los matrimonios mixtos y su descendencia. Tal incertidumbre desapareció a principios del siglo XVI. Si bien la postura oficial de los Reyes Católicos con respecto a los indios era aún imprecisa en 1495, tan sólo cinco años más tarde, en 1500, los monarcas publicaron una real cédula prohibiendo su esclavización. La política de protección de los nativos americanos iniciada por Isabel fue continuada por su cónyuge, el rey Fernando: las Leyes de Burgos, promulgadas en 1512 y complementadas por las leyes de Valladolid de 1513, trataron de suprimir los abusos de los colonos españoles en ultramar, al tiempo que buscaban la conversión de los indígenas y su sujeción al entramado colonial. En este contexto, la Real Cédula de 1514, aunque de mucha menor envergadura, suponía un gran avance en la afirmación de los derechos de los indios. A pesar de la frecuencia con la que varones castellanos se emparejaban con mujeres nativas con anterioridad a la Real Cédula, la ley se consideraba necesaria dado que la mayoría de estas relaciones carecían de un verdadero status legal. La convivencia variaba desde meras mujeres de compañía hasta esposas, formalizadas a veces a través de ritos indios y no cristianos. Fray Bartolomé de las Casas afirmaba que el grado de amancebamiento era tal, que los colonos se referían a sus parejas con el término "criadas". No obstante, y a pesar de la abundancia de casos de convivencia fuera del matrimonio que se daba en América, las uniones reconocidas parecen haber sido la regla general. Según el historiador británico Hugh Thomas, el repartimiento de 1514 organizado por Rodrigo de Alburquerque sugería que la mitad de los colonos castellanos de La Española estaban formalmente casados con mujeres indígenas. El matrimonio también era una herramienta para la conversión de los indios.
En 1503, los Reyes Católicos enviaron una ordenanza al gobernador Ovando instándole a fomentar los matrimonios mixtos con la esperanza de facilitar la tarea evangelizadora. Un ejemplo especialmente importante fue la política de enlaces matrimoniales que Cortés empleo con los herederos de Moctezuma, entre ellos, los de Isabel de Moctezuma, hija del emperador mexica Moctezuma II, nació con el nombre de Tecuichpo Ixcazochitzin. Siendo aún niña fue desposada con el noble Atlixcatzin, quien murió en 1520. Tras la muerte de Moctezuma, Tecuichpo se casó sucesivamente con los dos emperadores que sucedieron a su padre, Cuitláhuac y Cuauhtemoc, convirtiéndose en la última emperatriz azteca. La conquista de Tenochtitlán supuso un cambio radical de gobierno al que Tecuichpo sobrevivió convirtiéndose al catolicismo y adoptando el nombre de Isabel.
Ésta Isabel de Moctezuma fue desposada en 1526 con Alonso de Grado, uno de los lugartenientes de Cortés. Este enlace encarna la política de integración adoptada por Cortés con el objetivo de incluir a la estructura de poder azteca dentro del entramado colonial español y, al mismo tiempo, el intento por parte de los españoles de legitimar su dominio sobre Méjico a través de la autoridad de los gobernantes aztecas. El matrimonio de Isabel de Moctezuma con Alonso de Grado incluía como encomienda la ciudad de Tacuba, y era la mayor propiedad en el Valle de Méjico. Alonso de Grado murió sin dejar descendencia, e Isabel se casaría otras dos veces, e incluso daría a luz a un hijo ilegítimo de Hernán Cortés. De su último matrimonio con el español Juan Cano, Isabel engendró cinco hijos que iniciarían la genealogía de los duques de Miravalle, título aún existente y uno de los muchos legados directos de la conquista española de Méjico. Con sus seis matrimonios, y viuda tres veces antes de cumplir los dieciocho años, Isabel de Moctezuma fue una de las grandes figuras femeninas de la conquista y del mestizaje. Sus matrimonios con lugartenientes de Cortés respondían a una razón simbólica: Isabel era la última emperatriz de los aztecas.
El matrimonio no sólo era una herramienta para la conversión, sino también para la integración cultural y la hispanización.


Estatua en México de Gonzalo Guerrero y su mestizaje 
Isabel de Moctezuma encarna en su persona la unión cultural entre la América Precolombina y la España imperial, unión de la que emergería Hispanoamérica. A pesar de su importancia, la real cédula de 1514 no fue percibida como una gran innovación por sus contemporáneos. Comprendida entre los grandes cuerpos jurídicos de las Leyes de Burgos de 1512 y las Leyes Nuevas de 1542 que sentarían las bases del Derecho Indiano, la real cédula además adolecía de dificultades obvias en cuanto a aplicación y control.


Las uniones entre españoles e indias ya eran numerosas antes de 1514, la real cédula sentó las bases de un cambio social desconocido hasta entonces. Al reconocer la posibilidad del matrimonio entre ambas razas, la cédula de Fernando el Católico sirvió para llenar un vacío legislativo referente a la condición legal de los indios, asegurando la absoluta legitimidad e igualdad de la descendencia que surgiera de los matrimonios mixtos comparados con los matrimonios de Castilla. No sólo reconocía una realidad ya existente. También abría la puerta al mestizaje y a la simbiosis cultural, que fueron características exclusivas del imperio español, y que hicieron única a la experiencia colonial española en comparación con los demás imperios europeos.

lunes, 14 de abril de 2025

SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA

14 DE ABRIL DE 1931
La llegada de la Segunda República Española tuvo una gran acogida popular en un primer momento, con ilusión y esperanza por buena parte de la sociedad. Se consideraba que se acabarían los tiempos de las corrupciones y el caciquismo


Alfonso XIII tenía las horas contadas. La España monárquica empezaba a ser inviable. No tuvo apoyos ni de dentro del país ni de fuera. Realmente ya se sabía que las elecciones municipales eran realmente un referéndum, no sobre los ayuntamientos sino sobre monarquía o república.
Debían elegirse unos ochenta mil concejales en todos los ayuntamientos de España. En las poblaciones rurales dominaba el caciquismo, y la presión que éstos exigieron explican que en la mayoría de los municipios rurales no hubo votaciones. También la cantidad de concejales monárquicos elegidos. Es por ello por lo que sólo se consideraron legales las votaciones de las capitales de provincia y de los grandes municipios, donde los republicanos fueron mayoritarios.
Los resultados no dejaron lugar a dudas, si bien los monárquicos obtienen más votos, los republicanos consiguen más concejales.
Con la marcha del rey Alfonso XIII la cuestión estaba servida. Se formó el primer gobierno, se creó un Estatuto Jurídico por el que regir el sistema provisional, hasta la redacción y proclamación de una nueva Constitución. Y se emprendieron las primeras reformas, Cortes Constituyentes. El Estado sería aconfesional y se reconocía la libertad sindical y corporativa. Y también se podría gobernar por decreto. Se amnistió a todos los presos por delitos políticos.
No hubo referéndum consultivo al pueblo sobre el sistema ni la posterior Constitución del 9 de diciembre de 1931 en las que sólo pudieron votar los hombres en el Parlamento, (en ella fue aprobado el voto femenino no fue aprobado pero no ejercieron el derecho al voto hasta las elecciones de 1933), pero si podían ser candidatas, y que dieron lugar a un parlamento con una insignificante presencia de la derecha.
Pero en las votaciones municipales de ese año de 1931 si que pudieron votar y ser elegidas las mujeres, con unas condiciones, ser solteras, no ejercer la prostitución, etc. Esto merced a una ley aprobada en 1924 durante la dictadura de Primo de Rivera.
Para aprobar la nueva Constitución, de referéndum pasamos olímpicamente. Las Cortes republicanas negaron al pueblo español su derecho a decidir sobre esa Carta Magna.
El gobierno nacional pacta y con el dirigente Maciá, fundador de Esquerra Republicana, que acepta que se establezca de momento la Generalitat, una vieja institución que había sido disuelta. Se emitió un comunicado proclamando la República Catalana dentro de la República Federal Española.

Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón, Pérez de Ayala, Antonio Machado 
En el país vasco la Iglesia era influyente y las cosas no fueron igual que en Cataluña. Simplemente un alcalde ya era capaz de hacer de su capa un sayo. En el país vasco, los alcaldes de Guecho, Mundaka, Elorrio y Bermeo reunidos en Guernika pidieron el reconocimiento de la República Vasca Federada. Los vascos además chocaban con el gobierno central en que allí el nacionalismo tenía profundas connotaciones religiosas y eran contrarias a las políticas laicas y también anticlerical de Madrid.
El clima de tranquilidad duró poco tiempo tras la proclamación de la República. La mentalidad laicista de los partidos de izquierda republicana chocaba frontalmente con el catolicismo conservador. Existió un anticlericalismo moderado, pero la mayor parte, popular, era visceral y violento. La persecución religiosa siguió en sólo cuestión de días. Una oleada de ataques a iglesias y conventos se desató en toda España entre los días 10 y 13 de mayo, ante la flagrante pasividad del gobierno republicano.
Días después de la proclamación de la República, José Ortega y Gasset elogió la tranquilidad con la que el Gobierno provisional republicano había llevado a cabo el cambio de régimen. Se presentó por León con la "Agrupación Al Servicio De La República" (ASR), y fue elegido diputado.
Ya en los debates del texto de la Constitución, que duraron desde el 14 de julio hasta el 9 de diciembre, Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón, Pérez de Ayala, Antonio Machado y otros intelectuales que participaron durante los mismos se dieron cuenta que aquellas Cortes no eran las que ellos habían deseado, entre otras cosas porque la mayoría de la Cámara aplaudía sus palabras, pero votaban en contra de sus proposiciones o enmiendas. Fue cuando Unamuno pronunció las palabras que pasarían a la Historia del Parlamentarismo español: “Señorías, les recuerdo que aquí no hemos venido a hacer el payaso ni el tenor, ni el jabalí” O sea, la desilusión, pues no habían terminado los debates.
Tras las elecciones legislativas de 1931 se inició el gobierno de la coalición republicano-socialista, que iba a detentar el poder a lo largo de dos intensos y convulsos años, entre 1931 y 1933. Por primera vez las izquierdas tenían la oportunidad de regir los destinos de la política nacional.

Discurso de Ortega y Gasset el 6 de diciembre de 1931 conocido como "Rectificación de la República"

La desilusión, pues no habían terminado los debates, cuando Ortega escribe en “El Sol” en septiembre de 1931 el segundo de sus artículos más famosos: “No es esto, no es esto”
Desgraciadamente la Segunda República no fue en su desarrollo, una República netamente democrática.
Las consecuencias de eso es otra historia

sábado, 12 de abril de 2025

EL PRINCIPE NEGRO EN CASTILLA

Eduardo de Woodstock nació el 15 de junio del 1330 en Woodstock cerca de Oxford, siendo el hijo mayor de Eduardo III de Inglaterra y Felipa de Henao (1314-1369). El príncipe recibió su primera armadura con sólo siete años y de hecho, resultaría ser uno de los guerreros más grandes que jamás haya producido Inglaterra.


Con quince años fue armado caballero. Era el 12 de julio de 1345, él era el primogénito. Pasó a la historia con el apodo de “Príncipe Negro”, después de su muerte en referencia al color de su armadura. Lucho con su padre en la Guerra de los Cien Años, enfrentándose a Francia en los siglos XIV y XV. El trono de Francia recaía en Felipe VI de Valois. En realidad es que el rey inglés se negaba a rendir vasallaje al que era su señor natural. El Príncipe Negro usaba ropas con los distintivos de las casas reales de Francia y de Inglaterra. El yelmo lo adornaba con el león de la casa de los Plantagenet. Los cuarteles decorados sobre fondo azul a lado de los tres leopardos era una demostración pública de las pretensiones inglesas sobre el trono de Francia. Con su padre vencieron en la batalla de Crécy y con dieciséis años no pudo tener mejor bautismo de fuego. Al año siguiente conquistaron Calais, que fue donde se instituye la Orden de la Jarretera. Otra resonante victoria se saldó con la prisión del rey Francés Juan II y las operaciones militares terminaron en 1360. Durante la paz que siguió el tratado de Bretígny, el príncipe negro dirigió sus pasiones marciales, hacia Castilla, en España. 



Pedro I el cruel

En 1367 vino a Castilla a ayudar a Pedro I el cruel a luchar contra su hermanastro Enrique de Trastámara que se había coronado rey de Castilla. La reputación ambigua de Pedro está indicada por sus apodos contrastantes: "el cruel" y "el justo". Se había arreglado que Pedro se casara con Juana la hija de Eduardo III de Inglaterra, pero ella había muerto en el camino cuando viajaba por una zona afectada por la peste negra. Enrique II de Castilla, por su parte, contó con el apoyo de los franceses. Entonces, en efecto, España se convirtió en un escenario para que Inglaterra y Francia continuaran su rivalidad sin luchar en el territorio de ninguna de las partes.
Pedro pidió ayuda a Eduardo, príncipe de Gales y a cambio prometió entregarle el Señorío de Vizcaya, incluyendo la villa de Castro Urdiales. Al principio pareció que esta alianza funcionaba. El ejército castellano-francés de Enrique fue derrotado por fuerzas inglesas en la batalla de Nájera,(abril de 1367). Después de la batalla, Eduardo incluso logró capturar y vender por un rescate masivo a uno de sus rivales por el título del mejor caballero de todos los tiempos, Bertrand (Beltrán) du Guesclin, "el águila de Bretaña" (1320- 1380) Eduardo había permitido que Du Guesclin, diera el monto de su rescate, lo cual aceptó, eligiendo en vano la escandalosa cantidad de 100,000 francos. Pedro recuperó el trono castellano y el príncipe inglés pidió su recompensa. Pero entonces el rey Pedro le dijo que muy pronto todos los castillos y villas de Vizcaya le reconocerían como soberano pero en privado envió cartas a los caballeros de Vizcaya para que no reconocieran al inglés. La decisión quedó en manos de los linajes señoriales de Vizcaya. Si éstos hubiesen pensado que Vizcaya estaba oprimida por las armas por Castilla y no se hubiesen sentido castellanos tenían una oportunidad de oro para separarse de Castilla y de España para siempre. Pero hicieron todo lo contrario. Como indica el célebre historiador vizcaíno del siglo XIX Labayru, los caballeros vascos les dijeron claramente a los enviados ingleses que “Vizcaya nunca aceptaría como Señor a un príncipe extranjero”. El famoso cronista contemporáneo, el alavés Pedro López de Ayala afirma en su célebre “Crónica sobre este periodo de la historia de España: “el príncipe de Gales no ovo la tierra de Vizcaya por cuanto los naturales de la tierra sabían non placía al rey fuese aquella tierra del príncipe”. Es decir, los vizcaínos optaron por la lealtad a Castilla. Quedó bien clara de nuevo la hispanidad vasca y vizcaína.
Pedro demostró ser reacio o simplemente incapaz de pagarles a Eduardo y a su ejército, y el príncipe negro se llevó incluso su salud; probablemente malaria o tal vez un edema (hidropesía) que lo acosarían por el resto de su vida. Otra consecuencia desafortunada fue el descontento de sus súbditos en Aquitania que habían tenido que pagar fuertes impuestos para pagar toda la escapada. El príncipe negro recibió al menos un recuerdo de Pedro, la piedra que se conoce como el rubí del príncipe negro, en realidad se trata de una bala o espinela, pero considerada durante mucho tiempo un verdadero rubí. Esta piedra de forma irregular se colocó en varias coronas pertenecientes a las joyas de la corona británica y hoy ocupa un lugar de honor en el centro de la corona del estado imperial. Sin embargo, a pesar de las joyas y los rescates, Nájera fue a la vez una brillante victoria militar y un desastre financiero para el príncipe Eduardo. Para colmo los franceses tenían nuevo rey que había iniciado una campaña para expulsar a los ingleses de Francia. Sin embargo con tropas mercenarias logro defender las posiciones. Pero ya muy debilitado regresó a Inglaterra donde aseguró la sucesión a su hijo el futuro Ricardo II. Murió en junio de 1376, antes que su padre y después de ver como se derrumbaban sus conquistas.
La Orden de la Jarretera, según la leyenda proviene de una anécdota. En las fiestas realizadas por los sitiadores ingleses la princesa de Kent, futura esposa del Príncipe Negro, perdió una liga (jarretera), mientras bailaba con el monarca. El rey cogió la liga y se la colocó sobre su rodilla izquierda diciendo: “Honni soit qui mal y pense” (Mal haya quién piense mal).  La frase se convirtió en la divisa de la nueva orden que el rey tenía en mente crear y aún hoy se mantiene vigente. 


La corona británica distingue a algunos monarcas con la pertenecía a la Orden.  En España se concedió a Alfonso XIII y a Juan Carlos I y a Felipe VI. 

jueves, 10 de abril de 2025

ATENTADO A CARRERO BLANCO

Era el Presidente del Gobierno y hombre fuerte del régimen. Acude como cada mañana a misa en la iglesia de los Jesuitas de la Calle de Serrano. Él no lo sabe, pero el hombre que comulga detrás de él es Arriaga, miembro de un comando de ETA que lleva meses planeando su secuestro, y, posteriormente, su asesinato.


El 20 de diciembre de 1973, Carrero sale de la iglesia y sube al Dodge oficial para dirigirse a su despacho. Al pasar junto al número 104 de la calle de Claudio Coello, el coche salta por los aires, volando literalmente por encima del edificio y cayendo en el patio de manzana del mismo. 100 kilos de GOMA-2 en un túnel excavado debajo de la calzada acaban con la vida del almirante, de su escolta y del conductor del vehículo.
El día anterior al atentado, Carrero Blanco había recibido al Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger. Según parece, el encuentro estuvo marcado por las profundas diferencias entre ambos respecto al futuro político del país.
Aquí se establece una hipótesis algo extraña, es la que señala que se observe que la embajada americana está exactamente enfrente de la iglesia del atentado. Si bien la explosión se produjo en la calle de atrás a la de Serrano, en Claudio Coello.
Los terroristas habían alquilado un semi sótano cercano en el número 104 de la calle Claudio Coello: "Deciden que la única persona que esté en el sótano, que dé la cara y que sea vista por los vecinos y por el portero sea el falso escultor", explica el periodista Manuel Cerdán sobre esta tapadera que serviría para justificar el ruido de excavar un túnel de 7 metros sin alertar a nadie. "Calculan que en tres días iban a hacerlo, cuando se encuentran muro de hormigón, ladrillos, escape de gas, creen que no van a llegar", señala.


A las 9:25 acaba la misa. Carrero Blanco sigue cumpliendo riguroso su rutina y sale de la iglesia para subirse a su Dodge negro sin blindar y volver a su casa, pero su ruta encara la calle Claudio Coello, donde hay un obstáculo inesperado colocado por ETA: "Colocan el coche en doble fila para que cuando pasara el automóvil de Carrero tuviera que ir por ahí sí o sí", detalla Cerdán.
A las 9:36, el coche de Carrero Blanco entra en la calle Claudio Coello y cuando alcanza la marca, “Argala”, el líder del comando, acciona el detonador. "Literalmente el coche desaparece porque salta un edificio entorno a los 30/35 metros y va a aparecer al patio interior del colegio de los jesuitas", apunta Antonio Rivera, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco
Arriaga se había entrevistado un año antes con el conocido como “hombre de la gabardina blanca”, un misterioso personaje que le proporcionó información sobre los itinerarios y costumbres del almirante. Nadie ha desvelado nunca su identidad.
El único que podría haberlo hecho, el propio Arriaga, fue asesinado en 1978 por un grupo de militares que se ocuparon así de vengar la muerte del almirante.
ETA acabó con las  vidas del presidente  del  Gobierno  franquista,  su  chófer  y  su  escolta.  Tuvo  importantes consecuencias tanto para la dictadura como para la banda terrorista. Basándose en las fuentes disponibles, los historiadores han elaborado un relato bastante verosímil de los acontecimientos. Sin embargo, el hecho de que ETA hubiese logrado asesinar a una figura tan prominente, algunos cabos sueltos en la investigación policial y la ausencia de una sentencia dieron pie a todo tipo de especulaciones.


Carrero era el “número 2” de Franco, el personaje principal de la dictadura, pero no tenía “familia” política. Su función era la de servir de equilibrio a las presiones encontradas de esas. Cuando murió, las facciones del franquismo se desarticularon y cada una respondió a su manera a aquello de “Después de Franco, ¿qué?”, y, desunidas, lo hicieron con mayor debilidad. El atentado imposibilitó un franquismo sin Franco, representado en el almirante, pero nada más.
Ni ETA ni nadie podía saber qué depararía el futuro; no estaba en sus manos. El magnicidio alteraba el impase del tardofranquismo, pero la respuesta de ese no era previsible.
 

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...