martes, 22 de abril de 2025

DESVENTURAS DE CERVANTES

 

En algún lugar de América, de cuyo nombre ni puedo acordarme, hace mucho tiempo vivía un villano, que en su día se encontró con la obra fundamental de la novela mundial. 
D. Miguel de Cervantes Saavedra es el autor de la primera novela moderna, una de las mejores de la literatura universal y unos de los libros más editado y traducido de la historia, el “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” que fue hace tiempo considerado la obra cumbre de la literatura universal y una de las máximas creaciones del ingenio humano. El Quijote es un libro externamente cómico e íntimamente triste, un retrato de unos ideales admirables burlescamente enfrentados a la mísera realidad; no son pocos los paralelos que se han querido establecer con la España imperial de los Austrias, potencia hegemónica destinada a gobernar el mundo en el siglo XVI y a derrumbarse en el XVII, y con la vida de su autor, gloriosamente herido en el triunfo de Lepanto y abocado luego a toda suerte de desdichas. Los caracteres de Don Quijote y Sancho Panza son una representación del alma humana elevada a la plenitud. Se puede entender que Don Quijote representa la melodía en el desarrollo de la vida, la voz cantante, la ilusión, la imaginación y la aventura. Mientras Sancho es la conciencia, la razón, la lógica de las cosas. Entre ambos se desarrolla la armonía. En general, armonía es el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, y su resultado siempre connota belleza y lógica. Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá, Madrid, entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre de 1547, fecha en que fue bautizado.

Su abuelo Juan, que era juez de la Santa Inquisición, se fue a por tabaco y dejó de trabajar, dejó la familia, y se dejó crecer las barbas y las ganas de no hacer nada. Por lo que el padre de Cervantes se vio obligado a ejercer su oficio de cirujano barbero, dando tumbos con su familia por la ancha Castilla. El destino de Miguel no pintaba bien. Pero asentados en Córdoba en 1555 Miguel ingresó en el colegio de los jesuitas. Fue un lector muy precoz y sus dos hermanas sabían leer, cosa muy poco usual en la época, aun en las clases altas. Por lo demás, la situación de la familia era precaria. Un año después partieron hacia Sevilla con el fin de mejorar económicamente, pues era la puerta de España a las riquezas de las Indias y la tercera ciudad de Europa en la segunda mitad del siglo XVI. Los Cervantes se trasladaron en 1566 a la nueva capital del reino, Madrid. No se sabe con certeza que Cervantes hubiera asistido a la universidad, en cambio, su nombre aparece en 1568 como autor de cuatro composiciones en una antología de poemas en alabanza de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, fallecida ese mismo año. En el año de 1569 Miguel fue condenado en Madrid a arresto y amputación de la mano derecha por herir a un tal Antonio de Segura. La pena, corriente, se aplicaba a quien se atreviera a hacer uso de armas en las proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes salió de España ese mismo año huyendo de esta sanción, pero lo cierto es que en diciembre de 1569 se encontraba en los dominios españoles en Italia, provisto de un certificado de cristiano viejo. En 1571 Venecia y Roma formaban, con España, la Santa Alianza, y el 7 de octubre, comandadas por Juan de Austria, las huestes españolas vencieron a los turcos en la batalla de Lepanto. Fue la gloria inmediata, una gloria que marcó a Cervantes, el cual relataría muchos años después, en la primera parte del Quijote, las circunstancias de la lucha. En su transcurso recibió el escritor tres heridas, una de las cuales, si se acepta esta hipótesis, inutilizó para siempre su mano izquierda y le valió el apelativo de «el manco de Lepanto» como timbre de gloria. Junto a su hermano menor, Rodrigo, Cervantes entró en batalla nuevamente en Corfú, también al mando de Juan de Austria. En 1573 y 1574 se encontraba en Sicilia y en Nápoles, donde mantuvo relaciones amorosas con una joven a quien llamó «Silena» en sus poemas y de la que tuvo un hijo, Promontorio Cervantes se propuso conseguir una situación social y económica más elevada dentro de la milicia mediante su promoción al grado de capitán, para lo cual obtuvo dos cartas de recomendación ante Felipe II, firmadas por Juan de Austria y por el virrey de Nápoles, en las que se certificaba su valiente actuación en la batalla de Lepanto. Con esta intención, Rodrigo y Miguel de Cervantes se embarcaron en la goleta Sol, que partió de Nápoles el 20 de septiembre de 1575. A poco de zarpar, la goleta se extravió y fue abordada, por tres corsarios berberiscos. Tras encarnizado combate y la consiguiente muerte del capitán cristiano, los hermanos cayeron prisioneros. Las cartas de recomendación salvaron la vida a Cervantes, pero serían, a la vez, la causa de lo prolongado de su cautiverio: el corsario convencido de hallarse ante una persona principal y de recursos, lo convirtió en su esclavo y lo mantuvo apartado del habitual canje de prisioneros y del tráfico de cautivos corriente entre turcos y cristianos. Esta circunstancia y su mano lisiada lo eximieron de ir a las galeras. Cervantes protagonizó, durante su prisión, cuatro intentos de fuga. Temía un traslado a Constantinopla. Hassán retuvo a Cervantes hasta el último momento, mientras los frailes negociaban y pedían limosna para completar la cantidad. Por último, en 1580, fue liberado. Tenía treinta y tres años; reflejaba en cierto modo la profunda crisis general del imperio, que se agravaría luego de la derrota de la Armada Invencible en 1588. Al retornar, Cervantes renunció a la carrera militar. 

Mientras tanto, fruto de sus relaciones clandestinas con una joven casada, Ana de Villafranca, nació una hija, Isabel, criada por su Madrid. A los treinta y siete años, Cervantes contrajo matrimonio; su novia, Catalina de Salazar y Palacios. Tenía sólo dieciocho años. Meses antes, el escritor había acabado su primera obra importante, La Galatea, una novela. El editor Blas de Robles le pagó 1.336 reales por el manuscrito. Esta cifra nada despreciable y la buena acogida y el relativo éxito del libro animaron a Cervantes a dedicarse a escribir comedias. Entre 1585 y 1600 Cervantes solía visitar Madrid, allí alternaba con los escritores de su tiempo, leía sus obras y mantenía una permanente querella con Lope de Vega. Ingresó en la Academia Imitatoria, primer círculo literario madrileño, y ese mismo año fue designado comisario real de abastos (recaudador de especies) para la Armada Invencible. También este destino le fue adverso: en Écija se enfrentó con la Iglesia por su excesivo celo recaudatorio y fue excomulgado; en Castro del Río fue encarcelado (1592), acusado de vender parte del trigo requisado. Al morir su madre en 1594, abandonó Andalucía y volvió a Madrid. Pero las penurias económicas siguieron acompañándole. Cervantes dio con sus huesos en prisión, esta vez en la de Sevilla, donde permaneció cinco meses. En esta época de extrema carencia comenzó probablemente la redacción del Quijote. Entre 1604 y 1606, la familia de Cervantes, su esposa, sus hermanas y su aguerrida hija natural, así como sus sobrinas, siguieron a la corte a Valladolid, hasta que el rey Felipe III ordenó el retorno a Madrid. En 1605, a principios de año, apareció en Madrid El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Cuando en junio de 1605 toda la familia Cervantes, con el escritor a la cabeza, fue a la cárcel por unas horas a causa de un turbio asunto, don Quijote y Sancho ya pertenecían al acervo popular. 

Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas ejemplares vieron la luz en 1613. Ese mismo año lo sorprendió la aparición, en Tarragona, de una segunda parte espuria del Quijote escrita por un tal Avellaneda. Así, enfermo y urgido, y mientras preparaba la publicación de las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, acabó la segunda parte del Quijote, que se imprimiría en el curso del mismo año. El 19 de abril redactó "Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...". Un tal Márquez Torres, le había mandado una recomendación en la que relataba una conversación mantenida en febrero de 1615 con notables caballeros del séquito del embajador francés: "Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: "Pues ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?". Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza: "Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo". En efecto, ya circulaban traducciones al inglés y al francés desde 1612, y puede decirse que Cervantes supo que con el Quijote creaba una forma literaria nueva. Sus contemporáneos no vislumbraron la profundidad del descubrimiento del Quijote. Así, entre el 22 y el 23 de abril de 1616, murió en su casa de Madrid, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas. Cervantes estuvo en las glorias imperiales de Lepanto y en las derrotas de la Invencible. Fue un producto claro de su tiempo. Fue genial escritor, valiente luchador y desgraciado, incomprendido por los poderosos, reconocido en el extranjero y por la historia. 
Y orgullo español siempre. 

sábado, 19 de abril de 2025

REINADO DE ALFONSO XIII - ( final)

La apertura del llamado “expediente Picasso”, informe completo para fijar las responsabilidades derivadas de la Guerra del Rif con su llamado “Desastre de Annual”, fue un ingrediente más de la inestabilidad generalizada, reverdeciendo la inquietud de jefes y oficiales, agrupados estos últimos, desde 1917, en las llamadas “Juntas de Defensa”. La llegada al poder de una coalición liberal de amplio espectro, presidida por García Prieto, no resolvió nada, y en septiembre de 1923 se produjo en Barcelona el golpe de Estado del general Primo de Rivera, que, acogido con entusiasmo por la mayoría del país incluido, incluso el PSOE, y muy significativamente el sector intelectual animado por Ortega y Gasset desde El Sol, y ante la pasividad del Gobierno, fue aceptado por el Rey.  

Primo de Rivera 
El auge burgués e industrial del momento estaba metiendo mucho dinero en las provincias vascas, Asturias y sobre todo en Cataluña, donde ciudades como Barcelona, Sabadell, Manresa y Tarrasa, con sus manufacturas textiles y su proximidad fronteriza con Europa, aumentaban la riqueza y por supuesto inspiraba un sentimiento de superioridad al resto del país no era un sentimiento separatista todavía, pero sí de descentralizar el estado, un federalismo.
La dictadura de Primo, entre los tantos a su favor se cuentan la construcción y equipamiento de nuevas escuelas, el respeto a la huelga y los sindicatos libres, la jubilación pagada para cuatro millones de trabajadores, la jornada laboral de ocho horas, que hay que decir que fuimos los primeros del mundo en adoptarla, una sanidad nacional bastante potable, lazos estrechos con Hispanoamérica, las exposiciones internacionales de Barcelona y Sevilla, la concesión de monopolios como teléfonos y combustibles a empresas privadas (Telefónica, Campsa), y una inversión en obras públicas, sin precedentes en nuestra historia, que modernizó de forma espectacular reservas de agua, regadíos y redes de transporte. Pero el pueblo y la Iglesia, sobre todo, seguían en su letanía. Y el nacionalismo catalán jugaba fuerte para conseguir una autonomía propia.
La dictadura aportó, de hecho, una pacificación social y un gran éxito exterior, el acuerdo con Francia que, tras el brillante desembarco en Alhucemas, permitió poner fin a la guerra de Marruecos (1927). En una segunda fase (Directorio Civil) llevó a cabo una impresionante labor de modernización de las infraestructuras viarias y un notable impulso a la economía (recogiendo el inicial balance favorable de la neutralidad española durante la Primera Guerra Mundial).
La represión de Primo de Rivera se centró especialmente en intelectuales y periodistas, la crítica de la dictadura. Blasco Ibáñez, Unamuno, Ortega y Gasset, entre muchos, cambiaron su idea primitiva y tomaron partido contra él. Y Alfonso XIII comenzó a distanciarse tímidamente.
Desalentado en 1929 ante las primeras salpicaduras de la crisis de Wall Street, y sintiéndose desasistido por el sector militar, tras una disparatada consulta a sus mandos, el dictador acabó presentando su dimisión al Rey.
El fracaso de la dictadura hizo a don Alfonso víctima de dos ofensivas: la de los representantes de la vieja política, resentidos con su presunta “traición” de 1923, y el de los defensores de la dictadura, que no le perdonaron el “cese” de Primo de Rivera, que falleció en París apenas transcurridos dos meses. A esa ofensiva se sumaron de forma decisiva los mismos intelectuales que en 1923 habían aplaudido el golpe militar.
Así que para cuando el rey dejó caer a Primo de Rivera, la monarquía parlamentaria estaba muerta. Tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, unos se inclinaban por soluciones autoritarias conservadoras, y otros, menos, pero bastantes, por soluciones autoritarias desde la izquierda. Siempre hubo republicanos de izquierdas y de derechas.

Alfonso XIII observa Madrid poco antes de su marcha 
Las ideas nacionalistas vasca y catalana complicaban el gobierno. La Iglesia continuaba sin ponerse en la actualidad, y en materia de educación escolar, emancipación de la mujer y reformas sociales no facilitaba las cosas.
Alfonso XIII era ya cadáver. Los partidarios del trono eran cada vez menos, e intelectuales como Ortega y Gasset, Unamuno o Marañón empezaron a dirigir fuego directo contra Alfonso XIII. Los últimos tiempos de la monarquía fueron agónicos. Socialistas y anarquistas, por una parte, y el naciente partido de Alianza Republicana respaldado por intelectuales y algunos miembros del ejército y también Acción Republicana liderada por Manuel Azaña. Un creciente movimiento de los partidos nacionalistas. Así pues, socialistas, republicanos, sindicalistas y nacionalistas pactaron en San Sebastián en agosto de 1930 una salida republicana constituyente para el país. En el "Pacto de San Sebastián" es donde se encuentran las ideologías que marcarán la futura República Española. Los conspiradores del “Pacto de San Sebastián”, que el 17 de agosto de 1930 se unieron para derribar al rey Alfonso XIII, con sólo ese soporte para su decisión, exigieron la entrega inmediata del poder en plazo de horas. Apoyando su petición en una muchedumbre con el obligado acompañamiento de banderas tricolores, himnos, gritos y actos de violencia, de rigor en tales casos. Sin siquiera esperar a que el plazo señalado por ellos mismos expirase, la conjunción republicano-socialista se apoderó, por sí misma, de los Ministerios y puestos de mando, posesionando así, de facto, el poder, y convirtiéndose en gobernantes, no por una votación del pueblo, sino por su propia libérrima voluntad. 

Componentes del "Pacto de San Sebastián"

La “Dictablanda”, fue el periodo desde la caída de Primo de Rivera y gobernó Dámaso Berenguer. Lo hizo por decretos tras de la caída de la Bolsa en 1929 y las revueltas sociales. Con buenas intenciones decidió aplazar las elecciones previstas y en su lugar convocó elecciones municipales para abril de 1931. El gobierno de Berenguer inició su singladura con el objetivo de retornar a la Corona su discutida autoridad moral. Legaliza partidos y sindicatos, pero es inútil, Berenguer constata su soledad política. El gobierno fue desestabilizado por un grupo de militares tras el levantamiento de Jaca en diciembre de 1930, que fracasó y luego sus cabecillas fueron fusilados convirtiéndose en héroes para los partidarios de la República. Berenguer dimite en febrero de 1931 y el declinar de la monarquía es imparable. Se constituye un gobierno de concentración nacional presidido por Juan B. Aznar, un militar. A este gobierno agonizante sólo le da tiempo a convocar elecciones municipales, las primeras en España, la fecha es el 12 de abril de 1931. En los resultados, si bien las opciones monárquicas obtienen más votos, los partidos republicanos son los que consiguen más concejales, 34.368 frente a los 19.035 de los monárquicos. 

Es sin duda el advenimiento de la República. Alfonso XIII tenía las horas contadas. La España monárquica empezaba a ser inviable. A nadie le importó su labor humanitaria en la Guerra Mundial ni al tratar de salvar a los monarcas rusos. No tuvo apoyos ni de dentro del país ni de fuera. Realmente ya se sabía que las elecciones municipales eran realmente un referéndum, no sobre los ayuntamientos sino sobre monarquía o república.

En Eibar la población se echa a la calle proclamando la República. Ese mismo día 14 de abril emprende un viaje a Francia, sin retorno donde escribe desde las páginas del ABC, … “Soy el Rey de todos los españoles, pero, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos porque más que míos, son depósito acumulado de la Historia, de cuya custodia ha de pedirme cuenta algún día”.
"Los españoles han echado al último Borbón, no por rey, sino por ladrón". Esta frase, atribuida a Valle-Inclán, se popularizó tras la huida de Alfonso XIII de España. El periodista Alfonso Ussía, ya sabemos que es de familia de monárquicos, tiene una copia del testamento de Alfonso XIII, y asegura que no es el testamento de un ladrón ni de un aprovechado. De haber dejado una fortuna a sus herederos, la Casa Real en el exilio no hubiera necesitado para sobrevivir la ayuda de treinta o cuarenta familias españolas, que se redujeron a siete u ocho cuando Franco rechazó a Don Juan. De haber sido Alfonso XIII un ladrón, como dijo Valle, su hijo Don Jaime de Borbón no habría muerto en la más absoluta de las ruinas.  Precisamente, lo que le perdió al Rey, e incluso Churchill lo subraya, fue su desmesurada afición a la Política, en la que no tuvo que haberse inmiscuido apoyando el golpe dictatorial de Miguel Primo de Rivera.
Alfonso Ussía ha conocido y vivido la modestia de la Familia Real en el exilio. Y esa modestia no corresponde al hijo y heredero de un ladrón. Su época no fue la más apacible, ni en España ni en el mundo. Su Servicio de información y canjes de prisioneros durante la Primera Guerra Mundial, aún se considera modélico. Alfonso XIII erró en muchas ocasiones. Pero no se llevó nada al bolsillo. Queda en la memoria de pocos su gran labor humanitaria, no muy difundida.

Don Juan de Borbón abdica a favor de su hijo Juan Carlos 

En el exilio, centrado primero en Francia, y repartido luego entre Roma y Lausanne (la Reina, por su parte, acabó por marchar a Londres: se había llegado a un acuerdo de separación informal entre los regios cónyuges), Alfonso XIII hubo de reordenar la sucesión al trono, mediante la renuncia de sus hijos Alfonso y Jaime a favor de don Juan que había ultimado su carrera de marino en la Escuela Naval británica.
Un mes más tarde (28 de febrero de 1941) fallecía Alfonso XIII  en un Hotel de Roma. Se había reconciliado con la reina Victoria, que le asistió en sus últimos días.
Enterrado en la iglesia romana de Montserrat, sus restos no volverían a España hasta 1980, reinando su nieto don Juan Carlos I.
 

viernes, 18 de abril de 2025

REINADO DE ALFONSO XIII – (Parte 2)

Ante la Revolución Rusa, Marzo de 1917, el rey intentó salvar la vida a la familia real del zar Nicolas Romanov, por la influencia de la su esposa, la reina Victoria Eugenia de Battemberg de la que eran primos carnales. Pero fue engañado por los revolucionarios. Dieron largas a Alfonso XIII para que los pudiera ver e interceder, pero la realidad es que ya estaban asesinados unas semanas atrás.
Otra actuación del rey durante la guerra fue que por petición y a través de gestiones diplomáticas consiguió salvar a un soldado francés. El hecho tuvo gran eco mediático.

Alfonso XIII en la oficina "Pro Cautivos"
Como consecuencia de ello creó una oficina costeada por el propio monarca, que se trabajaba para la localización de desaparecidos. Se llamó “Oficina Pro-Cautivos”. Se consiguieron repatriaciones de militares heridos o enfermos, indultos, unos 100 de pena capital. Conmutaciones de penas. Consiguieron ayudar a unas 200.000 personas, prisioneros franceses, belgas, ingleses, italianos, portugueses, americanos y rusos. Los Agregados Militares españoles realizaron 4.000 visitas a campos de concentración y averiguaron cuál era el trato que se daba a los prisioneros de Guerra salvando a un gran número de soldados de morir fusilados, se organizó barcos–hospitales. Y muchísimas acciones humanitarias. Por esta acción, el rey Alfonso XIII fue candidato al Premio Nobel de la Paz. La popularidad del rey fue enorme en toda Europa, considerándolo una gran persona humanitaria. Hoy, la Oficina Pro-Cautivos fundada por el rey, está considerada como la primera acción humanitaria organizada desde España y muchas son las referencias internacionales que la ponen como ejemplo de un gran trabajo altruista y solidario.
Pero en el ámbito español, mientras tanto, la clase obrera sufrió las consecuencias de la carestía de los productos. Y a raíz de esto y otros muchos conflictos sociales el ejército ganó prestigio como garante de la paz. En 1917 una huelga revolucionaria declarada por la UGT. En 1918 una crisis de capitalización a causa de la guerra de Marruecos.
Después de la Gran Guerra, el bolchevismo intentaba controlar desde Rusia el tinglado español. El socialismo y el anarquismo peleaban por la revolución, y el fascismo, que acababa de aparecer en Italia, era todavía un experimento nuevo, cuyas siniestras consecuencias posteriores aún no eran previsibles, que gozaba de buena imagen en no pocos ambientes. Y todo esto llegaba a nuestro país, que, por ejemplo, la Barcelona industrial, sobre todo, siguió siendo escenario de lucha entre patronos y sindicatos, pistolerismo y violencia.

Pablo Iglesias . Fundador del PSOE 
En el exterior se veía a España como un país imposible de gobernar. Por ejemplo, en 1920 hubo 1060 huelgas con 7.260 días laborables perdidos. Los anarquistas reconocieron la revolución rusa como la oportunidad esperada para terminar con el capitalismo. Esto forzó la división del PSOE  y en el ala más izquierda se independizó con el nombre de Partido Comunista de España.
Pero tenemos que retrotraernos unos años. El Rif era una región montañosa del norte de Marruecos que se sublevó contra las autoridades españolas y la Francia colonial.
En 1904 se firmó un convenio con Francia definiendo las zonas de influencia en las tierras costeras de Marruecos, el Rif. En 1906 España consiguió el reconocimiento internacional de su posición en el norte de África. Existía un protectorado español y francés que se inició en 1907.
España tenía presencia militar en el norte de Marruecos, aunque ya contaba previamente con diversas plazas tomadas en siglos anteriores, fundamentalmente Ceuta, Melilla y diversos peñones. La riqueza de materias primas minerales del norte de Marruecos era el principal atractivo de esta región para España, lo que le permitía vender una parte de ellas como exportaciones. A principios del siglo XX España explotaba los yacimientos mineros cercanos a Melilla. 

GUERRA  DEL RIF 
La zona estaba controlada por insurrectos del Rif, que no acataban al sultán de Marruecos Abd el Krim. Pero lo habitantes descontentos atacaron lo yacimientos y el cabecilla fue entregado a Marruecos. El gobierno de Madrid no actuó. Pero una expedición apresó a seis rebeldes que fueron conducidos a Melilla. Fue el detonante de la reacción popular. En las revueltas murieron seis españoles trabajadores. Se enviaron tropas a la zona. Hubo una emboscada que causó entre muertos y heridos españoles más de 650 hombres. Llegaron más tropas españolas y el lugar quedo pacificado en agosto de 1909.
La política colonial con Marruecos se derrumbaba. En 1919 se retomaron las operaciones militares detenidos por la Guerra Mundial. En 1920 España no acababa de controlar esa zona. Las tropas españolas sufrían constantes pequeñas derrotas debido a su escasa eficacia. Ese rosario de derrotas tuvieron su punto culminante en julio de 1921. El alto comisario del protectorado de Marruecos, el general Berenguer, fijó una serie de objetivos militares. Por un lado, extender el control militar español en la zona occidental y oriental de Melilla. De esta manera, se garantizaría la conexión de la costa con el interior y se cortaría el contrabando de armas que se producía en la zona.


En el año 1921, es cuando se produce el Desastre de Annual, España tenía en el norte de Marruecos cerca de 69.000 militares, divididos en las tres comandancias: Ceuta, Larache y Melilla. El problema de esta fuerza militar era su equipamiento, compuesto por malos pertrechos y armas militares anticuadas y desgastadas. Se aprobó un presupuesto para la mejora técnica y de indumentaria, pero la burocracia ralentizó su puesta en marcha. La Comandancia de Melilla estaba dirigida por el general Silvestre. Comenzó su incursión en el Rif animado por el rey y otros, pero con escasa prudencia y poca preparación técnica. Silvestre sufrió una estrepitosa derrota con la conquista de las tropas de Abd-el-Krim, muriendo más de 8.000 españoles. En realidad, parece ser que no hubo un ataque en regla por parte de los rifeños, fue más el pánico y la confusión de los españoles lo que llevó a este desastre. Las tropas estaban formadas por soldados reclutas, bisoños, sin experiencia militar, también con indígenas marroquíes. Todos con un armamento obsoleto, fusiles Mauser alemanes, que se recalentaban al usarlos, ametralladores igual de antiguas, armas que venían de las guerras de Cuba y Filipinas. Los soldados iban pobremente vestidos, en alpargatas, con comidas racionada, todo ello producto de una corrupción desalmada de jefes y oficiales. Melilla se salvó gracias a las tropas enviadas por el general Sanjurjo. España llevaba en esos momentos más de 10.000 muertos.

El Raisuni 
El Raisuni era un jefe cabileño de la región de Yebala, fue uno de los principales líderes contrarios a la presencia europea en la zona del actual Marruecos. La ofensiva española contra él se hizo imparable en 1921. Aislado en Tazarut, su derrota era inminente, cuando se recibieron noticias del desastre de Annual, quedando las operaciones suspendidas momentáneamente. Tras la firma posterior de varios pactos con los españoles, la propaganda rifeña fue ganando terreno ante unas cabilas gobernadas por El Raisuni con mano de hierro y que pensaron que era un traidor que pactaba con los españoles. Gravemente enfermo y situado en el centro del conflicto, no satisfizo a nadie: los yebalas le creyeron totalmente vendido a España; Primo de Rivera le consideró un desleal que tenía contactos con Abd el Krim, y este también pensaba que era un traidor.  Murió cuatro años después, olvidado por unos y otros. 
El de Annual fue el mayor desastre sufrido por cualquier potencia colonial europea en aquella época. La opinión pública y parte de la clase política clamaban pidiendo responsabilidades y cuestionaban la presencia en Marruecos. Pero el protectorado no era un capricho colonial, sino la necesidad estratégica, bajo delegación del sultán, de que Francia no dominase el Estrecho de Gibraltar.

Sacerdotes voluntarios en la guerra del Rif 
Cabe decir también que muchos de los balazos que mataron a soldados españoles fueron disparados con los fusiles vendidos de contrabando a los rebeldes por el multimillonario Juan March. También debe recordarse que las levas para Marruecos solo afectaban a las clases populares, pues previo pago de 2.000 pesetas se esquivaba la mili; otra modalidad de escaqueo, destinada a los universitarios (Unos pocos de familias adineradas),  consistía en acogerse a la modalidad de “voluntario de un año”, supuesto en el cual se realizaba un servicio militar más corto que los tres años habituales, y con elección de destino por parte del interesado.
Miles de jóvenes españoles de las clases trabajadoras del campo y las ciudades murieron absurdamente en la guerra de Marruecos, en aras de ambiciones particulares y por designio de políticos al servicio de intereses oligárquicos. Fueron víctimas de un sistema político languideciente. Supuso el hundimiento del Ejército español derrotado en esa batalla brutal y colonial.

Las críticas en la península se recrudecían atacando a los militares y a la cúpula de dirigentes políticos. Todas las miradas, airadas, apuntaron de inmediato al Rey Alfonso XIII y a uno de sus hombres de máxima confianza, el conde de Romanones. Así fue como el denominado expediente Picasso, informe muy prolijo realizado por el general Picasso, donde se pueden ver las actuaciones de los mandos. El general Batet fue nombrado más adelante juez de los procedimientos motivados por el denominado expediente Picasso tras el Desastre de Annual, y escribió un informe sobre los altos mandos del ejército español en Marruecos, en el que Franco no quedó muy bien parado. Las relaciones entre el Rey y el conde de Romanones no fueron sólo políticas, sino económicas.
Mientras altos jefes militares se dedicaban, con notoria intensidad y honradez, a saber y difundir la verdad del desastre de Annual, el capitán general de Cataluña en ese tiempo, Miguel Primo de Rivera, obedeció al monarca. Y de este modo se lanzó, con gran satisfacción de no pocos empresarios catalanes, a dar un golpe de Estado en España entre el 13 y el 15 de septiembre de 1923.

jueves, 17 de abril de 2025

REINADO DE ALFONSO XIII - (parte 1)

Alfonso XIII nació en Madrid el 17 de mayo de 1886 y murió en Roma el 28 de febrero de 1941. Fue hijo póstumo de Alfonso XII y de su segunda esposa, María Cristina de Austria. Su educación estuvo marcada por la orientación militar.
Su madre, María Cristina de Habsburgo, era la reina regente desde 1885 hasta el 17 de mayo de 1902, fecha en que Alfonso XIII cumple la mayoría de edad necesaria para ocupar el trono, 16 añitos.  Inicia su reinado y termina la regencia de su madre. 


La rivalidad entre los posibles herederos de Cánovas y de Sagasta sólo quedó resuelta entre 1905 y 1907 con la designación de Antonio Maura, como jefe del Partido conservador, y la de Segismundo Moret, como jefe del Liberal. De aquí la fugacidad de los primeros gobiernos designados por el joven monarca, lo que daría pie al maligno apelativo de “crisis orientales” (en alusión al Palacio de Oriente), que acusaban injustamente a don Alfonso de manipulador de las distintas facciones políticas, para prevalecer sobre ellas.
Durante el primer discurso en el Consejo de Ministros, pone de manifiesto algunos rasgos que serán su tónica de su reinado, participar en la política y tratar de ser protagonista  de las funciones que el marco constitucional le confiere. El rey por lo tanto, deja de ser como tenía previsto el sistema de la Restauración, una figura pasiva del mecanismo constitucional, controlado por los presidentes de Gobierno. Esto realmente duró hasta 1907, ya que a partir de ese año durante la crisis de gobierno consultó a los jefes de partido, oyó sus sugerencias y permitió que la Constitución se aplicara en un sentido más liberal, aunque ostentaba un poder muy superior al resto de los monarcas en Europa. La influencia de su madre, en los primeros años de reinado se hicieron sentir.
Durante su reinado, la alternancia en el gobierno de dos partidos (conservador y liberal), no dependía del triunfo en las elecciones, sino de la decisión de la reina. Su origen estuvo en la exigencia de Práxedes Mateo Sagasta de que el rey llamase a gobernar en1881 a su partido como alternancia al de Cánovas del Castillo. Esta práctica artificial impulsada tomaba como modelo el sistema británico. Y España con un nivel educacional pobre y la oligarquía económica también en su historia de ganar como fuera y una Iglesia católica controlando conciencias ya que el Estado en sus manos la Educación.

Antonio Cánovas del Castillo 
La idea que se tenía del patriotismo era sencillo, pobre de espíritu, muy popular en cosas de poca trascendencia, folclore, tradiciones religiosas, toros y poco más. De forma y manera que cualquier listo del año uno, se hacía con los mandos en los pueblos o regiones. Un pueblo fácilmente manipulable por un populista de los que nunca han faltado. La prensa siempre partidista y propensa a hacer negocio y manipular.
Estábamos muy lejos de los principios de libertad que unos ilusos y extravagantes honrados patriotas habían soñado casi cien años antes, cuando promulgaron la Constitución de Cádiz en 1812.
Desde 1905 se iniciaron sus viajes por Europa (su visita a París quedó marcada por el primer atentado sufrido por don Alfonso, junto con el presidente Loubet, y del que ambos salieron ilesos). Estos viajes, multiplicados por el monarca a lo largo de su reinado, harían de él el más cosmopolita de los reyes españoles desde los días de Carlos I, y un gran experto en la política internacional de su tiempo.
La conferencia de Algeciras había asegurado una posible zona de influencia para España en Marruecos; las entrevistas de don Alfonso con Eduardo VII en aguas de Cartagena (1907) le permitieron salvar la situación de las Canarias, en las que ya habían puesto sus miras los alemanes, y en general proteger las costas españolas, en tanto reconstruía España sus fuerzas navales —gracias a la Ley de 1908, que dio paso a la creación de una escuadra moderna.
El 31 de mayo de 1906 había contraído matrimonio con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg, nieta de Victoria I hija de la princesa Beatriz y de Enrique de Battenberg. Al retorno de la ceremonia, celebrada en la madrileña iglesia de San Jerónimo, el cortejo nupcial se vio ensangrentado por la bomba que el anarquista Mateo Morral le lanzó desde un balcón de la calle Mayor. Aunque la pareja real salió indemne, el atentado causó numerosas víctimas que ensombrecieron el acontecimiento.
Pero aunque las cosas marchaban no del todo mal, vino un suceso desgraciado en unos yacimientos mineros cerca de Melilla donde murieron en la revuelta (del Rif) y entre trabajadores y militares emboscados murieron más de 150 españoles. Luego se solucionó el asunto con el envío de tropas en el verano de 1909.

Atentado contra los reyes 
Sus primeros hijos no llegaron a la mayoría de edad.
Felizmente, la continuidad dinástica quedaría garantizada en la persona de don Juan, nacido en 1913 y perfectamente sano.
La segunda etapa del reinado (1907-1912) había registrado los dos grandes empeños regeneracionistas que, desde la vertiente conservadora asumió Maura, y desde la de un liberalismo democrático desplegó José Canalejas. El gobierno del primero naufragó en 1909 a raíz de los sucesos que, como réplica a la guerra de Melilla, ensangrentaron Barcelona (Semana Trágica), y cuya represión subsiguiente (fusilamiento del anarquista Ferrer Guardia) suscitó una desaforada campaña antimaurista y antiespañola, orquestada por las izquierdas europeas, y que en España se tradujo en la ruptura del Pacto del Pardo, al declararse el jefe del Partido liberal, Moret, incompatible con Maura.
En Barcelona hubo una insurrección militar y anticlerical, para oponerse al envío de tropas a África, reservistas casados y con hijos la mayoría, que eran muchos catalanes. Esto se tomó como una provocación. Huelga general y la violencia se desató. Barcelona se llenó de barricadas y el pueblo, manejado por demagogos y oportunistas de líderes radicales, comenzó la quema de iglesias y conventos ante la pasividad del ejército. Se quemaron 80 edificios religiosos y murieron entre sacerdotes y civiles unas 100 personas. Se profanaron tumbas de religiosas de clausura y las pasearon las osamentas por la ciudad en un espectáculo macabro. Se desarrolló entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909 se llamó “La semana trágica”. El gobierno de Antonio Maura inició una dura represión. 78 muertos, unos 500 heridos, 112 edificios incendiados, disturbios de la ciudad de Barcelona supusieron un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 80 edificios religiosos incendiados y 32 civiles. Miles de detenidos de los que 2000 fueron procesos que quedaron en destierros, 60 cadenas perpetuas y 5 condenados a muerte. Se clausuraron los sindicatos. La llegada de tropas y la nula organización de los revoltosos hizo que se pudiera controlar la situación. La Semana Trágica de Barcelona había acabado. La burguesía catalana, respiró al fin.
Canalejas, con una notable gestión de efectiva orientación democrática y de apertura social, iniciada en 1910, se esforzó en restaurar la normalidad constitucional, pero el crimen que acabó con su vida en 1912 aceleró la descomposición de los partidos y el ocaso del turnismo.

Antonio Maura 
Se iban manifestando dos tendencias claramente contrapuestas, la derecha y la izquierda, el socialismo y conservadores. Y en la izquierda el socialismo manifestaba sus reivindicaciones pacíficamente y en los anarquistas, enemigos de un orden general establecido, “Ni Dios, Ni Patria Ni rey”, pensaban que la forma de ir arreglando las cosas era a base de violencia.  De esta forma en el país, el anarquismo, que quiere decir el rechazo al poder establecido, se transformó en sinónimo de terrorista.
Y se desata la Primera Guerra Mundial. Aunque el rey era algo germanófilo ya que la reina era de origen alemán. Y el país se divide en las opciones. La izquierda, intelectuales y nacionalistas simpatizaban con los aliados y los franceses. Conservadores y el ejército simpatizantes con los imperialistas. Dos bandos, cultura alemana o civilización aliada.
Alfonso XIII afirmó la neutralidad española, respaldado por el entonces jefe del Gobierno, el conservador Eduardo Dato. Esta paz en la guerra propició una coyuntura excepcional a los mercados españole, permitió al Rey entregarse a una extraordinaria labor humanitaria abierta a los dos campos combatientes, lo que le valdría un prestigio insólito a la hora de la paz.
Sin embargo, las salpicaduras de la gran conflagración y de sus derivaciones, la Revolución rusa, la eclosión de los nacionalismos, llegaron a España con las perturbaciones internas de 1917
Aunque Dato consiguió superar ambos conflictos sin derramamiento de sangre, la llegada de la paz exterior tuvo dos graves contrapartidas,  la radicalización de los nacionalismos insolidarios, en Cataluña y en el País Vasco y la recesión económica debida al cierre de los mercados exteriores. Lo cual a su vez agudizó los conflictos sociales, que en Cataluña tomaron el carácter de una “guerra social”, culminante en la huelga de La Canadiense (1919).

Eduardo Dato
Pero la grave crisis de fondo —que costó la vida, pese a sus notables iniciativas de reforma social, a Eduardo Dato, asesinado por los anarquistas en 1921—, vino a doblarse ahora con el problema de Marruecos, esto es, la necesidad de fijar sólidamente el protectorado reconocido a España mediante el acuerdo hispano-francés de 1912, en función de los acuerdos de la Conferencia Internacional de Algeciras (1906). La imprudencia e imprevisión del comandante general de Melilla, Fernández Silvestre, en su empeño de alcanzar la posición clave de Alhucemas, provocaron (julio de 1921) un desastre de enormes proporciones (Annual), frente a la rebelión del caudillo rifeño Abd el-Krim.

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...