jueves, 11 de abril de 2019

38- ISABEL II (1)

Regencia de María Cristina. Habíamos abandonado los hechos que se produjeron en la España peninsular. Lo que históricamente se llama la Restauración es la vuelta de la Casa Borbón a la corona de España, que como se ha dicho en capítulos anteriores vino al ganar la guerra a Napoleón y la consolidación de Fernando VII en 1814 hasta su muerte en septiembre de 1833. Hereda, en virtud de la ley promulgado por Fernando VII, su hija Isabel II, pero como era menor de edad tuvo de regente primero a su mamá, María Cristina de Borbón, cuarta mujer de Fernando VII, que ocupa la Regencia de 1833 a 1840, tras la muerte de su marido. Durante poco más de cuarenta años, de 1833 a 1874, se implantó en España el liberalismo con todos sus rasgos ideológicos, sociales, económico y políticos. Pero hubo dos guerras civiles, y dos regímenes políticos, reinaron dos dinastías y los gobiernos fueron innumerables. La primera y mayor preocupación de la regente y el Gobierno fue controlar a los partidarios de don Carlos, hermano de Fernando, que desde Portugal, se había proclamado rey de España al conocerse la muerte del rey. También los liberales eran mirados con recelo, especialmente aquellos que el embajador francés llamaba del «partido del movimiento», los futuros progresistas. A pesar de sus tendencias absolutistas, las dificultades generadas por la guerra carlista, de la que hablaremos más adelante, en el frente, las provocaciones de los antiguos voluntarios realistas y la presión ejercida por algunos militares llevaron a la regente a aceptar la existencia de un régimen representativo basado en el muy moderado, Estatuto Real. Más adelante, los estallidos revolucionarios que se produjeron entre 1834 y 1836 hicieron posible la transición desde la fórmula del Estatuto Real a la Constitución de 1837. El Estatuto reconocía a la Corona prerrogativas muy amplias, pero la nueva Constitución imponía ciertas limitaciones al rey, en este caso la reina regente, en el ejercicio de sus funciones y le obligaba a compartir la soberanía con la nación. La Constitución duró solamente ocho años, hasta 1845. Permitía la alternancia en el gobierno de los dos partidos liberales. Entonces se sanciona por presión de los “Moderados” la Constitución de 1845, ya con el reinado de Isabel II. Esta Constitución también duraría veinticuatro años, hasta 1869 que es cuando se promulga la nueva Constitución, al año siguiente del derrocamiento de la reina con la “Revolución La Gloriosa” de 1868.

ISABEL II 

Durante la regencia de María Cristina, las revoluciones urbanas habían potenciado el acceso de los liberales progresistas a los Ayuntamientos y ello hacía más difícil el control gubernamental de las grandes ciudades. Isabel tenía tenía tres añitos cuando murió se padre. Después de la regencia de María Cristina en 1840 pasó al General Esparteros durante los siguientes tres años en que se la declaró mayor de edad, en 1843. Isabel II de España, llamada «la de los Tristes Destinos» nació en Madrid, el 10 de octubre de 1830, y fue reina de España entre 1833 y 1868, (aunque se proclamó en 1843). Comenzó pronto a poner luz entre las piernas. Amantes, (un puñado), su primer hombre fue el General Francisco Serrano. El conde de Romanones la describió “era algo retrasada, apenas sabía leer, solo sabía sumar y su ortografía era pésima. No leía y jugaba con perritos, ignoraba las reglas de comportamiento y estas señas de identidad la acompañaron toda la vida, sin embargo era alegre y generosa”. A los 16 años se casó con su primo Francisco de Asís, del que tuvo once hijos. Ahí es ná. Y digo que no fue nada porque al señor le llamaban “Paquita”, quien era un afeminado y jamás se le conoció mujer alguna, más bien al contrario, solo hacía a pluma. Los historiadores aseguran que cuando la Reina se enteró del nombre de su futuro marido soltó un grito de horror: “¡No, con Paquita, no!”. Los hijos eran oficialmente de su marido, ¡claro hombre!, pero de esto sacó beneficio el marica, todo un negocio. Recibía dinero por cada churumbel reconocido. Solo sobrevivieron cinco hijos. Uno de ellos, el que sería el rey Alfonso XII. Parece ser que era hijo del capitán Moltó, un fornido militar. Cómo sería la señora que el propio papa, Pío IX llegó a decir, “Es puta, pero piadosa”. Entre los miembros de la familia real hay que destacar a la infanta Isabel Francisca, popularmente conocida como “La Chata”, fue princesa de Asturias, es decir heredera a la corona, hasta el nacimiento de su hermano Alfonso, y durante el reinado de éste hasta que nació su sobrina María de las Mercedes. Como sería de querida y popular, le gustaban los toros, las verbenas y la música, que hasta el gobierno de la Segunda República pidió que no abandonase el país. Otro miembro conocido es su hermana María Luisa, casándose ambas el mismo día en Sevilla. Esta mujer fue la madre de María de las Mercedes, futura reina al casarse con Alfonso XII. María Luisa donó a la ciudad de Sevilla los jardines de su palacio de San Telmo, que hoy llevan su nombre. Hemos tocado un poco la vida personal y familiar de Isabel II, pero en lo político la cosa no tuvo ni pizca de gracia. Una reina casi analfabeta, caprichosa y aficionada a los fornidos palafreneros, unos militares ambiciosos metidos en políticos, unos políticos metidos hasta las orejas en la corrupción, (desamortizaciones incluidas), todos se odiaban de una forma o de otra y a la vez se necesitaban. Un putiferio. Pronunciamientos militares y revolucioncitas parciales Narváez y O'Donnell, con el acuerdo de un tercero llamado Espartero, para inventarse dos partidos, liberal y moderado, que se fueran alternando en el poder; y así todos disfrutaron, por turnos. Llegaba uno, despedía a los funcionarios que había puesto el otro y ponía a sus parientes, amigos y compadres. Al siguiente turno llegaba el otro, despedía a los de antes y volvían los suyos. Y de esa forma tan suave como con Nivea, nos fueron dando una forma de gobernar. Aquella pandilla de sinvergüenzas se fue repartiendo España durante cierto tiempo. Jefes de gobierno sobornados por banqueros extranjeros. Farsas electorales. Votos comprados y si no hostia que te crió, es decir, represión, destierros al norte de África, Canarias o Filipinas, que todavía quedaban colonias. Habíamos hablado algo de las Guerras Carlistas. Es que no faltó de nada en el país, en este siglo XIX al que Dios confunda. El movimiento Carlista surgió cuando Fernando VII abolió la Ley Sálica instaurando la Pragmática Sanción, que volvía a establecer el sistema de sucesión tradicional de Alfonso X de Castilla, por el cual las mujeres podían reinar si no tenían hermanos varones. Es decir, que podía reinar su hija Isabel, (como si lo hizo), en lugar de su hermano de él, Carlos María Isidro de Borbón. Y a la muerte del rey, se fraguó la subida al trono de Isabel con la regencia de su madre. La nobleza se adhirió al bando isabelino en su mayoría y también la mayor parte del estamento militar. Los apoyos al movimiento carlista provenían de las clases populares y muy especialmente de los campesinos. Con todas las limitaciones que se quiera pero el carlismo se extendió por las regiones del interior de las regiones vasco-navarras, por el Maestrazgo y por la montaña catalana, la serranía de Ronda y la de Córdoba.

BATALLA DE AYACUCHO

Ayacucho, 9 de diciembre de 1824 Es considerada la última batalla y desencadena el principio del fin del Imperio Español en América. En agos...