EL OCASO DE ALFONSO XIII
La monarquía sufría a partir de 1913 situaciones que la pusieron en peligro. El auge burgués e industrial del momento estaba metiendo mucho dinero en las provincias vascas, Asturias y sobre todo en Cataluña, donde ciudades como Barcelona, Sabadell, Manresa y Tarrasa, con sus manufacturas textiles y su proximidad fronteriza con Europa, aumentaban la riqueza y por supuesto inspiraba un sentimiento de superioridad al resto del país no era un sentimiento separatista todavía, pero sí de descentralizar el estado, un federalismo.
Se desata la Primera Guerra Mundial. España se declara neutral, no podía hacer otra cosa, no tenía poder económico y militar para ser un aliado interesante de nadie. Estaba en contacto con Gran Bretaña y Alemania, y con Francia también por los intereses de Marruecos. - Alfonso XIII se mostró en algún momento germanófilo, pero no realizó ninguna acción en ese sentido. Inglaterra estaba en guerra con Alemania y dado que la reina española era de origen alemán, se pensó que el pueblo inglés no entendería una ayuda a Alemania. Al estallar la guerra el país se divide en dos opciones. La izquierda, intelectuales y nacionalistas simpatizaban con los aliados y los franceses. Y los conservadores y el ejército simpatizantes con los imperialistas. Dos bandos, cultura alemana o civilización aliada. Los catalanistas pidieron una nueva legislación económica que Eduardo Dato negó.
Ante la Revolución Rusa, el rey intentó salvar la vida a la familia real rusa, por la influencia de la su esposa, la reina Victoria Eugenia de Battemberg de la que eran primos carnales. Pero fue engañado por los revolucionarios. - Otra actuación del rey durante la guerra fue que por petición y a través de gestiones diplomáticas consiguió salar a un soldado francés. El hecho tuvo gran eco mediático. Como consecuencia de ello creó una oficina costeada por el propio monarca, que se trabajaba para la localización de desaparecidos. Se llamó ‘Oficina Pro-Cautivos’. Se consiguieron repatriaciones de militares heridos o enfermos, indultos, unos 100 de pena capital. Conmutaciones de penas. Consiguieron ayudar a unas 200.000 personas aproximadamente, salvando a un gran número de soldados de morir fusilados, se organizó barcos–hospitales. Y muchísimas acciones humanitarias. Por esta acción, el rey Alfonso XIII fue candidato al Premio Nobel de la Paz.
MARCHA HACIA LA GRAN GUERRA
Pero
en el ámbito español, mientras tanto, la clase obrera sufrió las consecuencias
de la carestía de los productos. Y a raíz de esto y otros muchos conflictos
sociales el ejército ganó prestigio como garante de la paz. En 1917 una huelga
revolucionaria declarada por la UGT. En 1918 una crisis de capitalización a
causa de la guerra de Marruecos.
En el
exterior se veía a España como un país imposible de gobernar. Comenzaron a
oírse voces como “el peligro bolchevique”, el “separatismo”, y “debilidad del
liberalismo”. Por ejemplo, en 1920 hubo 1.060 huelgas con 7.260 días laborables
perdidos. Los anarquistas reconocieron la revolución rusa como la oportunidad
esperada para terminar con el capitalismo. Esto forzó la división del Psoe y en
el ala más izquierda se independizó con el nombre de Partido Comunista de España.
Y
claro, apareció un militar para arreglar las cosas. En septiembre de 1923 el
general Primo de Rivera da un golpe de estado que dura hasta 1930. Miguel Primo
de Rivera, el dictador, aunque tuviera buenas intenciones usaba métodos muy
equivocados y se preocupaba de poner orden social fundamentalmente, y la unidad
de España, pero faltaba un programa político.
MIGUEL PRIMO DE RIVERA
Entre
los tantos a su favor se cuentan la construcción y equipamiento de nuevas
escuelas, el respeto a la huelga y los sindicatos libres, la jubilación pagada
para cuatro millones de trabajadores, la jornada laboral de ocho horas, que hay
que decir que fuimos los primeros del mundo en adoptarla, una sanidad nacional
bastante potable, lazos estrechos con Hispanoamérica, las exposiciones
internacionales de Barcelona y Sevilla, la concesión de monopolios como
teléfonos y combustibles a empresas privadas (Telefónica, Campsa), y una
inversión en obras públicas, sin precedentes en nuestra historia, que modernizó
de forma espectacular reservas de agua, regadíos y redes de transporte. Pero el
pueblo y la Iglesia, sobre todo, seguían en su letanía.
El bolchevismo intentaba controlar desde Rusia el tinglado, el socialismo y el anarquismo peleaban por la revolución, y el fascismo, que acababa de aparecer en Italia, era todavía un experimento nuevo, cuyas siniestras consecuencias posteriores aún no eran previsibles, que gozaba de buena imagen en no pocos ambientes. Y todo esto llegaba a nuestro país, que, por ejemplo, la Barcelona industrial, sobre todo, siguió siendo escenario de lucha entre patronos y sindicatos, pistolerismo y violencia. El nacionalismo catalán siempre apretando cuando el Estado anda flojo, jugaba fuerte para conseguir una autonomía propia. La primera pitada al himno nacional tuvo lugar en 1925 en el campo del FC Barcelona, con el resultado inmediato del cierre temporal del estadio. - La represión de Primo de Rivera se centró especialmente en intelectuales y periodistas, la crítica de la dictadura. Blasco Ibáñez, Unamuno, Ortega y Gasset, entre muchos, tomaron partido contra él. Y Alfonso XIII, un rey sin arrestos comenzó a distanciarse tímidamente.
PUEBLO DE MADRID SALUDA LA PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA
Así que para cuando el rey dejó caer a Primo de Rivera, la monarquía parlamentaria estaba fiambre. Tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, unos se inclinaban por soluciones autoritarias conservadoras, y otros, menos, pero bastantes, por soluciones autoritarias desde la izquierda. Siempre hubo republicanos de izquierdas y de derechas. - Las ideas nacionalistas vasca y catalana, fastidiaban el paisaje, ávidos de pescar en rio revuelto. La Iglesia iba a lo suyo, sin ponerse en la actualidad, y en materia de educación escolar, emancipación de la mujer y reformas sociales no facilitaba las cosas, precisamente.
Alfonso
XIII era ya cadáver. Los partidarios del trono eran cada vez menos, e
intelectuales como Ortega y Gasset, Unamuno o Marañón empezaron a dirigir fuego
directo contra Alfonso XIII, con un manifiesto a favor de la República, de lo que más adelante se arrepintieron. Los últimos tiempos de la monarquía fueron
agónicos.
La
oposición a la monarquía se fue extendiendo. Socialistas y anarquistas, por una
parte, y el naciente partido de Alianza Republicana respaldado por
intelectuales y algunos miembros del ejército y también Acción Republicana
liderada por Manuel Azaña. Un creciente movimiento de los partidos nacionalistas.
Así pues, socialistas, republicanos, sindicalistas y nacionalistas pactaron en
San Sebastián en agosto de 1930 una salida republicana constituyente para el
país. En el Pacto de San Sebastián es donde se encuentran las ideologías que
marcarán la futura República Española.
La
“Dictablanda”, fue el periodo desde la caída de Primo de Rivera y gobernó
Dámaso Berenguer. Lo hizo por decretos tras del crac de la Bolsa de 1929 y las
revueltas sociales. Con buenas intenciones decidió aplazar las elecciones
previstas y en su lugar convocó elecciones municipales para abril de 1931. El
gobierno de Berenguer inició su singladura con el objetivo de retornar a la
Corona su discutida autoridad moral. Legaliza partidos y sindicatos, pero es
inútil, Berenguer constata su soledad política. El gobierno fue desestabilizado
por un grupo de militares tras el levantamiento de Jaca en diciembre de 1930,
que fracasó y luego sus cabecillas fueron fusilados convirtiéndose en héroes
para los partidarios de la República. Berenguer dimite en febrero de 1931 y el
declinar de la monarquía es imparable. Se constituye un gobierno de
concentración nacional presidido por Juan B. Aznar, un militar. A este gobierno
agonizante solo le da tiempo a convocar elecciones municipales, las primeras en
España, la fecha es el 12 de abril de 1931.
Si bien las opciones monárquicas obtienen más votos, los partidos republicanos son los que consiguen más concejales, 34.368 frente a los 19.035 de los monárquicos. Es sin duda el advenimiento de la República. - Alfonso XIII tenía las horas contadas, no querían hablar con él, sino echarlo a la puñetera calle.
ALFONSO XIII EN EL EXILIO
Y la peña se dedicó a pensar en la II República, dado que el rey se lo había puesto en bandeja. La España monárquica empezaba a ser inviable. A nadie le importó su labor humanitaria en la Guerra Mundial ni al tratar de salvar a los monarcas rusos del afeitado general. No tuvo apoyos ni de dentro del país ni de fuera. - Realmente el pescado estaba vendido y ya se sabía que las elecciones municipales eran realmente un referéndum, no sobre los ayuntamientos sino sobre monarquía o república.
En
Eibar la población se echa a la calle proclamando la República. Ese mismo día
14 de abril el rey emprende un viaje a Francia, sin retorno.
CARTA DE ALFONSO XIII A LOS ESPAÑOLES
Ya en
Francia escribe desde las páginas del ABC, …” Soy el Rey de todos los
españoles, pero, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra
otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos porque
más que míos, son depósito acumulado de la Historia, de cuya custodia ha de
pedirme cuenta algún día”.