Tras casi un año de guerra era evidente que ganaría el bando que contara con el ejército, la retaguardia y el aparato estatal que mejor se articulara como un todo para alcanzar la victoria. No todos los que hoy recuerdan a heroicos luchadores de la España republicana o nacional, saben que muchos no pasaron la guerra peleando, matando y muriendo por sus ideas o su mala suerte. Sino que fueron partícipes de la guerra más sucia y canalla que nadie cuenta en su familia. Mientras en el bando franquista, disciplinado militarmente y sometido a un mando único, todos los esfuerzos se coordinaban para ganar la guerra, en la zona republicana aquello era un desastre. Un disparate de insolidaridad y rivalidades. Al haberse pasado la mayor parte de los jefes y oficiales del ejército a las filas de los sublevados, la defensa de la República había quedado en manos de unos pocos militares leales y de una variopinta combinación, pésimamente estructurada, de milicias, partidos y sindicatos.
MUSSOLINI Y FRANCO
Franco se trasladó al norte después de haber fracasado en la conquista de Madrid. Durante la primavera de 1937 los sublevados consiguieron bloquear los puestos y las fronteras francesas, de manera que la zona industrial del norte quedó aislada de apoyo republicano. Su avance fue imparable, gracias a la ayuda de la aviación el fuego artillero y las divisiones en el bando republicano, que solo inició ofensivas en otros puntos. El general Mola era el responsable del Frente Norte en el ejército Nacional con 30.000 hombres. Además le apoyaban aviones italianos y alemanes y el mar controlado por el crucero Canarias. La desproporción para el ejército republicano era evidente. La ofensiva empezó el bombardeo el 31 de marzo de 1937.
BOMBARDEO DE GUERNICA
El 26 de abril se produjo el bombardeo del pueblo de Guernica, símbolo para la patria vasca por el roble milenario por donde los reyes debían jurar los fueros vascos. Había unos 4.000 habitantes. La leyenda tejida dice que era un día de mercado pero no fue así, pues tanto el mercado y un partido de pelota habían sido suspendidos debido a que ya antes habían comenzado los bombardeos aéreos en otras poblaciones. El frente se encontraba a unos 30 kilómetros del pueblo y nunca había sido bombardeado aunque contaba con industrias de armamento y cuatro acuartelamiento en el término municipal. A media tarde aviones italianos y alemanes bombardearon dejando destruidas la ciudad en casi tres cuartas partes. El bombardeo realmente carecía de sentido. Murieron unas 200 personas, que la propaganda elevó a muchas más, incluso a miles. La prensa internacional magnificó el episodio. El general Mola falleció en un accidente de aviación el 3 de junio y dos días después se dio por finalizada la maniobra inicial para la toma de la ciudad de Bilbao. Ambos bandos cambiaron a sus generales y para el día 11 de junio estaban otra vez en pleno combate. Poco tardó en caer Bilbao, entraron las tropas nacionales el 19 de junio y huyeron los republicanos hacia Cantabria. Los batallones vascos se rundirían posteriormente en Santander firmando el Pacto de Santoña.
La ofensiva de Santander se inició a mediados de agosto. Poco pudo hacer el ejército republicano superado en material de guerra y con la tropa sin experiencia militar ni una buena estructura de mando, sin aviación ni medios antiaéreos. La desmoralización se respiraba. Miles de ciudadanos huyeron a Francia en barcos ingleses. También huyeron algunas autoridades, el presidente vasco, Aguirre y el general Gámir, que había iniciado la evacuación de las tropas hacia Asturias. 45.000 prisioneros de guerra, y todo el material armamentístico existente. Fue una de las grandes victorias para los nacionales.
BRIGADISTAS INTERNACIONALES
A principios de noviembre faltaba tomar Asturias en el norte, aunque Oviedo ya había sido ocupado. Tras el fracaso de Zaragoza y la caída de Santander el gobierno republicano no tenía muchas posibilidades de detener el avance del ejército sublevado. El 21 de octubre caía Gijón y desaparecía el frente norte, aunque algunos guerrilleros se refugiaron en las montañas hostigando a las tropas de Franco durante más de seis meses. Negrín era el nuevo Presidente del Gobierno de la República. Necesitaba insuflar ánimos a la nación. Intentaron tomar Segovia, pero en fracasaron en la batalla de La Granja. Luego el 6 de julio ocuparon por sorpresa Brunete. El 25 de julio apoyados por la aviación alemana las tropas nacionales reconquistaron Brunete. Se volvió a dar las mismas situaciones, falta de coordinación, incapacidad de ataque por sorpresa, escasa formación de la tropa y de experiencia de los mandos militares intermedios. El frente de Brunete quedó estabilizado por el desgaste de los contendientes y la ruina total de las poblaciones cercanas. La batalla quedó en tablas, realmente. Los hospitales de Madrid quedaron colapsados a la llegada de los heridos. A la vez el ejército republicano hicieron una serie de acciones de distracción para distraer el posible refuerzo de las tropas enemigas en Andalucía, Aragón y Extremadura. Pero fueron incapaces de mantener la posición llegando a perder luego más terreno del conseguido. Consiguieron tomar Belchite, casa por casa.
El plan de Franco era cortar definitivamente la carretera de Madrid -Valencia para aislar a la capital y castigarla con bombardeos hasta quebrar la resistencia. En el supuesto de encontrar más dificultades de las previstas atacaría por el valle del Ebro hasta llegar al Mediterráneo para dividir la zona republicana.
El gobierno de Negrín necesitaba una victoria para dar crédito ante sus tropas y en el extranjero, y la captura de una capital de provincia, aunque careciera de valor estratégico le ayudaría, por eso pusieron sus ojos en Teruel. El 22 de diciembre el ejército republicano entraba en la provincia de Teruel y Franco decide volcar su potencial en ayudar a los sitiados. Con temperaturas hasta de 20 grados bajo cero los nacionales atacaron hasta que éstos quedaron debilitados. El 22 de febrero las tropas republicanas fueron evacuadas perdiendo todo el material militar. Pero entre ambos bandos las bajan sumaron unos 100.000 hombres. La batalla quebró la confianza de los republicanos en la victoria final.
Había surgido el calificativo de “Cruzada”, el 1 de julio con una carta pastoral de los obispos, a favor de los ejércitos de Franco cuando en Navarra si creyeron en la defensa de la religión como respuesta a la amenaza atea. En abril del 37 se configuró como partido único la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, de la cual Franco dictaba las directrices. La iglesia, con la excepción del clero vasco y algunos obispos exiliados, apoyarían los objetivos políticos y militares del nuevo régimen tal como aparece en esa pastoral mencionada.
Tras la suma de derrotas sobre todo la de Teruel se produce una crisis en el gobierno de Negrín y la población empieza a pasar hambre y crecen las voces para llegar a un entendimiento con los sublevados. Agotadas las arcas del Banco de España y sin recursos económicos, el gobierno se endeuda con Rusia por lo equivalente a 276 millones de euros. El gobierno de Franco es reconocido por Italia y Alemania. Y ha intercambiado embajadores con Portugal y el Vaticano. Por otro lado ha avanzado por el Ebro hasta Vinaroz, llegando al Mediterráneo y consigue aislar a Cataluña. El ejército de la república consigue detenerlo en el Maestrazgo en inicia en julio de 1938 su mayor ofensiva en el Ebro.
Antes de esto ya el gobierno republicano, era rehén del pueblo al que no había tenido más remedio que armar, era incapaz de controlar mientras se dedicaban, en un follón de organizaciones, grupos y pandillas de matones y saqueadores, todos en nombre del pueblo y la República, a su propia revolución brutal, a sus ajustes de cuentas, a su caza de curas, burgueses y fascistas reales o imaginarios. Eso, cuando no eran las autoridades quienes lo alentaban.
El presidente Negrín con un gobierno de concentración y con acuerdo de los comunistas trataban de ganar la guerra y dejar la revolución socialista para después. Franco por contra, reunía todo el poder militar y político con el partido único que dirigía personalmente. Y así, mientras unos se partían la cara en los frentes de batalla, otros se la partían entre ellos en la retaguardia, peleándose por el poder, minando el esfuerzo de guerra y sometiendo a la República a una sucesión de sobresaltos armados y políticos que iban a dar como resultado varios gobiernos inestables que los llevarían al rotundo fracaso.
En las zonas ganadas por los nacionales hubo pena de muerte para cualquier clase de actividad huelguista u opositora, se ilegalizaron los partidos y se prohibió toda actividad sindical, dejando indefensos a obreros y campesinos. Las tierras ocupadas se devolvieron a los antiguos propietarios y las fábricas a manos de los patronos. Mientras las cárceles se llenaban de presos, los piquetes de ejecución trabajaban a destajo y las mujeres, a sus casas, devueltas a su noble condición de compañeras sumisas, católicas esposas y madres, y si algún progreso social y político se había conseguido, ya no existía.