Cuando los romanos ya abandonaron
Hispania, llegan los visigodos y con el declive de los visigodos se inicia el
poder árabe que también en Al-Ándalus hablaban el latín vulgar, y lo habitantes
católicos de esos territorios que se convertían en musulmanes, los mozárabes,
hablaban en un idioma que se le llamó como a ellos, mozárabe. Y los escritos
que nos han llegado son las “Jarchas”. Idioma romance, es decir que proviene
del romano, del latín. Al avanzar la Reconquista con lo reinos cristianos, los
mozárabes se fueron incorporando y desapareciendo
poco a poco. Y el idioma se fue transformando en varias lenguas romances, una
de ellas el castellano. El castellano era un dialecto de
una zona pequeña de la frontera oriental del reino leonés. Castilla fue un
Condado dependiente del reinado Leonés y luego un reino soberano que asumió la
iniciativa de la reconquista en la meseta y acabó sometiéndolo políticamente a
León. Hablar de dialecto riojano es hablar de un conglomerado de influencias
lingüísticas procedentes de Castilla, Navarra y Aragón, que tienen su origen en
hechos históricos. A partir de la segunda mitad del siglo XI. Debemos saber que
La Rioja sufre ocupaciones, una castellana, de 1076 al 1109 y aragonesa del
1114 al 1134. La región queda bajo poder castellano, entre 1134 y 1162 , para
pasar a formar parte de Castilla, ya de forma definitiva, en 1176. El
castellano fue penetrando poco a poco en La Rioja, y esa penetración acabó con
las características propias del romance riojano.
En la localidad de San Millán de
la Cogolla, donde están los monasterios de Suso y Yuso, y allí se encontraron
las Glosas Emilianenses. Tradicionalmente se consideraba como los más antiguos
textos en castellano a las Glosas Emilianenses, del siglo X, conservadas en el
Monasterio de Yuso, en La Rioja, pero actualmente los estudios realizados
concluyen que se trata de un proto-romance riojano, o navarroaragonés.
Pero lo que sí ha sido posible
datar son los primeros vestigios de la lengua escrita, las huellas más
primitivas del castellano: los textos contenidos en los Cartularios de
Valpuesta, escritos entre los siglos IX y XII en la provincia de Burgos. Esta
pequeña localidad guarda documentos monásticos del siglo IX donde se pueden
leer las primeras palabras en castellano, mezcladas con otras en latín.
Este primer vestigio de esta
lengua se guarda en el Archivo Histórico Nacional y se conocen como Cartularios
de Valpuesta. Aunque por un tiempo se creyó que otros documentos encontrados en
el Monasterio de San Millán de la Cogolla podían ser anteriores, expertos y
académicos de la RAE certificaron que Valpuesta es la verdadera cuna del
castellano.
La lengua San Millán de la
Cogolla figura dentro de la denominada Ruta de la Lengua Castellana a la que
pertenecen varios municipios que tuvieron un papel fundamental en la evolución
del latín vulgar como el burgalés Santo Domingo de Silos o ciudades tan
importantes como Valladolid o Salamanca. En este sentido, la ruta del
castellano por La Rioja se concentra en los Monasterios de Yuso y Suso, ambos
Patrimonio de la Humanidad. También Berceo, a escasos dos kilómetros, donde
nacieron San Millán, santo que dio nombre a la población vecina, y Gonzalo de
Berceo, considerado el primer poeta conocido en lengua castellana.
El Monasterio de Suso se
construyó entre los siglos VI y IX. De
su “scriptorium” salieron obras como el Códice Emilianense de los Concilios (s.
X), la Biblia de Quiso (s. VII) o una copia del Apocalipsis, de Beato de
Liébana (s.VIII).
Las universidades de Salamanca y
Valladolid imprimieron al castellano dimensiones imperiales y universales.
Finalmente, el castellano alcanza su cima en Alcalá de Henares, patria chica
del genial autor de El Quijote. Recorrer este Camino de la Lengua visitando los
monumentos y reliquias, es un placer que nos permite la curiosidad inteligente.
Nájera, antigua capital del reino
floreciente, también es etapa del Camino de Santiago. Allí encontraremos la
capilla de la Veracruz donde se conservan los códice de interés para los
cimientos del castellano. El Monasterio de Santo Domingo de la Calzada, que es
etapa fundamental para el Camino de Santiago. La Colegiata de Covarrubias, en
Burgos, donde vivieron los primeros condes que vieron el nacimiento de la
lengua. Santo Domingo de Silos.
El propio Gonzalo de Berceo escribió la Vida de
santo Domingo de Silos. Aranda de Duero. Donde encontramos la Colegiata de
Santa María. Peñafiel, donde apreciaremos su magnífico castillo. Valladolid,
ciudad clave para el desarrollo de la lengua. Sede desde 1215 de la Universidad
o Estudio General. También fua capital del reino. Se disputa con quien quiera
hablar “el mejor castellano derecho”. Cuantos literatos escribieron o vivieron
en Valladolid. Cervantes, fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, Quevedo,
Zorrilla, y de los actuales Guillén, Chacel, Delibes, Umbral, etc. Simancas es
otra etapa, su castillo es su referencia. Aquí se guarda el Archivo General de
Simancas. Más de 70.000 legajos históricos. En unas 50 salas.
Arévalo, ya en Ávila, famosa por
su conjunto medieval. Y la magnífica Salamanca, “La Roma chica”. Solo hay que recordar
que en su universidad se escribió el Código de las Siete Partidas, en parte aún
vigente, por Alfonso X, el sabio, y esta ciudad vio la luz de la primera
Gramática Castellana, obra de Antonio de Nebrija y que la ofreció en 1492 a los
Reyes Católicos.
En Madrid, es obligado pasar por
Alcalá de Henares, donde tenemos la legendaria Cumplutum romana. Aquí pasaron
el Arcipreste de Hita y don Miguel de Cervantes. Madrid y Toledo son
fundamentales en el desarrollo de la literatura en castellano. Reduciendo todo
lo posible, nos queda por conocer todo un continente que habla y escribe en
español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario